martes, 31 de julio de 2018

¿Dónde termina el camino de Santiago?

Carlos A Villalba| - http://estrategia.la/2018/07/30/donde-termina-el-camino-de-santiago/

La desaparición de Santiago Maldonado el 1° de agosto de 2017, en el marco de un operativo de la Gendarmería Nacional contra las protestas mapuches en la provincia de Chubut, y la aparición de su cuerpo sin vida 75 días después, dio visibilidad a la situación de las comunidades originarias en la Argentina -en especial la mapuche-, a los litigios por sus tierras y a los millones de hectáreas en poder de terratenientes extranjeros y locales; también desencadenó una serie de mecanismos de represión  y encubrimiento por parte de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, destinados a disimular las acciones de una de las fuerzas de seguridad bajo su dirección política[1].
El tajo profundo abierto en la conciencia del país, profundizadocon el asesinato del joven de origen mapuche Rafael Nahuel a manos de los Albatros de la Prefectura Naval Argentina en las costas del lago Mascardi el día exacto del entierro Santiago en la ciudad de 25 de Mayo, constituyó el comienzo dramático de un proceso regresivo para la democracia que terminó de cobrar forma un año después, el 23 de julio pasado, con la firma del decreto que le pega un hachazo a la concepción de Defensa Nacional, distinta de Seguridad Interior, parida por argentinas y argentinos después de la  última dictadura cívico militar con su saga de 30.000 detenidos desaparecidos, miles de muertos y decenas de miles de  prisioneros políticos, además de la quiebra del aparato productivo del país [2].
La represión antimapuche en la provincia de Chubut generó un estallido movilizador entre los argentinos, del mismo modo que lo provocó el intento de indulto encubierto de los jerarcas de la última dictadura cívico militar que intentó la Corte Suprema con su 2×1, el rechazo a los recortes jubilatorios, el desembarco del FMI, el NiUnaMenos de mujeres y hombres contra la violencia de género o el reclamo contra la clandestinización del aborto y por el derecho a una práctica legal, segura y gratuita o que el reciente decreto con botas.
Junto a las multitudes surgieron experiencias como las de “Arte por Santiago”, coordinada por los pintores Rubén Borré y Rubén Sassano, que movilizó a un grupo de artistas tras la pregunta “¿Dónde está Santiago?”y expusieron su protesta gráfica en lugares como los Espacios de Memoria Virrey Ceballos de la Ciudad de Buenos Aires y “El Faro” de Mar del Plata, en las provincias de Corrientes y Tucumán y en las ciudades patagónicas de Trelew,
Puerto Madryn y Esquel.
Un año después, el grupo reunió a más de 300 artistas a lo largo de su “recorrida nacional”, le estamparon en rojo el “Un año sin justicia” sobre el esténcil que ya inmortalizó el rostro barbado de Maldonado, con los matasellos “Gobierno responsable” y “Gendarmería Nacional” flanqueando la acusación “Desaparición forzada” y desembarcaron la muestra itinerante en el Centro Cultural Paco Urondo de la Universidad de Buenos Aires.
Desaparición y Muerte de Santiago Maldonado. La película
La historia de saqueos y represión contra los pueblos ancestrales patagónicos, la tenencia de tierras y reservas estratégicas en manos de extranjeros y corporaciones transnacionales, la atrocidad represiva del gobierno actual con la consiguiente conmoción públicamotivó a quienes quieren mostrar la verdad, analizar las consecuencias de los hechos y denunciar las injusticias, tanto la de los asesinatos como las que cometen terratenientes como el inglés Joseph Lewis o el italiano Luciano Benetton.
En ese marco, el director cinematográfico Tristán Bauer y los productores Jorge Topo Devoto y Osvaldo Papaleo realizaron una película contundente y de discurso irrefutable por el cúmulo de pruebas que presenta sobre los hechos protagonizados por las fuerzas de seguridad del presidente Mauricio Macri, que  lidera Patricia Bullrich. Por esas “casualidades” de las que hablaba Julio Cortázar, como explicó Bauer, fue presentada a la prensa el día en que Maldonado hubiese cumplido 29 años, el pasado 25 de julio. Entre sus puntos más altos tiene el “escrache” al mismísimo Benetton durante una presentación junto al fotógrafo Oliviero Toscani, quien ilustró la campaña de los “colores unidos” del multimillonario hace ya tres décadas.
La pregunta acerca de “¿Dónde termina el camino de Santiago?” que se formula la obra deja de ser retórica frente al cúmulo de respuestas que  genera, no menos rotundas que sus 80 minutos de duración y que, incluso, van más allá del drama en sí de la desaparición y muerte del joven Maldonado:
  • El “Camino de Santiago”, junto a la “trepada de Nahuel” a orillas del Mascardi, constituyó la puesta en escena de la primera fase de la política represiva violenta del gobierno de Mauricio Macri con inclusión del uso de armas letales e ignorancia de las leyes bajo el paraguas falso del concepto de “flagrancia” (el allanamiento del Pu Lof en Resistencia del departamento Cushamen en cuyo marco desapareció Maldonado fue sin autorización del juez).
  • Esa etapa finalizó un año después, en el momento en que el gobierno dio un salto cualitativo de esa política con la firma del decreto 683/18 que, contra los mandatos de las leyes de la democracia, autoriza a las Fuerzas Armadas a participar en acciones de “seguridad” interior.
  • En ese lapso de un año, la ministra Patricia Bullrich y su jefe de Gabinete, Pablo Noceti, fueron los encargados de desarrollar el experimento de construcción de un “enemigo interior” que “justificase” el despliegue militarizado de Gendarmería y Prefectura y le diese los elementos a Macri para intentar desplazar a los efectivos de esas fuerzas hacia las zonas de conflicto social y ubicar en su reemplazo a tropas de las Fuerzas Armadas junto a zonas de reservas hidrocarburíferas, mineras o acuíferas.
El gobierno de la Alianza Cambiemos pretende actuar como el cine continuado, que “empieza cuando usted llega”; así como trató de convertir en “mérito” propio la “autorización” del FMI para el uso de parte del préstamo acordado recientemente en “políticas sociales” destinadas a contener el  malestar que generan sus medidas de hambreamiento, empobrecimiento y desocupación, también pretende que los “nuevos objetivos” de la “defensa” acaban de definirse, cuando en realidad lo que hace es seguir al detalle el libreto escrito hace ya más de una década por el Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos.
Desde allí y con un marco más ideológico que legal, se pretende enfocar los problemas regionales como situaciones de “seguridad”, cuyas “soluciones” incluyanla posibilidad de dar respuestas militarizadas a problemas ajenos al ámbito tradicional de la responsabilidad castrense[3].
  • Las presidencias de Néstor y Cristina Kirchner, Lula de Silva, Evo Morales o Rafael Correa rechazaron ese enfoque y construyeron espacios políticos y americanistas de resolución de conflictos. Mauricio Macri se abrazó a los tanques, los helicópteros y las armas que propone Washington.
  • Los mapuches fueron el modelo de “enemigo interior” usado para instalar, primero la idea, luego los fierros de esa política. Alude a un grupo de existencia jamás probada en el país -lA RAM- y a una población del 0,0033% total viviendo en comunidad, del que apenas un puñadito habita desde marzo de 2015 en el Pu Lof en Resistencia del noroeste de Chubut, haciendo uso del reconocimiento como “propiedad originaria” de esas tierras documentado desde finales del Siglo XIX, que ahora el Estado reconoce como propiedad del grupo Benetton, donde está enclavada la estancia Leleque, aunque pesa sobre el mandato de “no innovar” hasta zanjar el conflicto con los derechos de los pueblos originarios reconocidos por la Constitución.
  • La construcción oficial ya roza el formato de la “doctrina de seguridad nacional” utilizado por la última dictadura para masacrar el pueblo. También engendrado en Washington y su complejo militar-industrial, consistió en “constituirr” en “enemigo”, “aliado de la Unión Soviética”, el “comunismo” o los “intereses foráneos” a cualquier expresión organizada opuesta a la entrega de las riquezas y la soberanía nacionales y a las políticas de empobrecimiento de las mayorías; calificarlos de “terroristas” y proceder a su persecución, encarcelamiento, desaparición, tortura  y exterminio.
Los decretos inconstitucionales de Macri incluyen conceptos calcados de aquella etapa repudiada por el conjunto de la Nación y se esmeran en aludir al factor “extranjero” o “externo”, como e l párrafo que señala que “Las Fuerzas Armadas, instrumento militar de la defensa nacional, serán empleadas en forma disuasiva o efectiva ante agresiones de origen externo contra la soberanía”
Los aniversarios, por doloroso que sean tienen esa virtud, empujar a los creadores, como Borré y Bassano, como Bauer, Devoto y Papaleo, como el periodista Sebastián Premici y su libro implacable “Santiago Maldonado: un crimen de Estado”, a agudizar el ingenio, escarbar donde los poderosos no quieren y sacar a luz, tantos datos como preguntas que la sociedad deberá responder.
Santiago y Nahuel, permitieron transparentar todo esto, denunciar con sangre las verdaderas intenciones de la nueva política represiva, mostrar que “esto, recién empieza” y constituye un modelo de despliegue represivo integral que complementa una política socioeconómica no incluyente que solo puede sobrevivir en  base a represión.
Este primero de agosto, aniversario de la desaparición de Santiago, solo pasará desapercibida para quienes se nieguen a mirar la realidad, la que reflejan esta película, estos, cuadros, estos libros y centenares de notas periodísticas.

