martes, 5 de junio de 2018

Argentina: La pata civil de la dictadura, una deuda estructural


“Este es el zurdo que le hizo el paro a la empresa por quince días. De esta cabeza nace el paro por tiempo indeterminado que sufrió Ledesma, es esta porquería, el Gordo Saracho y Mario Ernesto Ricci, y por culpa de esta porquería el ingenio tuvo que tirar toneladas de caña de azúcar”. Esas fueron las palabras que Raúl Osvaldo Tapia escuchó durante la sesión de tortura del 3 de abril del ’76. Era uno de los trabajadores del Ingenio Ledesma y también fue uno de los que se animó a denunciar a la empresa y promover reclamos contra sus abusos.
En la antesala del Golpe de Estado, durante la construcción de ese poderío económico, fueron muy importantes los beneficios y prebendas que el Ingenio Ledesma recibió del Estado. “Durante la dictadura de Onganía y en la década de 1970 la compañía se ubicó a la cabeza del grupo de empresas beneficiadas por las políticas estatales que posibilitaron un proceso de concentración y centralización de la economía”, afirma un informe realizado por el Centro de Estudios Legales y Sociales. Sin demasiadas consecuencias por su participación activa y sanguinaria durante todo el reinado militar, hoy Ledesma es una de las empresas agroindustriales de capitales nacionales más importantes del país y de América Latina. La noche más terrible fue la del 26 de julio de 1976, que es conocida como “El Apagón”. Mientras la ciudad estaba a oscuras, policías, gendarmes y capataces de la empresa Ledesma, allanaron y saquearon viviendas en Libertador San Martín y Colilegua. La propia empresa puso a disposición sus vehículos para trasladar a más de 400 trabajadores, estudiantes y profesionales a galpones de mantenimiento del ingenio azucarero. Algunos permanecieron días, otros meses, atados, encapuchados y torturados. De las 400, fueron treinta y dos personas las que perdieron sus vidas esa noche o en las posteriores.

Mucho más que cómplices
Tuvieron que pasar años, décadas, para que la palabra cómplices pasara a un segundo plano y se comience a hablar de responsabilidad civil y empresarial en lo que a los procesos judiciales sobre delitos de lesa humanidad se refiere. Y así lo expresa claramente el informe del CELS que consta de dos tomos y analiza los casos de empresas como Acindar, Mercedes Benz, Ledesma, Molinos de la Plata y La Veloz del Norte, entre otros. Este documento estudia “la responsabilidad que tuvo un sector del empresariado nacional y extranjero en las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la última dictadura argentina. Lo hace a partir del examen de un arco de prácticas empresariales de represión a los trabajadores en empresas situadas en distintas regiones del país. La evidencia recogida y analizada en un conjunto de casos, acotados en número pero muy significativos por su importancia económica, permite afirmar que, en el territorio de los establecimientos fabriles, se combinaron con eficacia el accionar de las Fuerzas Armadas y el accionar empresarial para ejercer el poder represivo contra los trabajadores”.
Todo esto pone en evidencia la relación entre las fuerzas militares y el poder económico demostrando que hubo una utilización planificada y sistemática de acallar a la militancia política radicalizada y disciplinar a la clase trabajadora que a lo largo de esas décadas había logrado acumular poder político y social. Ya en el informe de la Conadep, Nunca Más, y gracias a los testimonios de sobrevivientes, se había remarcado la pertenencia a la clase obrera de muchas de las víctimas y enfatizado sobre los secuestros colectivos en lugares de trabajo. “Algunos de los casos mencionados son los de los astilleros de la zona norte del primer cordón industrial bonaerense, el de la empresa siderúrgica Acindar en Villa Constitución (cuyo presidente hasta 1976 había sido José Alfredo Martínez de Hoz, luego Ministro de Economía de la dictadura)”.
En aquel momento, los trabajadores de Acindar no sospecharon que las fotos que los directivos de la empresa les mandaron a tomar para renovar el carnet de la fábrica serían usadas como fichas de identificación por los militares que los secuestraron. “Uno de los operarios contó que en una oportunidad su jefe de sección lo llamó para que se tomara la foto de la nueva credencial, pero nunca recibió ese documento. A las dos semanas, en cambio, la policía lo fue a buscar a su casa. Los agentes que lo secuestraron llevaban como lazarillo la foto que le habían tomado en la fábrica”, relata el informe del CELS.
Entre 1974 y 1976 los focos de mayor agitación obrera estuvieron en Tucumán, Jujuy, Córdoba y el cordón industrial del norte de la provincia de Buenos Aires hasta el sur de Santa Fe. Allí, las fuerzas policiales y militares reprimieron. Uno de los hitos más álgido fue el “copamiento” de la ciudad de Villa Constitución el 20 de marzo de 1975 y el arresto de la casi totalidad de los dirigentes sindicales de la zona donde estaba emplazada Acindar.

“La pata civil, como la iglesia, salió indemne”
Las patronales no fueron un eslabón menor en las cadenas forjadas por el terrorismo de Estado y las diferentes fuerzas que participaron. Pero al momento de repartir las responsabilidades quedaron a un costado, casi olvidados o, mejor dicho, a resguardo. “La burguesía no tuvo más que un par de implicancias en ese sentido, más que nada en lo que tiene que ver con Ledesma y los Blaquier. Jurídicamente no pagaron nada, salieron ilesos en lo legal. La pata civil, como la iglesia salió indemne”, aseguró De María y continuó: “Creo que se sabe que hubo negocios, que en esos tiempos vaciaron económicamente el país, pero parece que Videla, Tigre Acosta o Galtieri se instalaron como íconos y está bien, pero digo, no sé si hay un clima social de tanta bronca hacia la empresas y patronales como hay hacia los militares que fueron los que ejecutaron materialmente el Golpe. Y no creo que sea ignorancia sino que tiene que ver con lo que se logró propagandizar e instalar. Se sabe que la Mercedes Benz tuvo sus desaparecidos o el ingenio de los Ledesma y Blaquier, pero no pasa de eso”.

Causas judiciales y responsabilidad Empresarial en la dictadura
Según detalla el informe del CELS citado, en 1985, la sentencia del Juicio a las Juntas, la primera comprobación judicial del plan sistemático de exterminio desplegado por la dictadura, logró determinar los secuestros de varios trabajadores de Mercedes Benz. Más adelante, la represión a los trabajadores también fue puesta de manifiesto en testimonios brindados en los Juicios por la Verdad. En 1998, un trabajador de Alpargatas explicó que fue secuestrado durante una huelga y que los policías que se lo llevaron le dijeron “que los tenía que acompañar porque había una denuncia de la fábrica de alpargatas”. En el año 2003, otro trabajador relató que al volver a la fábrica luego de su secuestro el jefe de personal le dijo “no, quedate tranquilo… con vos no tenemos nada…”.
Las investigaciones del secuestro y desaparición de trabajadores de las empresas Ford y Mercedes Benz comenzaron en 2002, con los primeros pasos de la reapertura judicial de las causas por delitos de lesa humanidad luego del periodo de impunidad que se había iniciado a mediados de los años 80 con las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. En ambos casos había ya gran cantidad de elementos que apuntaban a directivos de las empresas.
En 2012 se dictaron resoluciones judiciales contra empresarios y personal jerárquico por el secuestro y las torturas padecidas por sus trabajadores. Carlos Pedro Blaquier y Alberto Lemos, presidente del directorio y administrador general del Ingenio Ledesma, respectivamente, fueron procesados. La decisión fue confirmada por la Cámara Federal de Apelaciones de Salta. Sin embargo, en 2015 la Cámara Federal de Casación Penal los benefició con una falta de mérito. De esta manera se pusieron en evidencia las resistencias que existen para el juzgamiento del poder económico.
En 2013, en la investigación judicial sobre la Compañía Minera Aguilar S.A. de Jujuy,  personal jerárquico de la empresa, fueron procesados por aportar información para identificar víctimas y vehículos para secuestrarlas. Las huelgas que llevaron adelante los mineros, antes del golpe de Estado, tuvieron estrecha relación con el cautiverio de sus protagonistas en plena dictadura. Ese mismo año, los directivos de la empresa Ford, Pedro Muller, Guillermo Galarraga y Francisco Jesús Sibilla, fueron procesados por “haber facilitado los datos personales de cada uno de los empleados involucrados, junto a sus fotografías-glosadas a legajos personales de la empresa- y domicilios particulares, para que de esa forma puedan ser habidos” y “haber permitido que se montara un centro de detención en el interior del predio de esa fábrica, en los sectores del Campo Recreativo y/o de Deporte, para que sus dependientes fueran interrogados”. En la resolución judicial se destaca la importancia del análisis del contexto político y social y se puntualiza que “la eficiencia y productividad tan añorada por los empresarios se topaba con un enemigo puntual, la ‘comisión interna’, y pareciera que este análisis de la situación fue compartida con las fuerzas armadas que usurparon los poderes donde se objetiva el Estado, ya que según las estadísticas de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas fueron los obreros quienes más sufrieron la violencia del régimen”. En la actualidad, hay numerosas investigaciones judiciales abiertas para demostrar responsabilidades penales de actores económicos. Así ocurre con las empresas La Nueva Provincia, Dálmine Siderca, Propulsora Siderúrgica S.A., Acindar, Loma Negra, Las Marías, Astilleros Astarsa y Mestrina, las ceramistas Cattáneo y Losadur y Molinos Río de la Plata.
En marzo de 2016 el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Salta condenó al dueño de La Veloz del Norte, Marcos Levin, por el secuestro  de Víctor Cobos,  delegado gremial de la empresa. Se trata del primer caso en el que un empresario es condenado por este tipo de delitos en el país. Los testimonios de los trabajadores de la empresa que fueron secuestrados dieron cuenta de la participación de Levin en los hechos: estuvo en el lugar de las torturas, daba órdenes a quienes las consumaban, había amenazado a los trabajadores antes de sus secuestros y aportó vehículos para trasladarlos a la comisaría donde fueron torturados.

