jueves, 13 de mayo de 2010

Movimientos indígenas y sociales en el vértice político latinoamericano

Por Isabel Rauber. - http://redaccionrosario.com/noticias/?q=node/8327

Los movimientos sociales con los movimientos indígenas, desde Chiapas hasta Bolivia, articulados con los campesinos, los piqueteros y las piqueteras, los trabajadores y trabajadoras, los movimientos barriales, de niñez, juventud y tercera edad se han erigido en protagonistas medulares de las resistencias y las luchas sociales, políticas, ideológicas y culturales radicalmente cuestionadoras de la irracionalidad destructiva del capitalismo. Son las claves de una nueva civilización.

Lejos de viejas prácticas y creencias de las izquierdas partidarias que veían en lo social-reivindicativo un freno o impedimento para la acción política, identificando las raíces sociales de las problemáticas sectoriales, ellos las han rearticulado –conteniéndolas–, en una dimensión de cuestionamiento integral del sistema social, esto es, adentrándose en la dimensión política de la acción socio-reivindicativa, provocando con ello, un crecimiento de la conciencia colectiva.

Consiguientemente, con sus luchas han replanteado la acción política y sus actores, recolocando a la política en el eje articulador-vertebrador del quehacer socio-transformador de los actores sociopolíticos estructurados en movimientos. Esto evidencia, una vez más, sus condiciones, capacidades y potencialidades políticas revolucionarias, particularmente patentizadas en la “Cumbre” por la Tierra, recientemente celebrada en Cochabamba.

Sobresale la trascendencia estratégica revolucionaria de su accionar, de sus propuestas y sus miradas. De allí emergen rasgos que avanzan lo nuevo y –sobre esa base– van configurando nuevos paradigmas para la construcción de la nueva civilización, superadora de la actual marcada por el capitalismo y las exigencias decadentes de su mercado. La madurez alcanzada por los movimientos en años de resistencias, y luchas sociales, incrementada por aquellos que ahora están encabezando gobiernos, profundizando procesos populares colectivos de disputa con el poder del capital y de construcción de poder propio desde abajo. Todo ello ha ido configurando claves políticas indispensables de tener en cuanta a la hora de pensar-construir los proyectos alternativos en la actualidad.

Entre ellas:

- La claridad de colocar como eje articulador de las luchas y pensamientos, la lucha por la vida. Tienen en claro que, en su estado actual, la continuidad de la lógica de producción y acumulación del capital amenaza a toda la humanidad. Y esta amenaza se resume y expresa en la contradicción antagónica vida–muerte. Esta caracteriza el problema fundamental del tiempo actual, y resume y articula, además, nuevas contradicciones sociales.

- El llamado a adoptar-construir colectivamente una nueva cosmovisión, basada en la interrelación –armónica y equilibrada– entre humanidad y naturaleza, situación que supone, a la vez, una nueva comprensión de los modos de ser humanos.

La sobrevivencia humana es inseparable de la de la naturaleza. Es ella –y no la economía–, la que ocupa en esta concepción la órbita central articuladora de un nuevo modo de construcción y organización del metabolismo social, económico, político, cultural, conjugadamente con la práctica universal de una nueva ética de convivencia humana en su reencuentro con la naturaleza.

Esto remueve desde abajo, desde la raíz, la concepción del mundo predominante hasta la actualidad y, consiguientemente, el sentido, las características, las tareas y los caminos del cambio social, sus perspectivas y objetivos a alcanzar. No por casualidad los movimientos indígenas y sociales han organizado la Cumbre por la defensa de la madre tierra, buscando concertar voluntades para construir mundialmente soluciones inmediatas y alternativas sostenibles a los dramas de la devastación de la naturaleza y el consiguiente desequilibrio ecológico y la aceleración de los cambios climáticos.

- La convocatoria a avanzar hacia la construcción de una nueva civilización re-humanizada.

Las experiencias de resistencia y lucha de los movimientos sociales, de los movimientos indígenas originarios resultan cuestionadores-superadores de los paradigmas hasta hace poco vigentes en lo inherente a la transformación del mundo. Hoy está claro que los paradigmas predominantes de la cultura y los modos de vida nacidos y desarrollados bajo la hegemonía de la civilización capitalista (occidental) están en crisis de inviabilidad, y esto comprende también a los paradigmas emancipatorios socialistas del siglo XX, [en]marcados de un modo u otro por la lógica de ese capitalismo, compitiendo con él en aras –supuestamente– de superarlo, demostrando su superioridad.

Reflexionar crítica y autocríticamente sobre aquellas experiencias emancipatorias resulta parte del quehacer actual del pensamiento y la práctica de los movimientos.

En la búsqueda de alternativas, se va esclareciendo que no basta con criticar al capitalismo, que no basta con reconocer los errores del socialismo, ni con ser crítico y autocrítico. Es indispensable, además de ello, superar las lógicas de funcionamiento del metabolismo social en uno y otro caso, construyendo lógicas superadoras, removedoras del caduco metabolismo social.

- En este sentido, un gran aporte de los movimientos –evidenciado en la reciente Cumbre de Cochabamba–, es identificar como parte de las nuevas lógicas estructuradoras de un nuevo metabolismo social, en primer lugar, la necesaria unidad y armonía del modo de producción y reproducción sociales con la supervivencia de la naturaleza.

Es vital construir un modo de producción y reproducción de la vida social que -a la vez- lo sea también para la vida de la naturaleza. Humanidad y planeta corremos la misma suerte, somos uno.

El modo de producción-reproducción-acumulación capitalista debe ser superado integral y radicalmente (desde la raíz, desde abajo). En el mismo sentido y con la misma lógica, simultáneamente, hay que ir construyendo una nueva racionalidad que se exprese en otro/s modo/s de producción, reproducción (sociedad-naturaleza), distribución, apropiación, acumulación e interrelaciones humanas colectivas e individuales fundamentado/s en la solidaridad, la justicia, equidad, articulación, cooperación y perdurable paz mundial

Comprender esto y buscar nuevos caminos para hacerlo realidad es parte de los fundamentos de la nueva civilización, capaz de ir más allá del capitalismo y construirse en código vida, es decir, respetando, promoviendo y cuidando la armonía sociedad-naturaleza. Y ello late en las propuestas y prácticas revolucionarias actuales embanderadas por los pueblos indígenas originarios, particularmente en Bolivia, con el liderazgo de Evo Morales Ayma.

Este planteamiento estratégico, articula los actuales procesos de luchas sociales con las propuestas de cambios radicales en las sociedades y –de conjunto– en el sistema–mundo, abriendo caminos para avanzar “más allá del capital” [Mészáros]. Esto implica asumir el desafío histórico de construir una nueva civilización, basada en una nueva cosmovisión que busque la armonía, intercambio y complementación entre los seres humanos, consigo mismos y con la naturaleza, como pilar de tránsito y búsqueda de un nuevo modo de producción, reproducción y acumulación sociales, en equilibro con la naturaleza.

Construir una nueva civilización, significa, por tanto, fundar y construir un nuevo modo de vida. Esta es la base para hacer realidad el anhelado (y posible) “otro mundo mejor”.

- Superar el insaciable afán consumista de bienestar y progreso del capitalismo por la concepción del Vivir Bien o Bien Vivir, síntesis del modo de vida al que se aspira.

Vivir bien significa “vivir bien entre nosotros”, en una convivencia comunitaria con interculturalidad y sin asimetrías de poder. “No se puede Vivir Bien si los demás viven mal”, sostiene Evo Morales en sus conversaciones con la población. Se trata de vivir como parte de la comunidad, con protección de ella, en armonía con la naturaleza, es decir, de “vivir en equilibrio con lo que nos rodea”. También entre los seres humanos.

- Articular, poner en sintonía, desarrollo y democracia: El Vivir Bien se corresponde con una concepción integral que articula desarrollo y democratización, donde el desarrollo y la democracia tienen la misma importancia. En esto se fundamentan las sabias propuestas civilizatorias contenidas en la revolución democrático-cultural que se lleva adelante en Bolivia hoy.

Sus logros constituyen un caudal cultural que alimenta la utopía y constituye, a la vez, un soporte ético e ideológico para los procesos de búsqueda y construcción de una civilización re-humanizada, basada en un sistema social raizalmente democrático, equitativo, humanista, liberador y superador de la destructiva hegemonía económica, social, cultural e ideológica del capital.

- Asumir la centralidad de la lucha cultural, como camino y medio para la construcción de ese otro mundo anhelado y posible, que supone la construcción del poder popular desde abajo.

Esto es así, en primer lugar, porque construir poder popular, superador del capitalismo y sus lógicas de funcionamiento, es, en primer lugar, construir conciencia y organización, para –sobre esa base–, los sujetos conscientes, puedan desplegar su creatividad socio-transformadora y fortalecer su voluntad para llevarla adelante.

- Abrir cauces a la interculturalidad. Pensar colectivamente las alternativas requiere nutrirse de diferentes saberes y cosmovisiones. Y esto hace imprescindible que todos y todas dejemos de lado viejos prejuicios discriminatorios y jerárquicos, también en lo cultural, para reconocer(nos) y aceptar(nos) en la diversidad, entendiéndola como fuente enriquecedora de capacidades colectivas para conocer, saber y poder actuar. Esto supone también, desterrar el pensamiento único de cualquier signo ideológico.

Se trata de buscar caminos y modalidades de reconocimiento y convivencias interculturales, nutriéndonos de todas las subjetividades y construyendo el pensamiento revolucionario indolatinoamericano actual, propio de cada pueblo, intercultural, descolonizado y abierto a la creación colectiva permanente de los pueblos.

- La interculturalidad liberadora supone la descolonización del modo de vida y de pensamiento, es decir, de la interrelación entre Estado, sociedad y ciudadanía, fundando (construyendo) un nuevo tipo de interrelación, es decir, un nuevo tipo de Estado, de sociedad, de ciudadanía. Y ello solo es posible construyendo relaciones horizontales (de equidad) entre todos los habitantes de un país, independientemente de la comunidad a la que pertenezcan.

Por ello, en nuestras tierras, la constitución de la Nación es parte inseparable del proceso de liberación/reparación de los daños de la conquista y colonización y su legado de exclusión social, política, jurídica, económica y cultural, junto a la lucha por la igualdad y la justicia.

