miércoles, 26 de mayo de 2010

Tecnología y democratización de medios

Por Frida Modak - http://alainet.org/active/38399

La cercanía del campeonato mundial de fútbol, ha puesto de manifiesto la carrera tecnológica a que se ven enfrentadas las empresas televisivas para ofrecer transmisiones de mayor calidad. Pero los avances tecnológicos son un aspecto de los cambios que se requieren en los medios y no sólo en los audiovisuales.

El tema está presente en prácticamente todos los países de América Latina, porque lo que empezó con las transmisiones de las cadenas televisivas extranjeras y se consideró un logro que nos ponía en comunicación con el resto del mundo, se ha extendido a los periódicos y las radioemisoras.

Esto no sólo está referido a empresas estadounidense. Los grupos Planeta y Prisa, españoles, también están adquiriendo radios y diarios y en ocasiones eso les permite acceder a canales de televisión. Al comprar el periódico El Tiempo, Planeta adquirió también TV Colombia, el tercer canal privado de ese país, cuya señal llega a Centroamérica y el Caribe y también a la costa Este de Estados Unidos.

Por su parte, el grupo Prisa adquirió, entre otras, las seis estaciones de radio con mayor sintonía en Chile, lo que teóricamente le da influencia sobre el sesenta por ciento de la audiencia del país. Los radiodifusores chilenos protestaron, pero más bien porque la legislación española impide que ellos puedan comprar radios en España.

Cambios en las leyes

En esta situación que se da en nuestra región, se están haciendo cambios en la legislación, los que inciden en lo tecnológico. En Chile, por ejemplo, durante el gobierno de la presidenta Bachelet se planteó dictar una ley sobre televisión digital, pero aún no ha sido aprobada por el parlamento.

El actual gobierno de Sebastián Piñera se propone que este año quede aprobada la ley y que para el mundial de fútbol los canales televisivos, tanto el estatal como los privados transmitan en su señal digital porque tienen, desde antes, autorización para una señal de prueba que vence en octubre.

Pero esto no democratiza la televisión chilena, porque en el 60 por ciento de los hogares sólo se accede a las transmisiones de televisión abierta. El ministro de telecomunicaciones dio a conocer un plan para que en un máximo de ocho años se haya realizado la transición al sistema digital.

Sostuvo también que “No vemos ninguna razón política o técnica para seguir privando a los más pobres de acceder a un adelanto tecnológico que ya existe” y agregó”. Hoy es tiempo de partir con la televisión digital abierta y gratuita, sin detenernos hasta que este beneficio está disponible en cada hogar de Chile”.

La intención vale, dice el refrán, pero para recibir en buena forma la televisión digital hay que tener un televisor adecuado o en su defecto comprar un decodificador. En Chile valen cuarenta mil pesos, que equivalen más menos a 80 dólares y los sectores de menores ingresos que, no pueden comprarse otro televisor, tampoco pueden adquirir el decodificador.

De una u otra manera llegamos al fondo del asunto que es la democratización de los medios, lo que no sólo se refiere a los contenidos, porque también incide en la realidad económica de los sectores mayoritarios de cada país.

Argentina

La ley de medios más completa que se ha dictado en América Latina es la que se aprobó por amplia mayoría el año pasado en el parlamento argentino y que no ha podido ser aplicada debido a los recursos presentados ante los tribunales por distintos opositores a la misma.

Al iniciar estas líneas la Corte Suprema de ese país había declarado admisible el recurso extraordinario presentado por el Poder Ejecutivo para que se aplique la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y giró el caso a Procurador General para que emita un dictamen y entonces la Corte resolverá. Se calcula un plazo de diez días.

Ahora bien, la ley lo que hace es abrir los medios audiovisuales, radio y televisión, permitiendo que tanto las empresas del ramo como los gobiernos provinciales y municipales, así como las cooperativas, las universidades, las organizaciones sin fines de lucro y los pueblos originarios puedan acceder a una licencia para operarlos.

Al mismo tiempo, se ponen limites a la concentración de licencias, fijando topes a la cantidad de ellas que puede tener un mismo concesionario, rebajándolas de las 24 actuales a 10.Se determina también que ningún operador podrá dar servicio a más del 35 por ciento del total de la población del país o de los suscriptores. Las concesiones serán por 10 años, prorrogables por otros 10 y no se podrá renovar una tercera vez.

