Uno de los caminos predilectos del discurso dominante para preservar sus privilegios es destacar la necesidad del diálogo y el consenso. Recomienda entonces la tolerancia y la convivencia democrática. Como ejercen y son el poder se trata de una relación asimétrica que busca adormecer el conflicto que puede afectar sus intereses. La idea de tolerancia para el establishment debilita las diferencias discursivas y enmascara las desigualdades.
sábado, 20 de noviembre de 2010
Ganancias y evasión
Uno de los caminos predilectos del discurso dominante para preservar sus privilegios es destacar la necesidad del diálogo y el consenso. Recomienda entonces la tolerancia y la convivencia democrática. Como ejercen y son el poder se trata de una relación asimétrica que busca adormecer el conflicto que puede afectar sus intereses. La idea de tolerancia para el establishment debilita las diferencias discursivas y enmascara las desigualdades.
viernes, 19 de noviembre de 2010
Los públicos desinformados y sumisos
Desde hace décadas, los académicos de la Universidad de Sonoma (California) vienen publicando, anualmente El Proyecto Censurado, un registro de los asuntos significativos (muy significativos, muchos de ellos) que la gran prensa norteamericana (impresa, radial, televisiva, digital) no difunde para los y las perceptores/as USA. ¿Resultado? Que el gran público estadounidense ni siquiera se entera de muchos sucesos internos y externos.
* Periodista.
miércoles, 17 de noviembre de 2010
La desigualdad del ingreso en América Latina
¿Por qué interesa a los investigadores sociales y en menor medida a los políticos el asunto de la desigualdad? Dejemos en claro que el PNUD también cuantifica y evalúa otros índices, como: el Índice de esperanza de vida al nacer ajustado por la desigualdad; el Índice de educación ajustado por la desigualdad; el Índice de ingresos ajustado por la desigualdad; y el Índice de Desarrollo Humano (IDH) ajustado por la desigualdad. Estos son estudios de muy reciente data que acaban de ser incorporados, por primera vez, al Informe Anual del PNUD.
Y para responder a la pregunta, leamos lo que afirma el economista argentino Julio C. Gambino, profesor de Economía Política en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario e integrante del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), entre otros meritorios cargos: “La economía estadounidense o europea muestran señales de crisis, con un crecimiento muy importante de la desigualdad. En la región latinoamericana, según la CEPAL, los impactos macroeconómicos de la crisis mundial fueron menores que en los países capitalistas desarrollados, sin embargo existe un incremento absoluto de la desigualdad. Lo que pretendemos señalar es que más allá de la crisis, lo que crece en el mundo es la desigualdad”.
Por supuesto que esta afirmación, muy respetable por ser la de un científico social, no toca a Venezuela, que ha mejorado en este aspecto varios escalones, al considerar que el promedio de 24 de los países de Latinoamérica y el Caribe promedian en el Coeficiente ajustado de ingresos de Gini 48,9, mientras que los países considerados más potentes de la región presentan los siguientes índices de desigualdad: Brasil 55,0; Chile 52,0; México 51,6 y Argentina 48,8. Otros países acusan desigualdades más acusadas que las de Venezuela, como: Colombia 58,5; Panamá, 54,9; Ecuador 54,4; Perú 50,5; Costa Rica 48,9 y Uruguay 47,1.
Estamos, sin embargo, muy lejos de los países considerados de DH muy alto. 16 de los países de Europa Occidental promedian el Índice de Ingresos de Gini en 29,1, al mismo tiempo que los cuatro países escandinavos: Noruega, Suecia, Finlandia y Dinamarca, promedian 25,6. Otros países, como: Japón con 24,9; República Checa con 25,8; Hungría 30,0; Polonia 34,9, estos tres pertenecientes a la extinta Unión Soviética, y República de Corea 31,6, figuran en posición destacada. Canadá, con 32,6, y EE.UU. con 40,8, son los mejor posicionados de nuestro continente. Por su parte, el Reino Unido con 36,0; Italia 36,0 y España 34,7, son los peor posicionados en Europa.
¿Qué le trajo al mundo la recién finalizada Cumbre del G20 reunida en Seúl la semana pasada? Según el mismo J. C. Gambito y otros analistas internaconales, lo que importan son la liberalización y la valorización transnacionales. En esa reunión parecen confirmarse estas modificaciones en las cuotas nacionales de poder mundial, donde lo esencial continúa siendo la dinámica de los capitales por asegurar la liberalización de la economía, el libre movimiento de los capitales según mande el mercado.
Veremos, en consecuencia, la recurrencia de las crisis en el mundo capitalista, con el consiguiente deterioro de la economía y la profundización de las desigualdades en todo el mundo.
Y es que lo que primero toman en cuenta es la movilidad transnacional del capital, lo cual asegura y viabiliza la acumulación del capital sin perjuicio de la pérdida de dinamismo de las potencias hegemónicas del capitalismo mundial, EEUU, Europa o Japón, y de la nueva potencialidad emergente de Brasil, Rusia, India o la China, los países llamados BRIC.
*Economista – Investigador.
lunes, 15 de noviembre de 2010
La imposible independencia de los grandes medios periodísticos comerciales
La pregunta sobre si son esos medios independientes es —desde hace rato— válida. Sin embargo, hay medios comerciales privados que persisten en llamarse independientes, aunque nunca dan cuenta de “independientes de qué o de quiénes”. Pero eso sí, son muy “exigentes en exigir” que los medios públicos sean independientes, en especial de los gobiernos que los financian y auspician; y hasta exigen que sean simples repetidoras de sus informaciones y opiniones.
