viernes, 27 de julio de 2012

EE. UU: Son las armas, pero no sólo las armas

Michael Moore - http://www.jornada.unam.mx/2012/07/26/opinion/025a1mun 

Amigos: Desde que Caín enloqueció y mató a Abel, siempre ha habido humanos que por una razón u otra pierden la cabeza en forma temporal o definitiva y cometen indecibles actos de violencia. Durante el primer siglo de nuestra era, el emperador romano Tiberio gozaba despeñando a sus víctimas desde un risco en la isla de Capri, en el Mediterráneo. Gilles de Rais, caballero francés aliado de Juana de Arco en la Edad Media, se volvió loco un día y acabó asesinando a cientos de niños. Apenas unas décadas después Vlad el Empalador, en Transilvania, tenía innumerables modos horripilantes de acabar con sus víctimas; en él se inspiró el personaje de Drácula.

En tiempos modernos, casi en toda nación hay un sicópata o dos que cometen homicidios en masa, por estrictas que sean sus leyes en materia de armas: el demente supremacista blanco cuyos atentados en Noruega cumplieron un año este domingo; el carnicero del patio escolar en Dunblane, Escocia; el asesino de la Escuela Politécnica de Montreal, el aniquilador en masa de Erfurt, Alemania… la lista parece interminable. Y ahora el tirador de Aurora, el viernes pasado. Siempre ha habido orates y siempre los habrá.

Pero he aquí la diferencia entre el resto del mundo y nosotros: ¡aquí ocurren DOS Auroras cada día de cada año! Por lo menos 24 estadunidenses mueren cada día (de 8 a 9 mil por año) a manos de gente armada, y esa cifra no incluye los que pierden la vida en accidentes con armas de fuego o los que se suicidan con una. Si los contáramos, la cifra se triplicaría a unos 25 mil.

Eso significa que Estados Unidos es responsable de más de 80 por ciento de todas las muertes por armas de fuego en los 23 países más ricos del mundo combinados. Considerando que las personas de esos países, como seres humanos, no son mejores o peores que cualquiera de nosotros, entonces, ¿por qué nosotros?

Tanto conservadores como liberales en Estados Unidos operan con creencias firmes con respecto al “porqué” de este problema. Y la razón por la cual ni unos ni otros pueden encontrar una solución es porque, de hecho, cada uno tiene la mitad de la razón.

La derecha cree que los fundadores de esta nación, por alguna suerte de decreto divino, les garantizaron el derecho absoluto a poseer tantas armas de fuego como deseen. Y nos recuerdan sin cesar que un arma no puede dispararse sola; que “no son las armas, sino las personas, las que matan”.

Por supuesto, saben que están cometiendo una deshonestidad intelectual (si es que puedo usar esa palabra) al sostener tal cosa acerca de la Segunda Enmienda porque saben que las personas que escribieron la Constitución únicamente querían asegurarse de que se pudiera convocar con rapidez una milicia entre granjeros y comerciantes en caso de que los británicos decidieran regresar a sembrar un poco de caos.

Pero tienen la mitad de la razón cuando afirman que “las armas no matan: los estadunidenses matan”. Porque somos los únicos en el primer mundo que cometemos crímenes en masa. Y escuchamos a estadunidenses de toda condición aducir toda clase de razones para no tener que lidiar con lo que está detrás de todas esas matanzas y actos de violencia.

Unos culpan a las películas y videojuegos violentos. La última vez que revisé, las cintas y videojuegos de Japón son más violentos que los nuestros, y sin embargo menos de 20 personas al año mueren por armas de fuego allá, ¡y en 2006 el total fue de dos! Otros dirán que es el número de hogares destrozados lo que causa tantas muertes. Detesto darles esta noticia, pero en Gran Bretaña hay casi tantos hogares de un solo padre como acá, y sin embargo, por lo común allá los crímenes con arma de fuego son menos de 40 al año.

Personas como yo dirán que todo esto es resultado de tener una historia y una cultura de hombres armados, “indios y vaqueros”, “dispara ahora y pregunta después”. Y si bien es cierto que el genocidio de indígenas americanos sentó un modelo bastante feo de fundar una nación, me parece más seguro decir que no somos los únicos con un pasado violento o una marca genocida.

¡Hola, Alemania! Hablo de ti y de tu historia, desde los hunos hasta los nazis, todos los cuales amaban una buena carnicería (al igual que los japoneses, y los británicos que dominaron el mundo cientos de años, cosa que no lograron plantando margaritas). Y sin embargo en Alemania, nación de 80 millones de habitantes, se cometen apenas unos 200 asesinatos con armas de fuego al año.

Así que esos países (y muchos otros) son iguales que nosotros, excepto que aquí más personas creen en Dios y van a la iglesia que en cualquier otra nación occidental.

Mis compatriotas liberales dirán que si tuviéramos menos armas de fuego habría menos muertes por esa causa. Y, en términos matemáticos, sería cierto. Si tenemos menos arsénico en la reserva de agua, matará menos gente. Menos de cualquier cosa mala –calorías, tabaco, reality shows– significará menos muertes. Y si tuviéramos leyes estrictas en materia de armas, que prohibieran las armas automáticas y semiautomáticas y proscribieran la venta de grandes magazines capaces de portar millones de balas, tiradores como el de Aurora no podrían dar muerte a tantas personas en unos cuantos minutos.

Pero también en eso hay un problema. Existen montones de armas en Canadá (la mayoría rifles de caza), y sin embargo la cuenta de homicidios es de unos 200 al año. De hecho, por su proximidad, la cultura canadiense es muy similar a la nuestra: los chicos tienen los mismos videojuegos, ven las mismas películas y programas de televisión, y sin embargo no crecen con el deseo de matarse unos a otros. Suiza ocupa el tercer lugar mundial en posesión de armas por persona, pero su tasa de criminalidad es baja.

Entonces, ¿por qué nosotros? Formulé esa pregunta hace una década en mi película Masacre en Columbine, y esta semana tuve poco que decir porque me parecía haber dicho hace 10 años lo que tenía que decir, y no parece haber servido de mucho, excepto ser una especie de bola de cristal en forma de película.

Esto es lo que dije entonces y lo que volveré a decir hoy:

1. Los estadunidenses somos increíblemente buenos para matar. Creemos en matar como forma de conseguir nuestros objetivos. Tres cuartas partes de nuestros estados ejecutan criminales, pese a que los estados que tienen las tasas más bajas de homicidios son por lo regular los que no aplican la pena de muerte.

Nuestra tendencia a matar no es sólo histórica (el asesinato de indios, de esclavos y de unos a otros en una guerra “civil”): es nuestra forma actual de resolver cualquier cosa que nos inspira temor. Es la invasión como política exterior. Sí, allí están Irak y Afganistán, pero hemos sido invasores desde que “conquistamos el salvaje oeste” y ahora estamos tan enganchados que ya no sabemos qué invadir (Bin Laden no se ocultaba en Afganistán, sino en Pakistán) ni por qué invadir (Saddam no tenía armas de destrucción masiva ni nada que ver con el 11-S). Enviamos a nuestras clases bajas a hacer las matanzas, y los que no tenemos un ser querido allá no gastamos un solo minuto de un solo día determinado en pensar en la carnicería. Y ahora enviamos aviones sin pilotos a matar, aviones controlados por hombres sin rostro en un lujoso estudio con aire acondicionado en un suburbio de Las Vegas. Es la locura.

2. Somos un pueblo que se asusta con facilidad y es fácil manipularnos con el miedo. ¿De qué tenemos tanto miedo que necesitamos tener 300 millones de armas de fuego en nuestros hogares? ¿Quién creemos que va a lastimarnos? ¿Por qué la mayoría de esas armas están en hogares de blancos, en los suburbios y en el campo? Tal vez si resolviéramos nuestro problema racial y nuestro problema de pobreza (una vez más, número uno en el mundo industrializado) habría menos personas frustradas, atemorizadas y encolerizadas extendiendo la mano hacia el arma que guardan en el cajón. Tal vez nos cuidaríamos más unos a otros (he aquí un buen ejemplo de esto).

Eso es lo que pienso acerca de Aurora y del violento país del cual soy ciudadano. Como mencioné, lo dije todo en esa cinta y si gustan pueden verla aquí y compartirla sin costo con otros. Y lo que nos hace falta, amigos míos, es el valor y la determinación. Si ustedes están listos, yo también.

Traducción: Jorge Anaya

lunes, 23 de julio de 2012

ESTADOS UNIDOS, VENEZUELA Y PARAGUAY

POR SAMUEL PINHEIRO GUIMARÃES -http://www.cronicon.net/paginas/edicanter/Ediciones74/nota03.htm 

La política externa norteamericana en América del Sur sufrió las consecuencias totalmente inesperadas de la prisa de los neogolpistas paraguayos en asumir el poder, con tamaña voracidad que no podían esperar hasta abril de 2013, cuando se llevarán a cabo las elecciones, y ahora articula todos sus aliados para intentar revertir la decisión del ingreso de Venezuela [al Mercosur]. La cuestión de Paraguay es la cuestión de Venezuela, de la disputa por la influencia económica y política en América del Sur.
Los medios conservadores salieron a socorrer a los neogolpistas.
1. No se pueden entender las peripecias de la política sudamericana sin tomar en cuenta la política de los Estados Unidos para América del Sur. Los Estados Unidos todavía son el principal actor político en América del Sur y debemos comenzar por la descripción de sus objetivos.

2. En América del Sur, el objetivo estratégico central de los Estados Unidos, que, a pesar de su debilitamiento, continúa siendo la mayor potencia política, militar, económica y cultural del mundo, es incorporar todos los países de la región a su economía. Esta incorporación económica lleva, necesariamente, a un alineamiento político de los países más débiles con los Estados Unidos en las negociaciones y en las crisis internacionales.

3. El instrumento táctico norteamericano para alcanzar este objetivo consiste en promover la adopción legal, por los países de América del Sur, de normas de liberalización más amplia del comercio, de las finanzas y de las inversiones, de los servicios y de "protección" a la propiedad intelectual a través de la negociación de acuerdos en nivel regional y bilateral.