Un mundo artificial donde el valor de intercambio material es el dinero
genera desigualdades, porque hay distintos tipos de clases sociales y costumbres
por las cuales comienzan a aparecer sometidos/as y sometedores/as
De la Libreta de Santiago Maldonado

Donde quieras que estés, seguí siendo Santiago. Que nada te detenga, que sigas tu camino.
Espero que todos los culpables paguen por lo que te hicieron y puedas descansar en paz.
Para vos y por vos siempre.
Te quiero mucho.
De Sergio Maldonado a su hermano Santiago, 21 de octubre de 2017

Custodiaste 7 horas un cuerpo sin vida porque sabes que no se puede confiar en nadie.
7 horas parado junto a un cuerpo que puede ser tu hermano o no.
No logro imaginar una aberración más grande que tener que cuidar un cadáver para que los “buitres” no se lo coman.
Podría algunx de nosotrxs buscar hasta el cansancio y más? Podríamos resistir bajo una lluvia de mentiras?
Podríamos permanecer de pie custodiando el cuerpo de un hermano…?
Sólo el verdugo más perverso podría someter a alguien a semejante aberración,
nuestro país es una cloaca inmensa, llena de zombies que defienden al verdugo patrón…”
De Germán Maldonado a su hermano Sergio, 20 de octubre de 2017
Notas:
[1]Carlos A Villalba: Crónicas de hectáreas manchadas de sangre. La Argentina Mapuche II(http://estrategia.la/2017/10/17/la-argentina-macpuche-2-cronica-de-hectarea-llenas-de-sangre)
[2]Carlos A Villalba:El asesinato del pibe de dos mundos. La Argentina Mapuche III(https://vamosavolver.com.ar/2017/12/02/el-asesinato-del-pibe-de-dos-mundos)
[3]Carlos A Villalba: El uso de una desaparición forzada. Maldonado está donde Bullrich lo oculta (https://www.nodal.am/2017/09/la-argentina-mapuche1-uso-una-desaparicion-forzada-maldonado-esta-donde-bullrich-lo-oculta-carlos-villalba)
(*) Psicólogo y periodista. Investigador argentino asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

lunes, 23 de julio de 2018

La malintencionada confusión de populistas y populares



Si hay un calificativo confuso en los análisis políticos, es el término populista. Y no menos olvidado es el de popular.
En numerosos artículos son populistas Trump, Lula, Berlusconi, Evo y muchos más. ¿Cómo pueden ser figuras tan distintas caber en la misma definición? Ante tamaña amplitud (y sinsentido) cabe primero aclarar los tantos.
Típicamente las notas de opinión en los grandes medios expresan al populismo como una forma de gobierno que se contradice con la típica “democracia liberal”. Mientras la última protege sobre todo a los derechos individuales y las instituciones, el populismo es la opresión del dictador amparada en la manipulación de la población. De esta manera se convirtió en el nuevo término para definir una demagogia.
¿Pero cómo se puede usar el mismo calificativo para aquellos que bombardean pueblos y los que alimentan al suyo propio?
La confusión no es hija de la ignorancia sino del interés. Desde la gran prensa y la universidad se ha calificado de populista a todo personaje que se quiera desacreditar. De esta manera todas las políticas que lleve a cabo el típico “caudillo” no están hechas para beneficiar a la población, sino para la consolidación de su poder. El uso tan vago de términos como populista sería imposible si no fuera por el amplio desconocimiento de los intereses en punga.
De esta manera la prensa parte del capital financiero califica de populista a Trump por proteccionista. No porque a ellos les interese la paz mundial, la justicia social o los inmigrantes en EEUU, sino porque ha puesto en el centro de sus políticas a la industria yanqui, lo cual le resta recursos a la especulación financiera internacional. De este lado del mundo, miramos con gracia las peleas internas de las facciones del imperialismo norteamericano.
Ahora bien en países víctimas de la intriga de las potencias, el término populista se le ha achacado a  todo aquel que no sea un adicto al Departamento de Estado o las embajadas europeas. Cada vez que surge una figura que cuestione la distribución de la renta nacional o denuncie el papel de las multinacionales en el saqueo nacional, la prensa del capital concentrado descarga ríos de tinta contra el nuevo populista. El caso más reciente es el del presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador.
Representantes como éste no responden a la manipulación de la opinión pública, de eso se ocupan los multimedios concentrados de nuestros países. ¿De cuántos diarios y canales son dueños acaso?
El surgimiento de estas figuras son el resultado de años de injusticia hacia el pueblo. No son populistas, son líderes populares. Nacen de nuevas organizaciones políticas, la mayoría cercanas a sindicatos y organizaciones sociales. Su militancia y campaña no hizo en una agencia publicitaria ni bancos internacionales, tampoco fueron financiados por dinero negro. Como cierta gobernadora de Buenos Aires y su amigo el residente de la Rosada.
Líderes como Lula, Evo o AMLO son la manifestación del malestar y las esperanzas de sus pueblos. Un rechazo al presente injusto y la ambición de un futuro distinto. Sin lugar a dudas tendrán sus defectos y límites, pero el carácter cipayo no es uno de ellos.
Bajo la definición de populista, caben todos aquellos que se apoyan en el blindaje cultural de las usinas generadoras de sentido (medios y universidad) al servicio de las clases más encumbradas y sus aliados extranjeros. De esta manera en nuestro país el populismo, es el macrismo y sus aliados de Cambiemos.
Los líderes populares de América Morena, son su creación original y trascienden su historia. Sus populistas son efímeros, duran lo que aguante el endeudamiento y la explosión del rechazo social. En ciertos momentos, si sus líderes están a la altura, luego de los tiempos más miserables y tristes puede brotar algo distinto. Al peronismo lo precedió el desastre de la Década Infame y Cárdenas el hambre del Profiriato.
Tan cierto como la llegada del alba, los pueblos en algún momento recuperan cierto grado de conciencia política. Entonces distinguen muy bien a populistas de populares.

sábado, 30 de junio de 2018

De la libertad de expresión a la obligación… de opinar




No creo que sea posible identificar un momento específico pues seguramente ha sido un proceso lento y de expansión capilar pero cuando observamos que la televisión, la radio, los medios gráficos y las redes sociales se caracterizan por un enjambre de opinadores que vierten su punto de vista taxativa e indignadamente sobre todos los temas, encontraremos allí un signo de los tiempos: la “libertad de expresión” se transformó en “obligación de expresión”. 
Efectivamente, no solo cualquier sujeto con una cuenta en una red social opinasobre los temas que la agenda pública impone sino que en los medios gráficos se ha abandonado toda pretensión de neutralidad, y en las radios y en la televisión se ha universalizado el formato de los panelistas, aquellos que serán reconocidos y valorados por su histrionismo o su capacidad polemista y escandalizadoraantes que por su aporte al conocimiento o su contribución al debate público.