El tema es pues muy actual y muy manido; pero, como dice la sentencia bíblica, “por sus obras los conoceréis”; y, desde hace rato, es público y notorio que los medios privados de la comunicación son en verdad independientes pero de los movimientos o gobiernos que proponen una actitud de cambios trascendentales o que afecten la sociedad de consumo (el neoliberalismo) Mientras, son cada vez más y más dependientes de sus dueños (por lo general, los poderosos empresarios privados o las grandes corporaciones) y de la inmensa torta publicitaria, que es lo que les permite vivir y enriquecerse; o por lo menos subsistir.
En realidad, esta actitud (que tampoco es nueva) tiene un larguísimo registro en nuestros países. La revolución cubana, desde hace medio siglo, ha sido la víctima preferida de esta “independencia” Desde hace una década, el gobierno “díscolo” de Hugo Chávez, en Venezuela; y, desde hace cinco, el “indio ese” de Evo Morales. Por si esto fuera poco, por ahí deambula, el “impertinente” de Daniel Ortega y, para no quedarse atrás, el “autócrata” de Rafael Correa, el presidente que de puro terco fue a meterse en la “boca del lobo” (los policías amotinados); y eso “no puede ser en un mandatario que se precie”.
Precisamente, los sucesos violentos del 30 de septiembre (el 30-S) permiten reiterar que la actitud de los medios masivos (ecuatorianos y extranjeros) es, cada vez, con más desfachatez, dependiente del sistema al que se pertenecen. Mientras son contemplativos y, sobre todo, “comprensivos”, con gobiernos cavernarios, que cometen toda clase de crímenes y atropellos (caso Uribe, en Colombia, Pinochet en Chile, la feroz dictadura militar argentina, etc.) no paran un día en eso que se ha denominado “la conspiración permanente” contra Venezuela y su revolución bolivariana; contra Bolivia y su estado plurinacional, contra Ecuador y su revolución ciudadana.
En palabras más directas, podríamos afirmar que, en nuestro continente americano (no norteamericano) las grandes redes comunicacionales (impresos, radiofónicos, televisivos y ahora digitales) son la vanguardia de la sociedad de consumo y están empeñados en una guerra permanente y sin cuartel contra todo movimiento político, social, mediático, ideológico, que pretenda irse contra el sistema impuesto (el neoliberalismo) o introducir cambios que les afecten, aunque estos sean epidérmicos o circunstanciales
Y que esta “guerra mediática” está muy engarzada con directrices y orientaciones que vienen de la SIP-CIA, de la USAID y la NED, el Coro y de los propios sectores locales, que sienten que sus privilegios están en riesgo o que tambalean sus “derechos” de poder real, en nuestros países.
A muchos de nosotros no nos quedó duda de que el 30-S (jueves 30 de septiembre/2010) se pretendió un golpe de estado contra el presidente Rafael Correa (elegido y reelegido en las urnas) El país fue testigo de que así fue; y el mundo exterior, especialmente América Latina, ese mismo día, repudió de mil maneras ese intento de ruptura constitucional. Sin embargo, la “gran prensa mediática” tanto al interior como al exterior del país, pretende hacernos creer que no hubo tal intento y que solo se trató de una reacción policial “fuera de tono” y que el “intemperante” fue el presidente Correa.
En este afán “se han distinguido” y por lo menos dan la cara unos cuantos asambleistas de la vieja derecha; en especial, uno (César Montúfar) que es algo así como el director de orquesta. Según Eva Golinger (abogada venezolana-estadounidense) este legislador más otro membrete (Fundamedios, de un tal César Ricaurte) más unos cuantos asambleistas que otrora cantaban y pregonaban su ultra izquierdismo (MPD, Pachakutik, PSP) son los actores visibles en el Ecuador de este objetivo, ya que los otros (banqueros, financistas, políticos fracasados y/o resentidos, militares y policías activos y pasivos) se mantienen, discretamente, tras bastidores, a la espera del siguiente episodio.
Para estos opositores fue y sigue siendo más preocupante un "ataque" a la libertad de expresión (de ellos), que el asediado gobierno haya decretado una cadena ininterrumpida y continua de radios y canales de televisión, que los hechos violentos que se dieron durante todo el 30-S No pocos periodistas y políticos estaríamos de acuerdo en que la queja-denuncia de los “mediáticos” tendría algún valor si los medios privados hubieran demostrado que durante la cadena ordenada por el gobierno se manipuló, se tergiversó o se mintió a los ecuatorianos y ecuatorianas. La cadena impidió —eso es verdad— que los golpistas sigan utilizando esos espacios para seguir azuzando el golpe de Estado en marcha, como comenzaron a hacerlo desde primeras horas de la mañana.
“Piensa mal y acertarás” dice un viejo proverbio latino; y, de acuerdo a sucesos similares que han ocurrido en nuestros países (Venezuela 2002, Bolivia 2008) los sucesos del 30-S permiten ver que en el continente latinoamericano hay una simbiosis de los sectores más retardatarios, en esos y otros sucesos. Por supuesto, quienes lo prohijan y financian, solo aparecen cuando el complot ha triunfado. Quienes pagan los platos rotos —si fracasan— son aquellos ingenuos que se lanzaron a esta aventura, seguros de que iban a tener todo el respaldo popular, armado y político.
De lo contrario, tendríamos que creer que, en un momento determinado, los policías (oficiales y tropa) se volvieron todos locos; y que el Presidente de la República (quien a la vez es el jefe constitucional y legal de los uniformados, armados o no) tiene que “pedirles permiso” a los golpistas, para ir a un cuartel insubordinado Mejor irse a la casa o “resistir en el intendo” como dijo y actuó el coronel Lucio Gutiérrez, cuando le faltó alas para escapar a Brasil, en busca de asilo (abril del 2005) Y según parece, fue este coronel y sus muchachos, los primeros actores (pero encubiertos) de este fallido intento
El “Plan A” desde luego, era el golpe de estado. Hay un relato de una paciente del hospital policial quien, muy temprano en la mañana de ese día (el 30-S) relata que, desde su ventana, que da a avenida Mariana de Jesús, advirtió la presencia de cámaras de televisión y periodistas que se disponían a “cubrir” sucesos especiales (el hospital está muy cerca del Regimiento Quito No 1) aún cuando nadie sabía lo que iba a suceder, horas después.
