¿Quiénes fueron los antepasados del Jefe de Gabinete y de su primo, el
actual secretario de Comercio? Pueblos originarios y obreros masacrados,
víctimas de la familia dueña de casi toda la Patagonia.
En el último tiempo, el jefe de Gabinete Marcos Peña ha sido
fuertemente cuestionado por sus provocadoras declaraciones en medio del ajuste
al pueblo trabajador. Cualquiera, al escucharlo, lo mínimo que puede sentir es
bronca.
Entre otras cosas, Peña no se puso colorado al reconocer que el tan
prometido objetivo de “pobreza cero” es “inalcanzable”. Tampoco cuando fue
criticado por el uso de datospersonales de la Anses para comunicación oficial y
menos aún por desafiar fallos de varios jueces que frenaron el tarifazo del
gas. Sin filtro dijo en un reportaje radial que “tarde o temprano va a haber
que pagarlo”. Como si eso fuera poco, por estos días se conoció que bajo su
mando y dentro de la Casa Rosada mantiene una “oficina de inteligencia”.
En cuanto a la reapertura de paritarias, Peña calentó aún más el
ambiente. Dijo que los acuerdos que ya se celebraron “reflejan la inflación que
viene” y que “el salario y el poder adquisitivo se va a ir recomponiendo mes a
mes”.
Frases y hechos como éstos no sorprenden viniendo de un CEO como él,
parte de una familia de patrones y de un gobierno que a los únicos que
benefició desde que asumió fue a sus aliados de clase, los grandes empresarios,
el campo, las mineras, los buitres.
Con sólo seguir el árbol genealógico se puede saber de dónde descienden
Marcos Peña y su primo Miguel Braun, el actual secretario de Comercio de la
Nación. Aunque ninguno de los dos hable mucho (mejor dicho, nada) sobre sus
antepasados recientes y poco se conoce, vale la pena mostrar qué se sabesobre
su familia. Por caso, José Menéndez y Mauricio Braun, crueles personajes de la
historia del país fueron, entre otras cosas, miembros de la Sociedad Rural
Argentina.
El linaje de Marcos y Miguel
José Menéndez, un joven “emprendedor” (como gusta decir el macrismo)
asturiano, arribó a Buenos Aires en 1866 después de haber pasado un tiempo por
Cuba. Luego se radicó en la Patagonia, donde se transformó en empresario
naviero, comerciante y gran estanciero. Se casó con la montevideana María
Behety Chapital y tuvieron nueve hijos, quienes cuando crecieron se casaron con
otros hombres y mujeres de bien y grandes patriotas, como suelen llamarse entre
sí.
Josefina, una de las hijas de José y María, se casó con el que hasta
ese entonces era el principal competidor de su padre en toda la Patagonia, el
patrón Mauricio Braun. En 1907 debido a la crisis financiera se asociaron
suegro (José) y yerno (Mauricio).
Josefina Menéndez y Mauricio Braun tuvieron diez hijos. Uno de ellos,
Eduardo Braun Menéndez, se casó con María Teresa “Maté” Cantilo Achával. Ese
matrimonio tuvo diez hijos, entre ellos a la madre del jefe de Gabinete, Clara
Braun Cantilo. Miguel Braun, actual Secretario de Comercio, es nieto de
Mauricio Braun.
La Patagonia Menéndez (Braun)
Como “grandes emprendedores y hombres de negocios” se desempeñaron en
diferentes rubros. Eran dueños y patrones en el sur de gran parte del comercio
de lanas, frigoríficos, almacenes, bancos y otros. En 1908 crearon lo que
actualmente es la gran cadena de supermercados La Anónima, que cuenta con 159
sucursales en 80 ciudades del país y sus propietarios actuales son familiares
de Miguel Braun.
El historiador español José Luis Alonso Marchante documenta en su libro
“Menéndez, rey de la Patagonia” que esas familias fueron parte de la Sociedad
Rural y propietaria de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego que llegó a
tener 1.376.160 hectáreas, 1.250.000 lanares que producían 5.000 millones de
kilos de lana, 700.000 de cuero y 2.500.000 de carne.
Las dos familias terminaron apropiándose de casi la mitad de la tierra
de la Patagonia. Mauricio poseía además, en forma particular, más de 15
estancias, la Compañía Minera Cutter Cove de explotación de cobre y varios
frigoríficos, entre otros grandes negocios.
