@lacarancha - http://musgrave-finanzaspublicas.blogspot.com.ar/
Es difícil buscar razones al prejuicio. Y debe ser, justamente, porque es algo que se construye y se vuelve sentido común con el paso del tiempo, y que se legitima y autolegitima en el discurso masivo que no necesita argumentar nada.
Un pre-juicio es eso, un juicio previo a los hechos, algo que puede fundamentarse con sólo afirmar que muchos lo piensan, que siempre fue así, que mi familia me educó de esa manera, que lo escuché en la tele. Y así es como se disfraza un prejuicio que es la base para sostener ideologías conservadoras, de derecha, retrógradas y generadoras de desigualdades.
Y, no importa de donde venga, el prejuicio siempre se disfraza "estado natural de las cosas" para defender injusticias.
Uno de los termómetros para medir eso es escuchar o ver los comentarios donde la "calle" suelta la lengua, donde no tienen filtro para escribir o decir lo que piensan: en mi barrio sigue siendo la cola del banco o del supermercado, pero también es posible observar este tipo de comentarios en redes sociales, a través de cadenas de mail, en comentarios en los foros de noticias, etc.
Y el problema sigue siendo el cambio de eje que el peronismo hizo irrumpir en la cultura a través de sus políticas.
No jode que le den plata a los pobres, siempre y cuando no sean ellos quienes decidan qué hacer con ella. Los pobres no pueden tomar la decisión de consumir algo (aunque sea una vez) que no les está destinado por la mala estrella de haber nacido en hogares sin dinero.
Ni siquiera cuando tienen dinero pueden decidir qué hacer con él. Por eso se discute toda política que otorgue asignaciones en efectivo: mejor que les den alimentos, y de esos que comen ellos, nada de lujos. Si les dan plata, se la van a gastar en drogas, o, en el mejor de los casos en zapatillas caras, equipos de música y toda otra cantidad de cosas que no necesitan, que les están negadas por origen.
El PROGRESAR reavivó los debates que había abierto la AUH, sobre la incapacidad (innata?) de los pobres para administrar bien los recursos, que por algo son pobres. Entonces se pone en duda que con 600 pesos hagan desastres, o que no los usen para fortalecer su estudio, sino para "derrochar" (explícame vos, laburante que llega justo a fin de mes, cómo hacés para "derrochar" 600 pesos, como si te alcanzara para el derroche).
Y sabés porqué van a gastar mal? Porque los destinatarios del PROGRESAR tienen un doble estigma que los estigmatiza al cuadrado: no sólo son pobres, además tienen el agravante de ser jóvenes. Y vos sabés que los jóvenes, si además son pobres (el orden del prejuicio no altera el producto), son vagos y atorrantes. Siempre están al borde del delito, siempre son objeto de temor, son más proclives ser protagonistas de la sección "inseguridad" que de la de "educación" en los diarios y noticieros.
Porque siempre fue así: los pibes pobres son vagos y atorrantes. Y por eso tienen dos mangos y se los gastan en zapatillas, o en una camiseta de futbol, como si tuvieran derecho, como si pudieran. Y las mamás jóvenes tienen dos mangos y en lugar de comprar unos fideos de mierda, que se sirven en flaneras porque son imposibles de despegar, compran de marcas caras. Y les compran postrecitos a los hijos de marca, de los caros, como si no fuera suficiente para ellas darles leche, o postres más baratos, qué máquina de derrochar, así nunca van a tener nada.
Detalle que se olvida: hay sectores, los más beneficiados con estas políticas de asignación en efectivo, que nunca tuvieron nada, ni siquiera el derecho de soñar, porque para poder soñar, hay que poder creer que hay un futuro. Y para poder creer que hay un futuro, hay que poder planificar más allá de resolver qué carajo van a comer tus hijos al mediodía.
Cuando nunca pudiste planificar más allá de las 24hs en toda tu vida, está bien difícil que pienses en guardar, en dejar de hacer algo hoy para hacerlo la semana que viene, porque no sabés qué es la semana que viene, nunca lo supiste. Y entonces tenés unos pesos y te comprás eso que querés, eso que te da placer, alegría, presente y esperanza, porque ¿qué vas a esperar? ¿Qué hay más allá de hoy? Hoy, mañana, pasado, la semana que viene, siempre es sobrevivir, eso es lo que se hace todos los días. Hoy se festeja, se gasta, se compra eso postergado, deseado. La idea de futuro se construye, no es algo dado, natural. Se construye con la posibilidad de pensar en mañana, en que dentro de 20 días cobro esa platita.
Entonces, si queremos más justicia social, lo primero que hay que construir es la idea de futuro para TODOS, pero sobre todo para aquellos que nunca la tuvieron.
Porque ningún pibe nace vago y atorrante, sino que se hace sobreviviente cotidiano, se termina creyendo que no existe el derecho de soñar.
Y no hay nada más progresista y progresivo que una política de asignación en efectivo destinada a los más pobres. A corto, mediano y largo plazo. Y lo banco ideológicamente y con datos de investigación.
Vengan de a muchos.
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