Los actuales procesos de liberación que se desarrollan en el continente, con protagonismo marcado y creciente de los movimientos indígenas y sociales demuestran que no solo es posible sino vital la construcción/constitución en cada país, de un Estado descolonizado, intercultural y plurinacional. Este resulta, en principio, un ideal/objetivo que, cual brújula sociopolítica, orienta y abona el camino hacia un socialismo renovado desde abajo, sin colonialismo interno ni externo. El proceso boliviano actual, heroicamente creado y construido por sus pueblos desde abajo, constituye la primer y más grande muestra de esto.

- Replantearse la unidad sobre nuevas bases: no como unicidad ni homogenización de todo pensamiento y opción, ni basada en la lógica del “ordeno y mando”. Se trata de una unidad formada en base a la complementariedad y la articulación de los y las diferentes para enriquecer lo colectivo, erigido en verdad histórica. Esto supone reconocer la incompletitud de cada uno, en lo individual y en lo sectorial, y consiguientemente, ver en las diferencias, en el otro y en la otra, la posibilidad de completitud, desarrollando variados procesos de articulación de diferencias basadas en el reconocimiento de las virtudes de lo diferente.

Esto es a la vez que parte de las nuevas prácticas, un llamado de alerta. Porque fortalecidos, o situados en posiciones de poder, como lo es por ejemplo, ser parte de los gobiernos o sus entornos, los movimientos mayoritarios pueden descuidar la importancia y trascendencia político-ideológica pedagógica que tiene la construcción (sostenida) de lo nuevo en sus prácticas internas cotidianas, y caer –por razones diversas, entre ellas la urgencia de resolver problemas–, en la reproducción de las viejas prácticas elitistas, sectarias, prepotentes y excluyentes, propias de la cultura vanguardista de la izquierda en el pasado cercano.

- Articulado a lo anterior, de los movimientos emerge la necesidad de abrir las puertas a los múltiples caminos de desarrollo de procesos de empoderamiento colectivo, promoviendo la apropiación protagónica creciente de todas y todos los actores sociales y políticos que dan vida a los procesos socio-transformadores que se desarrollan en cada realidad, fortaleciendo a la vez, en cada caso, sus procesos de (auto)constitución -desde abajo- de los actores aislados en actor colectivo, (sujeto plural) protagonista de su historia.

En tal sentido, los procesos revolucionarios actuales que tienen lugar en el continente, reclaman fortalecer los procesos colectivos de conciencia, organización y participación de los sectores populares (construcción de poder desde abajo). En virtud de ello, los movimientos sociales y políticos tal vez tengan que hacer mayores esfuerzos para evitar encerrarse en sus “círculos de confianza” a la hora de pensar y decidir las propuestas y orientar las tareas. Ello sería un serio retroceso en la impronta revolucionaria actual, caracterizada por su eje democrático-cultural y la conformación de una fuerza social de liberación (sujeto revolucionario) capaz de traccionar e impulsar los procesos hacia radicalizaciones crecientes.

Los nuevos paradigmas civilizatorios en construcción, escapan a las binarizaciones reduccionistas, antitéticas y excluyentes de los siglos XIX y XX. Se fundamentan y enriquecen en la pluralidad, diversidad e interculturalidad y –a través de ella–, se anclan en principios tales como: solidaridad, ética, diferencias, equilibrio, paridad, horizontalidad, espiritualidad, democracia intercultural, vivir bien, buen vivir, autogestión, vida comunitaria, redes sociales (reales y virtuales).

Construir una civilización superadora de lo construido hasta ahora no es tarea de pocos ni de elegidos, requiere de la participación de la humanidad toda, al menos de la mayoría absoluta, y esto reclama de la sucesión concatenada de procesos histórico-concretos que vayan abriendo canales para la participación en dimensiones diversas, creando y acuñando, a la vez, nuevas prácticas de inter-relacionamiento humano en lo social, político, económico y cultural.

En tal sentido, los actuales procesos de luchas sociales, y las experiencias de los gobiernos raizalmente transformadores, constituyen laboratorios del nuevo mundo que pueden ayudarnos a crecer colectivamente en saberes, si somos capaces de dar seguimiento y apropiarnos críticamente de las experiencias. Ellas constituyen, a la vez, por ello, fuentes de inspiración para la vida. Y la brújula está en el accionar-pensar constante de los movimientos.

Isabel Rauber es Doctora en Filosofía, investigadora social y pedagoga política.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Ahora los pulpos mediáticos y sus periodistas estrellas se ponen en víctimas

Por Emilio Marín - http://www.laarena.com.ar/opinion-ahora_pulpos_mediaticos_y_periodistas_estrellas_se_ponen_en_victimas-47276-111.html

Clarín se victimizó por la ley de medios. Sus periodistas se victimizan por un afiche anónimo y comisiones del Congreso deploran los "escraches" y  juicios éticos. No les cabe el papel de víctimas.

Los intereses monopólicos se habían puesto en víctimas mientras duró el debate parlamentario del proyecto de ley de servicios de comunicación audiovisuales. Convertida en ley Nº 26.522, acudieron a la justicia para suspenderla, auspiciando presentaciones directas o por medio de ONG y legisladores que se habían ausentado al momento de la votación. El diputado mendocino Enrique Thomas, que bascula entre el peronismo duhaldista y el cobismo, logró el fallo favorable de la jueza Olga Pura de Arrabal y la Cámara Federal.

La ley de medios está suspendida. Y esta circunstancia es central para tomar posición sobre el debate que vino a continuación y la masiva marcha del 15 de abril a favor de aquella norma. Se podría formular del siguiente modo: "Si no hay ley democrática de medios, hay escrache".
Así se parafrasea lo sucedido en derechos humanos, donde años atrás se bregaba por justicia ante tribunales paralizados por la impunidad. "Si no hay justicia, hay escrache", dijeron entonces desde HIJOS y otros organismos. Y ese movimiento desde la calle, más las luchas de siempre y la renovación legislativa y ejecutiva de 2003, hizo que recomenzaran los juicios. Ya hay 60 represores condenados. Los escraches cumplieron una buena función y en la actualidad son sólo excepcionales, porque los responsables del terrorismo de Estado están siendo enjuiciados.

Entonces, para analizar la situación política, el rol de los medios monopólicos y sus operadores de prensa, etc, hay que partir de qué pasa con la ley 26.522.

La postura de buena parte de la población, no de toda porque la derecha también existe, se pudo mensurar el 15 de abril con la marcha desde Congreso a Tribunales, exigiendo que aquella se ponga en práctica. Esa noche la muchedumbre votó con la cabeza y los pies, y escuchó a Hebe de Bonafini, Estela de Carlotto, Hugo Yasky y Julio Piumato.

Si se tiene en cuenta que el primer fallo contra la norma fue dictado por el juez Eduardo Carbone, el 16 de diciembre de 2009, a instancias de Clarín, quiere decir que los sectores democráticos recién se movilizaron cuatro meses después. Ese lapso no había sido suficiente para que la justicia desandara tan injusta resolución. Peor aún, luego hubo otros tres fallos en primera instancia en la misma dirección que el de Carbone y uno de la cámara cuyana.

¿Era o no tiempo de respuesta en las calles, del grueso de la sociedad que había puesto tantas esperanzas en la democratización de los medios?

Clarinete, Grupo Uno (Vila-Manzano-De Narváez), Telefé, La Nación, Cadena 3 y otros pulpos, habían demonizado a la "ley K" y "ley mordaza". Ocultaban el amplio abanico social y político que apoyaba la anulación de la vieja ley de la dictadura, así como los amplios márgenes a favor con que eso se votó en el Parlamento.



Ayudita de la SIP.
Los dueños de los principales medios y la oposición conservadora no sólo acudieron a los estrados judiciales para defender lo indefendible. También pidieron ayuda a la Sociedad Interamericana de Prensa, un lobby patronal dependiente del Departamento de Estado norteamericano que en su directorio ha contado con muchos defensores de dictaduras (caso en 2000 del uruguayo Danilo Arbilla).

Así fue que en noviembre del año pasado sesionó en Buenos Aires la 65º Asamblea Anual, que pasó a estar presidida por Alejandro Aguirre, del Diario de las Américas, de Miami, uno de los que mejor interpreta la política de la cartera de Hillary Clinton.

Esa Asamblea incluyó charlas de periodistas de Clarín, La Nación, La Voz del Interior, Radio Continental, etc, cuestionándose la ley de la democracia. Con ese asesoramiento tan sesgado, la entidad informó: "fue el semestre más complejo en años para la situación de la libertad de prensa en el continente americano". En el caso de Argentina, la SIP solicitó al Parlamento la revisión del texto de la ley de Medios Audiovisuales "porque impone límites a la propiedad de los medios y tendrá consecuencias negativas para la libertad, la diversidad y la sustentabilidad de los medios".

Esa central empresaria está desacreditándose por lo que dicen y hacen los periódicos asociados, caso del Diario de las Américas de Miami, el Mercurio de Chile, El Nacional de Caracas, El Comercio de Perú, El Tiempo de Bogotá y Clarinete de Buenos Aires, entre varios otros.

La SIP falsifica la realidad y ataca a los gobiernos progresistas de la región. En marzo de este año se volvió a reunir en Aruba y opinó sobre la situación de Honduras: "en este período se ha desatado una campaña de desprestigio y persecución contra medios independientes, editores y periodistas, desplegada particularmente por los simpatizantes del ex presidente Manuel Zelaya".

La verdad es exactamente la opuesta. El golpista Roberto Micheletti persiguió a la prensa democrática desde el golpe de Estado de junio de 2009. Los perseguidos eran defensores del orden constitucional que expresaba Zelaya. Desde que asumió el continuista Porfirio Lobo en enero de 2010, han sido asesinados 6 periodistas en Honduras. ¡Y la SIP miente con que la persecución a la prensa sería obra de los seguidores del derrocado Zelaya!

Malas y buenas noticias.
Volviendo a Argentina, la mala noticia es que el Senado votó una resolución en solidaridad con los periodistas del grupo Clarín. Estos dijeron sentirse amenazados porque en un afiche anónimo se publicaban sus fotos y se preguntaba cómo podían desempeñarse en un medio cuya presidenta está sospechada de apropiación de menores.