miércoles, 23 de mayo de 2018

La gran derrota de Trump en Venezuela



Lo más importante que ocurrió el domingo 20 de mayo es que venciendo amenazas de todo tipo, el pueblo venezolano otra vez salió a votar e impuso democráticamente y a la vista de cientos de observadores electorales la esperada reelección de Nicolás Maduro. Ese detalle precisamente, el de la renovada práctica de defender la soberanía popular con una urna como arma es la que desde aquel no muy lejano diciembre de 1998 viene poniendo a los sucesivos gobiernos estadounidenses al borde de la histeria.
Recorriendo los centros electorales y conversando desde temprano con quienes al sonar de la recordada diana chavista se encolumnaban para depositar su sufragio es que pudimos escuchar, en Caracas y sus alrededores, razones que luego explicarían el triunfo. La paz era una de ellas, pero formulada no como un recurso formal sino como una muestra de hartazgo: “que nos dejen en paz, que no nos condicionen el futuro con amenazas”, nos dijo un joven en un colegio de Catia.
Horas después, en otro centro del Estado Vargas, la expresión se repetía en un “yo me resteo (me juego) con Maduro porque esta Revolución es nuestra esperanza”. Cerca de allí, una concentración de vecinas y vecinos bailaban, comían unos dulces y le contaban a quien quisiera escucharles que “ese barrio que usted ve ahí lo hizo el comandante Chávez y aquel de más allá nos lo entregó el presidente obrero”. Hablaban de edificios impecables con todas las instalaciones funcionando, y que son parte de las 2 millones de viviendas que construyera la Revolución para los más necesitados. Al darse cuenta que algunos de los visitantes procedíamos de Argentina, una mujer ya entrada en años, nos abrazó y gritó para que quedara claro de qué iba la cosa: “Si necesitan ayuda para echarlo a ese Macri nos avisan, que aquí somos todos rodilla en tierra”. Había gusto a pueblo en aquel sitio donde la temperatura era agobiante pero nadie se movía porque estaban esperando que llegara el anuncio del Consejo Nacional Electoral proclamando el ansiado triunfo.
Más tarde, en otro barrio de Caracas, las respuestas seguían acumulando razones: “Yo voto contra Trump y contra esos del Grupo de Lima”, aclaró un estudiante de medicina, que enseguida remató con un: “lo bueno y lo que no nos guste de este gobierno lo vamos a decidir nosotros y no un yanqui millonario o esos europeos que no tienen nada que hacer aquí”. Testimonios de bronca contra tanta injerencia, voces dignas dispuestas a defender lo conquistado, expresiones de agradecimiento para quienes habíamos llegado para confirmar que en Venezuela Bolivariana el legado de Hugo Chávez está intacto en la fidelidad de su pueblo.
Luego vinieron los resultados y en medio de los cohetes lanzados al aire o la ovación cariñosa hasta las lágrimas para saludar al nuevo presidente frente al Palacio Miraflores, la oposición y sus “protectores” internacionales ponían en marcha un plan que estaba cantado desde hacía bastante tiempo.
Los llamados “demócratas” arremetían con más sanciones económicas, con gritos destemplados que cantaban fraude (incluso antes de saberse los resultados, como hizo el candidato Henry Falcón) o con artículos ponzoñosos en la mayoría de la prensa mundial hegemónica. El más soez de toda una serie de agravios pudo leerse en prensa argentina señalando: “Una organización criminal venció en las elecciones venezolanas” y así otros múltiples epítetos.
Lo cierto es que el imperio y sus secuaces de los gobiernos derechistas del continente no pudieron soportar esta victoria heroica, surgida de las entrañas de un pueblo que padece necesidades pero no se quiebra ante ellas y sacando fuerzas de su propia memoria de lucha convierte en luminosos hasta los más oscuros escenarios.
Ahora vendrán los aprietes, las expulsiones de embajadores, las conspiraciones para aislar aún más a un país cuyo único pecado ha sido querer la felicidad de su gente y cometer la osadía de mostrarse como ejemplo al resto o recordar a propios y extraños que las grandes hazañas cuestan sacrificio. Querer llegar a vivir en una sociedad socialista en pleno avance político, económico y militar del neoliberalismo es el mayor desafío que se puede hacer a quienes en Washington, Miami o Madrid creen todavía que la vida de un hombre o una mujer se compra y se vende como en un mercado.
Ahora sonarán todas las sirenas de alarma en tierras latinoamericanas y será necesario redoblar la solidaridad internacionalista, de la misma manera que se hizo cuando a Cuba la expulsaron de la OEA y quisieron aislarla de sus hermanos de la región. Al igual que en aquella ocasión los pueblos deberán gestar un cúmulo de acciones fraternales para abrazar a la Patria de Bolívar, demostrándole a Trump que sus amenazas pueden encender la pradera y que al igual que ocurriera en otras épocas, la paciencia tiene un límite.
Es cierto que hay colaboracionistas y alcahuetes que amparan esas políticas agresoras, o que al calor de tanta injerencia llegan a meterle el miedo en el cuerpo a algunos políticos que se dicen “progres” y en sus campañas electorales (como ocurre en Colombia y México) se adhieren al Grupo de Lima y desconocen el triunfo de Maduro o no quieren mencionar el nombre del país agredido porque sus asesores o ellos mismos consideran que “resta votos”. Son pobres de alma esos personajes, a los que el imperio desprecia y no se salvarán de sus ataques. Pero también hay en cada unos de nuestros países, obreros, estudiantes, campesinos que admiran todo lo hecho por Chávez y que hoy representa Maduro.
Gente de a pie, que saben que desear lo imposible cuesta demasiado y no se arrepienten de ser como son. Ellos y ellas, precisamente, son los que no entran en disquisiciones sobre porcentajes de participación electoral o si Maduro “no es como Chávez”, como suelen hacerlo algunos sabelotodo de la política de “izquierda”. Para esas personas de corazón sensible y decisión casi militante (o sin el “casi”) lo más impresionante que ocurriera por estas horas es que “ganó Maduro” y “los yanquis que revienten”. Están en lo cierto. Como en el deporte, ganar se gana ganando. Lo demás se irá discutiendo al fragor de las mil batallas que habrá que librar a partir de ahora.

miércoles, 9 de mayo de 2018

CARTA ABIERTA A LOS VOTANTES MACRISTAS ¿ Que más hace falta para reconocer que te equivocaste y pidas disculpas?





La vuelta del FMI y sus condicionamientos; el regreso de Domingo Cavallo; la inflación y la recesión juntas; el ajuste permanente; los despidos constantes como resultado de los cierres de pequeñas y medianas empresas; palabras como “blindaje” que hacía años no escuchábamos; el dólar que sube y tu sueldo que baja; el changuito del super que cada vez te cuesta más llenar; el achique en salud y educación para pagar los intereses de la enorme deuda externa que este gobierno contrae, etc. etc ¿qué más?, que otro dato necesitas para saber que te mintieron y que vos te la creíste y, por tanto, te equivocaste?. Te suena “pobreza 0; la inflación no es un problema; en Argentina los dólares sobran; habrá lluvias de inversiones; en mi gobierno los trabajadores no pagarán impuesto a las ganancias; hay que esperar el segundo semestre…(2016)”. Que tan mal estabas cuando pedías un cambio? No me vas a decir que de nuevo vas a hacer uso de esa paparruchada que sale de la misma usina “que se vayan todos” como forma de exculparte y exculpar a los delincuentes que usan, ellos sí, la política para enriquecerse. Pedile disculpas a tus conciudadanos, es lo mejor que podes hacer para enmendar tu enorme error. Se humilde por una vez para no seguir haciéndote daño a vos y a todos. Concluí en que fuiste un ignorante o que padeces de mala memoria, no se, algo de lo que te tengas que hacer cargo para terminar ya con esa historia de echarle siempre la culpa a otros de tus errores. Es fuerte lo que digo ya lo se, pero mucho peor era cuando vos nos acusabas a todos los que te alertábamos de esto, de ser chorros.

Comprendes el alcance de tu “responsabilidad ciudadana”?
No te da cosa pensar que a pesar de todo lo que te dijeron acerca de lo que iba a pasar si esta gente llegaba al gobierno, vos los votaste igual, desoíste a tus cercanos a los que tienen una historia de luchas, de no callarse, de pelear contra viento y marea a favor de los que menos tienen y preferiste la opinión de gente que te mintió siempre, los mismos que ya le habían robado a este país y a vos o de los arribistas que están siempre donde calienta el sol del poder, obvio.
No te da cosa saber que tu voto hizo posible que estemos volviendo a TEMER corralito, estallido, desgracia social, a solo 2 años y medio ¿vas a seguir dándole chances? O vas a aceptar con humildad tu error? Que crees que le correspondería a un buen ciudadano.
¿Preferís que te diga que fuiste embaucado, que te creíste el cuento pero vos no tenes nada que ver? O que te digamos la verdad sobre lo que piensan de vos todos aquellos a los que con tu voto ayudaste a que hoy la estén pasando mal, muy mal, o acaso no te angustia ver gente comiendo de los tachos de basura?.