Hay otro relato que asegura que, antes de las 8 de la mañana de ese jueves, María Augusta Calle, la asambleista de Alianza País, recibió una llamada telefónica de una conocida suya, quien le aconsejó que no fuera a la Asamblea Nacional, porque la iban a matar. No hay que olvidar que esta legisladora, hace un par de años, cuando presidía la Comisión de Soberanía de la Asamblea Constituyente de Montecristi y se proponía denunciar la terminación del período para el cual (10 años) se le concedió al militarismo imperial el uso y abuso de la estratégica Base de Manta, se pretendió demostrar (a través de las prolíficas laptos de Raúl Reyes) que esta joven periodista de izquierda estaba “relacionada” con las FARC colombianas.
El contubernio de la gran prensa sipiana y continental con los sectores más retardatarios de nuestros países se dio en Mérida (México) con ocasión de la reunión de fin de año de la famosa y desacreditada SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) Oficiosos informadores ecuatorianos, “lograron” que este organismo advierta que en Ecuador, la libertad de expresión está en riesgo; y que el presidente Correa “ha redoblado” sus ataques a la “prensa libre” después del 30-S cuando ellos esperaban que, por lo menos, “baje el tono” en sus enlaces sabatinos.
Pero la SIP ya está plenamente identificada como “un gran sindicato patronal” de medios comunicacionales del continente; un organismo que fue organizado por la CIA directamente (a través de su oficial “encubierto” Jules Dubois) hará medio siglo atrás. Hace décadas, esta SIP protestaba también o “mostraba su preocupación” por el asesinato de periodistas o su persecución. Pero, desde hace unos de 30 años, que la SIP solo se preocupa de sus “miembros plenos” los grandes medios comunicacionales y de los “periodistas pelucones” que están a su servicio y mientras les sean útiles (cuando dejan de serlo, pues sencillamente les echan al canasto de la basura sin siquiera reconocerles una buena indemnización).
Por eso decimos y aseguramos que todo este aparataje, contrario a cualquier cambio (así sea epidérmico) es un concierto continental que viene del norte “salvaje y brutal” y que está siendo operado por sectores ultristas, cuya vanguardia es y seguirá siendo la “gran prensa sipiana”
Manuel Zelaya, de Honduras, fue la primera víctima de este complot. Tanto es así que para los sipianos reunidos en Mérica, no significa mayor preocupación el que ya el gobierno espúreo que crearon al apuro, lleve diez periodistas asesinados o desaparecidos. Tuvieron que incluirle a México, a regañadientes, pero endosándole la culpa al narcotráfico y sin tocar siquiera a EE.UU. el principal mercado de drogas en el mundo.
Desde luego, en la “lista negra” aparece una vez más Cuba, seguida por Venezuela. Atrás vamos Bolivia y Ecuador. ¿Quién será el próximo? Los golpistas ecuatorianos “auguran” que será Correa si sigue acusándolos y si no baja el tono. ¿Será?
* Periodista.
domingo, 14 de noviembre de 2010
El 17 de octubre de Cristina Fernández
La masiva movilización de despedida de Néstor Carlos Kirchner lejos de ser un homenaje a la muerte, fue una clara demostración de su vitalidad política. El desfile popular que saludó los restos en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos y la inmensa procesión que cubrió las calles, reconocieron y ratificaron las acciones de un dirigente que marcó una etapa trascendente de la nueva Argentina.
La movilización pública, de manera similar al 17 de octubre del año 1945, fue una ratificación de los rasgos centrales del modelo de país. En 1945 los argentinos revalidaron el modelo industrial iniciado en el año 1943 que dejó atrás el proyecto liberal oligárquico. En la despedida del 28 de octubre de 2010, el pueblo ratificó el proyecto productivo inaugurado en 2003, que echó por tierra al neoliberalismo financiero y ello se expresó en la participación de los trabadores de la Confederación General del Trabajo (CGT) o de las cooperativas.
Aquel 17 de octubre, las masas dejaron atrás el proyecto de la oligarquía reflejado en los dirigentes empresarios y en los partidos demoliberales. La movilización de este 28 de octubre repudió a la oligarquía y lo expresó claramente al denunciar a su figura emblemática: se pronunció un fuerte repudió al vicepresidente opositor, Julio Cleto Cobos, que es el símbolo de la traición política y de la resolución 125 –medida a la cual asestó el tiro de gracia y que suponía regular las retenciones a la agro exportación para derivar esos fondos a obras y servicios públicos-.
El pueblo en el año 1945 rechazó al imperialismo norteamericano encarnado en la figura del embajador Braden. Los participantes del homenaje a Kirchner reivindicaron las críticas de Néstor al FMI y su defensa a los programas populares latinoamericanos asediados por la CIA, como fueron los casos de Bolivia y Ecuador.
El 17 de octubre los trabajadores defendieron las leyes sociales, la baja de alquileres y el conjunto de las acciones de la Secretaria de Trabajo y Previsión. La última caravana humana que despidió al ex mandatario, se conformó de miles de trabajadores sindicalizados, de organizaciones sociales o de jubilados que reconocieron la importancia de la medidas como las 800 mil viviendas construidas por el Plan Federal, los 3,5 millones de subsidios de la asignación universal, la entrega de más de 2 millones de jubilaciones o las importantes reducciones alcanzadas en los índices de la pobreza, el desempleo y la indigencia.