La ley tiene otros aspectos interesantes que atañen al uso del lenguaje de señas y de audio descripción para personas con discapacidades diversas. Se contempla además el abono social en el caso de que en un lugar haya un solo prestador de servicio, a objeto de que todos los habitantes del sector tengan acceso a la radiodifusión o a la televisión.

En fin, se trata de una ley que modifica a fondo la legislación vigente, que es la dictada en 1982 por la última dictadura militar. El texto aprobado favorece al prestador de servicios nacional, limita la participación del capital extranjero en los medios y crea órganos colegiados para la aplicación, interpretación y cumplimiento de esta ley.

Y como el mundial de fútbol no podía estar ajeno a la discusión de estos días, trascendió que el gobierno de la presidenta Cristina Fernández distribuirá 1.2 millones de decodificadores en forma gratuita para que los sectores de bajos recursos también puedan ver el campeonato a través de la señal digital que emitirá Canal 7, que es el canal estatal.

Los beneficiados serán los que no reciben señal por cable ni por satélite y que sólo ven cuatro señales. Y esto tiene muy contento a Maradona, quien mientras se debatía el proyecto dijo: “Me hace muy feliz que todos los argentinos por igual, desde cualquier rincón del país puedan ver y disfrutar del fútbol, que tantas alegrías nos brinda”.

- Frida Modak, periodista, fue Secretaria de Prensa del Presidente Salvador Allende.

martes, 25 de mayo de 2010

Miro a quien me mira

Por Frei Betto  - http://laventana.casa.cult.cu/modules.php?name=News&file=article&sid=5518

Imagine una cárcel redonda como el estadio de Maracaná. Hay varios niveles de celdas. Ninguna tiene puerta, de modo que un único carcelero, situado en el centro de la construcción circular, controla él solo el movimiento de cientos de prisioneros. Éste es el modelo panóptico de Bentham, descrito por Michel Foucault en Vigilar y castigar. Muchas cárceles lo adoptaron. Tuve oportunidad de visitar una de ellas, en la isla de la Juventud, en Cuba, construida antes de la Revolución y ahora desactivada.

Vivimos en una sociedad panóptica. En cualquier sitio en que nos encontremos un ojo nos ve. Somos vistos; casi nunca vemos a quien nos ve. No me refiero solo a las cámaras discretas u ocultas en calles y plazas, ascensores y mercados. El ojo más poderoso es la televisión, exactamente ese aparato al que dejamos decidir cuándo y qué veremos.

Encendemos la TV motivados por su ojo invisible; él suscita en nosotros esa actitud. Antes de que el canal lance al aire un espacio publicitario o un programa se han realizado varias encuestas para asegurar al anunciante o patrocinador el éxito de audiencia. Se conoce la mirada ajena a través de exhaustivas encuestas de opinión.

Eso influye en la (des)igualdad del arte. Ahora el artista no crea a partir de su subjetividad e imaginación. Más bien procura satisfacer la mirada del público. Él se mira por el ojo del consumidor de su obra. Su fuente de inspiración no reside en la osadía de quebrar y sobrepasar el lenguaje estético que le precede, de expresar los ángeles y demonios que le pueblan el alma, sino en la voluntad de agradar al público, de crear un mercado de consumo para su obra, aunque sea a costa de banalizar su propio talento. El ojo prometedor del mercado configura su mirada en el acto creativo.

Todo ese proceso fue expresivamente tratado en obras como 1984, de George Orwell (1949), y Fahrenheit 451, de Ray Bradbury (1953), filmada en 1966 por François Truffaut. El fenómeno actual más expresivo es el Big Brother, que promueve el arrebañamiento de los telespectadores, que los hace a todos sentirse hermanos, igualados por la imbecilidad mirona de observar el ritual caníbal que sucede en el interior de la casa.

Inducidos por ese sentimiento ego-gregario, perdemos la singularidad. El ojo del Gran Hermano nos mira perentoriamente y nos exige un comportamiento de rebaño humano.

Antes había una economía de bienes materiales institucionalmente separada de una economía de bienes espirituales. De estos últimos cuidaban los sacerdotes y pastores, intelectuales y profesores, artistas y escritores.

Ahora la industria del entretenimiento se encarga de la producción de bienes espirituales, integrándonos en la familia televisual. La transformación (avatar) nos llega por la ventana electrónica. Los nuevos bienes espirituales ya no imprimen sentido altruista a nuestras vidas, pero sí motivaciones ególatras de acceso al mercado de productos superfluos: fama, belleza y riqueza. Somos impelidos a consumir, no a reflexionar. Cada vez más acríticos, nos volvemos ventrílocuos manipulados por la ideología mediática que repudia la solidaridad y exalta la competitividad.

