sábado, 15 de octubre de 2016

Gobernabilidad de los mercados o Gobernabilidad del pueblo

Jorge Giles* (para La Tecl@ Eñe) - http://www.lateclaene.com/jorgegiles-cao6


Tres peligros se advierten en el horizonte inmediato: la naturalización social del estado actual de cosas y el consiguiente desánimo para cambiar la realidad; la despiadada ofensiva represiva contra la juventud en sus diversas expresiones, y finalmente, las dificultades que habrá que atravesar para estrechar filas en torno a la construcción de un  gran frente de masas que tenga su expresión electoral en el 2017.
(A Juana Amaya, que andará por los cielos de su amado pueblo) 
  
El cuadro de situación no puede ser más desolador. Y encima se nos fue la heroína militante que fue y será Yeni Amaya.
Cuesta aferrarse a un brote de  esperanza que venga del macrismo gobernante, sencillamente porque no hay ni habrá tal brote. Por este camino agrietado, más tarde o más temprano, nos caeremos todos, sin haber conocido la tan meneada “avenida del medio”.
Advertimos tres peligros en el horizonte inmediato: la naturalización social de este estado de cosas y el consiguiente desánimo para cambiar la realidad; la despiadada ofensiva represiva contra la juventud en sus diversas expresiones y finalmente, las dificultades que habrá que atravesar para estrechar filas en torno a la construcción de un  gran frente de masas que tenga su expresión electoral en el 2017.
Todos los demás peligros, que los hay y muchos, son reversibles en el mediano plazo. Pero si no sorteamos exitosamente estos tres peligros, iremos de tumbo en tumbo mientras la derecha seguirá avanzando contra los intereses del pueblo y la nación. 
Vamos por parte.
*Hay que estimular permanentemente la necesidad vital de la sociedad en cuestionar todas y cada una de las medidas con que el gobierno neoliberal pretende cortar de cuajo todo vestigio de país solidario, inclusivo, soberano y justo. No hay que acostumbrarse a la tristeza y la melancolía porque terminaremos todos locos. No hay que acostumbrarse al paisaje gris de los comercios y las calles vacías. No hay que acostumbrarse a que nos digan que somos un país integrado al mundo a cambio de entregar Malvinas. No hay que acostumbrarse al espectáculo obsceno de ver un presidente que actúa de pasajero de un bondi inexistente. No hay que acostumbrarse a vivir sin trabajo, sin educación, sin salud, sin salarios dignos, sin jubilaciones decentes. Hay que pegar el grito en el cielo ante cada injusticia, antes que el mismo cielo se desplome sobre todos nosotros para pedirnos que rindamos cuentas ante la historia reciente que supimos construir con Néstor y Cristina. El trabajo ciudadano, el alerta temprano de los vecinos, la jornada pedagógica de la militancia, allí donde se manifiesten, es imprescindible para la tarea de impedir que nadie quede dormido en medio de este combate en paz por una democracia justa. Si así no resultara, tendremos nuevamente cien años de soledad atravesando desiertos y derrotas.
*Hay otra necesidad vital en estos días que corren: construir un verdadero cordón sanitario político y cultural que proteja y defienda a nuestros pibes y pibas del acoso permanente de la represión ordenada y/o consentida por los gobernantes, evitando que los jóvenes vuelvan a dispersarse en el caldo del miedo que generan las políticas de seguridad basadas en la represión lisa y llana. No son hechos aislados los que vienen ocurriendo con los pibes y con los sectores que se movilizan en defensa propia, sino parte de una política que busca romper con el núcleo duro que emergió en estos últimos años y que se expresa en la participación de los jóvenes en política. Si el neoliberalismo asalta esa ciudadela de amor y rebeldía, todo estará perdido. Por eso, ante cada manifestación juvenil, del sector que sea, los sectores populares deberían estar a la altura de las circunstancias protegiendo el presente y el futuro de esta patria que, justamente, siempre será una patria joven. El caso de los pibes de La Garganta Poderosa es un caso testigo. Pero no es el primero y dolorosamente, habrá que admitir que quizá no sea el último. Los legisladores nacionales y provinciales deberían ser los primeros en estar atentos para estar presentes allí donde se los requiera estén. Ellos, los legisladores, son los únicos representantes institucionales que hoy tiene este pueblo que somos.
*Finalmente, y para poder construir un nuevo Frente social, hay que saber escuchar, leer, releer, discutir, reflexionar cada uno de los conceptos vertidos por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner durante todo este año y muy especialmente en el acto de Atlanta convocado por esa militancia radical consecuente con las mejores tradiciones del Yrigoyenismo y el Alfonsinismo. Esas reflexiones deberán a su vez estar en sintonía con las verdaderas angustias económicas que hoy sufre nuestro pueblo y que, proyecto oficial de Presupuesto 2017 mediante, se van a ver agravadas en caso de reafirmarse este modelo económico en el Congreso.