NO ES UN MENSAJE PARA LOS RICOS
Lo que digo aquí no está dirigido a los ricos, a los que idearon este nuevo asalto a los bienes del Estado, a los que históricamente se han apropiado de la riqueza del país ni tampoco lo dirijo a aquellos que sin pergeñar nada, ni ser responsables de ninguna política pública, defienden y con todo derecho sus intereses de clase.
No les hablo a ellos, los sectores más favorecidos de la sociedad hacen la suya y no discuto eso, no les puedo pedir que hagan algo contra sus intereses, me dirijo a vos laburante, a vos que tenes un comercio y ganaste dinero a lo pavote en los 12 años de gobierno kirchnerista .
A vos que te creíste que ganabas plata así porque eras un capo de los negocios. NO, sabelo, no la hacías por ser un capo, sino porque había un gobierno que ponía plata en manos de los pobres que nunca la habían tenido e iban a comprarte a vos, porque los pobres igual que vos, no la llevan a paraísos fiscales, la dejan aquí, en su pueblo, en su país.
Te hablo a vos pequeño industrial, productor de nuestros frutos, a vos que no tenes 10 mil hectáreas, ni perteneces a familia de abolengo (si se puede decir), a vos que la hiciste de abajo, con esfuerzo ¿Qué te pasó que de pronto te pusiste del lado de los que siempre te jodieron?
O acaso no te acordás de Cavallo, de Martinez de Hoz, de Sturzeneger, de los repugnantes negociados de la familia Macri en tiempos de la dictadura y el menemismo.
No aprendiste acaso que los dictadores mataron,  secuestraron y encarcelaron para que los dueños del país nos dejaran con una deuda externa impagable para que toda esa guita pase a sus manos. No te acordás que después de eso vino la hiperinflación porque a Alfonsín le dejaron un país en llamas.
No te acordás acaso de los 10 terroríficos años de Menem y esa troup de ladrones que saquearon este país y dejaron una bomba que el pusilánime de De la Rua no solo no supo desactivar sino que agudizó la desgracia por profundizar en esa línea o acaso no te acordás que Cavallo fue el súper ministro de ambos y que ahora está volviendo.
Tanta, tanta, tanta, puede ser la estupidez humana? O acaso se te pasó por alto que justo luego de que llegaran los Kirchner el país empezó a cambiar y a mejorar tu situación y la de todos…
Por todo esto es que afirmo que ya no se arregla con decir que te engañaron, ya no, porque además vos fuiste uno de los miles que salieron a repetir que se robaron todo, sin saberlo, porque no tenías ninguna prueba para afirmarlo, pero militantemente fuiste cómplice y lo seguirás siendo en la medida en que no salgas a pedir disculpas.
Fuiste cómplice de una difamación fenomenal que solo tenía como objetivo echar a los que habían recuperado este país de las garras del FMI, del Banco Mundial y de los buitres, para que los que están ahora nos metieran de lleno en el tren fantasma.

QUE ME CONTAS AHORA DE LA YEGUA QUE SE LA ROBO TODA??
Te acordás cuando repetías la difamación de Lanata sobre que la yegua  tenía los dólares en las islas Seychelles  ¿ vas a pedir disculpas?; no te arrepentís de haber asegurado (como si te constara) que la plata los Kirchner la tenían en las bóvedas del sur?; que me contás de las retroexcavadoras que removieron toda Santa Cruz para encontrar los dólares escondidos, tenés algo para decirnos de eso, o seguís esperanzado en encontrarlos, la esperanza con la que seguís apostando al segundo semestre porque hay que darle más tiempo.
Te preguntaste acaso porque la mayoría de los presidentes y políticos neo-liberales de Argentina y América Latina están cayendo como moscas por coimeros (Odebrecht) y de Cristina no hay nada?
No encontraron nada allá, ni aquí ¿Dónde está entonces la montaña de dólares producto del robo a las arcas públicas de la supuesta jefa de la asociación ilícita?  
No te ha nacido aún la “mala espina”, tenés mala espina para todo menos para esto? No se te cruza la idea de que no solo te mintieron, sino que te mintieron para esquilmarte.
Y de la plata que tenían los Kirchner, Máximo y la flia. en los paraísos fiscales? Me podes pasar algún dato sobre el particular, o tampoco lo tenés. Y si no los tenés, no te da vergüenza haber lapidado a una presidente que fue elegida dos veces y la última por un porcentaje que pocas veces alcanzó un presidente y a toda su familia? No te parece infame y repugnante que el jefe de esa familia se haya muerto en el medio de sus funciones como líder político y que una personaje que quizá vos miras por TV haya tenido el tupé de afirmar que no estaba en el cajón.
No te parece asqueroso humanamente haber participado de esa inmundicia para lograr esto?
Te preguntaste porque ese ODIO que te producían todos esos supuestos hechos de corrupción cuando se trataba de ella, no logró la misma potencia cuando te enterabas que el presidente que vos votaste para deshacerte de la yegua, había fugado dinero, tenía cuentas offshore y plata negra de él y su familia y que pasó por encima de la ley para blanquear sus chanchuyos y que se quiso condonar una deuda con el Estado de 70 mil millones de pesos.
No quiero que pienses que me alegra agredirte, te equivocaras nuevamente si lo pensás así, me duele tener que escribir todo esto, preferiría no hacerlo porque además en estas líneas hablo de gente muy cercana, gente a la que quiero y no comprendo, gente que en los pasados años se hizo rica y a pesar de eso vomitaba odio contra quien lo había habilitado.
No lo hago para agredir, lo hago para zamarrear conciencias, para producir un clic, para obligar a pensar, y para que los que piensan como yo y hasta ahora no se animaban a decírtelo por pudor, se animen porque esta situación ya no da para más y antes que el daño se profundice y sea peor, que por lo menos cada uno de los que se sienten tocados por esta reflexión nos ayuden esta vez a impedir otro 2001.

martes, 1 de mayo de 2018

26 de abril de 1879: los pueblos indígenas no olvidamos




Hace 139 años Julio Roca y las tropas del Ejército iniciaban la autodenominada “conquista del desierto”, consumación de un genocidio aún no reconocido por el Estado argentino
Los miles de Soldados del Ejército Expedicionario al Río Negro que esa mañana del 26 de abril de 1879 estaban acantonados en el Campamento General en Carhué dispuestos a iniciar tres días después la marcha hacia los territorios de las comunidades indígenas libres con el objetivo de tomarlos, escucharon la Orden del Día del general Roca.
“Cuando la ola humana invada estos desolados campos que ayer eran el escenario de correrías destructoras y sanguinarias para convertirlos en emporios de riqueza y en pueblos florecientes (...) extinguiendo estos nidos de piratas terrestres y tomando posesión real de la vasta región que los abriga (....) trazando con vuestras bayonetas...”.
La arenga procuraba estimular a los soldados contra los “salvajes·:
“En esta campaña no se arma vuestro brazo para herir compatriotas y hermanos extraviados por las pasiones políticas o para esclavizar y arruinar pueblos o conquistar territorios de las naciones vecinas. Se arma para algo más grande y noble; para combatir por la seguridad y engrandecimiento de la Patria, por la vida y fortuna de millares de argentinos y aún por la redención de esos mismos salvajes que, por tantos años librados a sus propios instintos, han pesado como un flagelo en la riqueza y bienestar de la República”.
En el mensaje Roca insiste con las ideas de salvajismo y barbarie, y la necesidad de eliminar esa forma de vida:
“Dentro de tres meses quedará todo concluido. Pero la República no termina en el río Negro: más allá acampan numerosos enjambres de salvajes que son una amenaza para el porvenir y que es necesario someter a las leyes y usos de la nación refundiéndolos en las poblaciones cristianas que se han de levantar...”.
“Consideraré siempre como el timbre más glorioso de mi vida haber sido vuestro general en jefe en esta gran cruzada inspirada por el más puro patriotismo, contra la barbarie”.
No importaron las decenas de tratados firmados, ni la voluntad expresa de los caciques de convivir con la nueva sociedad en formación, ni siquiera las voces disidentes que se levantaron desde la misma Buenos Aires ante la expedición aniquiladora que se preparaba. Considerados como “salvajes”, “bárbaros”, “piratas terrestres” y demás insultos con que se acostumbraba a discriminar y segregar desde los centros de poder por aquellos años a los hermanos indígenas, el clima exterminador que se fue creando contó con referentes ideológicos como Estanislao Zeballos que hicieron época con sus afirmaciones:
“Felizmente, el día de hacer pesar sobre ellos la mano de hierro del poder de la Nación se acerca [...] los salvajes dominados en la pampa deben ser tratados con implacable rigor, porque esos bandidos incorregibles mueren en su ley y solamente se doblan al hierro”
Todo contribuyó para que la maquinaria “redentora” por la sangre y su consecuencia inmediata, el despojo de los territorios, se pusiera en marcha de manera irremediable.
“Sellaremos con sangre y fundiremos con el sable, de una vez y para siempre, esta nacionalidad argentina, que tiene que formarse, como las pirámides de Egipto y el poder de los imperios, a costa de la sangre y el sudor de muchas generaciones” (General Roca, 1880)
Por qué fue un genocidio
Las políticas estatales llevadas a cabo por el Estado Nacional desde 1820 en adelante y con el clímax de las autodenominadas “conquistas del desierto” (1879-1885) y “del Chaco” (1870-1899) constituyen claramente un genocidio, dado que existió la voluntad política y militar de exterminar a los pueblos indígenas más allá de que esos objetivos no pudieron ser totalmente cumplidos.
Sin embargo la cantidad de matanzas llevadas a cabo y las cuantiosas pérdidas de vidas humanas provocaron el aniquilamiento y dispersión de decenas de comunidades, provocando una destrucción cultural sin precedentes en la historia argentina, solo comparable con el exterminio de culturas durante la conquista española.
El Estado argentino no ha reconocido aún esta figura legal perpetrada contra los pueblos indígenas durante el siglo XIX, así como lo ha hecho sin embargo con sucesos mucho más recientes como los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar 1976-1983 en los marcos del Terrorismo de Estado.
Desconocemos los motivos por los cuales esta deuda para con los pueblos indígenas aún no ha sido saldada -imaginamos algunos- pero en todo caso ella engrosa la nómina de crónicas postergaciones como la restitución de tierras y territorios, entre muchas otras.
Desde algunos sectores se niega el genocidio de los pueblos indígenas y se niega que el general Roca lo haya llevado a cabo. Entendiendo por genocidio a “cualquiera de los actos implementados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”, debemos decir que infinidad de alocuciones, escritos, declaraciones y finalmente los propios hechos consumados, confirman esa voluntad que el Estado argentino tuvo hacia los pueblos indígenas de Pampa. Patagonia y Chaco, con un claro punto de partida en 1820 con el gobernador Martín Rodríguez.
A partir de ahí y más allá de interregnos de negociaciones y status quo, el Estado argentino llevó a cabo campañas militares en una escalada que se extendió durante casi sesenta años y que fue diezmando a las comunidades hasta que el general Roca, violando los tratados suscriptos con los principales caciques y desconociendo la voluntad de estos por la coexistencia con la nueva sociedad, decide –con la anuencia del Congreso- la toma por la fuerza de los territorios indígenas.
Esa campaña (1879-1885) que ni los presidentes Mitre y Sarmiento se habían decidido a realizar, señala a Roca como el que encarnó y consumó un genocidio que aún hoy está vivo en la memoria de los descendientes.
Todas las justificaciones políticas, económicas, militares, religiosas y demás que esgrimen los partidarios de la autodenominada “conquista del desierto” y los eufemismos utilizados como “conflictos de culturas” son encubrimientos que intentan ocultar lo inocultable: el despojo de los territorios a los pueblos originarios y la destrucción de sus formas de vida.
Ni siquiera alcanza el argumento respecto a la no pertinencia de aplicar en forma retroactiva el concepto de “genocidio”, teniendo en cuenta que la misma Organización de las Naciones Unidas ya ha expresado la propiedad de su aplicación en casos como el holocausto perpetrado por los nazis entre 1938 y 1945 o el exterminio llevado adelante por los turcos en Armenia entre 1915 y 1917.
Algún día el Estado argentino saldará también esta deuda, lo que nos posibilitará seguir madurando y creciendo como individuos y como sociedad, en una comunidad que viva basada en la justicia, el respeto por el otro y orgullosa de su diversidad cultural. Por eso un día como hoy no olvidamos.


