viernes, 26 de agosto de 2016
lunes, 15 de agosto de 2016
lunes, 1 de agosto de 2016
Mercosur es el camino, pese a las tesis destructivistas
Claudio Della Croce* - http://www.surysur.net/mercosur-es-el-camino-pese-a-las-tesis-destructivistas/
Hoy, por su significación central, la mayor atención
está puesta en la situación de Brasil y sus efectos enormes
para toda la región. De todas formas, ello no significa desconocer
los serios problemas políticos que afrontan de distinta forma
cada uno de los países , incluyendo Venezuela, y, más en general, las
relaciones intra y extrarregionales afectadas por las serias crisis económicas
y sociales coincidentes en todos los países
La próxima gestión del Mercosur -hoy la presidencia
está en manos de Venezuela- deberá tomar en consideración del debate abierto en
relación a la “flexibilización” y “refundación” del bloque y el fracaso
inmediato de la lìnea central de “avanzar en la liberalización para
estar con el mundo”, en primer lugar para concretar el acuerdo con la Unión
Europea, a la cual apostó Uruguay en base también
al impulso favorable del nuevo gobierno de Macri en Argentina
y el viraje “pro.mercado” de la última parte del gobierno de Dilma en Brasil.
Lo paradójico es que es Europa la que ha parado el TLC
por sus presiones proteccionistas, pero podrían ganar referencia otras
alternativas similares (TPP, China , Alianza del Pacífico) o multilaterales (
Organización Mundial del Comercio).
Es preciso partir del reconocimiento que el Mercosur se
encuentra cuestionado por sus dificultades, tensiones y parálisis. La nueva
presidencia deberá contemplar que es imperioso asumir la crisis de la
integración, ya que no hacerlo conllevará el peligro que se
impongan tendencias regresivas y/o rupturistas.
Es necesaria la integración para afrontar crisis y
problemas comunes como la integración productiva y su significado
distinto que el de las “cadenas del valor” de las empresas
multinacionales, las relaciones del Mercosur con el mundo, las alternativas de
vinculación y complementación norte-sur y sur-sur, una vez más fracasado el
intento de un TLC con la Unión Europea, que no está interesada en ello, como lo
viene demostrando.
En la agenda del Mercosur sigue estando el intercambio y
financiamiento intraregional con monedas locales y cómo evitar la superposición
de devaluaciones competitivas. Y sobre todo soluciones para el tema de las
asimetrías con políticas activas y no una mayor liberalización que ahonde
diferencias entre países más “grandes” y “pequeños”. También están en agenda,
los sociales comunes (tratamiento de migraciones, emergencias, de
problemas y crisis sanitarios, trabajo, trata de personas, educación, ciencia y
técnica, cambio climático, entre muchos otros puntos.
Del Mercosur político al intento de vaciamiento
En 2003, los presidentes de los dos “grandes” de la
región, Brasil y Argentina, Lula da Silva y Néstor Kirchner, lanzaron una
agenda política para el bloque regional, que se plasmó en en la Cumbre de Ouro
Preto II. Una agenda que nunca escondió el hecho que era la política la que
guíaba su puesta en práctica, a partir de lo que se dio en llamar “diplomacia
presidencial”, o sea la incidencia directa de los presidentes en la resolución
de las contradicciones del proceso de integración.
Su enfoque no daba lugar a equivocaciones: “intensificar
la cooperación bilateral y regional para garantizar a todos los ciudadanos el
pleno goce de sus derechos y libertades fundamentales, incluido el derecho al
desarrollo, en un marco de libertad y justicia social…”.
A partir de allí fueron muchas las iniciativas que
plasmaron el viraje en el enfoque del “nuevo” Mercosur, desde su inicial
concepción neoliberal del Tratado de Asunción de años 90 a un bloque regional
de integración, más allá de lo aduanero y comercial, con dimensiones
productivas, sociales, de tratamiento a las asimetrías (en Ouro Preto se lanza
el Fondo de Convergencia Estructural del Mercosur), de geopolítica regional,
como la construcción del Parlamento del Mercosur y la ampliación del bloque a
Venezuela y Bolivia.
La verdad es que esa agenda política hoy parece agotada y
quiere ser destruida. Hoy se trata de instalar un frente externo acorde a los
gobiernos de restauración conservadora de Mauricio Macri y del golpista Michel
Temer, con la complicidad de Paraguay, lo que va en la dirección de propiciar
el aislamiento de Venezuela, en función de la campaña de hostigamiento y
desestabilización del gobierno de Maduro, volver inoperante a la Unasur y
volcar al Mercosur hacia la lógica de la Alianza del Pacífico impulsada por
Colombia, Chile, Perú y México, países que mantienen sus tratados de libre
comercio con Estados Unidos.
La disputa por el traspaso de la presidencia del bloque a
Venezuela fue un emergente de ese cambio de orientación. Fue la entrada en
escena de un nuevo consenso, que podría ser el primer paso ¬si se concreta el
golpe contra Dilma Roussef por la vía del juicio político¬ para un acuerdo de
coordinación mayor entre Argentina y Brasil, un consenso de carácter
neoliberal y restaurador, para sepultar el proceso iniciado en 2003.
Pero, a pesar de los livianos análisis de los medios
hegemónicos, hay varios factores que pueden incidir en un viraje de estas y uno
de ellos es la respuesta de China. La nueva línea que quiere imponerse, la de
los Tratados de Libre Comercio y adhesión al Tratado Transpacífico, es
parte de una ofensiva comercial contra el gigante asiático. No se puede olvidar
que China es un socio comercial muy importante para varias de las economías de
la región como Uruguay, Brasil y Venezuela. Y también para Argentina.
También tendrá mucho que ver el resultado electoral em
Estados Unidos y el tipo de política exterior que decida implementar en América
latina y el Caribe..
Flexibilizar, invisibilizar
En los últimos meses se han sumado varias iniciativas
para desoperativizar el Mercosur, e incluso algunas con el fin de vaciarlo de
contenidos. De ninguna manera redefinir el Mercosur puede significar una vuelta
al pasado. Desde la conciencia de la crisis actual, se presentan grandes
oportunidades –y necesidades- de reafirmar la integración, de actuar y negociar
en conjunto ante los grandes bloques de poder, además de profundizar las
relaciones Sur-Sur.
En los últimos tres lustros, en la región se gestó un
conjunto de mecanismos de integración regional (Unasur, Celac, Alba,
Petrocaribe), que se debieran potenciar y profundizar en sus dimensiones
políticas, económicas y sociales con la participación activa del Mercosur. Por
eso, redefinir el Mercosur no puede significar desintegrarse o desmembrarse,
sino que se torna fundamental enfrentar las debilidades, mantener las
fortalezas y potenciar las oportunidades que se han acumulado su trayectoria de
25 años.
Para nadie es un secreto que la región enfrenta una
coyuntura económica mundial adversa, que requiere una estrategia de cooperación
y complementación entre los países para garantizar los recursos necesarios para
promover el cambio de la matriz productiva y los intercambios comerciales
regionales. Solo manteniéndose unidos, los países de la región podrán crear
mecanismos que disminuyan la exportación de recursos financieros que luego son
devueltos en costoso endeudamiento.
Quedan varios temas en discusión en la agenda del
Mercosur, y también de otros organismos de integración, como el del
financiamiento regional, el uso de monedas locales –práctica que ya se realiza
en algunos casos-para gambetear la desestabilizadora crisis del dólar, la
cooperación científico-tecnológica que apuntale el crecimiento y la calidad de
vida en nuestros países.
En estos últimos tres lustros, se ha ganado un buen
espacio en la consolidación del imaginario de la integración, de la identidad
de la integración. Hoy es menester promover una visión integral de la
integración, que incorpore el cambio de la matriz productiva en las
agendas de discusión, el reconocimiento del protagonismo de la dimensión
social, la defensa del medio ambiente, los derechos humanos y nuestras culturas,
para enfrentar el legado del colonialismo cultural.
Mercosur es la herramienta
La integración regional aparece hoy como una herramienta
para el desarrollo independiente y soberano y salir del modelo económico
dependiente, extractivista. Es imposible imaginar una forma de salir de este
modelo que no sea a través de políticas comunes. Juntos, los miembros del
bloque, deberán crear un nuevo modelo que supere la matriz de ser meros
productores y exportadores de materias primas. Juntos es posible –además de
necesaria- la promoción de la complementación productiva y la industrialización
complementaria de nuestros países, el acceso de todos los ciudadanos a la
medicamentos y la salud, la soberanía alimenticia que supere los índices de
pobreza y calidad de vida.
Existe una urgencia de afrontar conjuntamente el acceso a
los medicamentos, problemática que se ha ahondado ahora por el deterioro
económico y social de muchos países. Y este tema, junto con el de la soberanía
alimentaria, es necesario tratarlo en bloque y buscar soluciones que, además,
signifiquen la consolidación de una cadena de valor para laboratorios
nacionales y de pequeñas y medianas empresas nacionales.