Una cosa es segura: no habrá Frente común sólo con el Kirchnerismo, pero tampoco lo habrá sin el Kirchnerismo. Es decir, no habrá Frente Ciudadano, o como finalmente se llame, sin valorar la última experiencia histórica protagonizada por el conjunto de la sociedad, con Néstor y Cristina como Presidentes. No habrá Frente popular destiñendo la práctica concreta que ejerció nuestro pueblo en los últimos años. Sin sectarismos, habrá que evitar la des-historia de los análisis presuntamente neutrales so pena de caer en un injusto punto cero que nos retrasará otro siglo. Y así como en los setenta se reconstruyó el Movimiento popular rescatando lo mejor de los años del peronismo de 1945 a 1955 y en el amanecer de este siglo nos iluminó Néstor Kirchner rescatando lo mejor de la generación diezmada, esta vez tendremos que reinventarnos rescatando lo mejor de los últimos 12 años de kirchnerismo. No hay política sin historia y no hay historia sin memoria.  
A esta altura Usted preguntará quizá, si no creemos que si le va bien a este gobierno le va a ir bien al país. Y no; no creemos en esa falsa postura de lo “políticamente correcto”.   
Veamos algunos fundamentos de la crisis provocada por el macrismo que abonan nuestra afirmación:  
1.- La apertura indiscriminada de importaciones terminará barriendo con el empleo argentino y con los cimientos de la industria nacional en todas sus variantes y mucho más con las pequeñas y medianas empresas. Se mide hoy en centenas el porcentaje de productos importados en los rubros de alimentación (verduras, frutas, cerdo, pollo), línea blanca (heladeras, planchas, lavarropas,  equipos para comercios), muebles para el hogar, vestimentas, etc. Hay rubros donde la importación crecerá en 2017 a un ritmo de más de 400 % en relación al ejercicio anterior (2015-2016) 
2.- La salud pública sufrirá recortes presupuestarios del 3,5 % sobre el presupuesto vigente. Habrá menos vacunas, menos análisis de laboratorios en salas barriales y los hospitales públicos, menos atención primaria de la salud.
3.- La educación pública caerá a pique en 2017 con un presupuesto 12, 8 % menor. No habrá partidas para las becas ni para nuevas computadoras notebooks para los estudiantes de las escuelas primarias y las secundarias.
4.- La ciencia y la tecnología, orgullo argentino de los últimos años, se desplomará del 0,71 % al 0,59 % del total presupuestado.
¿Saben cuál es el único rubro que crece y se multiplica? El destinado al pago de la deuda externa con una asignación de 247 mil millones de pesos, contra los 87 mil millones destinados al total de la inversión en salud. El otro rubro creciente es el presupuesto para el espionaje contra los ciudadanos que consideran molestos y el gasto en propaganda oficial.
Estos datos son los mismos que leyeron los mediocres legisladores “opo-oficialistas” que rápidamente salieron a declarar ante los medios que “este presupuesto no se diferencia mucho de los anteriores”.
¿Pueden ser tan hipócritas?  Los presupuestos de Néstor y Cristina no privilegiaban el pago a los buitres ni a una deuda que no contraían, sino a crear fuentes de empleo, a aumentar, ampliar y profundizar el acceso a la educación, la ciencia, la vivienda digna y el turismo local, entre otras cosas. ¿Cómo pueden decir que no hay diferencias salvo algunos matices? Hay que ponerle nombre y apellido a cada una de estas agachadas, llámense Massa, Bossio, Pichetto o Mongo Aurelio, para recordarlos a la hora que vuelvan a hablar las urnas y para recordarnos nosotros mismos que el macrismo no hubiese podido avanzar contra la sociedad como lo hizo sin la colaboración de estos Cardenales de la política.   
En el estribo: Hay que organizar la esperanza y crear las condiciones para volver a un país inclusivo porque con este modelo de país que hoy gobierna, visto está que no entramos todos los argentinos; apenas una parte privilegiada. Y organizar la esperanza es invertir el tiempo en cuidarnos entre nosotros, los que seguimos soñando en que si una vez fuimos felices, podemos serlo siempre y cuando nos lo propongamos.
Como decía Yeni: No hay que pensar en las listas de los próximos comicios electorales, sino en la reconstrucción de un gran movimiento popular. Después hablamos de lo que quieran. Pero vayamos sabiendo que la polarización es inevitable entre dos tipos de gobernabilidad: o la gobernabilidad de los mercados o la gobernabilidad del pueblo.
Vos elegís.

*Periodista y poeta. Autor del libro Allí va la vida. La masacre de Margarita Belén, Ediciones Colihue

No hay comentarios.: