lunes, 17 de diciembre de 2012
¿Quién controla la economía mundial? El poder de las transnacionales
miércoles, 12 de diciembre de 2012
Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), una historia de infamia
“Aunque la mona se vista de seda, ¡en simple mona se queda!”
Esopo, Fábulas, siglo VII aC.
Cuando días atrás, mientras se celebraba la reunión iberoamericana de presidentes y jefes de gobierno, dos periodistas españolas reportearon a Rafael Correa, el presidente de Ecuador, en la radio de mayor audiencia de todo el país, se sorprendieron que el entrevistado atacara, sin ningún tipo de complejo, a la todopoderosa SIP, la Sociedad Iberoamericana de Prensa. Las periodistas creyeron, en su ignorancia, que se estaba atacando al conjunto de una profesión que en el continente europeo cree de ser la única poseedora de la verdad, tergiversa la realidad sin pudor y difama sin tener consecuencias legales al hacerlo.
Doble error: ni Correa atacaba a la profesión, ni los periodistas son los dueños de ninguna verdad, aunque la calumnien y la tergiversen.
La SIP se crea en 1943 en la ciudad de La Habana y desde sus comienzos estuvo constituida por editores y directores de periódicos y agencias informativas de toda América, Estados Unidos incluidos. En la actualidad reúne a 1300 de ellos. Es decir, representan, lisa y llanamente, los intereses de los grupos económicos propietarios de los medios informativos y no tienen nada que ver con la profesión periodística.
Su historia es más que turbulenta: nunca hizo nada por la defensa de los periodistas o la libertad de expresión y respondió descaradamente a las directivas de los medios norteamericanos que usaron la corporación como medio de culturización de las zonas de habla latina y como auténtica trinchera anticomunista en las décadas de los 60 y 70.
Los medios informativos norteamericano, en aquellos años, servía de correa de transmisión de los gobiernos de turno en Washington que defendía, sin ningún tipo de vergüenza, la conocida “teoría de la seguridad nacional”. Esta teoría, preconizaba que las fuerzas armadas de los países latinoamericanos se desentendieran de su misión de defensa fronteriza hasta convertirse en auténticas fuerzas de ocupación que garantizaran el orden interno y combatieran a aquellas organizaciones y movimientos que pudieran, siguiendo el ejemplo marcado por la Revolución Cubana, favorecer la implantación de regímenes de izquierda dentro del contexto de la Guerra Fría.
Esta política generó innumerables golpes de estado con el fin de desplazar a gobiernos democráticamente elegidos y que no estaban dispuestos a reprimir a sus conciudadanos: Uruguay, Chile, Argentina, Honduras, Perú, son sólo algunos de los ejemplos de estas “acciones de guerra”militares, que dejaron en las cunetas y los cementerios miles de muertos, fusilados y desaparecidos.
Las maniobras se orquestaron desde la famosa “Escuela de las Américas”, instalada por aquel entonces en la Zona del Canal de Panamá que administraba y controlaba militarmente el gobierno norteamericano y era vox populi, como señaló claramente Correa en el reportaje en cuestión, que la dirección de la misma estaba en manos de la CIA. Por esta escuela pasaron los estados mayores de todos los ejércitos latinoamericanos, y allí se prepararon y se fraguaron las masacres que posteriormente perpetraban en sus respectivos países, escudándose en el otro elemento común que les daba cobertura ideológica: el cursillismo, pensamiento ultracatólico, cercano al Opus Dei.
Incluso allí se creó la llamada “operación Cóndor”, que sellaba el compromiso de las fuerzas armadas de diferentes países en la persecución conjunta de activistas y propiciando compartir la información de inteligencia para ello. Todo era válido para conseguir una mayor efectividad en el accionar.
Mientras tanto, ¿qué hacia la SIP? Se constituyó, salvo contadas y honrosas excepciones, en el medio de difusión y defensa de esta teoría. La que pretendía hacer creer a los pueblos latinoamericanos que la Alianza para el Progreso, aquella campaña lanzada y dirigida por John Fitzgerald Kennedy, era una suerte de Plan Marshall a la latinoamericana y que permitió el establecimiento de auténticas bases militares de la CIA en los distintos países. Famosa era la que se asentó, entre alambres de espinos, barreras y soldados yanquis armados hasta los dientes, en las inmediaciones del Parque Nacional de Caaguazú, en la profundidad del monte paraguayo.
Cuando la Guerra Fría acabó y la política norteamericana cambió de rumbo político, permitiendo la aparición de regímenes más o menos democráticos en el panorama de América Latina, la SIP también cambió su táctica. Ahora era la hora de apoyar a los partidos políticos de derecha, manteniendo su vieja ideología de ataque a los movimientos sociales y populares que pudieran servir de germen a partidos de izquierda que, como ocurre en estos momentos, están extendiendo un manto de libertad por el continente.
Si muchas veces se oyen voces en Europa que se quejan de la escasez de medios informativos libres o medianamente objetivos, pueden mirarse en ese auténtico páramo que es América donde los medios tradicionales están conchabados con la política reaccionaria de la SIP. Por eso son constantes las luchas que se libran entre los gobiernos progresistas del continente y los medios de difusión. Por eso las periodistas españolas se confundieron: Europa cree que la sacrosanta libertad de prensa está por encima de la misma verdad. Tenemos que volver a recurrir a las palabras del presidente Correa:“en un estado de derecho no se persiguen personas … se persiguen delitos. Si ese delito lo comete un periodista, ¡qué pena! … difamar … es un delito, que si lo comete un arquitecto, un bombero voluntario, un boy scout o un periodista es indiferente; se persiguen delitos”.