Mercosur no es un edificio, ni una burocracia. Es una
apuesta para el futuro común de los pueblos de la región, y por ello se hace
necesario profundizar al Mercosur Social, la participación social y la
integración de los pueblos. Hoy, nuevamente, el fantasma del desempleo recorre
la región y las luchas de los sectores laborales se vuelcan no solo a la
defensa de las fuentes de trabajo sino también a defender los derechos sociales
y laborales conquistados tras décadas de lucha.
Hay quienes quieren imponer la idea de que la integración
la hacen presidentes o cancilleres. La historia nos muestra que siempre nos
dividieron para dominarnos: ésta no es la primera vez. Hay que poner los temas
sobre la mesa, debatirlos con políticos, académicos, movimientos sociales
–sindicatos, campesinos-, académicos, no ocultarlos tras campañas
desinformantes, que nos hacen recordar aciagos días de dictaduras.
La meta no puede ser cola de león de las grandes
potencias. La meta debe ser la unidad para lograr un desarrollo justo e inclusivo,
y mantener la capacidad negociadora como bloque. La meta debe ser mirarnos en nuestros propios espejos, intensificar nuestras relaciones y
complementariedades, superar la dependencia de la producción y exportación de
nuestras materias primas y recursos naturales, terminar con las asimetrías que
han demorado una mayor y mejor integración, garantizando, además, que todo ello
lo podamos hacer, como hasta ahora, en una zona de paz, modelo para el mundo.
*Economista argentino. Asesor del Centro Latinoamericano
de Análisis Estratégico (CLAE)
lunes, 25 de julio de 2016
Panama Papers: dinero secreto
Frei Betto+ - http://www.lr21.com.uy/mundo/1287751-panama-papers-dinero-secreto
Son cuentas de offshore, que significa, en traducción libre, “negocios fuera”. Offshorees una empresa constituida legalmente fuera del país de quien ha invertido su capital. Por tanto, tener cuentas offshore no constituye un delito.
Lo que suscita sospechas es el hecho, en general, de que la offshore se ubica enparaísos fiscales o en países que no cobran impuestos. De ese modo se garantiza el anonimato en cuanto a la nacionalidad de los cuentahabientes, que no necesitan declarar esa cantidad a la entidad correspondiente de sus países.
La divulgación de las cuentas permite que se pueda comparar la fortuna guardada en Panamá con las fuentes de esas cantidades y con el patrimonio de sus dueños, quienes deberán demostrar que esas cuentas no esconden negocios ilícitos o evasión fiscal.
Es evidente que se queda uno con la mosca detrás de la oreja. ¿Por qué una persona coloca su dinero fuera del país y además en lugares que le aseguran anonimato y exención de impuestos?
En la lista de Panamá Papers aparecen 57 brasileños, entre ellos Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados; Edison Lobao, exministro de Minas y Energía; y el cantante Roberto Carlos. De otros países los más conocidos son: Putin, presidente de Rusia (por intermedio de sus socios); Bachar al-Assad, presidente de Siria; Gunnlaugsson, primer ministro de Islandia (que, avergonzado, ya renunció); Mauricio Macri, presidente de Argentina; Abdulaziz, rey de Arabia Saudita; Proshenko, presidente de Ucrania; y Messi, jugador argentino.
Algo que intriga es el que los tres principales diarios de los EE.UU. (New York Times, Wall Street Journal y Washington Post) no han dado importancia a la noticia de esas fortunas secretas.
Todo indica que el gobierno de los EE.UU. está por detrás de la publicación de los Panamá Papers, a fin de desmoralizar a enemigos como Putin y Bachar al-Assad, y así reconfigurar el orden económico internacional. Ese orden que es, de hecho, un desorden. En enero de este año la Oxfam, ONG británica, reveló en Davos que apenas 62 personas en el planeta tienen una entrada equivalente a la de 3,600 millones de personas, o sea la mitad de la población mundial. Esos multimillonarios esconden en paraísos fiscales 7,600 millones de dólares y 26 mil millones de euros.
Lo que preocupa a los magos del capitalismo es que, mientras esa fortuna queda guardada en cuentas secretas, los chinos amplían sus inversiones y ganan cada vez más espacio en los cinco continentes. Las crecientes desigualdades sociales en la mayoría de países, antes tomadas como meros efectos de la “mano invisible” del mercado, ahora son vistas con preocupación pues requieren fuertes gastos en redes de protección social y estimulan todo tipo de violencia, incluyendo el terrorismo.
Sin hacernos la ilusión de que el capitalismo llegue a admitir que necesita ser un poco más humano, el hecho es que semejante acumulación de riqueza en cajas secretas reduce los niveles de inversiones y puede amenazar con el colapso del sistema financiero internacional.De las 200 empresas que participan anualmente en el Foro Económico Mundial en Davos, de cada diez, según Oxfam, nueve guardan fortunas en paraísos fiscales de los EE.UU. o de Europa.
Un proyecto que está planeando el gobierno de los EE.UU. es acabar con el dinero físico, el papel moneda, y utilizar sólo dinero virtual, como tarjetas de crédito y transacciones por internet. Eso haría las transacciones más fácilmente controlables por los bancos y los gobiernos. Como advierte el periodista cubano Luis Manuel Arce, sería parecido a que cada ciudadano llevase un microchip bajo la piel.
* Fraile dominico brasileño, teólogo de la liberación.
Son cuentas de offshore, que significa, en traducción libre, “negocios fuera”. Offshorees una empresa constituida legalmente fuera del país de quien ha invertido su capital. Por tanto, tener cuentas offshore no constituye un delito.
Lo que suscita sospechas es el hecho, en general, de que la offshore se ubica enparaísos fiscales o en países que no cobran impuestos. De ese modo se garantiza el anonimato en cuanto a la nacionalidad de los cuentahabientes, que no necesitan declarar esa cantidad a la entidad correspondiente de sus países.
La divulgación de las cuentas permite que se pueda comparar la fortuna guardada en Panamá con las fuentes de esas cantidades y con el patrimonio de sus dueños, quienes deberán demostrar que esas cuentas no esconden negocios ilícitos o evasión fiscal.
Es evidente que se queda uno con la mosca detrás de la oreja. ¿Por qué una persona coloca su dinero fuera del país y además en lugares que le aseguran anonimato y exención de impuestos?
En la lista de Panamá Papers aparecen 57 brasileños, entre ellos Eduardo Cunha, presidente de la Cámara de Diputados; Edison Lobao, exministro de Minas y Energía; y el cantante Roberto Carlos. De otros países los más conocidos son: Putin, presidente de Rusia (por intermedio de sus socios); Bachar al-Assad, presidente de Siria; Gunnlaugsson, primer ministro de Islandia (que, avergonzado, ya renunció); Mauricio Macri, presidente de Argentina; Abdulaziz, rey de Arabia Saudita; Proshenko, presidente de Ucrania; y Messi, jugador argentino.
Algo que intriga es el que los tres principales diarios de los EE.UU. (New York Times, Wall Street Journal y Washington Post) no han dado importancia a la noticia de esas fortunas secretas.
Todo indica que el gobierno de los EE.UU. está por detrás de la publicación de los Panamá Papers, a fin de desmoralizar a enemigos como Putin y Bachar al-Assad, y así reconfigurar el orden económico internacional. Ese orden que es, de hecho, un desorden. En enero de este año la Oxfam, ONG británica, reveló en Davos que apenas 62 personas en el planeta tienen una entrada equivalente a la de 3,600 millones de personas, o sea la mitad de la población mundial. Esos multimillonarios esconden en paraísos fiscales 7,600 millones de dólares y 26 mil millones de euros.
Lo que preocupa a los magos del capitalismo es que, mientras esa fortuna queda guardada en cuentas secretas, los chinos amplían sus inversiones y ganan cada vez más espacio en los cinco continentes. Las crecientes desigualdades sociales en la mayoría de países, antes tomadas como meros efectos de la “mano invisible” del mercado, ahora son vistas con preocupación pues requieren fuertes gastos en redes de protección social y estimulan todo tipo de violencia, incluyendo el terrorismo.
Sin hacernos la ilusión de que el capitalismo llegue a admitir que necesita ser un poco más humano, el hecho es que semejante acumulación de riqueza en cajas secretas reduce los niveles de inversiones y puede amenazar con el colapso del sistema financiero internacional.De las 200 empresas que participan anualmente en el Foro Económico Mundial en Davos, de cada diez, según Oxfam, nueve guardan fortunas en paraísos fiscales de los EE.UU. o de Europa.
Un proyecto que está planeando el gobierno de los EE.UU. es acabar con el dinero físico, el papel moneda, y utilizar sólo dinero virtual, como tarjetas de crédito y transacciones por internet. Eso haría las transacciones más fácilmente controlables por los bancos y los gobiernos. Como advierte el periodista cubano Luis Manuel Arce, sería parecido a que cada ciudadano llevase un microchip bajo la piel.