lunes, 23 de abril de 2018

Informate antes de hablar de Siria


Juan Manuel Aragón

 
Un país complejo, rico culturalmente y polifacético, que se encuentra en el centro de las noticias, las opiniones y los bombardeos

Para hablar de Siria primero habría que saber que entre los musulmanes hay sunitas, shiitas, hanafitas, malikíes, partidarios del hambalismo, mutazilíes, shafíes, yabriyya, jariches, nayadat, azraquíes, sufíes, zaydi, derviches bohores, drusos, ismailíes, morabitos, imaníes/duodecimanos, Ahl-i-haqq, yazidíes, qadiriya, rifaiyya, bektashis, nusayris, juga, zilkibas, muminiyya, wahhbíes, layenes, muridas, tijianes, baye fall, ahmadías, ahmadiyya muslin yamat, lahore ahmadiyya, salafistas, takfiristas, salafiyyas, alevistas, bahais, khojas, aictitos, musulmanes negros, jama at i islami, hermanos musulmanes, nación del islam, mezquita musulmana, takfir wal hijra y faizrahmanitas. Y aprender las diferencias entre cada una, digo, para opinar con alguito de propiedad.

También hay que saber qué países en el mundo tienen la religión musulmana o una mayoría que adhiere al islam. En el África son Argelia, Benín, Burkina Faso, Chad, Comores, Costa de Marfil, Yibuti, Egipto, Gambia, Guinea, Guinea-Bissau, Libia, Malí, Mauritania, Marruecos, Níger, Nigeria, Senegal, Sierra Leona, Somalia, Sudán y Túnez. Otros países tienen una población musulmana significativa como Camerún, Gabón, Mozambique, Togo y Uganda. En América Guyana y Surinam tienen una población musulmana significativa pero no son mayoritarias. En Europa Albania, Bosnia y Herzegovina. En Asia, Afganistán, Arabia Saudita, Azerbaiyán, Barhéin, Bangladésh, Brunéi, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Irán, Irak, Jordania, Kazajistán, Kuwait, Kirguistán, Líbano, Malasia, Maldivas, Omán, Pakistán, Catar, Siria, Tayikistán, el estado de Palestina, Turkmenistán, Turquía, Uzbekistán y Yemen. ¿Y Siria?, bueno, Siria es un estado secular que permite la libertad religiosa, es el único país de Medio Oriente de habla árabe junto con El Líbano que no tiene una religión oficial de estado, mire usté qué equivocado que había sabido estar.

En Siria la pertenencia a una comunidad religiosa es casi siempre determinada por el nacimiento. Según (*) Michael Izady, el 68,4 por ciento de los sirios son musulmanes sunitas, el 11,3 por ciento son alawitas y 11.2 por ciento cristianos, el 9.1 por ciento son de otras religiones. Pero no todos los sunitas son árabes, sólo el 60 ó 65 por ciento de la población. La mayoría de los kurdos, que son el 9 por ciento de la población también son oficialmente sunitas, lo mismo que los turcomanos, que son el 1 por ciento de los sirios.​

Si quieres hablar de Siria con alguito de propiedad, primero averiguá que una característica notable de la vida religiosa en Siria es la distribución geográfica de las minorías religiosas. La mayoría de los cristianos viven en Damasco, Alepo, Homs, y en otras grandes ciudades, y un número grande también se ubica en la gobernación de Al-Hasakah, noreste de Siria, Tartus y Latakia. Casi el 90 por ciento de los alawitas viven en la costa del país, es decir, en la gobernación de Latakia y la gobernación de Tartus en las partes rurales de Jabal un Nusayriyah, son más del 80 por ciento de la población rural de costa. Jabal al-Arab/Jabal al-Druze, una áspera región montañosa en el suroeste del país, es habitada en más del 90 por ciento por los drusos; algunas 120 aldeas son exclusivamente así. Los chiítas duodecimanos o imamíes se concentran en las partes rurales de Homs, además de dos pueblos en la gobernación de Alepo, pero algunos viven en Damasco. Los ismaelitas se concentran entre la región de Salamiyah y la de Masyaf en a gobernación de Hamah; aproximadamente 10.000 son de las montañas de la gobernación de Tartus en una ciudad llamada Al-Qadmus. La comunidad de judíos sirios ha disminuido dramáticamente en los últimos 20 años. Algunas estimaciones indican que en Damasco viven menos de 100 judíos. Hay algunos otras minorías que viven cerca de Alepo, como son los Yazidis, algunos de los cuales habitan en Jabal Sam an, cerca de la mitad vive en los alrededores de Amuda en Al-Jazira.

Eso sí, mucho después de haber aprendido estos datos fundamentales, estudiá un poco de historia, de geografía, de movimientos sociales, de economía y de política siria. Y al cabo de un tiempo de reflexión, opiná lo que quieras. Antes es al pedo, es puro palabrerío sentimentaloide.

(*) Michael Mehrdad Izady o Michael Izady (nacido en 1963), es un escritor contemporáneo, especializado en asuntos étnicos y culturales, en particular el Gran Medio Oriente y los kurdos. Es hijo de padre kurdo y madre belga y pasó gran parte de su juventud en Irak, Irán, Afganistán y Corea, ya que sus padres eran diplomáticos. Es licenciado en Historia, Ciencias Políticas y Geografía de la Universidad de Kansas, y luego asistió a la Universidad de Syracuse donde recibió dos maestrías en teledetección-cartografía y en relaciones internacionales. Recibió su doctorado en el departamento de lenguas y civilizaciones de Oriente Medio de la Universidad de Columbia en 1992.