Como en el año 1945, una parte importante de la sociedad ratificó el camino iniciado y está dispuesto a profundizar el modelo. Entre ellos, se encuentra un fragmento considerable de la juventud que reconoció en Néstor la posibilidad de volver a creer en la política, manifestando su admiración por las acciones antiimperialistas ejecutadas contra el ALCA o por aquellas ligadas al freno que se puso a los golpes de Estado en el continente.
La juventud, e importantes sectores de clase media, se identifican en la sanción de la Ley de Servicios Audiovisuales, en la política de Derechos Humanos, en la inversión histórica en ciencia y técnica, en la democratización de la televisación del deporte nacional o en la valiosa propuesta cultural del Sistema de Medios Públicos en canales como ENCUENTRO o en programas como 678.
El respaldo popular dado a Cristina permitió romper el bloqueo y la feroz campaña mediática contra el gobierno ejecutada por los monopolios. A partir de aquí, quedó demostrado que Néstor no era “tan malo” como estableció Clarín y que Cristina tenía mejor opinión pública que aquella supuesta condición de ser una “soberbia que compra carteras”.
La manifestación consiguió mejorar la performance electoral de cara al 2011 y pone a Cristina como candidata indiscutible del espacio del oficialismo. El homenaje permitió -al menos por ahora- disciplinar a algunos sectores díscolos del kirchnerismo que venían ejecutando acciones divisorias para ocupar candidaturas. En dicho cuadro, el gobierno dispone del apoyo explicito de la CGT que liga directamente su viabilidad histórica al modelo económico y político abierto en 2003. Si el proyecto triunfa crecerá la industria y a partir de allí, aumentarían los afiliados y el poder de los sindicatos. Caso distinto es la clase política y el Partido Justicialista, cuya dirigencia, en muchos casos y no en todos, apuesta a su juego propio a sabiendas de que no depende en el corto plazo del modelo.
El desafío que tiene que franquear el oficialismo va a ser el de garantizar la unidad política de un frente de gobierno que contiene a empresarios, a trabajadores, a sindicalistas, a gobernadores, a intendentes y a sectores medios. Dicha tarea implica promover nuevas figuras capaces de articular la heterogeneidad y de conducir el Partido y la política de alianzas para las internas simultaneas y obligatorias del año entrante. El triunfo electoral del 2011 y el correcto y necesario trasvasamiento generacional del proyecto, van a depender de la solidificación de la herramienta política.
Frente al espacio oficialista la oposición mediática va a jugar una guerra a todo o nada por la no aplicación de la Ley de Servicios Audiovisuales. Los grupos concentrados del campo se encuentran divididos, con buenos precios internacionales y con economía en crecimiento, cuestión que no permitiría repetir lo ocurrido en 2009. En este último año consiguieron convencer a la opinión pública de que fue la resolución 125 y no la crisis mundial o la sequía, las causantes de la recesión y de la caída de la actividad económica.
El capital financiero va a oponerse a la reforma de la legislación que impulsa el gobierno nacional por intermedio de Carlos Heller. Lo mismo va a ocurrir con el trascendente proyecto de distribuir ganancias de las grandes empresas –motorizado por la CGT-, que va a tener en los grupos concentrados un fuerte rechazo. La posibilidad de reformar la Carta Orgánica del Banco Central como viene proponiendo el oficialismo, va a correr igual suerte. En este cuadro, no deben descartarse que se repitan acciones desestabilizadoras al estilo del asesinado del militante Mariano Ferreira, del fomento de inflación o de la aplicación de operaciones psicológicas constantes desde los medios.
* El autor es sociólogo y director de posgrado de la Universidad Nacional de Lanús, columnista especial de APM.
viernes, 12 de noviembre de 2010
Un fantasma recorre los tribunales
No debe olvidarse, entre otras sensibles mejoras en la calidad democrática, que la actual integración de la Corte Suprema declaró oportunamente inconstitucionales los indultos y las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
Una de las primeras medidas que Néstor Kirchner impulsó en su gestión fue trastocar la Corte Suprema de la mayoría automática y renovar de manera drástica su composición. Ese cambio en la cabeza del Poder Judicial tuvo efectos inmediatos hacia toda la sociedad democrática. Un presidente que había nacido flojo de votos, que no pudo batir en segunda ronda electoral a quien le había ganado en primera vuelta, pretendidamente sin consenso, ni base social, en apariencia débil ante las corporaciones y los rupos de poder, produjo un hecho político de notables proporciones que, visto en la perspectiva que permiten los años, estaba ya indicando su sello transgresor y siempre inesperado.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
Néstor Kirchner: construyendo sueños
Uno de los signos del cambio que registraría el país con la llegada de Néstor Kirchner al gobierno lo advertimos en ese pequeño pero inolvidable gesto de aquel 25 de mayo de 2003 al tomar el bastón de mando con un juego de manos que rompía el acartonamiento ridículo de viejos protocolos.
Desde allí el ex presidente saldría a la calle para recorrer caminando las cuadras que separan el Congreso de la Casa Rosada, mezclado entre la gente, una marea incontenible que rompía el espejo congelado de diciembre del 2001.
Eran signos vitales todos ellos, incluso su frente golpeada por un fotógrafo, a su vez empujado por la marea, su cabello despeinado, ese parecerse a todos, lo que dio cuenta de que el hombre que llegaba del lejano sur, en un país enormemente extendido que no se conoce entre sí, venía para algo distinto.
Pocos recuerdan ahora ese “infierno” que encontraba y al que se refirió en su primer discurso: un país de llagas abiertas, una dictadura omnipresente, aunque se había ido en 1983, y otra, la globalizadora experiencia que fue un saqueo abierto a la nación. Y cuando decimos la nación estamos diciendo a un pueblo.
Nada quedaba en pie. El cierre de fábricas en Argentina durante los 90 se correspondía a la situación de un país que había vivido una guerra. Desmanteladas y vendidas al mejor postor las empresas del Estado, con el desempleo más grande en la historia del país, la pobreza e indigencia más desoladoras y la destrucción implacable de los mejores avances sociales.