La SIP pretende hoy, olvidándose de la negra historia que le precede, convertirse en el adalid de la libertad de prensa y no son más que los mismos perros a los que ni siquiera les han cambiado el collar.
domingo, 9 de diciembre de 2012
LOS ENEMIGOS DE LA DEMOCRACIA EN LA ARGENTINA
Gustavo Rosa - http://www.redaccionpopular.com/articulo/los-enemigos-de-la-democracia-en-la-argentina-dos-notas
Unas bestias indomables
Si la democracia no logra domar a las corporaciones, las corporaciones terminan dominando a la democracia. Y esta afirmación no es producto de una paranoia del autor de estos apuntes. Con un poco de memoria se confirma. También, con una recorrida por las páginas del libro “La doctrina del shock”, de Naomí Klain, en el que la periodista canadiense muestra las estrategias del capitalismo –de sus salvajes actores, en realidad- para apropiarse de los bienes en distintas partes del mundo. El documental basado en esa cuidadosa y profunda investigación es difícil de conseguir en DVD –oh casualidad- pero puede encontrarse en la red. Guerras, golpes de estado, tsunamis y huracanes pueden ser útiles para incrementar el patrimonio de estos despiadados e inescrupulosos carroñeros. Empresas conocidas y prestigiosas que aprovechan el sufrimiento de los ciudadanos indefensos para batir récords en sus cuentas bancarias. No importan las muertes, que forman parte del medio que justifica ampliamente sus fines. Entre esas escenas desgarradoras de desconsuelo humano, entre esos momentos de despiadada angurria están las guerras imperiales y los golpes de estado en Latinoamérica. No es un invento del gobierno K que esas alteraciones institucionales –eufemismo que sintetiza la monstruosidad de esas acciones- fueron impulsadas por los dueños del poder económico que no tienen patria, hermandad ni sentimientos. No hay diálogo posible con esas bestias. O se las somete a las reglas de la democracia o se las aniquila.
Un taxista le dice al pasajero: “el problema del Gobierno es que no se sienta a dialogar; tiene que buscar el consenso y no estar siempre en contra”. El pasajero, con toda la calma posible, respondió con las dos oraciones que cierran el párrafo anterior. El taxista se alarmó: “¿cómo va a decir que hay que aniquilar gente?”. “No gente –respondió el pasajero- corporaciones. Sus directivos no han tenido reparo alguno en convocar militares para torturar, matar y desaparecer. Tampoco en provocar crisis económicas para especular y acrecentar sus mal habidos bienes”. Muchos individuos se apropiaron de esa prédica del diálogo y el consenso como esencia de la convivencia democrática. Una visión ingenua de la relación de poderes. El silencio incómodo dominó el resto del viaje. El pasajero podría haber agregado una frase para dejar más clara su postura: cuando los exponentes del poder económico llaman al diálogo es porque intentan dictar órdenes y cuando buscan el consenso es porque exigen obediencia.
Y cuando no logran esos objetivos, nada mejor que sacudir el tablero para sacar a los representantes molestos que pretenden beneficiar a la mayoría. “Hoy las corporaciones y los monopolios político-mediáticos intentan de cualquier forma corroer, destruir, debilitar lo que hemos logrado y mienten descaradamente para frenar este modelo de inclusión que hemos puesto en marcha en nuestra región”, manifestó Rafael Correa en su última visita a nuestro país. Y detrás de ellos, se escudan los poderes fácticos que quieren siempre más, mucho más, al precio que sea. Y que no pagan ellos, por supuesto.
Alicia Vence, jueza federal de San Martín, resolvió poner fecha a la indagatoria de cuatro ex directivos de Ford Motors Argentina por su participación en los secuestros y tormentos que sufrieron 25 delegados de la planta de Pacheco después del golpe del ’76. Las instalaciones de esa planta automotriz fueron utilizadas como centros transitorios de detención ilegal. “Hubo mucha gente civil que golpeó las puertas a los militares para que saquen de encima el sindicalismo –explicó Pedro Troiani, una de las víctimas- por eso esto fue un golpe cívico-militar, cuando pasaron unos días hubo mil despidos en la fábrica, sacaron a los que estaban contaminados con plomo, a los enfermos del corazón, a los faltadores y a la gente que molestaba a los capataces”. El de Ford no es el único caso. Detrás de todos los golpes de estado -desde el de 1930 al de 1976- están los intereses de quienes se sienten dueños del país. Y los militares actuaron como las fuerzas pretorianas encargadas de eliminar cualquier estorbo que se interponga en el innoble fin de incrementar sus descomunales patrimonios. Juntos –corporaciones y militares- pergeñaron un plan de exterminio ideológico para dar rienda suelta a una angurria incontenible.
Después del retorno de la democracia, advirtieron que podían seguir gobernando sin someterse a elecciones; que los presidentes civiles podían convertirse en eficientes siervos de sus planes. Alfonsín por infinitas presiones, Menem por atroz complicidad, De la Rúa por debilidad, torpeza, inoperancia y muchas cosas más, Duhalde por mafioso. Desde la asunción de Kirchner las cosas comenzaron a cambiar. El panorama se volvió más claro. El poder económico quiere gobernar, quiere convertir al país en un coto de caza, quiere acrecentar su botín a costa del sometimiento del pueblo. Pero el kirchnerismo recuperó la supremacía de los intereses de la mayoría a través de la política y dejó expuesto quiénes son los aliados de ese accionar destructivo.
El Gobierno K comenzó a abrir una brecha en el sentido común dominante, ese que justifica el ideario predador. El rol del Estado ha ganado prestigio en estos años, ha recuperado símbolos y los transformó en realidades. Desde hace unos años, ese discurso hegemónico comenzó a perder eficacia. Ese que apuntala la desconfianza, el desánimo, el menosprecio; que prioriza lo privado a lo público; que alienta la mirada individual sobre la colectiva; que fomenta la desmemoria, la conciliación, el cinismo y la hipocresía. Ese relato nocivo se está debilitando porque ha quedado en evidencia que no defienden los intereses del país, sino los de una minoría egoísta y despiadada.
Por eso se opusieron al rescate de Aerolíneas Argentinas de manos de sus saqueadores. Y por eso también están a favor de Repsol y se hacen eco de sus reclamos después de la expropiación. “La recuperación de YPF fue una decisión estratégica –afirmó La Presidenta en la inauguración de la Primera Expoindustria de Petróleo y Gas- Fue una causa nacional. Si no hubiéramos tomado esta determinación, probablemente habría terminado como Aerolíneas Argentinas. Recuperamos también la aerolínea de bandera, a pesar de las críticas internas, cuyos ex dueños hoy están procesados”. “En estos pocos meses hemos detenido el declive de la producción –destacó CFK- Y esto se ve en algo muy sencillo. Hemos vuelto a tener nafta. Misteriosamente, en los fines de semana no había nafta, y ahora hay. Argentina decidió levantar otros paradigmas. Se trata de sumar y multiplicar”.