Esa resolución senatorial fue impulsada por la derecha afín a los medios (Gerardo Morales, Adolfo Rodríguez Saá y María E. Estenssoro) y también votada por el bloque kirchnerista, destacándose José Pampero y Miguel Pichetto.

Por eso Rosendo Fraga, ex asesor de la dictadura, celebró en "La Nación" ese acople oficialista. El 29 de abril en "La demonización de los periodistas", comentó: "esta ofensiva del oficialismo, incluso lo está dividiendo políticamente. Figuras relevantes, como el gobernador de la provincia de Buenos Aires, el Presidente Provisional del Senado y el titular del bloque oficialista en dicha cámara se han pronunciado públicamente contra los ataques y escraches contra medios y periodistas".

Por su parte la Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara de Diputados, controlada por la oposición y presidida por la radical Silvana Gíudici, repudió el "juicio político y ético" realizado el jueves de esta semana por la Asociación de Madres de Plaza de Mayo. Gíudici fue una de las más acérrimas enemigas de la ley democrática y ahora se imposta como vestal de la libertad de prensa.

La asociación de Bonafini hizo un acto político en la Plaza, con unas 500 personas, para cuestionar a los diarios y editoriales que más colaboraron con el Proceso. La lupa se posó también sobre Morales Solá, Mariano Grondona, Chiche Gelblung, Vicente Massot, Magdalena Ruiz Guiñazú, Claudio Escribano y Máximo Gainza Paz.

Ninguno de los nombrados tuvo el coraje cívico de ir a ese acto y pedir la palabra para refutar los cargos. Prefirieron concurrir a la Comisión de Libertad de Expresión del Senado y ponerse otra vez el traje de víctimas para ganar el aplauso de los legisladores amigos del monopolio. Ruiz Guiñazú exageró, al decir que juicios como el patrocinado por Madres, "son actitudes que pueden generar hechos dramáticos". Morales Solá aseguró: "con este clima de persecución lo que se busca es eliminar la función del periodista". En realidad quien buscó eliminar esa función fue su amigo de 1976 en Tucumán, el genocida Antonio D. Bussi, hoy condenado a cadena perpetua.

La buena noticia es que la Cámara Federal de Mendoza tuvo que conceder el recurso extraordinario presentado por el Estado nacional contra el fallo de marzo pasado de esos mismos camaristas contra la ley de servicios audiovisuales.

Quiere decir que con mucha lentitud, podría empezar a remontarse en Tribunales la escalada de fallos adversos. Pero mal que les pese al grupo Clarín, la derecha declarada y también a los kirchneristas Pampuro, Pichetto, Daniel Scioli y Aníbal Fernández, muchos argentinos que aprendieron de HIJOS y la lucha de derechos humanos, mantienen su idea. "Si no hay ley democrática de medios, hay escrache".


martes, 11 de mayo de 2010

La crisis europea en el espejo de la experiencia latinoamericana

Raúl Zibechi - http://alainet.org/active/38011

Sigo de cerca la crisis europea y muy en particular lo que viene sucediendo en el Estado español, quizá porque no puedo ni quiero renunciar a esas casi dos décadas en las que viví en la península, cuando en estas tierras campeaba el autoritarismo militar. Porque me interesa y me duele, quisiera reflexionar brevemente sobre el último ciclo de luchas sociales en América Latina y lo que creo puede aportar a las reflexiones de quienes hoy luchan en Europa contra la brutal ofensiva del capital financiero contra los trabajadores.

Leo declaraciones del secretario general de Izquierda Unida, Cayo Lara, en el periódico Diagonal (30 de abril, No. 125), donde se lamenta del miedo que está paralizando a los trabajadores. “Soy de los que piensa que hay una parte muy importante de miedo en la propia clase trabajadora a salir a hacer protestas incluso en la calle, porque la situación en estos momentos es de un cierto deterioro social”, dice Lara. Creo que refleja lo que está sucediendo en toda Europa incluyendo, parcialmente por ahora, a Grecia.

Lo primero que quisiera decir, y que a menudo se olvida en los momentos de éxito, es que en América Latina las reacciones fuertes llegaron cuando la crisis era ya muy evidente, o sea cuando la mierda nos llegaba a la nariz, o más arriba. Antes de eso, las multinacionales con el respaldo de los gobiernos elegidos por el pueblo, habían robado todo lo que se podía robar. En los países donde no lo hicieron completamente, no fue por levantamientos populares sino porque una parte de las elites sintió que también ellas serían desestabilizadas si se aplicaban a fondo las recetas del Consenso de Washington. El ataque a las economías populares fue atroz. Implacable. Un par de datos del Latinobarómetro para ilustrar la catástrofe. En 1995 el 76% de las familias tenían vivienda con alcantarillado; en 2006 sólo el 62%. En 1995 el 57% tenían agua caliente por cañería; en 2006 sólo el 32%. En 1995 el 33% tenía coche; en 2006 el 22%. Lo mismo sucedió con al posesión de lavarropas, refrigeradores y demás electrodomésticos. En suma, entre el 20 y el 45% de los bienes que tenían los latinoamericanos, incluyendo servicios esenciales, les fueron arrebatados por la especulación financiera, ¡¡sin que reaccionáramos!!

Lo segundo, es que quienes se echaron a la calle no fueron los trabajadores con empleo fijo y derechos sociales sino los desocupados, los que habían perdido todo, los llamados marginados. No me estoy refiriendo a los pobres de siempre sino a los nuevos pobres, aquellos para los cuales la crisis fue un verdadero terremoto social y cultural en sus vidas. Familias que de un día para otro se quedaron sin nada, sobre todo sin sueños, sin esperanzas. Familias obreras y de clases medias acostumbradas a enviar a sus hijos a la universidad y a que cada generación llegara algún peldaño más arriba que la anterior, fueron las que comenzaron las rebeliones. No lo hicieron por ideología, sino por necesidad, porque la sobrevivencia estaba amenazada.

En tercer lugar, la protesta no la canalizaron ni la dirigieron los sindicatos. La protesta surgió por fuera de las estructuras sindicales y las grandes centrales se plegaron tarde y en muy pocas ocasiones. Diría más, y a explicar esto he dedicado varios libros y decenas de artículos: la protesta y la rebelión se abrió paso contra lo instituido o, por lo menos, pasándole por un costado o directamente por arriba. No creo en términos como “traidores” o “vendidos” para explicar esta situación. Cada ciclo de protesta nace en los márgenes y a contrapelo de lo existente. Y las organizaciones creadas al calor de cada ciclo suelen convertirse en peso muerto para el siguiente. Por más radicales que sean los dirigentes de los grandes sindicatos, sus bases no tienen ni la necesidad ni el hábito del tipo de protesta que es necesaria para revertir las cosas en una situación como la que se vive actualmente.

En cuarto lugar, el papel de las mujeres fue y es decisivo. No es cuestión de feminismo, aunque apoyo el feminismo. Es algo diferente. Cuando la crisis es tan profunda que desestructura el mundo popular, las mujeres son -digamos- algo así como un principio de orden, ya sea por su papel de madres y las obligaciones que conlleva para con sus hijos; o porque son las que muestran capacidad para sobreponerse a la debacle del mundo formal del trabajo asalariado, quizá por su fuerte imbricación en la economía de lo doméstico, lo informal, lo local y lo afectivo. Por lo menos en América Latina sucede algo de esto.

En quinto término, no alcanza con manifestaciones y huelgas. El Caracazo de 1989 fue una insurrección que sólo pudo aplastar el ejército con un saldo de no menos de 500 muertos. Las guerras bolivianas (dos del gas y una del agua) derrotaron a los aparatos represivos, aún al costo de más de cien muertos. La media docena de levantamientos ecuatorianos o los argentinazos, fueron procesos lo suficientemente intensos como para destruir, completa o parcialmente, el sistema de partidos existente. Pero también a los movimientos sociales que habían nacido décadas atrás. Todos estos hechos, y otros que omito para no alargarme, tuvieron tal magnitud, que los de arriba no podían mantenerse ya más tiempo allí. Más de una decena de presidentes debieron renunciar ante multitudes en las calles.

Creo que en Europa las cosas no tienen porqué transcurrir por los mismos carriles. Sólo pretendo recordar hechos, no se me pasa por la cabeza decir qué deberían hacer otros. Un solo punto más. En Europa tienen la experiencia, más o menos reciente, de haber transitado por grandes rebeliones o importantes movilizaciones sin que las elites hayan recurrido a la masacre. Me refiero a mayo del 68 en Francia y al más reciente 13 de marzo de 2004 en el Estado español. No es mérito de esas elites. Aunque en Europa hay más institucionalización que en América latina, lo que complica por cierto la acción directa, también es verdad que hay mucho más espacios para la disidencia de todo tipo.

- Raúl Zibechi, periodista uruguayo, es docente e investigador en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor de varios colectivos sociales

domingo, 9 de mayo de 2010

Página/12 :: Sociedad :: El derecho humano de la decisión

Página/12 :: Sociedad :: El derecho humano de la decisión

- Conseguir que la maternidad sea libremente elegida y que la vida de las mujeres no corra riesgo como consecuencia de un embarazo fueron dos de las banderas levantadas durante el encuentro.

sábado, 8 de mayo de 2010

Línea de partida para combatir la pobreza

Por David Cufré - http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-145350-2010-05-08.html

El Conicet y otros institutos presentaron los resultados de la primera investigación exhaustiva sobre el impacto de la AUH entre los sectores vulnerables. La indigencia bajó hasta 70 por ciento, la pobreza hasta 30 y mejoraron los índices de equidad. Los desafíos. 