4. Éste es un objetivo estratégico histórico y permanente. Una de sus primeras manifestaciones ocurrió en 1889 en la 1ª Conferencia Internacional Americana, que se realizó en Washington, cuando Estados Unidos, que ya era la primera potencia industrial del mundo, propuso la negociación de un acuerdo de libre comercio en las Américas y la adopción, por todos los países de la región, de una misma moneda: el dólar.

5. Otros momentos de esta estrategia fueron el acuerdo de libre comercio Estados Unidos-Canadá, el TLCAN (Área de Libre Comercio de América del Norte, que incluye además de Canadá a México); la propuesta de creación de un Área de Libre Comercio de las Américas -ALCA; y, finalmente, los acuerdos bilaterales con Chile, Perú, Colombia y con los países de América Central.

6. En este contexto hemisférico, el principal objetivo norteamericano es incorporar Brasil y Argentina, que son las dos principales economías industriales de América del Sur, a este gran "conjunto" de áreas de libre comercio bilaterales, donde las reglas relativas al movimiento de capitales, a las inversiones extranjeras, a la defensa comercial, a las relaciones entre inversores extranjeros y Estados serían no sólo las mismas, sino que permitirían la plena libertad de acción para las megaempresas multinacionales y reducirían al mínimo la capacidad de los Estados nacionales para promover el desarrollo, aunque sea desarrollo capitalista, de sus sociedades y de proteger y desarrollar sus empresas (y capitales nacionales) y su fuerza de trabajo.

7. La existencia del Mercosur, cuya premisa es la preferencia en sus mercados de las empresas (nacionales o extranjeras) instaladas en los territorios de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay en relación a las empresas que se encuentran fuera de ese territorio y que pretende expandirse en el intento de construir un área económica común, es incompatible con el objetivo norteamericano de liberalización general del comercio de bienes, de servicios, de capitales, etc., que beneficia a sus megaempresas, naturalmente mucho más poderosas que las empresas sudamericanas.

8. Por otro lado, un objetivo (político y económico) vital para Estados Unidos es asegurar el suministro de energía para su economía, pues importa 11 millones de barriles diarios de petróleo, 20% de los cuales provienen del Golfo Pérsico, área de extraordinaria inestabilidad, turbulencia y conflicto.

9. Las empresas norteamericanas fueron responsables por el desarrollo del sector petrolífero en Venezuela a partir de la década de 1920. Por un lado, Venezuela tradicionalmente suministraba petróleo a Estados Unidos y, por otro lado, importaba equipamiento para la industria petrolera y los bienes de consumo para su población, inclusive alimentos.

10. Con la elección de Hugo Chávez, en 1998, sus decisiones de reorientar la política externa (económica y política) de Venezuela en dirección a América del Sur (principal, pero no exclusivamente, en dirección a Brasil), así como de construir la infraestructura y diversificar la economía agrícola industrial del país romperían la profunda dependencia de Venezuela con relación a Estados Unidos.

11. Esta decisión venezolana, que afectó frontalmente el objetivo estratégico de la política exterior norteamericana de garantizar el acceso a fuentes de energía próximas y seguras, se tornó aun más importante en el momento en que Venezuela se convirtió en el país con mayores reservas de petróleo, en un momento en que la situación del Oriente Medio es cada vez más volátil.

12. Desde entonces se desencadenó una campaña mundial y regional de los medios contra el Presidente Chávez y Venezuela, buscando demonizarlo y caracterizarlo como dictador, autoritario, enemigo de la libertad de prensa, populista, demagogo, etc. Venezuela, según los medios, no sería una democracia. Y crearon una "teoría" según la cual, aunque un presidente haya sido electo democráticamente, él, al no "gobernar democráticamente", sería un dictador y, por lo tanto, podría ser derribado. Es más, ya hubo un intento de golpe en 2002 y los primeros líderes que reconocieron el "gobierno" que emergió de ese golpe en Venezuela fueron George Walker Bush y José María Aznar.

13. A medida que el Presidente Chávez comenzó a diversificar sus exportaciones de petróleo, principalmente a China, sustituyó a Rusia en el suministro energético de Cuba y comenzó a apoyar a los gobiernos progresistas electos democráticamente, como los de Bolivia y Ecuador, empeñados en enfrentar a las oligarquías de la riqueza y del poder, los ataques se duplicaron orquestados en todos los medios de la región (y del mundo).

14. Esto ocurrió a pesar de no haber dudas sobre la legitimidad democrática del Presidente Chávez, que desde 1998 disputó doce elecciones que fueron consideradas, todas ellas, libres y legítimas por observadores internacionales, incluyendo el Centro Carter, la ONU y la OEA.

15. En 2001, Venezuela presentó, por primera vez, su candidatura al Mercosur. En 2006, después del término de las negociaciones técnicas, el Protocolo de adhesión de Venezuela fue firmado por los presidentes Chávez, Lula, Kirchner, Tabaré y Nicanor Duarte, de Paraguay, miembro del Partido Colorado. Comenzó entonces el proceso de aprobación del ingreso de Venezuela por los Congresos de los cuatro países, bajo una cerrada campaña de la prensa conservadora, entonces preocupada con el "futuro" del Mercosur que, bajo influencia de Chávez, podría, según ella, "perjudicar" las negociaciones internacionales del bloque, etc. Aquella misma prensa que habitualmente criticaba al Mercosur y que abogaba por la celebración de acuerdos de libre comercio con Estados Unidos, con la Unión Europea, etc., en lo posible de forma bilateral, y que consideraba la existencia del Mercosur una traba para la plena inserción de los países del bloque en la economía mundial, empezó a preocuparse por la "sobrevivencia" del bloque.

16. Aprobado por los Congresos de Argentina, de Brasil, de Uruguay y de Venezuela, el ingreso de Venezuela empezó a depender del Senado paraguayo, dominado por los partidos conservadores representantes de las oligarquías rurales y del "comercio informal", que comenzó a ejercer un poder de veto, influenciado en parte por su oposición permanente al Presidente Fernando Lugo, contra quien intentó abrir 23 procesos de "impeachment" desde su asunción en 2008.

17. El ingreso de Venezuela en el Mercosur tendría cuatro consecuencias: dificultar la "remoción" del Presidente Chávez a través de un golpe de Estado; impedir la eventual reincorporación de Venezuela y de su enorme potencial económico y energético a la economía norteamericana; fortalecer el Mercosur y tornarlo aun más atractivo para la adhesión de los demás países de América del Sur; dificultar el proyecto permanente de Estados Unidos, de creación de un área de libre comercio en América Latina, ahora por la eventual "fusión" de los acuerdos bilaterales de comercio, de la cual el acuerdo de la Alianza del Pacífico es un ejemplo.

18. Así, el rechazo del Senado paraguayo a la aprobación del ingreso de Venezuela al Mercosur se tornó una cuestión estratégica fundamental para la política norteamericana en América del Sur.

19. Los líderes políticos del Partido Colorado, que estuvo en el poder en Paraguay durante sesenta años, hasta la elección de Lugo, y los del Partido Liberal, que participaba del gobierno de Lugo, seguramente evaluaron que las sanciones contra Paraguay en consecuencia del "impeachment" de Lugo serían principalmente políticas, y no económicas, limitándose a que Paraguay no podrían participar en uniones de Presidentes y de Ministros del bloque.
Después de esta evaluación, dieron el golpe. Primero, el Partido Liberal dejó el gobierno y se alió a los Colorados y a la Unión Nacional de los Ciudadanos Éticos - UNACE y aprobaron, en una sesión, una resolución que consagró un rito supersumario de "impeachment".
Así, ignoraron el Artículo 17 de la Constitución paraguaya, que determina que "en el proceso penal, o en cualquier otro del cual pueda derivar pena o sanción, toda persona tiene derecho a disponer de las copias, medios y plazos indispensables para presentación de su defensa, y a poder ofrecer, practicar, controlar e impugnar pruebas", y el Artículo 16, que afirma que el derecho de defensa de las personas es inviolable.

20. En 2003, el proceso de "impeachment" contra el Presidente Macchi, que no fue aprobado, llevó cerca de 3 meses, mientras el proceso contra Fernando Lugo fue iniciado y terminado en cerca de 36 horas. El pedido de revisión de constitucionalidad presentado por el Presidente Lugo ante la Corte Suprema de Justicia de Paraguay ni siquiera fue examinado, y fue rechazado in limine.

21. El proceso de "impeachment" del Presidente Fernando Lugo fue considerado golpe por todos los Estados de América del Sur y, de acuerdo con el Compromiso Democrático del Merscosur, Paraguay fue suspendido de la Unasur y del Mercosur, sin que los neogolpistas manifestasen ninguna consideración por las gestiones de los Cancilleres de la Unasur, a quienes recibieron inclusive con arrogancia.

22. En consecuencia de la suspensión paraguaya, fue posible y legal para los gobiernos de Argentina, de Brasil y de Uruguay la aprobación del ingreso de Venezuela en el Mercosur a partir del 31 de julio próximo. Acontecimiento que ni los neogolpistas, ni sus admiradores más fervorosos - Estados Unidos, España, el Vaticano, Alemania, los primeros que reconocieron al gobierno ilegal de Franco - parecen haber previsto.

23. Frente a esta evolución inesperada, toda la prensa conservadora de los tres países, y la de Paraguay, y los líderes y partidos conservadores de la región, partieron a socorrer a los neogolpistas con todo tipo de argumentos, proclamando la ilegalidad de la suspensión de Paraguay (y, por lo tanto, afirmando la legalidad del golpe) y la inclusión de Venezuela, ya que la suspensión de Paraguay habría sido ilegal.

24. Ahora, Paraguay pretende obtener una decisión del Tribunal Permanente de Revisión del Mercosur sobre la legalidad de su suspensión del Mercosur, mientras, en Brasil, el líder del PSDB anuncia que recurrirá a la justicia brasileña sobre la legalidad de la suspensión de Paraguay y del ingreso de Venezuela.

25. La política externa norteamericana para América del Sur sufrió las consecuencias totalmente inesperadas de la prisa de los neogolpistas paraguayos en asumir el poder, con tamaña voracidad que no podían aguardar hasta abril de 2013, cuando se llevarán a cabo las elecciones, y ahora articula a todos sus aliados para intentar revertir la decisión de ingreso de Venezuela.

