Agustín Sur - http://la5tapatanet.blogspot.com.ar/2012/10/empresarios-militantes-del-horror_21.html
Según los obispos católicos latinoamericanos (y curas del tercer mundo) reunidos en Puebla, México, en 1979, el capitalismo "es una doctrina condenable porque consiste en la exaltación incondicionada del orden y de la seguridad como valores absolutos (…) sin cambios, incluso con resistencia al cambio. El orden y la seguridad incambiados de una sociedad plagada por la injusticia, las desigualdades, las discriminaciones, los privilegios, la violación sistemática de los derechos fundamentales de las personas; la opresión, el analfabetismo y la desculturización. Una sociedad con todas sus carencias, pero que al mismo tiempo sobrevalora el tener sobre el ser de las personas, a las que se empuja para que encuentren su identidad en la adquisición de bienes que no pueden comprar. Una sociedad dominada por la angustia tantálica de masas acuciadas y a la vez frustradas por el ilimitado espejismo consumista".
Las políticas de la dictadura genocida, un orden y una seguridad que solamente alteró la cuantificación de las injusticias y las desigualdades y necesitó de la represión para estratificarse. Pero esta ideología no es estrictamente militar. Se ha dirigido a la formulación y a la estructuración de un estado jerárquico, autocrático, autoritario que ha utilizado el terror, la represión, para garantizar la realización de sus objetivos. Considera a los seres humanos como meros objetos alienados de la propia realidad, partícipes de un juego en el que los únicos que conocen el destino final son quienes se consideran informados por esta ideología.
Es entonces que se comprueba, como factores primeros de una historia de represión y muerte, como lo fue la Argentina de los ‘70, a los sectores civiles, el del poder real, como lo son los que ostentaban - y ostentan - el poder económico y financiero.
En Mendoza, gran parte del estamento empresarial estuvo a tono de sus pares del resto del país en cuanto a su complicidad y participación concreta en el terrorismo de estado. Los agrupados en la Unión Comercial e Industrial de Mendoza, aprobaron, apenas producido el golpe, un mensaje de la entidad haciendo público su apoyo y exhortaba a sus afiliados y a todo el empresariado mendocino en general a "cumplir fielmente las disposiciones impartidas en los comunicados dados a conocer por la junta de comandantes de las fuerzas armadas, que han asumido todo los poderes de la nación. En cumplimiento de sus funciones específicas es un deber ir acompañando de auténtico sentido y carácter patriótico, afirmando nuestra fe en el gobierno argentino, procediendo con real vocación de servicio..."
Estas apoyaturas a la dictadura dejaron su saldo de excluidos, torturados, asesinados, desaparecidos, exiliados. En las grandes empresas se confeccionaron "listas negras" y los nominados fueron despedidos, amenazados, y si eran cuadros gremiales, dirigentes de base, "marcados" y denunciados por "subversivos", convirtiéndolos en víctimas, tan solo por representar la lucha de las reivindicaciones legítimas de sus representados, los trabajadores. En el sector público las exclusiones - víctimas de todo nivel - se ensañaron especialmente en la docencia. En la empresa estatal Giol, las medidas fueron drásticas y en octubre del ‘76 fueron encontrados asesinados los dirigentes obreros de SOEVA (Sindicato de Obreros y Empladaos Vitivinícolas) Antonio García y Héctor Brizuela, que pertenecían al plantel de obreros de dicha empresa. Empleados y obreros de un frigorífico que se declararon en huelga fueron detenidos de inmediato en Pescarmona (hoy Industrias Metalúrgicas Pescarmona SA –IMPSA). En las fábricas de portland Minetti y Corcemar, las persecuciones y despidos estuvieron a tono con la intensidad de la represión de los primeros momentos. Hubo empresarios que solventaron financieramente a los llamados "grupos de tareas" o paramilitares. Algunas víctimas aventuraban que los hornos de las cementeras se habrían utilizado como crematorios de cadáveres de personas que aún hoy están desaparecidas. Esos empresarios financiaban medios de movilidad, armamentos y municiones, viáticos y centros de entrenamiento. Uno de estos campamentos fue visualizado en una zona cercana a la ciudad de General Alvear, mencionando algunos vecinos el nombre de un conocido médico de la zona, de apellido Bruni, como uno de los principales líderes de esos paramilitares. Y claro, este siguió siendo, en su vida pública, una honrada persona. En la fábrica Modenfold, trabajaban los ciudadanos chilenos Juan Humberto Hernández Zaspe y Manuel Jesús Amaya Martínez, que fueron secuestrados y siguen aún desparecidos. Estaban en la "lista negra" de la empresa.