Ayer se presentó la primera investigación a fondo sobre los efectos de la Asignación Universal por Hijo entre los sectores más vulnerables. Es un estudio encarado por especialistas del Conicet y otros institutos para verificar el impacto de esa iniciativa. Allí se llega a conclusiones contundentes, que de algún modo confirman las hipótesis que distintos analistas habían adelantado cuando el Gobierno anunció la ampliación de este derecho a desocupados, trabajadores informales y empleadas domésticas: la indigencia bajó de manera rotunda, entre 68 y 54 por ciento –según se utilicen el IPC del Indec o el de siete provincias, respectivamente– desde la creación del programa, y la pobreza disminuyó entre 32 y 13 por ciento. Pero lo más llamativo es otro dato inesperado: los niveles de desigualdad entre quienes más ganan y los de menores ingresos cayeron a su nivel más bajo desde 1986 y la Argentina vuelve a aparecer como “el país más igualitario de América latina”, lugar que había cedido en los ’90 como consecuencia de la aplicación de políticas de exclusión. “La Asignación Universal por Hijo se encamina a ser la medida de política social más exitosa de los últimos 50 años, especialmente por su impacto sobre la indigencia y la desigualdad extrema entre ricos y pobres”, destaca el documento.

“El mate cocido ahora se los corto con leche.” “Este año le compré zapatillas para empezar las clases”. “Los fines de semana toman leche con galletitas dulces.” “Ahora tienen una cena más, así son cuatro en la semana.” “Les compré por primera vez botas de goma para que no se mojen tanto los pies.” “Ya no hago más la calle.” Estas frases, extraídas de testimonios de beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH), aparecen en el estudio para ilustrar algunas de las modificaciones profundas en la vida cotidiana de esas personas.

El titular de la Anses, Diego Bossio, reveló ayer las últimas cifras sobre el alcance del programa: en mayo cobrarán la AUH 3.677.409 chicos, que forman parte de 1.920.072 familias. La cobertura viene creciendo de manera sostenida desde la implementación del plan, en noviembre pasado. En aquel momento fueron 3.303.914 menores de 18 años de 1.732.530 familias. El funcionario explicó que el aumento obedece a la acción de la Anses para incorporar beneficiarios, ya que el organismo capacitó a un equipo de cien pasantes que recorren barrios del conurbano bonaerense para resolver situaciones puntuales (ver aparte), y el Ministerio del Interior puso en marcha un plan para acelerar la entrega de DNI en todo el país. “Son medidas inclusivas, que demuestran la capacidad del Estado para intervenir de manera eficiente”, valoró Bossio.

El estudio presentado ayer, en un seminario del nuevo Observatorio de la Seguridad Social, fue elaborado por tres investigadores: Emmanuel Agis, del Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (Cenda), Carlos Cañete, del Programa de Formación Popular en Economía (Profope), y Demián Panigo, del Conicet (Ceil Piette). Su investigación se propuso evaluar el impacto de la AUH sobre cuatro indicadores centrales del bienestar social: pobreza, indigencia, desigualdad y vulnerabilidad relativa. Se basó en la Encuesta Permanente de Hogares del Indec del primer semestre de 2009 –para evaluar los ingresos de la población– y en dos índices de precios: el del Indec para el GBA y el de un conjunto de siete provincias, la mayoría opositoras al gobierno nacional. Esto último fue para despejar la polémica sobre la credibilidad del Indec en la medición de la inflación. Con esos insumos, los investigadores llegaron a las siguientes conclusiones:

- La asignación por hijo sacó de la pobreza a entre 1,4 y 1,8 millón de personas. De ellas, entre 700 mil y 1,1 millón tienen 18 años o menos.
- La pobreza bajó entre 32,6 y 13,1 por ciento, según se tomen el IPC del Indec o el IPC de las siete provincias. En números absolutos, la tasa de pobreza cayó de 14,1 por ciento en el segundo semestre de 2009 a 9,5 por ciento tras la implementación de la AUH en el primer caso. Si la pobreza se calcula con una canasta básica total que surge del IPC de siete provincias, el descenso en números absolutos es de 26,0 a 22,6 por ciento.
- Entre 1 millón y 1,5 millón de personas abandonaron la condición de indigentes. De ellos, entre 680 mil y 1,03 millón tienen 18 años o menos. La indigencia retrocedió entre 68,4 y 54,7 por ciento, con los dos IPC. El nivel de indigencia bajó de 3,2 a 1,2 por ciento de las personas con el IPC Indec, y de 7,5 a 3,4 por ciento con el IPC siete provincias.
- En la región Noreste, sobre cada diez indigentes, ocho dejaron de serlo a partir de la asignación por hijo.

Los datos son contundentes en cuanto a la incidencia de la AUH en la reducción de la pobreza y –sobre todo– de la indigencia. Ese impacto se puede ver reducido por el aumento de precios de los primeros cuatro meses de este año. La canasta básica total y la canasta alimentaria, que se utilizan para definir las líneas de pobreza e indigencia, subieron entre 15 y 17 por ciento para el Indec desde el segundo semestre de 2009 a la fecha. Sin embargo, todavía no se conoce qué pasó con los ingresos de la población en ese período –lo mide la Encuesta Permanente de Hogares, cuyos resultados aún se están procesando– y eso impide llegar a un resultado exacto.

De todos modos, en la Anses aportaron un dato que matiza aquel deterioro por la inflación: los beneficiarios de la AUH están cobrando entre fines de abril y lo harán hasta junio la diferencia del 20 por ciento de la AUH que el Estado les retiene hasta comprobar que cumplieron con el requisito de escolaridad y vacunación. Son 36 pesos por mes por hijo, lo que en la práctica implica un refuerzo monetario que ayuda a compensar el alza de precios (180 pesos por hijo para quienes están anotados en la AUH desde noviembre). Además, Bossio reveló que la asignación por hijo aumentará el mismo porcentaje que las asignaciones familiares (ver aparte).

La otra faceta de la investigación sobre la AUH tiene que ver con la desigualdad. Aquí aparecen los datos más novedosos, ya que este programa logró reposicionar a la Argentina como el país más igualitario de América latina, tal como lo era hasta 1994. A partir del efecto Tequila, el país retrocedió tres escalones en uno de los indicadores clave en ese sentido: la brecha de ingresos entre el primer decil –los más ricos– y el último –los más pobres–, siendo superado por Uruguay, Venezuela y República Dominicana. En 2002, cuando se vieron las consecuencias más dramáticas de la implosión de la convertibilidad, la brecha creció a 39,4 veces. De 2003 hasta el primer semestre de 2009, esa diferencia se achicó a 24,8 veces. A partir de la creación de la AUH, la brecha cayó a 14 veces, el nivel más bajo de la región, equivalente al nivel que existía en la Argentina en 1986. La misma tendencia se evidencia al analizar otros indicadores de desigualdad social, como el coeficiente de Gini o el índice Theil. Por esta cuestión, los investigadores afirman que la AUH es una de las medidas de redistribución del ingreso más potentes en décadas. Pero hacen una advertencia a las autoridades: la AUH debe ser entendida como el inicio de una estrategia para combatir la pobreza, la indigencia y la desigualdad y no como la línea de llegada.

viernes, 7 de mayo de 2010

La doble vara de medir

Xavier Caño Tamayo -http://alainet.org/active/37971


Una ilustración en prensa. Un hombre bien trajeado proclama frente a un globo terráqueo: “Hay que ser realistas, el mundo es como es. Ya nos ocuparemos nosotros de que no cambie”. Es el humor de El Roto, quien calca así qué pasa en este mundo en crisis con víctimas y victimarios.



La crisis griega la van a pagar los griegos. La van a pagar los funcionarios públicos, los pensionistas y los asalariados en general. Para poder limpiar las cuentas públicas griegas, la implacable Unión Europea no suelta un euro si el gobierno griego no reduce como sea el gasto público. La obsesión del maldito déficit. Y el gobierno griego congela salarios de funcionarios y pensiones, no ofrece empleos públicos, rebaja la indemnización por despido, reduce el gasto social... Y aumenta la presión fiscal. Nueva subida del IVA (del 19% al 23%) y un 10% más de impuestos sobre tabaco, alcohol y combustibles. Impuestos que pagan igual ricos y pobres, sin distinción de renta.
Da igual que los recortes e impuestos injustos empeoren la vida de millones de griegos. A la Unión Europea, sólo le interesa reducir el déficit.
¿Dónde está el mismo grado de exigencia de la Unión Europea con los bancos, las grandes empresas, los fondos de inversión especulativos, los hedge funds y otras entidades perversas y peligrosas? No existe. De momento, para el sector financiero griego no habrá sacrificios. El Estado inyectará 17.000 millones de euros a la banca y creará un fondo de prevención en el mercado de acciones. Ningún sacrificio.
Los socialdemócratas (ahora griegos) vuelven a hacer el trabajo sucio en beneficio de la minoría privilegiada. Y los medios de persuasión (perdón, informativos) contribuyen a que este mundo continúe siendo como es. Que nada cambie. Por ejemplo, haciendo comulgar con la rueda de molino de que el déficit es lo peor que le puede pasar a un país. Y creando el clima de histeria de que si no se frena la crisis griega, se contagiaran Portugal y España y toda la zona euro... Bla, bla, bla, bla. Así se justifica llevar impunemente a los ciudadanos griegos contra las cuerdas y empeorarles la vida.
En lugar de perjudicar a la inmensa mayoría de un país, ¿por qué no ir contra los responsables de la crisis? ¿Por que no poner en el punto de mira a los especuladores que no cesan de especular? ¿Por qué no regular de una vez y controlar el sector financiero? ¿Dónde están las cacareadas reformas de tal sector?
Aquí sólo cuenta el maldito déficit. Y los intereses de la minoría privilegiada, de la banca y del sector financiero, por supuesto.
Paul Krugman publicó recientemente un artículo en The New York Times donde criticaba con dureza propuestas del Partido Republicano de bajar impuestos a rentas superiores y reducir el gasto y empleo públicos. Republicanos estadounidenses y Unión Europea parecen estar de acuerdo. Ambos insisten en hacer más vulnerables a los asalariados, que no haya regulación del sector financiero así como reducir drásticamente el gasto público. Son los mismos perros de siempre con los mismos collares de toda la vida, causas estructurales de la crisis que sufrimos. El dogma neoliberal se empecina en que deben reducirse sector y empleo públicos. Pero hay que hacer justo lo contrario según Krugman, Stiglitz y otros economistas de prestigio internacional.
Y una nota final de humor. Nicolas Sarkozy, ha dicho en una entrevista que "no vamos a permitir a los especuladores actuar a su antojo para desestabilizar cualquier país". ¡Qué buen chiste!
De momento, y para hacer boca, las investigaciones del analista financiero Dhaval Joshi muestran que las entidades financieras que provocaron la crisis se han beneficiado más que nadie cuando ha empezado a haber alguna recuperación. En Estados Unidos, en los últimos nueve meses, las ganancias empresariales han aumentado 280.000 millones de dólares, pero los salarios han descendido en 90.000 millones. En Gran Bretaña, las ganancias fueron 24.000 millones de libras más, pero los salarios sólo 2.000 millones. Es algo insólito que las ganancias empresariales crezcan más velozmente en términos absolutos que los salarios, dice Joshi.
Pero el mundo es como es. Y ya hay quien se ocupa de que no cambie.
Si les dejamos, claro.
- Xavier Caño Tamayo es Periodista y escritor

Juicio Gregorio Rafael Molina

Juicio Gregorio Rafael Molina
Homicidio Agravado por ensañamiento, alevosía y con el concurso premeditado de dos o más personas (2 hechos)
-Privación ilegitima de la libertad agravada por ser perseguidos políticos (38 hechos)

-Imposición de tormentos a los presos agravado por ser estos perseguidos políticos (38 hechos), todos los cuales concurren materialmente entre sí (arts. 45, 55, 80 incs. 2 y 6, 141 y 144 ter del C.P. texto según ley 14.616).