Y también se recuperaron los fondos de las AFJP. “El Estado puede y eso les molesta –destacó el titular de la Anses, Diego Bossio- “les molesta que las AFJP en catorce años de administrar los ahorros de los trabajadores acumularon 80.200 millones de pesos y nosotros, en cuatro años, con técnicos y funcionarios del Estado, multiplicamos esa cifra casi por tres. Hoy tenemos 231.800 millones de pesos” de ahorro previsional, gracias la creación del Fondo de Garantía de Sustentabilidad. Estas cifras demuestran que la plata de los jubilados no estaba en buenas manos, pero ahora sí, porque está donde debe estar, en el sistema jubilatorio de reparto.
Siempre buscan clavar sus colmillos en la yugular del Estado, es decir, en la de todos nosotros. Aunque debilitados, siguen siendo peligrosos. Y tienen recursos, aliados, siervos y cancerberos. El Grupo Clarín logró patear la pelota unos metros más allá. Un par de jueces saltaron todas las normas y gritaron a los cuatro vientos su dependencia con el poder fáctico. La extensión de la medida cautelar -servicio judicial vip a la carta- es una pieza más de la historia desarrollada en este apunte. Los poderes concentrados y sus cómplices pisoteando impunemente todo lo que no sea útil a sus intereses: el Estado, el país, los ciudadanos, las leyes. Una vez más quieren aniquilar la democracia.
Mundos paralelos
El documento que la jerarquía eclesiástica dio a conocer en estos días todavía da mucho para hablar. Por supuesto que el apuro para realizar este pronunciamiento resulta llamativo. Generalmente, se presenta en sociedad a mediados de diciembre, unos diez días antes de Navidad. Este año se adelantó una quincena. Oportunismo con todas las letras. El Secretariado de Curas en la Opción por los Pobres lo advirtió a pocas horas de emitido el escrito episcopal. Para la liturgia católica, “la Navidad cae siempre el 25 de diciembre y esta fiesta se prepara con el tiempo de Adviento que comienza recién el domingo 9 –explicó Eduardo de la Serna, el sacerdote más conocido de este grupo- por lo tanto, este saludo de Navidad parece más preparativo del 7D”. Para el Colectivo de Teología de la Liberación, “lo importante es que esta vez, al hacerlo público un mes antes de Navidad y a una semana del 7D, marca claramente su alineamiento del lado de los poderosos”. Y para que resulte más notoria la cuestión, destacan que “las declaraciones allí vertidas se parecen más a un editorial de Clarín que a un escrito de testigos del Evangelio”. Lo que significa lisa y llanamente que Clarín es mucho más que un conjunto de medios de comunicación; es mucho más que una manera de ver la realidad; es mucho más que una factoría de estiércol. Clarín construye un mundo paralelo al que gran parte de los argentinos no quiere volver.
La visión de los obispos de la Conferencia Episcopal Argentina está contaminada por la mirada antojadiza de los medios con hegemonía en decadencia. Nada positivo encuentran en estos nueve años de gobierno K. Pobreza, crisis moral, división, violencia es lo que ven los prelados. “Lo menos que podemos decir es que nosotros, que estamos en los barrios, entre la gente, con los pies en el barro, tenemos una mirada muy distinta de la que presenta el documento episcopal”, aclaró el escrito de la agrupación que integra Eduardo de la Serna. El pronunciamiento de los Teólogos de la Liberación, llamado “Del lado de los poderosos… como siempre”, señala que “cada postura tomada en este documento episcopal niega una buena noticia generada en estos diez años: la Asignación Universal por Hijo, el matrimonio igualitario, la ley de medios, los juicios a los genocidas por delitos de lesa humanidad, la creación de puestos de trabajo, el ingreso de miles de jóvenes a la política, la unidad latinoamericana y muchas más”.
Dos mundos, sin más. En ese mundo, en el que se basa el documento de la Iglesia y las noticias de los libelos con déficit de hegemonía, todo está mal, desde la economía, la moral, las relaciones humanas, los derechos, las libertades, las garantías. Todo es un desastre. Todo es peor que antes. En este mundo, por el contrario, ocurre lo que tiene que ocurrir en todo mundo real. Algunas cosas están muy bien, otras más o menos y otras hay que corregirlas y hasta desecharlas. No es lo perfecto, que no tiene existencia posible, porque es la zanahoria que nos pusimos los humanos para alimentar nuestras frustraciones. En este mundo estamos los ciudadanos que hemos decidido tomar las riendas. En el otro mundo se amontonan los individuos que quieren recuperar el control. Dos mundos muy diferentes. Uno, promisorio de futuro y el otro, plagado de pestilencias.
En aquel mundo, sus habitantes aplauden cuando los colonizadores reincidentes logran una pequeña victoria con sus amenazas carroñeras. En otros tiempos, celebraban los saqueos con pizza y champagne. Con los recortes, ajustes, intereses de deuda y flexibilizaciones laborales se excitaban como con una sobredosis de porno. Su juego favorito era apostar por el incremento de los índices de desocupación, pobreza e indigencia. El deporte más extendido era gobernar sin someterse a elecciones. Por eso no les gusta este mundo, porque no pueden desarrollar su perfidia lúdica. Claro, en este mundo, en el real, jugamos todos y casi siempre ganamos. El juego preferido de este mundo es la inclusión y no valen las apuestas, sino el compromiso. Uno que entra y celebramos todos, no con pizza o champagne, sino con algunas estrofas del Himno.
Los habitantes de aquel mundo se relamen cuando Repsol demanda al Estado ante el Ciadi, porque la expropiación es una falta de respeto hacia la propiedad privada y merece un justo castigo. No importa que la compañía española, que adquirió YPF siendo apenas una distribuidora de combustible, se haya transformado en una multinacional importante gracias a una sangría monstruosa. En ese mundo siempre reciben apoyo los que nos quieren destruir porque los héroes son los villanos. Allí abundan los adoradores de Thomas Griesa, Antonio Brufau o Mariano Rajoy. Angela Merkel debe tener un templo en su honor con su imagen venerada a diario. En este mundo no hay héroes, pero abundan las acciones heroicas. Actos cotidianos, solidarios, chiquitos pero con una abundante potencia transformadora.
En el mundo de los agoreros cualquier delincuente merece morir y con el menor trámite posible. Si un hombre intentó violar a una nena de cinco años en un barrio de las afueras de Mar del Plata, los vecinos pueden dar rienda a su furia y linchar al paso a ese desaforado. Con golpes y palazos se ejerce mejor la justicia que con jueces y abogados. Y en ese mundo, el fiscal, Paulo Cubas, puede manifestar su comprensión hacia los vaqueros que ejercieron la justicia por mano propia, porque “entendieron que el violador –que todavía no había violado a la nena- se merecía esa paliza”. Por extensión, también la muerte, que no está contemplada como castigo en nuestro país, que sería este mundo.
Porque en aquel mundo la inseguridad ya es intolerable. Por un par de zapatillas y una tarjeta Sube uno corre el riesgo de morir. La inseguridad –un absoluto tan falaz como la seguridad- obliga a los individuos a vivir entre rejas con forma de titulares. Nadie protege a esas víctimas de la inmigración descontrolada y de baja calidad. En ese mundo no importa que el ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Eugenio Zaffaroni afirme que Argentina tiene una de las tasas de homicidio más bajas de Latinoamérica. Tampoco es un argumento aceptable que asegure que en los barrios de clase Media de la CABA las tasas de homicidios son equiparables con las de Europa o Canadá. En ese mundo sólo importan los prejuicios. “Lo ideal sería cero –dijo La Presidenta- pero no hay ningún país del mundo en el que exista registro cero en materia de delincuencia”.
En el mundo con fronteras de papel, sus habitantes se comportan como exiliados europeos. En este mundo formamos parte de una patria enorme y que sigue creciendo. No con dictadores, como dicen los de aquel mundo, sino con mandatarios que se parecen a los ciudadanos. “No puede haber nada más importante que la soberanía y la democracia popular, y que cada vez que la soberanía y la democracia popular han sido atacadas terminan devastando el Estado y finalmente terminan devastando a los pueblos”, señaló CFK, desde este mundo. Pero no es la única que dice esas cosas. Tampoco la única víctima de las dentelladas mediáticas. “Hoy las corporaciones y los monopolios político-mediáticos intentan de cualquier forma corroer, destruir, debilitar lo que hemos logrado y mienten descaradamente para frenar este modelo de inclusión que hemos puesto en marcha en nuestra región”, denunció Rafael Correa, presidente de Ecuador.
En aquel mundo gobierna una yegua y en éste, Una Presidenta. Los dos mundos existen, pero sólo uno es legítimo. Y, por supuesto, nos pertenece a todos. También nos invita. A todos, hasta a aquéllos que están empecinados a permanecer en ese mundo del que nunca serán parte.
jueves, 6 de diciembre de 2012
Bolivia y la integración al MERCOSUR
Hedelberto López Blanch - http://www.rebelion.org/noticia.php?id=160193
La futura entrada de Bolivia en el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) reforzará la integración, el comercio y la economía de los países de la región y les permitirá enfrentar mejor los embates de la crisis capitalista mundial.
Una delegación encabezada por el alto comisionado del MERCOSUR, Iván Ramalho, que visitó recientemente Bolivia, invitó a las autoridades de la nación andina a incorporarse como miembro pleno a la organización.
La noticia fue recibida con satisfacción por el canciller David Choquehuanca quien señaló que en la próxima cumbre del organismo, el 6 y 7 de diciembre en Brasilia, "iniciaremos un proceso de diálogo, un proceso de trabajo" para la incorporación boliviana al bloque.
El presidente Evo Morales puntualizó que se esforzarán para
que los equipos trabajen rápido con el objetivo de que después la propuesta sea aprobada en la reunión de jefes de Estado del bloque y se continúe ese proceso en los distintos parlamentos de Sudamérica.
Al hacer una comparación con la Comunidad Andina de Naciones (CAN) a la que pertenece Bolivia, Morales destacó como una ventaja, que el MERCOSUR no tiene Tratados de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. Explicó que dos países de la CAN (Colombia y Perú) son partes del TLC, razón por la que esa Comunidad no se puede unir, porque en vez de complementariedad e integración lo que existe es la competitividad.
El MERCOSUR fue creado el 26 de marzo de 1991 en Asunción y entró en vigencia el 29 de noviembre de ese año. Los países que conforman este bloque regional económico son Argentina, Venezuela, Brasil, Uruguay y Paraguay, este último suspendido temporalmente tras el golpe de estado contra el presidente Alejandro Lugo.
Desde su fundación, los cuatro primeros socios (este año se integró Venezuela) buscaron la ampliación de los mercados nacionales mediante la integración, lo cual constituye una condición fundamental para acelerar sus procesos de desarrollo económico con justicia social.
El objetivo primordial del Tratado de Asunción (firmado durante la Cumbre de Ouro Prieto en diciembre de 1994) es la integración de los Estados, mediante la circulación de bienes, servicios y factores productivos; aranceles externos y adopción de políticas comerciales comunes; coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales y armonización de legislaciones en las áreas pertinentes, para lograr el fortalecimiento del proceso de integración.
La relación de Bolivia con el organismos regional fue temprana pues en junio de 1992, suscribió el Acuerdo de Transporte Fluvial por la Hidrovía Paraguay-Paraná. La nación andina participa en las reuniones presidenciales del MERCOSUR desde la Séptima Cumbre celebrada en 1994 en Argentina y en diciembre de 1995 se convirtió en el primer país latinoamericano que suscribió el Acuerdo de Complementación Económica con el bloque regional. Los acuerdos de Libre Comercio entre el MERCOSUR y Bolivia como país asociado se firmaron en junio de 1996 y entraron en vigencia el 28 de febrero de 1997.
Los éxitos alcanzados en los seis años de gobierno de Morales desde que llegó a la presidencia en 2006, se aprecian en todas las esferas económicas y sociales de la nación andina, que comienza a dejar atrás más de dos siglos de explotación por parte de gobiernos extranjeros y compañías transnacionales con la anuencia de las oligarquías criollas.
