Alberto Fujimori ganó las elecciones presidenciales peruanas en 1990
bajo la consigna "Cambio 90", capitalizando el desencantamiento popular
con la populista Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) de Alan
García.
Durante su primer mandato, la oposición mantenían un férreo control sobre ambas cámaras legislativas, evitando el avance de las reformas neo-liberales que buscaba promover el nuevo presidente, por lo que Fujimori (que contaba con un gran apoyo popular en el momento) decidió llevar adelante un auto-golpe en Perú, cerrando el Congreso, suspendiendo la Constitución, y purgando al sistema judicial.
Durante su primer mandato, la oposición mantenían un férreo control sobre ambas cámaras legislativas, evitando el avance de las reformas neo-liberales que buscaba promover el nuevo presidente, por lo que Fujimori (que contaba con un gran apoyo popular en el momento) decidió llevar adelante un auto-golpe en Perú, cerrando el Congreso, suspendiendo la Constitución, y purgando al sistema judicial.
Para aquellos que conocen de cerca algo de lo que está sucediendo en la Argentina, pueden advertir los claros paralelismos.
El presidente de corte liberal-conservador Mauricio Macri venció al populista Frente Para la Victoria bajo el slogan "Cambiemos", y unas de sus primeras medidas fue intentar nombrar por decreto dos jueces de la Corte Suprema de Justicia (algo que no sucedía en el país desde 1862).
Este nuevo líder de la derecha latino-americana se encuentra frente al mismo desafió que Fujimori, al no tener control sobre las cámaras legislativas, por lo que ya han anunciado miembros de sus gabinete la voluntad de la nueva administración de gobernar por decreto, sin la necesidad de pasar por el Congreso.
A su vez a poco días de asumir el presidente se ha animado a modificar atribuciones de los entes reguladores de los medios de comunicación en el país (AFSCA y AFTIC), buscando borrar de un plumazo las regulaciones anti-monopólicas establecidas por la Ley de Medios (aprobada por amplias mayorías en el Congreso de la Nación, y declarada constitucional por la Corte Suprema de Justicia).
Tampoco son menores los avasallamiento de la nueva gestión sobre los medios de comunicación críticos, sacando del aire de la televisión pública al canal opositor 678, y haciendo la vista gorda frente a los hackeos generalizados a portales opositores como Página 12 y Diario Registrado, y pidiendo desde las sombras que ciertos periodistas críticos sean sacados del aire en los medios privados.
El presidente de corte liberal-conservador Mauricio Macri venció al populista Frente Para la Victoria bajo el slogan "Cambiemos", y unas de sus primeras medidas fue intentar nombrar por decreto dos jueces de la Corte Suprema de Justicia (algo que no sucedía en el país desde 1862).
Este nuevo líder de la derecha latino-americana se encuentra frente al mismo desafió que Fujimori, al no tener control sobre las cámaras legislativas, por lo que ya han anunciado miembros de sus gabinete la voluntad de la nueva administración de gobernar por decreto, sin la necesidad de pasar por el Congreso.
A su vez a poco días de asumir el presidente se ha animado a modificar atribuciones de los entes reguladores de los medios de comunicación en el país (AFSCA y AFTIC), buscando borrar de un plumazo las regulaciones anti-monopólicas establecidas por la Ley de Medios (aprobada por amplias mayorías en el Congreso de la Nación, y declarada constitucional por la Corte Suprema de Justicia).
Tampoco son menores los avasallamiento de la nueva gestión sobre los medios de comunicación críticos, sacando del aire de la televisión pública al canal opositor 678, y haciendo la vista gorda frente a los hackeos generalizados a portales opositores como Página 12 y Diario Registrado, y pidiendo desde las sombras que ciertos periodistas críticos sean sacados del aire en los medios privados.
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