viernes, 1 de agosto de 2014

¡Caña con ruda y feminismos de Nuestra América!

¡Caña con ruda y feminismos de Nuestra América!

Laura Salomé Canteros
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El 1 de agosto, día de la Pachamama, es una jornada de ofrenda a la Tierra para que nos siga dando lo necesario. La Pacha, como sus mujeres y sus feminismos, en resistencia frente a las opresiones y manifestaciones hegemónicas.   

El Día de la Pachamama es un día de agradecimiento en el que se realizan diferentes actos donde se le da a la Madre Tierra distintos tipos de ofrendas –comidas, bebidas y hojas de coca- para que Ella nos siga dando todo lo que necesitamos. Cada primero de agosto, cuando el invierno comienza a dejarle paso a la primavera, cuando se da inicio a la siembra y a la cosecha, se realiza el rito de tomar caña con ruda, ya que dicen, esto protege contra el mal de ojo y la mala suerte para todo el año.

La Pachamama, o Madre Tierra, es la diosa femenina de la tierra y la fertilidad, una divinidad agrícola benigna concebida como la madre que nutre, protege y sustenta a los seres humanos. En la tradición incaica es la deidad de la agricultura comunal, la más popular de las creencias que aún sobrevive con fuerza en las provincias del noroeste argentino.

Pero no solo las manifestaciones de agradecimiento se heredan. También las luchas y las resistencias de cinco siglos de discriminación, invisibilización, violencia y represión hacia las naciones originarias de Nuestra América. La Tierra amenazada, las mujeres violentadas; la Pacha arrasada, hoy desierta y transgénica; las tradiciones feministas comunitarias olvidadas; un capitalismo neoliberal foráneo, impiadoso, individualista y represivo; y el colonialismo religioso que condena a las luchadoras a vivir una eterna resistencia para la liberación de sus cuerpos. Un heteropatriarcado rabioso, controlador de los saberes, de las expresiones, de los sentires y los deseos. Una academia silenciosa que poco nos enseña a alejarnos de las teorías y las praxis de quienes dominan y no quieren perder sus privilegios; una Pacha ansiosa, que espera recuperar tanta paz, tanto amor y tanta libertad perdidas.    

Feminismos desde Abya Yala

Como relata Francesa Gargallo en el prólogo de su libro Feminismos desde Abya Yala, leer, editar y publicar los diálogos que tuvo durante un viaje extenso con diferentes mujeres representativas de los pensares y los sentires de naciones nuestroamericanas, la acercaron a “los feminismos”; este libro “ratificó la urgencia de denunciar la discriminación implícita en los modos de categorizar, definir y demarcar la importancia de una idea o una acción que aprendimos en nuestras universidades, muchas veces públicas, cuando no progresistas. Así como la obligación de reconocer la producción de ideas políticas de liberación de las mujeres”.

Atenta a los procesos de invisibilización de las culturas, Gargallo dice que “como feminista, el otro es alguien que me interesa porque es yo y es nosotras”, diciendo que “las mujeres de Abya Yala –o Nuestra América- construyen modernidades alternativas al colonialismo europeo y la victimización de las colonizadas a la que las relegan las feministas blancas. Sus feminismos, (…), tejen respuestas a los patriarcados que no son necesariamente individualistas, donde lo colectivo y lo personal no se disocian”.

La liberación de la Madre Tierra    

Uno de los relatos que recupera Gargallo es el de Aida Quilcue, integrante del Consejo Regional Indígena del Cauca, Colombia, quien expresa que “la Madre Tierra es la mujer de origen. Concebida como mujer, la Madre Tierra contiene la integralidad del Universo. Por ella, la mujer es considerada origen de la vida y transmisora del conocimiento, la que ha preservado todas las prácticas culturales, haciendo que perviva el pueblo nasa”. Relata la dirigente que “de los 102 pueblos de Colombia, 35 (se encuentran) en vías de extinción porque quedan una o dos personas, (allí) el papel de las mujeres ha sido fundamental en la orientación de los procesos organizativos y en la resistencia civil por medio de la espiritualidad propia”.

Para Quilcue una de las estrategias más utilizadas para reducir a los pueblos “fue la invasión ideológica cuya herramienta fue la religión católica, donde los sacerdotes decían que la mujer debe someterse al hombre, creando el machismo como ideología impuesta. Este machismo rompe (…) con nuestra espiritualidad que los curas denunciaron como brujería cuando descalificaron a las mujeres”. Insta a las mujeres a recuperar “nuestro papel en la espiritualidad y por lo tanto en la medicina y la salud propia” y denuncia a los estados y a las religiones diciendo que “cuando un pueblo indígena reivindica sus derechos es terrorista”.

