lunes, 22 de marzo de 2010

Monólogo del Homo Setentista

Feinman, José Pablo: Dos universos. Dos destinos: una polémica. Articulo periodístico publicado en Página 30, año 6 nro. 72, 1996

Ustedes, perejiles de los noventa, a callarse y a escuchar . Voy hablarles de nosotros, a contarles nuestra historia , y ya este hecho -que tenga una historia para contarles- marca la primera y decisiva diferencia entre ustedes y los que habitamos el paisaje tumultuoso de los setenta: nosotros tenemos una historia, ustedes no. No la tienen ni la van a tener. Ustedes habitan el territorio gris de las historias ya resueltas, terminadas, el territorio gris de la derrota. Es decir, ustedes, perejiles de los noventa, ni siquiera tienen una época histórica propia. Viven una modalidad de nuestra propia historia: la modalidad de la derrota.

Habitan aquí, perejiles. viven aquí, en la etapa más gris y más triste de nuestra maravillosa historia. Este mundo desencantado que creen propio es también nuestro. Ustedes son lo que hoy son porque nosotros perdimos. El mundo de hoy es el de la derrota y la derrota también es nuestra. Nosotros habitamos una América latina heroica. El Che, para nosotros , no era un póster inofensivo, era un proyecto revolucionario, una imagen que convocaba a transformar el mundo. no a decorar nuestra habitación en la casa de papá y mamá. La palabra utopía no existía en nuestra época . (Sépanlo: siempre que digo nuestra época me refiero a los setenta. Fue nuestra época, fue la mejor y ninguna podrá superarla).

Utopía es una palabra maricona inventada por los liberales. Ahora se puso de moda y la usan hasta los nuestros. Pero seamos claros: nosotros, en los setenta, hablábamos de proyectos revolucionaros. Y les decíamos utópicos a los que eran un poco huevones, algo pelotudos. por decirlo así. Inofensivos soñadores.
Nosotros podíamos ser cualquier cosa, pero no inofensivos. Nosotros nacimos para cambiar el mundo. (Ustedes - aparte de no saber para qué mierda nacieron- sólo pueden padecer el mundo: Sufrirlo o gozarlo.
Cambiar nunca. Confiesen : ¿No es horrible vivir con el escuálido sentimiento de no poder hacer nada, de tener que aceptarlo todo, de apenas sentirse vivos o piolas o lúcidos cuando nos putean a nosotros? Hasta eso les damos, perejiles de los noventa: un motivo para enojarse. Porque digan la verdad: si no nos putearan a nosotros. ¿a quién putearían?)

Nosotros -sigo- habitábamos un mundo que se nos ofrecía, que nos abría las piemas como una mina generosa. Miren, los yanquis se hacían mierda en Vietnam. ¿Conclusión? El imperialismo agonizaba. Mao estaba en China. Castro en Cuba. Y Perón queria volver. ¿De qué se rien? Si, huevones: Perón. Nosotros tuvimos todos los Perones. Ustedes ninguno. Créanme, una de las cosas que más me apena de ustedes es que nunca van a sentir lo que uno sentía cuando un cabecita, un obrero o un militante revolucionario decía: Perón vuelve. Claro, ustedes no nos entienden porque no pueden entendernos. ¿Cómo carajo van a entender lo que significaba decir Perón vuelve en 1972 ? Perón era una imagen de nuestra infancia, era el centro del odio de los gorilazos de nuestros viejos , era lo infamado, lo prohibido. ¿Ustedes qué saben de lo prohibido? Cada vez que les quieren prohibir alqo todo el mundo empieza a decir cosas de la democracia y la libertad de expresión y, al final, no les prohiben nada. Pero a nosotros si, perejiles. A nosotros nos prohibian todo: los libros, las películas votar, las manifestaciones y... a Perón.

¿Alguna vez escucharon esa frase: el sabor de lo prohibido? Bueno, para nosotros Perón era eso: lo prohibido. Desde que teníamos conciencia escuchábamos que iba a volver en un avión negro. Negro, es decir: maldito, prohibido, negado. ¿Ustedes saben lo que es crecer en un país en el que no se puede decir Perón? Decías Perón, ibas en cana. Ahora ustedes suben a un taxi y dicen: "Vay a Perón y Riobarnba". Y lo dicen así nomás, sin drama, tranquilos: "Perón y Riobamba". Yo escucho "Perón" y se me arma un despelote emocional. Escucho "Perón" y veo el bombardeo a Plaza de Mayo, los fusilamientos del '56, Operación Masacre, Walsh, el Cordobazo , los curas del Tercer Mundo, Trelew, Ezeiza, la Triple A y toda, toda la película. Ustedes no: "Perón y Riobamba". A veces, en serio, subo a un taxi y los maneja uno de ustedes, un flaco melenudo con Fito en la radio. Le digo adonde voy y me dice: "Eso queda por Perón al setecientos".. ¿Qua es Perón al setecientos? Me enfurezco y le digo : "Perón al Poder, boludo. No al setecientos". El flaco me mira como a un marciano. Es así, ustedes no entienden nada.

Sé que algunos - ahora que se les da por atrevérsenos- andan diciendo: "Y si eran tan maravillosos. ¿por qué les fue tan mal?. Por eso. perejiles: porque éramos maravillosos. Y porque nuestra derrota es parte de nuestra excepcionalidad. Que quede claro: nosotros nos metimos con el poder. Que quede claro: nadie fue tan agresivo con el Poder como nosotros. Amasijamos generales, canas, empresarios . Ahora los canas los amasijan a ustedes y cuando salen a protestar los cagan a palos. ¿Vieron que es jodido meterse con el Poder? En serio. les tengo lástima. Es verdad. les quitamos todo porque no les dejamos nada. Porque todo lo hicimos nosotros. Porque todo es nuestro. Porque es nuestro el heroísmo, la generosidad, la entrega, los ideales y el martirio. Ya nadie va a combatir en este país como combatimos nosotros. Ya nadie va a sufrir como sufrimos nosotros . Valió la pena.

miércoles, 17 de marzo de 2010

No olvides que una vez tu fuiste sol (A.B) - Santiago Feliú - Ginebra

No olvides que una vez tu fuiste sol, Canción del trovador cubano Augusto Blanca cantada por Santiago Feliú en Ginebra, Suiza, el año 2003 en su concierto homenaje en la sala Mahatma Gandhi

lunes, 15 de marzo de 2010

Santos y pederastas

Javier Diez Canseco - http://www.larepublica.pe/contracorriente/15/03/2010/santos-y-pederastas
Un escándalo de proporciones involucra, desde algunos meses, a sacerdotes y primados de la Iglesia Católica de EEUU, Irlanda, Austria, Alemania, Holanda, entre otros países: abuso sexual a niños que debían educar o cuidar. No son denuncias recientes, pero ahora cuentan con evidencias contundentes, remecen Roma y comienzan a ventilarse en el fuero judicial que siempre evadieron. Y dejan clara la doble moral de sectores conservadores de la Iglesia involucrados.

Curiosamente, poco se informa al respecto en América Latina y el Perú. ¿Acaso no hay casos similares? Sí. Y han involucrado a personajes conservadores muy cercanos al Vaticano. Uno de los casos más graves es el del sacerdote Marcial Maciel, muerto el 2008. Muy influyente en Roma, fundó la Orden “Los legionarios de Cristo” y el apostolado “Regnum Cristi”, reconocido por el papa Paulo VI como parte de la Iglesia en 1965. Los “Legionarios” son conservadores y anti-izquierdistas como el Opus Dei, de Escrivá de Balaguer en España (reciente y aceleradamente santificado), y el Sodalicio, fundado en el Perú, que lleva una larga lista de denuncias siempre diluidas. Todos ellos cercanos al poder económico y político. Los Legionarios contaban con Carlos Slim, el hombre más rico del mundo, y del multimillonario Dionisio Garza, en México. Los del Opus cuentan con el Dionisio peruano, su ministro Rey y el consejero espiritual de Palacio.

Maciel, religioso conservador mexicano y promotor de las cinco visitas que hizo Juan Pablo II a ese país (1979-2002), encaró las primeras denuncias en 1990, pero nada pasó. Como lo recuerda Oscar Ugarteche en ALAI, en 1991 el Papa presentó “la experiencia de Maciel como formador de candidatos al sacerdocio y lo hizo miembro de la Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la formación de los candidatos al sacerdocio. En 1992 lo incorporó a la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano”. El 93 lo “nombró miembro del Sínodo de los Obispos sobre la vida consagrada” y el 94, “consultor permanente de la Congregación para el clero”. Ya entonces muchos sabían del abuso sexual de Maciel a niños y menores. Hoy se conoce, además, que Maciel tenía dos mujeres en México, una en España y 6 hijos. Varios de ellos han denunciado que los sometió a sus inmundas prácticas. En síntesis, un pedófilo, con más de 30 casos denunciados, un depravado que sodomizó a sus propios hijos, fue una alta autoridad eclesiástica, se le cubrió las espaldas por parte de autoridades religiosas y construyó un imperio de instituciones educativas en México, Argentina, Austria, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, El Salvador, España, Estados Unidos, Italia, Irlanda, México, Suiza y Venezuela, que continúan funcionando. ¿No debiera el Vaticano hacer algo respecto a la Orden y a esta red educativa?

Muchas de las denuncias llegaron a manos del Monseñor en Roma a cargo de manejar estos temas. ¿Quién era? Monseñor Ratzinger, encargado de velar por la moral y por que los textos religiosos se ajusten a la doctrina. El mismo que persiguió a teólogos de la Iglesia de los pobres como Leonardo Boff, Gustavo Gutiérrez o Frei Betto como “filocomunistas”: el Papa actual.

Hizo de la vista gorda al tema hasta que, recién el 2005, quince años después de las primeras denuncias, invitó a Maciel a retirarse a “una vida reservada de oración y penitencia y a no cumplir con su ministerio público”, sin excomulgarlo ni intervenir la Orden.

Estos hechos deberían hacerse públicos, cesando la política de echar tierra a las denuncias hechas en el Perú que involucran a órdenes conservadoras de falsos cristianos que predican castidad pero practican la perversión.

¡Basta de doble moral! Ni un Alan García jugando a ingenuo “sorprendido” que indulta al delincuente José Enrique Crousillat, sin sustento médico alguno y sin que pague la reparación civil y las deudas pendientes con el Estado por S/. 80 millones, ni predicadores de falsas castidades que encubren pederastia.

Amaral - Marta, sebas, guille y los demas- Solidarios (2005)

domingo, 14 de marzo de 2010

Aceituna sin hueso - Para Besar artistas.mpg

Milton Friedman no salvó a Chile

Naomi Klein - http://www.g80.cl/noticias/columna_completa.php?varid=7591

Desde que la desregulación causó un desastre económico mundial en septiembre de 2008 y todo el mundo se ha vuelto otra vez keynesiano, no ha sido fácil oficiar de seguidor fanático del difunto economista Milton Friedman. Tan generalmente desacreditada está su variedad de fundamentalismo de libre mercado que sus admiradores están cada vez más desesperados por reivindicar victorias ideológicas, por exageradas que sean.
Viene al caso un ejemplo especialmente desagradable. Justo dos días después de que un demoledor terremoto golpeara Chile, Bret Stephens, columnista del Wall Street Journal informaba a sus lectores [1] de que "el espíritu de Milton Friedman aleteaba protector sobre Chile", puesto que "gracias en buena medida a él, el país ha resistido una tragedia que, si no, habría resultado un apocalipsis (...) No por azar vivían los chilenos en casas de ladrillo – y los haitianos en casas de paja – cuando llegó el lobo intentando derribarlas de un soplido".
De acuerdo con Stephens, las medidas radicales de libre mercado prescritas al dictador chileno Augusto Pinochet por Milton Friedman y sus infames "Chicago Boys" constituyen la razón por la que Chile es una nación próspera que dispone "de códigos de edificación que se encuentran entre los más estrictos del mundo".
Hay un problema realmente de bulto con esta teoría: el código moderno de edificación sísmica en Chile, redactado para resistir terremotos, se adoptó en 1972. La fecha es enormemente significativa, dado que se trata de un año antes de que Pinochet tomara al poder mediante un sangriento golpe de Estado respaldado por los Estados Unidos. Eso quiere decir que si hay alguien a quien atribuir el mérito de esa ley no es a Friedman, ni a Pinochet, sino a Salvador Allende, el presidente socialista chileno democráticamente elegido (lo cierto es que hay que agradecérselo a muchos chilenos, puesto que las leyes respondían a una historia llena de terremotos, y las primeras disposiciones se adoptaron en la década de 1930).

Parece significativo, empero, que la ley se promulgara aun en medio de un agobiante embargo económico ("que rechine la economía", gruñó, según es fama, Richard Nixon cuando ganó Allende las elecciones de 1970). El código se actualizó en los años 90, bastante después de que Pinochet y los Chicago Boys abandonasen finalmente el poder y retornase la democracia.

Poco sorprenderá que, como apunta Paul Krugman, [2] que Friedman fuera ambivalente respecto a los códigos de edificación, pues los considera otra violación más de la libertad capitalista.

Por lo que se refiere al argumento de que las medidas friedmanianas son la razón por las que los chilenos viven en "casas de ladrillo" en vez de "paja", queda claro que Stephens no sabe nada del Chile anterior al golpe. El Chile de los años 60 gozaba del mejor sistema sanitario y educativo del continente, además de disponer de un efervescente sector industrial y una clase media en rápido crecimiento. Los chilenos creían en su Estado, razón por la cual eligieron a Allende para ampliar aún más ese proyecto.

Tras el golpe y la muerte de Allende, Pinochet y sus Chicago Boys hicieron todo lo que pudieron para desmantelar la esfera pública chilena, subastando las empresas del Estado y reduciendo las regulaciones financieras y comerciales. Se creó una enorme riqueza en este periodo, pero a un precio terrible: para principios de los 80, las medidas de Pinochet recomendadas por Friedman habían provocado una rápida desindustrialización, multiplicando el desempleo por diez y creando una explosión de barrios de chabolas claramente inestables. Llevaron también a una crisis de corrupción y deuda tan grave que en 1982 Pinochet se vió forzado a despedir a los asesores de los Chicago Boys y nacionalizar varias de las instituciones financieras desreguladas (¿les suena familiar?).

Afortunadamente, los Chicago Boys no lograron destruir todo lo logrado por Allende. La empresa nacional del cobre, Codelco, continuó en manos del Estado, insuflando riqueza a las arcas públicas e impidiendo que los Chicago Boys hicieran entrar la economía de Chile en un rápido y completo declive. Tampoco lograron deshacerse del riguroso código de edificación de Chile, un descuido ideológico por el que debemos dar todos las gracias.

Con mi agradecimiento al CEPR [3] por investigar los orígenes del código de edificación chileno.

NOTAS T:
[1] "How Milton Friedman Saved Chile", Wall Street Journal, 1 de marzo de 2010. El artículo comienza así: "Milton Friedman murió hace más de tres años. Pero seguramente su espíritu aleteaba protector sobre Chile en las primeras horas del sábado. Gracias en buena medida a él, el país ha resistido una tragedia que, si no, habría resultado un apocalipsis". El artículo de Klein, aparte de glosar literalmente las afirmaciones de Stephens, tiene aun más de respuesta que de ataque, pues contiene menciones de Klein como: "En la mitología de la izquierda, — sobre todo en "The Shock Doctrine", tedioso tocho de 2007 de Naomi Klein —, los Chicago Boys no sólo eran extrajeros compañeros de cama de la dictadura de Pinochet. Eran cómplices de sus crímenes".

[2] Paul Krugman, "Fantasies of the Chicago Boys", The New York Times, 3 de marzo de 2010: "Friedman no era exactamente amigo de esos códigos (...) los consideraba una forma de gasto público, puesto que ‘imponen costes en los que uno no querría incurrir privadamente’ ".

[3] El Center for Economic and Policy Research, fundado por Mark Weisbrot y Dean Baker, presencia habitual en SinPermiso.


Naomi Klein es la autora de No Logo: Taking Aim at the Brand Bullies (Picador) y, más recientemente, Fences and Windows: Dispatches From the Front Lines of the Globalization Debate (Picador). Su ultimo libro es La doctrina del shock.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Pilin Massei - "Argentina Secreta"

Fotos del pasado conspiran contra el futuro

Por Carta Abierta Santa Fe - http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/22-22663-2010-03-10.html

Nuevamente nuestro país vive una situación, de las tantas que jalonan nuestra historia, en que una conjunción provisional de sectores, que se consideran a sí mismos "democráticos" y "republicanos", interfiere para impedir que cumpla acabadamente su mandato el gobierno elegido por las mayorías populares, en sufragios libres. Es decir, en democracia. Que esa maquinaria destituyente se despliegue en las cámaras legislativas, tomando la forma de un "conflicto de poderes", lejos de disimular sus gestos los amplifica. Lo vimos en estos días. Las desprolijidades, el escaso recato con que estos heterogéneos aliados procedieron a la rapiña de lugares en las comisiones parlamentarias, sin el menor respeto por la proporcionalidad que emerge del voto ciudadano, con la intención confesa de trabar cualquier iniciativa del gobierno, llegando al extremo de rechazar en comisión el pliego de Mercedes Marcó del Pont, sin habilitar en tiempo y forma su legítima defensa y por razones otras que las que el Senado está llamado a considerar: su calidad intelectual y su idoneidad para ocupar el cargo. Desnudando así el desprecio de los procederes institucionales indispensables para resguardar la gobernabilidad.

Desde Carlos Saúl Menem y Rodríguez Saá hasta Pino Solanas, todos son responsables de imponer en el ámbito parlamentario unas reglas de juego tales que ningún proyecto de ley enviado por el Poder Ejecutivo pueda prosperar. Trabando el acceso a las reservas para el pago de la deuda e intentando una grosera manipulación de la conducción del Banco Central en detrimento de su necesaria articulación con el conjunto de las políticas públicas que se vienen desarrollando, se quiere forzar al gobierno a implementar políticas de ajuste, en un contexto de crisis financiera internacional cuyos efectos locales vienen siendo morigerados con inocultable eficacia. Menores salarios, baja en las jubilaciones, despidos, freno a las obras públicas, recorte de los subsidios: ese es el escenario que se está empujando desde la oposición. Lamentamos que quienes reivindican para sí un lugar de luchadores sociales, y forman parte de la izquierda, estén siendo funcionales a este retorno de lo peor de nuestro pasado. Las fotografías de la semana que culmina y un elemental ejercicio de memoria deberían llamar a una reflexión política madura capaz de habilitar alianzas más fecundas, basadas en los proyectos de país que están en disputa más que en la conquista de una ilusoria y mezquina porción de poder.

Al igual que en el lock out patronal agrario iniciado en marzo del 2008, cuando estaba en juego la posibilidad de afectar rentas extraordinarias en pro de tenues políticas distributivas, allí están, unidos otra vez en el abrazo, Reuteman, Latorre, Giustiniani. Los tres senadores por la Provincia de Santa Fe que, como decíamos entonces en el documento final del Primer Encuentro Nacional de los Espacios Carta Abierta en la ciudad de Rosario: "desde distintos folklores partidarios, pero defendiendo idénticos intereses conservadores, votaron contra las retenciones móviles, haciendo bloque con quienes se oponen a cualquier intervención del estado en el proceso económico y a toda iniciativa tendiente a recuperar el sentido de lo público".

En sintonía con estas posiciones a nivel nacional, nuestra provincia, gobernada por el socialista Hermes Binner, es una de las pocas que no pudo dar normal inicio al ciclo lectivo y vive hoy un escenario de conflicto porque no se ha dado una respuesta mínima a las justas reivindicaciones salariales que demandan los maestros y los trabajadores del estado, en tanto soportamos aumentos desmesurados en impuestos, cargando la responsabilidad sobre la Nación.

Los artistas, intelectuales y trabajadores de la cultura reunidos en Carta Abierta Provincia de Santa Fe expresamos nuestra solidaridad con los trabajadores en conflicto y ratificamos nuestro apoyo crítico al proceso político iniciado en nuestro país en 2003 y a todas las medidas tendientes a su profundización, por una Argentina con mayor justicia distributiva y respetuosa de los mecanismos que sostienen la democracia.

martes, 9 de marzo de 2010

Opus Dei en el Congreso de Argentina

José Stornelli - http://www.argenpress.info/2010/03/opus-dei-en-el-congreso-de-argentina.html

Liliana Teresita Negre de Alonso, senadora por la provincia de San Luis, miembro del Opus Dei, fue nombrada Presidenta de la Comisión de Legislación General del Senado de Argentina.

En una meritoria nota de la periodista Soledad Vallejos, publicada en Página 12 del lunes 8 de marzo del corriente año, se detalla a la mencionada senadora como “una de las más conservadoras de la Cámara” que, alineada en la fuerza política de los hermanos Alberto y Adolfo Rodríguez Saá, “ha votado contra los pliegos de los actuales jueces de la Corte Eugenio Zaffaroni, Elena Highton de Nolasco y Carmen Argibay con argumentos antigarantistas y antiabortistas” y que “Es probable que el primer proyecto que deba tratar esta comisión será el que procura abrir la posibilidad del matrimonio civil a las parejas gay”.

Soledad Vallejos recuerda que, además de apoyar al “ex obispo castrense Antonio Baseotto”, Liliana Teresita Negre de Alonso “Fue la única también en defender a Cecilia Pando, representante de torturadores y represores de la dictadura” y que amenazó “con recurrir a una legislación (el Protocolo Facultativo de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer-Cedaw) sobre el que ella también había votado en contra” y “que fue la única que se opuso a la educación sexual en las escuelas”.

La periodista Soledad Vallejos apunta que la senadora “ha sido consecuente al llevar su agenda confesional al recinto como miembro del Opus Dei. También suele repartir cuadernillos que divulgan las enseñanzas del fundador de la orden, José Escrivá Balaguer”

Liliana Teresita Negre de Alonso llega a la presidencia de la Comisión de Legislación General como consecuencia de los acuerdos de los autodenominados partidos opositores – en realidad “partidos del rejunte”- que se propusieron desalojar al oficialismo de todas las comisiones dejándolo en minoría total. El resultado de la votación fue de 37 de ellos contra 35 del partido que representa al gobierno nacional lo que no impidió el diario Clarín opinase que se ganó por goleada.

Sería mas que interesante conocer los otros acuerdos que debieron hacer entre ellos, incluso con el senador Carlos Saúl Menem quien no bajó al recinto en la primera oportunidad que se discutió el tema de las comisiones, no pudiendo obtener la mayoría de los 37 votos, y que luego apareció en la segunda oportunidad.

Los integrantes del “partido del rejunte” se sinceraron que no tienen proyectos comunes para el país. Solo se pusieron de acuerdo en esta votación del Senado para obstaculizar la gestión gubernamental. Nada se sabe que estén trabajando proyectos sobre los tópicos que proclamaron durante la campaña electoral de 2009.

Sobre ese particular alerta la Declaración de Tesis 11, emitida el 4 de marzo reciente, al decir que “La oposición de derecha no explicita abiertamente lo que propone. Los Cobo, Carrio, Gerardo Morales, Duhalde, Macri y los que los secundan aprendieron de Menem cuando reconoció que si exponía claramente su programa de gobierno, nadie lo iría a votar. Pero surge clarito de los argumentos críticos que utilizan”.