Como indicó Iván Ramalho, Bolivia es importante para el desarrollo comercial del MERCOSUR por su ubicación geográfica, que la sitúa en el centro de las transacciones que realizan sus países miembros y porque puede aportar mucho a la integración económica, social y comercial.
El Producto Interno Bruto (PIB) creció desde el 2006 a un ritmo promedio de 4 % mientras los programas sociales resultan amplios y variados para lo cual se destina alrededor de 2 000 millones de dólares.
La generación de fuentes de trabajo resulta una constante en el desempeño del gobierno. En 2011 asignó 3 000 millones de dólares para construir carreteras, instalación de tuberías de agua potable y alcantarillado, escuelas, centros de salud, hospitales, pequeñas industrias, entre otros.
Se crearon nuevas fábricas de papel, cartón, pintura, almendra y derivados; el Estado apoya financiera y comercialmente a pequeños productos industriales y trabaja en el desarrollo general de la agricultura.
Sus Reservas Internacionales Netas (RIN) llegarán al cierre del año a 13 000 millones de dólares, las que antes de 2006 no superaban los 3 000 millones de dólares.
Bolivia recuperó en los últimos años las riquezas nacionales (productivas, mineras y de servicios) que antes eran explotadas por compañías privadas y cuyas ganancias salían del país.
La nación andina tiene muchas cosas que ofrecer en sus intercambios comerciales con el bloque como son sus grandes recursos gasíferos y de petróleo, madera, oro, plata, caucho, estaño, litio, hierro, a la vez que podrá recibir inversiones para su desarrollo productivo y social que las naciones miembros le pueden ofrecer.
El organismo regional luego del golpe de Estado contra el presidente Alejandro Lugo en Paraguay, cuyo parlamento se negaba a aceptar la entrada de Venezuela, aprobó en la reunión extraordinaria de julio pasado en Brasilia, el ingreso de Caracas.
El MERCOSUR, con esa decisión, ganó una nueva dimensión geopolítica al incorporar las porciones amazónicas, andina y caribeña, extender el bloque económico desde el extremo sur hasta el norte del continente, y contar con las tres grandes cuencas de los ríos Orinoco, Amazonas y La Plata.
El comercio entre Venezuela y los cuatro países del grupo se elevó, pese al bloqueo durante seis años del parlamento paraguayo, de 2 000 millones de dólares en 2006 a 8 500 millones de dólares en 2011.
Con la futura entrada de Bolivia, el MERCOSUR tendrá un Producto Interno Bruto (PIB) de 3 690 billones de dólares (a precios corrientes), que representa el 84,2 % del PIB de Suramérica; una población de 310 millones de habitantes, correspondientes a 74 % del total regional, y un territorio de 13,8 millones de kilómetros cuadrados, 80 % del área del subcontinente.
Con políticas regionales más independientes, avanzan hoy los países del sur del continente en aras de una mayor integración económica y social para sus pueblos.
domingo, 2 de diciembre de 2012
Medios, poder y política en Latinoamérica
viernes, 30 de noviembre de 2012
El Estado palestino
El 29 de noviembre de 1947 la resolución 181 de ONU dio comienzo a la tragedia que todavía hoy padece el pueblo palestino. Otro 29 de noviembre, pero 65 años después, la mayoría de los países del mundo decidieron enmendar, en parte, aquella injusticia. Pese a que el daño ya está hecho y que, en muchos sentidos, es muy tarde, se abre ahora una nueva oportunidad para al menos encuadrar el conflicto dentro de los lábiles y ambiguos límites del maltratado derecho internacional. miércoles, 28 de noviembre de 2012
¿Se calientan las calles?
por: Camilo Katari * - http://www.la-epoca.com.bo/index.php?opt=front&mod=detalle&id=2173
Las recientes movilizaciones en la Argentina, muy similares a lo acontecido en Bolivia en los años 2008 y 2012, forman un conjunto de acciones cuyo eje vertebrador son los discursos elaborados en los medios de comunicación.
La militancia política que han asumido los medios de comunicación en Sud América es tan evidente que ningún argumento puede demostrar lo contrario. Los titulares son los discursos condensados de la ideología de la restauración neoliberal.
Es verdad que existe, a nivel continental una estrategia para desestabilizar los gobiernos progresistas, el análisis de Walter Goobar es un aporte que aclara bastante este panorama. La estrategia diseñada en el norte, para ser efectiva, debe contar con operadores locales y para el caso boliviano tenemos una variada conformación de estos actores, algunos muy conscientes de su tarea y otros más bien manipulados por el entorno comunicacional.
Durante los años de dictadura, la prensa y muchas radios ganaron la confianza de la población debido a su posicionamiento del restablecimiento de la democracia como sistema político, a la par de esta legitimación los movimientos sociales también asumieron una defensa del sistema democrático y en los momentos de la crisis de Estado (2000, 2003 y 2008).
Ese posicionamiento lo mantuvo frente a las propuestas que buscaban una salida violenta y antidemocrática; en esos momentos salieron a la luz pública las tendencias políticas de los diferentes medios de comunicación y un trabajo coordinado que acrecienta su influencia. Los medios tienen por objetivo fijar agendas y personajes y lo hacen construyendo escenarios donde confluyen los libretos y todos los actores.
Las diferentes protestas que cotidianamente recorren nuestras calles y caminos, no son manifestaciones espontáneas de la población, sino que obedecen a un cuidadoso plan. Un ejemplo es la protesta de los propietarios de medios de transporte y de algunos gremios dedicados al comercio, que mantienen su protesta pese a que el proyecto de ley ha sido enviado al tribunal que según los preceptos constitucionales se pronunciará al respecto.
Si esto es así ¿por qué perjudicar a la población con un paro? La única explicación posible es que el objetivo es crear malestar, en otras palabras “calentar la calle” como señala Gene Sharp en su manual del Golpe Suave.
Los bolivianos durante siglos hemos estado acostumbrados a mirarnos el ombligo y los medios nos han machacado hasta el cansancio que somos un país “aislado”, nos hemos creído estas ideas, pero no es así; hoy somos el centro de atención de los centros de decisión política y económica porque hemos resuelto hacer las cosas de diferente manera, a nuestro estilo, según nuestros usos y costumbres, esto debilita mundialmente a los centros de poder económico y político.
