Federico Bernal - http://www.infonews.com/nota/242697/el-circulo-marron-y-las-inundaciones
Desde la ciencia, la política y el periodismo afines a un proyecto nacional y verdaderamente democrático se ha venido contrarrestado los atentados desinformativos en relación a las últimas inundaciones, contextualizándolas en la ocurrencia de similares o peores tragedias en otras partes del mundo. Complementamos este muy importante abordaje desde la política y la economía, diseccionando el relato del "círculo marrón", esto es, la ideología y los objetivos políticos del neoliberalismo (círculo rojo) y su fundamentalismo ecologista (círculo verde). Superar la abstracción medioambiental resulta vital en este debate porque contribuye a refrescar el hecho estratégicamente omitido de que el neoliberalismo en el poder es la peor de todas las catástrofes de origen antropogénico, incluyendo por supuesto al cambio climático y sus nefastas consecuencias sobre el ser humano (¡ser humano en primerísimo lugar y mucho antes que el medioambiente y cualquiera de los más populares mamíferos hoy en vías de extinción!).
Introducción al "círculo verde".
El neoliberalismo medioambientalista en la Argentina se despabiló tímidamente con la reactivación del Plan Nuclear en agosto de 2006 y vigorosamente desde la renacionalización de YPF, en abril de 2012. La terminación de la represa Yacyretá, la inauguración de la Central Nuclear Néstor Kirchner (ex Atucha II), la necesidad de nuevas plantas de purificación de uranio (Dioxitek), la puesta en marcha del programa de extensión de vida de la central Embalse, la construcción de nuevas represas hidroeléctricas, la exploración y explotación de Vaca Muerta (por fracturación hidráulica) de la mano de una YPF alineada al proyecto nacional, entre otras iniciativas, generan un profundo rechazo al medioambientalismo neoliberal. Para contrarrestar el calentamiento global y, con él, el derretimiento de los casquetes polares, a la sazón hogar de osos polares y focas pía (y sus bellísimas crías de pelaje blanco), las propuestas del fundamentalismo ecologista pasan por una disminución drástica del consumo energético y la sustitución de los combustibles fósiles, la núcleo-electricidad y la hidro-electricidad por energías renovables (eólica y solar). En nuestro país, las fuerzas partidarias identificadas con esta posición o "círculo verde", son PRO, Coalición Cívica, UCR, Frente de Izquierda, Partido Obrero y el MST.
La cuestión del cambio climático
Hemos señalado en notas anteriores que la transición a una economía energéticamente limpia sólo puede ser positiva si los beneficios socioeconómicos asociados, tanto en el corto como en el largo plazo, exceden los costos de alejarse de los combustibles fósiles tradicionales. En consecuencia y de la misma manera que no es un exceso de capitalismo lo que obstaculiza nuestra emancipación (como argumenta la ultra-izquierda) sino la ausencia de un capitalismo nacional, genuinamente autóctono y autosuficiente, naciones "en vías de emancipación" como la Argentina (en lugar de "en vías de desarrollo") deben incrementar exponencialmente su generación y consumo energético apelando, como apela desde su lanzamiento en 2004 el Plan Energético Nacional, al desarrollo y a la utilización de todas las fuentes energéticas, aunque recostándose en la generación de electricidad basada en los hidrocarburos (derivados del petróleo, gas natural y carbón mineral), el uranio (centrales nucleares de potencia) y la energía hidráulica (represas hidroeléctricas). Dicho en otras palabras y omitiendo que aún se discute si el cambio climático obedece a causas naturales, antropogénicas o a una combinación de ambas, el desafío no pasa por luchar contra el CC a cualquier precio, es decir, a expensas de una ralentización en el desarrollo y la industrialización, en el marco de un sistema energético más caro, menos eficiente y tecnológicamente dependiente de terceros países (energías eólica y solar). El desafío pasa más bien por reducir la contaminación ambiental en un contexto de universalización del acceso a la energía (progresivamente accesible y asequible), en función de un proyecto de industrialización, modernización económica e inclusión social ascendente que coloque al ser humano (en lugar de a los osos polares y las focas pía) en el centro de la protección.
