martes, 31 de agosto de 2010

¿Para qué sirve la OEA?

En la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, fue donde se agravaron las tensiones entre Colombia y Venezuela, por una denuncia colombiana que llevó a Caracas a cortar las relaciones diplomáticas.
Pero fue en Santa Marta, costa del Caribe colombiano, donde parece haberse reducido la tensión bilateral, tras la reunión de este martes entre los presidentes Juan Manuel Santos y Hugo Chávez Frías.
Semanas antes, en la OEA el embajador colombiano, Luis Alfonso Hoyos, presentó "pruebas" de la presencia de guerrilla en territorio venezolano y afirmó que estaba siendo protegida por el gobierno de Chávez.
Si la intención de Hoyos y su gobierno era aprovechar el foro para resolver ese problema, puede decirse que no logró su cometido y que además creó una tensión que la OEA tampoco pudo manejar porque, como dijo desde el principio su Secretario General, José Miguel Insulza, se trataba de "un problema bilateral".
Honduras es otra reciente crisis en la que la actuación de la OEA no parece haber dado resultados. El país sigue suspendido del organismo, pero las acciones tomadas no lograron reestablecer al derrocado presidente Manuel Zelaya.

Multilateral, no supranacional
Por eso muchos se preguntan ¿para qué sirve la OEA? ¿Cuál es el poder real de la institución que algunos ven como una burocracia ineficiente y otros como "fachada" de las políticas del Departamento de Estado de Estados Unidos?
En entrevista con BBC Mundo, el Secretario General Insulza, explicó que el carácter multilateral "y no supranacional" de la institución le impide inmiscuirse en esas crisis si las partes no solicitan su participación.
"No hay ninguna organización en el mundo que se involucre en asuntos internos de dos estados miembros sin autorización de esos países. A menos que, claro, y aquí tocamos madera, haya un conflicto abierto, un conflicto armado. Allí hay que tomar cartas en el asunto", afirmó Insulza.
Sin embargo, Insulza niega que la OEA no sea relevante, como aseguran sus críticos, o que no resuelva los problemas regionales, como parece ser la impresión dominante en buena parte de la opinión pública latinoamericana y en los análisis que se hacen en medios de comunicación.

Limitaciones soberanas
"El Secretario Insulza ha tratado de hacer la OEA más relevante, pero no creo que lo haya logrado", afirmó a BBC Mundo Eric Langer, director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Georgetown en Washington.
Tomando como ejemplo lo sucedido durante la crisis hondureña, Langer afirma que una de las joyas mas preciadas de la corona hemisférica, la Carta Democrática Interamericana, "ha sido un fracaso hasta ahora".
"Lo que se ve es que varios países del hemisferio se están volviendo más autoritarios y anti democráticos, y la OEA no ha podido hacer nada porque dentro de la Carta Democrática no hay una cláusula para poder meterse en asuntos interiores de los países, salvo en el caso de un golpe militar", dijo Langer.
Reconociendo las limitaciones de la Carta Democrática, Insulza dijo que desearía más poder para manejar a tiempo las crisis políticas, cosa que aseguró no se pudo hacer en Honduras porque el presidente Zelaya pidió ayuda "un día antes de que lo golpearan".
Pero para preservar la soberanía y evitar intromisiones en asuntos internos, muchos estados limitan el grado de supervisión internacional y es poco probable que le den más atribuciones a la organización.

Pocos amigos
Una OEA con más poder puede no ser satisfactoria por otras razones para algunos gobiernos, como los de Venezuela, Nicaragua o Cuba, que la han calificado de "fachada" del Departamento de Estado para imponerse sobre América Latina.
Al otro lado del extremo ideológico, el organismo también cuenta con detractores, muchos de ellos en influyentes posiciones de poder en Washington.
El representante Connie Mack, el republicano de más alto rango en el Subcomité de Asuntos Hemisféricos del Congreso, la considera tan "inefectiva" que presentó un proyecto para suspender las contribuciones estadounidenses al foro tras la decisión de readmitir a Cuba en el grupo el año pasado.
"Con Insulza al mando, la OEA ha perdido su efectividad como árbitro de la libertad", asegura Mack, quien ha sido muy critico de la "falta de voluntad" del organismo para intervenir o siquiera criticar lo que él considera es la erosión de la democracia venezolana.

Hegemonía disminuida
Esa "pérdida de de efectividad" de la OEA estaría directamente vinculada al declive del poder hegemónico que ejercía Estados Unidos en el continente, según Eric Langer, quien afirma que "cuando no hay un poder hegemónico es muy difícil imponer decisiones en un organismo multilateral".
"Mientras Estados Unidos dominaba, no le daba mucha importancia a la OEA porque sabía que podía imponer sus políticas. Ahora vemos que la OEA entra en una fase nueva en la que hay varios polos y eso demuestra que su modelo es muy difícil de mantener", dijo Langer.
En los últimos años, la región ha visto una explosión de nuevos grupos regionales, como la Unión de Naciones del Sur (Unasur), la Comunidad de Naciones de América Latina y del Caribe, o la Alternativa Bolivariana para las Américas, (ALBA).
"Los países liderados por Venezuela están tratando de quebrar el sistema interamericano que incluye a Estados Unidos y Canadá, para volcarse a organizaciones como Unasur, que deja a Estados Unidos fuera del juego", afirmó Langer, aunque no cree que la OEA pueda desaparecer.
Como la OEA, esos nuevos foros carecen de instancias, al estilo del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, para hacer cumplir sus decisiones, por lo que al final son espacios de diálogo adicionales pero no necesariamente más efectivos que la OEA.
Pese a que algunos coinciden en que los ejercicios retóricos que se hacen en esos grupos pueden no tener efectos prácticos inmediatos, todos reconocen que tener un lugar donde los gobiernos puedan dialogar es algo imprescindible para mantener la paz regional.

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