viernes, 30 de marzo de 2018

ALTA SUCIEDAD



La consultora británica involucrada en el Facebook-Gate tiene viejos lazos con la Argentina. La trama que vincula aristocracia campera, campañas basura y sociedades en Panamá.
El escándalo de moda ofrece evidencias de esa tradición. El caso que involucra a Facebook por el uso de su base de datos para la realización de campañas sucias, noticias falsas y manipulación de la opinión pública -como la que llevó a Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, entre otras- tiene, por supuesto, una conexión argentina.
La Argentina VIP huele a bosta. En parte por su origen agropecuario, pilar de las dinastías económicas más encumbradas del país. Pero también porque, camuflada en el lujo y los buenos modales, la aristocracia local habita en una ciénaga de negocios viscosos, tráfico de influencias y política basura.
El escándalo de moda ofrece evidencias de esa tradición. El caso que involucra a Facebook por el uso de su base de datos para la realización de campañas sucias, noticias falsas y manipulación de la opinión pública -como la que llevó a Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, entre otras- tiene, por supuesto, una conexión argentina.
El primer indicio surgió durante la investigación que llevó a cabo el canal británico Channel 4. En una de las cámaras ocultas, Alexander Nix -CEO de Cambridge Analytica, la empresa apuntada por estos manejos-, mencionó los países donde habrían implementado su método para manipular elecciones: Nigeria, Kenia, República Checa y Argentina, entre otros. De hecho, la primera imagen del informe muestra a una mujer argentina festejando con un globo en la mano.
La sede de SCL Group en Buenos Aires está ubicada en una de las zonas más tradicionales de la aristocracia porteña.
Cambridge Analytica quedó en el ojo de una tormenta global luego de que se revelara que le pagó millones a Facebook para acceder a los datos privados de unos 50 millones de usuarios. El objetivo: personalizar los mensajes políticos. La compañía, con sede en Inglaterra, pertenece a SCL Group, una consultora global que, según su página web, posee oficinas en una decena de países. Uno de ellos es, precisamente, la Argentina.
La sede de SCL Group en Buenos Aires está ubicada en Arenales 941, 5° A. Se trata de un departamento residencial, emplazado en una de las zonas más tradicionales de la aristocracia porteña. El teléfono está a nombre -y suele ser atendido- por Lucas Talamoni, un ex polista que provee servicios agropecuarios.
Talamoni y Nix se conocieron en las canchas de polo. Habitué de la Argentina desde hace dos décadas, el ahora célebre ejecutivo inglés -que en los 90 intentó abrir una consultora en el país- despunta su afición por el deporte favorito de la alcurnia doméstica conformando equipos con profesionales locales. En 2012, por caso, con los hermanos Nicolás y Lucas Talamoni formaron Libertines, que participó en la copa Eduardo Moore en la Royal County of Berkshire Polo Club, cerca de Windsor, en Gran Bretaña. Según los registros, perdieron los tres partidos que disputaron en primera ronda.
Nix comparte padrinazgo de una ONG pampeana con celebridades del jet set local, entre ellos, el presidente Mauricio Macri.
En esas jornadas de deporte, lujo y bosta conoció también a Juan Pepa, un joven pampeano de intensa vida social. Con Pepa, Nix formó Rubirosa Ltd., una firma con sede en Londres que ya fue disuelta. Pero el vínculo se mantiene: el ejecutivo británico es padrino de la Fundación Pro Alvear, una ONG con la que la familia Pepa se propone aportar al desarrollo educativo, económico y social de Intendente Alvear y otras localidades de La Pampa.
El ejecutivo británico Alexander Nix, Ceo de la consultora Cambridge Analytica que protagoniza el Facebook-Gate, suele Argentina y conformar equipos de polo con jugadores locales.
Como es usual en ese tipo de organizaciones, la ONG recauda fondos en eventos de gala donde participan personalidades del polo, la moda, los negocios y la política. Además de Nix, entre otros “padrinos” de Pro Alvear aparecen el polista y modelo Nacho Figueras, la modelo Valeria Mazza, la jugadora de hockey Luciana Aymar y el actual presidente Mauricio Macri, que visitó la entidad en 2009, cuando aún gobernaba la Ciudad de Buenos Aires.
Como ya se dijo, el informe elaborado por channel 4 sugiere que SCL Group habría operado en campañas políticas de la Argentina. Pero en la oficina de Recoleta lo desmienten: “Hubo contactos con políticos de distintos partidos, pero no se concretó nada” dice una voz que pide reserva de su nombre. Es conocido, sin embargo, el gusto del macrismo por las campañas sucias.
El ejemplo más notorio trascendió en 2011, cuando una falsa encuesta telefónica difundió información apócrifa sobre el padre del actual diputado K Daniel Filmus, entonces candidato a jefe de gobierno de la Ciudad. Ante el escándalo, el equipo de campaña del PRO rechazó haber orquestado la maniobra por la que resultó procesado el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba, asesor estrella del presidente. La justicia porteña, un territorio colonizado por los operadores macristas, confirmó el hecho, pero consideró que Durán Barba no había cometido el delito.
Todos los gobiernos del PRO tiene oficinas dedicadas a monitorear y establecer lazos directos con “la gente” a través de las redes sociales.
En 2015, el opo-oficialista Martín Lousteau también denunció haber sido víctima de una campaña sucia del macrismo. En esa elección, la Alianza Cambiemos se hizo de los tres distritos más importantes del país: Nación, provincia de Buenos Aires y Ciudad. No hay mejor posición política para obtener la big data más completa y poderosa del país.
Todos los gobiernos del PRO tiene oficinas dedicadas a establecer lazos directos con “la gente”. El Jefe de Gabinete de la nación, Marcos Peña, tiene bajo su órbita la dirección de Vínculo Ciudadano, una repartición que, según el decreto que la creó, se utiliza para colectar información y contactar a las personas en las redes sociales. Pero eso no es todo: esta semana Peña creó la Unidad de Opinión Pública, una oficina donde, como su nombre lo indica, medirá minuto a minuto la sensación térmica de la ciudadanía sobre la gestión PRO. Todo, por supuesto, alimentado con recursos públicos: el Estado provee la información y el dinero para pagar las cuentas de una tarea que, se descarta, el gobierno utilizará para la campaña.
Al malogrado señor Nix le gustaría esto.

BLACK SOIL… ¿BLACK HOLE?
En la declarada sede porteña de SCL Group habita también otra empresa: Black Soil SRL. Creada el 1 de enero de 2013, su presidente es Lucas Talamoni, el amigo polista de Nix.
En uno de sus viajes por Australia, Talamoni descubrió el proceso de siembra líquida, el servicio que ofrece con Black Soil. Según su página web, el “emprendedor” (así se define) se expandió al Paraguay y posee oficina en la capital regional del dinero sucio: Panamá. Por cierto, no hay indicios de que en ese país estén particularmente interesados en los procesos de la siembra líquida.
Nix figura entre los inversores declarados por la argentina Black Soil, cuyo titular es un ex polista que ofrece servicios agropecuarios.
Black Soil Global Corp. fue fundada el 28 de noviembre de 2014 en la Ciudad de Panamá. Allí Talamoni figura como Tesorero, mientras que el británico Stephen Rapahel Edkins (presidente de la inversora Checkpoint Parters, entre otras sociedades) figura como director.
Edkins, además, entre los “asesores e inversores” que Black Soil publicita tener en el sitio Gust.com, una web donde las startups cargan su perfil en búsqueda de “ángeles” (representantes de fondos de inversión). Entre sus “ángeles”, la compañía de Talamoni menciona a su socia y esposa, Cecilia Dodero, cuyo apellido remite a una de las familias más activas de la aristocracia argentina. También está mencionado Edkins, el chairman con asiento en el directorio panameño, y otros más: Eddie Fay (ingeniero agrónomo y director de Mosaic Argentina S.A., el brazo de Cargill en el mercado de los fertilizantes), Patrick Teroerde y Alexander Ashburner Nix.
Los últimos dos mencionados hoy son famosos a escala global, y no precisamente por el éxitos deportivo del equipo de Polo que compartieron con Talamoni: Teorerde y Nix fueron los dueños SCL Elections LTD, precursora de Cambridge Analytica, la consultora que puso a Facebook en el ojo de una tormenta. En la cámara oculta donde confiesa sus fechorías, Nix explicó que para ocultar sus operaciones suelen utilizar compañías locales como fachada. ¿Será Black Soil una de ellas? Quizá algún fiscal se haga pronto esta pregunta.

jueves, 22 de marzo de 2018

El auto-odio de clase social

Por Erico Valadares/Fotos: Estanislao Santos - https://www.identidadperonista.com/2018/02/18/el-auto-odio-de-clase-social/
El odio de clase es una cosa ancestral: los ricos en todas partes odiando a los pobres y viceversa, propietarios de todo contra esclavos sin pan en un mundo de sagrados códigos de propiedad privada. Poco hay de tan tradicional y conocido como el odio de clase, puesto que siempre estuvo allí. Siempre. Desde que alguien obtuvo algo mediante la desposesión de otros, el odio de clase existió.
En consecuencia, no hay mucho más para decir sobre el odio de clase. Es eso nomás y básicamente cualquiera lo conoce y lo puede comprender, si es que no lo ha experimentado ya. La nota viene dada por un fenómeno que al parecer es más bien reciente en la historia de la humanidad y, aunque tiene la misma naturaleza del odio de clase —porque igualmente es odio y es de clase social—, no parecería ser comprendido por el sentido común de igual manera: el auto-odio de clase, que no es ningún moco de pavo, como veremos.