“La liberación de la Madre Tierra es la base de la Ley de Origen. Esta significa también la liberación de las mujeres, que están en riesgo por los actos violatorios de las transnacionales (…) protegernos como mujeres es proteger a la Madre Tierra, proteger la vida, garantizar la permanencia como pueblos milenarios con la orientación de nuestras autoridades espirituales y autoridades terrenales. Nos corresponde hoy a las mujeres salvar la tierra. Tenemos esa gran responsabilidad, no podemos aceptar ser marginadas”.

Ser aymara, feminista y lesbiana   

Julieta Paredes es una feminista autónoma y comunitaria; boliviana, aymara y lesbiana. Según Gargallo, su testimonio es fundamental dentro de las experiencias de organización política nuestroamericana ya que sostiene desde el trabajo de las asambleas indígenas que la mitad de todos los pueblos son mujeres y que los cuerpos son elementos de identidad y de afirmación política. “El solo hecho de pensarme como una mujer aymara de barrio, calladita y sumisa a lo que diga mi entorno, lesbiana que a diario tendría que ocultar mi deseo y amor por las mujeres, sería un suplicio. El feminismo le dio a mi vida y mi pensamiento alas de cóndor y cimas de montañas, elementos desde donde miro mi tiempo, mi pueblo, mi historia”.

Paredes forma parte de una corriente de feministas que no se rinde ante hegemonías que muchas veces se pretenden blancas y eurocentristas, “si el feminismo fuera una palabra que solo tuviera significado para las mujeres en el norte, y si feminismo fuera una acción inventada por ellas, entonces Mujeres Creando, creo yo, no sería feminista. Seguiríamos la raíz de la lucha de las mujeres de nuestras tierras, que sin duda daría también hermosos frutos de conceptualizaciones y prácticas por la vida”. Y concluye “el feminismo no es una teoría más, es una teoría, una concepción, una cosmovisión, una filosofía, una política, que nace desde las mujeres más rebeldes ante el patriarcado (…). La base de existencia de la que viene el feminismo son las mujeres pensándonos y sintiéndonos a nosotras mismas y pensando y sintiendo a los otros, a las otras, y a naturaleza también”.  



Desde abajo y a la izquierda   

Por su parte, para la antropóloga e historiadora mejicana Sylvia Marcos, renombrada por Francesca Gargallo en Feminismos…, la marginalización en las escuelas, en el conjunto de la sociedad y aun en los movimientos de mujeres de la presencia indígena forma parte de un proceso de invisibilización que responde a una necesidad de obviar las alternativas al saber que avala el statu quo heredado de la colonia. Considera que para que esto cambia se debe comenzar por cuestionar la centralidad de Occidente para el feminismo nuestro americano, “el capitalismo, especialmente en su vertiente neoliberal que absolutiza el libre mercado y requiere la explotación voraz de la naturaleza sin controles ni regulaciones constituye otro frente en que las demandas feministas deben de enmarcarse. Hasta el levantamiento zapatista en enero de 1994, las demandas  referentes a derechos de los pueblos indios y las críticas a su situación de explotación y marginación estuvieron virtualmente ausentes de los movimientos sociales mejicanos, por lo que la discriminación y el racismo han sido integrados al contexto socio- cultural y económico del país”.

Por eso, “rescatar la tradición intelectual feminista, desde ´abajo y a la izquierda´, implica mucho más que elaborar un análisis feminista utilizando las referencias y criterios epistemológicos establecidos. Se requiere de una epistemología feminista descolonizada”.  

miércoles, 30 de julio de 2014

Israel, Palestina: Cómo empezó todo

Olga Rodríguez - http://www.eldiario.es/zonacritica/Israel-Palestina-empezo_6_284231595.html 

“Si eres neutral ante situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor” (Desmond Tutu)

Cómo empezó todo, preguntan algunos estos días. Esto, lo que está ocurriendo en Gaza, se inició hace mucho tiempo. Comenzó con los pogromos, las persecuciones racistas de judíos primero en Rusia, después en Europa. Comenzó con el antisemitismo europeo, con el nazismo, con el genocidio contra los judíos y con la posterior decisión de Europa, motivada por la culpa de lo ocurrido, de apoyar y fomentar el sionismo -surgido en el siglo XIX- y la masiva emigración judía a Palestina.