* Fraile dominico brasileño, teólogo de la liberación.
martes, 12 de julio de 2016
Argentina, con los dos pies en la calle
Claudia
Korol - http://www.elclarin.cl/web/noticias/internacional/19536-argentina-con-los-dos-pies-en-la-calle.html
Mientras
el gobierno de Mauricio Macri nos deja en la calle, el pueblo argentino
-defendiendo sus derechos- recupera las calles como escenario del conflicto
social. En esa dialéctica se viene desarrollando la dinámica desde diciembre de
2015. Según la consultora Tendencias Económicas, entre los meses de enero y
mayo de este año se produjeron 154.570 despidos, de los cuales la mayor parte
correspondió al sector privado, afectando especialmente al gremio de la
construcción. La desocupación se agrava por una inflación galopante.
El
aumento de precios acumulado entre enero y abril de este año en Buenos Aires es
del 19,2% y se calcula en alrededor del 16% la pérdida del poder adquisitivo de
los trabajadores del sector privado, cifra que se incrementa en el caso de los
trabajadores y trabajadoras precarizados. (Cuando decimos “se calcula”, hacemos
referencia a estimaciones realizadas desde distintas esferas, dado que el
gobierno nacional ha provocado un “apagón informativo” en términos estadísticos
y de otros rubros fundamentales para evaluar qué está sucediendo en el país).
Sigue
el desbaratamiento de las conquistas sociales, de los programas que protegían
-aunque fuera de modo asistencial- a los sectores de la población más
vulnerables. Continúa la entrega de los bienes comunes a las corporaciones
transnacionales, mientras el gobierno negocia el ingreso al TPP (Trans Pacific
Partnership), y el relanzamiento de los tratados de libre comercio (TLC). Se ha
anunciado un “acuerdo de asociación” con la Unión Europea, un TLC con Estados
Unidos, y la adhesión a la Alianza del Pacífico, con el fin de sumarse al TPP.
El
gobierno de Macri fortalece la subordinación argentina a los intereses
norteamericanos, europeos y de las corporaciones transnacionales en la región,
estableciendo acuerdos con EE.UU. para la “lucha contra el narcotráfico”, que
incluyen la posible instalación de bases militares en territorio argentino.
Además, con el fin de mostrar a un país “confiable” frente a inversores
extranjeros, el gobierno anunció que pagará las demandas que empresas
extranjeras interpusieron contra Argentina en el CIADI (Centro Internacional de
Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones), a través de la emisión de
bonos que generarán una nueva ronda de endeudamiento externo.
A
la pérdida de derechos sociales, se suman las políticas represivas y de
militarización, que actúan como contraparte. Macri -a través del decreto 721-
le devolvió a las Fuerzas Armadas la autonomía en la organización y dirección
de cada fuerza (que les había sido quitada por el gobierno de Alfonsín),
garantizando a los militares poder sobre ascensos, traslados y designaciones.
LUCHAR
A LA INTEMPERIE
Mientras
Macri deja gente en la calle, sin trabajo, sin posibilidades de estudio, sin
acceso a la vivienda, a la salud, a la tierra urbana y rural, a la alimentación
sana, y fortalece la dimensión militar del ejercicio de la dominación, el
pueblo re-conoce las calles como territorio de disputas históricas, de
movilizaciones, encuentros y desencuentros. La calle se vuelve escenario de
cotidianas acciones de los desposeídos y de quienes demandan libertades.
Hay
una memoria latente en este re-conocimiento. Hemos pasado en Argentina otros
inviernos neoliberales, y muy cercanamente el del “menemato”, que al tiempo que
extenuó a las fuerzas populares con las políticas de exclusión de amplios
sectores de la sociedad, de saqueo y destrucción de la naturaleza, de agresión
sistemática a todas las dimensiones de la vida cotidiana, de represión a las
organizaciones, creó una “necesidad de defenderse” que permitió aprender y
ejercer nuevos modos de resistencia que estallaron en prácticas rebeldes
variadas, desde los piquetes hasta los saqueos, y otras formas de acción
directa que buscaban visibilizar a quienes eran negados en su existencia. Estas
experiencias, ya derrotado electoralmente el menemato por la Alianza
(encabezada por Fernando de la Rúa), se multiplicaron especialmente a partir
del 19 y 20 de diciembre de 2001, cuando se volvieron revuelta política,
conjugada en la consigna “Que se vayan todos”.
Actualmente,
aquellos aprendizajes colectivos se ponen en juego una vez más, así como la
conciencia de la necesidad de realizar alianzas de urgencia entre sectores que
han acumulado fuertes diferencias, pero que necesitan andar juntos a fin de
golpear con mayor impacto a los sectores hegemónicos del poder capitalista,
colonial y patriarcal.
El
24 de marzo, en las marchas realizadas por los 40 años del golpe de Estado,
todo el país vibró con el grito construido en estas décadas de “Nunca más”.
Desafiando la presencia ofensiva de Barack Obama en Argentina, y las políticas
de la desmemoria, miles y miles de personas llenaron las calles de las ciudades
capitales y de los pueblos pequeños. Fue una respuesta contundente a las
intenciones de Macri de volver hacia atrás el camino andado, revertir las
conquistas y logros de los organismos de derechos humanos y del pueblo
argentino en la recuperación de la memoria, la verdad y la justicia. Estas
masivas movilizaciones volvieron a dar aliento a los juicios contra los
genocidas, que siguen realizándose en todo el país; y pusieron un freno a las
intenciones de restaurar la política de los “dos demonios”, que busca equiparar
al terrorismo de Estado con las distintas formas de violencia popular. Fue un
momento importante de afirmación de la condena a las prácticas criminales del
Estado terrorista y la impunidad.
El
1° de mayo la movilización obrera y popular volvió a ser masiva y contundente.
Por primera vez en muchos años las centrales obreras marcharon juntas, a pesar
de las fuertes diferencias existentes entre las mismas. El resultado, al calor
del mal humor reinante con el apriete inflacionario, los aumentos brutales de
tarifas, y la ola de despidos, fue el de una manifestación multitudinaria.
El
3 de junio nos encontró nuevamente de manera masiva en más de cien ciudades
argentinas, diciendo “Ni una menos”, denunciando la continuidad de los
femicidios y de las violencias patriarcales, en manifestaciones conmovedoras
por su diversidad, su fuerza y la emoción que contenían. A la consigna del año
pasado “Ni una menos”, se agregó “Vivas nos queremos” y “El Estado es
responsable”, dando cuenta de la ausencia de respuestas por parte de los
gobiernos nacionales y provinciales a este clamor de amplios sectores del
movimiento de mujeres y del pueblo.
Estas
movilizaciones evidencian la vitalidad de un movimiento opositor, crítico, y la
rearticulación de una resistencia que -aun con falta de organización y proyecto
estratégico común-, comienza a dar señales de iniciativa política y audacia en
la convocatoria.
Sin
embargo, el sector mayoritario de ese movimiento, el kirchnerismo, tiene
dificultades para presentar un proyecto alternativo, debido a sus
contradicciones, a la fragmentación creciente de sus bloques parlamentarios, a
los numerosos conflictos internos que lo atraviesan, a la cooptación de franjas
del mismo por parte de los sectores peronistas aliados al macrismo, y porque en
los lugares en los que sigue siendo gobierno, en provincias y municipalidades,
están más inclinados a negociar su lugar bajo el sol y repiten políticas de
ajuste, como lo está haciendo Rosana Bertone, gobernadora de Tierra del Fuego,
que suma a los despidos una dura represión contra los trabajadores en lucha. O
las duras políticas de ajuste implementadas por la gobernadora de Santa Cruz,
Alicia Kirchner, o el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, que viene
criminalizando de manera sistemática al movimiento indígena y popular.
ESCANDALOS
DE CORRUPCION
El
“destape” de distintos escándalos de corrupción, como el del ex secretario de
Obras Públicas José López, que el 14 de junio fue interceptado cuando intentaba
ocultar nueve millones de dólares en un convento, en lo que pareció un
auténtico thrillermediático, debilita la legitimidad del kirchnerismo,
ocupado en evitar quedar salpicado por este naufragio anunciado y fogoneado
desde el macrismo.
El
papel de los medios de comunicación fortalece el discurso que identifica al
gobierno kirchnerista con el robo y la corrupción, ocultando al mismo tiempo la
corrupción del macrismo. El escándalo protagonizado por López logró eclipsar el
de los Papeles de Panamá, que destaparon la titularidad de Macri de empresas off
shore. Aunque es sabido que esas sociedades son para evadir impuestos, fugar
capital u ocultar administraciones turbias, el tema va quedando en la
invisibilidad. Macri después de relativizar la información y mentir, aceptó su
presencia en dos de esas empresas: Fleg Trading y Kagemucha, creyéndose que en
total serían siete las empresas off shore del clan.