Desclasamiento y odio

La mejor definición de auto-odio de clase social es la del famoso “pobre de derecha”, es decir, la del empleado que expresa la ideología del patrón. Si seguimos aceptando las denominaciones genéricas de “pobres” y “ricos” para clasificar a estos últimos como los propietarios de los medios de producción, transporte, distribución y comunicación, y a los primeros como propietarios de nada más que su propia fuerza de trabajo, nos vamos a encontrar con que los “pobres” somos precisamente todos los trabajadores, haciendo caso omiso de las mal llamadas “clases medias” y otras entelequias. La cuestión se reduce a tener o no tener en propiedad privada el capital, que es el poder económico concentrado. Y ahí veremos que entre los que no poseemos el capital nos solemos auto-odiar mucho más profunda y frecuentemente de lo que se puede imaginar.
La llamada “mano dura” es el desiderátum de los que padecen el desclasamiento social.
Desde luego, los ricos —que son los dueños del mundo entero y más allá— no conocen el auto-odio de clase. Los ricos no se odian entre sí mismos y un análisis superficial de las relaciones al interior de su clase social nos mostrará que viven en comunión y en perfecta armonía. Compiten con otros ricos por momentos, eso sí, porque el sistema capitalista así está dispuesto, pero en un juego de caballeros sin odiar jamás al contrincante, al que consideran un par, un igual. Los ricos no desean la muerte ni la destrucción de sus propios pares, sino que, por el contrario, tienden a preservarlos. Y eso es así porque los ricos tienen mucha conciencia de clase, son pura conciencia de clase desde que nacen; los ricos conocen perfectamente su lugar en la sociedad. Entonces los ricos están demasiado ocupados en odiar a los que tienen en frente y no pierden el tiempo ni gastan energías odiando a los que tienen al lado. Los ricos hacen economía del odio de manera muy inteligente.
Lo mismo no puede decirse de los trabajadores, o sea, de los pobres. Al escasear la conciencia de clase entre estos últimos, lo que le suele pasar al trabajador es el desclasamiento: los pobres empiezan a delirar que son ricos cuando acceden a una vivienda propia, una cuenta bancaria y a un automóvil, e incluso a mucho menos. No es infrecuente la ocurrencia de “oligarcas de maceta”, que por tener un teléfono celular y un salario estable que le dan la ilusión de “clase media” sale a tocar cacerolas en defensa de los intereses del también mal llamado “campo”.
El “pobre de derecha” odia todo lo que tenga que ver con sí mismo de manera real: como es trabajador, odia cualquier expresión del trabajo, como los sindicatos. El “pobre de derecha” ama la patronal.
Cuando el pobre delira que es rico, entonces está desclasado, lo que es diametralmente opuesto a tener conciencia de clase. Y en consecuencia empieza a reproducir toda la ideología de la clase social a la que cree pertenecer sin pertenecer de hecho: la clase dominante. Y, naturalmente, incorpora el odio de esas clases, ya que el odio es parte fundamental de cualquier ideología. El pobre desclasado empieza entonces a odiar a otros pobres desde un pretendido lugar de rico. Pero como nunca llega a ser rico de verdad, lo que termina expresando no es odio, sino auto-odio de clase social. El desclasado se odia sí mismo sin comprender en ningún momento que lo hace: piensa que odia al de en frente, pero en realidad odia al de al lado sin entender que está al lado.

El discreto encanto de odiarse a uno mismo

El auto-odio es una cosa peligrosa porque generalmente resulta en muerte y destrucción para el que lo expresa. En el caso del mentado “pobre de derecha”, por ejemplo, es solo una cuestión de tiempo para que esa muerte y esa destrucción vengan a tocarle la puerta. Su auto-odio genera las condiciones necesarias para que eso ocurra más temprano que tarde.
Cuando la cantidad de desclasados en una sociedad determinada supera el límite de la normalidad, entonces la derecha se hace con el poder político, ya sea mediante golpes de Estado apoyados con entusiasmo por esa multitud de desclasados o por elecciones, gracias al voto de estos. Los individuos de clase dominante son naturalmente muy poquitos y no pueden dominar políticamente una sociedad sin contar con la complicidad de muchos pobres desclasados.
Otra característica del desclasado es la deshumanización. Al no tener conciencia de clase, tampoco tiene de género ni de raza: no entiende que es humano y, por lo tanto, sale con esta figura a pedir el fin del “curro” de los derechos humanos.
Entonces la derecha —que es la expresión de los ricos en la política— se hace con el gobierno y empieza a implementar el proyecto político de los ricos en el Estado. Dicho proyecto es muy nocivo para todos los pobres, porque legitima la expoliación y el saqueo de los propietarios en perjuicio de los trabajadores. Cuando un gobierno es de derecha, lo más natural es que, por ejemplo, elimine las retenciones a la exportación de soja (beneficiando a la oligarquía terrateniente) y quiera cubrir el vacío en la recaudación que esa quita de retenciones produce con ajustes en jubilaciones, pensiones, salarios, programas sociales, educación y salud pública, impuestazos, etc. En una palabra, la derecha implementa el proyecto político de los ricos beneficiando a económicamente a los ricos y haciendo que los pobres paguen el pato. Otro tanto pasa con los tarifazos de gas, electricidad, agua, combustibles y demás: cada vez menos dinero en el bolsillo del pobre que va a parar en el bolsillo del rico. Los ejemplos de esto que en política económica se llama transferencia de ingresos son infinitos.
Los desclasados y los santos de las clases dominantes. Alberto Nisman es el máximo exponente de la corrupción moral que los tilingos identifican como marca de clase.
El proyecto político de los ricos, como decíamos, es muy nocivo para todos los pobres. Para todos, para los que tenemos conciencia de clase y también para los desclasados. Ningún tilingo se va a salvar porque crea que es rico y vote a la derecha o aplauda sus golpes de Estado. Desde el punto de vista de los ricos, pero de los ricos en serio, el individuo que sale a la calle con un cartelito repleto de consignas de derecha o va a marchar para defender los intereses de la oligarquía terrateniente es un peón y es descartable. Los ricos en serio no ponen jamás la cara: lo hacen los desclasados a su servicio, los pobres de derecha con auto-odio en el corazón. Para las clases dominantes a la hora de llevar muerte y destrucción a una sociedad, da lo mismo el negro villero que el rubio de “clase media” con autito cero kilómetro. Son todos negros villeros por igual al no pertenecer al selecto club de los ricos propietarios de todo, donde el auto-odio no existe.
Finalmente, así es como el pobre de derecha o el desclasado va a terminar odiándose a sí mismo, porque el resultado de su proceder (que es de expresar ideas ajenas y contrarias a sus intereses reales) será muerte y destrucción para sí mismo. Como el negro que apoya el racismo como blanco, el homosexual homofóbico y la mujer machista, el trabajador desclasado está generando las condiciones para su propia destrucción. Vota a la derecha, pide ajuste y represión, quiere que vuelva la dictadura militar, le prende una velita a la imagen de Nisman todas las noches. Y piensa que así entra al círculo rojo del poder fáctico de tipo económico concentrado. Piensa que es rico, que es oligarca terrateniente, pero no deja de ser un pobre desclasado pronto a ser esquilmado por el rico con poder político. Es una oveja, tanto por víctima como por absoluta inconsciencia de ser oveja.