En La dulce vida, película de Fellini, la última escena muestra el final de una noche bohemia de gente de la alta burguesía. Caminan todos atropelladamente por un bosque en dirección al mar. Al llegar a la playa, la ebria alegría se encuentra con el inmenso ojo inerte de un monstruo marino (una inmensa medusa) que los pescadores arrastran hacia la arena. El ojo mira a aquella gente y causa angustia y miedo, como si la despertase de su falsa alegría y la interpelase en el fondo del alma.

Este es el ojo crítico al que tanto tememos. Y cuando él emerge, los oráculos del sistema neoliberal tratan de cegarlo y ahogarlo. Él amenaza porque funciona como espejo en el que nuestra mirada se refleja y mira la mediocridad en la que estamos inmersos, movidos cual rebaño por el Gran Hermano: el entretenimiento televisivo creado como estímulo al consumismo.

lunes, 24 de mayo de 2010

Es la hora de los pueblos

Por Germán Gonaldi -http://www.prensamercosur.com.ar/apm/nota_completa.php?idnota=4683

Cuando recordamos fechas y momentos que son parte de nuestra historia como país no siempre tomamos nuestra historia anterior a la conformación como nación, olvidando que comunidades con culturas e idiomas diferentes habitaban estas tierras mucho antes que llegaran los barcos a las costas rioplatenses que las tropas realistas bajaran desde el Alto Perú por el camino del Tucumán o navegaran las naves por los ríos del litoral.

Hipócrita y parcial es el festejo si no reconocemos a los indígenas como parte fundamental de la historia que no nos contaron. Ellos fueron los más padecieron en estos dos siglos de vida de la Argentina y de América, desde las enfermedades que diezmaron la población en los primeros años de la conquista hasta el saqueo de sus tierras y sus recursos naturales.

En Argentina, en está Argentina del siglo XXI, al 56 por ciento de la población le corre sangre indígena por sus venas, es decir que más de la mitad de la población tiene algún antepasado que habitó por las pampas, pescó en sus arroyos o camino por sus montañas.

Es inútil reivindicar nombres de caciques, ni grandes guerreros que lucharon por su pueblo, los hay y muchos, lo que vale es reconocer la preexistencia de Diaguitas, Tehuelches, Mapuches, Koyas, Toba Qom, Comechingones, Guaraníes, Wichis, Matacos, Tonocoté, Pilaga, y otras etnias, la lucha colectiva silenciosa, invisibilizada por siglos y que recién ahora está siendo reconocida por la población y los poderes del Estado.

Reconocimiento que no pasa ya por hablar desde un lugar distante, tanto para rescatar románticamente un pasado indígena perfecto o para incivilizarlos y negarlos como ciudadanos. El mayor triunfo es hacer saber a todos que ellos están ahí, que además de derechos, los indígenas tienen una cultura que no es folclore, una lengua que no es dialecto, una forma de vida que no es la occidental, una religión que no es idolatría.

Pero es en la jurisprudencia donde el Estado argentino, como expresión de la sociedad, está en deuda: la reparación histórica y el reconocimiento de los derechos como Pueblos Originarios a la ya consagrada preexistencia escrita en la Constitución Nacional.

La marcha que el jueves convocó a miles de personas en Buenos Aires fue la manifestación más importante en la historia de las comunidades. Caminaron por las calles porteñas como nunca lo habían hecho, aparecieron donde nunca habían aparecido como organización intercultural.

La movilización partió desde distintos puntos del país se dividió en dos columnas que se concentraron en la Plaza de Mayo y en la zona de Retiro de la capital argentina.

Jacinto, de la comunidad guaraní perteneciente al Encuentro nacional de Organizaciones Territoriales de Pueblos Originarios describía a La Flecha, de FM Estación Sur de La Plata sus sensaciones: “estamos contentos por estar acá todos los hermanos y poder reunirnos con la presidenta, queremos la transformación del estado, la constitución, estado plurinacional, porque nosotros somos una realidad, somos mas de 30 pueblos que hablamos 18 lenguas y queremos el buen vivir para todos los pueblos originarios”.