8 de marzo: Día Internacional de la Mujer - América Latina en Movimiento

8 de marzo: Día Internacional de la Mujer - América Latina en Movimiento

BRUNO ARIAS-ZAMBA DE LOS MINEROS-ATENEO 24/04/09

domingo, 7 de marzo de 2010

America Latina,Caribe - Unidad que se demoró 30 años

Autor: Frida Modak
En la Cumbre de la Unidad realizada la semana pasada en Cancún, convocada por el Grupo de Río que hasta entonces presidió México, se le dio el vamos a la creación formal de una instancia unitaria entre América Latina y los países del Caribe, la que se venía planteando desde fines de los años setenta del siglo pasado. La falta de una instancia específica no impidió que en ese período los países de la región se acercaran, se conocieran más y actuaran de consuno.

Los objetivos de la cumbre de Cancún fueron distorsionados desde antes que se iniciara la reunión, a través de la prensa latinoamericana representativa de intereses empresariales nacionales y extranjeros, que no podía concebir la existencia de una organización en la que no participara Estados Unidos, la ausencia de Canadá no les preocupaba. De ahí que la información que han proporcionado faltara a la verdad en la mayoría de los casos y se centrara en hechos de dudoso origen.

La idea de crear una organización que reuniera a América Latina y el Caribe surgió cuando se buscaba evitar la generalización de la guerra en América Central, donde la administración Reagan intervenía a través de los mercenarios de la “contra”,grupo creado, adiestrado y apertrechado por el país del norte y al que se le había asignado la tarea de terminar con el gobierno sandinista de Nicaragua, instalado al triunfo de la revolución de 1979 que puso fin a la dinastía dictatorial de los Somoza, apoyada por Washington.

En la búsqueda de la paz se creó en 1983 el Grupo de Contadora, integrado por México, Colombia, Panamá y Venezuela, al que en 1985 se sumó el llamado Grupo de Apoyo a Contadora, formado por Argentina, Brasil, Perú y Uruguay. Estos países formaron luego el Grupo de los Ocho, que posteriormente dio origen, en una reunión efectuada en Acapulco, al Mecanismo Permanente de Concertación Política, del cual surgiría más tarde el Grupo de Río.

Desde entonces se viene hablando de la necesidad de crear un organismo que reúna y coordine las acciones de América Latina y el Caribe. Se crearon muchas expectativas en torno a que ello se produjera como evolución natural de los Grupos de Contadora y de Apoyo a Contadora, en la perspectiva de que la entidad que surgiera fuera un punto de reunión en el que latinoamericanos y caribeños analizaran sus problemas, buscaran soluciones comunes y llegaran en acuerdo a plantear su posiciones frente a Estados Unidos.

No se trataba de desconocer a Estados Unidos, sino de establecer un diálogo equilibrado, de ahí que la eliminación de la Organización de Estados Americanos, OEA, no se planteara, ésta podía convertirse en el lugar donde se discutiera en términos igualitarios, lo que ya implicaba un cambio. De eso se trataba y se trata, de la búsqueda de la unidad que se planteó y acordó en esta cumbre y de lo cual se ha hablado tan poco.

Resulta curioso observar que la mayoría de los diarios latinoamericanos de gran circulación dejaron de informar sobre el tema de fondo desde el día martes, día de la clausura, cuando aún no se había entregado el texto de la declaración final. Les interesaba más la confrontación entre los presidentes de Colombia y Venezuela, misma que según todas las versiones fue originada por el colombiano Álvaro Uribe y filtrada a la prensa por un miembro de la comitiva colombiana. Se intenta hacer de la frase de Uribe algo similar a la del rey español en Chile y disminuir así la importancia de la cumbre.

Reacción en Washington

Mientras la prensa latinoamericana más rentable buscaba reducir el significado de la creación de la por ahora denominada Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, uno de los voceros del departamento de Estado de Estados Unidos dijo que su país no tiene problema con la creación de un ”foro regional” porque “prácticamente todos los países que participan en la Cumbre de la Unidad son fuertes socios de Estados Unidos” y consideró que la reunión era “consistente” con los “objetivos para el hemisferio” del gobierno estadounidense.

Las afirmaciones del funcionario revelan el propósito de sembrar dudas respecto a la iniciativa del presidente mexicano, lo que no debe pasarse por alto después de que se ha alcanzado un acuerdo de tanta importancia. Sin embargo, a pesar de que se intenta restarle trascendencia a lo ocurrido en Cancún, el mismo Crowley anunciaba que la secretaria de Estado estaba preparando una gira por América Latina que la llevaría a Brasil, Uruguay, Chile, Costa Rica y Guatemala.

Crowley quiso rebajar a “acuerdo regional” la instancia unitaria aprobada en Cancún, con lo que indicó que sí les preocupa su creación y que tampoco les hubiera gustado que ésta se convirtiera en un reemplazo de la OEA, porque lo que aspiran a lograr dentro de ésta es el cambio que pidió en su momento Condoleeza Rice y que les habría dejado las manos libres para impulsar muchos otros golpes de Estado como el de Honduras.

La secretaria de Estado de Bush pretendía que se dotara a la OEA de mecanismos que le permitieran intervenir en relación a “amenazas a la democracia originadas en los propios gobiernos”.La Carta Democrática de la OEA sanciona los ataques a la institucionalidad de un país que provengan desde fuera de los gobiernos, lo que se pretende es reformar esa Carta para que la OEA se inmiscuya en la acción de los gobiernos. Esa reforma no prosperó, lo que tampoco impidió el golpe hondureño y ahora que debe elegirse nuevamente un Secretario General de la OEA se vuelve a plantear que hay que modificar la Carta Democrática.

¿Participación política?

En esta búsqueda de la unidad de América Latina y el Caribe sólo han participado hasta ahora los gobiernos de la región, sin embargo, en este que ha sido un largo proceso, los partidos políticos han jugado un rol de importancia

Cuando en 1979 la situación creada en Centroamérica amenazaba con dar origen a un conflicto mayor, a iniciativa de México se constituyó la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina, COPPPAL, que reunió a los partidos políticos que se definían como nacionalistas y revolucionarios. A ella pertenecen partidos socialistas, socialdemócratas, liberales, laboristas e independentistas latinoamericanos y caribeños, tanto de gobierno como de oposición.

Durante muchos años COPPPAL tuvo su sede en México y ahora la tiene en Argentina. La preside el ex senador justicialista Antonio Cafiero y el presidente adjunto es el mexicano Gustavo Carvajal, que la encabezara durante varios períodos. Muchos de los partidos que la integran pertenecen también a la Internacional Socialista, la que a su vez creó en los años setenta una comisión para América Latina y el Caribe. Existen también otras agrupaciones de partidos de distinto signo, la más importante de ellas la demócrata cristiana.

Ante el renovado empuje del proceso integracionista hay quienes se preguntan si los partidos políticos van a estar ausentes de este proceso y en qué medida su participación o abstención contribuiría o no a un mejor resultado

La relación interregional

En los años setenta América del Sur se pobló de dictaduras militares, las que se sumaron a las ya existentes en América Central.Mientras, en el Caribe, las islas y territorios que habían sido colonizados por países europeos experimentaban un proceso similar al de las ex-colonias africanas y procuraban asumir su propia identidad, su independencia y rescatar su historia. Fue así como a fines de los setenta adquirió fuerza la lucha por la democracia y la independencia en la región latinoamericana y caribeña.

Para quienes con un dejo racista se pregunten qué tienen en común los latinoamericanos y caribeños, habría que recordar que prácticamente todos los países de América Latina tienen una raíz negra derivada de la traída de esclavos desde Africa, la que se produjo en mayor cantidad hacia el Caribe. Las islas y territorios colonizados por ingleses, franceses u holandeses, fueron estructuradas a imagen y semejanza de las metrópolis, incluso en su arquitectura, y se les impuso hasta la historia ajena.

Pero su ubicación geográfica estaba en los mares adyacentes a América Latina y no fueron inmunes a su acontecer, es más, la vecindad se hizo sentir hasta en el idioma. La revolución cubana y sus avances en el plano social se convirtieron en un punto de referencia y los acontecimientos centro y sudamericanos se siguieron con especial interés.

Por primera vez en el Caribe se produjo un golpe de Estado, pero no militar sino de la población civil, que depuso al dictador Eric Gairy de Granada, quien mantenía a la isla en la pobreza mientras él se beneficiaba del turismo en sus enormes hoteles y se entendía con el dictador chileno Augusto Pinochet, a quien se acusa de haber enviado cadáveres de detenidos desaparecidos para la Escuela de Medicina que allí funcionaba y a la que acudían numerosos alumnos estadounidenses, cuyo “rescate” fue una de las justificaciones de la invasión de Estados Unidos a ese país.

Y también por primera vez maestros granadienses fueron a Nicaragua a alfabetizar a los habitantes de las abandonadas regiones en que vivía la población de habla inglesa, a la vez que los médicos cubanos atendían en Granada. La invasión a esa pequeña isla contribuyó a poner al Caribe en el centro de la atención internacional, pero a los latinoamericanos nos falta saber mucho más de nuestros cercanos vecinos y su importante grado de desarrollo.

- Frida Modak, periodista, fue Secretaria de Prensa del Presidente Salvador

viernes, 5 de marzo de 2010

La “amenaza” del Estado

Por Mario Rapoport * - http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-141164-2010-02-28.html

La cuestión del Fondo del Bicentenario oculta otra sin duda más importante: la del rol del Estado en la vida económica y social del país. En los “dorados” años ’90 la revista liberal The Economist (20-9-1997) dedicaba uno de sus números al futuro del Estado. Para dar el tono, en la tapa se dibujaba una implacable mano mecánica que amenazaba con un dedo a una pobre mujer solitaria huyendo despavorida. Y en el interior de la revista se destacaba, entre otras cosas, que “el crecimiento de los gobiernos en las economías avanzadas [...] ha sido persistente, universal y contraproductivo”, llegándose a afirmar que la “democracia es verdaderamente incompatible con la libertad”. El extremo era una foto de estudiantes festejando su graduación subtitulada: “Hagamos que ellos paguen” (su propia educación). Esas ideas, tan primitivas (y peligrosas) empujaron la crisis mundial que padecemos.

En verdad, durante décadas, los magos del neoliberalismo han demonizado al Estado. Con un pase de magia nos han dicho que “achicar el Estado es agrandar la nación”. Pero esta frase tenía significados ocultos; no se lo estaba haciendo desaparecer, se hacía creer que desaparecía mientras seguía muy activo tratando de mantener el orden establecido o de alterarlo de acuerdo con los intereses de los que detentaban el poder en ese mismo Estado. Por supuesto, el endeudamiento público servía para agrandar fortunas personales. Todo esto con la complicidad de entidades internacionales, que ayudaron a “desfondar” las riquezas que quedaban.

Bajo el predominio neoliberal, el Estado se desentendía de cualquier acción destinada a paliar las desigualdades sociales generadas por el mercado, e incluso las acentuaba a través de la legislación laboral y de políticas que fomentaban el desempleo. Tenía, sin embargo, una activa participación en la desregulación de las actividades financieras, la apertura externa, la venta de activos públicos y el sostenimiento de un “cepo” cambiario. En este último caso se trataba, paradójicamente, de un tipo de cambio fijo, para el que la libertad de mercado no funcionaba, aunque ayudaba a garantizar la entrada de capitales externos y su tasa de rentabilidad posibilitando, luego, su posterior fuga. Más aún, si nos remontamos hacia atrás, la prédica de un Estado presuntamente imparcial, con escasa o nula intervención en la actividad económica, queda desenmascarada cuando se observa que la implantación de los modelos neoliberales es precedida y acompañada en América latina por el terrorismo de Estado, como en Chile, en 1973, y en Argentina, en 1976.