domingo, 11 de marzo de 2018

Dolor…

Héctor Amichetti - http://rinacional.com.ar/sitio/dolor/


Hubo un tiempo de paz y de justicia en que fueron los únicos privilegiados.
Un día el salvajismo arrojó sus bombas sobre la plaza dando la señal de que ese tiempo debía terminar.
Junto a centenares de víctimas, seis inocentes criaturas cayeron en aquella trágica jornada.
Dos décadas más tarde, la brutalidad genocida los arrancó sin piedad de los brazos de sus padres… de los vientres de sus madres.
Los obligó a vivir en la mentira.
Uno tras otro, los saqueos neoliberales condenaron a millones de ellos a la pobreza.
Fueron muchos los que murieron instrumentados para el robo por la misma policía.
Vidas difíciles segadas por el gatillo fácil.
UNICEF acaba de informar que la mitad de los niños y niñas argentinas viven en la pobreza, dice que más de 1.000.000 apenas pueden alimentarse cada día.
Facundo Burgos fue uno de esos niños pobres de Tucumán que seguramente habrá soñado con tener algo de aquello que la oligarquía considera que no le corresponde a su clase.
Lo condenó un sistema cargado de injusticias, lo mató la policía.
Hoy los únicos privilegiados son los ricos.
Que vuelva el buen Peronismo…! Es nuestra tarea Urgente!

jueves, 8 de marzo de 2018

El día de la mujer no es una celebración, conmemora un evento sangriento



Cuando se conmemora el Día de la Mujer, algunos lo hacen pensando que es una especie de celebración alegre. Sin embargo, el verdadero origen dista mucho de ser un motivo para sonreír o inflar globos. Lo que sucedió hace un poco más de 100 años es realmente terrible. Hoy lo podemos recordar pensando que esas injusticias quedaron atrás, pero lo cierto es que aún después de tanto tiempo las mujeres continúan luchando por sus derechos.
Lo que se recuerda cada 8 de marzo es la muerte de 146 mujeres trabajadoras. Ellas fallecieron cuando pudieron haberse salvado si es que hubieran sido tratadas de manera igualitaria. Un incendió se las llevó de este mundo. Eso hizo que en todas partes se levantara gente para exigir un cambio. Las cosas a no podían seguir como estaban. Había que obtener justicia en la vida conyugal, en el trabajo y en el ámbito de los derechos civiles.
La tragedia sucedió en una fábrica de camisas ubicada en Nueva York, el 25 de marzo de 1911. Este fue uno de los mayores desastres industriales en toda la historia de Estados Unidos. Las trabajadoras textiles fallecieron debido a las quemaduras, los derrumbes y la inhalación de humo; otras se suicidaron al no ver escapatoria. Gran parte de las empleadas eran inmigrantes jóvenes que rondaban los 20 años de edad.
Las muertes se produjeron porque las trabajadoras no pudieron salir del edificio en llamas. Los dueños de la fábrica habían cerrado las puertas de las escaleras y sellado las salidas para evitar robos. Este desastre hizo que se produjeran cambios legislativos importantes en temas laborales y provocó la creación del Sindicato Internacional de Mujeres Trabajadoras Textiles. El incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist, es lo principal que se recuerda los 8 de marzo, por lo que es más una razón para seguir luchando que para celebrar.
En 1909, un 28 de febrero, se celebró por primera vez en EE.UU. el Día de las Mujeres Socialistas. Luego en agosto de 1910, en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas (en Copenhage), se reiteró la demanda por el sufragio universal para todas las mujeres. Luise Zietz y Clara Zetkin fueron las principales impulsoras. Esto quedaría fijado en el evento y se establecería el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Zetkin elaboró una propuesta que fue respaldada por más de 100 mujeres de 17 países que asistían a la conferencia. Con esto se pretendía avanzar en la igualdad de derechos y en el sufragio universal. 
La primera vez que se celebró el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, fue un 19 de marzo en Alemania, Austria, Suiza y Dinamarca. En esa ocasión se produjeron mítines a los que asistieron millones de mujeres que exigían el derecho a voto, el de poder ocupar cargos públicos, también derecho al trabajo, al de la formación profesional y a la no discriminación laboral.
La gran feminista Alexandra Kollontai, quien siendo Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública logró el voto para la mujer, la legalidad del aborto y el divorcio, consiguió que el 8 de marzo se estableciera la fiesta oficial. Ese día era laborable, sin embargo, en 1965 por decreto de Sóviet Supremo de la Unión Soviética, se declaró no laborable. El hecho comenzó a conmemorarse en todo el mundo. China lo celebra desde 1922 y España desde 1936. 
Y dos años más tarde, la Asamblea General de la ONU fijó el 8 de marzo como el Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional. Esto hizo que otros países pusieran este día oficialmente en sus calendarios.
En ese año también comenzó a funcionar la entidad de la ONU referida a la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer. Tras haber conocido los hechos históricos, uno se puede dar cuenta de que los logros han sido fruto del trabajo de mujeres que se sacrificaron por la causa. Sin embargo, todavía no se ha alcanzado totalmente la igualdad de género. Queda mucho por trabajar y sólo se conseguirá si es que hombres y mujeres de todo el mundo se comprometen con el progreso y la justicia. Todos pueden luchar para que esto suceda. Y los 8 de marzo son una ocasión para recordarlo.


miércoles, 21 de febrero de 2018

LOS REGÍMENES DE EXCEPCIÓN: Michel Temer, Mauricio Macri y Lenín Moreno




Los regímenes de excepción son el tipo de sistema político que corresponde a los gobiernos de restauración liberal. En Argentina, en Brasil, en Ecuador, se revelan como el modelo político compatible con gobiernos que reaccionan en contra de los gobiernos populares, antineoliberales.
Son sistemas basados en la judicialización de la política, como forma de criminalizar a los líderes populares, así como a los movimientos sociales y a las formas alternativas de medios de comunicación. Una alianza entre los medios monopólicos de comunicación, los partidos de derecha, sectores del Poder Judicial y de la policía son el bloque político que implementa los regímenes de excepción.
Un rasgo típico de esos regímenes de excepción es la persecución a los líderes populares, por lo que representan como defensa de los programas antineoliberales, de extensión de los derechos sociales y políticos, de soberanía nacional, de crecimiento económico y de expansión del mercado interno de consumo de masas.
Típicos de la coyuntura política actual son los intentos de excluir a los líderes más populares que esos países han tenido en este siglo de la posibilidad de que puedan volver a ser candidatos a presidentes. Lo que ha pasado recién en Ecuador es una expresión más de que regímenes que adhieren a proyectos antipopulares y antidemocráticos tienen como obsesión excluir la posibilidad de enfrentarse a candidaturas que representan exactamente lo que ellos tratan de contradecir.
Lo que confirma que el gobierno de Moreno traiciona el mandato que ha recibido es que nada de lo que hace –incluso el referendo– estaba en su programa electoral y deja de defender lo que sí estaba en ese programa. Pone la responsabilidad de la situación económica en los supuestos gastos excesivos del gobierno de Rafael Correa, precisamente como dice la derecha ecuatoriana. Y como hacen las derechas de Argentina y de Brasil.
Para defender ese tipo de posición, no puede enfrentarse a Correa, que representa exactamente lo opuesto. Entonces tiene como objetivo central su exclusión como posible candidato que proponga el retorno del programa más exitoso de la historia de Ecuador.
Así como también la derecha boliviana se empecina en intentar que Evo Morales pueda ser candidato de nuevo. Sabe que no puede enfrentarlo en una campaña democrática, por eso le gustaría excluirlo. A la vez que desarrolla la campaña mediática –en la prensa tradicional y en internet– más sucia que Bolivia ha conocido, similar a la que hizo para el referendo con la absurda invención de una supuesta amante e hijo clandestino de Evo.
Trata de rebelar a sectores de clase media que se sienten incomodados por la afirmación de los derechos de la masa indígena del pueblo boliviano, por eso desarrolla campañas racistas, de discriminación, con mentiras y acusaciones falsas. Sabe que es la única manera de conquistar apoyos para disputar con Evo Morales, responsable del gobierno que ha transformado de la manera más extraordinaria a Bolivia.
De la misma manera, en Argentina se busca criminalizar a Cristina Kirchner, para intentar excluirla, vía judicialización de la política, de la posibilidad de que vuelva a disputar la presidencia del país y ejercer plenamente su liderazgo popular, sin las absurdas acusaciones con que intentan ensuciar su prestigio y su apoyo popular. Conforme el gobierno de Macri va perdiendo apoyo, resultado sobre todo de su política económica antipopular favorable a los bancos, necesita intensificar los ataques a Cristina, para buscar que no se imponga la comparación central en el país, entre el gobierno antineoliberal de ella y el gobierno neoliberal de Macri.
Lula es objeto de la más monstruosa campaña de persecución política, paralela al apoyo popular expresado en todas las encuestas, que lo convierte en el único líder brasileño en condiciones de pacificar el país y retomar un proyecto que ha hecho crecer la economía con una distribución de renta como Brasil nunca había conocido. Se suceden los procesos, al mismo tiempo que explotan los escándalos en torno a los mismos jueces que lo acusan, por recibir sobrepagos para vivienda –aun teniendo fastuosas casas propias–, como forma de superar el techo salarial que podrían recibir. Moro lo justifica como forma de aumentar los sueldos millonarios que ya tienen.
Se suman así las persecuciones a Lula, a Evo Morales, a Rafael Correa, a Cristina, como formas de intentar excluirlos de la disputa política via judicial e intentos de destrucción de imagen pública. Es otro rasgo de los regímenes de excepción que se han instalado en Argentina, en Brasil y que ahora surge en Ecuador y que es el proyecto de la derecha en Bolivia.
La izquierda, el movimiento popular, todos los que defienden la democracia en nuestros países, tienen que empeñarse a fondo en la resistencia en contra de los regímenes de excepción, en la denuncia de su carácter antidemocrático, en su objetivo de restauración neoliberal. De ese enfrentamiento depende el futuro del continente por mucho tiempo.