Recordando
el prontuario de la actual familia presidencial, Claudio Katz informa: “En 1982
lucraron con el endeudamiento en divisas y el posterior rescate oficial de
varias empresas (Sideco, Pluspetrol, Socma, Iecsa, Dragados y Obras Portuarias).
En 1989 cobraron sobreprecios por contratos de recolección de basura (Manliba).
En 1995 realizaron un gran contrabando de autopartes en el sector automotor
(caso Sevel) que fue descubierto, corroborado y luego perdonado por los jueces
menemistas. La secuencia de estafas continuó con el cobro de peajes en rutas
sin ninguna contrapartida de inversión y con la fuga masiva de capital durante
el colapso de 2001. La familia se benefició también con la pesificación
asimétrica (2002) y con la privatización del Correo, mientras esa operación
generó ganancias. Durante la era K obtuvieron lucrativos contratos de obra
pública. Los Macri se han enriquecido a costa del Estado. Se especializaron en
la gestión de coimas y en la obtención de subsidios oficiales para financiar
sus quebrantos”.(1)
A
pesar de este desbarranque del macrismo y el kirchnerismo en el círculo de la
corrupción gigantesca, las fuerzas de Izquierda no logran la identidad y unidad
suficientes para proyectarse como alternativa. De modo que la resistencia
camina las calles y busca caminos diversos, ensaya unidades, y plantea el
desafío de creación política de estrategias renovadas.
En
estos días hay múltiples ejercicios de sobrevivencia, desde ollas y comedores
populares, carpas de defensa de la salud pública, ocupación de centros de
estudio, campañas contra el ajuste. La experiencia realizada por el pueblo en
el enfrentamiento cotidiano a las políticas neoliberales se está poniendo en
juego, produciéndose en los movimientos sociales un rápido trasvasamiento de
aprendizajes, que incluyen desde cómo hacer una comida para muchas personas,
hasta cómo enfrentar la represión, que es el otro elemento que viene
sintiéndose duro: la criminalización de la protesta y de la pobreza.
LUCHAS
MEDIOAMBIENTALES
Pero
las movilizaciones populares no se resumen en la lucha económica contra las
políticas de ajuste. Continúan las movilizaciones socioambientales que
enfrentan a las corporaciones transnacionales en alianza con el Estado. En
Córdoba se resiste la instalación de una planta de Monsanto. En San Juan
continúa la movilización popular contra las consecuencias de la contaminación
de los ríos por Barrick Gold, exigiendo el cierre de la megaminera Veladero. En
septiembre de 2015, se conoció el derrame de más de 1.250.000 litros de
solución cianurada en el Río Jachal, fuente de agua de ríos de San Juan, La
Rioja, Mendoza y Córdoba. Los pobladores de los pueblos más afectados se
organizaron y siguen denunciando, a pesar de la represión y los
amedrentamientos. En Andalgalá, provincia de Catamarca, la población organizada
en asambleas enfrenta la contaminación ambiental y social de la minera Agua
Rica. Hay que recordar una vez más, que después del triunfo contra la
megaminería en Esquel (donde el 23 de marzo de 2003 el 81% de los votantes
rechazó la explotación de una mina de oro y plata de Meridian Gold), otros
pueblos lograron echar a las mineras en ciudades tan distantes como Loncopué,
Famatina, Chilecito, Tinogasta y Mendoza. También hay luchas contra las
megarrepresas en provincias como Misiones y en la Patagonia. Pobladores de
varias ciudades lograron la declaración de territorios libres de fracking.
Las
luchas socioambientales que enfrentan el modelo extractivista se encuentran con
las luchas económicas contra el ajuste, y con las movilizaciones
antipatriarcales por el derecho al aborto legal, contra la violencia hacia las
mujeres y las disidencias sexuales, generando una nueva trama de discusión de
lo político.
RETROCEDER
AVANZANDO
Estamos
en las calles, a pesar de una fuerte presencia y control represivo. Se crean
climas de temor para fragmentar la lucha territorial e intentar recluirnos en
lugares aislados que no permitan reconocernos en otras luchas. Por eso el
desafío mayor en estos momentos es decir “no” a la militarización de la vida, y
al cierre del espacio público como lugar del conflicto. Es también defender
cada una de las conquistas, retrocediendo donde sea necesario, pero de un modo
que nos permita avanzar. Retroceder avanzando, hacia la olla popular libre de
transgénicos, hacia la huerta comunitaria sin agrotóxicos, hacia la acción
colectiva de los trabajadores sin patrones, hacia movimientos populares que
coloquen en su agenda la creación de nuevos vínculos entre las personas -desde
una perspectiva popular antipatriarcal- así como los vínculos de las personas
con la naturaleza.
En
resumen: nos dejaron en la calle. Nos quedamos en la calle. Nos encontramos en
la calle. Nos abrazamos en la calle. Sembramos semillas criollas, y cosechamos
rebeldías.
Luchando,
movilizando, comunicando, educando, vamos reinventando razones para la
esperanza, y anudando las redes necesarias para sostener una resistencia
prolongada, para defender lo acumulado como cultura política, y desplegar
experiencias de sobrevivencia que nos permitan rehacer, desde abajo y a la
Izquierda, espacios de poder popular. En eso andamos. No nos han vencido,
porque “la única lucha que se pierde, es la que se abandona”
(1) Claudio
Katz. “El presidente off shore”. http://katz.lahaine.org/?p=271
lunes, 27 de junio de 2016
Lo que los medios no dicen sobre las causas del Brexit
Vicenç Navarro (*) - http://nos-comunicamos.com.ar/node/6263
No hay pleno conocimiento y
conciencia en las estructuras de poder político y mediático (que en
terminología anglosajona se llama el establishment político-mediático) que
gobiernan las instituciones de la Unión Europea, así como las que gobiernan en
la mayoría de países que constituyen tal Unión, de lo que ha estado ocurriendo
en la UE y las consecuencias que las políticas propuestas e impuestas por tales
establishments han estado teniendo en las clases populares de los países
miembros.
Durante estos años, después del
establecimiento de la Unión, se ha ido germinando un descontento entre estas
clases populares (es decir, entre las clases trabajadoras y las clases medias
de renta media y baja) que aparece constantemente y que amenaza la viabilidad
de la UE.
El rechazo de las clases populares a la UE
Indicadores de tal descontento
han aparecido ya en muchas ocasiones. Una de las primeras fue el resultado del
referéndum que se realizó en varios países de la UE que, por mandato
constitucional, tenían que hacer para poder aprobar la Constitución europea. En
todos los países donde se realizó el referéndum, la clase trabajadora votó en
contra. Los datos son claros y contundentes. En Francia, votaron en contra el
79% de trabajadores manuales, el 67% de los trabajadores en servicios y el 98%
de los trabajadores sindicalizados; en Holanda, el 68% de los trabajadores; y
en Luxemburgo, el 69%. Incluso en los países en los que no hubo referéndum, las
encuestas señalaban que, por ejemplo en Alemania, el 68% de los trabajadores
manuales y el 57% de los trabajadores en servicios hubieran votado en contra.
Unos porcentajes parecidos se dieron también en Suecia, donde el 74% de los
trabajadores manuales y el 54% de los trabajadores en servicios también
hubieran votado en contra. Y lo mismo ocurrió en Dinamarca, donde el 72% de los
trabajadores manuales hubieran también votado en contra.
El rechazo a la UE por parte de la clase trabajadora ha ido aumentando
Otro dato que muestra tal rechazo
fue el surgimiento de partidos que explícitamente rechazaron la Unión Europea,
partidos cuya base electoral fue precisamente la clase obrera y otros segmentos
de las clases populares que antes, históricamente, habían votado a partidos de
izquierdas, siendo el caso más conocido (pero no el único) el del partido
liderado por Le Pen y que, según las encuestas, podría ganar las próximas
elecciones en Francia. En realidad, la identificación de los partidos de
izquierda tradicionales con la Unión Europea (y con las políticas neoliberales
promovidas por el establishment de tal Unión) ha sido una de las mayores causas
del enorme bajón electoral de estos partidos en la UE (y, muy en particular,
entre las bases electorales que les habían sido más fieles, es decir, entre las
clases trabajadoras). Para que baste un ejemplo, en Francia, si la mitad de los
votos (predominantemente de la clase trabajadora) que habían apoyado al partido
de Le Pen hubieran sido para la candidata socialista Ségolène Royal, ésta
hubiera sido elegida Presidenta de Francia. En paralelo con la pérdida de apoyo
electoral, los partidos socialdemócratas en la UE perdieron también gran número
de sus militantes. El caso más dramático fue el del Partido socialdemócrata
alemán que, junto con la pérdida de apoyo electoral, perdió casi la mitad de
sus militantes, de 400.000 en 1997 a 280.000 miembros en 2008.