Comenzó cuando el protectorado británico de Palestina miraba hacia otro lado mientras los judíos se organizaban en bandas armadas que cometieron atentados terroristas, matando a gente, contra objetivos británicos y árabes.

En 1947 la ONU, motivada por la responsabilidad y culpa europea del horror contra los judíos, aprobó un plan de partición que asignó el 54% de la Palestina del mandato británico a la comunidad judía (llegada la mayoría tras el Holocausto) y el resto, a los palestinos. Jerusalén quedaba como enclave internacional.

En los primeros meses de 1948 las fuerzas armadas judías clandestinas -escribo judías porque así se autodenominaban, y aún no se había declarado la independencia de Israel- elaboraron el Plan Dalet , cuyo fin era, entre otras cosas, hacerse con el control de la vía que unía Jerusalén con Tel Aviv, una zona que no figuraba como futuro territorio israelí en el plan de partición de la ONU. De ese modo expulsaron a miles de personas y asesinaron a cientos. Es decir, ya hubo entonces un plan de limpieza étnica.

Después, cuando los países árabes vecinos declararon la guerra a Israel tras su nacimiento en mayo de 1948, las fuerzas armadas israelíes aprovecharon para ocupar más tierras y expulsar a cientos de miles de palestinos. De ese modo Israel pasó a tener un 78% del territorio (posteriormente, en 1967 Israel ocuparía el 22% restante: Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este).

Tras la guerra del 48, muchos palestinos intentaron regresar a sus casas, pero las tropas israelíes se lo impidieron, a pesar de que en diciembre de 1948 Naciones Unidas aprobó la resolución 194, incumplida hasta hoy, confirmada en repetidas ocasiones y ratificada en la resolución 3236 de 1974, que establecía el derecho de los refugiados a regresar a sus hogares o a recibir indemnizaciones.

Solo pudieron permanecer dentro de Israel, en muchos casos como desplazados, unos 150.000 palestinos, el 15% de la población, que en 1952 accedieron a la ciudadanía. Son los llamados árabes israelíes.

Gaza

Gran parte de los palestinos de Gaza son refugiados, expulsados o descendientes de los expulsados en 1948 a través de lo que constituyó, según historiadores israelíes como Ilan Pappé, una limpieza étnica, con el objetivo de levantar un Estado de mayoría judía. Incluso el historiador israelí sionista Benny Morris, ha escrito que “con la suficiente perspectiva resulta evidente que lo que se produjo en Palestina en 1948 fue una suerte de limpieza étnica perpetrada por los judíos en las zonas árabes”.

Los palestinos de Gaza viven hacinados, castigados, limitados. Israel controla qué productos y personas acceden a la Franja y prohíbe la entrada de materiales fundamentales. Practica un castigo colectivo.

Esto, lo que está pasando en Gaza, se inició hace 66 años, cuando se optó por una concepción de Israel como un Estado judío con mayoría judía. Para mantener esa mayoría Israel practica la ocupación, aparta y discrimina a los palestinos y, de vez en cuando, lleva a cabo operaciones militares que matan a cientos o miles y provocan el desplazamiento de miles más.

Para mantener la mayoría judía...

El Estado israelí, para ser fiel a su autodefinición -Estado judío- excluye el concepto de ciudadanía universal. Si aceptara como ciudadanos a los palestinos de Gaza y Cisjordania -territorios que controla u ocupa- su concepción como Estado judío estaría en peligro, ya que la población judía dejaría de ser la mayoritaria.

La elevada natalidad entre los palestinos es una de las preocupaciones principales de Israel. Lo llaman la cuestión demográfica. Ya hoy los judíos dentro de la llamada Línea Verde -las fronteras de antes del 67- conforman el 70% de la población, y se calcula que dentro de veinte años podrían ser el 50%.

Israel se opone a la creación de un Estado palestino pero también se niega a conceder derechos plenos y ciudadanía a los palestinos de Gaza y Cisjordania, porque si lo hiciera, estaría renunciando a su carácter judío como Estado. Es decir, a lo que algunos historiadores y politólogos llaman etnocracia.