domingo, 11 de febrero de 2018

Nace una nueva religión: los medios de comunicación

No hay diferencias sustanciales entre la forma de mirar televisión y el altar de una Iglesia.” – Víctor Hugo Morales[1]

El poder amenaza con peligros que el mismo construye, impone prejuicios y creencias, al estilo de que el pueblo en la calle es violento, que la oposición es desestabilizadora, que Venezuela es una dictadura, etc. A través de los medios de comunicación primero se instala el miedo y luego se promete protección, inoculando en los individuos la ingenua ilusión de que si obedecen estarán a salvo bajo una supuesta seguridad protectora, que en verdad enmascara lo peor: un violento disciplinamiento social.
Con el objetivo de configurar el pensamiento y colonizar la subjetividad los medios de comunicación concentrados utilizan, de forma irresponsable y sin escrúpulos, una manipulación de la opinión pública instalando creencias y prejuicios.
Walter Benjamin afirmó, en uno de sus fragmentos redactado en 1921, que el capitalismo es una religión. Esta definición de asombrosa actualidad, anticipa lo que podemos denominar una nueva religión sostenida en la fe ciega en los medios de comunicación.
La creencia en los mensajes comunicacionales que imponen los medios concentrados tiene una eficacia muy superior a la de cualquier religión. Constatamos a raíz de la visita del Papa Francisco a Chile y Perú que muchos católicos en lugar de desempeñarse con fidelidad al jefe de la Iglesia, lo cuestionan repitiendo el relato de Clarín.
A medida que se fueron desarrollando los medios de comunicación ocuparon el lugar del ideal, construyendo y alimentando día a día una cultura de masas que cree con una convicción inquebrantable en los mensajes que aquellos emiten, lo que conforma un acto de fe y sometimiento a lo que se presenta como una nueva religión.

La masa, una hipnosis colectiva, constituye el paradigma social del neoliberalismo
Freud en sus inicios comenzó trabajando con el método hipnótico, advirtiendo tempranamente el tipo de influencia que la presencia y la palabra del hipnotizador ejercían. El paciente se sugestionaba, creía en el poder del médico, se volvía obediente, sumiso, obteniéndose como resultado una curación temporaria en la que los síntomas desaparecían para luego retornar. Fue ésta una de las principales razones por las que el médico vienés abandonó definitivamente ese método: comprometido con la búsqueda de la verdad, no se trataba de sugestionar y de obtener por esa vía pseudo curaciones.
Años más tarde, ya avanzada la teoría psicoanalítica, Freud pudo demostrar que la masa poseía idéntico mecanismo de formación que la hipnosis. En ambas, el hecho de ubicar al hipnotizador o al líder en el lugar del ideal conducía a un estado de fascinación, a una creencia en su autoridad y a una obediencia a los mandatos que aquel profería sin importar si eran comprensibles o racionales: los mensajes recibidos funcionaban con una fuerza que impulsaba a obedecer incondicionalmente.
Freud comprobó que la masa estaba basada en un enlace de tipo libidinal, amoroso, resultando el mejor sistema social para alimentar la sugestión, la obediencia colectiva e instalar una serie de construcciones ideativas que le iban a dar sustento: las creencias.

La creencia
Una manera de definir la subjetividad es considerarla como un sistema social de creencias compartidas. Las creencias no constituyen algo exclusivamente mental o íntimo sino que se “apoderan” de la subjetividad, se ponen en juego en la realidad social efectiva, en los actos y elecciones, para terminar siendo la envoltura formal de repeticiones rituales. Implican modos de satisfacción que adquieren fijación, motivo por el cual van a funcionar como piedras muy difíciles de remover.
Freud investigó el fenómeno de la creencia en varios de sus artículos. En “Moisés y la religión monoteísta” (1939) analizó la fe en las religiones dando cuenta de que el creyente deja de lado la racionalidad y, a pesar de ser capaz de captar la irrealidad de su creencia, se adhiere a ella y la conserva como una verdad absoluta. Hace referencia a la paráfrasis de Tertuliano credo quia absurdum, “lo creo porque es absurdo”, para justificar que a pesar de que los dogmas religiosos sean indemostrables poseen un valor de verdad que no se fundamenta en lo racional ni en la comprensión, volviéndose irrefutables. Intentar convencer al creyente utilizando la lógica o la demostración racional producirá una sensación de impotencia similar a la de hablarle a una pared. En pocas palabras, las creencias no se fundamentan en errores de comprensión o aprendizaje sino que conforman un sistema de ilusiones que dan sentido, estabilizan, de ahí que el sujeto se aferre a ellas con un convencimiento inquebrantable.
La tesis de Freud en “El porvenir de una ilusión” es que las creencias religiosas se basan en la añoranza de un padre, dando cuenta de una necesidad de protección y autoridad que vuelva soportable el desvalimiento humano; esta añoranza es propia de todo tipo de creencia, más allá del plano religioso.
Las creencias organizan y sostienen la vida funcionando como una matriz para interpretarla, condicionan las percepciones al operar como prejuicios inquebrantables capaces de sortear las evidencias que se le opongan: se cree y luego se ve. El sujeto, de manera conservadora, tiende a aferrarse a sus creencias, no está dispuesto a renunciar a ellas aunque pueda reconocer la irracionalidad de sus argumentos: reniega, realiza una desmentida de un trozo de realidad, como si expresara “ya lo sé, pero aun así…”.
La necedad expresada en aferrarse a las creencias se articula con la pasión por la ignorancia que consiste en una inercia conservadora respecto de lo establecido, una satisfacción por no querer escuchar, ver, ni saber. Con frecuencia creciente encontramos individuos que prefieren no saber y se satisfacen en la ignorancia con el mal de la banalidad. No nos referimos en este caso a la educación formal, que por otra parte no garantiza la ausencia de esta pasión, sino a un deseo de no querer saber sostenido, por una parte, en una comodidad homeostática e inercial propia de lo instituido, y por otra, en una cobardía, un horror al saber capaz de conmocionar las creencias. Esta pasión va de la mano de la promoción del narcisismo que estimula un individualismo descarnado que intenta no ser afectado por el lazo social: “No me quiero amargar”, “no quiero enterarme”.
La pasión por la ignorancia constituye uno de los mayores obstáculos para transformar la posición del sujeto y la cultura. Resulta funcional al capitalismo, de ahí que los medios de comunicación concentrados la promuevan de múltiples maneras, apuntando todas ellas al totalitarismo comunicacional, a la abolición del pensamiento crítico y, en definitiva, a la destitución del sujeto. En consonancia con esto, el neoliberalismo alimenta la cultura del entretenimiento vacío, la frivolidad y la evasión con distintos “quitapenas”, buscando arrasar con la memoria, los legados históricos y el “curro de los derechos humanos.
La masa, construcción laboriosa que realizan día a día los medios de comunicación concentrados, es la vía regia para la obediencia y el desarrollo de creencias muchas veces disparatadas pero indiscutidas.
El poder amenaza con peligros que el mismo construye, impone prejuicios y creencias, al estilo de que el pueblo en la calle es violento, que la oposición es desestabilizadora, que Venezuela es una dictadura, etc. A través de los medios de comunicación primero se instala el miedo y luego se promete protección, inoculando en los individuos la ingenua ilusión de que si obedecen estarán a salvo bajo una supuesta seguridad protectora, que en verdad enmascara lo peor: un violento disciplinamiento social.
La masa fascinada ante el “altar de la iglesia”, mientras invoca al dios del consumo por “el pan nuestro de cada día”, incorpora creencias que promocionan una resignación obediente, sacrificial, temerosa y cobarde.
Una cultura democrática capaz de ir en contra del neoliberalismo y de la masa, que estimule la pluralidad de voces y cuente con mecanismos que apunten a la desconcentración del poder, constituye el mejor antídoto contra esta forma de colonización de la subjetividad que podemos caracterizar como una nueva religión.