26. En realidad, la cuestión de Paraguay es la cuestión de Venezuela, de la disputa por influencia económica y política en América del Sur y de su futuro como región soberana y desarrollada.

Traducción: Silvia Beatriz Adoue

viernes, 20 de julio de 2012

ESTELA DE CARLOTTO: Buscar y buscar. Y seguir buscando

Diario Jornada de Mendoza-http://www.jornadaonline.com/Rodolfo%20Braceli/85035

No imaginaba el poeta Francisco Luis Bernárdez, cuando escribió La ciudad sin Laura, hasta qué punto iba a estar sin Laura la ciudad, el país, el mundo mismo.

Porque Laura, nuestra Laura, fue arrancada de la vida por esos que el mismo día se mandan una comulgada y a continuación salen a su rutina, la de perpetrar, tortura mediante, la muerte contra natura. Esos que obscenamente toman para sí los atributos absolutos del Dios que dicen venerar. A Laura le arrancaron la vida y le robaron al tierno hijo que brotó de sus entrañas.

Aunque suene pueril, hay que decirlo: no basta asesinar para matar. En todo caso, no siempre la muerte se sale con la suya. Porque si porfiados son los asesinadores, no menos porfiados vienen siendo los vientres de las madres abuelas que buscan entre millones de rostros desconocidos el rostro del nieto robado. Que buscan con la sabiduría de una paciencia que no es resignación. De las más de 500 criaturas secuestradas al promediar la década del ‘70, algunas robadas de cuajo desde la placenta, en el 2012 ya se han recuperado 105 (ciento cinco). Y continúan.

Conversación, en el enero de 1999
Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, está buscando. Y está ayudando a buscar. Serena, implacable, ella busca.
–Estela, vayamos por su Laura.
–Laura fue la primera de mis cuatro hijos. Hija muy soñada. Muy soñada desde lo idílico, desde lo romántico del noviazgo. Porque con mi marido siempre pensábamos en una hija y en llamarla Laura. Enamorados como estábamos de la canción Laura y de la película Laura que protagonizó Gene Tierney en la década del ‘40... Con Guido nos pusimos de novios muy jovencitos, un noviazgo lento, protocolar... Siempre soñábamos, hablábamos, imaginábamos a Laura. Cuando nos casamos nos propusimos esperar tres años para tener hijos, pero ella llegó al año y fue Laura... Nació el 21 de febrero de 1955, en pleno carnaval. Yo me sentía tan bien que fuimos a bailar junto con otros familiares a la confitería París, de La Plata. Fuimos, del baile volvimos de madrugada. Al rato empecé a tener problemitas. Fui a hacerme ver, quedé internada mientras mi esposo iba a buscar la ropa. Laura nació en el Hospital Italiano de la ciudad de La Plata, a la una del mediodía, todo muy bien. Recuerdo del momento del parto una ventana y a través de la ventana el cielo azul, muy azul. Yo miré ese cielo cuando nació Laura, y enseguida pregunté si era sanita, me dijeron que sí, y yo, que no soy de llorar, sentí que me bajaban las lágrimas, sentía una emoción desconocida. Andaba por mis 23 años, era la primera hija, la esperada; había bordado, tejido: todo lo que hacíamos las señoras de antes para nuestros hijos. Felicidad completa porque, además, mi marido siempre quiso tener muchas nenas. Pura felicidad. La maternidad es dolorosa, pero es tan renovadora. Cuánta felicidad con la llegada de Laura y aquel cielo tan azul.

–¿Suele buscar esos recuerdos a menudo?
–No necesariamente. Hace poco he sido abuela de nuevo, fui a conocer a mi nietito número once, y no se me ocurrió pensar en Laura. Evito a veces las nostalgias y las tristezas, porque eso es contagioso y cuando uno está celebrando un nacimiento, que es vida, no debe empañarlo. Pero después sí, ya en mi casa, pensé en Laura, pensé que ella no pudo conocer la dicha de criar a su hijo y de amamantarlo sosegadamente. No pudo porque se lo quitaron. Laura sólo conoció la felicidad de tener un hijo en brazos durante cinco horas.

–Más allá de los recuerdos, ¿qué?
–El trabajo de cada día. Cada día me atrapa lo de hoy, para crear lo que puede suceder mañana. Es decir: las abuelas estamos siempre activas con el presente sin olvidar el pasado. Llevamos el pasado a cuestas, pero mirando para adelante. Queremos ver qué podemos hacer de nuevo para traer más encuentros de nietos robados que ya son adolescentes o adultos. O sea que estamos en una tarea con una nostalgia muy especial. La nuestra no es la nostalgia que paraliza, sino la que construye.

–Aparte de buscar se trata de enseñar, de inducir a la conciencia. El nuestro es un país trabajado para la desmemoria.
–En nuestro país hubo varias etapas: durante la dictadura ni hablar: la desinformación, el terror, el tapar. Después, con los gobiernos constitucionales que tuvimos desde 1983, nunca se llegó al fondo de la cuestión, siempre se mostraron partes, remiendos. Todavía el común de la gente no tiene muchas cosas en claro. Pero estamos creciendo de a poco, ahora nosotros lo podemos evaluar a través de las detenciones de Massera, de Videla, de otros genocidas. Y lo empezamos a sentir en la respuesta que da la gente. Antes funcionábamos como una sociedad enferma que tolera la convivencia cotidiana con los asesinos. A esta altura del año, a un año del siglo21, enfermos no hemos dejado de estar, pero algunos cambios se observan. La mayoría de la gente mucho no conoce, sigue estando muy parcializada la información. Las Abuelas de Plaza de Mayo estamos en un proyecto: reunir información dispersa y fragmentada, para tener una historia común. Porque cada organismo preocupado por los derechos humanos tiene lo suyo y si conseguimos juntarnos el resultado de nuestro trabajo se duplicará.

–Eso, la juntación, usando el decir de Violeta Parra, mientras más se posterga más facilita el trabajo sin feriados de los cómplices que procuran la indiferencia y la desmemoria.
–Es cierto: somos de la idea de hacer un archivo común, para el uso común de todos, para los estudiantes, para los jóvenes que quieren saber o empezar a saber. En Abuelas estamos haciendo un estudio con los nietos y otra gente, con un convenio con la Facultad de Ciencias Sociales. Primero, porque los hijos no saben cómo eran sus padres y qué hacían y, aparte, los abuelos, los padres de sus padres, no contamos todo, siempre hay algo que se reserva por temor. Pero estamos creciendo. Antes, por ejemplo, si alguien me preguntaba a qué agrupación pertenecía mi hija, yo titubeaba y entonces le decía que a la Juventud Universitaria Peronista. Pero no, Laura era de Montoneros. Ahora ya lo decimos así: Montoneros. O del ERP o del FAL o de tantas otras organizaciones que hubo de lucha armada o no. Es como que nosotros, los familiares, tenemos que aprender a decir todo lo que sabemos. “No, mi hijo no estaba en nada.” Macanas. Cuando una madre dice “no estaba en nada”, es porque no sabe nada.

–Indirectamente se les da pie y razón al por algo habrá sido, en algo andaría. Por lo demás, el estar en algo no justifica ni las torturas ni las desapariciones. Ni el robo de criaturas.
–Exactamente. Por eso digo que hay muchas cosas plantadas en la sociedad producto de esa educación, de esa formación de la dictadura, que todavía no han sido erradicadas. Nos falta mucho por hacer... En mi caso personal aprendimos desde el dolor. El primer desaparecido de la familia, del entorno familiar, fue María Claudia Falcone la Noche de los Lápices. El hermano de ella fue el primer esposo de Claudia, mi hija. Yo tengo tres nietos Falcone sobrinos de María Claudia, que ella no los conoció, por supuesto, porque tenía 16 años cuando la desaparecieron. Directamente en mi familia mi marido fue el primero en desaparecer. El 1 de agosto del ‘77 lo secuestraron. Porque le prestó una camioneta a Laura para hacer su mudanza y como no se la devolvía la fue a buscar. Allí se encontró con que la casa donde estaba viviendo Laura había sido allanada, arrasada, estaba todo roto, las luces encendidas... En el operativo se habían llevado a la pareja que vivía con Laura y mataron a un muchacho que fue el que le hizo la mudanza. Por eso ella no le devolvía la camioneta a Guido. Mientras tanto Laura, que se había mudado, estaba en otro mundo, no sabía que detrás de su mudanza había ocurrido todo eso. Cuando Guido va a ver por qué no volvió la camioneta, ahí a lo secuestran a mi marido. Y lo tienen en una comisaría de La Plata con otros secuestrados a los que él escuchaba cómo torturaban, o cómo mataban. Padeció veinticinco días allí, en condiciones infrahumanas. Lo dejaron en libertad, yo supongo, porque pagué en ese momento un rescate de cuarenta millones de pesos de aquel momento. Esa fue la primera experiencia, particularmente mía, de búsqueda de un desaparecido. En La Plata nadie podía ignorar que esto estaba pasando. Las universidades eran permanentemente centros de detención, de invasión y los chicos en la calle eran secuestrados. Yo era directora de escuela y las maestras llegaban todo el tiempo con noticias de que en el barrio había habido una masacre en la calle, de que habían sacado de una casa a cinco o seis chicos estudiantes y los habían fusilado contra la pared. Recuerdo una maestra que me contó: “Mirá Estela, quedaron partes del cabello, del cerebro en la pared...” Todo el tiempo con esas noticias. Nadie podía ignorar que en La Plata se estaba consumando, día a día, una masacre. El caso es que cuando Laura desapareció yo ya tenía una especie de preparación para saber, más o menos, qué hacer. Mi marido aparece el 25 de agosto y Laura desaparece el 26 de noviembre del ‘77, junto con su compañero. Y mi marido, en ese ínterin en que es liberado, la ve a Laura varias veces en Buenos Aires. Yo no la veo. Sabía que me podían seguir, la estaban buscando. Cuando a Guido lo torturaban le preguntaban por Laura, por su paradero. Él decía: “No sé dónde está y si supiera no se piensen que se los iba a decir”. Y entonces lo torturaban más todavía.

