Por Alejandro Dolina - https://contrainfo.com/28481/el-hecho-maldito-y-el-burgues-argentino/
No le importaba ni la corrupción, ni los pobres, ni el de al
lado, y menos los que manda a agarrar la pala desde Internet. El tema era
culpar al peronismo de todo lo malo. Nada más. A él solo le importó una cosa:
que el gobierno NO sea peronista. Para él: los Kirchner, Evita, Dolina,
Corach, Leonardo Favio, el Papa Francisco, Rodríguez Saa, Rodolfo Walsh,
Cafiero, Cámpora y el que silba la marcha de Hugo del Carril cuando limpia los
vidrios, fueron, son y serán, todos iguales, son todos enemigos que pertenecen
a ese movimiento maldito.
Si estando en el gobierno privatizan o estatizan, a él, le
da lo mismo, siempre es malo, porque la acción no le interesa, sino la
identificación de alguien como peronista; y si van al norte o al sur, está mal
ambas cosas, solo porque son peronistas.
Como no puede admitir que vota y opina según una “camiseta”,
siempre “en contra de ellos” y que en realidad, las ideas, las obras, las
acciones no le importan, se viste para la ocasión. Si se tiene que vestir de
socialista indignado; de comunista que tiene auto importado con calcomanía
del Che Guevara; de humanista porque postea si ve un perrito perdido; de
radical especializado en Illia porque murió pobre; de Isaac Rojas subido a un
avión bombardero; de estadounidense o francés porque son países serios; de
ciudadano derecho que pide golpe de Estado o de republicano racional que
entiende que la economía está por encima de la gente, él se cambia sin
vergüenza alguna. El fin justifica los trajes: el gobierno no tiene que ser
peronista. Punto.
El centro cultural más grande de la historia, el polo
científico, los trenes, la nacionalización de YPF, el matrimonio igualitario,
los satélites argentinos, el Hospital El Cruce, Tecnópolis, el billete con las
islas Malvinas, el plan Qunitas, el Pro.cre.ar, hubieran sido obras
de un gobierno no peronista, a él mucho no le hubiera importado, salvo que lo
beneficien en algo, pero sí afirmaría que son aciertos irrefutables. Pero como
son acciones de gestiones peronistas, entonces: son curros, no son los modales
adecuados, lo importante no es la obra sino el nombre o fueron gastos que no corresponde
a este tiempo.
Lo que sí le importa es repetir que su fortuna personal no
depende del estado del país, mucho menos cuando hay gobiernos peronistas, y que
su familia y él, son, los poquísimos trabajadores serios y honrados, que
habitan “éste país” que anda mal porque salvo él y unos pocos, el resto son
todos vagos peronistas y ladrones.
Cuando todo estalla y ya no se puede disimular que no se
construyó nada en función del pueblo, no será consecuencia de que los que
venían a salvar al país son inoperantes, deshonestos, cipayos y mucho menos
dirá “que mal voté es que siempre voto lo que sea para no votar un peronista”.
En ese momento soltará una de sus frases escudo: “es que, al final, son todos
iguales, todos roban”. De esa manera, no hay análisis ni cálculos, todos son
corruptos. El gobierno que pone derechos del trabajador en la Constitución, les
otorga pensión a las amas de casa, promueve el aguinaldo, y/o subsidia el
transporte, la luz y el gas a los que menos ganan, será, según él, igualito al
que se quedó con los ahorros que tenía la clase media en los bancos y no
construyó ni un hospital porque igual, al final “todos roban”…
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