[1] Prólogo de “Colonización de la subjetividad. Medios masivos de comunicación en la época del biomercado.”

Nora Merlín es Psicoanalista-Magister en Ciencias Políticas -Autora de Populismo y Psicoanálisis, Edit Letra Viva – Autora de Colonización de la subjetividad, Edit. Letra Viva

sábado, 3 de febrero de 2018

1968: el año de la esperanza


Hace cincuenta años las jornadas revolucionarias que se expandieron desde Checoeslovaquia a Italia, pasando por Francia, aunque su influencia traspaso las fronteras de esos estados, llegando un año después a nuestro país, resultó en un ciclo de alza de la lucha de clases (1968/1976) en todo el capitalismo occidental que constituyó el mayor desafío al sistema desde la Revolución Rusa de 1917.
El aire de aquellos tiempos
Aquel ciclo no inició de la nada ni espontáneamente. Fue el resultado de la acumulación de luchas nacionales y de clase, también de contradicciones que se fueron desenvolviendo en la onda larga del capitalismo nacida luego de la 2da. Guerra Mundial. Quienes protagonizaron aquel tiempo de luchas y esperanzas fueron los nacidos y crecidos en el período de la posguerra en el marco de la llamada “Guerra Fría”, que enfrentaba a dos bloques con formas de propiedad, relaciones de producción y organización social distintas. Esa relación de confrontación-colaboración estuvo en 1962 a punto de desembocar en una guerra nuclear. Fue la crisis de los cohetes en Cuba.
Fue el dirigente inglés Chris Hartman quien bautizó aquel tiempoo como “de la triple crisis”. Definía así el contexto en que se desarrollaron los acontecimientos hace 50 años: una clase obrera ampliada y un movimiento estudiantil que se levantaban contra el despotismo patronal y la opresión cultural en occidente y el autoritarismo en el este, contra la intervención norteamericana en Vietnam y contra el estalinismo en Checoeslovaquia. Pero antes habían ocurrido el fin del orden colonial, Argelia (1956) que inicia la descolonización del África; antes aún India (1946) y luego las Revoluciones China (1949) y Cubana (1959).
La emergencia de los nuevos movimientos sociales y de la nueva izquierda revolucionaria se afirmaba en un fuerte sentimiento antiimperialista –desde Praga a Berlín, desde Tokio a México y Argentina…- que cuestionaba la hegemonía económica y militar de EEUU, junto con una posición crítica frente al comunismo oficial de la URSS y su política de coexistencia pacífica. Estas dos tendencias a las que se sumó el movimiento contestatario al interior de los países centrales se expresó también en la aparición de una verdadera contracultura en las artes, en las letras y en la vida cotidiana -vestimenta, relaciones sexuales, familia- que cuestionaba la cultura dominante. Un emblema del internacionalismo de aquellos tiempos fue la figura del Che -que habiendo renunciado al poder en Cuba volvió al combate llano- ondeando en todas las manifestaciones y en todos los países. Ese fue el marco en que toda esa generación de jóvenes se incorporó masivamente a la militancia política en abierta ruptura con el reformismo de la socialdemocracia y de los partidos comunistas.
De la primavera a los otoños
Todo dio inicio en enero de 1968 con la Primavera de Praga. Cuando la sociedad accionó contra la censura y por libertad de expresión y en las empresas surgió, ya en 1969, un movimiento autogestionario que tomó la forma de “consejos obreros”, en lo que se conoció como el “otoño caliente checoeslovaco”. Finalmente los tanques soviéticos, como antes lo habían hecho en Hungría, invadieron Checoeslovaquia y pusieron fin a la rebelión política.
Quienes impulsaban y participaban de esas movilizaciones no renunciaban al socialismo pero sí querían formas democráticas de vida. Se emparentaban así con las luchas que los obreros y estudiantes polacos y húngaros desenvolvieron en 1956 contra la opresión estalinista en sus países.
Combativas y continuadas movilizaciones por reivindicaciones obreras y en solidaridad con la revolución argelina y, en el plano internacional, la ofensiva del Tet en Vietnam y la ocupación de la embajada de EEUU en Saigón fueron los antecedentes más recordados del Mayo Francés. Los famosos grafitis “Seamos realistas, pidamos lo imposible” o “Nosotros somos el poder” entre tantos otros expusieron la imaginación sin límites (querían llevarla al poder) del movimiento juvenil empoderado en las barricadas que se juntó a la ocupación de fábricas por millones de obreros bajo las banderas rojas, a pesar de la resistencia a sumarse del PCF, solo lo hizo tardíamente.
Los sucesos del mayo francés impactaron decididamente en Italia que también tuvo su Mayo Italiano, sustentado en la acumulación de conflictos fabriles anteriores y en el surgimiento de nuevas corrientes de izquierda que confluyeron en las movilizaciones estudiantiles y obreras, especialmente de las fábricas Fiat y Pirelli, hasta generalizarse y llegar a producir su propio “otoño caliente” en 1969. En él se cuestionó el control de las empresas y la organización capitalista del trabajo pasando por arriba de las estructuras sindicales, en ese entonces dominadas por el PCI.
Una visión descafeinada, muy común en estos días y propia del posmodernismo, centra toda la actividad de aquellas jornadas en el accionar de estudiantes e intelectuales que exigían mayores libertades cotidianas y de pensamiento, esta visión oculta la participación decidida de la clase obrera como tal. Tanto en el mayo francés como en los otoños calientes taliano y checoeslovaco las huelgas con ocupaciones de fábricas y los comités obreros fueron decisivos. La huelga general en Francia de la que participaron más de diez millones de trabajadores es aún hoy recordada como una de las mayores en la historia europea.
Nosotros tuvimos también nuestro propio mayo, la protesta obrero-estudiantil que fue un eslabón más de aquella cadena de acontecimientos que para quienes aún a la distancia, la seguían, seguíamos, con pasión, era parte indisoluble de un continuum que culminaría en la revolución mundial. El Cordobazo fue expresión de ese proceso y también parte constitutiva del mismo, resultó catalizador de grandes luchas del momento bajo la forma de puebladas (Casilda y Gral. Roca), manifestaciones estudiantiles (Resistencia, Corrientes y Rosario) y procesos insurreccionales (Córdoba y nuevamente Rosario) que hicieron de aquel 1969 nuestro 68.
La ruptura en los bordes
A ese proceso histórico, cuya influencia mundial fue mucho más amplia de lo que aquí es sintetizado, es lo que el historiador argentino-mexicano Adolfo Gilly llamó “La ruptura en los bordes”. Se preguntaba “¿Hubo en 1968 y en sus prolegómenos un peligro o una amenaza de ruptura del orden global existente?” Concluía que no pero que sí hubo “…un desafío generalizado al orden mundial existente, el establecido en los acuerdos de Yalta, un desafío no deseado por ninguno de los firmantes de ese acuerdo”. Como se sabe, los firmantes fueron los jefes de gobierno de la URSS, EEUU y Gran Bretaña.
Aquel proceso concluyó sin triunfos y el reflujo ha sido muy profundo. El sistema resultó tener más reservas que las pensadas, aunque también fue decisivo el colaboracionismo de luchar por pequeñas reformas sin impugnar el todo de comunistas y socialistas así como la política de coexistencia pacífica de la URSS.
Sin embargo aquellos jóvenes estudiantes y obreros abrieron puertas y nuevos senderos a explorar. Demostraron, aunque se quedaran en los bordes, que era posible desafiar el orden existente y amenazar con su ruptura, que había otra forma de organizar el trabajo y las relaciones sociales, que se podía conciliar socialismo y democracia. Aquellos sueños y esperanzas no cumplidas siguen vigentes en otro contexto, con nuevas dificultades y muchas incertezas, pero hoy como hace medio siglo alimentan nuestras esperanzas.

*Eduardo Lucita, integrante del colectivo EDI –Economistas de Izquierda

viernes, 26 de enero de 2018

LA CORRUPCIÓN DE CAMBIEMOS: ASUNTOS Y FUNCIONARIOS IMPLICADOS

La planilla de elaboración propia que se inserta no constituye una denuncia, muchos de los incluidos en la misma hasta fueron sobreseídos en causas originadas en esos hechos o ni siquiera llegaron a los estrados. Se trata simplemente del intento de fotografiar el tipo de acciones que el gobierno de Mauricio Macri realiza todos los días.
Los medios lo amparan, Comodoro Pro trabaja a su servicio, algunos “opositores” lo acompañaron durante los dos primeros años; sin embargo, lo central es la estructura en que se apoyan esas rutinas, que no condena el saqueo, favorece las negociaciones (incompatibles con la función pública) entre el empresario o gerente que gobierna y las empresas a las que responden o de las que son accionistas declarados o encubiertos.