Como subrayaba el israelí Sergio Yahni , integrante del Alternative Information Center, en una conversación que mantuvimos en Jerusalén: “Israel solo puede ser un Estado judío si mantiene la supremacía demográfica o legal de la población judía, pero para ello tiene o que llevar a cabo una nueva limpieza étnica, como la de 1948, o practicar la segregación étnica legalizada, es decir, el apartheid. Mientras Israel no asuma una verdadera transformación democrática, no viviremos en paz y seguirá la represión”. ( "El hombre mojado no teme la lluvia", Ed.Debate, 2009).

La Ley de Bienes Ausentes

Para que Israel pudiera ser un Estado judío, el gobierno del primer ministro David Ben Gurion organizó la recolonización de las tierras y distribuyó los bienes inmuebles que llamaron “abandonados”. Para ello se aprobó en 1950 la Ley de los Bienes Ausentes, que gestionó el traspaso a manos judías de las casas de los palestinos, no solo de los que se habían ido fuera de las fronteras israelies, sino también de aquellos que habían sido reubicados dentro del Estado israelí.

También se aprobaron otras leyes que prohibieron la venta o transferencia de tierras para garantizar que no cayeran en manos palestinas, y que permitían decretar la expropiación de bienes por interés público o declarar una superficie como “zona militar cerrada”, lo que impedía a los propietarios de la misma reclamarla como suya. De ese modo, 64.000 viviendas de palestinos ya habían pasado a manos judías en 1958.

La Ley del Retorno

Otra de las leyes fundamentales y una de las más controvertidas es la Ley del Retorno, que confirma esa insistencia en el carácter judío del Estado a través de la concesión de privilegios a los judíos. Esta ley concede el derecho a la ciudadanía de todos los judíos del mundo, de los hijos, nietos y cónyuges de los judíos, así como de quienes se conviertan al judaísmo. Sin embargo, no incluye a los judíos de nacimiento convertidos a otra religión y de hecho se ha denegado la ciudadanía a varios judíos convertidos al cristianismo.

La polémica en torno a esta ley reside en que Israel no permite regresar a su hogar a los palestinos expulsados ni a sus descendientes. Pero, por poner un ejemplo, un sueco que se convierta al judaismo sí tiene derecho a residir en Israel y a obtener la ciudadanía. Además, es probable que pudiera acceder a ayudas económicas del Estado para financiar estudios o adaptación a su nuevo hogar.

En 2003 se construyó un escalón más en esta política exclusivista con la aprobación de la Ley de Ciudadanía y Entrada en Israel, que indica que los palestinos de Cisjordania o Gaza menores de 35 años y las palestinas de Cisjordania o Gaza menores de 25 años no podrán residir en territorio israelí aunque se casen con un/a israelí. Sin embargo, si cualquier europeo contrae matrimonio con un ciudadano israelí tendrá derecho tanto a la residencia como a la ciudadanía.

La ocupación

La ocupación es la esencia del Estado israelí tal y como se concibe a sí mismo a día de hoy. Los colonos conforman una especie de ejército israelí paralelo al oficial, ya que ejercen una función paramilitar, la de invadir y ocupar, motivados por razones políticas, religiosas y también económicas, ya que el Estado concede préstamos y subvenciones a aquellos judíos que se instalan en la tierra de los palestinos.

En el territorio palestino de Cisjordania viven 450.000 colonos judíos, con una población total de más de dos millones de habitantes. Las colonias judías consumen un promedio de 620 metros cúbicos de agua por persona al año frente a los menos de 100 metros cúbicos de los palestinos. Esto sucede porque los asentamientos se apropian de parte de los acuíferos y de las áreas con más reservas.

Los colonos pueden llevar armas. Además, sus asentamientos están protegidos por el Ejército israelí, que de este modo legitima la ocupación. Es el propio Estado el que administra los terrenos de Cisjordania.

A través de las colonias, Cisjordania se ha convertido en una zona acantonada, sin continuidad territorial, donde los pueblos y ciudades están desconectados entre sí, convertidos en islotes rodeados por controles militares israelíes y por asentamientos judíos. Un Estado palestino con esta Cisjordania actual no contaría con conexión territorial y tendría tantas fronteras como colonias hay.