sábado, 21 de abril de 2018

La verdad, un problema político: neoliberalismo y medios de comunicación

NORA MERLIN - https://www.eldestapeweb.com/la-verdad-un-problema-politico-neoliberalismo-y-medios-comunicacion-n42238
El neoliberalismo sólo es posible con represión y producción de “verdades” autoritarias, ambas modalidades violentas de imposición. Esta clase de verdad, estrategia privilegiada de los medios de comunicación concentrados, implica una violencia simbólica e imaginaria que daña la democracia. El poder impone sus certezas manipulando la libertad de elección de los ciudadanos y cercena el derecho a la información verídica, transformando la cultura en un totalitarismo de la significación.
La apropiación de “la verdad” es el “modus operandis” empleado por los medios de comunicación corporativos en toda la región. Un despliegue de espectaculares puestas en escena junto con un “sinceramiento” de la supuesta corrupción de líderes y gobiernos populistas, proveniente de fuentes falsas e indicadores tergiversados. Operaciones que incentivan la hostilidad entre semejantes y profundizan la división social, conformando relatos cuyo objetivo es justificar la persecución y el desprestigio de los adversarios.
Con este propósito disponen de un aparato de imposición de “verdades”: compran los servicios de profesionales de informática y marketing, contratan “intelectuales” y periodistas “neutrales e independientes”, que justifican cada medida de gobierno y condicionan las decisiones de los jueces. Todo un aparato irresponsable carente de escrúpulos y vergüenza, cuya función es engañar para dominar voluntades buscando la aceptación de medidas antipopulares.
Los mensajes que emiten poseen un componente argumental o ideacional y otro afectivo, consistiendo este en la apelación a la indignación, el temor, el odio y la venganza articulados en un discurso que refiere al mal y al enemigo.
Los medios concentrados de comunicación determinan qué es verdad y qué es mentira, portan sentidos clausurados pretendiendo adueñarse de la significación de palabras que son patrimonio común: justicia, república, democracia, etc. Terminan funcionando en forma totalitaria en contra de la democracia, en tanto se caracteriza como el sistema en el que no hay sentidos clausurados ni verdades últimas o dogmáticas. Una cultura democrática se construye a partir de un debate permanente respecto de su forma de vida, el poder, la ley y el saber. Si una élite corporativa se arroga la propiedad de la verdad, la vida en común se transforma en totalitaria y en la administración de un saber dogmático cuyos contenidos responden a los intereses de ésos propietarios: los “señores del poder” con su supuesta objetividad pretenden imponer una verdad autoritaria. Concluimos que la verdad establecida y naturalizada en lo social depende de las relaciones de poder y dominación. Cuando un gobierno además de instalar sus dogmáticas certezas o verdades autoritarias utiliza la mentira, falsea datos y recurre a la censura limitando la pluralidad de información, se opone a la emergencia de lo que definimos como “verdad democrática”, herramienta fundamental del espacio público.
La vida democrática requiere la necesidad de cotejar otras perspectivas. La calle aporta los datos duros que resisten la manipulación mediática, mentirosa y antidemocrática. La angustia de la mayoría desfavorecida por este gobierno se impone con su realidad de carne, hueso y estómago excediendo las imágenes construidas y formateadas por los expertos comunicacionales. Esa otra realidad está a la vista de los que se animan a ver más allá de la pantalla del televisor.
Aunque no hay verdades objetivas ni absolutas es necesario asumir una posición respecto de la verdad o falsedad de los hechos sociales, sin tener que inmiscuirse en asuntos de lógica formal.
La verdad se construye políticamente en un acuerdo democrático basado en la pluralidad, el conflicto de intereses y la condición de la libertad. El debate entre ciudadanos iguales, merecedores de un respeto equitativo, es la mayor garantía de veracidad. Las significaciones políticas deben ser el resultado de un proceso público deliberativo que incluya el mayor número de perspectivas. Se trata de construir lo común con otros desde la diversidad configurando un espacio público de convivencia, de narración, de acción, con sentidos que se debatan y no se coagulen. La democracia implica movimiento permanente, un devenir de razones, pasiones y afectos, así como el reconocimiento a través del debate de los argumentos y las iniciativas de los comunes.
La verdad democrática, en oposición a la verdad autoritaria que intenta imponer el poder, supone la responsabilidad de hacerse cargo del mundo común, comprender e interpretar lo que en él acontece, asumir sus marcas históricas, lo que implica un diálogo constante y un conflicto que encuentra inscripción provisoria.
La verdad no es natural, objetiva ni producto del sometimiento, sino una forma instituyente que construye la realidad democráticamente.
El campo popular tiene la tarea de disputar la verdad autoritaria dando la batalla por la verdad democrática, que no cierra del todo, es parcial y subjetiva. En el neoliberalismo la verdad se vuelve un problema político central: la verdad se milita.

lunes, 16 de abril de 2018

Lula no es el fin, es el comienzo

Ivana Bentes * - http://revistacitrica.com/lula-no-es-el-fin-es-el-comienzo.html

Lo nuevo no va a emerger neutralizando a Lula. Una de las mayores falacias de los que prefirieron no tomar posición a lo largo de este proceso que comenzó con el impeachment ilegítimo a Dilma Rousseff y culminó con la prisión de Lula -produciendo una conmoción gigantesca y un nuevo horizonte de configuraciones políticas- es el intento de llevar a la cárcel a Lula como aquello que "tiene que desaparecer", para liberarnos de las "polarizaciones"; lo que tiene que "desaparecer" de la escena política para liberar lo nuevo. Aquello que debería desaparecer para que otras causas, pautas y formas de política puedan emerger.
La miopía en ese tipo de argumento es -justamente- el hecho de pensar de forma dual y maniqueísta, exactamente como los que hallaron en Lula el "chivo expiatorio" para todos los males de la corrupción. Lula se convirtió en el "signo del mal" a ser extirpado del antipetismo histérico; y también de ser "neutralizado", según los ponderados, los equilibrados, los que quieren "acelerar" la aparición de lo nuevo.
Para estos, con dilemas y conflictos de Edipo, habría que matar al padre, el estadista, el rival, matar aquello que traspasó las fronteras. Es decir que "el problema" sería el exceso de grandeza de Lula, que proyectaría su sombra sobre lo nuevo. Ellos, en el fondo, respiran aliviados con esta prisión. Ahora sí, podemos poner a cero el juego y -sin Lula- las "izquierdas oprimidas" van a poder florecer. Creen que sin Lula se acaban las polarizaciones.
La estupidez es pensar que Lula no sea -justamente fue y es- una de las condiciones esenciales para que existiese la posibilidad de que "lo nuevo" emergiera como tal, en ese período de democracia convulsionada que vivimos.
Fue esa extraordinaria jornada que hizo que Brasil produjera nuevos sujetos de discurso: desde la emergencia de la potencia de las culturas de las periferias, hasta los nuevos feminismos; del empoderamiento de los movimientos sociales y culturales clásicos (MTST, MST) hasta el afro-futurismo; la cultura de la diversidad pop y de los pueblos, espacios de debate, las experiencias de los nuevos grupos y movimientos urbanos provenientes del interior del país como Fuera del Eje (una red colaborativa y descentralizada de trabajo constituida por colectivos culturales basados en la economía solidaria, cooperativismo y demás acciones), la posibilidad de los medios alternativos y autogestivos, etc.
Hay un Lula en esos nuevos líderes jóvenes y negros que surgieron de las favelas. Las Marielles (en referencia a la militante asesinada Marielle Franco) son parte de ese proceso, y de ese "efecto-Lula". No se trata de un culto a la personalidad, sino de procesos históricos complejos e intrincados, donde Lula es uno de los “hubs” -es decir, ese dispositivo que permite centralizar el cableado de una red de computadoras-, un nexo, una idea, un concepto, etc.
Lula y el proceso en torno a él, Lula-idea, Lula-concepto, como nexo y no como “personalidad” ni “mesianismo”, fue y es la condición necesaria para la posibilidad de "lo nuevo", y no la sombra que “calla” y que impide el devenir.
¡Lula trascendió el campo de las izquierdas hace mucho tiempo! No pertenece más al PT, ya no pertenece a un “partido”, es por eso que la lucha contra su arresto arbitrario y todo su recorrido de vida ya es una de esas piedras fundamentales que fue lanzada y produce olas cada vez más amplias. En un país desencantado, brutalizado, violentado, no podemos darnos el lujo mezquino de rifar a Lula.
Un hecho significativo ocurrido en las jornadas de San Bernardo fue cuando el PCO (Partido da Causa Operária), en contra de la decisión del propio PT, de los abogados y del deseo del propio Lula, intentó impedir que se entregara a la Policía Federal, en una situación fuera de control, tensa, y que apuntala ese pensamiento incontrolable sobre la figura y el legado de Lula. ¡Lula ya no pertenece a nadie!
Ese fin de semana, después de horas viendo a través de los medios libres, las redes sociales, amigos cercanos, chats de Telegram y Whatsapp todo lo que pasaba, se percibía claramente esa cuestión ampliada, generosa, extendida, de Lula, y de esos procesos por los que pasamos y que fueron ganando en volumen, a una velocidad vertiginosa.
Lula trascendió las burbujas y las izquierdas.
Se dieron cuenta algunos artistas, ex-petistas, desilusionados, familiares, personas que se estaban desligando de todo y no les importaba nada. Sabemos que los procesos son complejos, traen consigo miles de errores, desvíos, equívocos y todas las críticas tienen que ser hechas. Pero nada de todo eso puede neutralizar la grandeza y riqueza del proceso encabezado por Lula.
El único momento en el que realmente lloré profundamente fue cuando, después de aquel largo cortejo por las calles de San Pablo, el minúsculo y frágil bimotor de la Policía Federal despegó del aeropuerto de Congonhas y se llevó a Lula preso.
Pero hasta esa imagen era una paradoja: en el menor espacio del mundo, capturado y abrumado, Lula volaba sobre la ciudad que le dio todo y que detonó un proceso histórico y singular. La prisión ya era un vuelo. #LulaLivre.

PD: Este texto nació como respuesta a la tesis defendida por el medio Estadão –y por tantos otros en Brasil, Argentina y el mundo– en su editorial post-prisión, sobre "enterrar" a Lula: "Brasil ya no soporta más tener su destino condicionado al de Lula da Silva. Es preciso voltear esta triste página de la historia y dirigir los ojos hacia el futuro". Pero no existe futuro en nuestra frágil democracia que no pase por el legado, por los aciertos y errores, de Lula.
* Ensayista, profesora e investigadora brasileña. Texto publicado en midianinja.org


jueves, 12 de abril de 2018

Lo que está en juego en la actual crisis brasileña: ¿recolonización o refundación?