Sobre todo hay que tener una opinión. Sobre Lopetegui, sobre Messi, sobre el caso de corrupción, sobre Sánchez, sobre Cataluña, sobre la casa de Pablo Iglesias, sobre el último video del artista que no nos gusta, sobre la mejor dieta para bajar de peso, sobre Maduro, sobre los inmigrantes, sobre el teléfono celular de última generación, sobre “La Manada”, sobre lo que dictaminan los jueces, sobre Europa, sobre Trump, sobre la vida del artista que acaba de morir… Es verdaderamente extenuante, especialmente porque esa opinión casi siempre viene acompañada de una amonestación, de una crítica, de una indignación.
Opinamos como consumidores antes que como ciudadanos porque preferimos intervenir desde la queja como la de quien recibe un producto defectuoso y exige “su derecho”. Y sin embargo se nos compele a opinar. ¿Pero quién lo hace? ¿Recibimos alguna coacción? Habrá alguna excepción pero en general todos opinamos desde la presunta libertad de vivir en una sociedad abierta.
Entonces, somos libres para opinar pero a su vez parecemos estar obligados a hacerlo. Es que la lógica de la construcción de la opinión pública en la actualidad sanciona con el olvido y el desprecio a quien evita opinar. Y no lo hace porque impulse democracias participativas sino desde la lógica tan propia de estos tiempos que es la del imperio de la novedad con su actualización constante, y desde la lógica del entrar y salir, como quien consume un servicio y luego deja de hacerlo, o se baja una aplicación al teléfono y luego la borra porque ocupa mucha memoria.
Pero además de consumidores que entran y salen de los temas preocupados más por sumar nuevos “Me gusta” antes que por el compromiso con el tema en cuestión, hay, desde ya, opiniones de activistas, aquellos que militan una causa, porque, eso también hay que decirlo, hay una especie de compulsión a militar alguna causa, probablemente como respuesta a la necesidad de adquirir una identidad en tiempos donde se nos invita a desidentificarnos.
Opinar desde una causa totalizante
Y allí suelen suceder dos cosas: o esa causa militada no logra articular con otras y políticamente se deshace o la causa militada se transforma en totalizante y desde ese sesgo se opina sobre todos los temas como si esa causa que me identifica debiera tener una respuesta particular a todo y como si todo lo que sucediera en el mundo pudiera explicarse desde esa identidad y ese relato. Se trata, verdaderamente, de toda una religión laica que en algunos casos, paradójicamente, acusa de dogmática a la, sin duda, dogmática religión.
No por casualidad, indagando en estos aspectos vinieron a mi mente unas reflexiones del filósofo francés Gilles Deleuze en su libro Pourpalers, 1972-1990, cuando indicaba hace ya varias décadas: “La dificultad hoy en día no estriba en expresar libremente nuestra opinión, sino en generar espacios libres, de soledad y silencio en los que encontremos algo que decir. Fuerzas represivas ya no nos impiden expresar nuestra opinión. Por el contrario nos coaccionan a ello. Qué liberación es por una vez no tener que decir nada y poder callar, pues solo entonces tenemos la posibilidad de crear algo singular: algo que realmente vale la pena ser dicho”
El gran desafío de estos tiempos, entonces, siempre hablando en general, claro, y como indicábamos en este mismo espacio tiempo atrás, no es escapar de la censura ejercida por un gobierno o por un poder fáctico sino poder escapar a esta obligación que se nos ha impuesto en nombre de la libertad. Se trata de evitar el ruido de la información inútil, eludir la voluntad de sanción de todo aquel que no sea uno mismo, y asumir la fragilidad y los límites de lo que conocemos.
En una sociedad del ruido y la confusión, quizás el verdadero ejercicio libertario sea escapar del flujo de la información. A contramano de lo que sucedió en buena parte del siglo XX, quizás hoy lo verdaderamente revolucionario sea, a veces, hacer silencio

sábado, 9 de junio de 2018

El hecho maldito y el burgués argentino


No le importaba ni la corrupción, ni los pobres, ni el de al lado, y menos los que manda a agarrar la pala desde Internet. El tema era culpar al peronismo de todo lo malo. Nada más. A él solo le importó una cosa: que el gobierno NO sea peronista. Para él: los Kirchner, Evita, Dolina, Corach, Leonardo Favio, el Papa Francisco, Rodríguez Saa, Rodolfo Walsh, Cafiero, Cámpora y el que silba la marcha de Hugo del Carril cuando limpia los vidrios, fueron, son y serán, todos iguales, son todos enemigos que pertenecen a ese movimiento maldito.

Si estando en el gobierno privatizan o estatizan, a él, le da lo mismo, siempre es malo, porque la acción no le interesa, sino la identificación de alguien como peronista; y si van al norte o al sur, está mal ambas cosas, solo porque son peronistas.
Como no puede admitir que vota y opina según una “camiseta”, siempre “en contra de ellos” y que en realidad, las ideas, las obras, las acciones no le importan, se viste para la ocasión. Si se tiene que vestir de socialista indignado; de comunista que tiene auto importado con calcomanía del Che Guevara; de humanista porque postea si ve un perrito perdido; de radical especializado en Illia porque murió pobre; de Isaac Rojas subido a un avión bombardero; de estadounidense o francés porque son países serios; de ciudadano derecho que pide golpe de Estado o de republicano racional que entiende que la economía está por encima de la gente, él se cambia sin vergüenza alguna. El fin justifica los trajes: el gobierno no tiene que ser peronista. Punto.
El centro cultural más grande de la historia, el polo científico, los trenes, la nacionalización de YPF, el matrimonio igualitario, los satélites argentinos, el Hospital El Cruce, Tecnópolis, el billete con las islas Malvinas, el plan Qunitas, el Pro.cre.ar, hubieran sido obras de un gobierno no peronista, a él mucho no le hubiera importado, salvo que lo beneficien en algo, pero sí afirmaría que son aciertos irrefutables. Pero como son acciones de gestiones peronistas, entonces: son curros, no son los modales adecuados, lo importante no es la obra sino el nombre o fueron gastos que no corresponde a este tiempo.
Lo que sí le importa es repetir que su fortuna personal no depende del estado del país, mucho menos cuando hay gobiernos peronistas, y que su familia y él, son, los poquísimos trabajadores serios y honrados, que habitan “éste país” que anda mal porque salvo él y unos pocos, el resto son todos vagos peronistas y ladrones.
Cuando todo estalla y ya no se puede disimular que no se construyó nada en función del pueblo, no será consecuencia de que los que venían a salvar al país son inoperantes, deshonestos, cipayos y mucho menos dirá “que mal voté es que siempre voto lo que sea para no votar un peronista”. En ese momento soltará una de sus frases escudo: “es que, al final, son todos iguales, todos roban”. De esa manera, no hay análisis ni cálculos, todos son corruptos. El gobierno que pone derechos del trabajador en la Constitución, les otorga pensión a las amas de casa, promueve el aguinaldo, y/o subsidia el transporte, la luz y el gas a los que menos ganan, será, según él, igualito al que se quedó con los ahorros que tenía la clase media en los bancos y no construyó ni un hospital porque igual, al final “todos roban”…

martes, 5 de junio de 2018

Argentina: La pata civil de la dictadura, una deuda estructural


“Este es el zurdo que le hizo el paro a la empresa por quince días. De esta cabeza nace el paro por tiempo indeterminado que sufrió Ledesma, es esta porquería, el Gordo Saracho y Mario Ernesto Ricci, y por culpa de esta porquería el ingenio tuvo que tirar toneladas de caña de azúcar”. Esas fueron las palabras que Raúl Osvaldo Tapia escuchó durante la sesión de tortura del 3 de abril del ’76. Era uno de los trabajadores del Ingenio Ledesma y también fue uno de los que se animó a denunciar a la empresa y promover reclamos contra sus abusos.
En la antesala del Golpe de Estado, durante la construcción de ese poderío económico, fueron muy importantes los beneficios y prebendas que el Ingenio Ledesma recibió del Estado. “Durante la dictadura de Onganía y en la década de 1970 la compañía se ubicó a la cabeza del grupo de empresas beneficiadas por las políticas estatales que posibilitaron un proceso de concentración y centralización de la economía”, afirma un informe realizado por el Centro de Estudios Legales y Sociales. Sin demasiadas consecuencias por su participación activa y sanguinaria durante todo el reinado militar, hoy Ledesma es una de las empresas agroindustriales de capitales nacionales más importantes del país y de América Latina. La noche más terrible fue la del 26 de julio de 1976, que es conocida como “El Apagón”. Mientras la ciudad estaba a oscuras, policías, gendarmes y capataces de la empresa Ledesma, allanaron y saquearon viviendas en Libertador San Martín y Colilegua. La propia empresa puso a disposición sus vehículos para trasladar a más de 400 trabajadores, estudiantes y profesionales a galpones de mantenimiento del ingenio azucarero. Algunos permanecieron días, otros meses, atados, encapuchados y torturados. De las 400, fueron treinta y dos personas las que perdieron sus vidas esa noche o en las posteriores.