Autor penalmente responsable del delito de violación, en forma reiterada - tres hechos que concurren materialmente entre sí- ello así por cuanto se ha acreditado que accedió carnalmente a caso 1 mediante violencia y valiéndose de su funcíón de guarda (arts. 55 y 122 del C.P). Causa N° 2277: Autor penalmente responsable del delito de violación, en forma reiterada - dos hechos- y violación en grado de tentativa, los tres hechos agravados por la calidad del autor - encargado de la guarda de la víctima - y que concurren materialmente entre sí (arts. 122 - redacción previa a la modificación introducida por Ley 25.087-, 42, 45 y 55 del CPPN) en perjuicio de caso 2

jueves, 6 de mayo de 2010

Disculpen la molestia

Escrito por Eduardo Galeano - http://elmercuriodigital.es/content/view/19074/151/

Quiero compartir algunas preguntas, moscas que me zumban en la cabeza.

¿Es justa la justicia? ¿Está parada sobre sus pies la justicia del mundo al revés?

El zapatista de Irak, el que arrojó los zapatazos contra Bush, fue condenado a tres años de cárcel. ¿No merecía, más bien, una condecoración?

¿Quién es el terrorista? ¿El zapatista o el zapateado? ¿No es culpable de terrorismo el serial killer que mintiendo inventó la guerra de Irak, asesinó a un gentío y legalizó la tortura y mandó aplicarla?

¿Son culpables los pobladores de Atenco, en México, o los indígenas mapuches de Chile, o los kekchíes de Guatemala, o los campesinos sin tierra de Brasil, acusados todos de terrorismo por defender su derecho a la tierra? Si sagrada es la tierra, aunque la ley no lo diga, ¿no son sagrados, también, quienes la defienden?

Según la revista Foreign Policy, Somalia es el lugar más peligroso de todos. Pero, ¿quiénes son los piratas? ¿Los muertos de hambre que asaltan barcos o los especuladores de Wall Street, que llevan años asaltando el mundo y ahora reciben multimillonarias recompensas por sus afanes?

¿Por qué el mundo premia a quienes lo desvalijan?

¿Por qué la justicia es ciega de un solo ojo? Wal Mart, la empresa más poderosa de todas, prohíbe los sindicatos. McDonald’s, también. ¿Por qué estas empresas violan, con delincuente impunidad, la ley internacional? ¿Será porque en el mundo de nuestro tiempo el trabajo vale menos que la basura y menos todavía valen los derechos de los trabajadores?

¿Quiénes son los justos y quiénes los injustos? Si la justicia internacional de veras existe, ¿por qué nunca juzga a los poderosos? No van presos los autores de las más feroces carnicerías. ¿Será porque son ellos quienes tienen las llaves de las cárceles?

¿Por qué son intocables las cinco potencias que tienen derecho de veto en las Naciones Unidas? ¿Ese derecho tiene origen divino? ¿Velan por la paz los que hacen el negocio de la guerra? ¿Es justo que la paz mundial esté a cargo de las cinco potencias que son las principales productoras de armas? Sin despreciar a los narcotraficantes, ¿no es éste también un caso de “crimen organizado”?

Pero no demandan castigo contra los amos del mundo los clamores de quienes exigen, en todas partes, la pena de muerte. Faltaba más. Los clamores claman contra los asesinos que usan navajas, no contra los que usan misiles.

Y uno se pregunta: ya que esos justicieros están tan locos de ganas de matar, ¿por qué no exigen la pena de muerte contra la injusticia social? ¿Es justo un mundo que cada minuto destina tres millones de dólares a los gastos militares, mientras cada minuto mueren quince niños por hambre o enfermedad curable? ¿Contra quién se arma, hasta los dientes, la llamada comunidad internacional? ¿Contra la pobreza o contra los pobres?

¿Por qué los fervorosos de la pena capital no exigen la pena de muerte contra los valores de la sociedad de consumo, que cotidianamente atentan contra la seguridad pública? ¿O acaso no invita al crimen el bombardeo de la publicidad que aturde a millones y millones de jóvenes desempleados, o mal pagados, repitiéndoles noche y día que ser es tener, tener un automóvil, tener zapatos de marca, tener, tener, y quien no tiene, no es?

¿Y por qué no se implanta la pena de muerte contra la muerte? El mundo está organizado al servicio de la muerte. ¿O no fabrica muerte la industria militar, que devora la mayor parte de nuestros recursos y buena parte de nuestras energías? Los amos del mundo sólo condenan la violencia cuando la ejercen otros. Y este monopolio de la violencia se traduce en un hecho inexplicable para los extraterrestres, y también insoportable para los terrestres que todavía queremos, contra toda evidencia, sobrevivir: los humanos somos los únicos animales especializados en el exterminio mutuo, y hemos desarrollado una tecnología de la destrucción que está aniquilando, de paso, al planeta y a todos sus habitantes.

Esa tecnología se alimenta del miedo. Es el miedo quien fabrica los enemigos que justifican el derroche militar y policial. Y en tren de implantar la pena de muerte, ¿qué tal si condenamos a muerte al miedo?

¿No sería sano acabar con esta dictadura universal de los asustadores profesionales? Los sembradores de pánicos nos condenan a la soledad, nos prohíben la solidaridad: sálvese quien pueda, aplastaos los unos a los otros, el prójimo es siempre un peligro que acecha, ojo, mucho cuidado, éste te robará, aquél te violará, ese cochecito de bebé esconde una bomba musulmana y si esa mujer te mira, esa vecina de aspecto inocente, es seguro que te contagia la peste porcina.

En el mundo al revés, dan miedo hasta los más elementales actos de justicia y sentido común. Cuando el presidente Evo Morales inició la refundación de Bolivia, para que este país de mayoría indígena dejara de tener vergüenza de mirarse al espejo, provocó pánico. Este desafío era catastrófico desde el punto de vista del orden racista tradicional, que decía ser el único orden posible: Evo era, traía el caos y la violencia, y por su culpa la unidad nacional iba a estallar, rota en pedazos. Y cuando el presidente ecuatoriano Correa anunció que se negaba a pagar las deudas no legítimas, la noticia produjo terror en el mundo financiero y el Ecuador fue amenazado con terribles castigos, por estar dando tan mal ejemplo. Si las dictaduras militares y los políticos ladrones han sido siempre mimados por la banca internacional, ¿no nos hemos acostumbrado ya a aceptar como fatalidad del destino que el pueblo pague el garrote que lo golpea y la codicia que lo saquea?

Pero, ¿será que han sido divorciados para siempre jamás el sentido común y la justicia?

¿No nacieron para caminar juntos, bien pegaditos, el sentido común y la justicia?

¿No es de sentido común, y también de justicia, ese lema de las feministas que dicen que si nosotros, los machos, quedáramos embarazados, el aborto sería libre? ¿Por qué no se legaliza el derecho al aborto? ¿Será porque entonces dejaría de ser el privilegio de las mujeres que pueden pagarlo y de los médicos que pueden cobrarlo?

Lo mismo ocurre con otro escandaloso caso de negación de la justicia y el sentido común: ¿por qué no se legaliza la droga? ¿Acaso no es, como el aborto, un tema de salud pública? Y el país que más drogadictos contiene, ¿qué autoridad moral tiene para condenar a quienes abastecen su demanda? ¿Y por qué los grandes medios de comunicación, tan consagrados a la guerra contra el flagelo de la droga, jamás dicen que proviene de Afganistán casi toda la heroína que se consume en el mundo? ¿Quién manda en Afganistán? ¿No es ese un país militarmente ocupado por el mesiánico país que se atribuye la misión de salvarnos a todos?

¿Por qué no se legalizan las drogas de una buena vez? ¿No será porque brindan el mejor pretexto para las invasiones militares, además de brindar las más jugosas ganancias a los grandes bancos que en las noches trabajan como lavanderías?

Ahora el mundo está triste porque se venden menos autos. Una de las consecuencias de la crisis mundial es la caída de la próspera industria del automóvil. Si tuviéramos algún resto de sentido común, y alguito de sentido de la justicia ¿no tendríamos que celebrar esa buena noticia? ¿O acaso la disminución de los automóviles no es una buena noticia, desde el punto de vista de la naturaleza, que estará un poquito menos envenenada, y de los peatones, que morirán un poquito menos?

Según Lewis Carroll, la Reina explicó a Alicia cómo funciona la justicia en el país de las maravillas:

–Ahí lo tienes –dijo la Reina–. Está encerrado en la cárcel, cumpliendo su condena; pero el juicio no empezará hasta el próximo miércoles. Y por supuesto, el crimen será cometido al final.

En El Salvador, el arzobispo Oscar Arnulfo Romero comprobó que la justicia, como la serpiente, sólo muerde a los descalzos. El murió a balazos, por denunciar que en su país los descalzos nacían de antemano condenados, por delito de nacimiento.

El resultado de las recientes elecciones en El Salvador, ¿no es de alguna manera un homenaje? ¿Un homenaje al arzobispo Romero y a los miles que como él murieron luchando por una justicia justa en el reino de la injusticia?