–¿Qué hace usted cuando desaparecen a Laura?
–Decido abandonar toda tarea para dedicarme solamente a buscarla. En abril del ‘78 me entero de que ella estaba embarazada, y ahí sí empiezo realmente los trámites de mi jubilación para esperar al hijo de Laura, que iba a nacer en junio, dispuesta a criarlo yo. Tenía naturalmente la viva esperanza de recuperar a mi nieto.

–¿En qué apoyaba esa esperanza?
–Una cuestión de lógica humana. ¿Cómo se podía robar un niño? ¿Qué había hecho ese bebé para condenarlo? No estaba en nuestra cabeza imaginar lo que pasó. No estaba. Todas las abuelas preparamos un ajuar, esperamos el bebé. No era una esperanza, era una seguridad nacida de una lógica humana. Yo me acuerdo que a la madrugada escuchaba cualquier ruidito y pensaba que al hijo de Laura, mi nieto, me lo habían dejado en la puerta. Esperaba una llamada telefónica, un toque de timbre. Esperábamos. Fuimos a hospitales, a la Casa Cuna. ¿A qué lugar no fuimos? Solas o acompañadas. Porque yo después me integro a Abuelas de Plaza de Mayo, que ya estaban trabajando. Desde octubre del ‘77 ya formaban un grupo de doce abuelas. El fin era buscar a los niños. Ya había un objetivo determinado. Las primeras empezaron solas, cada una hacía lo que le nacía: iban y preguntaban en las comisarías, deambulaban por juzgados, por regimientos. Así se fue encontrando gente que estaba atravesada por el mismo dolor. Y nos fuimos juntando. Los encuentros se fueron modificando: primero se hacían en confiterías, en estaciones de trenes... hasta que como grupo de Abuelas nace en octubre del ‘77. Yo me incorporé en mayo del ‘78.

–¿Tenía alguna noticia de Laura por entonces?
–En abril del ‘78 recibí la noticia de que Laura estaba bien. Y en agosto la asesinaron, a Laura la asesinaron... Dijeron que fue en un enfrentamiento y me entregaron el cuerpo. Yo pregunté por el bebé y nadie quiso o supo cómo decírmelo. El subcomisario de Isidro Casanova fue el que hizo de entregador del cuerpo... había dos cadáveres, el de Laura y el de otro muchacho. Después supimos que los dos habían sido sacados juntos del campo de concentración La Cacha, que estaba en La Plata. Yo entonces no paraba de reclamar, y me contestaban: “¿De qué bebé me habla?”. Estaba todo preparado. Es más, me querían entregar el cuerpo del otro chico, que yo no sabía quién era. Y yo les dije: Si ustedes me dicen quién es, yo me lo llevo y busco a la familia. A ese chico lo enterraron como un NN y a Laura también la iban a enterrar como NN. Pero Laura tenía su documento. O sea que el propósito era siempre no asumir la muerte de los desaparecidos sino enterrarlos como anónimos. Ellos querían tapar todo. Para quedarse en el poder tenían proyectos siniestros: matar a mucha más gente. No pudieron. No pudieron porque hubo toda una resistencia de los familiares. Las abuelas nos pusimos en marcha, dijimos: no puede ser que los chicos no aparezcan, tienen que estar en algún lado, vamos a buscar en los orfelinatos, en la Casa Cuna, en los juzgados de menores, en las comisarías, en todos lados vamos a buscar. Y así empezó este trabajo que, lejos de aminorar, crece cada día más... Primero, porque son centenares los niños que faltan y aparte porque vamos teniendo todo un proceso de creatividad.

–¿Cuál es la clave de esa creatividad?
–Transformar el amor en lucha, transformar el dolor en lucha, transformar el miedo en lucha. Todo eso junto. Nada de quedarse y no hacer nada. Basta de esconderse abajo de la cama. Esto, para la mujer sobre todo, fue y es un desafío.

–¿Por qué es más visible y efectiva y organizada y sostenida la lucha de las mujeres? ¿Por qué Madres o Abuelas de Plaza de Mayo y no Padres o Abuelos de Plaza de mayo?
–Será por la fuerza de la mujer.

–¿Por qué las mujeres sí tienen esa fuerza y los hombres, en general, no la tienen?
–Hace un rato yo contaba como nació mi nena, Laura. Mi marido no puede contar eso. Yo la llevé nueve meses en mi panza, la sentí moverse, le hablé, le preparé la ropita. El rol de la madre es ese rol más cercano, más carnalmente involucrado, porque al hijo lo lleva adentro, en el vientre. Cuando el hijo nace es de los dos, pero hay otro sentimiento en la mujer. Y cuando ocurre una tragedia, en general, es la mujer la que se manda a la lucha. Hay hombres acompañando, claro que sí, pero son muchas más las mujeres. Ahí desafiamos todo. Todo. Porque hasta desafiamos el calendario. No olvidemos que somos mujeres viejas ya. La vicepresidenta de Abuelas tiene 80 años. Rosa y yo teníamos otro programa para nuestras vidas en la vejez: quedarnos en casa tejiendo, con los nietos alrededor. Pero ahora, en cambio, estamos luchando, sin descanso, ignorando las ñañas que tenemos en todo el cuerpo. Nos damos cuenta, de repente, que caminamos más lento. O que tenemos la cabeza blanca por las canas. Pero no importa: las Abuelas recorremos el mundo. Por ejemplo, hay dos que fueron en un viaje hace dos meses, y las dos recorrieron todos los aeropuertos en sillas de ruedas. Hay ciertos condicionamientos físicos, pero no mentales, no del corazón.

–Ustedes trabajan con la paciencia, pero, a veces, ¿no reciben manotazos de la impaciencia?
–Sí, y es lógico. Estamos buscando a nuestros nietos vivos. Confieso que a veces no duermo o me despierto en medio de la noche pensando ay, me faltó hacer aquello, por qué no habré hecho esto, qué es lo que hago mal... Me consuelo y digo: pero si estoy haciendo más que cuando tenía 20 años; entonces podía darme el lujo de dormir la siesta, o tener el respiro de ir al cine o al teatro. Ahora, a la vejez, nada de eso. Pero qué, ¿vamos a quejarnos de nuestras fatigas? Terminamos por ser conscientes, porque la gente nos lo hace ver, de que hemos movido al mundo. La ciencia de la genética se movió al compás de nuestra demanda, y la jurisprudencia que en la Argentina se ha sentado a través de la búsqueda de los chicos y la restitución es increíble. También la psicología ha progresado, en cuanto a la restitución de la identidad. Nosotros decíamos hace muchos años: nadie puede vivir con una identidad cambiada. Y nos contestaban “ay, pero señora, mire que sus nietos están muy bien, a lo mejor con una familia que les da de todo”. Sí, pero es una jaula de oro, son prisioneros, son esclavos. ¿Vamos a pensar que porque estos chicos tengan un buen pasar están mejor? Con ese criterio, puede llegar el momento en que se va a creer necesario sacarle los hijos a los pobres, para que tengan un buen pasar. ¿Se olvida que cada niño tiene el derecho a vivir con su papá, con su mamá, con sus proyectos de vida, con sus olores, sus costumbres? Hace muchos años, cuando nuestra lucha parecía totalmente imposible, decíamos: “Ya van a ver que los chicos van a venir a buscarnos.” Y esta frase loca ya se empezó a confirmar. Se empezó a dar en los adolescentes que vienen a vernos, cada vez más. Hace unos cuantos años que están viniendo porque dudan, porque piensan, porque los castigan, o porque los tratan bien, o porque son muy buenos o porque son muy malos... Pero ellos quieren saber. Tienen mucho tal vez, pero tarde o temprano sienten que algo les falta. Y empiezan a buscar a sus abuelos.

–El llamado de la sangre.
–El llamado de la sangre. La identidad. Quien duda de su identidad o no la tiene después también tendrá un hijo sin identidad. Esta falta de identidad traspasa varias generaciones. Es incómoda, más que incómoda intolerable. La genética ha avanzado tanto… por sus avances se puede saber, por ejemplo, que hay quien por su conformación morfológica, o sea, ósea, puede haber sido pariente de Carlomagno.

–Hace un tiempo, ustedes las Abuelas buscaban chicos de 8 ó 10 años. Ahora buscan jóvenes de 20 ó 22. ¿Esto facilita o dificulta la búsqueda?
–No es lo mismo buscar un adulto, un adolescente, que un niño. Porque al chico que podía tener 8 años se le decía su verdad y se incorporaba a la familia. Hoy a un chico de 21 años no se lo puede incorporar a nada. Se le puede decir la verdad, para que la digiera, la internalice. Pero después de eso no se le puede decir: vení o andá. Eso no va. Pero en general, hay una buena actitud... En muy poquitos casos, dos, hubo mal manejo y también mala respuesta. Pero en todos los demás, aun entre los más duros, el chico quiere saber, quiere conocer, pregunta.

–Con respecto a la búsqueda de su nieto, si nos guiamos por las noticia parecería que está cerca de encontrarlo.
–Las notas de los medios fueron muy exageradas. Un día me vieron salir del juzgado y yo les conté que entre otras cosas estaba el tema de mi nieto. Allí empezaron a decir que había encontrado a mi nieto, cuando en realidad yo estoy cada vez menos convencida de que sea mi nieto ese chico... Hay muchas cosas del entorno que me hacen desestimar esta idea. De todas maneras es un esclarecimiento: vamos aprendiendo que también tenemos derecho a equivocarnos. Pero de todas maneras, la persona que tiene a ese chico, si no es mi nieto y es hijo de ellos, sabe, sabe dónde está el mío.