En un documento en el que instan a “Celebrar el Pacto del Bicentenario entre los Pueblos originarios y el Estado: Una Política de Interculturalidad” se pide por la restitución de los territorios indígenas tradicionales, que se Implemente la Ley 26160, reglamentar el Libre Consentimiento Previo e Informado que reconozca a las Organizaciones indígenas como interlocutores para la participación y consulta según lo establece el Convenio 169 de la OIT y crear un ministerio Intercultural Indígena con plena participación de las organizaciones indígenas.

Además la consigna también es por temas muy actuales: la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que les permitiría restitución de la palabra pública a través de la instalación de radios AM, FM y Canales de televisión en los Territorios de las comunidades.

La hora de los pueblos es esta. En épocas del bicentenario, nada más justo que empezar a saldar la deuda que los argentinos tenemos con otros argentinos y concretar de verdad la cultura de la diversidad.

domingo, 23 de mayo de 2010

Comunicación y cultura: notas para un debate

José R. Vidal - http://alainet.org/active/38190&lang=es

Un asunto bien sabido, desde lo conceptual, aunque no siempre bien asumido en la práctica, es que la comunicación es uno de los espacios de disputa cultural más importantes entre el pensamiento hegemónico capitalista y las ideas liberadoras. Igualmente hay consenso en entender que el sistema de medios concentrados, globalizados, ubicuos y coherentemente dirigidos a intentar dar legitimidad al orden dominante constituye uno de los instrumentos principales con que cuenta la hegemonía capitalista.

Asumidas estas dos premisas, entonces quizás, en lugar de repetir las denuncias sobre el orden comunicacional dominante, denuncia justa pero insuficiente, deberíamos concentrarnos en analizar cómo fortalecer la comunicación que desafía al pensamiento hegemónico y que crea verdaderas alternativas de liberación.

Pudiéramos comenzar justamente por acercarnos a una visión común acerca de qué es una comunicación contra-hegemónica y para hacerlo podemos formular algunas preguntas, como por ejemplo: ¿es aquella que por los contenidos que trasmite se opone a los mensajes de los medios al servicio de la dominación? ¿O es aquella que recurre a recursos y formas institucionales que llamamos “alternativos” al sistema de medios masivos?

Es decir ¿es una cuestión sólo de contenidos y de medios? O por el contrario es un asunto que no se agota en los contenidos, ni depende mecánicamente de los medios que empleamos.

Será la comunicación realmente contra-hegemónica aquella que supere el modelo comunicativo que refuerza la dominación, es decir que renuncia a manipular, distorsionando aviesamente la información, recurriendo a recursos como el miedo, la exaltación de prejuicios, chovinismos o sectarismos, creando falsos símbolos, tratando a los seres humanos como objetos y no como sujetos con derecho a participar realmente en la determinación de sus vidas. Será realmente contra-hegemónica la comunicación que reivindique el valor de las historias y las culturas diversas pero interconectadas que cohabitan en este espacio y tiempo que nos acoge, que estimule el pensar, que forme la capacidad crítica para el discernimiento. No depende entonces sólo de discursos, ni de medios, es sobre todo de ética, de comprensión real del horizonte emancipador que preconizamos que no se puede reducir a quién ostenta el poder, sino sobre todo a cómo se socializa este, cómo se avanza en un proceso largo de eliminación de toda forma de dominación que va de lo estrechamente político a lo económico, lo social y lo cultural.

También resulta útil a nuestros empeños de generar otra comunicación superadora de la dominante si nos hacemos algunas preguntas sobre el proceso mismo de la comunicación: ¿somos las personas recipientes en los que se depositan mensajes o actores que participan en procesos de construcción de sentidos? ¿Dónde está el límite del poder de los medios al servicio de la dominación? La vieja percepción proveniente del pensamiento conservador burgués, pero asumida de diversos modos por una parte importante del pensamiento de izquierda de que la sociedad de masas genera pseudos individuos, personas ignorantes que necesitan ser “iluminadas”, otorga a los medios todo el poder e imagina a los seres humanos miembros de una manada domesticada y manipulada sin límites. Tal discurso aunque parezca de denuncia de la dominación, la refuerza, porque desmoviliza al desvalorizar la capacidad de las gentes de organizarse, pensar, y actuar con autonomía.