A veces terminan mal las historias de la Historia; pero ella, la Historia, no termina. Cuando dice adiós, dice hasta luego.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Los periodistas argentinos y el miedo hegemónico

Por Jorge Benedetti - http://www.nuestraamerica.info/leer.hlvs/5612

Hace varios años que los dueños de los medios de comunicación entendieron que su mirada podía transformarse en la mirada de sus lectores con sólo repetir hasta el hartazgo un discurso que, casi naturalmente, se termina instalando en la sociedad.

Basta recordar la manera en que los medios hegemónicos trataron el tema de la explosión popular en 2001, donde los desocupados adquirieron carácter político a partir de su irrupción en las calles mientras los diarios Clarín y La Nación se encargaron de convertirlos en un problema de “caos de tránsito” y de la famosa “seguridad jurídica que espanta inversiones” titulando: “Preocupación en Washington por los cortes piqueteros”.

Muy poco tiempo después, cuando el negocio de la “inseguridad” se derramaba desde los Estados Unidos sobre la región, los medios gritaron “la gente dijo basta” frente a una manifestación de 50 mil personas que reclamaban por el asesinato de un joven de clase media.

Ellos, los medios, sabían que manejaban el “clima” y el “ánimo” de los sectores medios y tenían todo bajo control, a la espera de instalar un candidato que respondiera a su mirada y, sobre todo, a sus intereses.

Sin embargo, ocurrió lo que tantos periodistas esperábamos y peleábamos por conseguir y es que un gobierno popular tomó el toro por las astas y avanzó en la democratización del derecho a la información.

El gobierno de Cristina Fernández decidió elaborar una nueva ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que garantizara el derecho a la información y limitara el poder de los oligopolios informativos en el país y ahí estalló el “miedo” de los periodistas que trabajan en esos multimedios.

Claro, no es ilógico pensar que si pudieron “convencer” a la población de que era necesario, por ejemplo, cambiar al director técnico de la Selección de fútbol, de que el gran problema es “la inseguridad” y de que era necesario crear una “ley de industrias culturales” para salvar su grupo, fácil iba a resultar señalar que la decisión soberana de democratizar el espectro radioeléctrico para que se escuchen todas las voces era “un ataque a la libertad de prensa”.

Después de todo, hace años que el presidente venezolano Hugo Chávez está bombardeado y acorralado por no renovar la licencia del canal golpista RCTV y todas las instancias internacionales de presión (La SIP, Reporteros sin Fronteras, Amnistía Internacional y varios medios y gobiernos como el estadounidense y el español) aseguran que en Venezuela se viola la libertad de expresión.

Todo era cuestión de tiempo. “TN puede desaparecer”, “La ley de Medios K” y “La ley con la que los Kirchner buscan controlar a la prensa”, debían haber alcanzado para que la gente saliera a la calle a reclamar por la “libertad de expresión”.

Pero la gente dijo basta -perdón por copiarles el título- y salió a la calle a pedir por la implementación urgente de la ley de medios con cantos y pancartas contra el monopolio Clarín.

Eso sí desató la ira del monopolio que se lanzó, esta vez como una mueca, con mentiras flagrantes a la espera de que la gente, esa entidad extraña que no incluye a nadie que quiera cambiar el estado de las cosas, defendiera una vez más sus intereses.

En estos tiempos de crisis financiera mundial, de capitalismo en evidencia, de recetas viejas aplicadas con furor sobre los pueblos como el de Grecia, los monopolios informativos en la Argentina se resquebrajan y apelan al “miedo” sin explicar de qué están hablando.

Esos periodistas que, quizás en nombre de un buen salario, o también porque verdaderamente creen que la información debe ser algo que manejan las grandes empresas, declararon ante la Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara de Diputados que tienen miedo porque “esta escalada va a terminar con un muerto si el oficialismo así lo quiere”.

Imagínense si el periodista Joaquín Morales Solá, que sin hesitar habló de muertos hubiera dicho esas mismas palabras, ni una más ni una menos, en el año 1976 frente a la feroz dictadura militar que desapareció a 30 mil argentinos e instaló las bases del neoliberalismo asesino en el país.

Y no es que no lo hizo porque tenía miedo, un miedo entendible frente a un régimen de terror, sino que no lo dijo porque sus patrones, el grupo Clarín, no sólo no veían peligros para sus intereses sino que construían en esos años todo su poderío gracias a la apropiación de la empresa Papel Prensa y de paso, su señora Ernestina Herrera de Noble se apropiaba también de dos hijos de desaparecidos.

Traduciendo que es gerundio. Cuando los periodistas del grupo Clarín dicen que tienen “miedo” están diciendo que el “Grupo tienen miedo” de perder sus privilegios y cuando el pueblo argentino termine de aceptar, tras la parálisis que provoca el asombro, que son capaces de todo, hasta de humillar a sus trabajadores con tal de no perder sus privilegios, dejará simplemente de leerlos, mirarlos, escucharlos y hablaremos entonces de la caída de uno de los grupos mediáticos más importantes de la historia.

Y les juro, como periodista que cree en el derecho a la información como un derecho humano, que seremos nosotros, los periodistas contrahegemónicos, quienes saldremos a la calle a defender sus puestos de trabajo.

martes, 4 de mayo de 2010

Cuando la noticia es la política

Por Emiliano Flores, Federico Vázquez y Emanuel Damoni *
http://www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-144736-2010-04-28.html

Cuando Tancredo Neves decía “Yo me peleo con el Papa, con la Iglesia Católica, con el PMDB, me peleo con todo el mundo; yo sólo no me peleo con el Doctor Roberto”, sintetizaba un condicionamiento mediático al poder político que no era exclusivo del Brasil. Tancredo Neves fue el primer presidente electo después de una larga dictadura.

El Doctor Roberto era Roberto Marinho, propietario de la Red Globo, consorcio mediático que reúne más de la mitad de la audiencia televisiva del país. La frase de Neves podría completarse con aquella de César Jaroslavsky en los ’80 cuando, haciendo referencia a Clarín, decía: “Hay que cuidarse de ese diario. Ataca como partido político y si uno le contesta, se defiende con la libertad de prensa”. El comportamiento de los medios masivos de comunicación como actor político tiene una historia prolongada en la región.

En las elecciones de 1989, Lula se presentaba por primera vez como candidato a la presidencia de Brasil, pero el Doctor Roberto tenía las fichas en Fernando Collor de Melo. La televisora Globo decidió jugar fuerte en la campaña. Puso al aire la ficción Salvador de la Patria, donde el personaje principal, Sassá Mutema, de origen humilde, se postula para ser alcalde de su pueblo. Sassá gana las elecciones, pero cuando llega al gobierno se ve involucrado en crímenes y hechos de corrupción. El mensaje era sencillo: Lula podría repetir esa decepción en la vida real.

Durante los años ’90 los gobiernos de nuestros países condujeron la privatización y desregulación de los medios masivos. Un pacto de no agresión entre gobiernos y medios estimuló la concentración de éstos en forma inédita. Sin embargo, a medida que las empresas del sector se integraron verticalmente (televisión, radios y diarios bajo un solo dueño), lograron consolidar una “opinión publicada” lo suficientemente fuerte como para desbalancear ese pacto original y condicionar al poder político.

Ese esquema fue acentuando sus rasgos extorsivos hasta que la crisis neoliberal de comienzos del 2000 impuso otro escenario en la región. En El nuevo topo, último libro de Emir Sader, el autor plantea que el avance de gestiones no ortodoxas en los gobiernos de América latina encontró una oposición de derecha cuya dirección ideológica e incluso política proviene de los medios de comunicación privados.

Durante los dos días que duró el breve golpe de Estado contra Hugo Chávez en 2002, RCTV, Globovisión y Venevisión transmitieron dibujos animados mientras en las calles decenas de miles de personas se movilizaban para recuperar el sistema democrático. También allí, en la previa al golpe, se ensayaron recursos como la pantalla dividida para “confrontar” un discurso presidencial con manifestantes opositores exaltados, técnica depurada en nuestro país durante el conflicto agropecuario de 2008.

¿Cuál es la razón profunda que lleva a los medios a jugar este rol? Una respuesta posible es la dificultad creciente de las fuerzas políticas conservadoras para imponer agendas ortodoxas, ante lo cual el lugar de vanguardia ideológica reaccionaria pasa a estar en los poderes mediáticos. Se trata de un fenómeno con diferentes intensidades, pero que se afianzó en toda la región. En Uruguay, las empresas privadas de televisión se negaron a cumplir con la cadena nacional que debía difundir la campaña por la nulidad de la Ley de Caducidad. La iniciativa quedó a sólo 2,03 por ciento de los votos necesarios para ser aprobada. ¿Cuánto habrá influido en ese guarismo la desobediencia mediática?

Quien se dé una vuelta por los diarios de América latina por estos días podrá encontrar titulares como estos: “El gobierno de Correa quiere que los medios rindan cuentas”, “Evo Morales criticó a la prensa por minimizar la victoria de su partido”, “Vázquez se refirió a los medios: sistemáticamente hacen oposición al gobierno”, “Lula criticó a los medios: no cubren con buena fe”.

Los medios concentrados se encuentran hoy con gobiernos democráticos que cuestionan su (oscura) legitimidad de origen, la posición dominante que tienen en el mercado y la intencionalidad política mal recubierta por el gastado barniz de la “independencia”.

No es una lucha contra la “libertad de prensa” –como los propios afectados señalan–, ni siquiera un cuestionamiento ideológico a la “libertad de empresa”. Se trata de algo más sencillo y elemental: la supervivencia de la política como espacio de la sociedad –y no de las corporaciones– desde el cual decidir las cuestiones públicas. La respuesta que los gobiernos de la región, con distintas velocidades, decidieron dar a este enfrentamiento es la intervención en el mercado comunicacional, regulándolo para ampliar el espectro de voces. Y eso es una buena noticia.