Mucho más que cómplices
Tuvieron que pasar años, décadas, para que la palabra cómplices pasara a un segundo plano y se comience a hablar de responsabilidad civil y empresarial en lo que a los procesos judiciales sobre delitos de lesa humanidad se refiere. Y así lo expresa claramente el informe del CELS que consta de dos tomos y analiza los casos de empresas como Acindar, Mercedes Benz, Ledesma, Molinos de la Plata y La Veloz del Norte, entre otros. Este documento estudia “la responsabilidad que tuvo un sector del empresariado nacional y extranjero en las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la última dictadura argentina. Lo hace a partir del examen de un arco de prácticas empresariales de represión a los trabajadores en empresas situadas en distintas regiones del país. La evidencia recogida y analizada en un conjunto de casos, acotados en número pero muy significativos por su importancia económica, permite afirmar que, en el territorio de los establecimientos fabriles, se combinaron con eficacia el accionar de las Fuerzas Armadas y el accionar empresarial para ejercer el poder represivo contra los trabajadores”.
Todo esto pone en evidencia la relación entre las fuerzas militares y el poder económico demostrando que hubo una utilización planificada y sistemática de acallar a la militancia política radicalizada y disciplinar a la clase trabajadora que a lo largo de esas décadas había logrado acumular poder político y social. Ya en el informe de la Conadep, Nunca Más, y gracias a los testimonios de sobrevivientes, se había remarcado la pertenencia a la clase obrera de muchas de las víctimas y enfatizado sobre los secuestros colectivos en lugares de trabajo. “Algunos de los casos mencionados son los de los astilleros de la zona norte del primer cordón industrial bonaerense, el de la empresa siderúrgica Acindar en Villa Constitución (cuyo presidente hasta 1976 había sido José Alfredo Martínez de Hoz, luego Ministro de Economía de la dictadura)”.
En aquel momento, los trabajadores de Acindar no sospecharon que las fotos que los directivos de la empresa les mandaron a tomar para renovar el carnet de la fábrica serían usadas como fichas de identificación por los militares que los secuestraron. “Uno de los operarios contó que en una oportunidad su jefe de sección lo llamó para que se tomara la foto de la nueva credencial, pero nunca recibió ese documento. A las dos semanas, en cambio, la policía lo fue a buscar a su casa. Los agentes que lo secuestraron llevaban como lazarillo la foto que le habían tomado en la fábrica”, relata el informe del CELS.
Entre 1974 y 1976 los focos de mayor agitación obrera estuvieron en Tucumán, Jujuy, Córdoba y el cordón industrial del norte de la provincia de Buenos Aires hasta el sur de Santa Fe. Allí, las fuerzas policiales y militares reprimieron. Uno de los hitos más álgido fue el “copamiento” de la ciudad de Villa Constitución el 20 de marzo de 1975 y el arresto de la casi totalidad de los dirigentes sindicales de la zona donde estaba emplazada Acindar.

“La pata civil, como la iglesia, salió indemne”
Las patronales no fueron un eslabón menor en las cadenas forjadas por el terrorismo de Estado y las diferentes fuerzas que participaron. Pero al momento de repartir las responsabilidades quedaron a un costado, casi olvidados o, mejor dicho, a resguardo. “La burguesía no tuvo más que un par de implicancias en ese sentido, más que nada en lo que tiene que ver con Ledesma y los Blaquier. Jurídicamente no pagaron nada, salieron ilesos en lo legal. La pata civil, como la iglesia salió indemne”, aseguró De María y continuó: “Creo que se sabe que hubo negocios, que en esos tiempos vaciaron económicamente el país, pero parece que Videla, Tigre Acosta o Galtieri se instalaron como íconos y está bien, pero digo, no sé si hay un clima social de tanta bronca hacia la empresas y patronales como hay hacia los militares que fueron los que ejecutaron materialmente el Golpe. Y no creo que sea ignorancia sino que tiene que ver con lo que se logró propagandizar e instalar. Se sabe que la Mercedes Benz tuvo sus desaparecidos o el ingenio de los Ledesma y Blaquier, pero no pasa de eso”.

Causas judiciales y responsabilidad Empresarial en la dictadura
Según detalla el informe del CELS citado, en 1985, la sentencia del Juicio a las Juntas, la primera comprobación judicial del plan sistemático de exterminio desplegado por la dictadura, logró determinar los secuestros de varios trabajadores de Mercedes Benz. Más adelante, la represión a los trabajadores también fue puesta de manifiesto en testimonios brindados en los Juicios por la Verdad. En 1998, un trabajador de Alpargatas explicó que fue secuestrado durante una huelga y que los policías que se lo llevaron le dijeron “que los tenía que acompañar porque había una denuncia de la fábrica de alpargatas”. En el año 2003, otro trabajador relató que al volver a la fábrica luego de su secuestro el jefe de personal le dijo “no, quedate tranquilo… con vos no tenemos nada…”.
Las investigaciones del secuestro y desaparición de trabajadores de las empresas Ford y Mercedes Benz comenzaron en 2002, con los primeros pasos de la reapertura judicial de las causas por delitos de lesa humanidad luego del periodo de impunidad que se había iniciado a mediados de los años 80 con las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. En ambos casos había ya gran cantidad de elementos que apuntaban a directivos de las empresas.
En 2012 se dictaron resoluciones judiciales contra empresarios y personal jerárquico por el secuestro y las torturas padecidas por sus trabajadores. Carlos Pedro Blaquier y Alberto Lemos, presidente del directorio y administrador general del Ingenio Ledesma, respectivamente, fueron procesados. La decisión fue confirmada por la Cámara Federal de Apelaciones de Salta. Sin embargo, en 2015 la Cámara Federal de Casación Penal los benefició con una falta de mérito. De esta manera se pusieron en evidencia las resistencias que existen para el juzgamiento del poder económico.
En 2013, en la investigación judicial sobre la Compañía Minera Aguilar S.A. de Jujuy,  personal jerárquico de la empresa, fueron procesados por aportar información para identificar víctimas y vehículos para secuestrarlas. Las huelgas que llevaron adelante los mineros, antes del golpe de Estado, tuvieron estrecha relación con el cautiverio de sus protagonistas en plena dictadura. Ese mismo año, los directivos de la empresa Ford, Pedro Muller, Guillermo Galarraga y Francisco Jesús Sibilla, fueron procesados por “haber facilitado los datos personales de cada uno de los empleados involucrados, junto a sus fotografías-glosadas a legajos personales de la empresa- y domicilios particulares, para que de esa forma puedan ser habidos” y “haber permitido que se montara un centro de detención en el interior del predio de esa fábrica, en los sectores del Campo Recreativo y/o de Deporte, para que sus dependientes fueran interrogados”. En la resolución judicial se destaca la importancia del análisis del contexto político y social y se puntualiza que “la eficiencia y productividad tan añorada por los empresarios se topaba con un enemigo puntual, la ‘comisión interna’, y pareciera que este análisis de la situación fue compartida con las fuerzas armadas que usurparon los poderes donde se objetiva el Estado, ya que según las estadísticas de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas fueron los obreros quienes más sufrieron la violencia del régimen”. En la actualidad, hay numerosas investigaciones judiciales abiertas para demostrar responsabilidades penales de actores económicos. Así ocurre con las empresas La Nueva Provincia, Dálmine Siderca, Propulsora Siderúrgica S.A., Acindar, Loma Negra, Las Marías, Astilleros Astarsa y Mestrina, las ceramistas Cattáneo y Losadur y Molinos Río de la Plata.
En marzo de 2016 el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Salta condenó al dueño de La Veloz del Norte, Marcos Levin, por el secuestro  de Víctor Cobos,  delegado gremial de la empresa. Se trata del primer caso en el que un empresario es condenado por este tipo de delitos en el país. Los testimonios de los trabajadores de la empresa que fueron secuestrados dieron cuenta de la participación de Levin en los hechos: estuvo en el lugar de las torturas, daba órdenes a quienes las consumaban, había amenazado a los trabajadores antes de sus secuestros y aportó vehículos para trasladarlos a la comisaría donde fueron torturados.