Exclusión y discriminación

Para controlar a la población palestina, Israel limita sus movimientos, lleva a cabo arrestos arbitrarios, aplica la llamada ley de detención administrativa, que permite mantener encarcelado a un palestino sin cargos ni juicio hasta al menos dos años, impide a los palestinos salir de su localidad o les obliga a esperar horas para hacerlo, les niega servicios públicos fundamentales, les prohibe construir viviendas y de hecho destruye algunas de sus casas, con la excusa de que no cuentan con permisos de construcción que se les deniegan de forma sistemática.
En la práctica aplica un apartheid y se guía por la ley del talión. Si alguien mata a un israelí, es el propio Estado el que se encarga de la venganza, derribando la casa de la familia del presunto culpable, torturándole a él, a sus amigos o familiares, o impulsando una ofensiva militar en su barrio o en otro, como la actual contra Gaza. Al contrario de lo que debería ser la actuación de un Estado democrático, Israel opta por la venganza en vez de por la vía judicial.

El precio de la paz

Ante ello, Estados Unidos o la Unión Europea se limitan a murmurar con tibias condenas que son simple tinta sobre papel, porque mientras las emiten, mantienen a Israel como socio comercial preferente, le venden armas, le brindan apoyo diplomático y estratégico. Nuestros gobiernos son corresponsables -desde hace décadas- del destino de palestinos e israelíes.

Como me dijo Rami Elhanan , israelí que perdió a su hija en un atentado de Hamás, los judíos que apuestan por excluir a los palestinos se excluyen a sí mismos, “están volviendo al gueto. La solución está encima de la mesa, pero solo llegará cuando Israel se dé cuenta de que el precio de no tener paz es más elevado que el de tenerla”.

Este año Hamás y Al Fatah anunciaron su reconciliación y un acuerdo incipiente para un gobierno de unidad nacional. Las autoridades palestinas han hablado incluso de estar dispuestas a recurrir a la vía judicial para denunciar a Israel en tribunales internacionales. Ante ello, la respuesta de Tel Aviv ha sido más mano dura. No quiere al pueblo palestino unido, porque eso también amenaza el carácter judío de su Estado.

La radicalización está llegando a tal punto que han brotado nuevos grupos extremistas israelíes que atacan a los manifestantes israelíes que salen a la calle para pedir paz y libertad para Palestina.

En su ansia por querer más, Israel sigue renunciando a un acuerdo más que beneficioso para él, por el cual los palestinos tendrían un Estado con tan solo el 22% de la Palestina inicial, lo que supondría ordenar la salida de Cisjordania de los 450.000 colonos judíos, algo a lo que Tel Aviv no está dispuesto, al menos hasta ahora.

De todo esto va lo que ocurre estos días en Palestina, en Gaza, en Cisjordania.

Otro Israel es posible

Cada día que pasa los palestinos son reducidos a números o al olvido, recubiertos por esa perversa sospecha que persigue a tantas víctimas, y que susurra “algo habrán hecho”, “algo habrán hecho”, porque resulta increíble que los crímenes se cometan con tanta impunidad. La entidad que se erige a sí misma como árbitro moral para decidir qué debería ocurrir y qué no en Palestina es la misma que robó y sigue robando la tierra de otros.

No hay solución militar posible porque a pesar de todo, a pesar de lo que dijera Golda Meir en 1969, Palestina y los palestinos existen. La única solución pasa por poner fin a la ocupación, a los asentamientos, a la exclusión. El racismo, según el semiólogo Walter Mignolo , es la decisión de aquellos que están en el poder de clasificar y evaluar el grado de humanidad de los otros con el objetivo de controlar y dominar.

Dicho en palabras de la académica israelí Nurit Peled , “el Estado de Israel, que se declaró oficialmente un Estado de apartheid, se distingue por lo que ha sido siempre el método del racismo más típico y exitoso: la clasificación de los seres humanos”.

Otro Israel es posible, al igual que otra Sudáfrica fue posible.

miércoles, 23 de julio de 2014

La influencia del sionismo en la sociedad israelí

Paula Frere Flesler - http://www.rebelion.org/noticia.php?id=187445 

No hay justificación para las violaciones, ni las hay para las matanzas; se trata de crímenes de guerra. Pero en ciertas condiciones la expulsión no es un crimen de guerra. No creo que las expulsiones de 1948 fueran crímenes de guerra. No se puede hacer una tortilla sin cascar los huevos. Uno tiene que ensuciarse las manos. Una sociedad que pretende matarlo a uno lo obliga a destruirla. Cuando hay que elegir entre destruir o ser destruido, es mejor destruir”

Así explica Benny Morris, historiador israelí, la limpieza étnica que hubo entre 1946 y 1948 para establecer, poco tiempo después, el Estado de Israel. Estas declaraciones al periodista Ari Shavit del periódico Haaretz, reflejan la mentalidad de muchos ciudadanos con respecto a este tema. Solamente con leer “una sociedad que pretende matarlo a uno lo obliga a destruirla” muestra una sociedad aquejada de permanente manía persecutoria. La mentalidad del ataque preventivo es la que ha servido en bandeja la insostenible situación que se vive actualmente, aquella en la que el árabe quiere dominar e invadir, y por tanto, es necesario restringir su espacio y capacidad de actuación para que el estado israelí pueda seguir desarrollándose.