El estallido de diciembre de 2001, que algunos políticos aprovecharon para atizar fuegos y sacar ventajas sobre las cenizas humeantes -lo que tanpoco hay que olvidar- dejaba un país derrumbado, donde grandes masas populares, la mayoría de desocupados “excluidos” -como les gusta llamarlos a algunos sociólogos- desterrados en su tierra, estaban en constante movimiento.
La protesta era intensa, aunque lamentablemente de lo que pudo surgir de la rebelión en el 2001, mucho se perdió por las miserias y mezquindades humanas que surgían de aquel individualismo feroz que se vendió como baratija durante la noche neoliberal. Esto también horadó a sectores de una izquierda, que aún no se había reorganizado en la medida en que la dictadura militar no sólo dejó 30 mil desaparecidos y otras consecuencias gravísimas, sino también rompió con la continuidad histórica.
Era difícil encontrar el camino, que bien hubiera trazado la dirigencia política, los delegados gremiales, estudiantiles, perdidos en la noche y niebla de las desapariciones forzadas.
Los signos hacia el interior del país fueron muchos. Pero las presencias internacionales como la de los presidentes de Cuba, Fidel Castro y Venezuela, Hugo Chávez y otros, así como las delegaciones que llegaron, de alguna manera, y en otra magnitud, recordaron aquella primavera breve de 1973 cuando se bailaba en la plaza de Mayo, porque había llegado Héctor Cámpora al gobierno después de años de proscripción partidaria y persecución al peronismo, todo lo cuál muchos olvidan.
Y por cierto aún no se escribió la historia de la infamia de los que abrevaron de esa proscripción para sus propios intereses sin enfrentarse a los poderes de turno para que se hiciera justicia en este caso.
El discurso de Kirchner fue muy claro. Habló de salir del infierno. Y muchos no lo creyeron. Sobre lo que dijo hizo muchísimo más. A veces he escuchado políticos y sociólogos fuertes críticos del gobierno, que dicen: “reconocemos lo que hizo en derechos humanos, en cambios en la Corte, en algunos pasos sociales, en abandonar las relaciones carnales con Washington, su posición de integración con América Latina, y “algunos ” pasos económicos, pero… Y ahí viene la retahíla de unos y otros.
Unos desde consignas vacías y otros desde planteos teóricos en los que han abandonado toda mirada estratégica sobre el momento que vive el país y América Latina.
Por cierto aquellos que “reconocen” lo realizado por Kirchner con el “pero” posterior, no explican que en cada uno de esos pasos que daba tocaba el corazón oscuro del poder económico- político, más concentrado y brutal de la historia, el poder militar y policial y el poder mediático, que es el que se transformaría en el primer partido opositor del país.
Después de los tiempos de los primeros gobiernos de Juan Domingo Perón (1946-1955) y de la despiadada e inmoral furia contra Eva Perón, no se ha visto en el país una reacción tan brutal de los medios de comunicación masivas -simples apéndices hoy de un poder dictatorial mundial- como lo sucedido desde que Kirchner comenzó a tomar sus medidas más profundas.
De lo que la derecha haya hecho y siga haciendo para destituir a ese gobierno (2003-2007) y a la actual administración de Cristina Fernández de Kirchner nadie puede sorprenderse. Lo que sorprende es la decadencia de alguna llamada izquierda que se jactó de oposición crítica, para convertirse en el ala “izquierdista” de la derecha más burda y pobre ideológicamente de nuestra historia.
El legado de Kirchner es vasto. La reinstalación del debate político en un país acostumbrado a la guerra de los escorpiones, es sin duda lo que en estos momentos ha permitido el retorno de miles y miles de jóvenes a la política. Pero también derrotar a la corporación mediática, como sucedió con lo acontecido alrededor de la muerte del ex presidente. Allí quedaron al desnudo los mercenarismos encubiertos como “tarea periodística” las hipocresías, las falsificaciones ideológicas y hasta de algunas aparentes luchas gremiales sociales.
Para América Latina, la muerte del ex mandatario elegido en agosto de 2010, por unanimidad, por los presidentes de la región como secretario general de la Unión de las Naciones Suramericanas (UNASUR) es una pérdida evidente. Su trabajo en varias circunstancias, como el intento de lograr un intercambio humanitario que abriera la posibilidad de una paz verdadera y no de cementerios en Colombia, fue sin duda una muestra de su capacidad de acción y negociación y del interés profundo de integrar definitivamente a Argentina a esta América Latina, a la que pertenece.
Algunos nostálgicos dictatoriales deben recordar que fue esa América la que se puso de pie para defender el derecho de este país a recuperar las islas Malvinas, durante la llamada Guerra del Atlántico Sur (1982).
La muerte de Kirchner se produjo poco tiempo después de que por una reacción inmediata de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y del propio ex presidente en horas, se reunieran los mandatarios de Unasur para hacer muralla contra el intento de golpe de Estado en Ecuador (30-11-10) cuya matriz hay que estudiar a fondo para entender que entre los nuevos protagonistas de la oligarquía y el militarismo a su servicio, también estas nuevas creaciones de “izquierdas” aparentemente opositoras críticas a ese gobierno. Y la capacidad de infiltración de la inteligencia de EE.UU en movimientos sociales con historias respetables en el pasado como ha sucedido con un sector del movimiento indígena.
También Cristina y Néstor estuvieron en la primera fila para impedir el golpe contra el presidente Evo Morales de Bolivia en septiembre de 2008 y para decir “no aceptamos” el golpe de Honduras en junio de 2009, ni su continuidad encubierta. Se mantuvieron firmes para rechazar los intentos mediáticos y otros de guerras sicológicas, para separar a Argentina de Venezuela o de Brasil, un sueño que ha comenzado a ser eterno para el poder mundial, que no acepta que América Latina se haya convertido en el continente de la resistencia. Especialmente hoy ante el triste espectáculo de ver a la orgullosa Europa arrodillarse ante los mandatos del FMI cuando ya este ha sucumbido en el mundo y el centro del capitalismo mundial hace aguas por todas partes.