Entonces podemos preguntarnos acerca del papel y la responsabilidad en los procesos comunicativos de los movimientos sociales o políticos que se declaran emancipadores: ¿Es la responsabilidad de los movimientos y organizaciones sociales o políticas de izquierda llevarles la “cultura” a las masas, entendiendo por tal, algo que las masas no poseen y que es patrimonio de la producción intelectual? ¿Es su tarea comunicarse con las masas para trasmitirle las ideas que los movimientos poseen acerca de cómo trasformar sus vidas? O su responsabilidad radica en crear espacios, momentos, medios y vías para que todos y todas podamos aportar nuestras visiones, necesidades, propuestas, de tal forma que seamos realmente sujetos de la propia transformación de nuestras vidas y no meros objetos del trabajo político-ideológico de los esclarecidos miembros de la vanguardia.

Gestar procesos liberadores

Llegado a este punto debiéramos también reflexionar acerca de la relación entre comunicación y cultura. ¿Es la cultura el fruto espléndido del trabajo intelectual, el resultado del cultivo de la mente humana? o ¿la cultura es un resultado acumulativo (y en continua transformación) de la historia vivida y viviente de cada grupo, comunidad, pueblo o nación y a la vez, un factor constitutivo de esa historia, en una relación compleja, de múltiples vías y densas interconexiones? ¿Se agota la comunicación con la transmisión de los mensajes o su verdadera significación está en las múltiples construcciones de sentido que hacemos a partir de los mensajes que recibimos?

En realidad, lo que resaltamos en el debate es el hecho de que, desde los propios movimientos y organizaciones, en muchos sentidos, seguimos reproduciendo un modelo comunicativo propio de la dominación al creernos dueños de la verdad y no reconocer el carácter activo de los seres humanos en el proceso comunicativo, al desvalorizar los conocimientos, las experiencias, los sentimientos y valores de los demás, en particular de los sectores populares.

No logramos comprender e incorporar a nuestras prácticas que sólo con una verdadera participación que propicie y estimule el diálogo es que podemos estructurar procesos de comunicación que no se limiten a la reproducción de la dominación sino a gestar procesos genuinamente liberadores.

Por supuesto no hay modelos puros, ni cartillas o manuales que nos digan como comunicarnos en cada momento y contexto concreto, pero sí un camino que es el de asumir las esencias emancipadoras de la comunicación que propicia el diálogo, la participación, la emergencia de pensamiento crítico desde la reflexión sobre nuestras prácticas sin desconocer el valor del pensamiento teórico que nos ayuda a pensar nuestras propias realidades y mejorar de continuo nuestro hacer.

- José Ramón Vidal es psicólogo y comunicador cubano, del Centro Memorial Martin Luther King, Jr. de La Habana. El texto se apoya en los aportes y debates de la mesa sobre cultura y comunicación.