miércoles, 23 de mayo de 2018

La gran derrota de Trump en Venezuela



Lo más importante que ocurrió el domingo 20 de mayo es que venciendo amenazas de todo tipo, el pueblo venezolano otra vez salió a votar e impuso democráticamente y a la vista de cientos de observadores electorales la esperada reelección de Nicolás Maduro. Ese detalle precisamente, el de la renovada práctica de defender la soberanía popular con una urna como arma es la que desde aquel no muy lejano diciembre de 1998 viene poniendo a los sucesivos gobiernos estadounidenses al borde de la histeria.
Recorriendo los centros electorales y conversando desde temprano con quienes al sonar de la recordada diana chavista se encolumnaban para depositar su sufragio es que pudimos escuchar, en Caracas y sus alrededores, razones que luego explicarían el triunfo. La paz era una de ellas, pero formulada no como un recurso formal sino como una muestra de hartazgo: “que nos dejen en paz, que no nos condicionen el futuro con amenazas”, nos dijo un joven en un colegio de Catia.
Horas después, en otro centro del Estado Vargas, la expresión se repetía en un “yo me resteo (me juego) con Maduro porque esta Revolución es nuestra esperanza”. Cerca de allí, una concentración de vecinas y vecinos bailaban, comían unos dulces y le contaban a quien quisiera escucharles que “ese barrio que usted ve ahí lo hizo el comandante Chávez y aquel de más allá nos lo entregó el presidente obrero”. Hablaban de edificios impecables con todas las instalaciones funcionando, y que son parte de las 2 millones de viviendas que construyera la Revolución para los más necesitados. Al darse cuenta que algunos de los visitantes procedíamos de Argentina, una mujer ya entrada en años, nos abrazó y gritó para que quedara claro de qué iba la cosa: “Si necesitan ayuda para echarlo a ese Macri nos avisan, que aquí somos todos rodilla en tierra”. Había gusto a pueblo en aquel sitio donde la temperatura era agobiante pero nadie se movía porque estaban esperando que llegara el anuncio del Consejo Nacional Electoral proclamando el ansiado triunfo.
Más tarde, en otro barrio de Caracas, las respuestas seguían acumulando razones: “Yo voto contra Trump y contra esos del Grupo de Lima”, aclaró un estudiante de medicina, que enseguida remató con un: “lo bueno y lo que no nos guste de este gobierno lo vamos a decidir nosotros y no un yanqui millonario o esos europeos que no tienen nada que hacer aquí”. Testimonios de bronca contra tanta injerencia, voces dignas dispuestas a defender lo conquistado, expresiones de agradecimiento para quienes habíamos llegado para confirmar que en Venezuela Bolivariana el legado de Hugo Chávez está intacto en la fidelidad de su pueblo.
Luego vinieron los resultados y en medio de los cohetes lanzados al aire o la ovación cariñosa hasta las lágrimas para saludar al nuevo presidente frente al Palacio Miraflores, la oposición y sus “protectores” internacionales ponían en marcha un plan que estaba cantado desde hacía bastante tiempo.
Los llamados “demócratas” arremetían con más sanciones económicas, con gritos destemplados que cantaban fraude (incluso antes de saberse los resultados, como hizo el candidato Henry Falcón) o con artículos ponzoñosos en la mayoría de la prensa mundial hegemónica. El más soez de toda una serie de agravios pudo leerse en prensa argentina señalando: “Una organización criminal venció en las elecciones venezolanas” y así otros múltiples epítetos.
Lo cierto es que el imperio y sus secuaces de los gobiernos derechistas del continente no pudieron soportar esta victoria heroica, surgida de las entrañas de un pueblo que padece necesidades pero no se quiebra ante ellas y sacando fuerzas de su propia memoria de lucha convierte en luminosos hasta los más oscuros escenarios.
Ahora vendrán los aprietes, las expulsiones de embajadores, las conspiraciones para aislar aún más a un país cuyo único pecado ha sido querer la felicidad de su gente y cometer la osadía de mostrarse como ejemplo al resto o recordar a propios y extraños que las grandes hazañas cuestan sacrificio. Querer llegar a vivir en una sociedad socialista en pleno avance político, económico y militar del neoliberalismo es el mayor desafío que se puede hacer a quienes en Washington, Miami o Madrid creen todavía que la vida de un hombre o una mujer se compra y se vende como en un mercado.
Ahora sonarán todas las sirenas de alarma en tierras latinoamericanas y será necesario redoblar la solidaridad internacionalista, de la misma manera que se hizo cuando a Cuba la expulsaron de la OEA y quisieron aislarla de sus hermanos de la región. Al igual que en aquella ocasión los pueblos deberán gestar un cúmulo de acciones fraternales para abrazar a la Patria de Bolívar, demostrándole a Trump que sus amenazas pueden encender la pradera y que al igual que ocurriera en otras épocas, la paciencia tiene un límite.
Es cierto que hay colaboracionistas y alcahuetes que amparan esas políticas agresoras, o que al calor de tanta injerencia llegan a meterle el miedo en el cuerpo a algunos políticos que se dicen “progres” y en sus campañas electorales (como ocurre en Colombia y México) se adhieren al Grupo de Lima y desconocen el triunfo de Maduro o no quieren mencionar el nombre del país agredido porque sus asesores o ellos mismos consideran que “resta votos”. Son pobres de alma esos personajes, a los que el imperio desprecia y no se salvarán de sus ataques. Pero también hay en cada unos de nuestros países, obreros, estudiantes, campesinos que admiran todo lo hecho por Chávez y que hoy representa Maduro.
Gente de a pie, que saben que desear lo imposible cuesta demasiado y no se arrepienten de ser como son. Ellos y ellas, precisamente, son los que no entran en disquisiciones sobre porcentajes de participación electoral o si Maduro “no es como Chávez”, como suelen hacerlo algunos sabelotodo de la política de “izquierda”. Para esas personas de corazón sensible y decisión casi militante (o sin el “casi”) lo más impresionante que ocurriera por estas horas es que “ganó Maduro” y “los yanquis que revienten”. Están en lo cierto. Como en el deporte, ganar se gana ganando. Lo demás se irá discutiendo al fragor de las mil batallas que habrá que librar a partir de ahora.

miércoles, 9 de mayo de 2018

CARTA ABIERTA A LOS VOTANTES MACRISTAS ¿ Que más hace falta para reconocer que te equivocaste y pidas disculpas?





La vuelta del FMI y sus condicionamientos; el regreso de Domingo Cavallo; la inflación y la recesión juntas; el ajuste permanente; los despidos constantes como resultado de los cierres de pequeñas y medianas empresas; palabras como “blindaje” que hacía años no escuchábamos; el dólar que sube y tu sueldo que baja; el changuito del super que cada vez te cuesta más llenar; el achique en salud y educación para pagar los intereses de la enorme deuda externa que este gobierno contrae, etc. etc ¿qué más?, que otro dato necesitas para saber que te mintieron y que vos te la creíste y, por tanto, te equivocaste?. Te suena “pobreza 0; la inflación no es un problema; en Argentina los dólares sobran; habrá lluvias de inversiones; en mi gobierno los trabajadores no pagarán impuesto a las ganancias; hay que esperar el segundo semestre…(2016)”. Que tan mal estabas cuando pedías un cambio? No me vas a decir que de nuevo vas a hacer uso de esa paparruchada que sale de la misma usina “que se vayan todos” como forma de exculparte y exculpar a los delincuentes que usan, ellos sí, la política para enriquecerse. Pedile disculpas a tus conciudadanos, es lo mejor que podes hacer para enmendar tu enorme error. Se humilde por una vez para no seguir haciéndote daño a vos y a todos. Concluí en que fuiste un ignorante o que padeces de mala memoria, no se, algo de lo que te tengas que hacer cargo para terminar ya con esa historia de echarle siempre la culpa a otros de tus errores. Es fuerte lo que digo ya lo se, pero mucho peor era cuando vos nos acusabas a todos los que te alertábamos de esto, de ser chorros.