El discurso que promovía la retirada del Estado de la esfera económico-social no impedía, en nuestro país, llevar adelante la contención del salario nominal, la disolución de la CGT, la supresión de actividades gremiales y la reforma a la Ley de Contratos de Trabajo. Tampoco significaba un impedimento para implementar la Cuenta de Regulación Monetaria, una especie de subsidio indirecto y garantía del sector financiero; así como la nacionalización por conveniencia personal de la Compañía Italo-Argentina de Electricidad, de la que Martínez de Hoz había sido director. Y todo ello completado con la socialización/estatización de la deuda externa privada, en la que tuvo responsabilidad el entonces presidente del Banco Central, Domingo Cavallo. Es decir, como afirmaba Karl Polanyi, “el laissez faire no era un método para lograr una cosa, sino la cosa que quería lograrse”, sólo alcanzable por medio de la acción estatal.

En el orden mundial ha ocurrido lo mismo. Tanto en el caso de Thatcher como en el de Reagan fueron poderosas intervenciones públicas las que impusieron nuevas reglas del juego a los actores económicos en beneficio de los más ricos; las que redujeron la protección social y abrieron la vía de la globalización y la desregulación de la actividad económica con su secuela de burbujas especulativas y crisis periódicas. Pero, al mismo tiempo, tanto en el campo de la seguridad interna como en el terreno internacional –cuya muestra más clara fue la invasión a Irak– los gastos del Estado se multiplicaron hasta llegar a ser calificada esa política como una especie de keynesianismo militar. Cierto es que el Estado norteamericano actuó en momentos críticos a fin de tratar de ayudar a las grandes empresas o bancos en quiebra de su país. Como en el caso de las Cajas de Ahorro y Préstamo en los años ’90, o en la actual acción masiva para salvar a instituciones financieras. Siempre, claro está, con el dinero de los contribuyentes (ergo, la recaudación fiscal del Estado). Según Philippe Frémeaux, un respetado economista francés, “las teorías de Friedrich Hayek y Milton Friedman fueron útiles para reducir la redistribución de los ingresos de los más pobres, pero se regresa bien rápidamente a John Maynard Keynes cuando se trata de salvar al capitalismo de su derrumbe”. Parafraseando al recordado Atahualpa Yupanqui: “Las pérdidas son de todos, las ganancias son ajenas”.

Para eliminar confusiones: el Estado nunca se fue. Frente a visiones que lo reducen a un aparato burocrático, a un conjunto de instituciones relacionadas con la conservación del orden sobre un determinado territorio (detentando el monopolio de la violencia legítima según Max Weber), el tipo de Estado resultante en una sociedad es la consecuencia del orden socioeconómico que logran imponer los sectores cuyos intereses son hegemónicos. Por eso se produjo el salvataje bancario. Pero no se avanzó mucho más, no hubo una reorientación de recursos hacia las principales víctimas: ahorristas, propietarios de inmuebles, pequeñas y medianas empresas, desocupados, etc.

Curiosamente, si el sistema bancario y financiero, responsable de la crisis, no fue castigado, ahora se pretende punir a algunos estados nacionales. Por ejemplo, se quiere obligar a Grecia y a España a realizar políticas de ajuste (achicar el gasto público, reducir empleos y salarios, etc.) como las que fracasaron en la Argentina, haciéndolos responsables de sus propias crisis. Claro que esos países tienen un serio problema: no pueden devaluar su moneda porque están en la zona del euro, esa especie de “dolarización” a la europea.

Aquí se trata de frenar la utilización de las reservas para evitar que el Estado las “malgaste” cuando EE.UU. sobrevive a su endeudamiento gracias a la emisión de dólares o bonos. Pocos critican la fuga de capitales por cifras mayores al propio Fondo (eso no es “malgastar” las reservas, hay que conservarlas para cuando sea necesario volver a llevárselas), pero se quiere impedir que se utilicen (aunque pueda discutirse la forma más conveniente) para gastos sociales y de infraestructura y para aliviar la deuda pública externa. El Estado es un mal administrador salvo cuando tiene que socorrer al capital privado estatizando su propia deuda, como en la última etapa de la dictadura militar.

Como decía Keynes frente a la crisis del ’30, “lo que nos hace falta ahora no es apretarnos la cintura, sino animar la expansión y la actividad, comprar cosas, crear cosas”. Y los medios para ello no deben venir de un ilusorio y condicionante financiamiento externo, sino de la propia lógica del crecimiento interno que permitió generar recursos financieros genuinos. La experiencia de la crisis de 2001 es una ventaja que no podemos desaprovechar porque conocemos el final de la película. Cuidémonos de no repetirlo.

* Economista e historiador.

jueves, 4 de marzo de 2010

Frantz Fanon: Cómo salir de la noche oscura de la globalización*

Jutta Schmitt - http://www.aporrea.org/actualidad/a47513.html

“Por Europa, por nosotros mismos y por la humanidad, compañeros, hay que cambiar de piel, desarrollar un pensamiento nuevo, tratar de crear un hombre nuevo.” Frantz Fanon (1925-1961)

No se le debe colocar etiqueta al psiquiatra, político, pensador, autor y revolucionario afro-caribeño Frantz Fanon, cuyas obras son el resultado de sus experiencias como médico psiquiatra y luchador por la liberación del pueblo argelino y de los pueblos del África; y quien ha efectuado en sus escritos un diagnóstico socio-histórico del perfil psicológico y del patrón de comportamiento de los pueblos del Tercer Mundo, en su condición de víctimas del proceso de expansión europeo, conocido como colonialismo. Inequívocamente, para Fanon, ‘Europa’ es sinónimo para capitalismo, colonialismo, explotación, dominación, discriminación y deshumanización, características de un sistema perverso que después de la muerte de Fanon ha encontrado su continuidad en el neocolonialismo de la segunda mitad del siglo XX y en la globalización del siglo XXI. Las obras de Fanon, su trabajo, su lucha, su vida, las recorre una pregunta que constituye el hilo conductor de su pensamiento y acción: ¿Cuáles son las condiciones que posibilitan el florecimiento de lo humano? Más preciso, ¿bajo qué condición es posible llegar a la realización de un ser humano auténtico, libre y emancipado si tomamos en consideración que hasta ahora la historia ha sido el equivalente de la deshumanización progresiva no sólo (y como lo analiza Fanon en sus escritos) de los pueblos del Tercer Mundo, sino también de los habitantes de los países metropolitanos, convertidos en autómatas, en seres humanos alienados, en hombres unidimensionales? O para formularlo en palabras de Herbert Marcuse en su libro del mismo nombre: “¿Cómo puede la gente que ha sido objeto de una dominación efectiva y productiva crear ella misma las condiciones de la libertad?” (Marcuse, 1969: 28).

El método sugerido por Fanon para la emancipación de los pueblos del Tercer Mundo es la ruptura total con el opresor y el rechazo contundente a orientarse en cualquiera de los ‘valores’ diseminados por este, los que no llevaron sino a la identificación del agredido con su agresor. En este sentido, Fanon hace un llamado a los Condenados de la Tierra de expresar su ¡no! rotundo a Europa, su ¡no! a la competencia deshumanizadora, su ¡no! a la tentación de querer importar o imitar ‘modelos’ foráneos, pensamiento que por cierto está reapareciendo entre los grandes temas del debate nacional en Venezuela en forma del lema de Simón Rodríguez, o inventamos o erramos. No se puede y no se debe tratar de querer alcanzar el ‘modelo de desarrollo’ europeo (o norteamericano) en vista de que la misma historia nos ha enseñado de la manera más brutal que el tan anhelado ‘desarrollo’ de corte capitalista que han logrado algunos países es una de las causas de nuestro propio ‘subdesarrollo’. Por ende, no puede ser deseable el que el ‘desarrollo’ de unos pocos se logre y sustente en el subdesarrollo de los demás o el que la explotación, dominación, deshumanización y marginación de la vasta mayoría de seres humanos en el planeta sea la condición sine qua non para el bienestar de una elite minoritaria.

Y es por eso que según Fanon el ¡no! a Europa y a todo lo que representa no sólo debe expresar y contener una diferencia decidida, sino la más fría de las indiferencias en el sentido de que el ‘modelo europeo’ burgués-capitalista ya no nos debe importar ni quitar el sueño: “Para muchos de nosotros, el modelo europeo es el más exaltante. Pero […] hemos visto los chascos a que nos conducía esta imitación. Las realizaciones europeas, la técnica europea, el estilo europeo, deben dejar de tentarnos y de desequilibrarnos” (Fanon, 1963: 288). Esto es sin duda el pensamiento clave que debería guiar nuestros esfuerzos por la emancipación humana en el siglo XXI y ayudarnos a evitar que reproduzcamos los mecanismos de explotación, dominación y deshumanización hoy universalizados por la globalización.

La globalización, lejos de representar el ‘fin de la historia’ y la universalización de los ‘valores democrático-occidentales’ (como hoy se le suele llamar al capitalismo salvaje), es, en esencia, la realización plena del capitalismo a escala mundial, en otras palabras, la imposición brutal, generalizada e ilimitada de las fuerzas del mercado en todos los rincones del globo terráqueo y con ello de una nueva etapa del imperialismo, militarismo y neocolonialismo. El mito propagado por la ideología neoliberal que anunciaba una nueva era de paz y prosperidad para todos después de la caída de la Unión Soviética no ha durado mucho y ha sido sustituido velozmente por la ‘teoría de las nuevas guerras’ (1). Esta última cimenta con su postulado del ‘humanismo militar’ un cínico, total y absoluto desprecio del ser humano del Tercer Mundo y confiere, sin saberlo, una actualidad sin precedentes al pensamiento de Frantz Fanon en la era de la globalización. Traigamos a la memoria la advertencia hecha por Fanon en su constante insistencia en la ruptura con Europa: “Dejemos a esa Europa que no deja de hablar del hombre al mismo tiempo que lo asesina dondequiera que lo encuentra, en todas las esquinas de sus propias calles, en todos los rincones del mundo” (Fanon, 1963: 287).

La imposición violenta de los intereses económicos y geoestratégicos de Occidente en todo el mundo en medio de la más feroz competencia por mercados y recursos energéticos, requiere, hoy como en el pasado, una ‘legitimación moral’ suministrada oportunamente por la teoría de las nuevas guerras. Según esta, los conflictos internos dentro de los estados han venido sustituyendo las guerras clásicas entre los estados nacionales. Los conflictos internos surgen sobre todo en aquellas regiones que conforman el llamado Tercer Mundo y donde el orden público estadal ha vivido un proceso de erosión, y se deben en primer lugar a razones de índole ‘endémico’, quiere decir, a rivalidades étnicas, religiosas o tribales, a lo cual se callan las maniobras geopolíticas de Occidente las que suelen promover o provocar este tipo de conflictos e instrumentarlos para servir a su propio interés, según el viejo lema divide y reinarás. Se parte de una división arrogante de la geografía internacional en zonas pre- y postmodernas, figurando Occidente como garante y guardián de la libertad y democracia, mientras que el resto del mundo es presentado como exportador de la barbarie, del caos y de guerras que amenazan con extenderse a Europa. Esta amenaza potencial confiere a Europa el derecho de intervenir en estas regiones en nombre de la supuesta defensa de los derechos humanos, y es así como posibles intervenciones de carácter preventivo por motivos estratégicos tal y como ya se están llevando a cabo por parte de los EE.UU., siempre se podrán vestir en traje de ángel guardián de los ‘valores de Occidente’. En nombre de la paz y seguridad europea (y norteamericana) se reclama un deber moral a intervenir militarmente en las ‘zonas del caos’ y liberarlas de su espiral de violencia supuestamente auto-generada, por lo que se acuñó el término humanismo militar. Esta re-edición cínica del viejo postulado ‘moral’ de la carga del hombre blanco de la era colonial desemboca finalmente en la demanda por un nuevo imperialismo bajo cuyo control los estados insubordinados, llamados ‘forajidos’ o ‘fracasados’, deben ser ‘reeducados’ hasta haber interiorizado los valores de Occidente, esto es, el modelo económico neoliberal.