Desde ya que no eran los únicos, entre ellos había unos cuantos
estancieros de origen británico. Unos y otros, los antepasados no tan lejanos
de Marcos Peña y Miguel Braun y sus “hermanos de clase” ingleses se apropiaron
de miles de hectáreas en la Patagonia argentina y chilena a sangre y fuego, con
el exterminio de los pueblos originarios y años después con la masacre de 1.800
trabajadores rurales en la conocida Patagonia Rebelde.
Genocidio originario y obrero
Las miles de hectáreas de las que se apropió la familia Menéndez Braun
pertenecían a los pueblos originarios Onas como los Selk´nam, Yámanas, Qawasqar
o Alakalufesque habitaban esas tierras. Para hacerlo, tuvieron que consumar un
verdadero genocidio de estos pueblos, como históricamente lo habían hecho los
colonizadores cuando “descubrieron américa”.
Las “campañas del desierto”, desde Juan Manuel de Rosas hasta Julio
Argentino Roca fueron llevadas adelante por el Ejército argentino que, en
nombre de la Patria, exterminaron a miles y miles de personas para que
estancieros y empresarios se apropiaran y explotaran las tierras.
El escritor Eduardo Galeano aseguraba que “los alambrados de José
Menéndez y la introducción de cientos de miles de lanares en la tierra de los
onas, a fines del siglo XIX, espantaban los guanacos, sustento principal de los
selk’nam (por su carne como alimento y sus pieles para sus vestimentas),
quienes vieron una alternativa en el ‘guanaco blanco’ -como denominaban a la
oveja-, desconociendo que era ‘propiedad privada’”.
Añade Galeano que “pronto los grandes estancieros se organizaron y
comenzó la cacería de los selk’nam”.
La familia Menéndez Braun no sólo fue responsable, junto al Estado y
otros empresarios nacionales y extranjeros, del genocidio contra los pueblos
originarios, sino que años más tarde fueron también parte de los responsables
de la masacre de los 1.800 peones rurales de “La Patagonia Rebelde”.
Las condiciones de vida y trabajo para los trabajadores en 1920 en la
Patagonia eran terribles, con temperaturas bajo cero, sin luz, etc. Eran los
tiempos de la presidencia de Hipólito Yrigoyen y del gobernador conservador de
Santa Cruz Edelmiro Correa Falcon.
En aquel año los trabajadores, cansados de vivir como esclavos, se
largaron a la huelga y pararon todas las estancias. Miles se movilizaron y ni
los hoteles ni los comercios funcionaron. Demandaban un sueldo mínimo de$ 100,
comida en buen estado, dignas condiciones de higiene, velas para alumbrar en la
noche y que las instrucciones de los botiquines sanitarios estuvieran en
español en lugar de inglés.
Fue una de las huelgas más importantes del siglo XX, protagonizada por
valientes trabajadores argentinos, chilenos y de otras nacionalidades.
Según el periodista Patricio Segura, “en 1921 fueron ejecutados cientos
de peones en la Estancia La Anita, de propiedad de la familia Menéndez (o Braun
Menéndez, para ser más estrictos) cerca de lo que hoy es El Calafate, en
Argentina. Éste fue un episodio más en la huelga general que se produjo en la
Patagonia producto de las desigualdades que por siempre ha habido en este
suelo, muy similar, demasiado, a la matanza de los pampinos que cayeron en
Iquique en 1.907 porque sólo querían un poco de lo que hoy llamamos justicia
social”.
La respuesta del gobierno, los militares, los estancieros y empresarios
como los Menéndez Braun, con el lógico apoyo del imperialismo, fue el intento de
desterrar para siempre la resistencia de los trabajadores.
Herederos consecuentes
Esta es la familia de la que descienden el jefe de Gabinete Marcos Peña
y su primo el Secretario de Comercio Miguel Braun.
No son la excepción de otras familias de estancieros, banqueros y
empresarios que llevaron adelante junto a los gobiernos de distintos países y
el imperialismo masacres contra los trabajadores y el pueblo para expandirse y
garantizar sus riquezas y ganancias.
En Argentina sobran ejemplos. Los Blaquier, los Roca y tantos otros,
que fueron beneficiados por los diferentes gobiernos militares y los gobiernos
democráticos, tanto radicales, peronistas o como el actual de Cambiemos.
Esta es la herencia que hasta los gobiernos más “progresistas” ocultan.
En la actualidad los trabajadores rurales siguen sufriendo en carne propia la
explotación y muchas veces hasta la esclavitud, incluso de niños y niñas.
Mientras tanto, el Momo Venegas, secretario general de la Unión
Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), aplaude en la Rural a
Mauricio Macri junto a toda la oligarquía.