En este cambio de actitud estatal no estamos solos, compartimos las ideas y acciones con los gobiernos de la Argentina, Brasil, Ecuador y Uruguay, por eso lo que ocurra en estos países hermanos también nos afecta.
En este escenario, especialmente en el cono sur, no podemos olvidar que durante las dictaduras militares existió una organización del miedo y de la muerte: el Plan Cóndor que tenía su instrumento ideológico en la tenebrosa Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) que nunca ha dejado de estar activa.
No son pues puras coincidencias las protestas escalonadas que ocurren en nuestros países son los intentos de restauración de los viejos estados dependientes. Y ante esa reiterada intención conspiradora, no debemos dormir, todo lo contrario, debemos mantenernos en vigía a lado de nuestros pueblos.
* Camilo Katari, es escritor e historiador potosino
sábado, 24 de noviembre de 2012
La violencia de género y el amor romántico
Por Coral Herrera Gómez - http://www.lr21.com.uy/comunidad/1075958-la-violencia-de-genero-y-el-amor-romantico#.ULArC_9ECNo.twitter

Obra de Marc Chagall
El amor romántico es la herramienta más potente para controlar y someter a las mujeres, especialmente en los países en donde son ciudadanas de pleno derecho y donde no son, legalmente, propiedad de nadie. Son muchos los que saben que combinar el cariño con el maltrato hacia una mujer sirve para destrozar su autoestima y provocar su dependencia, por lo tanto utilizan el binomio maltrato-buen trato para enamorarlas perdidamente y así poder domarlas.
Un ejemplo de ello es Kalimán, padrote mexicano que explica cómo logra prostituir a sus mujeres: elige a las más pobres y necesitadas, preferentemente a aquellas que están deseando salir del infierno hogareño en el que viven, o aquellas que necesitan urgentemente cariño porque se encuentran aisladas socialmente. Los padrotes siguen su guión a la perfección: primero las colma de amor, atenciones y regalos durante dos meses, haciéndoles creer que es la mujer de su vida y que siempre tendrá dinero disponible para sus necesidades y caprichos. Después la mete unos días en un prostíbulo para que “le hagan terapia” las muchachas; si ella se resiste, patalea, se enfada, lo mejor es dejar que se le pase sola. Jamás pedirle perdón. Es necesario que sufra hasta que su orgullo se desmorone y se ponga de rodillas, aceptando la derrota. El macho debe mantenerse firme, mostrar su desprecio, marcharse en los momentos de rabia máxima, y nunca apiadarse de las lágrimas de su esposa. Esta técnica les asegura que ellas accedan a sus deseos y trabajen para él en la calle o en puticlubs; la mayoría de ellas no tienen a dónde ir, y según ellos, una vez que prueban el lujo ya no quieren volver a su pobreza.
Este relato de horror es muy común en el mundo entero. No solo proxenetas y chulos, sino también numerosos novios y maridos tratan a las mujeres como yeguas salvajes que hay que domesticar para que sean fieles, sumisas y obedientes. Muchos siguen creyendo que las mujeres nacieron para servir o para amar a los hombres. Y muchas mujeres lo seguimos creyendo también.
“Por amor” las mujeres nos aferramos a situaciones de maltrato, abuso y explotación. “Por amor” nos juntamos con tipos horrendos que al principio parecen príncipes azules, pero que luego nos estafan, se aprovechan de nosotras, o viven a costa nuestra. “Por amor” aguantamos insultos, violencia, desprecio. Somos capaces de humillarnos “por amor”, y a la vez de presumir de nuestra intensa capacidad de amar. “Por amor” nos sacrificamos, nos dejamos anular, perdemos nuestra libertad, perdemos nuestras redes sociales y afectivas. “Por amor” abandonamos nuestros sueños y metas, “por amor” competimos con otras mujeres y nos enemistamos para siempre, “por amor” lo dejamos todo…
Este “amor”, cuando nos llega, nos hace mujeres de verdad, nos dignifica, nos hace sentir puras, da sentido a nuestras vidas, nos da un status, nos eleva por encima del resto de los mortales. Este “amor” no es solo amor: también es la salvación. Las princesas de los cuentos no trabajan: son mantenidas por el príncipe. En nuestra sociedad, que te amen es sinónimo de éxito social, que un hombre te elija te da valor, te hace especial, te hace madre, te hace señora.
Este “amor” nos atrapa en contradicciones absurdas “debería dejarle, pero no puedo porque le amo/porque con el tiempo cambiará/porque me quiere/porque es lo que hay”. Es un “amor” basado en la conquista y la seducción, y en una serie de mitos que nos esclavizan, como el de “el amor todo lo puede”, o “una vez que encuentras a tu media naranja, es para siempre”. Este “amor” nos promete mucho pero nos llena de frustración, nos encadena a seres a los que damos todo el poder sobre nosotras, nos somete a los roles tradicionales, y nos sanciona cuando no nos ajustamos a los cánones establecidos para nosotras.
Este “amor” nos convierte también en seres dependientes y egoístas, porque utilizamos estrategias para conseguir lo que anhelamos, porque nos enseñan que una da para recibir, y porque esperamos que el otro “abandone el mundo” del mismo modo que nosotras lo hacemos. Es tanto el “amor” que sentimos que nos convertimos en seres amargados que vomitan diariamente reproches y reclamos. Si alguien no nos ama como amamos nosotras, este “amor” nos hace victimistas y chantajistas (“yo que lo doy todo por ti”). Este “amor” nos lleva a los infiernos cuando no somos correspondidas, o cuando nos son infieles, o cuando nos abandonan: porque cuando nos hemos dado cuenta, estamos solas en el mundo, alejadas de amigas y amigos, familiares o vecinos, pendientes de un tipo que se cree con derecho a decidir por nosotras.
Por eso este “amor” no es amor. Es dependencia, es necesidad, es miedo a la soledad, es masoquismo, es una utopía colectiva, pero no es amor.
Amamos patriarcalmente: el romanticismo patriarcal es un mecanismo cultural para perpetuar el patriarcado, mucho más potente que las leyes: la desigualdad anida en nuestros corazones. Amamos desde el concepto de propiedad privada y desde la base de la desigualdad entre hombres y mujeres. Nuestra cultura idealiza el amor femenino como un amor incondicional, abnegado, entregado, sometido y subyugado. A las mujeres se nos enseña a esperar y a amar a un hombre con la misma devoción que amamos a Dios o esperamos a Jesucristo.