Por eso persiguieron despiadadamente a Kirchner y a su esposa, la actual presidenta. Basta leer los vergonzosos artículos de alguna prensa europea.
El discurso de Kirchner en la Cumbre de las Américas en Mar del Plata en noviembre de 2005 ya está escrito en la historia del mundo, para mostrar como un grupo de países, mediante la voz firme del presidente anfitrión en este caso, decía que “no” nada menos que al proyecto más brutal de recolonización y recuperación de una región como fue el Area para el Libre Comercio de las Américas, que planeó Washington.
Y el “chau” FMI que muchos no quisieron comprender, aunque saben perfectamente bien, que el no pago de la deuda externa, expoliadora de nuestros pueblos y el recurso clave para hacernos altamente dependientes, sólo es posible con una alta cohesión interna en torno a las consecuencias. Como periodista he conocido o vivido en tres países bajo bloqueo: el más duro y largo de la historia en Cuba, donde la resistencia es heroica y el que se impuso a Nicaragua en los años 80 y a Panamá antes de la invasión del 20 de diciembre de 1989.
La muerte de Kirchner nos puso frente al espejo de la realidad y obliga a una introspección a la izquierda toda a mirarse en las profundidades. A preguntarse hasta cuando se utilizará la teoría vaciada por un consignismo anti- histórico o cuál será el momento para asumir la necesidad de dejar de recitar versículos como salmos abstractos y a utilizar la dialéctica, que es la esencia del marxismo vivo, no muerto. Sin dejar nunca de lado los principios esenciales.
Nada de lo que hizo Kirchner fueron sólo actos simbólicos. Si no, miren las páginas de los conspiradores de siempre demonizándolo o los pichones de los dictadores de turno llamando al golpe, frotándose las manos sin entender que hay muertos que para los pueblos son un motor que se agiganta cada día.
Los recuerdos de la vida que dejó Kirchner detrás son como la lava del volcán. Más allá de los errores lógicos que se pueden cometer cuando se está construyendo en caminos tan erizados.
No se equivoquen. Los que salieron a las calles, le dieron la razón a la idea base que inspiró la transversalidad al ex presidente. Fue una masa trasversal, organizada o anónima que se lanzó a la plaza. Fue el retorno del mejor peronismo lo que vimos aparecer desde debajo de las piedras.
El acto fue multitudinario y tan sorprendente que los medios de incomunicación del poder económico extranjerizante no pudieron encubrir. Hay un antes y un después del 2003. Analicemos lo que significan los juicios contra los dictadores-únicos en el mundo- para destruir los hilos de baba de la impunidad. Hay un antes y un después del 27 de octubre de 2010. Pero requiere el sostén de todos, entre ellos un cuidadoso, inteligente y coherente accionar de sus seguidores, abriendo caminos.
También se requerirá de la crítica constructiva, no la que destruye compulsivamente, para saltar al vacío. O lo que es peor la que no se diferencia del discurso de los verdaderos demonios de un poder criminal.
En 2005, durante una entrevista que le hice al presidente Hugo Chávez, me dijo que Néstor Kirchner desde un principio lo acompañó en su proyecto latinoamericano y bolivariano. “No lo quiero decir públicamente porque sus enemigos lo van a usar contra él”, dijo entonces. Ahora Chávez ya pudo decirlo públicamente.
La presencia de los presidentes latinoamericanos de todo signo en el velatorio de los restos de Kirchner fue otro golpe para la corporación mediática, que está alineando fuerzas para golpear al gobierno de Cristina Fernández.
No parecen entender lo que sucedió cuando repentinamente miles de silenciados por sus chantajes mediáticos pudieron dar rienda suelta a su bronca y su dolor. Se ha perdido el miedo, sembrado cuidadosamente día tras días. La continuidad de este gobierno se refleja en la profundización que significaron las recuperaciones de empresas entrañables del Estado, de los fondos de pensiones, que se han convertido en una estafa trágica en otros países, la asignación universal por hijos -que se une a aquellas jubilaciones históricas que adjudicó Kirchner a millones de personas que quedaban a la deriva- así como en la serie de cambios muy importantes también en los social, cultural y educativo que se van dando desde la nada en que habíamos quedado.
Y esa Ley de Medios, que democratiza verdaderamente la información y la igualdad de la palabra y la voz para un pueblo, conforman otros capítulos de la historia, que sólo se puede escribir desde una compacta unidad nacional, respaldados por una unidad continental en tiempos en que nos amenazan con bases, flotas, Fundaciones, guerra sicológicas y el retorno golpista con otros elementos. Falta mucho por hacer. Y hay otros aspectos que se analizan como dignos de críticas, pero en todo caso hay caminos para ese disenso, que es importante, para evitar riesgos futuros.
El desafío es intenso, la demanda nada menos es asegurar la independencia futura. Eso sin dejar de exigir, demandar, advertir responsablemente. Algo que conocía muy bien el hombre que llegó desde el sur y al que le gustaba repetir “nunca más” para que en realidad nunca más fuera.
martes, 9 de noviembre de 2010
EL INFIERNO ES POCO
- El amor vence - Por José Pablo Feinmann - http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-156580-2010-11-09.html
Hizo pintar –en paredes de Mar del Plata, por ejemplo– leyendas de un cinismo memorable: Ganar la paz, decía una. La otra era peor: El amor vence. Galimberti, que lo conocía bien, decía: “Cuando Massera quiere hablar con alguien, lo secuestra”. Desde la picana pensaba llegar al poder absoluto. Tenía pinta y sonrisa como para imaginarse un nuevo Perón. Era un megalómano delirante. Durante el Juicio a las Juntas, desafiante, dijo a la audiencia, a los jueces, a los periodistas, a todos: “A ustedes les queda la crónica, a mí la Historia”. Tenía razón. Por desgracia, Massera pertenece a la historia de nuestro país, a su historia más profunda, a su lógica más perversa. Y más todavía. Pertenece, Massera, al gran Museo de Horrores de la Humanidad. Como el genocidio argentino, del que fue uno de sus más señalados protagonistas.