La evidencia es pues abrumadora
que la identificación de tales partidos de izquierda (la mayoría de los cuales
han sido partidos gobernantes socialdemócratas que han jugado un papel clave en
el desarrollo de las políticas públicas promovidas por la UE) con la Unión ha
sido una de las principales causas de su enorme deterioro electoral y de la
pérdida de su militancia.
El rechazo a la UE ha ido
aumentando más y más entre las clases populares, a la vez que ha ido aumentado
el apoyo entre las clases más pudientes
Por desgracia, las encuestas
creíbles y fiables sobre la UE (que son la minoría, pues la gran mayoría están
realizadas o financiadas por organismos de la UE o financiadas por
instituciones próximas) no recogen los datos de la opinión popular sobre la UE
según la clase social. Sí que los recogen por país, y lo que aparece claramente
en estas encuestas es que la popularidad de la UE está bajando en picado. Según
la encuesta de la Pew Research Center, las personas que tienen una visión
favorable de la UE ha bajado en la gran mayoría de los 10 mayores países de la
UE (excepto en Polonia). Este descenso, desde 2004 a 2016, ha sido menor en
Alemania (de un 58% a un 50%) pero mayor en Francia (de un 78% a un 38%), en
España (de un 80% a un 47%). Grecia es el país que tiene un porcentaje menor de
opiniones favorables a la UE (un 27%).
Ahora bien, aunque raramente se
recoge información por clase social, sí que se ha recogido el distinto grado de
popularidad que la UE tiene según el nivel de renta familiar. Y, allí, los
datos muestran que hay un gradiente, de manera que a mayor renda familiar,
mayor es el apoyo a la UE. Es razonable, pues, suponer que la parte de la
población que tiene una visión más desfavorable de la UE es la clase
trabajadora y otros componentes de las clases populares.
Y lo que también aparece claro en
varias encuestas es que una de las mayores causas de tal rechazo es la
percepción que las clases populares tienen del impacto negativo que tiene,
sobre su bienestar, la aplicación de las políticas propuestas por el
establishment político-mediático de la UE. Esta percepción es mucho más
negativa entre las clases populares (clase trabajadora y clases medias, de
renda media y baja) que no entre las clases más pudientes. En realidad, el
rechazo, siempre especialmente agudo entre las clases populares, es claramente
mayoritario entre la gran mayoría de la población. Ahí vemos que, según la
encuesta Pew, el 92% de la población en Grecia desaprueba la manera como la UE
ha gestionado la crisis existente en Europa; tal porcentaje es de 68% en
Italia, el 66% en Francia y el 65% en España, países donde precisamente el
descenso del porcentaje de población con la opinión favorable de la UE ha sido
mayor.
Este rechazo a la UE existe también entre la clase trabajadora del
Reino Unido
Es en este contexto descrito en
la sección anterior, que debe entenderse el rechazo de las clases populares del
Reino Unido, rechazo que ha ido claramente acentuándose en los barrios obreros
de aquel país, y muy en especial en Inglaterra y el País de Gales. El voto de
rechazo a la permanencia en la UE procede en su mayoría de las clases
populares. Y ha sido un voto no solo anti-UE pero también (y sobre todo) un
voto anti-establishment británico y, muy en particular, anti-establishment
inglés, siendo este último el centro del establishment británico, pues
concentra los mayores centros financieros y económicos del país. El
establishment británico y el establishment de la UE habían movilizado todo tipo
de presiones (por tierra, mar y aire) a fin de que el referéndum fuera
favorable a la pertenencia. De esta manera, es un claro signo de afirmación y
poder que las clases populares se opusieran y ganaran al establishment. Por
otra parte, los datos mostraban que lo que ha ocurrido, iba a ocurrir. La
popularidad de la UE en el Reino Unido pasó de ser un 54% (ya uno de los más
bajos de la UE) en 2004 a un 44% en 2016 (según Pew). En realidad, el Reino
Unido es el país donde el porcentaje de población opuesta a dar mayor poder a
la UE es mayor (65%) después de Grecia (68%) Y, según otras encuestas, el
sector menos entusiasta con la UE eran las clases populares, que gradualmente
han ido transfiriendo su apoyo electoral del Partido Laborista al partido UKIP
(el partido anti EU).
La supuesta excepcionalidad de España
Es un dicho común en los mayores
medios de comunicación que España es uno de los países más pro-EU, lo cual es
cierto, pero solo en parte (lo mismo era cierto con Grecia). Es lógico que
Europa, percibida durante muchos años como el continente punto de referencia
para las fuerzas democráticas, por su condición democrática y su sensibilidad
social, se convirtiera en el “modelo” a seguir por países como España, Portugal
y Grecia, que sufrieron durante muchos años dictaduras de la ultraderecha,
seriamente represivas y con escasísima conciencia social. Para los que luchamos
contra la dictadura, Europa Occidental era un sueño a alcanzar.
Pero, debido al control o
excesiva influencia del pensamiento neoliberal en el establishment político
mediático de la UE (muy próximo al capital financiero y al capital exportador
alemán, que ha estado configurando las políticas públicas neoliberales que los
establishment político-mediáticos de cada país de la UE han hecho suyas), este
sueño se ha convertido en una pesadilla para las clases populares,
particularmente dañadas por tales políticas neoliberales. Las reformas
laborales que han dañado el estándar de vida de estas clases y los recortes de
gasto público, con el debilitamiento de la protección social y del estado
del bienestar, así como la desregulación en la movilidad del capital y del
trabajo, han sido un ataque frontal a la democracia y al bienestar de las
clases trabajadoras, realidad muy bien documentada (ver mi libro Ataque a
la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante,
Anagrama, 2015). La pérdida de soberanía nacional que conlleva la UE ha
significado la pérdida de soberanía popular, causa del deterioro de su bienestar.
La evidencia de que ello es así es contundente, clara y convincente. Es más que
obvio que esta Europa no es la Europa de los pueblos, sino la Europa de las
empresas financieras y de los grandes conglomerados económicos.
¡No es chauvinismo lo que causa el rechazo a la UE!
Ante esta situación, el
establishment político-mediático europeo quiere presentar este rechazo como
consecuencia de un retraso cultural de las clases populares, todavía estancadas
en un nacionalismo retrógrado, que incluye un chauvinismo anti-inmigrante que
merece ser denunciado. John Carlin, en el El País, 24.06.16, define este
rechazo (Brexit) como resultado “de la mezquindad, ignorancia, carácter
retrógrado, xenofobia y tribal” de los que votaron en contra de la permanencia.
Y así se está interpretando, por parte de la mayoría de los medios de
comunicación europeos, el voto de rechazo a la UE por parte de las clases
populares británicas. Este mensaje intenta ocultar las causas reales de tal
rechazo, causas que he descrito en este artículo. Olvidan que, si bien todos
los xenófobos votaron a favor de la salida del Reino Unido de la UE, no todos
los que así votaron eran xenófobos.
En esta manipulación están
participando poderes de la socialdemocracia europea que no han entendido
todavía lo que está ocurriendo entre lo que solían ser sus bases. No quieren
entender que el rechazo que está ocurriendo es hacia esta Europa que la
socialdemocracia ha contribuido a crear, una Europa que carece de vocación
democrática y sensibilidad social. El maridaje de los aparatos dirigentes de
las socialdemocracias con los intereses financieros y económicos dominantes en
la UE (y en cada país miembro) ha sido la causa de su gran declive, que todavía
no entienden porque no quieren entenderlo. Lo que pasa en Francia, dónde hay un
gobierno socialdemócrata que está intentando destruir a los sindicatos (como la
señora Thatcher hizo en el Reino Unido), o en España, dónde el PSOE fue el que
inició las políticas de austeridad, son indicadores de esta falta de comprensión
de lo que está ocurriendo en la UE, y que es el fracaso de las izquierdas para
atender a las necesidades de las clases populares. De ahí la transferencia de
lealtades que están ocurriendo, en lo que refiere a los partidos.
Es lógico y predecible que las
políticas neoliberales y los partidos que las aplican sean rechazados por las
clases populares, pues son éstas las que sufren más cada una de estas
políticas, incluyendo la desregulación de la movilidad de capitales y del
trabajo. Regiones enteras en el Reino Unido han sido devastadas, siendo sus
industrias trasladadas al este de Europa, creando un gran desempleo en las
regiones. Y la desregulación del mundo del trabajo, acompañada de la dilución,
cuando no destrucción, de la protección social, ha creado una gran
inestabilidad y falta de seguridad laboral. En realidad, fueron las
políticas del gobierno Blair y del gobierno Brown (1997-2010) las que sentaron
las bases para este rechazo generalizado hacia la UE. Tales gobiernos de la
Tercera Vía facilitaron la llegada de inmigrantes a los que los empresarios
contrataron con salarios más bajos. Y así se inició el desapego con la Unión
Europea (ver “Don’t blame Corbyn if Brexit wins”, Denis McShane).