–¿Por qué está tan segura?
–Porque ese hombre fue el que se ocupó del traslado de Laura desde el campo de concentración hasta el Hospital Militar Central. Y la volvió a llevar cuando ya había tenido su bebé. O sea que él debe haber dicho quién se iba a llevar el bebé. Y hay algo más: si las parturientas tenían los hijos en el suelo de los campos de concentración, ¿por qué a mi hija Laura la llevaron al Hospital Militar, a ser atendida en un hospital? ¿Alguien ya había elegido ese chico? Por esto yo pienso que mi nieto debe de estar con alguien de mucho poder. Porque no es común que llevaran a dar a luz a alguien a un hospital, y militar... En la ESMA funcionaba una maternidad clandestina, y en las comisarías, en el Pozo de Banfield, en el Pozo de Quilmes, también nacieron chicos... En el Hospital Militar Central ha habido nacimientos, pero no los tenemos a todos registrados. El de Laura, y otro nacimiento más, seguro.

–¿Cómo lo piensa a su nieto?
–Tengo más bien un pensamiento lógico, yo digo que debe de estar cerca. A lo mejor me lo cruzo. Claro, tampoco podemos estar viviendo de esas cosas simbólicas, porque, por ejemplo, la vez pasada yo estaba en la biblioteca del Congreso y había un grupo de estudiantes. Entre ellos había uno especialmente, que me miraba. No sólo me miraba, se acercó, me preguntó cosas... Ese muchacho podía tener la edad de mi nieto. Y ahí se me voló un poco la imaginación, pensé: ¿no será mi nieto? Porque es raro que un chico venga y tenga tanto raport conmigo. Pero bueno, después lo desestimé porque tenía una edad que… era más chico. Ésas son cosas en las que uno se engancha, a veces. Pero son transitorias.

–Tiene que tener mucho autocontrol para no caer en esas falsas ilusiones. Porrazos del corazón y del alma, seguramente.
–Mucho autocontrol no sólo por uno, sino también para no molestar al otro. Tenemos, tengo, que andar con cuidado. Yo me encuentro con chicos que se llaman Guido y se me paran los pelos cuando escucho el nombre. Pero sé que mi nieto no se debe de llamar Guido. No le van a poner el nombre que quería su mamá. Le habrán puesto otro, por ahí parecido: Gastón. Algún nombre con G... Porque habrán pensado, tal vez, en buscarle alguna similitud en el nombre.

–Hasta donde es posible: ¿se imagina objetivamente el rostro de su nieto robado?
–Yo lo hago parecido a Laura. Siempre que me lo imagino, con los ojos grandes, cabello castaño oscuro pesado, el cutis blanco mate... No sé por qué me lo hago más a mi familia, porque lo que yo deseo en el fondo es que se parezca a su mamá; además, Laura era muy bonita. Pero mi nieto se puede parecer a cualquiera. Ese nieto... El día que lo encontremos lo veremos con cosas parecidos a su papá y a su mamá y a sus tíos también, vaya a saber... Pero espero, espero ver y tocar al hijo de Laura.

–¿Sueña con Laura usted?
–Sí sí. En general son sueños lindos. Siempre la sueño en el mar... Será porque en la última carta que ella me escribe me dice: “Bueno mamá, en el verano vamos a programar ir al mar juntas, para charlar, para estar, para recuperar el tiempo que no nos vemos...”. Una carta muy linda. Entonces la sueño siempre en el mar, en alguna orilla del mar. Ése es el sueño que tengo más seguido con ella. Por supuesto que la veo, me encanta escuchar su voz. A Laura la tengo adentro siempre de la misma edad, sin crecer, sin envejecer.

–Desde ya estará imaginando cómo hablarle, qué decirle a su nieto cuando aparezca...
–Y sí. En principio, institucionalmente, tenemos ciertas normas de acatamiento a lo que la justicia disponga, siempre que no sea una cosa alocada. Normas referidas a los tiempos del chico, que pide tiempo... Se trata de tener cuidado, hemos aprendido que no hay que abrumarlo, que tiene que saber su historia a medida que él quiera. Pienso que el impulso, en cualquiera de las abuelas que pudieron reencontrarse con sus nietos, es correr, correr y abrazarlo y llamarlo por el nombre. Pero ese chico tiene otro nombre, no nos conoce, y de repente se encuentra con el abrazo de una extraña que, encima, debe ser una vieja bruja porque, según los apropiadores, nosotros estamos mintiendo, estamos haciéndoles daño. El chico encontrado es como una pared... esa pared hay que ir rompiéndola con todo lo que puede hacer una abuela: con paciencia, amor, comprensión. Hay que ir contándole sólo lo que él pregunta. Muchas abuelas le dicen al chico: “Te traje un regalo”. Y el chico les dice: “No lo quiero”. La abuela arrebatada insiste: “Tengo unas fotos para mostrarte”. El chico: “No quiero verlas”. Y la abuela: “¿Querés que te cuente de tu mamá?”. Y otra vez el no y ahí aclara: “Porque mire señora que yo a mí mamá la quiero mucho...”. Y él está hablando de la madre falsa... Sí, el encuentro es un golpe muy duro para los chicos.

–¿Cómo es la Navidad de una abuela de Plaza de Mayo?
–Para mí es una Navidad sin arbolito. Nunca más lo pude armar, desde que nos falta Laura y mientras no aparezca mi nieto. Las fiestas son para recordar a quienes nos faltan. Recordamos a Laura en cada cumpleaños. Y cada 26 de junio sabemos que nuestro nieto robado cumple otro año más. Porque sabemos que nació el 26 de junio. Nos lo contaron compañeras sobrevivientes que fueron liberadas. Laura les contó todo cuando volvió del hospital sin el bebé.

–¿Qué siente por los que asesinan cuerpos indefensos y roban sus criaturas?
–No siento odio. No conozco el odio. Por lo menos en mi vida, desde que nací hasta ahora, no conozco el sentimiento del odio. Debe de ser un sentimiento horrible. Nunca odié. Estar fastidiada, tener dolor, bronca, sí. Pero el odio es una cosa feísima. Porque el odio enceguece, obnubila, anula. El sentimiento de odio hace hacer cosas, pero siempre malas. Uno no puede hacer algo bien odiando.

–¿Tampoco sintió odio cuando recibió la noticia del asesinato de su hija?
–No no no. En ese momento sentí un dolor indescriptible, sentí un vacío. Esa vez sí me enojé con Dios... porque yo he sido siempre cristiana, católica, y todo el tiempo le pedí a Dios que no la mataran, que me la devolvieran... Y un crucifijo que tengo en casa, que me lo regalaron mis compañeras de secundario cuando me casé, ése recibió mis broncas, mi enojo. Pero odio, yo no conozco el odio.

–Si no tiene odio, ni rencor, ¿qué?
–Lo que tengo es una gran necesidad de justicia. Necesidad de ver a los asesinos en la cárcel, pagando. No sueltos, en la impunidad. Necesidad de que los chicos no sigan siendo los rehenes de estos malditos. Que puedan volver a su familia, reconocerse a sí mismos. Es todo un trabajo que hay que hacer en base a una perseverancia, a una tenacidad. Hay en las abuelas una tozudez, hay un empecinamiento, hay un montón de palabras, todas juntas, que hacen que uno tenga convicción en lo que hace. A mí nadie me va a convencer de que no tenemos derecho a buscar al nieto robado, nadie me va a convencer de que la gente que mata puede andar libremente por la calle. Alguna vez, en esta lucha de veintiún años con Abuelas, alguna vez estuve por dejar. Después de todo somos un grupo humano, con sus diferencias… Y dejé. Pero dejé sólo un momento. Y si volví es porque me sentí apoyada por mi marido. Él no está bien ahora, está enfermo, pero me respalda en todo.

–Si pudiese tener a su Laura acá, un momento, ¿qué haría, qué le diría?
–No sé qué le diría. (Estela Carlotto respira hondo, entra en un largo, muy largo silencio.) Supongo que la abrazaría. A veces soñé que Laura volvía... Sí, he soñado que ha vuelto Laura y yo le decía: Entonces no estás muerta, estás viva. Gracias a Dios... Y la abrazaba y la abrazaba…

–Perdón por la pregunta, Estela.
–Ya pasó. Está bien. La pregunta es fuerte pero me sirve para preguntar yo: ¿Existe un cielo?
–Tal vez sí, tal vez no.
–Para mí ese cielo existe. Yo, como cristiana, creo que el cielo existe. Y ahora Laura está en ese cielo... Entonces ese abrazo se lo daré allá. Seguro que se lo daré allá. Porque yo sé que aquí a ella no la veré más. Al que tengo que ver aquí en la Tierra es al hijo de Laura, a mi nieto.

Posdata
Ella busca entre un océano de rostros.
Deletrea rostros.
Busca, buscará, no importan calores lluvias vientos.
Busca, buscará, no importa la obscena indiferencia de los indiferentes.
No hay quien pueda doblegar la voluntad
cuando la voluntad tiene detrás un corazón,
cuando ese corazón es corazón de mujer abuela.