A las mujeres nos han enseñado a amar la libertad del hombre, no la nuestra propia. Las grandes figuras de la política, la economía, la ciencia o el arte han sido siempre hombres. Admiramos a los hombres y les amamos en la medida en que son poderosos; las mujeres privadas de recursos económicos y propiedades necesitan hombres para poder sobrevivir.
La desigualdad económica por razones de género nos lleva a la dependencia económica y sentimental de las mujeres. Los hombres ricos nos resultan atractivos porque tienen dinero y oportunidades, y porque nos han enseñado desde pequeñas que la salvación está en encontrar un marido. No nos han enseñado a luchar por la igualdad para que tengamos los mismos derechos, sino a estar guapas y conseguir a alguien que te mantenga, te quiera y te proteja, aunque para ello tengas que quedarte sin amigas, aunque tengas que juntarte a un hombre violento, desagradable, egoísta o sanguinario. El ejemplo más claro lo tenemos en los capos de los narcos: tienen todas las mujeres que quieren, tienen todos los coches, droga, tecnología que desean, tienen todo el poder para atraer a muchachas solas y sin recursos ni oportunidades.
Esta desigualdad estructural que existe entre mujeres y hombres se perpetúa a través de la cultura y la economía. Si gozásemos de los mismos recursos económicos y pudiésemos criar a nuestros bebés en comunidad, compartiendo recursos, no tendríamos relaciones basadas en la necesidad; creo que nos amaríamos con mucha más libertad, sin intereses económicos de por medio. Y disminuiría drásticamente el número de adolescentes pobres que creen que embarazándose van a asegurarse el amor del macho, o al menos una pensión alimenticia durante veinte años de su vida.
A los hombres también los enseñan a amar desde la desigualdad. Lo primero que aprenden es que cuando una mujer se casa contigo es “tu mujer”, algo parecido a “mi marido” pero peor. Los varones tienen dos opciones: o se dejan querer desde arriba (machos alfa), o se arrodillan ante la amada en señal de rendición (calzonazos). Los hombres parecen mantenerse tranquilos mientras son amados, ya que la tradición les enseña que ellos no deben darle demasiada importancia al amor en sus vidas, ni dejar que las mujeres le invadan todos los espacios, ni expresar en público sus afectos.
Toda esta contención se rompe cuando la esposa decide separarse e iniciar sola su propio camino. Como en nuestra cultura vivimos el divorcio como un trauma total, las herramientas de las que disponen los varones son pocas: pueden resignarse, deprimirse, autodestruirse (algunos se suicidan, otros se enzarzan en alguna pelea a muerte, otros conducen a toda velocidad en sentido contrario), o reaccionar con violencia contra la mujer que dicen amar. Ahí es cuando entra en juego la maldita cuestión del “honor”, el máximo exponente de la doble moral: los hombres de manera natural persiguen hembras, las hembras deben morir asesinadas si acceden a sus deseos. Para los hombres tradicionales, la virilidad y el orgullo están por encima de cualquier meta: se puede vivir sin amor, pero no sin honor.
Millones de mujeres mueren a diario por “crímenes de honor” a manos de sus maridos, padres, hermanos, amantes, o por suicidio (obligadas por sus propias familias). Los motivos: hablar con un hombre que no sea tu marido, ser violada, o querer divorciarse. Un solo rumor puede matar a cualquier mujer. Y estas mujeres no pueden emprender una vida propia fuera de la comunidad: no tienen dinero, no tienen derechos, no son libres, no pueden trabajar fuera de casa. No hay forma de escapar.
Las mujeres que sí gozan de derechos, sin embargo, también se ven atrapadas en sus relaciones matrimoniales o sentimentales. Mujeres pobres y analfabetas, mujeres ricas y cultivadas: la dependencia emocional femenina no distingue entre clases sociales, etnias, religiones, edad u orientación sexual. Son muchas en todo el planeta las mujeres que se someten a la tiranía del “aguante por amor”.
El amor romántico es, en este sentido, una herramienta de control social, y también un anestesiante. Nos lo venden como una utopía alcanzable, pero mientras vamos caminando hacia ella, buscando la relación perfecta que nos haga felices, nos encontramos con que el mejor modo de relacionarse es perder la libertad propia, y renunciar a todo con tal de asegurar la armonía conyugal.
En esta supuesta “armonía”, los hombres tradicionales desean esposas tranquilas que les amen sin pedir nada (o muy poco) a cambio. Cuanto más deteriorada sienten las mujeres su autoestima, más se victimizan, y más dependientes son. Por lo tanto, más les cuesta entender que el amor de verdad no tiene nada que ver con la sumisión, ni con el sacrificio, ni con el aguante.
Hacienda, la Iglesia, los Bancos, la televisión, etc penalizan la soltería y promueven el matrimonio heterosexual, así que parece que estamos obligadas a ser felices o a ir contracorriente. Cuando el amor acaba o se rompe lo vivimos como un fracaso y como un trauma: nos entra miedo, sensación de desamparo, de soledad, nos atacan las angustias al vernos solos y solas en un mundo tan individualista. Cuando nos dejan o dejamos a nuestra pareja, muchos nos desesperamos completamente: gritamos, pataleamos, chantajeamos, victimizamos, culpabilizamos, amenazamos.
No tenemos herramientas para asumir las pérdidas. No sabemos separar nuestros caminos, no sabemos tratar con cariño al que se quiere alejar de nosotros o al que ha encontrado nueva pareja. No sabemos cómo gestionar las emociones: por eso es tan frecuente el cruce de amenazas, insultos, reproches, venganzas, y putadas entre los cónyuges.
Y por eso, también, tantas mujeres son castigadas, maltratadas y asesinadas cuando deciden separarse y reiniciar su vida. La cantidad de hombres que no poseen herramientas para enfrentarse a una separación es mucho mayor: desde niños aprenden que deben ser los reyes, y que los conflictos se solucionan con violencia. Si no lo aprenden en casa, lo aprenden en televisión: sus héroes hacen justicia mediante la violencia, imponiendo su autoridad. Sus héroes no lloran, a no ser que consigan su objetivo (como ganar una copa de fútbol).