Estos nuevos postulados de la globalización desmientan al viejo argumento de que Fanon, específicamente en su escrito Los Condenados de la Tierra, fuera un ‘apologista de la violencia’. Apologistas de la violencia son las eternas clases dominantes, los colonizadores, los imperialistas, los inventores de las guerras preventivas, los diseñadores de las doctrinas de seguridad de Occidente, quienes arrojan más bien una nueva luz sobre Fanon como faro que nos ayuda a salir de la noche oscura de la globalización mediante la contraviolencia emancipatoria. La Guerra Fría y la lucha de liberación anticolonial – el trasfondo histórico de Los Condenados de la Tierra – no son fenómenos obsoletos que pertenecen al pasado, sino han sido transformados por la realidad actual y han sido regenerados a escala superior en forma de la ‘Guerra contra el Terrorismo’ y su fuerza antagónica, el movimiento antiglobalización, que en última instancia tiene que enrumbarse hacia la construcción del socialismo del siglo XXI si quiere ser victorioso. Que esto no será un juego o un proceso completamente pacífico nos lo recuerda en cada instante Frantz Fanon, quien advierte que cualquier proceso de descolonización, liberación, des-alienación y re-humanización es necesariamente un fenómeno violento, y no precisamente porque los condenados de la Tierra sean unos violentos por nacimiento, sino porque el sistema capitalista desde sus inicios no ha sido otra cosa que violencia institucionalizada en sus dimensiones económica, política y social. El proceso de la emancipación humana es un proceso histórico en el que el objeto de la dominación y explotación se convierte en sujeto de su propio destino en y mediante el proceso de liberación que aún espera su conclusión.

Si en Venezuela, América Latina y en otras partes del mundo donde hoy se están levantando las fuerzas emancipatorias en contra del orden mundial establecido no logramos romper con los esquemas del pasado y seguiremos orientándonos en el ‘modelo’ de sociedad capitalista existente, correremos el peligro de reproducir el monstruo en una escala más alta. Al respecto, Fanon advierte con el ejemplo de Norteamérica: “Hace dos siglos, una antigua colonia europea decidió imitar a Europa. Lo logró hasta tal punto que los Estados Unidos de América se han convertido en un monstruo donde las taras, las enfermedades y la inhumanidad de Europa han alcanzado terribles dimensiones” (Fanon, 1963: 289).

La secuencia: colonialismo, imperialismo, neocolonialismo y globalización, todos ellos apariencias de la agresiva tendencia expansiva del capitalismo desde el momento de su nacimiento, puede y debe ser rota con el método Fanoniano: El ¡no! como diferencia decidida frente al orden social existente por un lado, y por otro lado como indiferencia ante lo establecido, en el sentido de que ya no nos debe interesar imitarlo:
No rindamos […] un tributo a Europa creando estados, instituciones y sociedades inspirados en ella. La humanidad espera algo más de nosotros que esa imitación caricaturesca y en general obscena. […] Si queremos que la humanidad avance con audacia, si queremos elevarla a un nivel distinto del que le ha impuesto Europa, entonces hay que inventar, hay que descubrir. (Fanon, 1963: 291)
La gran noche en la que estuvimos sumergidos, hay que sacudirla y salir de ella. El nuevo día que ya se apunta debe encontrarnos firmes, alertas y resueltos. (1963: 287)

Notas de pie
[1] Uno de los representantes principales de esta teoría es Mary Kaldor, profesora y directora del Centro para estudios de gobernabilidad global (Centre for the Study of Global Governance) de la London School of Economics and Political Science. Entre sus publicaciones figuran The Imaginary War (1990), New and Old Wars: Organised Violence in a Global Era (1999) y Global Civil Society: An Answer to War (2003). Mary Kaldor también participó en el grupo de estudios sobre las ‘capacidades de seguridad europeas’ convocado a solicitud del ex secretario general de la OTAN y Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea, Javier Solana, cuyas conclusiones fueron publicadas en el documento Una Doctrina de Seguridad Humana para Europa. Otro de los representantes es el politólogo alemán Herfried Münkler, profesor de la Universidad Humboldt en Berlin, gran parte de cuyas publicaciones se centran en el tema de la guerra, entre muchos otros destaca su libro, Die neuen Kriege (Las nuevas guerras, 2002).
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Bibliografía
Frantz Fanon, Los Condenados de la Tierra, Fondo de Cultura Económica, México
1963.
Herbert Marcuse, El Hombre Unidimensional. Ensayo sobre la ideología de la sociedad industrial avanzada, Editorial Joaquín Mortiz, México 1969

martes, 2 de marzo de 2010

Claves del verdadero aislamiento argentino

Arturo Trinelli - http://alainet.org/active/36416
Sabido es que no hay relaciones diplomáticas que no persigan intereses concretos en un mundo movido por el capital y la suma de intereses. Tampoco es posible hoy hablar de una gran hermandad latinoamericana sin contradicciones, a pesar de nuestros pueblos haber pasado las mismas penurias, seguir siendo el “patio trasero” de las grandes potencias y haber sufrido saqueos y exterminios de sus pueblos originarios, entre otros padecimientos comunes. Pretender ello sería abonar una utopía latinoamericana que algunos de nuestros libertadores imaginaron, en la época en donde el enemigo era común y la ilusión de ser independientes todo lo podía.

Las relaciones entre los países de Latinoamérica tienen sus dificultades. Estas van desde asimetrías y disputas comerciales, de las cuales el Mercosur puede dar fe, hasta otras movidas por la expansión propia del capital (papeleras sí o no entre Argentina y Uruguay). También aparecen controversias que tienen que ver con límites fronterizos, algunos de los cuales fueron formalizados en la Corte Internacional de La Haya: el enfrentamiento que afrontan Nicaragua y Costa Rica por derechos de navegación del río San Juan y derechos anexos (2005) y, más recientemente, la que mantienen Perú y Chile, presentada por el primero, en busca de la delimitación marítima sobre el Pacífico. Entre otros conflictos, esto se suma al histórico reclamo boliviano a Chile por la salida al mar, lo cual llevó a la ruptura de las relaciones diplomáticas, y a la guerra entre Perú y Ecuador, de la cual Argentina formó parte con la vergüenza de la venta ilegal de armas.

A pesar de ello, las relaciones latinoamericanas han madurado en los últimos años saludablemente. Salvo el caso de Honduras, que ha recibido el repudio de toda la comunidad internacional, los gobiernos de Latinoamérica han conseguido consolidar sus democracias, dejando atrás las dictaduras que se extendieron por numerosos países de la región, en muchos casos promoviendo un clima hostil entre vecinos, donde el ejemplo más emblemático, quizás, sea el de Argentina y Chile cuando una eficaz mediación papal evitó el horror de la guerra. En la actualidad, los gobiernos han sabido interpretar, más allá de sus diferencias, que la mejor manera de enfrentarse a la dinámica del capitalismo global es estando unidos, con fructíferos lazos de integración expresados comercialmente a través de bloques económicos, o con avances sobre cuestiones puntuales: lucha contra el narcotráfico, cooperación, energía, etc. En este sentido, haber conseguido que en la última cumbre del Grupo Río en Cancún todos los países presentes se alineen detrás de la Argentina en su reclamo por la soberanía en Malvinas, debe considerarse como un logro diplomático de envergadura.

Respaldo a la soberanía argentina

El propio Presidente Lula, político destacado y recientemente condecorado como "estadista global" en el último Foro Económico Mundial celebrado en Davos, Suiza, hizo suyas las palabras con las cuales defendió la soberanía Argentina en las islas y hasta puso en cuestión la función de Naciones Unidas, que en todo este tiempo no pudo avanzar en una gestión que promoviera la negociación diplomática en torno a Malvinas, alentando la sospecha de una posible condescendencia con el Reino Unido por su condición de miembro permanente del Consejo de Seguridad, con capacidad de veto.

Menos diplomáticas, pero igualmente efectivas, fueron las palabras de Hugo Chávez pidiéndole a la Reina Isabel que devuelva las islas porque en el “siglo XXI el colonialismo se había terminado”. Y hasta el aliado norteamericano en la región, Álvaro Uribe, también suscribió a la declaración final en repudio al accionar británico. Con lo cual ya vemos que el posicionamiento a favor de la Argentina no remite únicamente a países con gobiernos ideológicamente afines al de nuestro país. El caso de Uribe y el de Piñera, con quien incluso hubo un acercamiento en esas jornadas, hablan a las claras de un posicionamiento de la región que respalda la posición argentina de reabrir las negociaciones por la soberanía de Malvinas, circunstancia que desde 1982 el Reino Unido se niega a hacer, violando de esta manera resoluciones de la ONU que obligan a un diálogo entre las partes, pero que ahora cuenta con un contundente reclamo de los países miembros tendiente a avanzar en ese sentido.

Enorme trascendencia, además, tuvo en la prensa internacional la declaración del Grupo Río. Los principales medios del mundo destacaron el respaldo a nuestro país. El diario The Guardian de Inglaterra publicó días atrás una columna de opinión de John Hughs, ex embajador británico en la Argentina, llamada “El fárrago de las Falklands”, donde sostuvo que sea cual fuere el resultado de esta nueva controversia, no cambiaría el hecho de que para los argentinos las Malvinas siempre serían argentinas, y destacó también la gestión de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner como promotores de que la cuestión Malvinas tenga un nuevo vuelo mediático y un perfil más alto. La repercusión a favor de la Argentina también se expresó en el reciente anuncio de Repsol-YPF de encarar una búsqueda de hidrocarburos a fines de este año en la cuenca Malvinas, en aguas profundas de la placa continental argentina.

Por supuesto que ello por sí sólo no constituye un elemento que pueda cambiar la situación. Además, no se debe perder de vista que la decisión de haber desencadenado una guerra debilita cualquier reclamo argentino, en la medida en que Gran Bretaña ha cortado toda posibilidad de diálogo desde entonces. Pero sí se ha logrado trasladar en el plano internacional una disputa que en el terreno diplomático, como bien aseguró Lula, estaba estancada ante la negativa británica de ceder a una negociación y la pasividad de Naciones Unidas para hacer cumplir sus propias resoluciones.

¿Cuál ha sido el verdadero aislamiento?

Todo ello pone en cuestión la tan mentada crítica al supuesto aislamiento de Argentina en el mundo. Pero ¿de qué aislamiento estamos hablando? ¿Será el que, años atrás, con el pretexto de evitarlo hizo que se abandonara la tradicional y prudente política de neutralidad argentina para formar parte de la Guerra del Golfo? Recordemos que esta situación no le ocasionó al país ningún beneficio económico ni político. Y mucho menos en lo relativo a Malvinas, donde EEUU, a quien se trató de seducir con el envío de tropas, siempre manifestó su apoyo a su tradicional socio, el Reino Unido, y por estos días acaba de convalidar su neutralidad, aunque el vocero del Departamento de Estado, Philip Crowley, dijo que su país reconoce el gobierno de los kelpers, lo cual equivale más o menos a decir que las islas le pertenecen al Reino Unido. Así se abandonó la tradicional postura argentina que ha contribuido en operaciones pacificadoras por todo el mundo, incluyendo El Salvador, Honduras, Nicaragua, Guatemala, Ecuador, Perú, el Sahara Occidental, Angola, Kuwait, Chipre, Croacia, Kosovo y Bosnia.