Plegaria furiosa,
para las parteras de la memoria
– Permiso, Memoria.
Permiso, Conciencia.
Qué sería de nosotros si Ellas, las  madres abuelas, no hubieran existido?
¿Qué quedaría de nosotros si Ellas no hubieran salido
a alumbrar la más eterna de las noches?
¿Qué hubiera sido de nosotros? ¿Qué?
¿Estaríamos de pie? ¿Estaríamos?
–Ellas nacieron para semillar semillas.
Ellas nacieron para resucitar lo desaparecido.
Ellas gritan con el alarido y gritan con el silencio.
Pueden desentenderse del hambre y del frío y del dolor.
Supieron, ellas, convertir a la intemperie en abrigo
y a la desgracia en linterna.
Fueron la única la luz que atravesó aquella demasiada noche
impuesta por los dueños de la vida y de la muerte.
Ellas se tutean con el milagro
pero no esperan que caiga del cielo.
Una de dos: lo hacen o lo hacen, al milagro.
–Si el diablo mete la cola, no importa:
ellas siguen adonde iban.
Si Dios no baja, no importa:
ellas llegarán adonde querían.
Ellas van, siempre van:
van cuando van y van cuando regresan.
Van hacia delante, aunque solo giren:
son la memoria del círculo.
–Pueden, ellas, mirar la oscuridad sin un temblor,
y mirarlo al sol sin bajarle la mirada.
Tenaces, porfiadas, tercas,
son el templo andante
del último resto de locura que le queda al mundo.
–Alguna vez tejieron, ellas.
Alguna vez hicieron arroz con leche.
Alguna vez posaron sus labios sobre la frente ardida de su criatura.
Alguna vez sus corazones presagiaron la noticia
antes de que, en mitad de la noche, les voltearan la puerta.
–Ellas hacen la casa y las cosas de la casa.
Y hacen de comer, como ninguna.
Pero, todo, absolutamente todo lo dejaron
y salieron y salen y saldrán, ellas, dispuestas
a encarar la obscena impunidad,
a enfrentar el falso coraje del crimen asesinador.
–Salen, ellas, cada día, a desandar la asesinación
hasta el tuétano de las últimas consecuencias.
–Salen, ellas, como locas,
haciendo abandono de hogar
y de aconsejada prudencia y de miedo cautelar.
–Salen, ellas, a cachetear a los que se esconden
en la abstinencia, en la distracción,
en el borrón y cuenta nueva.
–Salen, ellas,
a darle vuelta los bolsillos a la muerte.
Y la muerte recula.
–No necesitan brújula, ¡para eso sus corazones!
–No necesitan sol, ¡para eso sus corazones!
–No necesitan luz ni luna, ¡para eso sus corazones!
–No necesitan escudos, ¡para eso sus corazones!
–No necesitan pensar, ¡para eso sus corazones!
–No necesitan armas, ¡para eso sus corazones!
–Salen, ellas, a cara descubierta,
a buscar una arenita en el desierto.
Y la lluvia les baja por pómulos hombros pechos vientres piernas.
Y el sol les seca pómulos hombros pechos vientres piernas.
Y tienen, ellas, olor a sí mismas.
–Salen, ellas, casa afuera,
porque aprendieron que ni el mundo ni la vida
terminan en el umbral del egoísmo.
–Salen, ellas, semilladoras, panaderas de la memoria.
Van sembrando, van regando la tierra arrasada.
Y la tierra se deja preñar.
Tienen, ellas, tratos con la tierra. Entre vientres es la cosa.
–Allá vienen, ahí van:
no las fatiga la fatiga,
no las alcanza la desesperanza,
no las derrumba el insomnio.
No se dan tregua y no dan respiro.
–Cultísimas o apenas alfabetas,
ellas, a la hora del dolor de los dolores,
son iguales:
todas tienen dientes en la voz y uñas en los dientes.
Todas se dan tiempo para regar las plantas
y darle otra oportunidad a la primavera.
–Llegado el caso, ellas, pueden ladrar
y relinchar y aullar y graznar también.
Y pueden voltear la pared y cambiar de lugar la pirámide.
Y pueden hacer que la piedra cante.
Y más todavía:
pueden deletrear el desierto arena por arena
hasta encontrar,
hasta encontrar el rostro de la arenita que buscaban.
Y cuando por fin la encuentran, a su arenita,
dicen hijo mío, hija mía.
Y nada más dicen,
los están abrazando.
–Camino se hace al andar, conciencia se hace al girar.
Girando hacia adelante,
ellas aprendieron en carne propia desgajada:
que la indiferencia es la madre de todos los crímenes,
que la verdad, la tan buscada, no se cansa de esperar
porque ellas no se cansan de buscar.
–La rueda no fue inventada. La rueda ya estaba.
Si es rueda la Vida, rueda por ellas.
Rueda por sus corazones con paciencia.
Con paciencia empedernida que jamás es resignación.
Rueda porque ellas estaban antes que el viento
y cuando el viento pase seguirán estando.
–Las madres que las parió, ellas, tan capaces de todo:
capaces de sembrar el abismo,
capaces de zurcir, finito, la herida absurda de la Vida.
–Ellas, alocadas, furiosas,
desgajadas de su gajo, ellas siempre buscan.
Buscan hasta después de siempre.
Dejan atrás este oeste norte y sur:
buscan la verdad.
¿La verdad aquí no está?
A ellas no les importa: han decidido ser eternas,
seguirán buscando por los siglos de los siglos
porque ellas no quieren que el olvido así sea
y Amén.
–No hay caso con ellas: la Vida les abre camino.
No hay caso, no se casan de resucitar.
Ellas conseguirán lo imposible.
Lo conseguirán, tarde o temprano.
Ellas, si no es hoy, conseguirán lo que buscan,
después que el fin del mundo pase.
–Así fue así es así será.
Pero, ¿cómo es posible tanto insomnio alumbrador?
¿Por qué, ni de noche, a ellas se les apaga el sol?
–Porque saben, ellas, pensar con el instinto.
Porque tienen, ellas, el optimismo de la memoria.
Porque ¡ya basta de acusar a la piedra, de la pedrada!
–Porque cuando llegue el momento de rajarle el vientre al Apocalipsis
(ese momento llegará, llegará…),
justamente ellas serán las que hagan ¡profundo el tajo!
Y no les temblará el pulso.
Y después del tajo, ellas, prodigiosas parteras de la memoria,
desde muy adentro le arrancarán una aurora,
al Apocalipsis.
–Entonces, acunarán al nuevo día,
le arrimarán el pezón y le darán de mamar.
Y la Vida no tendrá más remedio que continuar,
¡por ellas, las del vientre!
¡por ellas, esposas de la Vida!
¡por ellas, mujeres de la Vida!
– Permiso, Memoria.
–Permiso, Conciencia.
–¿Qué sería de nosotros si Ellas, las Madres Abuelas,
no hubieran existido?
¿Qué quedaría de nosotros si Ellas
no hubieran salido a alumbrar la más eterna de las noches?
¿Qué hubiera sido de nosotros?¿Qué?
¿Estaríamos de pie o en cuatro patas?¿Estaríamos?
– Sin ellas, los puntos cardinales
no serían cuatro ni tres ni dos ni uno, ni nada.
Sin ellas seríamos un definitivo agujero con forma de mapa.
Sin ellas, en esta olvidadiza patria idolatrada,
de tanto tocar y tocar y tocar fondo,
hubiéramos desfondado el abismo.
_____________________________________
((Versión sintetizada de la “Plegaria Furiosa” que cierra el libro Madre argentina hay una sola, de Rodolfo Braceli, Sudamericana, 1991))

martes, 17 de julio de 2012

Argentina: La Iglesia Católica y su interés por adjudicarse ciertas prerrogativas al momento del debate

http://www.shelknamsur.com/index.php?option=com_content&view=article&id=10512%3Ala-iglesia-catolica-y-su-interes-por-adjudicarse-ciertas-prerrogativas-al-momento-del-debate&catid=36%3Aportada&Itemid=1

El 15 de Julio se celebró el segundo aniversario de la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario por el Congreso de la Nación. Diferentes Balances se ha realizando en cuanto al resultado de dicha Ley.Sin embargo, en rigor de verdad, debemos celebrar, más allá de la cantidad de matrimonios concretados, el avance en materia de derechos civiles logrado con esta Ley. Argentina, con la sanción en 2010 de dicho Instrumento Legal, se convirtió en el primer país de América Latina en celebrar matrimonios entre personas del mismo sexo.

Varias reflexiones vienen al caso. En primer término, la ya mencionada de lo que esta Ley significa en términos de progreso de los derechos civiles, gran deuda que la Argentina viene intentando saldar. Más allá de las críticas que se han llevado a cabo, basadas más en una falta de respeto producto de creencias ancestrales basadas en un mensaje forzadamente religioso, mucho más común de encontrar en latitudes del planeta donde el régimen es teocrático. Al respecto, no está de más aclarar algo que debería caerse de maduro. La República Argentina, como lo dice la denominación, es una República.

Es interesante reflexionar sobre los intentos de la Iglesia Católica por adjudicarse ciertas prerrogativas al momento del debate de ciertos asuntos. Visto desde una perspectiva histórica, es algo que puede entenderse en un contexto histórico como el que debió atravesar Julio Argentino Roca en su primera presidencia, entre 1874 y 1880, con la Ley de Registro Civil y la Ley de Educación Laica, Gratuita y Obligatoria. Pero habiendo atravesado ya el siglo XXI, resulta inadmisible dicha actitud que resulta falta de criterio para con un determinado sector de la población discriminado durante siglos en el mundo y durante décadas en la Argentina. Que la presión de la Iglesia Católica y de otros cultos para evitar la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario haya resultado infructuosa habla claramente que existe una mayor vigencia del Estado de Derecho y una menor influencia de los grupos de poder tradicionalistas a la hora de avanzar en materia de derechos civiles.

Producto de un proceso histórico que podemos observar desde las últimas décadas, cuando en la década de los ’80 el gobierno de Raúl Alfonsín logró la sanción de la Ley de Divorcio, concretando algo que Juan Domingo Perón había propuesto en los años ’50 e implicó su derrocamiento en 1955; hoy es empíricamente observable que existen menos reparos en grupos de poder que, como se ve, hasta hace pocas décadas tenían prácticamente la facultad de derrocar gobiernos. Y si bien al mencionar esto no estamos planteando que los diputados y senadores ignoren lo que una franja de la población opina –en este caso la Iglesia Católica y sus fieles-, frente a las injusticias que las minorías padecieron o padecer, debe prevalecer el criterio que debe primar en una sociedad a nivel político: la igualdad ante la ley. Antes de la sanción de esta normativa, algunas personas eran ante la ley menos iguales que otras. En un Estado de Derecho resulta inadmisible que exista esta diferenciación cuando no había ni hay motivaciones que así lo justificaran.

