MATÍAS LEÓN - http://rinacional.com.ar/sitio/la-malintencionada-confusion-de-populistas-y-populares/
Si hay un calificativo confuso en los análisis políticos, es
el término populista. Y no menos olvidado es el de popular.
En numerosos artículos son populistas Trump, Lula,
Berlusconi, Evo y muchos más. ¿Cómo pueden ser figuras tan distintas caber en
la misma definición? Ante tamaña amplitud (y sinsentido) cabe primero aclarar
los tantos.
Típicamente las notas de opinión en los grandes medios
expresan al populismo como una forma de gobierno que se contradice con la
típica “democracia liberal”. Mientras la última protege sobre todo a los
derechos individuales y las instituciones, el populismo es la opresión del
dictador amparada en la manipulación de la población. De esta manera se
convirtió en el nuevo término para definir una demagogia.
¿Pero cómo se puede usar el mismo calificativo para aquellos
que bombardean pueblos y los que alimentan al suyo propio?
La confusión no es hija de la ignorancia sino del interés.
Desde la gran prensa y la universidad se ha calificado de populista a todo
personaje que se quiera desacreditar. De esta manera todas las políticas que
lleve a cabo el típico “caudillo” no están hechas para beneficiar a la
población, sino para la consolidación de su poder. El uso tan vago de términos
como populista sería imposible si no fuera por el amplio desconocimiento de los
intereses en punga.
De esta manera la prensa parte del capital financiero
califica de populista a Trump por proteccionista. No porque a ellos les
interese la paz mundial, la justicia social o los inmigrantes en EEUU, sino
porque ha puesto en el centro de sus políticas a la industria yanqui, lo cual
le resta recursos a la especulación financiera internacional. De este lado del
mundo, miramos con gracia las peleas internas de las facciones del imperialismo
norteamericano.
Ahora bien en países víctimas de la intriga de las
potencias, el término populista se le ha achacado a todo aquel que no sea
un adicto al Departamento de Estado o las embajadas europeas. Cada vez que
surge una figura que cuestione la distribución de la renta nacional o denuncie
el papel de las multinacionales en el saqueo nacional, la prensa del capital
concentrado descarga ríos de tinta contra el nuevo populista. El caso más
reciente es el del presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador.
Representantes como éste no responden a la manipulación de
la opinión pública, de eso se ocupan los multimedios concentrados de nuestros
países. ¿De cuántos diarios y canales son dueños acaso?
El surgimiento de estas figuras son el resultado de años de
injusticia hacia el pueblo. No son populistas, son líderes populares. Nacen de
nuevas organizaciones políticas, la mayoría cercanas a sindicatos y
organizaciones sociales. Su militancia y campaña no hizo en una agencia
publicitaria ni bancos internacionales, tampoco fueron financiados por dinero
negro. Como cierta gobernadora de Buenos Aires y su amigo el residente de la
Rosada.
Líderes como Lula, Evo o AMLO son la manifestación del
malestar y las esperanzas de sus pueblos. Un rechazo al presente injusto y la
ambición de un futuro distinto. Sin lugar a dudas tendrán sus defectos y
límites, pero el carácter cipayo no es uno de ellos.
Bajo la definición de populista, caben todos aquellos que se
apoyan en el blindaje cultural de las usinas generadoras de sentido (medios y
universidad) al servicio de las clases más encumbradas y sus aliados
extranjeros. De esta manera en nuestro país el populismo, es el macrismo y sus
aliados de Cambiemos.
Los líderes populares de América Morena, son su creación
original y trascienden su historia. Sus populistas son efímeros, duran lo que
aguante el endeudamiento y la explosión del rechazo social. En ciertos
momentos, si sus líderes están a la altura, luego de los tiempos más miserables
y tristes puede brotar algo distinto. Al peronismo lo precedió el desastre de
la Década Infame y Cárdenas el hambre del Profiriato.
Tan cierto como la llegada del alba, los pueblos en algún
momento recuperan cierto grado de conciencia política. Entonces distinguen muy
bien a populistas de populares.
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