Esta visión que añora una inserción argentina en el mundo semejante a la de los ’90 fue ejemplarmente representada con la crítica que Arturo Valenzuela, Jefe del área de América Latina de la Casa Blanca, sostuvo sobre la famosa falta de seguridad jurídica de Argentina en su última visita al país. Muchos dirigentes locales se hicieron eco de esas palabras para criticar la manera en que la Argentina maneja su política exterior. Quienes la sostienen la vinculan con un supuesto desinterés del país por atraer inversiones, seducir a los mercados y priorizar los vínculos con sus vecinos latinoamericanos, buscando consolidarlos a través de instituciones con funciones a largo plazo, como Unasur, de manera de sostener un proceso de integración con organismos que excedan los gobiernos de turno y marquen una nueva agenda en la política exterior latinoamericana, donde los países puedan renovar sus potencialidades para proteger mejor sus recursos y hacer más sólidas sus economías.

Ahora bien, ¿cuál ha sido el verdadero aislamiento argentino? Desde nuestro punto de vista, el que se ha impuesto desde el siglo XIX con el triunfo ideológico de la Argentina como granero del mundo y donde “cultivar el suelo es servir a la patria”. Nuestra experiencia histórica y la de las grandes potencias demuestran que pretender evitar el aislamiento económico dinamizando exclusivamente un sector de la economía no constituye una vía genuina de desarrollo. Por el contrario, nos ha colocado en la periferia del mundo y condenado a un aislamiento que, desde lo ideológico, se sostuvo con la fantasía de la racionalidad superior de los mercados por sobre la necesaria intervención del Estado en la economía.

Salir de ese aislamiento será un proceso largo no exento de tensiones, en donde entre otras cosas habrá que apelar a la estabilidad, la solvencia y el crecimiento fortaleciendo nuestros recursos científicos y tecnológicos. Pero será necesario sostenerlo, junto con una eficaz gestión diplomática, pues allí residirá, quizás, la mayor esperanza de recuperar Malvinas.

- Arturo Trinelli es Lic. en Ciencia Política (UBA)

lunes, 1 de marzo de 2010

El terremoto en Chile, una experiencia para la crisis mundial del futuro

Rómulo Pardo Silva - http://www.argenpress.info/2010/03/el-terremoto-en-chile-una-experiencia.html
El país sudamericano sufrió un sismo de grado 8,3 de la escala de Richter que ha provocado la muerte de más de 700 personas, inmensos daños materiales y una intensa alteración social. La respuesta nacional al cataclismo ha sido la del sistema capitalista votado por el 90% de los electores.

Es importante tomar el doloroso hecho como una demostración de lo que puede hacer la burguesía en estos casos. Sabiendo que se acaba el petróleo, cambiarán los climas, faltarán el agua, las tierras cultivo, los recursos materiales… es vital tener conciencia de si habrá una respuesta en bien de todos o de una clase.

En el país capitalista se percibe la falta de una autoridad firme que conduzca sin vacilaciones la gestión necesaria. Es compresible. Los políticos de la burguesía en los cargos del estado comparten con los empresarios las decisiones. Ése es su compromiso. Paralelamente el estado carece de los medios propios necesarios para operar.

Falta agua potable para los afectados en la zona del terremoto, la empresa es privada y no se ha dotado de los medios para producir la electricidad que necesita para bombearla. Miles de personas no tenían dónde comprar alimentos, los supermercados son privados y sus dueños decidieron no abrir. Las comunicaciones han fallado, las empresas son particulares y no instalaron generadores a petróleo para emergencias. No se puede viajar a la zona ni desde ella, los dueños de los buses no permiten que den servicio aunque hay vías con problemas pero disponibles. Se necesita reparar las carreteras, el ministro ruega a los concesionarios que lo hagan pronto…

Todo lo anterior en una sociedad de mala educación y sin lazos de vida colectiva, debido al modelo individualista que se ha impuesto, con las consiguientes consecuencias de adaptación a las circunstancias de emergencia. Dentro de un sistema de comunicación empresarial que en lugar de estimular la comprensión objetiva del drama busca lo espectacular mostrando una y otra vez las mismas escenas escogidas aunque no sean representativas de la situación general y lo que se requiere. Un periodismo capaz de inducir a culpar al estado pero que no nombra a los negociantes que han construido mal o se niegan a vender lo indispensable a una población estresada. Ni menos decir que los servicios básicos faltantes son responsabilidad de capitalistas.

El compromiso de las fuerzas armadas en la situación llega al extremo de afirmar que no habría maremoto cuando en realidad ciudades costeras ya estaban semidestruidas varias horas antes.

La comprensión popular de estas deficiencias es muy importante, especialmente por lo que viene. El caso chileno no difiere de lo que pasó después de huracán Katrina de Estados Unidos. La gente debe saber que la respuesta cubana socialista sí fue diferente durante los huracanes que azotaron gran parte de la isla, una conducta colectiva casi sin muertes.

Lo importante para salvar vidas y dar seguridad es tener un poder político democrático con medios, dispuesto a planificar racionalmente adelantándose a los problemas, un estado no amarrado a poderes fácticos minoritarios.

En la ciudad de Concepción el pueblo obligó a abrir la venta de comida, no otros, mientras los medios condenaban el saqueo de la propiedad privada.

Capitalismo y socialismo son muy distintos a la hora de salvar la vida de los pobres.

domingo, 28 de febrero de 2010

La “amenaza” del Estado

Por Mario Rapoport * - http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-141164-2010-02-28.html

La cuestión del Fondo del Bicentenario oculta otra sin duda más importante: la del rol del Estado en la vida económica y social del país. En los “dorados” años ’90 la revista liberal The Economist (20-9-1997) dedicaba uno de sus números al futuro del Estado. Para dar el tono, en la tapa se dibujaba una implacable mano mecánica que amenazaba con un dedo a una pobre mujer solitaria huyendo despavorida. Y en el interior de la revista se destacaba, entre otras cosas, que “el crecimiento de los gobiernos en las economías avanzadas [...] ha sido persistente, universal y contraproductivo”, llegándose a afirmar que la “democracia es verdaderamente incompatible con la libertad”. El extremo era una foto de estudiantes festejando su graduación subtitulada: “Hagamos que ellos paguen” (su propia educación). Esas ideas, tan primitivas (y peligrosas) empujaron la crisis mundial que padecemos.

En verdad, durante décadas, los magos del neoliberalismo han demonizado al Estado. Con un pase de magia nos han dicho que “achicar el Estado es agrandar la nación”. Pero esta frase tenía significados ocultos; no se lo estaba haciendo desaparecer, se hacía creer que desaparecía mientras seguía muy activo tratando de mantener el orden establecido o de alterarlo de acuerdo con los intereses de los que detentaban el poder en ese mismo Estado. Por supuesto, el endeudamiento público servía para agrandar fortunas personales. Todo esto con la complicidad de entidades internacionales, que ayudaron a “desfondar” las riquezas que quedaban.

Bajo el predominio neoliberal, el Estado se desentendía de cualquier acción destinada a paliar las desigualdades sociales generadas por el mercado, e incluso las acentuaba a través de la legislación laboral y de políticas que fomentaban el desempleo. Tenía, sin embargo, una activa participación en la desregulación de las actividades financieras, la apertura externa, la venta de activos públicos y el sostenimiento de un “cepo” cambiario. En este último caso se trataba, paradójicamente, de un tipo de cambio fijo, para el que la libertad de mercado no funcionaba, aunque ayudaba a garantizar la entrada de capitales externos y su tasa de rentabilidad posibilitando, luego, su posterior fuga. Más aún, si nos remontamos hacia atrás, la prédica de un Estado presuntamente imparcial, con escasa o nula intervención en la actividad económica, queda desenmascarada cuando se observa que la implantación de los modelos neoliberales es precedida y acompañada en América latina por el terrorismo de Estado, como en Chile, en 1973, y en Argentina, en 1976.

El discurso que promovía la retirada del Estado de la esfera económico-social no impedía, en nuestro país, llevar adelante la contención del salario nominal, la disolución de la CGT, la supresión de actividades gremiales y la reforma a la Ley de Contratos de Trabajo. Tampoco significaba un impedimento para implementar la Cuenta de Regulación Monetaria, una especie de subsidio indirecto y garantía del sector financiero; así como la nacionalización por conveniencia personal de la Compañía Italo-Argentina de Electricidad, de la que Martínez de Hoz había sido director. Y todo ello completado con la socialización/estatización de la deuda externa privada, en la que tuvo responsabilidad el entonces presidente del Banco Central, Domingo Cavallo. Es decir, como afirmaba Karl Polanyi, “el laissez faire no era un método para lograr una cosa, sino la cosa que quería lograrse”, sólo alcanzable por medio de la acción estatal.

En el orden mundial ha ocurrido lo mismo. Tanto en el caso de Thatcher como en el de Reagan fueron poderosas intervenciones públicas las que impusieron nuevas reglas del juego a los actores económicos en beneficio de los más ricos; las que redujeron la protección social y abrieron la vía de la globalización y la desregulación de la actividad económica con su secuela de burbujas especulativas y crisis periódicas. Pero, al mismo tiempo, tanto en el campo de la seguridad interna como en el terreno internacional –cuya muestra más clara fue la invasión a Irak– los gastos del Estado se multiplicaron hasta llegar a ser calificada esa política como una especie de keynesianismo militar. Cierto es que el Estado norteamericano actuó en momentos críticos a fin de tratar de ayudar a las grandes empresas o bancos en quiebra de su país. Como en el caso de las Cajas de Ahorro y Préstamo en los años ’90, o en la actual acción masiva para salvar a instituciones financieras. Siempre, claro está, con el dinero de los contribuyentes (ergo, la recaudación fiscal del Estado). Según Philippe Frémeaux, un respetado economista francés, “las teorías de Friedrich Hayek y Milton Friedman fueron útiles para reducir la redistribución de los ingresos de los más pobres, pero se regresa bien rápidamente a John Maynard Keynes cuando se trata de salvar al capitalismo de su derrumbe”. Parafraseando al recordado Atahualpa Yupanqui: “Las pérdidas son de todos, las ganancias son ajenas”.

Para eliminar confusiones: el Estado nunca se fue. Frente a visiones que lo reducen a un aparato burocrático, a un conjunto de instituciones relacionadas con la conservación del orden sobre un determinado territorio (detentando el monopolio de la violencia legítima según Max Weber), el tipo de Estado resultante en una sociedad es la consecuencia del orden socioeconómico que logran imponer los sectores cuyos intereses son hegemónicos. Por eso se produjo el salvataje bancario. Pero no se avanzó mucho más, no hubo una reorientación de recursos hacia las principales víctimas: ahorristas, propietarios de inmuebles, pequeñas y medianas empresas, desocupados, etc.

Curiosamente, si el sistema bancario y financiero, responsable de la crisis, no fue castigado, ahora se pretende punir a algunos estados nacionales. Por ejemplo, se quiere obligar a Grecia y a España a realizar políticas de ajuste (achicar el gasto público, reducir empleos y salarios, etc.) como las que fracasaron en la Argentina, haciéndolos responsables de sus propias crisis. Claro que esos países tienen un serio problema: no pueden devaluar su moneda porque están en la zona del euro, esa especie de “dolarización” a la europea.