Hoy nos encontramos frente a nuevos debates: el nuevo Código Civil, que contempla novedades sobre temas como la adopción (aunque ya el presidente de la Corte Suprema de Justicia admitió que la adopción por parte de parejas homosexuales y el aborto han sido excluidos de la agenda para evitar que se estanque la discusión en esos dos asuntos); la legalización del consumo de drogas en base a proyectos presentados por parlamentarios de distintos partidos políticos; entre otros, están motivando nuevamente una actitud reactiva de la Iglesia Católica. Es esperable que la Ley de Matrimonio Igualitario sea ejemplo no sólo por lo que significa en materia de derechos civiles no sólo hacia otros temas de similar polémica que puedan plantearse, sino como ejemplo de legislación hacia otros países de América Latina y el mundo.

lunes, 9 de julio de 2012

09/07/1947 - PERÓN PROCLAMA LA INDEPENDENCIA ECONÓMICA

LA INDEPENDENCIA FUE Y SERÁ LATINOAMERICANA - JULIO SEMMOLON
Los gobiernos de Perón y de Kirchner tienen un punto en común respecto del significado que le adjudican al concepto de Independencia. Para ambos presidentes la fecha patria tuvo sentido en la medida que el país intentó zafar de las ataduras económica y financiera.
El 9 de Julio de 1947 Juan Domingo Perón -trece meses después de asumir como presidente de la Nación- resolvió que la celebración de la fecha patria tuviera lugar -por primera vez para un gobierno constitucional- en el preciso sitio en que sesionara aquel congreso emancipador que le confirió ese valor histórico. Pero no se trató de un acto protocolar que sólo rompía la tradición impuesta por el centralismo porteño a las autoridades, de no moverse de la Capital Federal. Perón se constituyó en la Casa de Tucumán para proclamar la independencia económica argentina, aduciendo que se había cancelado en su totalidad la deuda externa, de manera que, también por primera vez, se habían roto las cadenas de la dominación a las que venía atado el país desde más de un siglo antes. Fue para él como celebrar el Día de una Independencia efectiva, ya no meramente retórica tal cual se acostumbraba en los actos circunstanciales de evocación.
Desde luego, una mirada ideológica antagónica de entonces podía inferir que lo de Tucumán se trató de otra ostentación demagógica del régimen. Pero la gestión completa del primer gobierno peronista demostró que produciría en pocos años la mayor transformación social de la historia, entre otras razones por adoptar criterios reñidos con las pautas inculcadas desde afuera por naciones muy influyentes.
Como ningún jefe de Estado anterior, Perón le dio una importancia política estratégica a la tarea de contrarrestar el alto grado de dependencia de todo tipo que padecía el país, tanto en lo cultural como en lo económico. Por eso las relaciones fueron tan ríspidas con Gran Bretaña y de neta confrontación con Estados Unidos. Al provocar primero el recelo y luego la aversión de ambas potencias, Perón buscó afanosamente el atajo de una equidistancia política respecto del mundo bipolar instaurado en la posguerra, que le permitió un margen de maniobra mucho más autónomo que el registrado en todos los tiempos precedentes. Y por atreverse a tanto, su modelo de la tercera posición debió pagar con el bombardeo y el asesinato de civiles inermes en la Plaza de Mayo, el derrocamiento provocado por la reacción oligárquica, antipopular y cipaya.
La carga simbólica inmanente de la liturgia peronista de aquella época quedó patentizada en ese acto consumado en el mismo lugar donde en 1816 las Provincias Unidas del Río de la Plata proclamaran su independencia. Perón sabía que ésta no fue enteramente posible antes ni lo sería jamás, a menos que la Argentina también se librara del yugo económico impuesto por las dos potencias ya citadas, a través de lo que se conoce como neocolonialismo. Por eso fue el primer presidente que pudo realizar tamaña declaración, en ese día y en ese lugar, sobre la base de medidas concretas tomadas con suma determinación.
En rigor de verdad, la Casa de Tucumán -así llamada por todos los argentinos menos por los tucumanos, que la llaman la Casa Histórica- prácticamente había sido abandonada a su triste suerte de paulatino deterioro, luego de efectuado aquel tardío y demasiado deliberativo grito libertario, si se tiene presente que la impronta nacional en la naciente historia había comenzado el 25 de Mayo de 1810, nada menos que seis años antes. Debemos ser uno de los poquísimos, si no el único país que celebra dos fechas patrias vinculadas al mismo propósito.
Lo cierto es que cuando doña Francisca Bazán de Laguna, la propietaria, recupera su vivienda tras el ofrecimiento realizado para que ahí sesione el Congreso de Tucumán -cosa que ocurrió durante pocos meses, puesto que el Congreso luego se trasladó a Buenos Aires-, la casa por diferentes motivos entró en un acelerado proceso de menoscabo. Recién en 1874 fue adquirida por la Nación, aunque durante algunos años se la destinó para que sirviese de oficina de correos, y más adelante cayó en la total desatención. A tal punto que hacia 1903, debido a su pésimo estado de conservación se decidió demolerla casi por completo, sólo preservándose lo que hoy se conoce como el Salón de la Jura de la Independencia, que la posteridad pudo verificar a través de alguna pintura de época.
Continuaron pasando los años de desapego y desmemoria hacia la residencia que cobijó a 33 diputados de once provincias argentinas y tres del Alto Perú, hasta que un gobierno de la estigmatizada Década Infame, en 1942, por fin resolviera restaurarla procurando devolverle el aspecto original. La “puesta en valor” como hoy se dice fue inaugurada el 24 de setiembre de 1943, por el gobierno de facto surgido del golpe militar del 4 de junio de ese año, que tenía precisamente en el coronel Perón a su más trascendente referente ideológico.
Lamentablemente después del cruento golpe militar de 1955, muy poco se hizo para identificar el sentido de la celebración patria de la Independencia con la acción soberana por evitar todo lo posible incurrir en vínculos o negociaciones con países u organismos multilaterales que desemboquen en la dependencia económica y financiera de nuestro país. Hubo apenas un pálido intento durante el gobierno del debilitado presidente Arturo Illia (de hecho, al momento de ser derrocado en 1966, la deuda externa era inferior a la recibida en 1963), y en cuanto al período Cámpora-Perón de 1973-1974, fue demasiado breve para afianzar una política definida en esa dirección, aunque hubo gestos audaces que dieron cuenta de la misma intencionalidad.
Recién casi medio siglo después de aquella matanza fratricida, propiciada por sectores diversos varias veces derrotados por el peronismo con amplitud en comicios libres y transparentes, surgió otro gobierno de cuño peronista que, en principio, tuvo un escaso apoyo electoral, pero que de inmediato adoptó medidas contundentes que le devolvieron la autoestima a una sociedad desalentada respecto de su incierto futuro. El 25 de Mayo de 2003 –es decir, coincidente con la otra fecha patria que recuerda el mismo propósito libertario-, desde la propia asunción como presidente y ante la Asamblea Legislativa, Néstor Kirchner identificó el significado de la Independencia con impulsar cuanto antes un eficaz programa de desendeudamiento, que le permitiera gobernar con la mayor autonomía posible.
En 1816 no había unanimidad de criterio en torno al sentido de la decisión rioplatense de emanciparse del decadente reino de España. Por eso, salvo Córdoba, las otras cinco provincias integrantes de la Liga Federal (a saber: Banda Oriental, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Misiones) no enviaron representantes al Congreso de Tucumán. A grandes rasgos, por un lado terciaba el interés del puerto de Buenos Aires de librarse políticamente de toda influencia española, para comerciar sin traba alguna con la industriosa Inglaterra, país que para lograr esa ventaja mercantilista auspiciaba las causas emancipadoras en Sudamérica. Del otro lado, la Unión de los Pueblos Libres, creada por José Gervasio Artigas, tenía una visión independentista diferente, puesto que necesitaba proteger a los pueblos del interior de la sucedánea dominación que ya ejercía la centralista ciudad portuaria.
Este sentido dual –ambivalente si se quiere- de la Independencia perdura entre los argentinos hasta nuestros días, de ahí la necesidad de señalar el hito fijado en aquella celebración de Perón en la Casa de Tucumán. Concepto revalorizado por Kirchner, para establecer una política que reunió la vieja aspiración de la autonomía económica con el renovado empeño de hacer posible la integración regional por la que tanto abogó tempranamente aquél (“El año 2000 nos encontrará unidos o dominados”, presagiaba Perón).
Durante el atormentador período que medió entre ambos gobiernos –sobre todo el signado por el terrorismo de Estado, cuando la dictadura fue además de genocida también vendepatria-, hubo tiempo para que germinara como contraste la preclara conciencia del camino liberador, mediante la lectura de autores ineludibles como Raúl Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche, Jorge Abelardo Ramos y Eduardo Galeano. A partir de la constitución de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) se hizo explícito el mensaje que hoy pugna por hacer prevalecer esa visión de conjunto, integradora, como la única posible para garantizar la construcción de la anhelada Patria Grande.

jueves, 5 de julio de 2012

El espejo paraguayo

Por Raúl Zibechi - http://www.telesurtv.net/articulos/2012/07/03/el-espejo-paraguayo-2278.html

Un golpe de Estado es una acción desde arriba para interrumpir un proceso político. No importa quién la realice ni los métodos que utilice. Los golpes al estilo del que derrocó a Salvador Allende cayeron en desuso, por el alto costo internacional que tienen.

El golpe de Estado que apartó a Fernando Lugo de la presidencia de Paraguay se inscribe dentro de la nueva modalidad inaugurada con el derrocamiento de Manuel Zelaya en Honduras, en junio de 2009, por la Suprema Corte de Justicia. Es un nuevo tipo de golpe que comenzó a implementarse luego del estrepitoso fracaso del golpe al viejo estilo contra Hugo Chávez el 12 de abril de 2002. Cuando los sectores populares aprendieron a desbaratar el golpe clásico, aparece esta nueva modalidad de golpe institucional.

En los últimos 20 años los únicos golpes exitosos al viejo estilo sucedieron en Haití: en 1991 el general Raoul Cedrás derrocó a Jean Bertrand Aristide, y en 2004 sucedió algo similar, pero con la participación de tropas de Canadá, Francia y Estados Unidos. En 13 de los 15 casos en los que un presidente latinoamericano no pudo terminar su mandato fue porque la presión popular forzó la dimisión.

Lo destacable es que el método de la destitución por organismos del Estado es idéntico en los casos en que se hace a favor y en contra de los sectores populares. En Ecuador, Abdalá Bucaram y Lucio Gutiérrez fueron destituidos por el Congreso en medio de levantamientos populares. Por eso no sirve focalizarse en las formas, sino en los procesos. El nuevo golpismo puede repetirse en cualquier país de la región, ya que las clases dominantes retomaron su ofensiva y se ponen al servicio de un Pentágono deseoso de desestabilizar.

La caída de Lugo, como toda crisis política, desnuda los cambios que se están produciendo en la región desde que Barack Obama definiera la Nueva Estrategia de Defensa.