Lo que nos enseñan en las películas, cuentos, novelas, series de televisión es que las chicas de los héroes esperan con paciencia, los adoran y los cuidan, y están disponibles para entregarse al amor cuando ellos tengan tiempo. Las chicas de la publicidad ofrecen su cuerpo como mercancía, las chicas buenas de las pelis ofrecen su amor como premio a la valentía masculina. Las chicas buenas no abandonan a sus esposos. Las chicas malas que se creen dueñas de su cuerpo y su sexualidad, que se creen dueñas de su propia vida, o que se rebelan, siempre se llevan su castigo merecido (la cárcel, enfermedad, ostracismo social o muerte).
A las chicas malas no solo las odian los hombres, sino también las mujeres buenas, porque desestabilizan todo el orden “armonioso” de las cosas cuando toman decisiones y rompen con ataduras. Los medios de comunicación a menudo nos presentan los casos de violencia contra las mujeres como crímenes pasionales, y justifican los asesinatos o la tortura con expresiones como esta: “ella no era una persona muy normal”, “el había bebido”, “ella ya estaba con otra persona”, “él cuando se enteró enloqueció”. Y si la mató, fue porque “algo habrá hecho”. La culpa entonces recae sobre ella, y la víctima es él. Ella metió la pata y merece un castigo, él merece vengarse para calmar su dolor y reconstruir su orgullo.
La violencia es un componente estructural de nuestras sociedades desiguales, por eso es necesario que el amor no se confunda con posesión, del mismo modo que no debemos confundir la guerra con “ayuda humanitaria”. En un mundo donde utilizamos la fuerza para imponer mandatos y controlar a la gente, donde ensalzamos la venganza como mecanismo para gestionar el dolor, donde utilizamos el castigo para corregir desviaciones y la pena de muerte para reconfortar a los agraviados, se hace necesario más que nunca que aprendamos a querernos bien.
Es vital que entendamos que el amor ha de estar basado en el buen trato y en la igualdad. Pero no solo hacia el cónyuge, sino hacia la sociedad entera. Es fundamental establecer relaciones igualitarias en las que las diferencias sirvan para enriquecernos mutuamente, no para someternos unos a otros. Es también esencial empoderar a las mujeres para que no vivamos sujetas al amor, y también enseñar a los hombres a gestionar sus emociones para que puedan controlar su ira, su impotencia, su rabia, y su miedo, y para que entiendan que las mujeres no somos objetos personales, sino compañeras de vida. Además, debemos proteger a los niños y las niñas que sufren en casa la violencia machista, porque han de soportar la humillación y las lágrimas de su heroína, mamá, porque han de aguantar los gritos, los golpes y el miedo, porque han de vivir aterrorizados, porque se quedan huérfanos, porque su mundo es un infierno.
Es urgente acabar con el terrorismo machista: en España ha matado a más personas que el terrorismo de ETA. Sin embargo, la gente se indigna más ante el segundo, sale a la calle a protestar contra la violencia, cuida a sus víctimas. El terrorismo machista se considera una cuestión personal que afecta a determinadas mujeres, por eso mucha gente que oye gritos de auxilio no reacciona, no denuncia, no interviene. Echando un vistazo a las cifras podremos darnos cuenta de que lo personal es político, y también económico: la crisis acentúa el terror,pues muchas no pueden plantearse separarse, y el divorcio queda para las parejas que puedan permitírselo económicamente. Una prueba de ello es que ahora se denuncian menos casos y en ocasiones las mujeres se echan para atrás; con las tasas judiciales aprobadas en España, las mujeres más humildes ni se van a plantear ir a denunciar: apelar a la justicia es cosa de ricas.
Es urgente trabajar con hombres (prevención y tratamiento) y proteger a las mujeres y a sus hijos/as.Debemos empoderar a las mujeres, pero debemos trabajar también con los hombres, si no toda lucha será en vano. Es necesario promover las políticas públicas para que tengan un enfoque de género integral, y es necesario que los medios ayuden a generar un rechazo generalizado hacia esta forma de terror instalado en tantos hogares del mundo.
Es necesario un cambio social y cultural , económico y sentimental. El amor no puede estar basado en la propiedad privada, y la violencia no puede ser una herramienta para solucionar problemas. Las leyes contra la violencia de género son muy importantes, pero han de ir acompañadas de un cambio en nuestras estructuras emocionales y sentimentales. Para que ello sea posible, tenemos que cambiar nuestra cultura y promover otros modelos amorosos que no estén basados en luchas de poder para dominarnos o someternos. Otros modelos femeninos y masculinos que no estén basados en la fragilidad de unas y la brutalidad de otros.
Tenemos que aprender a romper con los mitos, a deshacernos de las imposiciones de género, a dialogar, a disfrutar de la gente que nos acompaña en el camino, a unirnos y separarnos en libertad, a tratarnos con respeto y ternura, a asimilar las pérdidas, a construir relaciones bonitas. Tenemos que romper con los círculos de dolor que heredamos y reproducimos inconscientemente, y tenemos que liberar a mujeres, a los hombres y a los que no son ni una cosa ni otra, del peso de las jerarquías, de la tiranía de los roles, y de la violencia.
Tenemos que trabajar mucho para que el amor se expanda y la igualdad sea una realidad, más allá de los discursos. Por eso este texto está dedicado a todas las mujeres y hombres que luchan contra la violencia de género en todos los puntos del planeta: grupos de mujeres contra la violencia, grupos de autorreflexión masculina, autores/as que investigan y escriben sobre este fenómeno, artistas que trabajan por visibilizar esta lacra social, políticos/as que trabajan para promover la igualdad, activistas que salen a la calle a condenar la violencia, maestros y profesoras que hacen su labor de sensibilización en las aulas, ciberfeministas que juntan firmas para visibilizar los asesinatos e impulsar leyes, líderes y lideresas que trabajan en las comunidades para erradicar el maltrato y la discriminación de las mujeres. La mejor forma de luchar contra la violencia es acabar con la desigualdad y el machismo: analizando, visibilizando, deconstruyendo, denunciando y reaprendiendo junt@s.