La derrota de Lula en el STF a propósito del rechazo del habeas corpus y su prisión, revela la vuelta de las fuerzas del atraso que perpetraron el golpe parlamentario, jurídico y mediático contra Dilma Rousseff en 2016. La gran cuestión no se restringe a la difamación de nuestro mayor líder, condenado sin pruebas convincentes, y a la sangría del PT. Se están enfrentando dos proyectos que van a definir nuestro futuro: larecolonización o la refundación.
El proyecto de la recolonización fuerza a Brasil a ser mero exportador de commodities. Esto implica desnacionalizar nuestro parque industrial, nuestro petróleo, las grandes instituciones estatales. Se trata de dar el mayor espacio posible al mercado competitivo y nada cooperativo y reservar al Estado solamente funciones esenciales mínimas.
Este proyecto cuenta con aliados internos y externos. Los internos son aquellos 71.440 multimillonarios censados por el IPEA que controlan gran parte de las aportaciones del país. El aliado externo son las grandes corporaciones multinacionales, interesadas en nuestro mercado interno y, principalmente, el Pentágono que vela por los intereses globales de Estados Unidos.
El gran analista de las políticas imperiales, recientemente fallecido, Moniz Bandeira, Noam Chomsky y Snowden nos revelaron la estrategia de dominación global. Se rige por tres ideas fuerza: la primera, un mundo y un imperio; la segunda, la dominación de todo el espacio, abarcando el planeta con cientos de bases militares, muchas de ellas con ojivas nucleares; la tercera, la desestabilización de los gobiernos progresistas que están construyendo un camino de soberanía y que deben ser alineados a la lógica imperial. La desestabilización no se hará por vía militar, sino por vía parlamentaria. Se trata de destruir los liderazgos carismáticos, como el de Lula, difamar el mundo de lo político y desmantelar políticas sociales para los pobres. Un contubernio ha sido organizado entre parlamentarios venales, estratos judiciales, del ministerio público, de la policía federal y por aquellos que siempre apoyaron los golpes particularmente los grandes medios.
Depuesta la presidenta Rousseff, todos los elementos político-sociales a decir verdad empeoraron sensiblemente.
El otro proyecto es el de la refundación de nuestro país. Es un proyecto que viene de muy atrás, pero ganó fuerza bajo los gobiernos del PT y aliados, para el cual la centralidad era dada a los millones de hijos e hijas de la pobreza. No sólo mejoró la vida de ellos, sino que rescató su dignidad humana, siempre humillada. Este es un dato civilizatorio de magnitud histórica.
Este proyecto de la refundación de Brasil, proyectado sobre otras bases, con una democracia construida a partir de abajo, participativa, socio-ecológica, constituye la utopía esperanzada de muchos brasileños.
La sostendrán tres pilares: nuestra naturaleza de singular riqueza y fundamental para el equilibrio ecológico del planeta; nuestra cultura, creativa, diversa y apreciada en el mundo entero y, finalmente, el pueblo brasileño inventivo, hospitalario y místico.
Estas energías poderosas podrán construir en los trópicos, una nación soberana y ecuménica que integrará los millones de desheredados y que contribuirá a la nueva fase planetaria del mundo con más humanidad, ligereza, alegría y fiesta, a ejemplo de los carnavales. Pero hay que derrotar a las élites del atraso.
No anunciamos optimismo, sino esperanza en el sentido de San Agustín, obispo de Hipona, hoy Argelia. Bien dijo: la esperanza incluye la indignación para rechazar lo que es malo y el coraje para transformar lo malo en una realidad buena.
Una sociedad sólo puede sostenerse sobre una igualdad razonable, con justicia social y la superación de la violencia estructural. Este es el sueño bueno de la mayoría de los brasileños. 

* Leonardo Boff es Teólogo de la liberación, Filósofo.

domingo, 1 de abril de 2018

¿Qué significa ser progresista hoy?






Las preocupaciones políticas del mundo contemporáneo están relacionadas con las formas de vivir de nuestras sociedades y con las respuestas que podemos dar para resolver sus problemas. De la manera como logremos dar esas respuestas dependerán los resultados a futuro. El progresismo, como posición política, tiene ante sí un enorme desafío en el momento actual.
El progresismo está vinculado con el cambio, el laicismo, el pluralismo, el feminismo, la participación ciudadana y el vanguardismo. Ser progresista significa procurar los cambios que se necesitan ahora. Es evidente que estos cambios deben ser ejecutados por actores sociales y políticos provenientes de una amplia base social. Las siguientes propuestas están abiertas para un debate amplio.