* Integrantes del Observatorio de Política Latinoamericana Noticias del Sur.

lunes, 3 de mayo de 2010

Nuevos escenarios mediáticos

Por Diego Otondo - http://www.revista2010.com.ar/medios-de-comunicacion/Nuevos-escenarios-mediaticos.php

“(…) yo digo con preocupación que Hugo va a terminar como Mussolini: colgado y con la cabeza pa' abajo (...) Yo lo digo de manera precautelativa: cuídate, Hugo, porque a quien te pareces es a Mussolini". Rafael Poleo, editor del diario El Nuevo País, Venezuela.
De acuerdo con los procesos políticos actuales, los grandes medios de comunicación están siendo cuestionados en varios países. El debate implica un nuevo discurso que posiciona a los oligopolios mediáticos como protagonistas, como actores de poder.

El poder tiene sus estímulos en el disfraz, en el disimulo, en mostrarse de una manera benévola y pluralista. Pero las máscaras han saltado por los aires. En América Latina la discusión trasciende los disfraces y apunta directamente a los grupos de poder que tienen a sus voceros en los grandes medios de comunicación en una situación monopólica. La Ley de Comunicación en Ecuador, la regulación en Venezuela y el proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales en nuestro país han transparentado, mediante el debate, el papel de los conglomerados mediáticos. El relato coyuntural y sin historia está cobrando un nuevo impulso. El poder en forma de pirámide, las crónicas basadas en el presente, ocultando las relaciones que se tejen en el entramado social, están abriéndose al debate y a los cuestionamientos.

Juegos de poder

“Todo poder de violencia simbólica, o sea, todo poder que logra imponer significados e imponerlas como legítimas disimulando las relaciones de fuerza en que se funda su propia fuerza, añade su fuerza propia, es decir, propiamente simbólica, a esas relaciones de fuerza”, resume Pierre Bourdieu. El poder, al decir de Noam Chomsky, “se presenta siempre como altruista, desinteresado, generoso…”. La generosidad y las relaciones de fuerza son lo que los medios encubren mediante un relato apoyado en el ojo vigía del poder elegido por los votantes en un sistema democrático.

De esta manera, la llamada “libertad de expresión” está asociada a todo aquello que no incurra en detrimento del poder económico, ni siquiera en su regulación. En tal sentido, la prensa hegemónica desvía el eje intentando crear el consenso necesario para que la regulación recuerde los momentos dictatoriales y el fin de la libertad. El periodista Fabián Corral en “El Comercio” de Ecuador sostiene, en alusión a la actuación del gobierno argentino con respecto a Clarín, que “la prensa libre es la conciencia incómoda del poder”. Con la misma vara, el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (CEDICE) afirma que “el ejercicio de la crítica política es expresión esencial del derecho a la libertad de expresión”.

Es el poder político en cualquiera de sus variantes, las que el periodismo intenta vigilar y controlar a favor del ocultamiento del poder económico que actúa sin ninguna vidriera, el que no es posicionado como actor protagónico en la sociedad y que carece de cualquier interés político. Su actuación es como un simple oferente en un vasto mercado con posibilidades para todos. “¡Parecen no tener historia, estructuras de dominio, intereses económicos, economías reproductivas, líneas de comando, decisiones políticas, autoconciencia hegemónica y operatoria ideológica!” expresó Horacio González.

La tiranía estatal de otrora se convirtió, hoy, en un muro menos visible, más disperso, que funciona como un enorme tejido de poder, sin dueños con intereses concretos. El Grupo Prisa de España; el Grupo Clarín; El Universo, El Comercio y Teleamazonas en Ecuador; el Grupo Cisneros en Venezuela; la Honduras de facto mediante el diario La Prensa y El Heraldo (empresa de Roberto Micheletti); Bavaria y El Tiempo en Colombia; y O Globo y Folha de San Pablo en Brasil, todos con una meta: información con una línea editorial unificada a favor de una demarcación profunda de los límites políticos y estatales, el objetivo de ofrecer de manera constante un discurso único focalizado en un sólo protagonista.

El relato construido fija piramidalmente que el poder es el gobierno, que el poder está en un solo lugar sin relación con otros estamentos. Pero los conceptos surgieron por debajo de la alfombra y salieron a la luz: monopolios, concentración, intereses económicos y políticos, pensamiento único, presiones, agenda mediática. En Venezuela, Ecuador y Argentina se puso en cuestión el discurso que cotidianamente consumimos. Y si la democracia es un proceso comunicativo, la instalación de un pensamiento editorial unidireccional atenta directamente contra cualquier proceso político, social y económico, porque no existe ningún proceso deliberativo.

“Sus propias reglas trascienden los sistemas legales nacionales y se anticipan al establecimiento de los internacionales”, sostuvo hace varios años la revista mexicana Razón y Palabra. Y esas reglas son las que no deben romperse. La discusión y la negativa, a tal punto de no esconder el deseo de un Congreso paralizado en nuestro país hasta el 10 de diciembre, se manifiesta en un proyecto que no pluralice la palabra. Ni siquiera una línea de pensamiento diferente que provenga de sociedades sin fines de lucro u organizaciones sociales. Esa es la libertad de expresión a la que aluden, esquivando y disimulando su poder conectado con los grupos económicos globales.

Melodrama

En Ecuador, la prensa hegemónica tituló con la palabra “mordaza” lo que puede ser, según la nueva Constitución, una nueva Ley de Comunicaciones, conectando la situación de la “prensa independiente” con lo que está pasando en nuestro país. Aquí, Todo Noticias emitió, y lo sigue haciendo, una propaganda y advirtiendo a todos que va a desaparecer y que corre serio peligro la pluralidad de ideas. El Grupo Perfil y La Nación, al borde del paroxismo, se desesperan porque la Argentina está convirtiéndose en una dictadura chavista. El Heraldo de Honduras marcó las críticas de la Iglesia al proyecto de ley de servicios audiovisuales en nuestro país. El Universal de Venezuela apoyó el golpe de Estado contra Manuel Zelaya como un deseo de que se presente el mismo panorama en su país y, en lo posible, evitar repetir los errores del año 2002.

La conexión editorial entre el golpe de Estado en Honduras y la libertad de prensa o expresión -con Chávez como espejo de lo que no hay que hacer- es la lucha para implementar y hacer realidad “el fin de la historia”: una victoria final, sin oponentes políticos, sin discursos ideológicos enfrentados, sin cuestionamientos al status quo. “El gobierno usurpador de Micheletti está ajustado a la Constitución, y nosotros quisiéramos, nos encantaría que aquí en Venezuela se respetara la Constitución como se está respetando en Honduras”, expresó con emoción el propietario de Globovisión Guillermo Zuloaga Núñez. En los dos casos existe una misma línea editorial que tiene por objetivo resaltar los beneficios de la democracia liberal, evitar nuevas reglas, evitar la responsabilidad social y todo intento por hacer valer los intereses nacionales.

El melodrama de la “libertad de expresión” es la libertad de los grandes medios para la representación de los sectores con vastos alcances económicos y políticos, en detrimento de la representación general de la sociedad. Es, por ejemplo, Mario Vargas Llosa hablando de la matanza de indígenas en Perú –aunque sin referirse con estos términos- y de la oportunidad que perdieron los nativos cuando rechazaron la inversión privada y extranjera. Los indígenas, que siguieron las “consignas retrógradas de Alberto Pizango” (líder indígena), han obtenido una victoria pírrica, es decir, ganaron una batalla pero saben que la guerra está perdida (Diario El País de España, 28 de junio de 2009). Siempre triunfa el mercado.

Por lo tanto, la ampliación de la vida democrática es el blanco predilecto de los que niegan el contexto como herramienta informativa. La negativa a votar leyes que regulen a las empresas periodísticas es la batalla por impedir la problematización social y los conflictos de intereses entre sectores sociales, vistos estos últimos como un pandemonium en sí mismo, es no querer que aparezcan actores aliados en la noticia. Porque el melodrama se expresa también en la despolitización de la política y la sociedad, en la ausencia de debate estructural y en hacer invisibles las matrices ideológicas en juego. La línea editorial dominante evita la discusión y tiene como último deseo que el ciudadano, el votante, sea un idiota político, un sujeto funcional de a un estamento de poder que no necesita de sus ideas, aunque sí de su capacidad de consumo.

Con los años, fue la expansión y el crecimiento de los medios masivos que conectaron sus deseos con los del mercado. El investigador de la Universidad de Quilmes Martín Becerra explicó que “los grandes grupos de comunicación no se limitan a las actividades infocomunicacionales, sino que se ramifican al conjunto de la economía, que incluyen bancos, grandes almacenes, clubes de fútbol, inmobiliarias, empresas agrícolas, cerveceras o aseguradoras, produciéndose un cruce de intereses del que los medios de comunicación nunca hablan”.

En el mismo sentido, Enrique Sánchez Ruiz, de la Universidad de Guadalajara, México, hizo hincapié en los aspectos democráticos de una sociedad altamente mediatizada, en la cual los oligopolios mediáticos legitiman “intereses y acciones de élites muy particulares, imponiendo decisiones de manera no participativa, aunque con la apariencia de consensuales y legitimadas. Por consiguiente, los medios participan como obstáculos para una gobernabilidad ampliamente participativa, o democrática”. Así, las disputas políticas, económicas y sociales sólo tienen un sentido, una sola interpretación y una gama de valores con estructura en el sentido común neoliberal, que circulan sin contrapeso.

Fricciones

El proyecto de Ley de Comunicación en Ecuador, la visión de la Comisión de Telecomunicaciones (CONATEL) en Venezuela o el proyecto de ley en nuestro país se enfrentan a los escenarios que son contrarios a los proyectos políticos de la región. Se genera una fricción inevitable de un desarrollo endógeno como proyecto que va a contramano con las estipulaciones concentradas en una línea editorial internacional. Por ello CONATEL señala que su misión es socializar el uso de las telecomunicaciones para democratizar el acceso “hasta convertirlas en plataforma habilitadora de desarrollo para consolidar la República”.

La nueva Constitución en Ecuador contempla la responsabilidad en la forma de ejercer el periodismo y el acceso universal a la información “intercultural, diversa y participativa” (Art. 16). También fomenta la imposibilidad de que los medios de comunicación estén en manos de grupos financieros (Art. 312) y pone límites a situaciones monopólicas y oligopólicas de manera directa o indirecta (Art. 17 inciso 3). Es en este contexto “natural” una rivalidad entre dos visiones dicotómicas como son la pública y la privada.