sábado, 22 de mayo de 2010

200 AÑOS DE INDEPENDENCIA DE NUESTRA AMÉRICA



por Luis Britto García - Fuente: www.abrebrecha.com
Más sabe Nuestra América por vieja, que por Nuestra. De doscientos años de miserias y de grandezas, nos queda por lo menos la experiencia de lo que nos ha funcionado, y de lo que no.
NO NOS FUNCIONÓ:
-Recibir a los invasores como Dioses.
-Rendirse al atropello: nuestros antepasados claudicantes fueron de todos modos aniquilados, vejados, esclavizados, aculturados.
-Resistir a la invasión imperial por separado, para posibilitar que nos sometieran pueblo tras pueblo, cultura tras cultura, región tras región.
-Prestarse a colaborar con el agresor: los indígenas totonacas y chichimecas que ayudaron a Cortés contra los aztecas, los guatemaltecos que auxiliaron a Pizarro contra los incas, los aruacos que apoyaron a Losada contra los caribes, todos los americanos que sirvieron de verdugos al Imperio contra otros americanos fueron luego esclavizados, oprimidos o exterminados.
-Prolongar nuestras rencillas internas incluso ante la presencia del enemigo: Huáscar contra Atahualpa, Moctezuma contra Cuautémoc fueron los más eficaces agentes de los conquistadores.
-Dejar durante siglos en manos de un imperio foráneo la administración de nuestro suelo y subsuelo, de nuestros recursos naturales, de nuestra economía, de nuestras finanzas, de nuestra política.
-Permitir que antes y después del atropello algunas de nuestras sociedades originarias igualitarias degeneraran en sistemas de castas, con privilegios económicos y políticos hereditarios.
-Inculcar en el pueblo la obediencia ciega, de manera que la rendición de las dirigencias equivaliera a la del pueblo, que dejar sin cabeza a las jefaturas fuera dejar a los gobernados sin ideas.
-Mimetizar la cultura opresora con la esperanza de ser reconocidos como iguales y la certidumbre de terminar ridiculizados como remedos o perdonados como pintorescos.
-Juzgarnos con el ras ero del enemigo, medirnos con la medida del opresor, valorarnos según la tabla de valores de los genocidas.
SÍ NOS FUNCIONÓ:
-Que después de trescientos años de una opresión que parecía eterna tomáramos en nuestras manos nuestro destino.
-Que defendiéramos con la fuerza el derecho a ser nosotros mismos que nos era negado con la violencia.
-Que comprendiéramos que la batalla contra el imperio era empresa continental, y que no podían mantenerse independientes parroquias, aldeas, republiquitas.
-Que en todos los proyectos independentistas, desde el Incanato de Miranda hasta el Congreso Anfictiónico de Bolívar, se contemplara la unión de Nuestra América en una inmensa confederación o bloque de talla hemisférica.
-Que los movimientos rebeldes se ayudaran solidariamente unos a otros desde el Río Grande hasta la Patagonia.
-Que utilizáramos contra el Imperio sus más avanzadas ar mas e ideas, así como la comunidad lingüística y cultural que nos impuso.
-Que convocáramos clases y castas oprimidas con un programa de igualación social y económica.
-Que prohibiéramos en las constituciones y leyes republicanas toda discriminación fundada en raza o supuesta herencia étnica.
-Que reserváramos a perpetuidad el subsuelo y el control de los recursos naturales en forma indivisible e inalienable para nuestras Repúblicas soberanas.
-Que confiscáramos sin indemnización ni contemplaciones la principal riqueza de la época, que era la territorial, para su redistribución de acuerdo con los servicios prestados a la causa revolucionaria.
-Que proclamáramos en forma irrestricta la soberana e inalienable potestad de darnos nuestras leyes, aplicarlas e interpretarlas con nuestros propios tribunales.
-Que Bolívar mismo rechazara la pretensión estadounidense de someter a árbitros o jueces extranjeros reclamaciones que afectaran nuestro interés público.
-Separar Estado e Iglesia y someter la una al otro mediante el Patronato.
NO NOS FUNCIONÓ:
-Sustituir una metrópoli por varias.
-Abandonar el principio independentista de integración y permitir que cinco virreinatos y cinco capitanías se desintegraran en un cuarto de centenar de países.
-Iniciar la vida independiente con una agobiadora deuda pública cuya negociación enriqueció a las dirigencias y sumió al pueblo en la más sórdida miseria.
-Arrancar nuestra existencia autónoma con Tratados de Libre Comercio que nos prohibían proteger nuestros productos, mientras que las metrópolis protegían los suyos.
-Limitar nuestras economías a la producción de media docena de mercancías de precaria demanda en el mercado externo, en lugar de fabricar dos centenares de indispensable necesidad en el interno.
-Intentar preservar la sociedad de castas, manteniendo la esclavitud, la servidumbre de los indígenas, la discriminación étnica y racial que a la postre causaron centenares de rebeliones armadas.
-Postergar o negar las reivindicaciones ofrecidas a las clases y grupos que con su sangre garantizaron la independencia y con su trabajo la economía.
-Dejar perderse los proyectos del Incanato y del Congreso Anfictiónico para aceptar la falsa integración tutelada por Estados Unidos del Panamericanismo.
-Prestar nuestros territorios para bases militares foráneas, alquilarles nuestros hombres como carne de cañón.
-Tolerar desunidos las insolentes intervenciones, invasiones y bloqueos de Inglaterra, Francia, Holanda, Alemania y Estados Unidos.
-Exonerar de impuestos a transnacionales y extranjeros mediante los Tratados contra la Doble Tributación, y elevar los tributos a los nacionales para hacerles pagar lo que los primeros no pagan.
SÍ NOS FUNCIONÓ:
-Atrevernos contra los imperios.
-Resistir las intervenciones en el campo cultural, económico y estratégico.
-Conquistar por la violencia las reivindicaciones sociales y económicas que nos son negadas con la fuerza bruta.
-Movilizar de nuevo a las clases oprimidas y cumplirles los programas de reivindicación social.
-Rechazar la integración tutelada por los imperios y culminar la iniciada por nosotros mismos.
-Rechazar la instalación de bases militares foráneas y denunciar, incomunicar, aislar o expulsar las ya instaladas.
-Reconquistar el control de nuestras riquezas naturales, así como el de las industrias relativas a su explotación.
-Pensar con nuestras ideas, nuestros valores, nuestras cabezas.
-Ser nosotros mismos en la América Nuestra.