10 propuestas abiertas a la discusión

1) Defensa de la democracia participativa
El progresismo solo puede florecer en una república democrática, y por esta razón propugna un republicanismo radical, en el sentido originario de este concepto. República viene del latín res pública (la cosa pública); y radical se deriva de radix (raíz). El republicanismo radical es la defensa de los intereses públicos desde su raíz; es decir, desde la sociedad.
La sociedad actual debe profundizar la democracia, que es el gobierno (kratos) del pueblo (demos), según sus raíces griegas. La democracia se profundiza cuando es participativa, lo cual significa el involucramiento de todos los ciudadanos en las actividades estatales, sociales, culturales y otras. También lo hace cuando es consultiva, pues la voluntad popular tiene la posibilidad de expresarse mediante el voto en las urnas. La participación del pueblo es esencial en una sociedad democrática. Participar se complementa con pronunciarse.
El pronunciamiento popular no solo se refiere a la elección de representantes políticos o de funcionarios públicos de una sociedad. En realidad, las consultas populares son los mecanismos que más se aproximan a la democracia directa. En una consulta popular es el pueblo quien se convierte en un legislador, y es esta acción popular la que confiere legitimidad a la república. Una democracia auténtica apoya las intervenciones económicas y sociales que promueven la justicia económica, social y ambiental, cuando estas decisiones han sido consultadas al pueblo y ejecutadas por el bien común, y no por determinados intereses particulares, pues ello le restaría sentido al bien colectivo del conjunto de la comunidad.
2) Macroeconomía enfocada al trabajo digno y a lo social
Ser progresista significa ser partidario de una macroeconomía que genere trabajo y que sirva primero a la gente, y no al mercado. Eso solo se obtiene aplicando una economía heterodoxa. La economía ortodoxa es la que sigue la corriente establecida, la del libre mercado; es esa economía individualista y estática; es la economía del consumismo, de lo desechable, de la obsolescencia programada, de las privatizaciones.
Esa visión y prácticas económicas están representadas por el grupo de gobiernos europeos que enfrentaron la crisis del capitalismo central de 2008 (cuyo preludio fue la desregulación financiera en los Estados Unidos), cuando entregaron la economía a los mismos culpables de la crisis: los banqueros de Grecia, Irlanda, Portugal y España. Se trató de un triunfo del neoliberalismo que produjo secuelas desastrosas en la cultura. El desplazamiento de lo real por lo virtual: solo lo que se ve en los medios es real. Los ritos, las ceremonias y los mitos locales dejaron de tener sentido, porque fueron reemplazados por festejos mundiales impuestos desde afuera y carentes de vínculos con un contexto histórico.
El neoliberalismo rompió muchos lazos culturales, sustituyó el mercado popular por el centro comercial, donde se vende lo mismo en todas partes, en vez de la fruta de temporada o la artesanía local. El buscador de internet reemplazó al diálogo. Junto al neoliberalismo creció y crece el narcotráfico y el tráfico de armas, el “coyoterismo” y la trata de personas, e incluso el robo de bebés para las empresas de adopción. Se dice que el socialismo tradicional ─como se practicó en la ex URSS desde 1917 hasta 1989─ no pudo acabar con la iglesia y menos con la familia. El neoliberalismo lo está logrando.
La economía heterodoxa es innovadora, es la del mercado regulado, es social y dinámica; es Islandia enfrentando la crisis de 2008 y entregando la economía a un manejo social. Desde una posición más drástica, podría decirse que la economía ortodoxa pretende ser una ciencia exacta, mientras la economía heterodoxa reconoce que es una ciencia social. Las ciencias exactas pueden hacer predicciones de alta confiabilidad. Las ciencias sociales tienen un alto componente de imprevisibilidad y además tienen como sustento la historia del desarrollo de las sociedades, y son producto del avance del pensamiento en sus diversos períodos.
Ser progresista equivale a ser creativo. Una sociedad consciente exige que su gobierno sea creativo, que combine la inversión pública a gran escala con las iniciativas privadas en proyectos que generen trabajo. A eso habrá que sumar incentivos fiscales para empresas que puedan crear más empleos. Esta política debe complementarse con planes de salud, educación y vivienda para todos. Además es el momento de discutir y aplicar la renta básica universal o ingreso ciudadano.
Para financiar los programas sociales, el Estado debe cobrar impuestos según los ingresos y patrimonios; es decir, que quien gane más pague un porcentaje mayor. Esto implica optimizar la recaudación tributaria y restringir el consumo de bienes no prioritarios así como los bienes (o mejor dicho males) que provocan enormes daños ambientales, entre otras medidas. Para lograrlo, es importante la participación y el diálogo entre los actores de la economía. Ser progresista, en lo económico, es votar por un gobierno eco socialista. Un gobierno que considere prioritarias a las personas por encima de los intereses del mercado, y esté dispuesto a que el conjunto de la sociedad dictamine el rumbo de la economía, respetando y cuidando siempre el ambiente.
La macroeconomía que priorice a la gente por encima del mercado es la que decide con independencia de aquellos organismos internacionales que representan los intereses exclusivos de los mercados internacionales. Debemos reconocer el fracaso de las políticas de austeridad y privatizaciones. La autonomía en materia económica es garantía de equidad.
3) Defensa del ambiente desde el Sur planetario
En mi más reciente libro “Solidaridad sostenible. La codicia es indeseable” (Editorial El Conejo, 2017), he planteado que la defensa irrestricta del ambiente es la prioridad del siglo XXI. Tras esta portada inflamable que es el acelerado cambio climático, se esconde una crisis civilizatoria como consecuencia de las injusticias sociales y ambientales acumuladas, unidas en el mundo actual a las relaciones asimétricas entre norte y sur.
En realidad esa es la base del ecosocialismo, conocido también como marxismo ecológico, término acuñado por un pensador visionario. James O’Connor (“Natural Causes: Essays in Ecological Marxism”. Guilford Press, New York 1998) sostiene que hay una segunda contradicción del capitalismo: la apropiación auto destructiva de los recursos humanos y naturales; es decir, el crecimiento cuyo costo implica destruir la salud, la educación y la naturaleza. Los costos privados se vuelven costos sociales.
Frente a una realidad como la que brevemente describo, desde el punto de vista político, el progresismo debe unirse con los movimientos sociales y ambientales que se opongan a esta depredación del planeta.
Ser progresista no solo significa aceptar los hechos científicos que demuestran el calentamiento global. Es alinearse con quienes luchan por la justicia ambiental planetaria, exigiendo la urgente transferencia de tecnología para reducir los niveles de contaminación en la atmósfera. Una aspiración tan necesaria como esta solo podrá alcanzarse cambiando las reglas de propiedad intelectual, mediante acuerdos con y desde el Sur. El cambio climático es un fenómeno geopolítico y es así como debemos enfrentarlo. No es posible una mitigación del cambio climático con un crecimiento económico ilimitado. Es más, una civilización con un crecimiento ilimitado nunca podrá sobrevivir.
Hay un punto de partida para la conciencia ambiental, que es el reconocimiento de que los países de mayores ingresos están contaminando al resto del planeta. Nos hemos convertido en una especie de fumadores pasivos, y ello nos lleva a rechazar la codicia del crecimiento económico ilimitado que conduce a la extinción. Ese nivel de conciencia empujó a muchos a pensar en la naturaleza como titular de derechos, tal como se encuentra establecido en la Constitución ecuatoriana aprobada en el año 2008.
4) Construcción de capacidades humanas mediante educación y salud, con profundización en derechos
La complejidad de las sociedades actuales nos obliga a realizar continuas intervenciones. Estamos en un momento en el que miramos con enorme preocupación el futuro de nuestra sociedad; prepararnos en lo inmediato es nuestra exigencia y deber ahora. La educación es uno de los puntales para sostener una sociedad digna, y ello implica la entrega de todos los esfuerzos posibles para mejorar las condiciones en las que se desarrolla el proceso educativo; es decir, contar con una gran capacitación de los docentes, la construcción de una infraestructura digna y la creación de un entorno educativo de paz.
Ser progresista es brindar atención integral en salud. La salud no puede ser tratada como una mercancía, porque las ganancias obtenidas de ese trato comercial se convertirán a la larga en gastos fúnebres. Existen enfermedades fáciles de prevenir, pero que en situaciones de pobreza se han vuelto incurables.
Ser progresista significa respetar y hacer respetar los derechos de los seres humanos. En una democracia real, para consolidar una sociedad sana y educada, hace falta profundizar los derechos. Esto solo se puede alcanzar con el ejercicio permanente de los derechos humanos, económicos, sociales, culturales y ambientales. Estos derechos deben enseñarse y cumplirse desde la primera infancia; desde las escuelas hasta llegar a las áreas de trabajo como adultos.
5) Ética y transparencia en todos nuestros actos
Según el filósofo del sentido común, Aristóteles, lo que nos lleva al logro de nuestro bienestar es bueno y todo lo que nos aparta de ese fin es malo. En eso se acerca la filosofía clásica griega a la sabiduría ancestral andina, que se expresa en el concepto de Sumak Kawsay o Buen Vivir. Ser progresista es mantener en la vida individual y social un estándar moral elevado, sobre todo, cuando nos referimos a los temas de corrupción.
Ser progresista va más allá de la moral religiosa. El mundo actual pone en contacto a muchas religiones y creencias, con lo cual es imposible fundamentar la moral bajo un solo credo. De igual manera, existen personas y grupos sociales muy respetables que son agnósticas, ateas o no creyentes. Es ahora muy necesario apelar a una ética humanista universal que sea aceptada por todos los seres humanos del planeta.
Ser progresista es ser transparente. La transparencia tiene que ser una actitud personal y social. Toda persona ─mucho más quien ejerce funciones públicas─, debe ser transparente en sus actos individuales. Las sociedades deben levantarse sobre la base de la confianza mutua, y por ello las instituciones deben reflejar esa aspiración de transparencia. En la vida cotidiana, cuanto más filtros tengamos que pasar para obtener información o realizar trámites, más posibilidades y espacios se abrirán para las acciones de corrupción.
La corrupción es un flagelo social, pero no es exclusiva del sector público. Se trata de un mal general de la sociedad del capital. La lucha contra la corrupción debe ampliarse a fin de erradicar los paraísos fiscales en el planeta.
6) Sin soberanía en lo internacional, no hay paz
Ser progresista es ser soberano en las relaciones internacionales. Nuestra época no admite protectorados ni colonias. Es importante promover el alineamiento entre naciones que se tratan como iguales y actúan por el bien del grupo. Una actitud o conducta opuesta al principio del derecho y la equidad entre naciones y estados podría convertirse en un apoyo servil o entreguismo, lo cual deforma y atrasa las relaciones internacionales del mundo contemporáneo.
La soberanía nacional es un componente esencial del Estado. El concepto actual de soberanía tiene nuevos elementos, si lo comparamos con los de otras épocas. El Derecho y la Política han tenido que adaptarse a la globalización del capital, pues las exigencias de la sociedad mundial han empujado a una modernización en las relaciones entre los estados.
7) Participación popular en todos los procesos públicos
Ser progresista es involucrar de manera íntegra a la sociedad en los procesos de cambio. Primero, porque la sociedad es corresponsable con el Estado. Pero lo más importante es que la participación activa de la sociedad se convierte en un componente esencial del cambio duradero o de larga duración. Ser progresista es trabajar por el empoderamiento de los grupos excluidos de la sociedad. Este proceso significa promover los cambios que beneficien a esos grupos, en el ámbito de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales. Pero no solamente eso, sino además, que provoquen el empoderamiento dentro de un proceso de auto confianza al interior de esas comunidades.
Ser progresista es ser partidario de la organización popular. Si la economía ortodoxa va al ritmo de las estructuras conservadoras, es obvio que se oponga a la organización popular, porque se trata de un ingrediente que atentaría contra su seguridad. La organización popular se consolida cuando muchas personas sienten identificación con un grupo social, comparten la misma visión crítica y mantienen un objetivo común de cambio.
Como dijimos al principio, estos cambios deben ser ejecutados por actores sociales y políticos provenientes de una amplia base social. Esa base es la suma de las capacidades individuales para identificar y resolver problemas. Es el sector social más consciente de su corresponsabilidad con el Estado en mejorar sus condiciones de vida. Los actores políticos que ejecutan estos cambios son quienes negocian con el Estado el bienestar de la sociedad. Esta puede alcanzar esa amplia base social identificando necesidades y proponiendo soluciones, que se logran con empoderamiento y participación en la democracia, y generando ciudadanía.
Entre los actores sociales llamados a participar activamente en estos procesos están los movimientos indígenas, la militancia de grupos minoritarios marginados, los sindicatos de trabajadores, las asociaciones estudiantiles, las agrupaciones culturales, los gremios profesionales, los defensores de derechos humanos y ambientales. El mundo moderno ha visto surgir, como contrapartida de la globalización del capital, movimientos globales de justicia planetaria. Además, en todas las épocas, la juventud ocupa la primera fila de las transformaciones sociales. Mientras más amplia sea la base social que participe en la cosa pública, mayor será la democracia.
8) Oposición a una cultura dominante y exclusivista
Las culturas populares se oponen a las culturas dominantes. Ser progresista es ser partidario de las culturas populares. Estas se enraízan en su geografía, conservan sus lenguas originarias, prefieren la tradición oral y son más intuitivas. La cultura dominante impone, tiende a ser uniforme, prefiere lo escrito, lo validado y lo que está sometido a regulación. La cultura dominante se inclina por el uso de una lengua internacional y por la globalización cultural.
9) Sintonización con los cambios, sin olvidar las raíces
Ser progresista significa estar sintonizado con los cambios actuales. Sin caer en el esnobismo, es necesario escuchar la voz popular y mantenerse al día con el conocimiento y las innovaciones del mundo. Las organizaciones sociales hoy reclaman derechos diferentes a los que reclamaban antes. Ahora se reclama el derecho a la equidad de género, al feminismo, a la recreación, a la educación continua, a escoger las preferencias sexuales, etc.
El derecho más importante que se reclama en el siglo XXI es uno difícil de conceder para un gobierno, pues depende de muchos actores y factores externos: el derecho a la vida y a un ambiente limpio. Para el progresismo este es el derecho que más lo diferencia del conservadurismo político. Por esta razón el ambientalismo debe ser bien entendido y no tratado como una moda o una conducta muy en boga en el mundo. Un ejemplo típico de la distorsión ambientalista podría ser el consumo de agua limpia embotellada, que está llenando el planeta de basura plástica.
Ser progresista significa, además, estar sintonizado con las nuevas tendencias tecnológicas del mundo. No obstante, no debemos olvidar que la tecnología es un medio, no es un fin. El progresismo es sinónimo de innovación y se encuentra actualizado y al tanto de los últimos inventos útiles en el mundo. Seamos más precisos: con aquellos inventos que propician la solución de necesidades humanas fundamentales y que no profundizan injusticias sociales o deterioran más la base natural de nuestro planeta. El buen uso de la tecnología requiere destreza y eso es lo que debemos formar. Sin embargo, existen reglas internacionales que lo impiden por su alto costo agravado por el sistema actual de patentes y derechos de comercialización, en especial en los aspectos de la salud pública que deberían ser abiertos por un sentido humanitario; además, faltan políticas que fortalezcan la ciencia y la tecnología, tanto en su estudio como en su aplicación.
No se puede ser progresista sin comprometerse con todos los sectores de la sociedad y con la innovación internacional. En resumen, ser progresista significa estar al día con los cambios positivos, en beneficio de la humanidad y del planeta.
No obstante, quien solo sigue la moda termina siendo obsoleto. Para no flotar a la deriva en el mar de los cambios, el progresismo debe estar anclado a las culturas ancestrales. En los Andes, tenemos una tradición telúrica del bienestar social: Sumak Káusai o Buen Vivir que se fundamenta en el respeto a la vida y al cosmos. El Buen Vivir es una alternativa a la idea del desarrollo, como una mera extensión del crecimiento económico sin respetar las culturas humanas o los límites biofísicos. Es un concepto de bienestar colectivo que surge por un lado del discurso postcolonial, crítico al desarrollo, y por otro lado de las cosmovisiones de los pueblos originarios andinos. La felicidad es el objetivo último de su sistema ético y en el caso andino se da mucha importancia al respeto debido a la naturaleza. La Chakana o cruz andina simboliza las normas naturales del Buen Vivir.
10) Libertades políticas y sociales
Al principio de la II Guerra Mundial, el presidente estadounidense Fraklin Roosevelt propuso al mundo luchar por cuatro libertades. “Queremos libertad de expresión y libertad de cultos, y queremos estar libres de necesidades y estar libres del miedo”. Eso lo dijo cuando la mitad de Europa estaba esclavizada por el fascismo. Es lamentable que sus palabras no hayan sido retomadas por sus sucesores, sobre todo, en lo referente a necesidades y miedo.
Una persona progresista debe aspirar a convertirse en adalid de las libertades individuales y sociales, de la misma manera como las consignó después la Declaración de los Derechos Universales de las Naciones Unidas en 1948. Esa declaración histórica confirió dignidad e igualdad, y estableció las libertades políticas, de movilidad, de pensamiento, de opinión, de conciencia, de asociación, de temor al daño físico y de temor a la pobreza.
Llegar a conceptualizar el ser progresista es un reto constante en todas las sociedades del mundo, pues debe recoger elementos basados en el análisis de la historia, en la configuración universal de un concepto de cultura que provoque una visión auténtica de humanidad con posibilidades de permanecer en un planeta equilibrado, como especie capaz de vivir en afinidad con la naturaleza, compartiendo relaciones también equilibradas y justas entre sus habitantes, pues de ello dependerá su permanencia o aniquilación en el futuro.