El terrorismo de estado fue la herramienta básica para que el poder económico-financiero de la Argentina fuera parte de la estrategia del imperialismo yanqui de imponer universalmente (la globalización) el neoliberalismo. Mascarones procesistas de esa entrega, como expresiones máximas, fueron Domingo Cavallo y Martínez de Hoz con otras apoyaturas no menos fundamentales, como lo fue el político, en la figura de Carlos Menem. Analizados a fondo sus costados ideológicos, son también una alta expresión de la traición a la patria, una figura que también cabe a los sectores militares de la dictadura, la que, lamentablemente, no ha sido encuadrada como categoría de crimen de lesa humanidad.



En los peores momentos de su cáncer ha leído a Fritjof Capra (un físico de la Universidad de Viena que estudia la interrelación de la física con el misticismo oriental), pero a Hugo Chávez lo que le gusta leer es historia. Dicen los que le conocen que es una de esas personas que se llevan prestados libros de las casas de sus amigos y nunca los devuelven. Su curiosidad por la historia le viene de pequeño, de cuando se sentaba en la primera fila de la escuela de su pueblo presidida por dos retratos: el del general Zamora, alias cara de cuchillo y el de Simón Bolívar. 
El país soporta una dictadura, las libertades individuales están siendo avasalladas, se obliga a callar a quienes piensan distinto, la vida privada de las personas ha sido invadida por el Estado y el régimen político vigente se parece cada vez más a una monarquía absoluta. Es increíble que todo esto tenga alguna verosimilitud para alguien. Pero si se presta atención al discurso que a diario construye la prensa de negocios y que reprodujeron algunos enojados que hace unos días batieron cacerolas, habría dos países: uno real, en el que se reprime y se confisca la propiedad privada, y otro, de mentiras, en el que vive una inmensa mayoría de incautos, víctimas del engaño y la manipulación, que han votado a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.



India es presentada como ejemplo de una estrategia alternativa de desarrollo donde el crecimiento económico en las primeras etapas está conducido por el sector de servicios antes que impulsado por la actividad manufacturera. La prensa internacional ha destacado el ejemplar desempeño económico, proyectando al país como una de las economías de mercado emergentes que se apoderarán de la economía mundial. Como es esperable en un proceso de desarrollo, el peso del sector agrícola en el PIB disminuyó a lo largo del tiempo. Sin embargo, el sector industrial no ha evidenciado un alza significativa en su participación. Por el contrario, los servicios emergieron como el factor que más contribuyó al crecimiento económico de India, especialmente desde los años ’90. La evidencia sugiere que, entre 1993 y 2007, más del 60 por ciento del crecimiento del PIB indio estuvo impulsado por el sector servicios. El creciente peso de esas actividades es parcialmente el resultado de un aumento meteórico de la exportación de servicios, fundamentalmente software y la tercerización de servicios de información y servicio técnico. Este desempeño estuvo directamente asociado con el proceso de relocalización productiva en el mundo desarrollado y la capacidad de India para suministrar trabajadores de habla inglesa a salarios relativamente bajos. La balanza comercial y la cuenta corriente india muestran déficit persistentes y depende de las divisas provenientes de las exportaciones de servicios, las remesas y el ingreso de capitales financieros para sostener esa situación. 
Hace tres días, el gobierno de facto de Federico Franco, a quien el pueblo democrático paraguayo no reconoce como presidente, firmó un decreto que habilita la liberación de semillas transgénicas para su entrada y siembra dentro del territorio paraguayo. Con este hecho se percibe claramente las razones del golpe de Estado Parlamentario, perpetrado el 22 de junio pasado, contra el Gobierno de Fernando Lugo, quien durante su gestión ha tenido políticas ambientales que había cuestionado y congelado la habilitación de semillas transgénicas, por su peligrosidad para la salud y para el ambiente.