Aquí se trata de frenar la utilización de las reservas para evitar que el Estado las “malgaste” cuando EE.UU. sobrevive a su endeudamiento gracias a la emisión de dólares o bonos. Pocos critican la fuga de capitales por cifras mayores al propio Fondo (eso no es “malgastar” las reservas, hay que conservarlas para cuando sea necesario volver a llevárselas), pero se quiere impedir que se utilicen (aunque pueda discutirse la forma más conveniente) para gastos sociales y de infraestructura y para aliviar la deuda pública externa. El Estado es un mal administrador salvo cuando tiene que socorrer al capital privado estatizando su propia deuda, como en la última etapa de la dictadura militar.

Como decía Keynes frente a la crisis del ’30, “lo que nos hace falta ahora no es apretarnos la cintura, sino animar la expansión y la actividad, comprar cosas, crear cosas”. Y los medios para ello no deben venir de un ilusorio y condicionante financiamiento externo, sino de la propia lógica del crecimiento interno que permitió generar recursos financieros genuinos. La experiencia de la crisis de 2001 es una ventaja que no podemos desaprovechar porque conocemos el final de la película. Cuidémonos de no repetirlo.

* Economista e historiador.

sábado, 27 de febrero de 2010

Haití, test para la humanidad

por Leonardo Boff - Fuente: Rebelión

El desastre que se abatió sobre Haití, arrasando Puerto Príncipe, matando a millares de personas y privando al pueblo de las estructuras mínimas para la supervivencia, es una prueba para la humanidad. Según los pronósticos de quienes siguen sistemáticamente el estado de la Tierra, no pasará mucho tiempo antes de que nos enfrentemos a varios Haitíes, con millones y millones de refugiados climáticos, provocados por eventos extremos que podrán ocasionar una verdadera devastación ecológica y destruir incontables vidas humanas.

En este contexto dos virtudes, ligadas a la esencia de lo humano, deben alcanzar especial relevancia: la hospitalidad y la solidaridad.
La hospitalidad, ya lo vio el filósofo Kant, es un derecho y un deber de todos, pues todos somos habitantes, o mejor, hijos e hijas de la misma Tierra. Tenemos derecho a circular por ella, a recibir y ofrecer hospitalidad ¿Estarán las naciones dispuestas a atender este derecho básico de aquellas multitudes que ya no puedan vivir en sus regiones supercalentadas, sin agua y sin cosechas? El instinto de supervivencia no respeta los límites de los estados-naciones. Los bárbaros de antaño derribaron imperios y los nuevos «bárbaros» de hoy no harán otra cosa, en caso de que no sean exterminados por los que usurparon la Tierra para sí. Paro aquí porque los escenarios probables y no imposibles son dantescos.

La segunda virtud es la solidaridad. Ella es inherente a la esencia social del ser humano. Ya los clásicos del estudio de la solidaridad como Renouvier, Durkheim, Bourgeois y Sorel enfatizaron el hecho de que una sociedad no existe sin la solidaridad de unos hacia otros. Supone una conciencia colectiva y el sentimiento de pertenencia de todos. Todos aceptan de una manera natural vivir juntos para realizar juntos la política, que es la búsqueda conjunta del bien común.

Debemos someter a crítica el concepto de la modernidad que parte de la absoluta autonomía del sujeto en la soledad de su libertad. Se dice: cada uno debe hacer lo suyo sin necesidad de los otros. Para que los seres humanos así solitarios puedan vivir juntos necesitan de hecho un contrato social, como el elaborado por Rousseau, Locke y Kant. Pero ese individualismo es falso e ilusorio. Hay que reconocer el hecho real e irrenunciable de que el ser humano es siempre un ser de relación, un-ser-con-los-otros, entretejido siempre en una urdimbre de todo tipo de conexiones. Nunca está solo. El contrato social no funda la sociedad, sólo la ordena jurídicamente.

Además, la solidaridad posee un trasfondo cosmológico. Todos los seres, desde los topquarks pero especialmente los organismos vivos, son seres de relación y nadie vive fuera de la red de inter-retro-conexiones. Por eso, todos los seres son solidarios recíprocamente. Cada uno ayuda al otro a sobrevivir —es el sentido de la biodiversidad— y no necesariamente son víctimas de la selección natural. A nivel humano, en vez de la selección natural, por causa de la solidaridad, introducimos el cuidado, especialmente para con los más vulnerables. Así no sucumben a los intereses excluyentes de grupos o de un tipo de cultura feroz que coloca la ambición por encima de la vida y de la dignidad.

Hemos llegado a un punto de la historia en el cual todos nos descubrimos entrelazados en una única geosociedad. Sin la solidaridad de todos con todos y también con la Madre Tierra no habrá futuro para nadie. Las desgracias de un pueblo son nuestras desgracias, sus lágrimas son nuestras lágrimas, sus avances, nuestros avances. Sus sueños son nuestros sueños.

Bien decía el Che Guevara: "La solidaridad es la ternura de los pueblos". Es la ternura que tenemos que dar a nuestros sufrientes hermanos y hermanas de Haití.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Deuda pública, reservas internacionales y BCRA

Los debates del verano de 2010 se concentraron en la Deuda Externa y la autonomía del Banco Central. Fueron discusiones que incidieron en el cambio del escenario económico y político previsible a mediados de diciembre pasado, cuando se difundió el “Fondo del Bicentenario para el desendeudamiento y la estabilidad” creado por Decreto de Necesidad y Urgencia. Es probable que hasta marzo, cuando comience el periodo ordinario de sesiones parlamentarias, no haya definición sobre el Fondo de 6.569 millones de dólares, que en el imaginario del gobierno iba a servir para bajar el costo del crédito externo para actores privados y públicos. La polémica del verano ha dado lugar a un crecimiento de la tasa de interés para operaciones de crédito a realizar desde el país. Dicho de otro modo, volvió a subir el “riesgo país”, con tasas usurarias para el financiamiento externo de actividades en Argentina. Claro que un interrogante es si el país necesita en la coyuntura de fondos externos, o si modificando las orientaciones de la política económica que definen el modelo de acumulación, se puede pensar en utilizar fondos propios (reservas) para un desarrollo alternativo.

Sobre fines del año pasado se viene trabajando en una secuencia de arreglo con el Club de París por 7.000 millones de dólares, una deuda mayoritariamente asumida en tiempos de dictadura y por ende sujeta a ser considerada ilegítima y “odiosa”; la seguridad de los pagos para el 2010 con el Fondo del Bicentenario (cubre el 50% de los vencimientos del año) más los fondos previstos en el presupuesto; y la reapertura del canje de deuda del 2005 (beneficio para los que no aceptaron canjear deuda hace un lustro), votado mayoritariamente en el Parlamento, dando muestras de voluntad de cancelación de la deuda por parte de los diputados del oficialismo y la oposición legislativa de derecha. Es una secuencia asociada a la búsqueda de caminos para normalizar la situación del país con el FMI, que desde 2006 no realiza el monitoreo de la economía local, como ocurre con todos los países miembros (asociados) del organismo internacional. Aparece como una necesidad desde el momento que Argentina participa en el G20, ámbito de análisis de la crisis contemporánea en el sistema mundial. No olvidemos que el G20 establece como estrategia central la liberalización de la economía para superar la crisis y una reasignación privilegiada de funciones al FMI como entidad rectora del sistema financiero mundial.

La realidad económica y política de la Argentina se desordenaron y se reinstalaron viejos temas, impensados hace poco tiempo, entre ellos, la discusión sobre algunos estatutos neoliberales como la autonomía del BC, la ley de entidades financieras de la dictadura, una de las reformas centrales de la reestructuración reaccionaria del capitalismo local; y el tema de las reservas, su composición, utilidad y destino, que nos lleva al debate de fondo sobre la deuda pública, un asunto escamoteado desde el gobierno y el poder. Se enuncia una política de desendeudamiento, mientras esta política es asociada a la búsqueda de condiciones para reinstalar al país en el sistema financiero mundial. Nuestro interrogante se vincula con la necesidad de una crítica al sistema y la posibilidad de avanzar en una nueva arquitectura financiera mundial, conscientes de que parte de esta experiencia ya se lleva adelante en la región latinoamericana y caribeña, especialmente en los países del ALBA.

Los temas en debate


Autonomía del BCRA. ¿Sí o no?

Se trata de una institución de los 90´, resultado de la hegemonía política de Menem y Cavallo, totalmente funcional al paradigma de liberalización de la economía sustentada en el libre movimiento de los capitales internacionales y un BC al servicio de ese proceso. La modificación de la Carta Orgánica (C.O.) del BC del 92 completó la reforma financiera de la dictadura militar (1977). Lo curioso a destacar es que el gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) y el de Cristina Fernández propusieron y mantuvieron en la presidencia del BC a un orgánico de la autonomía y la ortodoxia neoclásica o neoliberal, como Hernán Martín Pérez Redrado. El debate de estas horas habilitó un discurso crítico que reclama la modificación de la C. O. del BC, incluso se reflotó un proyecto legislativo de Mercedes Marcó del Pont, actual Presidente del BC, que siendo Diputada por el oficialismo (FPV) presentó un proyecto sin éxito entre sus compañeros de bancada parlamentaria. Un interrogante es si Marcó del Pont bregará desde su función actual por los anteriores propósitos contra la institucionalidad liberalizadora.

Ley de Entidades Financieras.

El debate se extendió a la intocada legislación financiera, que data de 1977 y que fuera calificada como el instrumento más revolucionario del gobierno de la dictadura por su propio mentor, el Ministro de Economía, Alfredo Martínez de Hoz. En rigor, no solo se trata de la legislación, sino de la política financiera, cuando la Argentina presenta una de las menores relaciones entre préstamos y capacidad de producción de riqueza y donde el escaso crédito es a tasas muy elevadas. Junto a la Ley de Inversiones Externas, ambas leyes constituyen parte inseparable de la estrategia jurídica para adaptar el régimen local a la demanda liberalizadora y de concentración requerida por los capitales transnacionales. Nadie duda de la extranjerización del sistema financiero local y de la dominación transnacional en todas las ramas de la economía.

Reservas Internacionales (RI).

Se discutió su utilidad y cuál es el monto real de las mismas, pues además de los activos financieros en poder del BC, deben computarse una serie de pasivos que hacen disminuir el saldo de RI. Un debate no menor alude al carácter de reservas excedentes, producto de la vigencia del régimen convertible, aunque se haya modificado la paridad uno a uno entre el dólar y el peso, para pasar a un mecanismo de flotación administrada de la paridad cambiaria. Pero más importante que la cantidad de reservas, es la discusión que se abrió al uso de las mismas, cuando desde el oficialismo se pensaba en un destino de pago de los vencimientos de deuda y liberar recursos corrientes para gasto público, los legisladores y el arco político de la derecha y sus legisladores demandaron pagar la deuda con recursos fiscales corrientes, es decir, a costa del presupuesto y de la mano de un profundo ajuste en el gasto público social. Otros sectores, enmarcados en la izquierda parlamentaria, se pronunciaron por una investigación de la deuda, al estilo de la Auditoría realizada por Ecuador y que devino en una quita de la deuda exigible. Es cierto también, que en otros sectores políticos y sociales, más allá del debate parlamentario, se insistió en privilegiar la deuda social interna, repudiando cualquier estrategia de cancelación de deuda externa.