Tras la desaparición de tres jóvenes israelíes el pasado 30 de junio de este año, Israel vuelve a mostrar su cara más oscura, y este hecho reafirma una vez más que las medidas precautorias del gobierno israelí hacen mella en Palestina, con 189 muertos y miles de heridos. Los ataques han arrasado la zona, miles de viviendas destrozadas, desplazando a miles de personas, las cuales buscan refugio ante las inminentes agresiones.

Gran parte de la sociedad israelí busca justificar estas políticas a través de comentarios, vídeos e imágenes en muchas redes sociales. Un usuario de facebook hace el siguiente comentario: “Nos cuesta ser aceptados fuera del traje a rallas del campo de concentración y menos poder defendemos y mucho menos usar la fuerza, somos 15 millones queremos un espacio ínfimo del planeta que históricamente nos corresponde y tendrán que matar seis millones de hermanos más para que la lastima nos de paz”.

Pero qué se puede esperar cuando gran parte de la sociedad piensa con firmeza que los árabes quieren transformar el continente europeo en Eurabia, e incluso que en España desean recuperar Al Ándalus. Parte de estas reflexiones se apoyan en el sionismo, movimiento que lleva inculcándose desde el siglo XIX y que busca recuperar la Tierra Prometida.

Entonces si desde años, si desde la infancia, solo escuchas y estudias que esa tierra te pertenece, que los pueblos vecinos quieren acabar con el estado judío y reconquistar sus antiguas naciones, la primera reacción de un humano es la preventiva. Y esto es lo que a día de hoy vemos y escuchamos.

Noam Chomsky e Ilan Pappe lo describen muy bien en el libro “Gaza en crisis”: “Los mecanismos negacionistas israelíes son muy efectivos, pues funcionan como una exhaustiva herramienta de adoctrinamiento que abarca la existencia completa del ciudadano, de la cuna a la tumba. Esta herramienta garantiza al Estado que sus ciudadanos no se sentirán confusos ante los datos y la realidad o, al menos, que no tendrán problemas morales.”

El gobierno israelí ha conseguido mantener a su pueblo unido y confiado en las medidas territoriales que se toman en el país. Ha creado una consciencia única e imbatible, donde los hechos diferentes a la “establecida” no tienen lugar, véase lo sucedido con Ilan Pappe, profesor de historia israelí, quien fue expulsado del país por promulgar ideas equívocas.

Pero Pappe logró difundir sus pensamientos y reflexiones por otras vías. En una conferencia en Stuttgart, Alemania, explica: todos los acuerdos de Oslo por la paz no funcionaron y nunca lo habrían hecho, ya que lo que realmente sucede es el colonialismo sionista que no parará hasta conseguir un estado más fuerte y vacío de árabes. La única solución posible es la construcción de un único estado secular que garantice la convivencia entre todas las religiones, pero antes habrá que desprogramar a muchos civiles de la población israelí.

Esta afirmación confirma una vez más la teoría sionista, es decir, si la sociedad israelí, o al menos parte de ella, no conoce otra historia que la programada por el gobierno, supone que su postura seguirá siendo la misma, y que ante un posible ataque, es mejor la prevención. Probablemente en este siglo no se recurra a un nakba tan fuerte como se hizo en los años cuarenta porque la sociedad internacional no lo permitiría. Pero sí que existe un cerco que reduce el territorio palestino al mínimo y los israelíes apoyan esas decisiones.

Entonces para proponer una solución a esta complicada situación habría que empezar por recontar la historia y ofrecer más perspectivas al pueblo israelí, para que tomen conciencia de todas las realidades, no solo la suya. Solo en ese momento podría hablarse de una incipiente paz, y empezar a negociar una convivencia entre ambos pueblos, que se asemejan mucho más de los que ellos piensan.

