La canción “No llores por mí, Argentina”, compuesta por Nacha Guevara
en 1976, representa un discurso comprometido de Eva Duarte con el
pueblo argentino, realizado en el balcón de la Casa Rosada. Hoy con
Macri en la misma Casa Rosada, dan ganas de “llorar por ti, Argentina”.
Macri asumió la presidencia creyendo que es un monarca, no necesita
al Congreso elegido por el pueblo y gobierna a través de los llamados
Decretos de Necesidad y Urgencia con los que termina con la democracia
en el vecino país. En poco más de un mes ha eliminado las conquistas
sociales ganadas con lucha y sangre: designó por decreto a dos jueces de
la Corte Suprema de Justicia, para manejar este poder a su antojo;
eliminó el impuesto a las exportaciones para beneficiar a los
empresarios –que ahora son sus ministros– y a las transnacionales que
ahora gobiernan; ejecutó el impuesto a las “ganancias” sobre los
ingresos del pueblo trabajador; liberó el dólar que estaba controlado
por el gobierno de Cristina Fernández para evitar el lavado de dinero y
mantener el valor del peso argentino, lo que significa que devaluó el
peso en un 40% mientras los precios de la canasta familiar se disparan;
hay miles y miles de despidos de trabajadoras y trabajadores cada día;
las protestas sociales son intervenidas brutalmente porque, como dice la
Ministra de Seguridad, “no se permitirá el caos” y se hará un protocolo
para “ordenar” la protesta callejera y el corte de rutas. Igualmente,
Mauricio Macri ha intervenido las autoridades de comunicación violando
toda libertad de prensa y expresión.
Aquellas medidas representan el retorno de un neoliberalismo feroz en
Argentina, y ponen a prueba un “modelo” de vuelta neoliberal en la
región para acabar con los procesos de cambio y transformación hechos
por los pueblos. El sistema patriarcal que es capitalista neoliberal,
colonialista y transnacional, no va retornar “progresivamente” con
medidas blandas que eviten la protesta social, vuelve con brutalidad
para generar miedo y desmovilización.
Lo que pasa en Argentina, Venezuela, las crisis de desestabilización
en Ecuador y la campaña de la derecha por el No a la repostulación del
compañero Evo Morales en Bolivia, son parte de una estrategia regional
del sistema para retomar el control de la región “desobediente” y
empobrecer al pueblo. Esto, en un sistema patriarcal y una cultura
machista, nos afecta principalmente a las mujeres que tendremos que ver
cómo criamos a las wawas, con qué llenamos la olla, cómo les damos salud
y educación, cómo pagamos el agua, el gas y la luz. El retorno del
neoliberalismo jode a todos, pero principalmente nos jode a las mujeres.
Macri es el rey chiquito de un experimento del sistema, pero no
podemos olvidar que fue elegido con el voto del pueblo argentino. Somos
los pueblos quienes construimos la historia y tenemos que asumir nuestra
responsabilidad política en defender los procesos que tanto nos han
costado, que han tenido errores –por supuesto– pero que claramente han
marcado otra forma de vida en nuestros territorios.
No lloramos por ti, Argentina, aunque dan ganas. Desde la rabia y la
indignación, estamos construyendo una resistencia regional a los
gobiernos neoliberales, un movimiento de defensa y profundización de los
procesos de cambio, un movimiento de Feminismo Comunitario para
defender y profundizar las revoluciones en Abya Yala ¡Un movimiento para
Vivir Bien!
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