(*) Actual ministro de Educación y excanciller del Ecuador


viernes, 30 de marzo de 2018

ALTA SUCIEDAD



La consultora británica involucrada en el Facebook-Gate tiene viejos lazos con la Argentina. La trama que vincula aristocracia campera, campañas basura y sociedades en Panamá.
El escándalo de moda ofrece evidencias de esa tradición. El caso que involucra a Facebook por el uso de su base de datos para la realización de campañas sucias, noticias falsas y manipulación de la opinión pública -como la que llevó a Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, entre otras- tiene, por supuesto, una conexión argentina.
La Argentina VIP huele a bosta. En parte por su origen agropecuario, pilar de las dinastías económicas más encumbradas del país. Pero también porque, camuflada en el lujo y los buenos modales, la aristocracia local habita en una ciénaga de negocios viscosos, tráfico de influencias y política basura.
El escándalo de moda ofrece evidencias de esa tradición. El caso que involucra a Facebook por el uso de su base de datos para la realización de campañas sucias, noticias falsas y manipulación de la opinión pública -como la que llevó a Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, entre otras- tiene, por supuesto, una conexión argentina.
El primer indicio surgió durante la investigación que llevó a cabo el canal británico Channel 4. En una de las cámaras ocultas, Alexander Nix -CEO de Cambridge Analytica, la empresa apuntada por estos manejos-, mencionó los países donde habrían implementado su método para manipular elecciones: Nigeria, Kenia, República Checa y Argentina, entre otros. De hecho, la primera imagen del informe muestra a una mujer argentina festejando con un globo en la mano.
La sede de SCL Group en Buenos Aires está ubicada en una de las zonas más tradicionales de la aristocracia porteña.
Cambridge Analytica quedó en el ojo de una tormenta global luego de que se revelara que le pagó millones a Facebook para acceder a los datos privados de unos 50 millones de usuarios. El objetivo: personalizar los mensajes políticos. La compañía, con sede en Inglaterra, pertenece a SCL Group, una consultora global que, según su página web, posee oficinas en una decena de países. Uno de ellos es, precisamente, la Argentina.
La sede de SCL Group en Buenos Aires está ubicada en Arenales 941, 5° A. Se trata de un departamento residencial, emplazado en una de las zonas más tradicionales de la aristocracia porteña. El teléfono está a nombre -y suele ser atendido- por Lucas Talamoni, un ex polista que provee servicios agropecuarios.
Talamoni y Nix se conocieron en las canchas de polo. Habitué de la Argentina desde hace dos décadas, el ahora célebre ejecutivo inglés -que en los 90 intentó abrir una consultora en el país- despunta su afición por el deporte favorito de la alcurnia doméstica conformando equipos con profesionales locales. En 2012, por caso, con los hermanos Nicolás y Lucas Talamoni formaron Libertines, que participó en la copa Eduardo Moore en la Royal County of Berkshire Polo Club, cerca de Windsor, en Gran Bretaña. Según los registros, perdieron los tres partidos que disputaron en primera ronda.
Nix comparte padrinazgo de una ONG pampeana con celebridades del jet set local, entre ellos, el presidente Mauricio Macri.
En esas jornadas de deporte, lujo y bosta conoció también a Juan Pepa, un joven pampeano de intensa vida social. Con Pepa, Nix formó Rubirosa Ltd., una firma con sede en Londres que ya fue disuelta. Pero el vínculo se mantiene: el ejecutivo británico es padrino de la Fundación Pro Alvear, una ONG con la que la familia Pepa se propone aportar al desarrollo educativo, económico y social de Intendente Alvear y otras localidades de La Pampa.
El ejecutivo británico Alexander Nix, Ceo de la consultora Cambridge Analytica que protagoniza el Facebook-Gate, suele Argentina y conformar equipos de polo con jugadores locales.
Como es usual en ese tipo de organizaciones, la ONG recauda fondos en eventos de gala donde participan personalidades del polo, la moda, los negocios y la política. Además de Nix, entre otros “padrinos” de Pro Alvear aparecen el polista y modelo Nacho Figueras, la modelo Valeria Mazza, la jugadora de hockey Luciana Aymar y el actual presidente Mauricio Macri, que visitó la entidad en 2009, cuando aún gobernaba la Ciudad de Buenos Aires.
Como ya se dijo, el informe elaborado por channel 4 sugiere que SCL Group habría operado en campañas políticas de la Argentina. Pero en la oficina de Recoleta lo desmienten: “Hubo contactos con políticos de distintos partidos, pero no se concretó nada” dice una voz que pide reserva de su nombre. Es conocido, sin embargo, el gusto del macrismo por las campañas sucias.
El ejemplo más notorio trascendió en 2011, cuando una falsa encuesta telefónica difundió información apócrifa sobre el padre del actual diputado K Daniel Filmus, entonces candidato a jefe de gobierno de la Ciudad. Ante el escándalo, el equipo de campaña del PRO rechazó haber orquestado la maniobra por la que resultó procesado el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba, asesor estrella del presidente. La justicia porteña, un territorio colonizado por los operadores macristas, confirmó el hecho, pero consideró que Durán Barba no había cometido el delito.
Todos los gobiernos del PRO tiene oficinas dedicadas a monitorear y establecer lazos directos con “la gente” a través de las redes sociales.
En 2015, el opo-oficialista Martín Lousteau también denunció haber sido víctima de una campaña sucia del macrismo. En esa elección, la Alianza Cambiemos se hizo de los tres distritos más importantes del país: Nación, provincia de Buenos Aires y Ciudad. No hay mejor posición política para obtener la big data más completa y poderosa del país.
Todos los gobiernos del PRO tiene oficinas dedicadas a establecer lazos directos con “la gente”. El Jefe de Gabinete de la nación, Marcos Peña, tiene bajo su órbita la dirección de Vínculo Ciudadano, una repartición que, según el decreto que la creó, se utiliza para colectar información y contactar a las personas en las redes sociales. Pero eso no es todo: esta semana Peña creó la Unidad de Opinión Pública, una oficina donde, como su nombre lo indica, medirá minuto a minuto la sensación térmica de la ciudadanía sobre la gestión PRO. Todo, por supuesto, alimentado con recursos públicos: el Estado provee la información y el dinero para pagar las cuentas de una tarea que, se descarta, el gobierno utilizará para la campaña.
Al malogrado señor Nix le gustaría esto.

BLACK SOIL… ¿BLACK HOLE?
En la declarada sede porteña de SCL Group habita también otra empresa: Black Soil SRL. Creada el 1 de enero de 2013, su presidente es Lucas Talamoni, el amigo polista de Nix.
En uno de sus viajes por Australia, Talamoni descubrió el proceso de siembra líquida, el servicio que ofrece con Black Soil. Según su página web, el “emprendedor” (así se define) se expandió al Paraguay y posee oficina en la capital regional del dinero sucio: Panamá. Por cierto, no hay indicios de que en ese país estén particularmente interesados en los procesos de la siembra líquida.
Nix figura entre los inversores declarados por la argentina Black Soil, cuyo titular es un ex polista que ofrece servicios agropecuarios.
Black Soil Global Corp. fue fundada el 28 de noviembre de 2014 en la Ciudad de Panamá. Allí Talamoni figura como Tesorero, mientras que el británico Stephen Rapahel Edkins (presidente de la inversora Checkpoint Parters, entre otras sociedades) figura como director.
Edkins, además, entre los “asesores e inversores” que Black Soil publicita tener en el sitio Gust.com, una web donde las startups cargan su perfil en búsqueda de “ángeles” (representantes de fondos de inversión). Entre sus “ángeles”, la compañía de Talamoni menciona a su socia y esposa, Cecilia Dodero, cuyo apellido remite a una de las familias más activas de la aristocracia argentina. También está mencionado Edkins, el chairman con asiento en el directorio panameño, y otros más: Eddie Fay (ingeniero agrónomo y director de Mosaic Argentina S.A., el brazo de Cargill en el mercado de los fertilizantes), Patrick Teroerde y Alexander Ashburner Nix.
Los últimos dos mencionados hoy son famosos a escala global, y no precisamente por el éxitos deportivo del equipo de Polo que compartieron con Talamoni: Teorerde y Nix fueron los dueños SCL Elections LTD, precursora de Cambridge Analytica, la consultora que puso a Facebook en el ojo de una tormenta. En la cámara oculta donde confiesa sus fechorías, Nix explicó que para ocultar sus operaciones suelen utilizar compañías locales como fachada. ¿Será Black Soil una de ellas? Quizá algún fiscal se haga pronto esta pregunta.