Comprendes el alcance de tu “responsabilidad ciudadana”?
No te da cosa pensar que a pesar de todo lo que te dijeron acerca de lo que iba a pasar si esta gente llegaba al gobierno, vos los votaste igual, desoíste a tus cercanos a los que tienen una historia de luchas, de no callarse, de pelear contra viento y marea a favor de los que menos tienen y preferiste la opinión de gente que te mintió siempre, los mismos que ya le habían robado a este país y a vos o de los arribistas que están siempre donde calienta el sol del poder, obvio.
No te da cosa saber que tu voto hizo posible que estemos volviendo a TEMER corralito, estallido, desgracia social, a solo 2 años y medio ¿vas a seguir dándole chances? O vas a aceptar con humildad tu error? Que crees que le correspondería a un buen ciudadano.
¿Preferís que te diga que fuiste embaucado, que te creíste el cuento pero vos no tenes nada que ver? O que te digamos la verdad sobre lo que piensan de vos todos aquellos a los que con tu voto ayudaste a que hoy la estén pasando mal, muy mal, o acaso no te angustia ver gente comiendo de los tachos de basura?.

NO ES UN MENSAJE PARA LOS RICOS
Lo que digo aquí no está dirigido a los ricos, a los que idearon este nuevo asalto a los bienes del Estado, a los que históricamente se han apropiado de la riqueza del país ni tampoco lo dirijo a aquellos que sin pergeñar nada, ni ser responsables de ninguna política pública, defienden y con todo derecho sus intereses de clase.
No les hablo a ellos, los sectores más favorecidos de la sociedad hacen la suya y no discuto eso, no les puedo pedir que hagan algo contra sus intereses, me dirijo a vos laburante, a vos que tenes un comercio y ganaste dinero a lo pavote en los 12 años de gobierno kirchnerista .
A vos que te creíste que ganabas plata así porque eras un capo de los negocios. NO, sabelo, no la hacías por ser un capo, sino porque había un gobierno que ponía plata en manos de los pobres que nunca la habían tenido e iban a comprarte a vos, porque los pobres igual que vos, no la llevan a paraísos fiscales, la dejan aquí, en su pueblo, en su país.
Te hablo a vos pequeño industrial, productor de nuestros frutos, a vos que no tenes 10 mil hectáreas, ni perteneces a familia de abolengo (si se puede decir), a vos que la hiciste de abajo, con esfuerzo ¿Qué te pasó que de pronto te pusiste del lado de los que siempre te jodieron?
O acaso no te acordás de Cavallo, de Martinez de Hoz, de Sturzeneger, de los repugnantes negociados de la familia Macri en tiempos de la dictadura y el menemismo.
No aprendiste acaso que los dictadores mataron,  secuestraron y encarcelaron para que los dueños del país nos dejaran con una deuda externa impagable para que toda esa guita pase a sus manos. No te acordás que después de eso vino la hiperinflación porque a Alfonsín le dejaron un país en llamas.
No te acordás acaso de los 10 terroríficos años de Menem y esa troup de ladrones que saquearon este país y dejaron una bomba que el pusilánime de De la Rua no solo no supo desactivar sino que agudizó la desgracia por profundizar en esa línea o acaso no te acordás que Cavallo fue el súper ministro de ambos y que ahora está volviendo.
Tanta, tanta, tanta, puede ser la estupidez humana? O acaso se te pasó por alto que justo luego de que llegaran los Kirchner el país empezó a cambiar y a mejorar tu situación y la de todos…
Por todo esto es que afirmo que ya no se arregla con decir que te engañaron, ya no, porque además vos fuiste uno de los miles que salieron a repetir que se robaron todo, sin saberlo, porque no tenías ninguna prueba para afirmarlo, pero militantemente fuiste cómplice y lo seguirás siendo en la medida en que no salgas a pedir disculpas.
Fuiste cómplice de una difamación fenomenal que solo tenía como objetivo echar a los que habían recuperado este país de las garras del FMI, del Banco Mundial y de los buitres, para que los que están ahora nos metieran de lleno en el tren fantasma.

QUE ME CONTAS AHORA DE LA YEGUA QUE SE LA ROBO TODA??
Te acordás cuando repetías la difamación de Lanata sobre que la yegua  tenía los dólares en las islas Seychelles  ¿ vas a pedir disculpas?; no te arrepentís de haber asegurado (como si te constara) que la plata los Kirchner la tenían en las bóvedas del sur?; que me contás de las retroexcavadoras que removieron toda Santa Cruz para encontrar los dólares escondidos, tenés algo para decirnos de eso, o seguís esperanzado en encontrarlos, la esperanza con la que seguís apostando al segundo semestre porque hay que darle más tiempo.
Te preguntaste acaso porque la mayoría de los presidentes y políticos neo-liberales de Argentina y América Latina están cayendo como moscas por coimeros (Odebrecht) y de Cristina no hay nada?
No encontraron nada allá, ni aquí ¿Dónde está entonces la montaña de dólares producto del robo a las arcas públicas de la supuesta jefa de la asociación ilícita?  
No te ha nacido aún la “mala espina”, tenés mala espina para todo menos para esto? No se te cruza la idea de que no solo te mintieron, sino que te mintieron para esquilmarte.
Y de la plata que tenían los Kirchner, Máximo y la flia. en los paraísos fiscales? Me podes pasar algún dato sobre el particular, o tampoco lo tenés. Y si no los tenés, no te da vergüenza haber lapidado a una presidente que fue elegida dos veces y la última por un porcentaje que pocas veces alcanzó un presidente y a toda su familia? No te parece infame y repugnante que el jefe de esa familia se haya muerto en el medio de sus funciones como líder político y que una personaje que quizá vos miras por TV haya tenido el tupé de afirmar que no estaba en el cajón.
No te parece asqueroso humanamente haber participado de esa inmundicia para lograr esto?
Te preguntaste porque ese ODIO que te producían todos esos supuestos hechos de corrupción cuando se trataba de ella, no logró la misma potencia cuando te enterabas que el presidente que vos votaste para deshacerte de la yegua, había fugado dinero, tenía cuentas offshore y plata negra de él y su familia y que pasó por encima de la ley para blanquear sus chanchuyos y que se quiso condonar una deuda con el Estado de 70 mil millones de pesos.
No quiero que pienses que me alegra agredirte, te equivocaras nuevamente si lo pensás así, me duele tener que escribir todo esto, preferiría no hacerlo porque además en estas líneas hablo de gente muy cercana, gente a la que quiero y no comprendo, gente que en los pasados años se hizo rica y a pesar de eso vomitaba odio contra quien lo había habilitado.
No lo hago para agredir, lo hago para zamarrear conciencias, para producir un clic, para obligar a pensar, y para que los que piensan como yo y hasta ahora no se animaban a decírtelo por pudor, se animen porque esta situación ya no da para más y antes que el daño se profundice y sea peor, que por lo menos cada uno de los que se sienten tocados por esta reflexión nos ayuden esta vez a impedir otro 2001.