viernes, 21 de mayo de 2010

Un mundo feliz

Por Wilson Tapia Villalobos.* - http://www.surysur.net/

La utopía la sembró Aldous Huxley, en 1932. Lo hizo con amarga ironía en su obra magistral, Un mundo feliz. En ella muestra una sociedad en continuo y universal disfrute. Las guerras y la pobreza han sido erradicadas. Y para que la felicidad resulte permanente, la sociedad tiene que ser manipulada, la libertad de elección y expresión restringidas. Se inhibe el ejercicio intelectual y la expresión emocional. Y todo el mundo toma soma, especie de elixir que lleva a un equilibrio que elimina tensiones, apetencias desmedidas, disconformidad.

En 1989, cuando aún no se asentaba el polvo levantado por la caída del muro de Berlín, Fancis Fukuyama escribió su ensayo El fin de la historia. Anunciaba el término de la lucha ideológica y la supremacía en el mundo, por los siglos de los siglos, de una democracia liberal. Ya había comenzado en Chile el experimento más marcado de neoliberalismo a nivel planetario. Y la globalización era inminente.

Hoy, esa postal puede verse en todo el planeta. Y los elementos que describía Aldous Huxley están en cada nación. Claro que en el caso de la realidad, los ciudadanos no han tenido necesidad de soma. Simplemente se los transformó en consumidores. Los medios de comunicación se encargan de la manipulación, la libertad de elección y expresión están restringidas. También se inhibe el ejercicio intelectual por medio de un pensamiento único y la expresión emocional es descartada como trasgresión valórica.

La diferencia con el mundo feliz de Huxley es que la pobreza no ha sido abolida, las guerras continúan y pese a la farandulización de la vida, la felicidad no abunda.

Además, en nuestro mundo feliz las notas discordantes las ponen las crisis. Hoy el drama se asentó en Grecia. Al comienzo Europa se inquietó. Luego, el pavor invadió las bolsas de todo el orbe. España, Portugal e Irlanda sufrieron escalofríos. Y la caballería vino al rescate. Los ministros de Hacienda de la Unión Europea, el Banco Central de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) finalmente lanzaron un salvavidas. Casi un billón de dólares (700.000 millones de euros) se destinaron a afirmar la economía griega.

Pero nada fue simple. Antes, el gobierno del socialista Giorgios Papandreou (hijo) se comprometió a rebajar el déficit fiscal, que en 2009 alcanzó a 13,6% del Producto Interno Bruto (PIB), a sólo el 3%. Y eso se hace sobre la base de retrasar la jubilación de la mujer, suprimir los retiros anticipados, rebajar en un 5% los sueldos de los empleados públicos, elevar el IVA a 21%, aumentar el impuesto a los combustibles, el alcohol y el tabaco. Todo en el marco de un reajuste severo y general del presupuesto fiscal, donde los más golpeados son los programas sociales.

Cuando el paquete de ayuda fue aprobado, en la primera semana de mayo, Europa respiró con alivio. Para Angela Merkel, la premier alemana, se trataba de una “prueba existencial”. Los mercados financieros habían comenzado a contagiar a otros integrantes de la eurozona con altas deudas. El Dow Jones, índice industrial de la Bolsa de Nueva York, llegó a caer mil puntos. Fue una consecuencia inesperada e incomprensible, hasta que el ministro de Finanzas de Suecia, Andreas Borg, puso las cosas en su lugar. Dijo que la conducta de los inversionistas especuladores asemejaba a la de “una manada de lobos”.

Hoy Borg y otros miembros de la UE abogan por tomar medidas que se enfoquen más sobre la economía que en el manejo de las finanzas fiscales. Y ello da una pista de lo que realmente está pasando.

Todas las medidas propuestas por el FMI, aceptadas por la UE y con agradecida obsecuencia por el gobierno socialista griego, no aportan ribetes novedosos. Éstos provienen de los sindicatos de la isla y de las organizaciones de trabajadores europeos. Los primeros se mantienen movilizados condenando las acciones gubernamentales. En definitiva, protestan por ser los que tendrán que pagar las consecuencias de maniobras para enriquecer a los de siempre.