El círculo marrón
Con las inundaciones volvió a escena el debate sobre el "cambio climático" y cómo combatirlo. Los medios de comunicación que apuntalan el discurso del círculo verde y se nutren de la chatarra científica de organizaciones como Greenpeace. Son las corporaciones conductoras del círculo rojo (el infantilismo ecologista también abunda entre analistas y medios "heterodoxos"). El círculo marrón se siente a sus anchas y justifica por vía medioambiental las políticas de ajuste y austeridad. En materia económica, nos proponen: una industria amigable con las praderas y el aire que respiramos, que es una industria tendiente a cero; en materia económica: un Estado mínimo, porque el Estado empresario y elefantiásico K gasta y derrocha sin control, a la vez que construye obras innecesarias por doquier. En materia energética y científico-tecnológica: matriz tendiente al 100% de renovables (energía más cara y menos accesible), congelamiento del Plan Nuclear Argentino, paralización de la construcción de nuevas represas, abandono de Vaca Muerta y desmantelamiento del Plan Nacional de Medicina Nuclear, entre otras medidas. Para convencer a Doña Rosa de lo inconveniente que resultan las nuevas represas Cepernic y Kirchner en Santa Cruz, lo conveniente que resulta eliminar los subsidios energéticos y frenar la construcción de ocho centros de Medicina Nuclear de última generación, mucho mejor argumentar desde el plano medioambiental que desde cualquier otro.
Algunos ejemplos. El diario La Nación argumentaba que las referidas represas inundarían verdes e inmensos campos donde hoy pastan pacíficas ovejas; formaciones geológicas que albergarían incalculables restos arqueológicos quedarían bajo el agua. En cuanto a los subsidios energéticos, se ha dicho por ahí que los subsidios a los combustibles fósiles contribuyen a una Argentina más contaminante, y que sin subsidios a la electricidad -que estimula el consumo y resulta en una mayor actividad (hechos negativos para el neoliberalismo)- se tiende a disminuir la liberación de dióxido de carbono, gas de efecto invernadero. Pero así como descontextualizan que los perjuicios del cambio climático se verifican en todo el mundo, descontextualizan también que la Argentina (igual para América Latina al comparar regiones) está entre las naciones menos contaminantes del planeta, y que mucho más lo estará con las nuevas represas y centrales nucleares. Es así, en definitiva, como el círculo rojo y su mensaje "verde" devienen en círculo marrón.
La peor inundación es la neoliberal
Con argumentos del estilo y de fuerte impacto en la opinión pública (alta persuasión), la prensa dominante, su ejército de especialistas y organizaciones ecologistas de todas partes del mundo aprovechan todas y cada una de las grandes catástrofes "naturales" -inundaciones, aludes, sequías, temporales, terremotos, etc.- para intentar imponer la lógica neoliberal en la lucha contra el cambio climático. Y es este, más allá de señalar la ocurrencia universal de los efectos nocivos del calentamiento global, el contexto más abarcador y políticamente conveniente por el que creemos debería discurrir el debate en relación a las últimas inundaciones en nuestro país. Sintetizamos: por un lado, el diseño y la defensa de una política medioambiental en función de una nación en "vías de emancipación"; y por el otro, la disección "cromática" del círculo marrón con el consecuente e invariable recordatorio que no hay peor inundación que el neoliberalismo en el poder, porque el ahogamiento económico, industrial, energético y social derivado de sus políticas no discrimina topografías, provincias, regiones ni compatriotas. Con el neoliberalismo nuevamente en la Rosada, la trágica inundación de este mes de agosto será un charquito al lado de la inundación con agua pútrida que provocarán el célebre "derrame" de los mercados y sus bondadosos inversores, la seguridad jurídica exigida por los buitres y el altruismo de la Sociedad Rural. Será un charquito, en efecto, porque ha de considerarse además que frente a cada inundación neoliberal le sigue el tradicional salvavidas de plomo (léase, salvataje o blindaje) graciosamente confeccionado por sus "rescatistas" especializados y sus milagrosas recetas, hoy insertos todos en el círculo marrón.
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