En primer lugar, la masacre de Curuguaty y el golpe contra Lugo fueron posibles por la alianza entre el agronegocio, los terratenientes propietarios de tierras malhabidas durante la dictadura de Stroessner, las mafias del contrabando y el narcotráfico, con sus ramificaciones en los medios de comunicación, el Estado y las iglesias. La gira regional del secretario del Pentágono, Leon Panetta, en abril pasado, parece haber sido una señal que activó a las derechas (La Jornada, 18/5/12).

El Pentágono tiene una larga experiencia en la aplicación de la “doctrina del shock”, que pasa por la destrucción de naciones enteras para reconstruirlas al servicio del capital y de la potencia hegemónica. La decadencia de Estados Unidos hace que la única estrategia viable sea la dominación sin hegemonía, que sólo necesita la fuerza militar; por eso la nueva estrategia instala la violencia golpista en el centro del escenario político.

En segundo lugar, el modelo económico extractivo, asentado en la minería a cielo abierto, los monocultivos y las megaobras de infraestructura, fortalece a las clases dominantes y al imperio, debilita a los sectores populares, pone en riesgo a los movimientos y las libertades democráticas.

Los gobiernos que han optado por profundizar este modelo se están enajenando el apoyo popular y, a la vez, están dando vida a sus propios sepultureros, como sucedió en Paraguay, donde el crecimiento exponencial de los cultivos de soya no hizo más que fortalecer a los usurpadores de tierras y a los asesinos de campesinos.

En tercer lugar, el movimiento campesino de Paraguay recorrió en medio siglo un camino del que algo podemos aprender para enfrentar el nuevo escenario. En la década de 1960 se crearon las Ligas Agrarias, impulsadas por las comunidades eclesiales, un impresionante movimiento de base que cambió la historia de los de abajo. A mediados de la década de 1970 fueron salvajemente reprimidas por el régimen de Stroessner. En 1980, sobre sus cenizas se crea el Movimiento Campesino Paraguayo. Hasta aquí la trayectoria habitual bajo dictaduras: organización-represión-reagrupamiento.

En la década de 1990, en democracia, el movimiento crece y gana visibilidad, pero se fragmenta. Aun así, la lucha por la tierra se intensifica y el movimiento irrumpe en la crisis política de 1999 por el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña, creando un hecho político trascendente como el marzo paraguayo, que provocó la primera derrota de los herederos demócratas de la dictadura. El golpista Lino Oviedo huye a Argentina y el vicepresidente Raúl Cubas se asila en Brasil.

En 2002 la unidad de acción de todo el sector campesino-popular en el Congreso Democrático del Pueblo, donde confluyeron 60 organizaciones, impidió la privatización de empresas estatales y frenó la aprobación de una ley antiterrorista. Pese a las divisiones los movimientos fueron capaces de volver ingobernable la democracia de baja intensidad y derrotar el modelo neoliberal.

Ese escenario creado desde abajo tapizó el camino de Lugo a la presidencia en 2008. Los movimientos más importantes –no todos– optaron por crear partidos, o sea institutos del Estado financiados por el presupuesto, según el feliz aserto de Adolfo Gilly (La Jornada, 27/6/12). Se profundizaron la división y la atomización. Después de 2008 una parte de los mejores dirigentes se convirtieron en funcionarios y se instalaron en la capital, convencidos de que es el camino para adquirir más fuerza. Hoy, salvo excepciones, los movimientos sufren su mayor debilidad en décadas.

Medio siglo de movimiento campesino, el principal movimiento antisistémico del Paraguay, muestra que no hay atajos que puedan sustituir el conflicto de clases. Que la presión internacional por sí sola no puede modificar la relación de fuerzas. Que hay varios tipos de derrotas. Que la derrota por represión no es tan destructiva como la institucionalización. Que sólo podemos frenar la ofensiva del capital y del imperio en calles y plazas, y que lo demás es un espejismo, necesario para sobrevivir, dicen algunos, pero espejismo al fin.

lunes, 2 de julio de 2012

Destitución de Lugo, maniobra política de Estados Unidos

Stella Calloni - http://www.jornada.unam.mx/2012/07/01/mundo/025n1mun 

Mientras se realizaba el juicio político exprés contra el presidente democráticamente electo de Paraguay, Fernando Lugo, el pasado 22 de junio, considerado ilegal por los países vecinos, diputados paraguayos se reunían con militares de Estados Unidos para negociar la instalación de una base castrense en el Chaco, territorio extenso y despoblado del país sudamericano.

El legislador José López Chávez, quien respondía al grupo disidente del Partido Colorado (la Unace) –encabezado por el general golpista Lino Oviedo, con el cual tiene algunas diferencias– y es presidente de la Comisión de Defensa de la cámara baja, expresó su esperanza en que Estados Unidos instale bases militares en el Chaco, según fuentes de ABC Color (www.abccolor.com.py).

De acuerdo con ese medio, el más poderoso complejo mediático de la derecha en Paraguay y clave en la destitución de Lugo, el diputado López Chávez –acusado de conductas mafiosas– confirmó que dialogó con jefes militares estadunidenses sobre la posibilidad de instalar bases, aunque el tema está siendo analizado por el Pentágono

En declaraciones a una radiodifusora paraguaya (789 AM), el legislador argumentó que es necesario instalar dichas bases, ya que, según su apreciación, Bolivia constituye una amenaza para Paraguay, debido a la carrera armamentista que desarrolla. Asimismo alega que su país necesita mejorar su seguridad en las zonas despobladas.

La ayuda humanitaria
El posible acuerdo bilateral llevaría ayuda humanitaria de tropas estadunidenses para la población local. Como se sabe, la acción cívica y la ayuda humanitaria, que ya han realizado tropas de Estados Unidos en Paraguay, a las que se dio inmunidad diplomática en mayo de 2005, es un esquema de contrainsurgencia, espionaje y control poblacional y territorial.

Según las fuentes, esa propuesta tomó estado público el pasado 23 de junio, luego de un encuentro entre referentes de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados con un grupo de generales de Estados Unidos, el cual llegó al país para dialogar sobre eventuales acuerdos de cooperación.
Esta podría ser una de las causas de la rapidez con que se sacó a Lugo del gobierno, por los compromisos con el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Unión de Naciones Sudamericanas, lo que no habría permitido avanzar en el proceso de bases castrenses.

En 2009 Lugo había rechazado, aunque débilmente, la posibilidad de grandes maniobras del Comando Sur en Paraguay, aduciendo los compromisos con naciones asociadas.

Pero desde mayo de 2005 –antes de la llegada de Lugo al gobierno– se permitió el ingreso de tropas estadunidenses a Paraguay con inmunidad, permiso de libre tránsito y permanencia para sus soldados con vigencia hasta diciembre de 2006, prorrogable automáticamente, como entonces publicó este periódico.

Fue uno de los golpes más fuertes que Washington asestó contra el Mercosur, el cual renunció así a su poder jurisdiccional, ya que las tropas pueden trasegar armamento, equipo y medicamentos y actuar en cualquier lugar del territorio, y sin nuevas autorizaciones en esos momentos entraron un contingente de 400 soldados –el primero– y grupos especiales.

En realidad, este tipo de tropas nunca se fueron de Paraguay. Cuando el dictador Alfredo Stroessner fue derrocado por un golpe entre amigos en febrero de 1989 se mantuvieron en el poder militares que habían participado en su larga dictadura (1954-1989).

Paraguay perdió el derecho de investigar los delitos que pudieran cometer las tropas extranjeras y no podrá demandar a Washington ante la Corte Penal Internacional, violando así su legislación.
En Paraguay, informes detallados de analistas militares advirtieron sobre la poderosa infraestructura de Estados Unidos en un país de importancia geoestratégica, porque limita con Bolivia, Brasil, Argentina y está relativamente cerca de otros donde hay bases castrenses estadunidenses.

Los militares del Comando Sur han marcado el territorio que está sobre el extenso acuífero guaraní, uno de los más grandes de agua potable del mundo, ubicado en la triple frontera que tiene Paraguay con Argentina y Brasil.

Según los informes castrenses, todos los cuarteles paraguayos cercanos a las fronteras están preparados como infraestructura para tropas estadunidenses, las cuales incluso han cavado pozos artesianos para agua potable, supuestamente para campesinos, que en realidad éstos no utilizan.

Así, el cuartel Mariscal Estigarribia, situado a sólo 250 kilómetros de Bolivia, tiene una pista de casi 3 mil 800 metros de largo, en un país que tiene escasas fuerzas aéreas.

Ésta fue construida por tropas estadunidenses, las cuales la modernizaron en años recientes y está diseñada para recibir aviones Galaxy y B-52, así como otras aeronaves portadoras de equipo y armamento de gran escala; también está preparada la pista de la base de Palmerola, en Honduras.
De la misma manera, allí pueden ubicarse miles de soldados si se requiere hacerlo en cualquier momento. Está catalogada como una de las bases con infraestructura más poderosa de Estados Unidos en América Latina.

Sin embargo, es evidente que ante la ofensiva en marcha contra los gobiernos de Sudamérica que posibilitaron un escenario golpista en Bolivia y Paraguay, en junio de este año, así como conatos desestabilizadores en Argentina, se necesita ubicar más tropas en ese lugar estratégico.

La noticia de los acuerdos mencionados entre los diputados ligados con la dictadura pasada y los generales estadunidenses no sorprende en estas circunstancias. Y precisamente en un país donde la lucha por las tierras robadas y mal habidas, como las caracterizó la Comisión por la Memoria, la Verdad y la Justicia, el conflicto social es cuestión permanente.

Para los campesinos, recuperar sus tierras es cuestión de vida o muerte. Especialmente por los ataques de los llamados brasiguayos y sus grupos de choque, empresarios soyeros de Brasil, pero como sostiene Martín Almada, defensor de los derechos humanos, forman parte de las grandes corporaciones, como Monsanto, que avanzan sobre el continente.

Detrás de la destitución de Lugo hay elementos que deben verse como un ataque estratégico para el proyecto de desestabilización, tendiente a golpear la integración latinoamericana.