Tanto lo planteado por la Constitución ecuatoriana, como el espíritu de CONATEL o la visión del proyecto de ley en Argentina, tienen como móvil la búsqueda de un sistema democrático más participativo. Por el contrario, los medios concentrados asumen como un peligro la participación democrática a través del Estado, incluso desde una apertura editorial con diferentes concepciones políticas, sociales y económicas. Esta es una de las razones por las cuales en nuestro país los foros de discusión o los 21 puntos de la Coalición por una Radiodifusión Democrática fueron ignorados. Para evitar un debate que, inexorablemente, tuvo un camino paralelo al de la concentración y que cuestionaba de raíz el orden mediático.

Muy pocos

Existen muchos problemas en América Latina y muchas voces. Pero quienes tienen en sus manos la valoración de dichos problemas son muy pocos. Un ejemplo: en Venezuela RCTV y Venevisión concentran el 85% de la inversión publicitaria en los medios de comunicación y un 66% de poder de transmisión. Como si fuera poco, detentan el 80% de los mensajes transmitidos en el país, según el periodista e investigador César Zubelet.

"La industria de la comunicación está dominada por un número relativamente pequeño de empresas que engloba todos los aspectos de la producción y de la distribución, están situadas en los principales países desarrollados y sus actividades son trasnacionales", concluyó el informe McBride de la Unesco en 1980, instando hacia un camino que pudiera crear un Nuevo Orden de la Información y la Comunicación en el mundo. El fracaso de un mundo equitativo que contemplara las diversas voces para los diversos problemas tuvo su correlato en el éxito de los conglomerados económicos, gracias a políticas de Estado, y en la férrea alianza tejida con los medios sin bifurcaciones en lo ideológico.

En Ecuador, son 19 las familias que concentran 287 concesiones de las 348 que existen en el país. O Globo en Brasil, según el periodista mexicano Jenaro Villamil, posee una cobertura del 90% del territorio. Javier Corral Jurado, presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información, sostuvo en el año 2007 que la “concentración ha llegado a tal grado que en América Latina la televisión está en manos de 19 personas, y en México las telecomunicaciones están en manos de un solo individuo, mientras que dos familias poseen la televisión. Ese es el problema”.

El mismo sentido y la misma valoración para los problemas sociales con intereses ajenos a la problemática latinoamericana. El mismo modelo económico en cada una de sus frases editoriales. Los mismos enemigos. Noticias que entretienen y que ocupan sus espacios en detrimento del debate. Periodistas que trabajan para diferentes grupos, pero piensan igual en cada uno de ellos. "Los que son críticos pasan a ser acorralados", afirmó la periodista Milagros Pérez Oliva del diario El País de España, en el programa “Hora 25 global” del Grupo Prisa, que se emite por radio Continental. Un razonamiento que no es español sino mundial, para entender los problemas de la prensa en América Latina y el mundo de un grupo económico que opera en 22 países. La aldea global, un sentido único en cadena que ha sido, hoy, puesto en tela de juicio. Sin embargo, el tema no se agota en la desarticulación de los monopolios u oligopolios, el tema se agotará cuando la diversidad de contenidos sea una saludable costumbre.

sábado, 1 de mayo de 2010

La crisis en Grecia la pagan los más pobres

http://www.prensamercosur.com.ar/apm/nota_completa.php?idnota=4661

La crisis financiera de Grecia, que ya lleva varios meses y se profundiza a cada paso que da el gobierno del primer Ministro Giorgos Papandreou, continúa con los trabajadores movilizados, ya que estos son los que están sufriendo las medidas de ajuste y austeridad que los hunden en la pobreza y la indigencia.

Grecia gastó por encima de sus ingresos y posibilidades, lo que la llevó a un déficit fiscal de 13,6 por ciento y a una deuda pública del 115,1 por ciento de su Producto Interno Bruto informa un despacho de la agencia Prensa Latina. El conflicto financiero y económico ya se está extendiendo a España y Portugal y amenaza a Italia e Irlanda.

Pero son los más desfavorecidos los que están sufriendo las peores consecuencias, con caídas en los ingresos, suba de la desocupación y recortes en beneficios sociales. Un ajuste que recuerda a los peores años del neoliberalismo en América Latina y que ocasionaron graves crisis y más pobreza.

La nación helénica ha vivido ya tres meses de protestas sociales protagonizadas por los sindicatos y varios sectores laborales y los mismos se extenderán con las nuevas medidas económicas.

Sin otra solución a la mano y presionada por los mercados y prestamistas, hace unos días Papandreou aceptó el plan de rescate financiero propuesto por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), de 45 mil millones de euros para este año.

Pero a cambio, Atenas debe cumplir no solo el plan de austeridad ya en marcha desde febrero sino también, otro de mayor rigor que ya inquieta a los sindicatos por sus implicaciones para la población en general.

Desde principios de año se aplicaron fuertes recortes de los sueldos y pensiones para el sector público, además de elevar la carga impositiva, con lo que el país pretende ahorrar unos cuatro mil 800 millones de euros en 2010.

Allí, una de cada cinco personas viven por debajo del nivel de pobreza, y protestan porque consideran que los responsables de la crisis financiera siguen beneficiándose.

Según un dirigente sindical que participó en una reunión con el primer ministro Papandreou, a Grecia se le exige que en 2010 y 2011 rebaje en 10 puntos porcentuales el déficit público, lo que requerirá ahorros por valor de 25 mil millones de euros.

Ante esos requerimientos el gobierno anunció un alza del impuesto al valor agregado de los productos, otros gravámenes y más recortes salariales.

También está en análisis suspender el decimotercero y decimocuarto mes de salario en el sector público para los empleados y los pensionados, añadió el sindicalista.

Recientes encuestas arrojaron que los griegos rechazan la ayuda externa al considerar que estará condicionada a una reducción salarial adicional del sector privado y de los funcionarios, un aumento de la edad de jubilación en dos años y despidos de empleados públicos.

Además, el ejecutivo tiene listo un proyecto para la privatización y semi privatización de empresas estatales, que le aportaría unos dos mil 500 millones de euros.

Según los analistas un país de la eurozona no debe depender del FMI, sin embargo, Bruselas no dudó en entregarle en bandeja de plata a Grecia para salvar la estabilidad monetaria del bloque y calmar a los mercados sin importarle las consecuencias.

Hoy la inquietud es mayor porque España, Portugal, Italia e Irlanda también tienen fuertes deudas y en los últimos años han sufrido pérdida de competitividad.

El escenario no puede ser más peligroso, en la medida que las consecuencias de la desocupación y el desplome del poder adquisitivo del salario se hagan sentir por toda Europa, la protesta bajará a la calle en cada vez más países para expresar el descontento.

El malestar social que generan la desocupación creciente y el deterioro de las condiciones salariales, así como la reducción de la capacidad de consumo, exacerbará el estado de frustración colectiva, provocará pérdida de confianza en los políticos y alimentará las huelgas y protestas sociales.

Dentro de ese cuadro, la Unión Europea ya encendió un alerta general para detener un proceso que los expertos proyectan como una luz roja para la futura gobernabilidad de la región.

UN TRIBUNAL ÉTICO CONDENÓ A LOS PERIODISTAS CÓMPLICES DE LA DICTADURA - Windows Live

UN TRIBUNAL ÉTICO CONDENÓ A LOS PERIODISTAS CÓMPLICES DE LA DICTADURA - Windows Live

viernes, 30 de abril de 2010

Libertad de expresión y usos políticos

Por Luis Bruschtein - http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-144923-2010-04-30.html

Cualquiera puede criticar a Hebe de Bonafini y Hebe de Bonafini también puede criticar a quien le parezca. Se puede estar de acuerdo con Hebe de Bonafini o pensar al revés que ella. Nadie está obligado a coincidir. Todos tienen la posibilidad de responder. Son aclaraciones obvias, casi elementales. Otra más: nadie va a ir preso por el juicio que hizo la Asociación de Madres de Plaza de Mayo; no se trata de un juicio penal que termina con una condena, no es una institución formal de la República. Se trata, y nadie lo oculta porque se hace con ese objetivo, de un acto político. Así lo tomará el público, las personas, la gente y así sacarán sus conclusiones.

Ninguno de los actos de Hebe de Bonafini a favor de los desocupados y piqueteros o de los cientos que ha convocado provocó tanto alboroto. La Asociación de Madres de Plaza de Mayo ha realizado otros juicios de este tipo, obviamente propagandísticos y políticos, a jueces o abogados y empresarios que colaboraron con la dictadura. Este que le hacen a periodistas no es el primero y, sin embargo, sí es el primero al que se lo escracha tanto públicamente.

La Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara de Diputados, controlada por la oposición y cuyo principal mérito es oponerse a la ley de servicios audiovisuales, impulsó el repudio unánime de los diputados al acto de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo. Periodistas que viven de la libertad de expresión y una comisión legislativa que existe para preservarla, finalmente la terminan repudiando.

Es decir, la libertad de expresión es fantástica siempre que no afecte a los periodistas. En ese caso, la libertad de expresión afectaría a la libertad de expresión y hay que repudiarla. La libertad de expresión no somos los periodistas y menos las empresas que nos dan trabajo. Esa es una pequeñísima parte. Y una parte privilegiada en ese sentido, porque es la que tiene más recursos para expresarse y comunicar.

Esa confusión es peligrosa desde un punto de vista democrático y republicano. Y es más peligroso cuando los confundidos somos los periodistas y las empresas periodísticas. Los periodistas podemos ser criticados por cualquiera, incluso por otros periodistas.

Otra cosa son las amenazas anónimas o los actos de violencia. Eso no tiene nada que ver con la libertad de expresión. No es lo mismo el acto de Hebe de Bonafini que un cartel anónimo. Aunque el contenido sea similar (el cuestionamiento a algunos periodistas), en democracia el significado es totalmente opuesto. Uno es parte de la libertad de expresión (se coincida o no con él), pero lo anónimo y violento atenta contra ella. Por eso se equivocó el dictamen por mayoría de la Comisión de Diputados al mezclar todo. Porque de esa manera se corre el riesgo de montarse en una condena legítima y usarla para reprimir la expresión también legítima de otros ciudadanos con los que ellos disienten. Con lo que se podría llegar a un absurdo: la Comisión de Libertad de Expresión corre el riesgo de terminar coartando la Libertad de Expresión.