Sin embargo, mientras que el gobierno fije sus pautas y el pueblo no las revoque, el conflicto entre Israel y Palestina no tendrá caducidad. Solo a través de la información y la concienciación de las personas sobre esta situación logrará poner punto y final a una guerra que ha dejado un número incontable de víctimas y secuelas que perdurarán a lo largo de muchos años.

martes, 15 de julio de 2014

LA FRANJA DE GAZA Y UN PLANIFICADO GENOCIDIO

Juan Guahán, Question - http://www.surysur.net/2014/07/la-franja-de-gaza-y-un-planificado-genocidio/ 


Palestina es hoy un territorio discontinuo. Por un lado Cisjordania, un territorio despedazado por ilegales asentamientos israelíes, rodeado por muros y ocupado militarmente por tropas de ese mismo país. Por otro lado la Franja de Gaza, un pedazo de tierra de 45 por 15 km. Allí habita más de un millón y medio de palestinos. Viven cercados. Tienen 11 km. de frontera con Egipto, pero está cerrada. Los 40 km. de la costa que dan al Mediterráneo son patrullados por israelíes, los pescadores artesanales no pueden ir a más de 3 km. de la costa. A eso hay que agregarle los obvios controles en los 51 km. de la frontera con Israel. La mayor parte de sus habitantes viven en la mayor pobreza. Prácticamente la mitad de la población vive de la ayuda de las Naciones Unidas, en 8 campamentos de esa entidad.
Es tierra habitada desde hace siglos por árabes palestinos, con el tiempo sometidos al dominio británico. En 1947 al crear las Naciones Unidas el Estado de Israel, esa tierra formó parte del territorio asignado a Palestina. Al año siguiente fue ocupada militarmente por Egipto. Luego de la guerra árabe-israelí de 1967 fue conquistada por Israel, siendo progresivamente expulsada su población originaria. En 1994 al firmarse los acuerdos de Paz de Oslo el 80% de su territorio fue reintegrado a Palestina, quedando como un gigantesco campo de refugiados provenientes de otros sitios de Palestina y cercados, desde hace varios años, del modo indicado.
Desde hace un par de semanas el territorio de la Franja de Gaza es cotidianamente atacado por un promedio de 300 misiles diarios. Hace unos pocos días atrás y mientras observaban, en un bar, el partido Holanda-Argentina, un misil dio de lleno en dicho negocio. Los parroquianos muertos fueron 9. Esta es una historia diaria. Hoy la Franja de Gaza carece de agua potable, electricidad y el combustible es muy escaso. Los hospitales cargados de heridos pero faltos de todo. Su población cercada, ni siquiera puede pensar en huir. Sin refugios, ni escudos antimisiles tiene su destino atado a la suerte de su tierra y ésta a la identidad de su pueblo. Los palestinos responden con lo que tienen a mano. Sus cohetes pocas veces lograr sortear las defensas antimisilísticas de Israel.
Al tratar de indagar acerca del porqué? Siempre aparece la misma pregunta: ¿Quién empezó? La agresión israelí actual es presentada como la respuesta a tres jóvenes israelíes asesinados. El origen de este hecho es incierto, las fuerzas de la resistencia palestina suelen firmar sus acciones, nunca lo hicieron respecto a este crimen. Esa fue la mecha que encendió la hoguera actual. No son pocos los que piensan que se trató de una provocación destinada a poner a la defensiva a los palestinos y conquistar nuevos pedazos de territorio.
Retomando la pregunta por ¿quién empezó? No se puede olvidar la historia de un Estado de Israel construido sobre la base de la ocupación, colonización, limpieza étnica y castigo colectivo. Al problema inicial (1947) donde perdieron gran parte de su territorio para dar lugar al Estado de Israel hay que agregarle que durante estos 66 años les siguen arrebatando tierras y obligándolos al abandono de las propias. Actualmente el 60% de los 10 millones de palestinos viven refugiados en otros países. ¿Se le puede pedir a un pueblo que no responda, que acepte pasivamente ser expulsado de su casa, de su tierra, de su historia y de su identidad? Gran parte del mundo, los poderosos de la tierra, parece pensar que sí. Sin embargo, en la respuesta a este interrogante podremos encontrar explicaciones a lo que acontece en la Franja de Gaza. También allí se podrán hallar las razones para poner fin a este planificado genocidio. 