En España, frente al descrédito
del partido socialdemócrata (PSOE) debido, entre otras razones a su
participación en la construcción de esta Europa, han aparecido una serie de
fuerzas políticas, tanto en la periferia como en el centro (Unidos Podemos y
confluencias), que están canalizando este desencanto popular acentuando, con
razón, que esta no es tampoco nuestra Europa, y que se requieren cambios
profundos para recuperar la Europa democrática y social a la que aspiramos y
que debe construirse. Así de claro.
(*) Catedrático de Ciencias
Políticas y Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y ex Catedrático de
Economía. Universidad de Barcelona
domingo, 12 de junio de 2016
¿Qué es la Alianza del Pacífico?
En
Lima, el 28 de abril del año 2011, se conformó este organismo de integración
regional teniendo como miembros a los gobiernos de México, Colombia, Perú y
Chile. En dicho encuentro, se acordó la “conformación de una área de
integración profunda” con el “firme compromiso de avanzar progresivamente hacia
el objetivo de alcanzar la libre circulación de bienes, servicio, capitales y
personas”.
Hacia
el año 2012, en el marco de la II Cumbre de Mérida, se establecieron las líneas
de acción a desarrollar por parte de la Alianza. En la misma cumbre se hizo un
reconocimiento explícito a “los esfuerzos que los sectores privados vienen
realizando para fortalecer y ampliar las oportunidades de negocio”, a los
“gremios empresariales” y el “acuerdo de intención entre las bolsas de valores
de los países de la Alianza”. Durante el mismo año se estableció también el
“Acuerdo Macro de la Alianza Pacífico” en Chile y con él, el cuerpo legal y
político que ordena al organismo.
Durante
el año 2015 todos los países miembros (salvo Colombia) acordaron en avanzar en
el Acuerdo de Asociación Transpacífico (lo que se conoce como el TPP)
consolidando, de esta manera, uno de los objetivos de la alianza.
Países
miembros, observadores y adherentes
La
incorporación de Argentina como país observador pasa a engrosar una lista de 42
países que tienen esta condición y entre los que se encuentran EEUU, Canadá,
China, Australia, Alemania, Reino Unido, Uruguay y Paraguay, entre otros.
Panamá y Costa Rica son anunciados como los próximos a sumarse al staff de
miembros.
Los
requisitos para poder ingresar como observador implican, en primer lugar, la
aceptación de los principios y objetivos establecidos en el Acuerdo Marco; y en
segundo lugar la participación con voz pero sin voto en las cumbres.
Vale
aclarar que hay dos categorías –al margen de ser miembro– para participar de la
Alianza: por un lado está la ya descrita de país observador; por otro lado, se
encuentran los países adherentes. En caso de que un país quiera adherir a la
Alianza se establece que “el Estado solicitante deberá tener suscrito con cada
una de las Partes de la Alianza del Pacífico un acuerdo de libre comercio”.
Lo
que fue y lo que viene
El
deseo de construir un área de libre comercio no es nuevo en el continente ni en
nuestro país: durante los primeros años de la década de 1990, con la plena
vigencia del Consenso de Washington, se fue avanzando en darle forma al Área de
Libre Comercio para las Américas (ALCA) que en una Mar del Plata colmada
por militancia y con una América Latina bajo gobiernos progresistas y de
izquierda de fondo, le dijo en el 2005 que no, dando por tierra con el proyecto
impulsado por los EEUU.
Tras
la victoria de Mauricio Macri el 22 de noviembre de 2015 y la realización del
juicio político contra Dilma Rousseff, el mapa geopolítico de la región se ha
modificado sensiblemente. En este sentido, las derrotas electorales en las
legislativas de Venezuela y el referéndum de Bolivia, suman un panorama
desolador para los países que decidieron hacer frente y poner en pie proyectos
de integración opuestos al ALCA.
De
esta forma, el 1 de julio será el comienzo de una nueva etapa -que ya comenzó
con las negociaciones entre la Unión Europea y el Mercosur- en la política
exterior argentina tras 12 años de abonar a la integración latinoamericana con
base en la equidad, el respeto y la ayuda mutua.
viernes, 13 de mayo de 2016
Datos de la desigualdad en Argentina y el mundo
Desde
el inicio del presente siglo, la mitad más pobre de la población mundial sólo
ha recibido el 1 por ciento del incremento total de la riqueza mundial,
mientras que el 50 por ciento de esa “nueva riqueza” ha ido a parar a los
bolsillos del 1 por ciento más rico. 62 personas tienen la misma riqueza que
3600 millones. El excedente. Cualquier modificación de los precios
relativos, como tipo de cambio, salarios reales, intereses y rentas, implica
que algunos ganarán lo que otros perdieron.
El Estado como actor central
Desde
hace más de 9000 años que, tras el invención de la agricultura, la humanidad
produce más bienes de los que necesita para reproducirse. A lo largo de la
historia las distintas sociedades han organizado la producción, administración,
apropiación y distribución del excedente económico de distintos modos. La
administración oligárquica de dicho excedente, es decir su apropiación en pocas
manos, implica necesariamente formas (prácticas, discursos, sistemas de
pensamiento) que legitimen dicha apropiación. En otras palabras, quienes
padecen las consecuencias de que el excedente económico sea manejado por pocos,
suelen ver como natural o inevitable tal situación. En la antigüedad la mayoría
de los esclavos pensaba que su condición era natural y que ser esclavizados era
lo mejor que les podía pasar. Algo similar pasaba en la Europa feudal entre los
nobles y los siervos y vasallos.
En
el sistema capitalista neoliberal, dicha legitimación se construye
gracias a un discurso seudocientífico que presenta a la escasez y a la
eficiencia económica, que por supuesto se logra con el libre mercado, como
únicas categorías válidas para pensar la realidad.
No
es de extrañar que políticas antipopulares que benefician a pequeñas minorías
sean presentadas como inevitables y no como proyectos políticos. Es así que
“acomodar las variables macroeconómicas”, “sincerar las tarifas y los precios”
y “pagar la fiesta y el despilfarro de los gobiernos populistas” sean la
avanzada en la disputa por el sentido común de un proyecto político que lo que
busca es esconder, detrás de un discurso tecnocrático, las luchas y las pujas
que implica en toda sociedad la producción y apropiación del excedente
económico.
En
las sociedades modernas, un actor central, pero no el único, es el Estado, que
a través de sus políticas públicas (impuestos, gastos y (des)regulaciones)
interviene en la producción y distribución del excedente económico y, por
supuesto, de los relatos y discursos que lo legitiman.
El caso de Argentina
Por
ejemplo, según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), si
cuantificamos la anunciada transferencia directa a los sectores populares vía
devolución del IVA a la canasta básica, la ampliación y actualización de la AUH
y de los programas Ellas Hacen y Argentina Trabaja representa sólo el 17 por
ciento del “ahorro fiscal” que soportarán familias, industrias y comercios por
la quita de subsidios a la electricidad, el gas y el agua. Otros sin embargo
gozarán de los beneficios de otras políticas públicas que les permitirá
apropiarse de mayor parte del excedente económico. De este modo, la
reducción/quita de retenciones, la quita del impuesto de autos de alta gama y
el pago de intereses a los fondos buitres implicarán una transferencia a los
sectores concentrados de más de dos veces y media lo transferido a los sectores
populares. El informe concluye que, si se tienen en cuenta los efectos
regresivos de la devaluación, se entregaron 10 pesos a los sectores
concentrados por cada peso anunciado a los sectores de menores ingresos.
Dos
conclusiones provisorias pueden obtenerse de semejantes datos. La primera es
que ni la devaluación, ni las políticas públicas, ni las crisis son neutrales,
con ellas, algunos ganan y otros pierden. En un sistema de producción y
apropiación del excedente económico regido por el sistema de precios, cualquier
modificación de los precios relativos (tipo de cambio, salarios reales,
intereses, rentas, etc.) implica necesariamente que algunos ganarán lo que
otros perdieron. Por esto, la determinación de los precios en una economía es
siempre el resultado de una lucha entre actores sociales que pujan a través de
ellos por apropiarse del excedente económico.
La
segunda no es menos importante, los Estados siempre intervienen, tanto en los
gobiernos de corte populista como en los neoliberales. El libre
mercado que pregonan estos últimos es un libre mercado provocado,
sostenido y garantizado por la intervención estatal.
Qué
pasa en el mundo con la riqueza
Los
resultados de la disputa por el excedente a nivel planetario pueden verse en el
último informe anual de OXFAM denominado “Una economía al servicio
del 1 por ciento”. En un extenso informe publicado en enero pasado (puede
consultarse en https://www.oxfam.org) esta prestigiosa organización detalla las
escandalosas desigualdades y cómo el poder y los privilegios se utilizan para
ampliar la brecha. Lo que sigue son algunas de sus conclusiones.
En
2015, solo 62 personas poseían la misma riqueza que 3.600 millones (la mitad
más pobre de la humanidad). No hace mucho, en 2010, eran 388 personas.
La
riqueza en manos de las 62 personas más ricas del mundo se ha incrementado en
un 45 por ciento en apenas cinco años, algo más de medio billón de dólares
(542.000 millones) desde 2010, hasta alcanzar 1,76 billones de dólares.
Mientras tanto, la riqueza en manos de la mitad más pobre de la población se
redujo en más de un billón de dólares en el mismo periodo, un desplome del 38
por ciento.
Desde
el inicio del presente siglo, la mitad más pobre de la población mundial sólo
ha recibido el 1 por ciento del incremento total de la riqueza mundial,
mientras que el 50 por ciento de esa “nueva riqueza” ha ido a parar a los
bolsillos del 1 por ciento más rico.
Casi
un tercio (30 por ciento) de la fortuna de los africanos más ricos,
un total de 500.000 millones de dólares, se encuentra en paraísos fiscales.
Se estima que esto supone para los países africanos una pérdida de 14.000
millones de dólares anuales en concepto de ingresos fiscales, una cantidad que
permitiría financiar la atención sanitaria que podría salvar la vida de cuatro
millones de niños y niñas, y contratar a profesores suficientes para escolarizar
a todos los niños y niñas africanos. Oxfam ha analizado 200 empresas, entre
ellas las más grandes del mundo y las socias estratégicas del Foro
Económico Mundial de Davos, revelando que 9 de cada 10 tienen presencia en paraísos
fiscales. En 2014, la inversión dirigida a paraísos fiscales fue casi
cuatro veces mayor que en 2001.
Después
de conocer estas cifras, ¿puede alguien decir y argumentar que el problema
económico es la escasez? ¿Puede alguien decir que la distribución llegará
cuando ese 1 por ciento derrame el excedente sobre los más pobres? ¿Puede
alguien asegurar que los ajustes en contra de los sectores populares son
inevitables fruto de variables macroeconómicas que estaban atrasadas?
La
respuesta a todas estas preguntas y a tantas otras, a pesar de que sea difícil
creerlo, es que sí. Sí pueden afirmar eso y cuentan para reproducir su relato
con la complicidad de los medios hegemónicos de comunicación. Precisamente
porque la respuesta es un sí rotundo, es que cada día hace falta dar la batalla
cultural que intente visibilizar el excedente económico, las luchas por su
producción y apropiación y, en definitiva, devolverle a la economía la historia,
la política y la ética que supo tener en sus orígenes, y que por más que
algunos traten de ocultar siempre está presente.
Carlos
Andujar es Docente UNLZ FCS. Colectivo Educativo Manuel Ugarte (CEMU).
/ fliaandujar@gmail.com
martes, 3 de mayo de 2016
Golpes Blandos: cuando los medios actúan como fábricas de demoler verdades y construir hechos que no existieron
Millones
de personas no tienen la menor idea que al prender la TV, leer un diario o
escuchar la radio, los mensajes que reciben forman parte de estrategias de
comunicación: no son neutros, no son independientes ni objetivos.
Un
medio de comunicación es una empresa, y en ella las noticias y el "show
mediático" son mercancías, cuyo funcionamiento es similar al de otros
tipos de productos. La diferencia más importante, y que gravita en la vida de
todos nosotros, es que ésta "mercancía" va directamente al cerebro.
Hay
sociólogos, analistas de programas, consultoras, medidores de reacciones de la
gente, ideólogos y equipos comunicacionales que desarrollan estrategias de
manipulación informativa. Y entre ellas la más importante en la "Sociedad
del Vértigo" y la "Cultura del Apuro", es la técnica del
"Primer Impacto".
Ejemplo:
si muestro que se raja el Obelisco, o se cae y sin investigar que sucedió,
pongo de título: " EL OBELISCO EN PELIGRO DE CAER, EL GOBIERNO K HABRÍA
HECHO LAS ÚLTIMAS OBRAS DE SUPUESTAS MEJORAS". Y ése concepto/
mentira, lo repito en cadena nacional por los medios concentrados, en el caso
de Argentina, Canal 13/ TN / Tv Pública/ América y Canal 26, más sus
respectivos portales y tapas de diarios, en pocas horas millones de personas
comienzan a decir que " el Obelisco se va a caer por culpa de Los K".
Es sólo un ejemplo exagerado.
Pero:
¿No comenzó así el repiqueteo de mentir sobre el dólar a futuro? ¿No
comenzó así los miles de pesos que cobraba el ex ministro de Economía, Axel Kicillof?
¿No comenzó así cuando se señala que el país fue recibido en
ruinas? Ahora, pasados meses, se supo que todo ello era mentira. Pero
queda la ley del "Primer Impacto".
Por
ello, se hace cada vez más necesario y estratégico construir nuestros propios medios
de comunicación, realizar una capacitación masiva de la gente, una especie de
"Frente de Comunicación Ciudadana", que comience a explicar las
técnicas de la mentira y desarrollar la información que construye nuevos
sentidos.
No
es fácil la tarea. Tampoco imposible.
(*)
Periodista. Capacitador. Editor de La Nave de la Comunicación. Investigador en
manipulación informativa e impulso y capacitador en medios propios.
lunes, 25 de abril de 2016
El nuevo Plan Cóndor en América Latina
Lucas
Villasenin - http://notas.org.ar/2016/04/25/nuevo-plan-condor-america-latina/#share
Los
éxitos de la derecha en América Latina dan cuenta de un plan sistemático para
reimpulsar el neoliberalismo en el continente. Nuevas herramientas y nuevos
métodos son los que le permiten lograr triunfos sobre las fuerzas progresistas
y de izquierda.
La derecha al poder
En
América Latina durante los últimos años se conformó una nueva derecha. Henrique
Capriles, Leopoldo López y María Corina Machado en Venezuela, Aecio Neves y
Marina Silva en Brasil y Mauricio Macri en Argentina son algunas de sus figuras
más relevantes. Desde la oposición han logrado marcar agenda y frenar
iniciativas políticas populares.
Los
resultados electorales que permitieron a Macri llegar a la presidencia de
Argentina y que la Mesa de Unidad Democrática (MUD) alcanzara la mayoría
absoluta de diputados en la Asamblea Nacional de Venezuela marcaron un cierre
de año exitoso para fuerzas políticas que pocos años atrás no lograban
interpelar más que a una minoría intensa de la población de ambos países.
En los
primeros meses de 2016 se fortaleció esta tendencia. Evo Morales fue derrotado
en Bolivia cuando triunfo el “no” a una enmienda para presentarse a un nuevo
mandato en 2019. La Cámara de Diputados en Brasil acaba de consumar el
primer paso decisivo para un golpe de Estado y ahora los senadores
decidirán sobre la destitución de Dilma Rousseff.
De Gene Sharp a Duran Barba
En las
décadas de 1970 y 1980, Estados Unidos necesitó que las fuerzas militares
coordinen la represión y logren instalar dictaduras dóciles a sus intereses
geopolíticos. Así nació y se ejecutó el Plan Cóndor a partir del cual se
implementó el secuestro, tortura, asesinato y desaparición de personas con el
objetivo de aniquilar la movilización popular y aterrorizar a la población. La
nueva derecha que busca reimpulsar el neoliberalismo ha desarrollado su
capacidad de hacerse con el poder político con otros recursos y medios.
Los
mecanismos de intervención militar norteamericanos no han desaparecido en
América Latina. La reactivación de la IV Flota en 2008, la vigencia del Plan
Colombia y las presencia de 74 bases militares extranjeras muestran que el
intervencionismo militar no ha cesado. Pero el intervencionismo militar dista
de ser la herramienta principal para modificar el mapa político regional.
En una
reciente entrevista realizada por la Agencia Andes, el presidente de
Ecuador, Rafael Correa, dijo: “Este es el nuevo Plan Cóndor. Ya no se necesitan
dictaduras militares, se necesitan jueces sumisos y se necesita una prensa
corrupta”.
Las
fuerzas reaccionarias coordinan y tienen a su disposición más y mejores
herramientas: medios de comunicación, grupos empresariales, fuerzas
paramilitares, ONGs, gurúes del marketing político y funcionarios judiciales.
Lejos de tratarse de un proceso de generación espontanea que se conjuga con una
crisis económica, se trata de un proceso de desarrollo cualitativo de la
derecha sumamente planificado.
En las
últimas décadas del siglo XX Gene Sharp ya había teorizado y demostrado el
éxito de sus “métodos no-violentos” para derrotar gobiernos que no comulgaran
con su ideología anti-comunista. Su libro De la dictadura a la democracia,
publicado hace 23 años, sigue siendo hoy un manual de acción de los terroristas
venezolanos.