martes, 1 de mayo de 2018

26 de abril de 1879: los pueblos indígenas no olvidamos




Hace 139 años Julio Roca y las tropas del Ejército iniciaban la autodenominada “conquista del desierto”, consumación de un genocidio aún no reconocido por el Estado argentino
Los miles de Soldados del Ejército Expedicionario al Río Negro que esa mañana del 26 de abril de 1879 estaban acantonados en el Campamento General en Carhué dispuestos a iniciar tres días después la marcha hacia los territorios de las comunidades indígenas libres con el objetivo de tomarlos, escucharon la Orden del Día del general Roca.
“Cuando la ola humana invada estos desolados campos que ayer eran el escenario de correrías destructoras y sanguinarias para convertirlos en emporios de riqueza y en pueblos florecientes (...) extinguiendo estos nidos de piratas terrestres y tomando posesión real de la vasta región que los abriga (....) trazando con vuestras bayonetas...”.
La arenga procuraba estimular a los soldados contra los “salvajes·:
“En esta campaña no se arma vuestro brazo para herir compatriotas y hermanos extraviados por las pasiones políticas o para esclavizar y arruinar pueblos o conquistar territorios de las naciones vecinas. Se arma para algo más grande y noble; para combatir por la seguridad y engrandecimiento de la Patria, por la vida y fortuna de millares de argentinos y aún por la redención de esos mismos salvajes que, por tantos años librados a sus propios instintos, han pesado como un flagelo en la riqueza y bienestar de la República”.
En el mensaje Roca insiste con las ideas de salvajismo y barbarie, y la necesidad de eliminar esa forma de vida:
“Dentro de tres meses quedará todo concluido. Pero la República no termina en el río Negro: más allá acampan numerosos enjambres de salvajes que son una amenaza para el porvenir y que es necesario someter a las leyes y usos de la nación refundiéndolos en las poblaciones cristianas que se han de levantar...”.
“Consideraré siempre como el timbre más glorioso de mi vida haber sido vuestro general en jefe en esta gran cruzada inspirada por el más puro patriotismo, contra la barbarie”.
No importaron las decenas de tratados firmados, ni la voluntad expresa de los caciques de convivir con la nueva sociedad en formación, ni siquiera las voces disidentes que se levantaron desde la misma Buenos Aires ante la expedición aniquiladora que se preparaba. Considerados como “salvajes”, “bárbaros”, “piratas terrestres” y demás insultos con que se acostumbraba a discriminar y segregar desde los centros de poder por aquellos años a los hermanos indígenas, el clima exterminador que se fue creando contó con referentes ideológicos como Estanislao Zeballos que hicieron época con sus afirmaciones:
“Felizmente, el día de hacer pesar sobre ellos la mano de hierro del poder de la Nación se acerca [...] los salvajes dominados en la pampa deben ser tratados con implacable rigor, porque esos bandidos incorregibles mueren en su ley y solamente se doblan al hierro”
Todo contribuyó para que la maquinaria “redentora” por la sangre y su consecuencia inmediata, el despojo de los territorios, se pusiera en marcha de manera irremediable.
“Sellaremos con sangre y fundiremos con el sable, de una vez y para siempre, esta nacionalidad argentina, que tiene que formarse, como las pirámides de Egipto y el poder de los imperios, a costa de la sangre y el sudor de muchas generaciones” (General Roca, 1880)
Por qué fue un genocidio
Las políticas estatales llevadas a cabo por el Estado Nacional desde 1820 en adelante y con el clímax de las autodenominadas “conquistas del desierto” (1879-1885) y “del Chaco” (1870-1899) constituyen claramente un genocidio, dado que existió la voluntad política y militar de exterminar a los pueblos indígenas más allá de que esos objetivos no pudieron ser totalmente cumplidos.
Sin embargo la cantidad de matanzas llevadas a cabo y las cuantiosas pérdidas de vidas humanas provocaron el aniquilamiento y dispersión de decenas de comunidades, provocando una destrucción cultural sin precedentes en la historia argentina, solo comparable con el exterminio de culturas durante la conquista española.
El Estado argentino no ha reconocido aún esta figura legal perpetrada contra los pueblos indígenas durante el siglo XIX, así como lo ha hecho sin embargo con sucesos mucho más recientes como los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar 1976-1983 en los marcos del Terrorismo de Estado.
Desconocemos los motivos por los cuales esta deuda para con los pueblos indígenas aún no ha sido saldada -imaginamos algunos- pero en todo caso ella engrosa la nómina de crónicas postergaciones como la restitución de tierras y territorios, entre muchas otras.
Desde algunos sectores se niega el genocidio de los pueblos indígenas y se niega que el general Roca lo haya llevado a cabo. Entendiendo por genocidio a “cualquiera de los actos implementados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”, debemos decir que infinidad de alocuciones, escritos, declaraciones y finalmente los propios hechos consumados, confirman esa voluntad que el Estado argentino tuvo hacia los pueblos indígenas de Pampa. Patagonia y Chaco, con un claro punto de partida en 1820 con el gobernador Martín Rodríguez.
A partir de ahí y más allá de interregnos de negociaciones y status quo, el Estado argentino llevó a cabo campañas militares en una escalada que se extendió durante casi sesenta años y que fue diezmando a las comunidades hasta que el general Roca, violando los tratados suscriptos con los principales caciques y desconociendo la voluntad de estos por la coexistencia con la nueva sociedad, decide –con la anuencia del Congreso- la toma por la fuerza de los territorios indígenas.
Esa campaña (1879-1885) que ni los presidentes Mitre y Sarmiento se habían decidido a realizar, señala a Roca como el que encarnó y consumó un genocidio que aún hoy está vivo en la memoria de los descendientes.
Todas las justificaciones políticas, económicas, militares, religiosas y demás que esgrimen los partidarios de la autodenominada “conquista del desierto” y los eufemismos utilizados como “conflictos de culturas” son encubrimientos que intentan ocultar lo inocultable: el despojo de los territorios a los pueblos originarios y la destrucción de sus formas de vida.
Ni siquiera alcanza el argumento respecto a la no pertinencia de aplicar en forma retroactiva el concepto de “genocidio”, teniendo en cuenta que la misma Organización de las Naciones Unidas ya ha expresado la propiedad de su aplicación en casos como el holocausto perpetrado por los nazis entre 1938 y 1945 o el exterminio llevado adelante por los turcos en Armenia entre 1915 y 1917.
Algún día el Estado argentino saldará también esta deuda, lo que nos posibilitará seguir madurando y creciendo como individuos y como sociedad, en una comunidad que viva basada en la justicia, el respeto por el otro y orgullosa de su diversidad cultural. Por eso un día como hoy no olvidamos.


lunes, 23 de abril de 2018

Informate antes de hablar de Siria


Juan Manuel Aragón

 
Un país complejo, rico culturalmente y polifacético, que se encuentra en el centro de las noticias, las opiniones y los bombardeos

Para hablar de Siria primero habría que saber que entre los musulmanes hay sunitas, shiitas, hanafitas, malikíes, partidarios del hambalismo, mutazilíes, shafíes, yabriyya, jariches, nayadat, azraquíes, sufíes, zaydi, derviches bohores, drusos, ismailíes, morabitos, imaníes/duodecimanos, Ahl-i-haqq, yazidíes, qadiriya, rifaiyya, bektashis, nusayris, juga, zilkibas, muminiyya, wahhbíes, layenes, muridas, tijianes, baye fall, ahmadías, ahmadiyya muslin yamat, lahore ahmadiyya, salafistas, takfiristas, salafiyyas, alevistas, bahais, khojas, aictitos, musulmanes negros, jama at i islami, hermanos musulmanes, nación del islam, mezquita musulmana, takfir wal hijra y faizrahmanitas. Y aprender las diferencias entre cada una, digo, para opinar con alguito de propiedad.

También hay que saber qué países en el mundo tienen la religión musulmana o una mayoría que adhiere al islam. En el África son Argelia, Benín, Burkina Faso, Chad, Comores, Costa de Marfil, Yibuti, Egipto, Gambia, Guinea, Guinea-Bissau, Libia, Malí, Mauritania, Marruecos, Níger, Nigeria, Senegal, Sierra Leona, Somalia, Sudán y Túnez. Otros países tienen una población musulmana significativa como Camerún, Gabón, Mozambique, Togo y Uganda. En América Guyana y Surinam tienen una población musulmana significativa pero no son mayoritarias. En Europa Albania, Bosnia y Herzegovina. En Asia, Afganistán, Arabia Saudita, Azerbaiyán, Barhéin, Bangladésh, Brunéi, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Irán, Irak, Jordania, Kazajistán, Kuwait, Kirguistán, Líbano, Malasia, Maldivas, Omán, Pakistán, Catar, Siria, Tayikistán, el estado de Palestina, Turkmenistán, Turquía, Uzbekistán y Yemen. ¿Y Siria?, bueno, Siria es un estado secular que permite la libertad religiosa, es el único país de Medio Oriente de habla árabe junto con El Líbano que no tiene una religión oficial de estado, mire usté qué equivocado que había sabido estar.