En el libro de la historia, donde nada se pierde, quedarán registradas las responsabilidades de quienes han impuesto algunos “principios”, basados en el poder mundial del dinero, que explican que muchos miren para otro lado.

viernes, 11 de julio de 2014

Los especuladores de la economía de rapiña y su insensible justicia

W. Abraham Pérez A * - http://www.la-epoca.com.bo/index.php?opt=front&mod=detalle&id=3690 

Los denominados “fondos buitre” resultan ser producto de “inversiones especulativas” que aprovechando las crisis de deuda de países no desarrollados, recompran títulos de sus deudas a precios muy reducidos, con el objetivo es obligarles, por la vía judicial, al reembolso a un alto precio, es decir, el monto inicial de las deudas, más los intereses, sanciones además de diversas costas judiciales. Las ganancias que estos fondos acumulan son descomunales. Ejemplo de estas operaciones es como las empresas especuladoras NML y Aurelius recompraron en 2008 bonos de deuda pública argentina cuyo valor nominal era de 222 millones de dólares. Mientras que estas empresas compraron la deuda en apenas 48 millones de dólares para adquirir dichos títulos, ahora reclaman que la Argentina pague de 222 millones de dólares más los intereses de demora y demás gastos judiciales. En total, el Estado argentino tendría que pagar 1.330 millones de dólares a NML y a Aurelius, según decisión de los juzgados de Nueva York confirmada por la Corte Suprema. Habiendo “invertido” 48 millones ganarían 1.282 millones en 6 años, una ganancia de 213,7 millones por año.

Por los datos anteriores, una locura para quien se considera cuerdo en estos tiempos, resulta que es normal y justa para los defensores del “orden civilizatorio” vigente y dominante de nuestros tiempos. Los apologistas del sistema capitalista y su desorden especulativo, salvaje y destructor, permanentemente defienden, estos acontecimientos como producto de la “brillante institucionalidad” lograda por las sociedades desarrolladas. Lo más indignante es que, en la propia sociedad argentina existe un pensamiento de derecha que justifica y pide que se “honre” esa deuda.

Las opiniones de que el mundo del Siglo XXI es un lugar mejor al de tiempos antiguos, podría ser una afirmación totalmente errónea y producto del optimismo ilusionista de los que afirman dicha hipótesis. Ilusionismo basado en las comodidades que permite la producción y oferta de productos suntuosos a los cuales acceden un porcentaje extremadamente minoritario del conjunto de las sociedades que ocupan el planeta.

Muchos estudiosos de la situación actual nos están dando pautas que el mundo del presente Siglo XXI sigue siendo desventurado para la mayoría de sus pobladores. Sin embargo, la gran mayoría de los ilustrados de clase media, entre ellos mis colegas los economistas, todavía creen en la institucionalidad del mundo moderno, en su democracia y su justicia, les parece totalmente natural todo el cúmulo de atrocidades que acontecen en el marco del “orden establecido”. Ven con agrado y simpatía la dominada justicia de los países desarrollados, jueces dominados y serviles al capital improductivo, les parece normal las actividades de carroña que practican los especuladores financieros.

En los Estados Unidos, se practicaron y se practican las atrocidades más flagrantes e impunes que el ser humano y la naturaleza conocieron. Durante los Siglos XVII, XVIII y XIX se separó sistemáticamente de sus tierras a los pueblos originarios, en ocasiones por la fuerza del exterminio y en otras con engaños de su corrupta justicia. Una vez instalada su economía de carroña se lanzaron a apropiarse del resto del planeta, con toda la fuerza de su “institucionalidad”, a la que admiran los ingenuos economistas de la modernidad neoliberal de nuestros tiempos.

Hoy ocurre que cuando vemos la hipócrita prevalencia de la ley que, en apariencia, respetan los derechos de propiedad de especuladores, parece una acción normal, una confirmación de la acción del mercado, mano invisible divina y natural. A pesar de que los economistas y los demás sabemos que en los mercados se engaña a la gente y se explota a los trabajadores, se especula y se obtiene ganancias de no trabajar nada.

Los intercambios que ocurren en la realidad no se limitan a intercambios de viene necesarios para la subsistencia del ser humano, como lo explican los manuales de economía. También sucede que existen algunos grupos superados en astucia que usan nuevas formas de apropiarse del esfuerzo presente y futuro de los pueblos empobrecidos y de sus grupos más explotados.

El debate permanente y abierto ha logrado que la solidaridad de los países del sur, Latinoamérica y el G-77 apoye el no pago de la deuda inmoral. Sin embargo no se trata de reacciones de coyuntura, hay que actuar en la construcción de una arquitectura financiera y económica de alternativa.


* Docente Investigador Titular de la UMSA, economista subversivo, miembro de la “Red Boliviana de Economía Crítica”.