Otro
aporte teórico sustancial lo hace Jaime Duran Barba, que luego de asesorar a
políticos en todo el continente, ha colaborado en que la derecha llegue al
gobierno por primera vez a través de las urnas en Argentina. Su libro El
arte de ganar, así como los recientes estudios sobre el PRO demuestran cuán
planificada fue la construcción de sus éxitos políticos.
Los
métodos con los que buscan lograr sus objetivos son muy diversos y para nada
lineales. El mejor ejemplo es la llamada “guerra híbrida” en Venezuela que
incluye los ataques del paramilitarismo, una guerra económica y una campaña
comunicacional internacional. En Bolivia, el triunfo del “no” en el referéndum
demostró que con los montajes de causas judiciales y el servicio de medios de
comunicación (que llegaron a inventarle un hijo a Evo Morales) pueden derrotar
a un gobierno que logró las transformaciones progresivas más importantes de la
historia de su país.
En
2014, 54.500.000 brasileños y brasileñas votaron para que Rousseff sea
presidenta hasta 2018. Luego de la elección los partidos derrotados, la
red O Globo, las centrales empresariales y ONGs promovieron la campaña
“Fora Dilma”. Los diputados opositores que están involucrados en casos de
corrupción hicieron el pedido de impeachment a la presidenta porque
el Tribunal de Cuentas no aprobó el presupuesto de 2014 por “modificar el
déficit” y retrasar el pago a los bancos prestamistas.
El impeachment es
una herramienta legal que se utiliza para delitos de una gravedad mayor y
la práctica por la que se acusa al gobierno existe hace 22 años en el país y
fue utilizada por el gobierno de Fernando Henrique Cardoso. Con la complicidad
del poder judicial la derecha hizo del impeachment un instrumento
para el golpe de Estado en curso.
El poder del pueblo
El
avance de la derecha plantea nuevos desafíos para quienes se dispongan a
enfrentar la ofensiva neoliberal. A diferencia de los escenarios políticos
pos-dictatoriales en donde había pueblos debilitados en su capacidad de
resistencia y con organizaciones devastadas por la represión, actualmente hay
saldos organizativos y políticos elevados en el continente.
En
Venezuela el movimiento popular ha respondido activamente ante las constantes
amenazas de la oposición desde la Asamblea Nacional. En Brasil las enormes
movilizaciones en contra del golpe y la conformación del Frente Brasil Popular
que unifica a las experiencias mayoritarias del campo popular brasileño son
otro saldo positivo. En Argentina, además de las innumerables respuestas a las
políticas neoliberales del macrismo, el último 24 de marzo se logró una de las
movilizaciones más masivas de la historia.
En los
casos de Brasil y Argentina el poder mediático y el poder judicial demuestran
que aquellos poderes que no se han transformado sustancialmente son los que
terminan derrotando a los gobiernos anti-neoliberales. Una nueva etapa plantea
revitalizar el debate sobre el poder del pueblo para alcanzarlo.
lunes, 11 de abril de 2016
La historia de Mossack Fonseca, la firma de abogados que originó los ‘Panamá Papers’
The New York
Times - http://www.lmcordoba.com.ar/nota/231916_la-historia-de-mossack-fonseca-la-firma-de-abogados-que-origino-los-panama-papers
Los dos hombres se
aliaron en una era de incertidumbre política y económica en Panamá: uno era un
reservado inmigrante alemán cuyo padre sirvió en el ala armada del Partido
Nazi; el otro, un amable escritor en ciernes cuya familia se había opuesto
a la dictadura militar de Panamá.
En 1986, mientras el
país aún estaba bajo el yugo del general Manuel Noriega, estos hombres
fusionaron sus pequeños despachos de abogados y así crearon lo que se
convertiría en el centro de las operaciones bancarias sigilosas para la élite,
un paraíso fiscal. A lo largo de las siguientes tres décadas, Jürgen
Mossack y Ramón Fonsecaexpandieron su despacho hasta tener 500 empleados,
compañías filiales en todo el mundo y una cartera de clientes poderosos,
famosos y, a veces, infames.
En enero, un fiscal que
investigaba la corrupción generalizada en Brasil dijo que la firma de
abogados era “un enorme lavadero de dinero”.
Los socios se habían
vuelto muy adinerados, y Fonseca utilizó el éxito de la firma para lograr un
papel influyente en los altos rangos de la política. Le dijo a sus asociados
que quería limpiar el gobierno y se convirtió en consejero especial del
presidente Juan Carlos Varela, hasta que el escándalo de Brasil lo obligó a
renunciar este año.
En una entrevista, dijo
que entrar a la política fue, en parte, una forma de dar algo a cambio: “Creo
en compartir la pizza”, escribió. “Por lo menos darle a los demás un pedazo”.
La firma Mossack
Fonseca fue construida sobre las garantías de privacidad a prueba de todo que
ofrecía a sus clientes. Pero esta semana, una filtración de millones de
documentos de la firma dejó al descubierto sus operaciones y expuso la
proliferación de empresas fantasmas y paraísos fiscales para las personas
más ricas del mundo. Las revelaciones ya provocaron que el primer ministro
de Islandia se apartara de su cargo, y también han desencadenado
investigaciones criminales por lo menos en dos continentes.
En febrero, Panamá fue
eliminado de una lista de países bajo vigilancia por parte de una agencia
internacional que establece estándares para combatir el lavado de dinero y la
financiación del terrorismo, pero a nivel internacional aún es considerado por
muchos como un paraíso para los evasores de impuestos.
El presidente de Panamá
ha prometido cooperar con cualquier investigación judicial que se
abra a partir de la información filtrada, lo cual podría incluir una indagación
a su exconsejero, sin duda una situación incómoda.
Mossack Fonseca ha
negado haber cometido cualquier delito, y Fonseca ha defendido la inocencia de
su firma.
“Al final de esta
tormenta el cielo será azul y la gente sabrá que el único crimen es hackear”,
dijo Fonseca sobre los documentos de la firma en una entrevista de una hora que
ofreció mediante WhatsApp.
Pero algunas personas
en Panamá que conocen a Fonseca dicen que los documentos filtrados no
concuerdan con la manera en la que él ha tratado de presentarse a sí mismo y su
papel en el país.
Entre los documentos
filtrados que obtuvo el Consorcio Internacional de Periodistas, aparece una cadena
de correos entre los socios principales de la firma en la que se dan cuenta de
que habían trabajado durante años con clientes iraníes que estaban incluidos en
una lista de sanciones que publicó el gobierno de Estados Unidos y Naciones
Unidas.
“¡Esto es peligroso!”,
escribió Mossack en un correo de septiembre de 2010 que le envió a Fonseca y a
otros miembros de la firma. “Una alerta debió haberse activado de inmediato”.
Mossack culpó a los
empleados de la oficina en Londres y escribió, “no están haciendo la auditoría
de manera minuciosa, (o quizá no la hacen en lo absoluto)”.
Los documentos
filtrados han agitado los sectores bancarios y legales de Panamá, los cimientos
de la economía del país, y dejaron fríos a los miembros de la clase
empresarial. El colegio de abogados del país ha salido en defensa de la firma,
pues dice que la información filtrada es parte de un ataque contra la
reputación del país.
El crecimiento de Mossack
Fonseca coincidió con el surgimiento de Panamá como un paraíso fiscal. El
flujo creciente del capital a través de fronteras durante los setenta y ochenta
creó un mercado para abogados y contadores capaces de proteger el dinero, y
Panamá se preparó para tomar ventaja.
Desde principios del
siglo XX, su papel como centro de intercambio y embarque –el puente que une al
continente y donde convergen el Océano Pacífico y el Mar Caribe– lo convirtió
en un candidato claro para la contabilidad offshore. Los barcos
internacionales ondeaban la bandera panameña para aprovechar su favorable estructura
fiscal, que, según algunos expertos, fue copiada casi directamente del estado
de Delaware.
“Como siempre ha sido
el centro del comercio internacional, encajó perfectamente con la financiación
exterior y la planificación fiscal en el extranjero”, dijo Victor Fleischer, un
profesor de San Diego State University. “No sé si se justifica o no, pero la
gente siempre ha considerado que Panamá es un lugar un poco turbio”.
La última resistencia
Panamá ha sido reacio a
seguir una iniciativa de transparencia mundial que la Organización para la
Cooperación y Desarrollo Económicos lanzó en 2009. Mientras que la mayoría de
los otros centros financieros internacionales, como las Islas Vírgenes Británicas,
las Islas Caimán y Singapur aceptaron la iniciativa rápidamente, Panamá se
contuvo.
“Panamá es la instancia
más importante que no colabora y sigue permitiendo que los fondos estén ocultos
y las autoridades judiciales o fiscales no puedan rastrearlos”, dijo José Ángel
Gurría, el secretario general del grupo en una declaración el lunes.
Pero varios expertos
fiscales señalaron que Panamá, con su negativa a cumplir con los estándares
internacionales de transparencia, está en buena compañía: Estados Unidos.
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