En Siria la pertenencia a una comunidad religiosa es casi siempre determinada por el nacimiento. Según (*) Michael Izady, el 68,4 por ciento de los sirios son musulmanes sunitas, el 11,3 por ciento son alawitas y 11.2 por ciento cristianos, el 9.1 por ciento son de otras religiones. Pero no todos los sunitas son árabes, sólo el 60 ó 65 por ciento de la población. La mayoría de los kurdos, que son el 9 por ciento de la población también son oficialmente sunitas, lo mismo que los turcomanos, que son el 1 por ciento de los sirios.​

Si quieres hablar de Siria con alguito de propiedad, primero averiguá que una característica notable de la vida religiosa en Siria es la distribución geográfica de las minorías religiosas. La mayoría de los cristianos viven en Damasco, Alepo, Homs, y en otras grandes ciudades, y un número grande también se ubica en la gobernación de Al-Hasakah, noreste de Siria, Tartus y Latakia. Casi el 90 por ciento de los alawitas viven en la costa del país, es decir, en la gobernación de Latakia y la gobernación de Tartus en las partes rurales de Jabal un Nusayriyah, son más del 80 por ciento de la población rural de costa. Jabal al-Arab/Jabal al-Druze, una áspera región montañosa en el suroeste del país, es habitada en más del 90 por ciento por los drusos; algunas 120 aldeas son exclusivamente así. Los chiítas duodecimanos o imamíes se concentran en las partes rurales de Homs, además de dos pueblos en la gobernación de Alepo, pero algunos viven en Damasco. Los ismaelitas se concentran entre la región de Salamiyah y la de Masyaf en a gobernación de Hamah; aproximadamente 10.000 son de las montañas de la gobernación de Tartus en una ciudad llamada Al-Qadmus. La comunidad de judíos sirios ha disminuido dramáticamente en los últimos 20 años. Algunas estimaciones indican que en Damasco viven menos de 100 judíos. Hay algunos otras minorías que viven cerca de Alepo, como son los Yazidis, algunos de los cuales habitan en Jabal Sam an, cerca de la mitad vive en los alrededores de Amuda en Al-Jazira.

Eso sí, mucho después de haber aprendido estos datos fundamentales, estudiá un poco de historia, de geografía, de movimientos sociales, de economía y de política siria. Y al cabo de un tiempo de reflexión, opiná lo que quieras. Antes es al pedo, es puro palabrerío sentimentaloide.

(*) Michael Mehrdad Izady o Michael Izady (nacido en 1963), es un escritor contemporáneo, especializado en asuntos étnicos y culturales, en particular el Gran Medio Oriente y los kurdos. Es hijo de padre kurdo y madre belga y pasó gran parte de su juventud en Irak, Irán, Afganistán y Corea, ya que sus padres eran diplomáticos. Es licenciado en Historia, Ciencias Políticas y Geografía de la Universidad de Kansas, y luego asistió a la Universidad de Syracuse donde recibió dos maestrías en teledetección-cartografía y en relaciones internacionales. Recibió su doctorado en el departamento de lenguas y civilizaciones de Oriente Medio de la Universidad de Columbia en 1992.

sábado, 21 de abril de 2018

La verdad, un problema político: neoliberalismo y medios de comunicación

NORA MERLIN - https://www.eldestapeweb.com/la-verdad-un-problema-politico-neoliberalismo-y-medios-comunicacion-n42238
El neoliberalismo sólo es posible con represión y producción de “verdades” autoritarias, ambas modalidades violentas de imposición. Esta clase de verdad, estrategia privilegiada de los medios de comunicación concentrados, implica una violencia simbólica e imaginaria que daña la democracia. El poder impone sus certezas manipulando la libertad de elección de los ciudadanos y cercena el derecho a la información verídica, transformando la cultura en un totalitarismo de la significación.
La apropiación de “la verdad” es el “modus operandis” empleado por los medios de comunicación corporativos en toda la región. Un despliegue de espectaculares puestas en escena junto con un “sinceramiento” de la supuesta corrupción de líderes y gobiernos populistas, proveniente de fuentes falsas e indicadores tergiversados. Operaciones que incentivan la hostilidad entre semejantes y profundizan la división social, conformando relatos cuyo objetivo es justificar la persecución y el desprestigio de los adversarios.
Con este propósito disponen de un aparato de imposición de “verdades”: compran los servicios de profesionales de informática y marketing, contratan “intelectuales” y periodistas “neutrales e independientes”, que justifican cada medida de gobierno y condicionan las decisiones de los jueces. Todo un aparato irresponsable carente de escrúpulos y vergüenza, cuya función es engañar para dominar voluntades buscando la aceptación de medidas antipopulares.
Los mensajes que emiten poseen un componente argumental o ideacional y otro afectivo, consistiendo este en la apelación a la indignación, el temor, el odio y la venganza articulados en un discurso que refiere al mal y al enemigo.
Los medios concentrados de comunicación determinan qué es verdad y qué es mentira, portan sentidos clausurados pretendiendo adueñarse de la significación de palabras que son patrimonio común: justicia, república, democracia, etc. Terminan funcionando en forma totalitaria en contra de la democracia, en tanto se caracteriza como el sistema en el que no hay sentidos clausurados ni verdades últimas o dogmáticas. Una cultura democrática se construye a partir de un debate permanente respecto de su forma de vida, el poder, la ley y el saber. Si una élite corporativa se arroga la propiedad de la verdad, la vida en común se transforma en totalitaria y en la administración de un saber dogmático cuyos contenidos responden a los intereses de ésos propietarios: los “señores del poder” con su supuesta objetividad pretenden imponer una verdad autoritaria. Concluimos que la verdad establecida y naturalizada en lo social depende de las relaciones de poder y dominación. Cuando un gobierno además de instalar sus dogmáticas certezas o verdades autoritarias utiliza la mentira, falsea datos y recurre a la censura limitando la pluralidad de información, se opone a la emergencia de lo que definimos como “verdad democrática”, herramienta fundamental del espacio público.
La vida democrática requiere la necesidad de cotejar otras perspectivas. La calle aporta los datos duros que resisten la manipulación mediática, mentirosa y antidemocrática. La angustia de la mayoría desfavorecida por este gobierno se impone con su realidad de carne, hueso y estómago excediendo las imágenes construidas y formateadas por los expertos comunicacionales. Esa otra realidad está a la vista de los que se animan a ver más allá de la pantalla del televisor.
Aunque no hay verdades objetivas ni absolutas es necesario asumir una posición respecto de la verdad o falsedad de los hechos sociales, sin tener que inmiscuirse en asuntos de lógica formal.
La verdad se construye políticamente en un acuerdo democrático basado en la pluralidad, el conflicto de intereses y la condición de la libertad. El debate entre ciudadanos iguales, merecedores de un respeto equitativo, es la mayor garantía de veracidad. Las significaciones políticas deben ser el resultado de un proceso público deliberativo que incluya el mayor número de perspectivas. Se trata de construir lo común con otros desde la diversidad configurando un espacio público de convivencia, de narración, de acción, con sentidos que se debatan y no se coagulen. La democracia implica movimiento permanente, un devenir de razones, pasiones y afectos, así como el reconocimiento a través del debate de los argumentos y las iniciativas de los comunes.
La verdad democrática, en oposición a la verdad autoritaria que intenta imponer el poder, supone la responsabilidad de hacerse cargo del mundo común, comprender e interpretar lo que en él acontece, asumir sus marcas históricas, lo que implica un diálogo constante y un conflicto que encuentra inscripción provisoria.
La verdad no es natural, objetiva ni producto del sometimiento, sino una forma instituyente que construye la realidad democráticamente.
El campo popular tiene la tarea de disputar la verdad autoritaria dando la batalla por la verdad democrática, que no cierra del todo, es parcial y subjetiva. En el neoliberalismo la verdad se vuelve un problema político central: la verdad se milita.