PANAMA PAPERS. Denuncias por cuentas offshore, con depósitos de capitales de origen desconocido. (Mauricio Macri; familia del secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis; titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Gustavo Arribas; Secretario de Derechos Humanos de la Nación, Claudio Avruj;  intendente de Lanús y ex ministro CABA, Néstor Grindetti, otros.)

PARADISE PAPERS. Denuncias por cuentas offshore, con depósitos de capitales de origen desconocido. (Ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren; Ministro de Hacienda de la Presidencia de la Nación, Nicolás Dujovne)

MEMORANDO CON QATAR, con creación de una estructura offshore, un administrador extranjero e inversión del Fondo de Garantías de Sustentabilidad (FGS) de la Anses  (Mauricio Macri; Canciller Susana Malcorra; vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti)

NEGOCIACIONES GOBIERNO-ODEBRECHT, empresa responsable de los megasobornos regionales para obra pública (Mauricio Macri; Ministro de Justicia y Derechos Humanos, Germán Garavano)

SOCIEDAD DE SIDECO CON ODEBRECHT EN EL FONDO BLACKWOOD (Familia Macri)

TRASPASO DE CAPITAL DE ANSES A ODEBRECHT (Mauricio Macri; gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti; ministro de Finanzas Públicas, Luis Caputo)

TRANSFERENCIAS DESDE ODEBRECHT por transferencias bancarias sospechosas de vinculación con el “Lava Jato” de la corrupción brasileña  (Gustavo Arribas)

IECSA, SOCIA DE ODEBRECHT EN EL SOTERRAMIENTO DEL SARMIENTO (Mauricio Macri y el empresario (privado)  Angelo Calcaterra)

AVIANCA I Y II. Compra de McAir al Grupo Macri y posterior acceso a las rutas aéreas que compiten con Aerolíneas (Mauricio Macri; ministro de Transporte, Guillermo Dietrich; secretario de Coordinación Interministerial, Mario Quintana; Fernando De Andreis; secretario de Legal y Técnica, Pablo Clusellas; administrador nacional de Aviación Civil, Juan Pedro Irigoin; director nacional de Transporte Aéreo, Hernán Gómez)

FLY BONDI. Adjudicación de rutas aéreas. (Vínculo entre los dueños y el coordinador interministerial  Mario Quintana)

CORREO ARGENTINO por la condonación presidencial de una deuda superior a los $70.000 millones e intento de vaciamiento de la empresa manejada por su familia (Mauricio Macri; Ministro Aguad y los privados Correo Argentino S.A., Socma S.A. y Simeco S.A)

COMPRA EQUIPAMIENTO MILITAR sin autorización parlamentaria y para uso  prohibido por  ley (Mauricio Macri; jefe de Gabinete, Marcos Peña; ex ministro de Defensa, Julio Martínez; Susana Malcorra)

ACUERDO CON LOS FONDOS BUITRES. Renuncia la inmunidad soberana argentina y la inclusión de los recursos naturales, como prenda de pago en el caso de no poder afrontar el pago de los intereses o del capital de la deuda. (Mauricio Macri y gabinete)

INTENTO DE DESIGNACIÓN DE JUECES DE LA CORTE POR DECRETO (Mauricio Macri)

ORIGEN DEL DINERO ROBADO A LA VICEPRESIDENTA. Sin justificación del origen del mismo (Gabriela Michetti)

USUFRUCTO DEL DÓLAR FUTURO I y II, por uso de información privilegiada e incompatibilidades (Secretario de coordinación de Políticas Públicas y ex CEO de LAN, Gustavo Lopetegui; Mario Quintana; jefe de asesores del Presidente, José Torello; director del Banco Central, Pablo Curaty a los privados Nicolás Caputo, Cher y Socma)

VENTA ACCIONES FGS ANSES A PETROBRAS, a empresarios cercanos Al Presidente, en un momento y a un valor poco conveniente para la inversión (Luis Caputo; titular de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), Emilio Basavilbaso)

EMISION DE BONOS DEUDA EXTERNA A 100 AÑOS, por ser un acto de administración contra los intereses del estado, en beneficio a los inversores que adquirieron los bonos    (Mauricio Macri; Luis Caputo;  Marcos Peña; ministro de Hacienda Nicolás Dujovne)

COMPRA DE GAS A CHILE I y II, por pagos de  sobreprecios y sin licitación (Ministro de Energía y Minería; Juan José Aranguren)

MINISTERIO DE ENERGÍA. Favorece al Nicolás “Nicky” Caputo, “amigo de la vida” del presidente Macri, con la ajudicación del 60% de la megalicitación de energía a su empresa Central Puerto (Juan José Aranguren, “Nicky” Caputo (privado))

CONTRATACIÓN DE HELICÓPTEROS,  sin licitación y en forma directa. Suspendida (Ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Sergio Bergman)

PRIVATIZACIÓN DE ARSAT a partir de la venta, sin licitación del 51% del ARSAT 3 a una empresa estadounidense, que también se quedará con el espacio orbital que le correspondía a la Argentina (Ex ministro de Comunicaciones, Oscar Aguad; titular ARSAT Rodrigo De Loredo (yerno); Ministro de Modernización, Andrés Ibarra)

BLANQUEO DE CAPITALES DE FAMILIARES DIRECTOS, por decreto y contra lo dispuesto por la Ley (Mauricio Macri; Marcos Peña; Luis Caputo)

BLANQUEO DE CAPITALES. Asesoramiento a “clientes” para acceder al beneficio (Coordinador Nacional para el Combate del Lavado de Activos, Juan Félix Marteau)

AUMENTO DEL VALOR DEL PEAJE DE AUTOPISTA DEL SOL, DEL GRUPO MACRI (Mauricio Macri)

MINISTERIO DE TRANSPORTE.  Contratación directa de seguros ferroviarios a una compañía vinculada a SOCMA (Ministro de Transporte, Guillermo Dietrich; Administrador de FFCC del Estado, Marcelo Orfila)

MINISTERIO DE TRANSPORTE contrata publicidad ferroviaria, incluso la terminal de Retiro, a favor de PC Publicidad, propiedad de su cuñado, y del grupo Neuss, de amigos personales, que ya se habían adjudicado la VTV en CABA (Guillermo Dietrich)

PLAN BELGRANO, por pago de coimas en la compra de productos para el PAMI              (Ex titular del Plan Belgrano, José Cano)

SIDECO, COMPRA Y REVENTA DE SEIS PARQUES EÓLICOS SIN LICITACIONES, a través de tráfico de influencias, negociaciones incompatibles y uso de información privilegiada (Mauricio Macri; Juan José Aranguren)

MINISTRO DE AGROINDUSTRIA. Por cobro un bono de $500.000 de la Sociedad Rural por parte de su titular. Previamente había recibido $ 900.000 de la gestión de Carlos Melconian con los que cubrió la última cuota de un préstamo tomado por su empresa, con el fin de blanquear una operación de autocompra de inmuebles y vaciamiento de una sociedad del grupo. Con causas por evasión y lavado de dinero (Ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere)

FONDO DE SUSTENTABILIDAD DE LA ANSES. Giro a un grupo inversor que fuera propiedad del ministro de finanzas por decisión del propio funcionario (Luis Caputo)

MINISTRO DE TRABAJO, pagos a dos de sus empleados particulares con recursos del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU), intervenido por el gobierno a través de la actual senadora nacional Gladys González, bajo cuyo mandato se concretaron más de 200 nombramientos como los mencionados (Ministro de Trabajo Jorge Triaca; senadora nacional Gladys González)

jueves, 4 de enero de 2018

La sociedad argentina está sometida a disyuntivas económicas falsas

Gente capaz de realizar análisis complejos, o que ha tenido una formación más rica que la de los manuales de neoliberalismo periférico, parece creer que los lineamientos de política económica que presenta el gobierno rezuman sabiduría, prudencia y sentido común.
Así, el analista Eduardo Fidanza, en el diario oficialista La Nación, en su artículo Desacoples que pueden ser trágicos del 16 de diciembre, sostiene que “… es legítimo e imperioso reducir el gasto público, pero también es legítimo preservar a los más vulnerables, a quienes la Constitución les asegura una serie de derechos y condiciones usualmente incumplidos”.
Da por sentado, como toda persona “que comprende la situación”, que lo que hay que hacer en el país es bajar el gasto público. Pero lo dice sin mencionar que se trata de un gobierno que:

1) Está haciendo todo lo posible para reducir los ingresos públicos, con quitas y recortes impositivos permanentes y otros que aún vendrán a los sectores de mayores ingresos, y
2) Está acelerando el endeudamiento público y por lo tanto las erogaciones fiscales relativas al pago de intereses de deuda externa y local. En noviembre, por ejemplo, se pagaron el doble de intereses que en el mismo mes del año 2016.

El mantra es repetido y enseñado a la población. La “oposición amiga” del gobierno, como José Luis Espert y otros economistas semejantes, denuncia al gobierno por “no bajar el déficit ni la inflación”. Ambos, el macrismo y sus críticos neoliberales, plantean como una meta fundamental la reducción presupuestaria y la de la inflación. La discrepancia estaría en las medidas para lograrla.
Se instala así una agenda neoliberal de una pobreza extrema. No existe en ese mundo la expresión equidad social, no existe la palabra desarrollo, ni tampoco ciencia y tecnología. Menos aún las palabras inversión productiva y riesgo empresario.
Desde que llegó Cambiemos, la inflación superó el 40% en su primer año, está llegando al 24% en 2017 —aunque ya hay destacados especialistas que están poniendo en duda la fiabilidad de las cifras del INDEC macrista—, y el sector privado no espera menos de 20% de inflación para 2018.
Con el tema del déficit del sector público ocurre algo similar: no lo bajaron, sino que lo subieron.
Para comprender estos aparentes “tropiezos”, donde no parece lograrse los objetivos “que desvelan al gobierno”, el análisis de la política económica debe realizarse desde una perspectiva completamente distinta.
Para entender la política macrista, heredera genuina de las metas del Proceso de Reorganización Nacional y del menemismo, es fundamental distinguir entre el discurso de las autoridades y la práctica concreta de la política económica.
No por casualidad, ha sido la inflación —“el flagelo”— el caballito de batalla tanto de la dictadura cívico-militar como del neoliberalismo noventista. En la dictadura, mientras ficticiamente se combatía a la inflación, se introducían los cambios de fondo que los sectores dominantes reclamaban. Se endeudó a las empresas públicas y al Estado nacional, se abrió masivamente la economía a las importaciones, se atrasó el tipo de cambio… para “combatir a la inflación”. El fracaso antiinflacionario fue total, pero “mientras tanto” se reestructuró la industria, se debilitó al tejido productivo, se preparó a las empresas públicas para la segunda etapa, o sea la privatización, y se endeudó al Estado al punto de volverlo impotente para conducir la economía como lo había hecho desde los años ´40.
Con el menemismo, en cambio, se logró “abatir el flagelo inflacionario”, abriendo plenamente la economía, atacando violentamente el tejido industrial, generando un ejército de desocupados y marginados de toda actividad remunerada, al tiempo que se promovía la extranjerización de la economía. La elite social aprovechaba la “libertad” cambiaria para fugar miles de millones de la economía nacional. Se simuló una estabilidad que incubaba el estallido de la deuda y del país.
Hoy se escenifica nuevamente la lucha contra el “flagelo”. El instrumento central del gobierno para tal combate son… las LEBACs, letras que emite el gobierno para absorber dinero de la plaza y evitar así las “presiones inflacionarias”. Demás está decir que el diagnóstico de que la inflación es un fenómeno estrictamente monetario está archirefutado tanto en la práctica como en la buena teoría económica, cosa que en nuestro país carece de importancia.
Lo importante de todo este asunto es la altísima tasa de interés que el Banco Central le paga al capital financiero local y externo. El “combate antiinflacionario” del gobierno macrista constituye un extraordinario negocio para los financistas privados: el Estado Nacional les paga actualmente 800 millones de pesos por día, gracias a una tasa implícita en dólares inconseguible en el resto del mundo.
Además, la persistencia del “flagelo” resulta un buen mecanismo para ir bajando el salario real en la Argentina. Gente similar a la del actual elenco económico hizo en los ´90 la experiencia de tratar de bajar el salario real en un contexto de inflación cero. En vez de bajar el salario, logró llevar el desempleo al 18% y otro tanto el subempleo. Pero aprendieron: el salario, como lo demostró el gobierno de Duhalde, se baja con inflación. Si hay desempleo alto, mejor, se lo baja más rápido. El keynesianismo kirchnerista revirtió en buena medida esa situación. Hasta que se “logre” nuevamente una tasa de desempleo mayor, bien vale ir bajando el salario con inflación y techos en las paritarias. Eso se jugará en el año 2018.
En el tema del déficit fiscal, se le presenta a la sociedad un falso dilema: o se realiza un cruento ajuste, con millones de desempleados, miseria y sufrimiento, o se hace un “ajuste gradual”, porque este gobierno es humano y quiere hacer de a poco los cambios “necesarios”. En realidad no hay demasiada gente para despedir, ya que el grueso del gasto público remunera a agentes del Estado muy necesarios: maestros, médicos, enfermeras, policías, militares, administrativos, a los que se agrega lo que se le paga a jubilados, pensionados, AUH, etc. Esos ingresos pueden ser licuados con inflación (¡el flagelo continúa!) y paritarias miserables.
El Súper Ajuste que agitan los “extremistas” es imposible de realizar porque colapsaría el funcionamiento del Estado y se entraría en un violento clima de conmoción social. Pero además este gobierno no contó con la inmejorable situación de partida del menemismo, que nació del colapso hiperinflacionario del gobierno de Alfonsín. Esa catástrofe le permitió contar al neoliberalismo noventista con un cheque en blanco de la sociedad que duró un buen tiempo.
No es el caso del actual gobierno, que reemplazó a una gestión que no había sido percibida como un fracaso económico por la mayoría de la sociedad. Por eso, actualmente se inviertan ingentes recursos publicitarios y comunicacionales en construir esa realidad ficcional.
La amenaza del Súper Ajuste cumple la función discursiva de amedrentar a la población y presentar al macrismo como un proyecto moderado. Martínez de Hoz, que hacía política económica en serio, siempre procuró mantener un discurso “prudente” y “razonable”, dejando el ideologismo estentóreo a Álvaro Alsogaray.
Pero además, y lo que es más importante, el mantener una elevado déficit fiscal en 2017 “por razones humanitarias”, lo “obliga” al gobierno a endeudar a toda velocidad al país. “Como no contamos con recursos, y no queremos echar a un millón de personas a la calle, no nos queda más remedio que tomar deuda”. Otro negoción formidable para el capital financiero internacional: ¿qué otro país en el planeta paga tasas del 7/8% anual en dólares?
Visto de esta forma, no hay que tomarse muy en serio el debate “técnico” por el déficit fiscal y por la persistencia del “flagelo”. Es que precisamente esos son los verdaderos instrumentos de política económica para lograr otras metas políticamente inconfesables: la caída del salario y el reendeudamiento de la Argentina.
La caída salarial es la única ocurrencia de un empresariado concentrado que no está dispuesto a invertir en serio para incrementar su rentabilidad.
En cuanto a la deuda, además del negocio que representa, es la forma que tiene la derecha argentina de crear hechos consumados que traben la posibilidad de acción económica autónoma por parte de un eventual gobierno pos-neoliberal. Y de reforzar los lazos de dependencia externa.
La respuesta al falso dilema del Súper Ajuste versus el Súper Endeudamiento “Humanitario” es sencilla. Si quieren eliminar el déficit fiscal —sin dañar a la población, ni destruir al Estado—, cobren en serio los impuestos existentes e impongan otros tributos a las grandes rentas hoy desgravadas.
Pero eso sería confundirse severamente sobre la naturaleza y el propósito de este gobierno.
No se están discutiendo soluciones técnicas, sino preferencias políticas y de clase.

*Ricardo Aronskind es economista y magister en Relaciones Internacionales, investigador docente en la Universidad Nacional de General Sarmiento.