Lo que queda hasta ahora es el cambio en la presidencia del BC, que fue sorpresa, ya que el candidato con pergaminos favorables para el establishment del poder económico local e internacional, Mario Blejer, quedó en el camino por Mercedes Marcó del Pont que viene de presidir el Banco de la Nación Argentina (BNA). La trayectoria de Marcó del Pont explica expectativas de cambios legislativos y de política financiera a contramano de la orientación ortodoxa hegemónica en el BC. Mientras tanto y con la carta orgánica actual, para acercar más al BC con las necesidades de política económica se creó un “Consejo Económico” que integran los titulares del Ministerio de Economía y del BC, inspirados se dice, en la experiencia brasileña. Consultados varios colegas del país vecino señalan que la impronta la define Henrique Meirelles, el Presidente del Banco Central que proviene del Bank Boston y que fuera la carta de confianza y seguridad otorgada al poder económico mundial de parte de Lula. Dicen que el Ministro de Hacienda de Brasil, Guido Mantega es neo desarrollista y el titular del BC un neoliberal consumado. Queda el interrogante si en política se aplica la máxima matemática relativa a “que el orden de los factores no altera el producto”, ya que Marcó del Pont proviene del desarrollismo y Amado Boudou (Ministro de Economía de Argentina) registra antecedentes en la UCD, el partido que inspiró el pope del neoliberalismo argentino: el inefable Álvaro Alsogaray.

La experiencia de Brasil


Desde diciembre de 1964 funciona en Brasil el Consejo Monetario Nacional (CMN)[1] con el objetivo de coordinar la política macroeconómica con la política industrial, comercial, etc. Estamos hablando de un periodo desarrollista en el Brasil, de acelerada industrialización y el CMN funcionaba con los aportes de funcionarios de los ministerios de planeamiento, agricultura, industria, comercio, trabajo, interior; pero también lo hacían representantes de la banca regional o del propio Banco de Desarrollo (BNDES), e incluso expresiones del movimiento de trabajadores. La idea apuntaba hacia la convergencia de la política monetaria y fiscal, con presencia (por lo menos en la letra) de fuerzas sociales. Desde 1995 con el Plan Real (Fernando Henrique Cardoso), el CMN se redujo a las presencias de los ministerios de Hacienda y Planeamiento, junto al Presidente del BC.

La modalidad que inspira a la Argentina está más próxima a esta versión que a la originaria, aún cuando Marcó del Pont sostiene que se tratará de “profundizar el modelo económico de desarrollo industrial”. Algunas opiniones desde Brasil sostienen que el CMN en nada impide el accionar tradicional del BC, máxime con la titularidad de Henrique Meirelles, puesto en dicha función en la Presidencia Lula. Algunos esperaban que con la llegada de Guido Mantega al Ministerio de Hacienda en 2006 hubiera límites a la orientación del BC, especialmente luego de la convergencia de Meirelles con Antonio Palloci, primer ministro de hacienda del gobierno de Lula y claro promotor de la continuidad de las políticas neoliberales.

La experiencia brasileña reconoce también el Consejo de Desarrollo Económico (CDE) creado por la administración de Lula en 2003, inspirado conceptualmente en la composición del primer CMN, por lo menos tal como funcionó en los 60´ y 70´ y que luego mutó en los 80´ y como señalamos con la crisis de mediados de los noventa. La realidad de incidencia del CDE es escasa ante la presencia hegemónica de las concepciones subordinadas al mainstream, la corriente principal en política económica. Más allá de las voluntades políticas en el gobierno y los funcionarios del BC, sectores del movimiento social de Brasil insisten en la ausencia de una presencia más importante de la dinámica social “resistente” para constituir una fuerza sociopolítica que bregue por otro orden económico y social. La correlación de fuerzas políticas es lo que define la hegemonía a favor de la banca y su proyecto liberalizador. La práctica del CMN y más precisamente del Comité de Política Monetaria (COPOM), integrado por funcionarios del BC de Brasil, está concentrada en la metas de inflación, una estrategia sugerida desde los organismos financieros internacionales y que en la Argentina pretendió instrumentar Alfonso Prat Gay cuando estuvo al frente del BC (diciembre 2002 a setiembre 2004). Es la concepción mayoritaria de la banca central mundial y se asocia a la concepción monetarista de control inflacionario, con independencia del efecto que genera en el empleo y la producción de los países en que se aplica. Una de las políticas centrales del COPOM se concentra en la fijación de la tasa de interés. Los sectores menos concentrados de la economía brasileña reclaman por el excesivo nivel de los intereses que conspiran para el desarrollo de una producción no monopolista y se presentan presiones para extender la participación del movimiento popular en los ámbitos de decisión del COPOM. En Brasil como en Argentina, la cuestión se define según sea la capacidad de acumulación política de poder de las clases subalternas o de las dominantes.

La deuda como condicionante estructural


La deuda comprometida entre 1976 y 1983 condiciona el régimen constitucional hasta nuestros días. Sin esa hipoteca no habría habido financiamiento para la militarización del país, el conflicto con Chile y Gran Bretaña; pero sobre todo para la represión y disciplinamiento del movimiento popular. El objetivo final del régimen dictatorial apuntaba a debilitar la capacidad de resistencia para avanzar en la reestructuración regresiva del capitalismo en Argentina. El endeudamiento externo fue el mecanismo económico privilegiado para ese fin liberalizador.

Los recursos ingresados sirvieron para endeudar empresas públicas, usado luego como argumento para las privatizaciones en los 90´, con la secuela de desempleo, marginación, empobrecimiento, desarticulación del aparato productivo y extranjerización de la economía. Los préstamos obtenidos a bajo interés, pero con tasas variables elevaron los servicios de la deuda ante la política estadounidense que llevó la tasa de interés a casi 20% a fines de los 70´ (la iniciativa Volcker de 1979 bajo la administración de Ronald Reagan). Eso hizo impagable la deuda y motivó los recurrentes procesos de negociación en cada turno constitucional.

Del default con bancos transnacionales en 1983 se pasó, Plan Brady (1992) mediante, a la cesación de pagos con tenedores de títulos a fines del 2001. El cambio de acreedores (de bancos a titulares de bonos) resulta de la maniobra realizada por los banqueros, el tesoro estadounidense y el gobierno de Menem y Cavallo. Buena parte de esa deuda impagable estaba en manos de tenedores locales de títulos, situación que afectó a los fondos previsionales, propietarios de deuda por decisión gubernamental asociada a la privatización de las jubilaciones.

La deuda es ilegítima en origen y promovió una amplia concentración del ingreso y la riqueza. Ante la continuidad de una hipoteca impagable y ya cancelada varias veces, la sociedad necesita resolver su independencia, más aún en tiempos de bicentenario. Por lo tanto el debate prioritario es si Argentina continúa sometida a la disciplina del sistema mundial en crisis, o repudia la deuda y encara con decisión la construcción de una nueva arquitectura financiera mundial.

Es un camino que se recorre en la región, con la Auditoria de la deuda ecuatoriana; la salida de Bolivia del CIADI; la construcción del Banco del ALBA y el SUCRE, como moneda regional de intercambio. Un paso en ese sentido sería el funcionamiento del demorado Banco del Sur y el manejo compartido de reservas regionales que superan los 500.000 millones de dólares para cambiar el modelo productivo y el patrón de consumo. Todo con el fin de resolver las necesidades sociales insatisfechas y salir de la crisis capitalista con soberanía alimentaria, energética y financiera.

- Julio C. Gambina es Profesor de Economía Política en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario. Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas, FISYP. Miembro del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO. Fundador de ATTAC-Argentina. www.juliogambina.blogspot.com


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[1]http://www.bcb.gov.br/?CMNCOMPOS Puede encontrarse en esta página oficial del BC de Brasil el listado de todos los participantes del CMN desde su creación, incluso los representantes de la clase trabajadora, de la banca regional y de los distintos ámbitos oficiales. No resulta un dato menor verificar que la información está en el sitio del Banco Central, lo que define el peso de la entidad en el Consejo.

jueves, 11 de febrero de 2010

Venezuela y el cambio en América Latina

por Angel Guerra Cabrera - Fuente: La Jornada

A once años de gobierno de Hugo Chávez la revolución Bolivariana cuenta con un saldo muy positivo. No obstante sus brillantes conquista sociales, tal vez el hecho más importante en su haber sea la influencia que ha ejercido en el gran cambio político experimentado por América Latina, la única región del mundo donde se ha establecido un frente de gobiernos y fuerzas populares que se oponen al neoliberalismo y abogan por la independencia, la soberanía, la justicia social, la democracia participativa y la integración solidaria de sus naciones. Sin ese vuelco político continental que tanto ha impulsado, entrelazado y apoyado sin reservas Venezuela, me atrevería a afirmar que la revolución Bolivariana -y acaso la Cubana- difícilmente habrían podido atravesar solas el desierto ideológico, político y moral deja do por el derrumbe del socialismo real y la implantación de las políticas neoliberales. Cuando se escriba la historia de esta época en América Latina será indispensable valorar cuanto aportó a ella la creativa interacción surgida del compañerismo y la amistad entre Fidel Castro y Hugo Chávez.

Hablemos ahora sintéticamente de los logros del gobierno bolivariano. La aguda visión de Chávez sobre la importancia geopolítica del petróleo se manifestó en la revitalización de la moribunda OPEP bajo su liderazgo, que se tradujo en el aumento del precio desde 7 dólares el barril a los 70 actuales. Ello sentó las bases para romper con la subordinación colonial del petróleo venezolano a los intereses del imperio establecida por los gobiernos neoliberales. Quedó completado cuando la derrota del golpe de Estado y de la huelga petrolera retornó al Estado las palancas fundamentales de decisión sobre la industria. Esto permitió a Chávez convertir al petróleo en un poderoso instrumento de redistribución de riqueza, de verdadero desarrollo económico, de integración latinoamericana y de una política exterior independiente que diversificó sus relaciones políticas y económicas en el mundo. Fue así que pudo disponerse de los fondos para las Misiones Sociales, cuyo efecto ha sido muy benéfico en la elevación de la calidad de vida y de la conciencia política de los mayoritarios segmentos excluidos hasta 1998. Las misiones consiguieron sacar de la pobreza y la miseria a millones, liquidar el analfabetismo, hacer que creciera la matrícula escolar un 24 por ciento, incluyendo cientos de miles de adultos egresados de sexto grado, secundaria, bachillerato y carreras profesionales.

Las Misiones Barrio Adentro I y II han revolucionado los servicios de salud que ahora están al alcance de todos gratuitamente y cuentan con cientos de centros de excelencia, como los de diagnóstico integral.

La misión Mercal ha distribuido millones de toneladas de alimentos a precios subvencionados. Más de 4 millones de escolares reciben alimentos gratuitamente. Vene zuela ha pasado a ser un país de desarrollo humano alto, 7 puntos por encima de 1998, según datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.

Son avances sociales inimaginables antes de la revolución Bolivariana pero el propio Chávez no está conforme con ellos pues con los recursos energéticos de Venezuela no debería existir pobreza. Por eso insiste en la necesidad de avanzar hacia el socialismo radicalizando la revolución. De modo que ganar dos terceras partes de la Asamblea Nacional en septiembre es una cuestión de vida o muerte para el Partido Socialista Unido de Venezuela ya que ello asegura la radicalización de las conquistas sociales e impide que la contrarrevolución desmantele las leyes revolucionarias como ha alertado Chávez. Lograrlo exige un gran trabajo político pues aunque Chávez sea por mucho el líder más popular de Venezuela, esto no se traslada automáticamente a los candidatos del chavismo, a quienes los electores pueden pasar la cuenta por innumerables rémoras políticas con que carga la revolución a sus espaldas, sobre todo porque el poder popular no ha logrado aún suplantar al Estado burgués.

Pero la contrarrevolución prefiere la violencia a las elecciones -que teme perder- como se ha visto a lo largo de estos once años. Ello se inserta en el marco de la ofensiva de Estados Unidos contra las fuerzas revolucionarias y progresistas de América Latina, que tuvo jalones importantes con las bases en Colombia, el golpe en Honduras y la virtual ocupación militar de Haití pero cuyo objetivo principal es destruir la revolución Bolivariana.