En Los hundidos y los salvados, Primo Levi marca a los asesinos de este país como imitadores de los criminales alemanes. Dice: “Sus imitadores en Argentina y Chile”. Eso fueron Massera y todos los restantes capitostes de la masacre: imitadores de Himmler, de Goering, de Hess, de Eichmann. Tenía razón Massera esa tarde ante el tribunal que lo juzgaba: no tanto en el primer sentido de su afirmación (“A ustedes les queda la crónica”), pero sí en el segundo: “A mí la Historia”. Sí, le queda la Historia. Ingresó, con pleno derecho, a la historias de las grandes masacres del siglo XX. Y del lado de los masacradores.
Pero hay algo más en el Almirante: a la masacre le añade la crueldad. La ESMA –de la que era jefe absoluto, amo y señor de la vida y de la muerte–- era un campo de concentración y exterminio. Pero, al ser un campo de recabamiento de información, era un campo de torturas. La tortura le fue más esencial a la ESMA que a Auschwitz. El detenido que ingresaba en Auschwitz, el que cruzaba ese portón en que había un cartel que decía El trabajo os hará libres, iba, sin duda, a morir, tarde o temprano habría de morir, pero muchos no fueron torturados, porque Auschwitz no era un centro de acumulación de información. La información, su búsqueda, su urgente necesidad de posesión para atrapar a los otros, a los ligados al detenido antes de que pudieran escapar, era propia de la ESMA. La ESMA era, en primera instancia, un centro de búsqueda de información, es decir, un centro de torturas. Además, la tortura era parte de un esquema prefijado que se proponía quebrar al detenido. Y era tan terrible que muchos, luego de pasar por ella, preferían morir antes que volver. Fue, como Drácula, un empalador. Llenó de cadáveres el Río de la Plata. Gritó (junto a Videla y Agosti y todos los enfervorizados hinchas que desbordaban el estadio de River Plate) los goles de la Selección Argentina, los goles de Kempes, el matador. Con cada gol argentino, más poder para Massera. Más poder para que secuestrara, torturara, violara, prohibiera, le dijera al mundo que éste era el país de las maravillas y que, aquí, se vivía en medio de la alegría y el respeto por los derechos humanos.
Que ahora se muera no sirve para nada. Todos, alguna vez, nos vamos a morir. Massera ya hizo en nuestra historia todo el daño que podía hacer. Lo pidió un pueblo que quería orden y él le dio ese orden. Una de las primeras publicidades televisivas de la Junta decía: Orden, orden, orden, cuando hay orden el país se construye de arriba abajo. En esa búsqueda de orden, siempre exigida por los argentinos, hay que encontrar la explicación de la existencia de monstruos como Massera. Si alguien, hoy, le desea el Infierno, se equivoca. Si Massera va al Infierno lo van a recibir como a un héroe. Al cabo, él es uno de sus creadores. El creador de una de las figuras más perfectas del Infierno, la ESMA. ¿Podríamos entonces desearle el Cielo, ese lugar donde un Dios justo le señalaría sus culpas? Ocurre, sin embargo, que el Cielo y ese Dios justo no existen. ¿Cómo habrían de existir si existió Massera?
domingo, 7 de noviembre de 2010
Kirchner se ganó un lugar en la historia
Gabriel Fernández - http://www.eleslabon.org.ar/noticias_desarrollo.shtml?x=61766
Néstor Kirchner ha liderado un proceso nacional popular equivalente al disparado por Juan Domingo Perón entre 1945 y 1955. Si los contenidos resultan semejantes (y exitosos) las situaciones que los impulsaron no aparecen tan diferentes cuando se comprende que la vida colectiva se configura en trazo grueso.
Pues si la primera década infame eclosionó en 1945, la segunda lo hizo en el 2001. Esto es: el pueblo movilizado quebró en ambos casos la cerviz del régimen conservador e impuso un despliegue nacional popular profundo, atravesado por la justicia social.En los dos esquemas, la tendencia inclusiva, con rasgos reparadores, campeó. Esto se debe al criterio orientador la política económica a través de la preeminencia de la política y de la intervención del Estado. También, a la persistencia de una actividad privada lerda para producir, vivaracha para recaudar, pero sobre todo dinamizada por el camino general.Como no resaltar, cual vertebración, el espíritu latinoamericanista de ambas gestiones. El impulso del ABC ideado por Perón emerge a través de las décadas: resultó plasmado en el Unasur, versión potente y actual de aquella concepción.También se observa continuidad en los cuestionamientos. Junto a los argumentos más conocidos (patotas, corrupción, autoritarismo) se desplazan otros con cierta complejidad (maquillaje, doble discurso, deshonestidad intelectual). En conjunto, un clásico de la cultura antiperonista.Un puñado de distancias importantes objetan el planteo: mientras las masas de los 40 solicitaban carta de ciudadanía ante la expansión de la industria a través de la sustitución de importaciones, las de los 90 requerían empleo, atosigadas por la debacle neoliberal.Esto llevó al gobierno peronista a dinamizar pero sobre todo a ordenar con sentido social la economía; en tanto, el kirchnerismo tuvo que forzar el despegue asentándose en el equilibrio de precios internos y externos, en el empleo de la renta agropecuaria para sostener las finanzas públicas, y en la reasignación de recursos, entonces si, con sentido social.Los dos casos (uno con sesgo directamente industrial, el otro con dinámica asistida para llegar a ese fin) dieron cuenta de la rápida y gigantesca capacidad de recuperación del pueblo y el aparato productivo nacionales. Perón y Kirchner supieron comandar un gran país en momentos distintos pero hilvanados. Lo hicieron con estilo propio y con una creatividad asombrosa. No se ataron a recetas y triunfaron. Las personas de estas tierras los recordarán. La comparación no es vana para el lector atento: Néstor se ganó ese lugar.