martes, 26 de diciembre de 2017

La potencia de la impotencia


En la vida de los pueblos hay situaciones límite. Momentos en los que la paciencia popular y su capacidad de soportar adversidades, aparentemente infinitas, se agotan. Esto sucede cuando el poder establecido extrema abiertamente su crueldad y cierra todas las válvulas de esperanza de una vida mejor para las mayorías. 
La explosión social aparece cuando el pueblo ve amenazada su subsistencia, coartada su libertad, mancillada su dignidad y toma clara conciencia de la impunidad y la soberbia de los sectores dominantes. Ocurre cuando al habitual saqueo y vejación a los estratos sometidos se suman la manipulación, la represión, el fraude y la persecución o proscripción de toda organización o líder, cuyas políticas pudieran ofrecer una alternativa emancipadora a la desigualdad sistémica. En tales momentos, la impotencia se convierte en potencia de rebeldía y cambio. 
Así sucedió en repetidas oportunidades en América Latina y el Caribe. Aconteció en Bolivia en el transcurso de la Guerra del Agua (2000) o en Argentina con el memorable “que se vayan todos” en Diciembre de 2001. Ambos acontecimientos abonarían el surco en el cual se constituirían luego los gobiernos transformadores de Néstor Kirchner y Evo Morales Ayma. 
También el Caracazo de 1989 marcó el momento de un levantamiento popular que culminaría con la elección de Hugo Chávez poco menos de diez años después, poniendo fin a cuatro décadas de componenda elitista en Venezuela. Del mismo modo, el triunfo de la Revolución Ciudadana liderada por Rafael Correa en Ecuador (2006), había sido precedido por un brutal vaciamiento bancario en 1999, al que siguieron dos alzamientos populares en el año 2000 y la Rebelión de los Forajidos en 2005, que terminó con el gobierno de Lucio Gutiérrez.  
Los ejemplos podrían multiplicarse llegando incluso al Bogotazo de 1948, una enorme reacción popular ante el asesinato del candidato presidencial liberal Eliécer Gaitán que dio pie, poco tiempo después, al surgimiento de la lucha guerrillera en Colombia. La misma asfixia política fue el germen de la  expansión posterior del fenómeno en distintos puntos de la región que tuvo en las revoluciones en Cuba y Nicaragua su momento triunfal, pero como desgarradora contracara, la criminal acción represiva de regímenes dictatoriales, costando la vida de miles de jóvenes y activistas sociales.   
Hoy atraviesa un momento similar Honduras, en el que el presidente Hernández, en connivencia con un entramado de corrupción política extendida y la anuencia de los Estados Unidos, quiere defraudar la voluntad popular expresada en las urnas a favor de su contrincante Salvador Nasralla. Ante este hecho, una parte importante de la población mantiene la protesta desde hace ya más de tres semanas arriesgando su vida, demandando el reconocimiento de su derecho a elegir. 
Señal enérgica que dio también una multitud de argentinos ante la actitud extorsiva y autoritaria del gobierno, que logró aprobar esta semana un recorte a la protección social de ancianos y niños y modificaciones tributarias a favor del empresariado. Protesta que explotará en marzo próximo si Macri insiste en promover una reforma laboral retrógrada, similar a la vigente ya en el Brasil de Temer, avanzando hacia la destrucción de conquistas sociales acumuladas en décadas de lucha. 
Eclosión que también podría producirse en Perú, si el actual conflicto en torno a la destitución de Kuczinsky desembocara en una farsa institucional tutelada por la mayoría parlamentaria fujimorista y el efecto que podría provocar un indulto negociado al ex presidente,  Alberto Fujimori. 
Estallido social que habrá de replicarse en Brasil cuando el recorte social en curso impacte de lleno en la población pobre, acentuándose además si se confirmara la condena que proscribiría la candidatura de Lula Da Silva – cuyas posibilidades de ser electo en 2018 son abrumadoras.
Rebelión que posiblemente tendrá lugar en México, si – como es de prever – el PRI pretende mantenerse en el poder mediante fraude o en Colombia, si la derecha impide mediante subterfugios jurídicos y mediáticos un ejercicio democrático pleno en las próximas elecciones.

De la impotencia a la desobediencia 
En todos los casos en los que el pueblo se rebela abiertamente, se muestra la necesidad de rebasar el encuadre vigente, formalmente legal, pero degradado y convertido en ilegítimo, para dar un nuevo ordenamiento a la vida social. Dicho propósito suele confirmarse en aquellas ocasiones virtuosas en las que los excluidos encuentran una representación política que encauza la rebelión hacia el claro objetivo de modificar normas constitucionales inadecuadas al nuevo momento social. 
Hay que decir que algo de esa desobediencia radical se expresa también cuando una porción del pueblo intenta salidas inmediatas o individuales a su desprotección. Tanto en la migración tildada por los gobiernos de “irregular”, como en los distintos tipos de delincuencia, puede verse la búsqueda de respuesta a necesidades lacerantes, violando normativas establecidas pero ineficaces a efectos de mejorar la situación social. 
Tales impulsos desesperados, en determinadas circunstancias absolutamente imperativos, terminan generalmente reforzando las estructuras represivas de los Estados, conduciendo a una cadena de involución y violencia generalizada como la que podemos observar en distintos lugares de América Latina y el Caribe. 
Tan sólo la desobediencia civil colectiva y con fines de transformación política parece resultar decisiva para conseguir cambios efectivos y duraderos.

De la desobediencia a la revolución 
Sin embargo, no toda acción de protesta, no toda estampida social contra mandatos injustos deviene necesariamente en transformación profunda de la vida social. Muchas veces el tumulto termina en anécdota, aunque sirviendo de precedente para sublevaciones futuras. 
Que la desobediencia se torne revolución es algo difícil de predecir. Con más razón, de producir. Aquellos que se dedican a su estudio indican que, entre otros factores, es relevante la cercanía de relación de fuerzas organizadas con los grandes conglomerados inorgánicos movilizados, que tan desprestigiada esté la autoridad o qué tan claros sean los paradigmas para lograr convertir el malestar en propuesta y la crítica en esperanza. Otros indicadores ligados al despliegue o al repliegue del hecho revolucionario serían de qué manera entroncan los objetivos trazados en el sentir popular y la memoria histórica, qué tan fuertes y representativos son los liderazgos y si, en definitiva, el justo reclamo popular logra trascender la inmediata reacción interna y externa del sistema. 
Pero ninguna revolución se consuma sin antes producirse un primer grito de libertad. Y ese grito suena hoy en millones de gargantas latinoamericanas.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

LOS AZOTES DEL IMPERIO

Carolina Vásquez Araya - https://carolinavasquezaraya.com/2017/12/04/los-azotes-del-imperio/
Las libertades democráticas son el mito creado para sostener la zanahoria en el palo.
Aquí y en todos los países en vías de desarrollo se hace lo que convenga a las grandes compañías multinacionales y a los objetivos geopolíticos de un puñado de Estados en los cuales éstas asientan sus reales. De ahí las guerras bélicas, económicas y mediáticas contra países ricos en materias primas o recursos energéticos, cuyos líderes han osado rebelarse contra el mandato de esos centros de poder desde los cuales emanan las directrices políticas impuestas a los gobiernos. El imperio -siempre se ha sabido- no perdona las defecciones y, cuando surge alguna, la combate con mano de hierro.
He vivido lo suficiente como para haberlo visto una y otra vez en los abundantes golpes de Estado y en los documentos desclasificados en donde se revelan, al cabo de los años, los verdaderos motivos detrás de esos crueles operativos antidemocráticos. Es tan hábil la estrategia imperialista como para esperar al paso de una generación, contando con la ignorancia de la siguiente respecto de sus intenciones. Y así la pobreza y el subdesarrollo se instalan como algo connatural a nuestra manera de vivir.
Lo acontecido en Honduras no escapa a este esquema de dominación. Estados Unidos y sus aliados no quieren más gobiernos progresistas, mucho menos cuando éstos pretenden consolidarse con el voto democrático en una región tan cercana a sus fronteras. Para ello le sirven los ejércitos financiados y entrenados como feroces guardianes de sus intereses políticos y económicos, equipados con todo el arsenal necesario para someter cualquier intento de manifestación ciudadana. El silencio de la comunidad internacional respecto de la represión en Honduras y el fraude electoral que ha provocado el estallido ciudadano, sin duda responde a consignas tajantes del Departamento de Estado, desde donde se gobierna la mayoría de nuestros países. Los observadores internacionales, entonces, algunos de los cuales proceden de países vecinos, terminan siendo meros espectadores del operativo en un silencio que, por cómplice, se aproxima a lo criminal.
Para los demás países de la región el panorama hondureño es un cuadro de costumbres; es el recuerdo de lo vivido una y otra vez en carne propia, siempre con la excusa del resguardo de las “libertades democráticas”, “la protección del estado de Derecho”, “el imperio de las garantías constitucionales” y cuanta poesía se les ocurra para acallar las eventuales protestas y consolidar el estatus. El entramado apretadísimo de intereses corporativos con las políticas internas de nuestras naciones ha sido una constante durante siglos, con el conveniente resultado de mantener en el imaginario social el miedo al fantasma del comunismo y la aceptación tácita de la explotación y la pobreza como realidades inevitables implícitas en ese concepto abstracto e indefinido llamado democracia.
¿Qué sucederá en los demás países de la región cuando les toque el momento de elegir autoridades? ¿Acaso coinciden los eventos de Honduras con el incremento inexplicable de los presupuestos militares en países vecinos? El futuro mediato es como una nube negra plagada de amenazas. De ahí la importancia fundamental de combatir la corrupción y depurar a las instituciones, elementos clave para la recuperación del equilibrio político de los países centroamericanos.
Es imperativo entender que la violencia y la miseria en las cuales se hunde la vida de nuestros países no son naturales, responden a estrategias bien pensadas para mantener a la población en silencio, temerosa y sumisa. Será a ella, entonces, a quien le corresponda romper el hechizo.