sábado, 6 de noviembre de 2010
ESE HOMBRE
El método de mi viejo para convertirme en un peronista precoz era tan simple como efectivo: cada vez que viajábamos en el auto, él me iba marcando los testimonios más importantes de la obra pública que había sido construida durante el período clásico de la etapa peronista. Para completarla, cada vez que pasábamos por alguno de aquellos monumentos históricos moldeados en hormigón, la remataba con un "y está así desde aquella época eh. Nadie le puso un ladrillo encima siquiera".
Y claro, la victoria documental del peronismo por sobre los gobiernos (radicales o militares) que le habían sucedido, era apabullante. Ni siquiera la efímera experiencia setentista podía hacerle sombra a aquel proyecto de país que mi papá había conocido cuando apenas tenía la edad que yo tenía cuando él me mostraba estas cosas.
Lo más maravilloso (y esto pude comprenderlo recién con el paso del tiempo) es que mi viejo no había sido un beneficiario directo de las políticas del primer peronismo. Sí mi madre, pero él no. La casa de mis abuelos paternos era el típico hogar de clase media con aspiraciones, donde siempre te contaban que "nunca había faltado nada". Los frutos que daba la inmobiliaria de mi abuelo, hicieron que sus dos hijos (mi papá y mi tía) crecieran sanos y felices, y que mi abuela no haya tenido la necesidad de trabajar nunca en su vida (cumplía con algunas tareas de ama de casa).
Para colmo, mi abuelo era dirigente de la Unión Cívica Radical, y llegó a ser Concejal durante dos períodos, siempre en el frondizismo.
Por eso pienso que mi papá tuvo cierta abstracción, como para poder valorar a la obra de gobierno del primer peronismo, en toda su dimensión. No se trató, en absoluto, de un berretín para sacarle canas verdes a su padre. Al contrario: mi papá admiraba profundamente al suyo. La cuestión del peronismo tenía que ver con una ecuación muy sencilla: a mi papá le gustaba vivir bien, pero además quería que todo el mundo viviera de esa manera.
Nunca escuché de boca de mi viejo, anécdotas del tipo “gracias a Perón en mi casa tal cosa”. Sí, en cambio, de boca de mamá. Pero mi viejo me marcaba otras cosas, y aquí es adonde vuelvo a las anécdotas arriba del auto, cuando mi papá, mientras manejaba, me iba señalando las marcas indelebles que fue dejando el peronismo en el espacio público urbano: el Viaducto y el Hospital Presidente Perón en Sarandí; el Evita de Lanús; los Bosques de Ezeiza y el Hogar Escuela Eva Perón; la Universidad Obrera Nacional (luego UTN); la autopista Ricchieri, y así podríamos seguir enumerando los sitios a través de cuales el peronismo dejó su huella.
Nótese que me dediqué a mencionar sitios ubicados en el conurbano, en especial de la zona sur. Ese ideario de obra pública se ha extendido, no sólo hacia todo Gran Buenos Aires, sino que recorrió todo el país.
Pero volviendo al conurbano, también hay que decir que durante mucho tiempo, esa visión de administrar un territorio fue directamente olvidada o, en el mejor de los casos, distorsionada, como lo fue la experiencia del Fondo de Reparación Histórica del Conurbano Bonaerense instrumentado en la década del noventa: un despilfarro de 600 millones de dólares mensuales que sirvió para maquillar el atraso gubernamental de todos los gobiernos que habían precedido al menem-duhaldismo.
Hubo que esperar casi sesenta años para que un nuevo Gobierno Nacional entendiera nuevamente al conurbano como una “cuestión nacional”, es decir, una construcción histórica muy compleja, nacida del éxodo interno que se produjo en nuestro país desde la década del treinta en adelante.
Néstor Kirchner fue el único hombre, en varias décadas, que tuvo la decisión de terminar con años de olvido en torno de “la cuestión conurbana”, introduciendo un cambio en la matriz administrativa que terminó con la lógica que hasta entonces delineaba la política municipal en el Gran Buenos Aires: los llamados “Municipios ABL”.
Un Municipio “ABL” era aquella unidad de gestión que únicamente se encargaba de recaudar las tasas de Alumbrado, Barrido y Limpieza para poder, con esas migajas, subsistir administrativamente pagando los sueldos de los empleados y realizando alguna que otra obra pública de baja intensidad, como bacheo, desagües y/o algún que otro parque. En el medio, se esperaba que a los gobiernos de Nación y Provincia se les ocurriera llevar adelante alguna obra de envergadura, ya sea un hospital, una escuela, o algo similar.
El kirchnerismo terminó definitivamente con “los Municipios ABL”. En algunos casos por conveniencia, en otros por convicción, Néstor Kirchner trabó una serie de acuerdos políticos con los Intendentes, que a su vez se convirtieron en brazos ejecutores de las políticas públicas nacionales. Hoy, cuando uno pasea por el conurbano con sus hijas, no tiene que andar aclarando quién es el responsable de esa transformación.
Este tipo de decisiones, son las que les cambian la vida a las personas, porque repercuten en el día a día. Acá no hay cháchara posible y Néstor Kirchner ya está instalado en la memoria colectiva de la mayoría de los habitantes del Gran Buenos Aires como el hombre que quiso y pudo.
Por eso estas líneas, por eso estas lágrimas.
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