La Confederación Europea de Sindicatos, por su parte, afirma que 19 millones de trabajadores viven bajo el umbral de la pobreza en los 27 países miembros de la UE y 80 millones se encuentran en riesgo de exclusión social. Abogan por la creación de puestos de trabajo no precario y por no recortar el gasto público.

Esta última exigencia recuerda que la gran lucha del FMI es terminar con el Estado de Bienestar. Esa entelequia que distinguía a algunas naciones europeas desarrolladas que daban al ser humano el trato de tal. Hoy, los parámetros son otros. Y es por eso que la pirámide de la riqueza se ha aguzado en la punta y ampliado en la base. Nunca el mundo ha sido más rico que hoy. Pero nunca la riqueza había estado más concentrada en pocas manos. Tal vez jamás un sistema había sido más inhumano a nivel global.

La novela de Huxley parece un sarcasmo frente a la realidad actual. Pero es posible que tal escenario permita que asomen soluciones nuevas. Soluciones que seguramente no estén hoy en la cabeza de Giorgios Papandreou, actual presidente de la Internacional Socialista. Pareciera que la socialdemocracia se encuentra más preocupada de encontrar una nueva imagen bajo la que cobijarse. Puede ser el progresismo. Combina mejor con la imagen de gerentes del neoliberalismo que la añeja izquierda. Pero, igual, no resuelve el problema. Los platos rotos siguen pagándolos los de siempre, trabajadores y pobres.

Mientras, entre ellos y los dueños de la riqueza el abismo se ensancha segundo a segundo.

* Periodista.

lunes, 17 de mayo de 2010

Sepa lo que es el capitalismo

Por Atilio A. Boron - http://www.surysur.net/?q=node/13640

El capitalismo tiene legiones de apologistas. Muchos lo hacen de buena fe, producto de su ignorancia y por el hecho de que, como decía Marx, el sistema es opaco y su naturaleza explotadora y predatoria no es evidente ante los ojos de mujeres y hombres. Otros lo defienden porque son sus grandes beneficiarios y amasan enormes fortunas gracias a sus injusticias e inequidades.

Hay además otros ("gurúes" financieros, "opinólogos", "periodistas especializados", académicos "bienpensantes" y los diversos exponentes del "pensamiento único") que conocen perfectamente bien los costos sociales que en términos de degradación humana y medioambiental impone el sistema. Pero están muy bien pagados para engañar a la gente y prosiguen incansablemente con su labor. Ellos saben muy bien, aprendieron muy bien, que la "batalla de ideas" a la cual nos ha convocado Fidel es absolutamente estratégica para la preservación del sistema, y no cejan en su empeño.

Para contrarrestar la proliferación de versiones idílicas acerca del capitalismo y de su capacidad para promover el bienestar general examinemos algunos datos obtenidos de documentos oficiales del sistema de Naciones Unidas. Esto es sumamente didáctico cuando se escucha, máxime en el contexto de la crisis actual, que la solución a los problemas del capitalismo se logra con más capitalismo; o que el G-20, el FMI, la Organización Mundial del Comercio y el Banco Mundial, arrepentidos de sus errores pasados, van a poder resolver los problemas que agobian a la humanidad.

Todas estas instituciones son incorregibles e irreformables, y cualquier esperanza de cambio no es nada más que una ilusión. Siguen proponiendo lo mismo, sólo que con un discurso diferente y una estrategia de "relaciones públicas" diseñada para ocultar sus verdaderas intenciones. Quien tenga dudas mire lo que están proponiendo para "solucionar" la crisis en Grecia: ¡las mismas recetas que aplicaron y siguen aplicando en América Latina y África desde los años ochenta!

A continuación, algunos datos (con sus respectivas fuentes) recientemente sistematizados por CROP, el Programa Internacional de Estudios Comparativos sobre la Pobreza radicado en la Universidad de Bergen, Noruega. CROP está haciendo un gran esfuerzo para, desde una perspectiva crítica, combatir el discurso oficial sobre la pobreza elaborado desde hace más de treinta años por el Banco Mundial y reproducido incansablemente por los grandes medios de comunicación, autoridades gubernamentales, académicos y "expertos" varios.

Población mundial: 6.800 millones, de los cuales

1.020 millones son desnutridos crónicos (FAO, 2009)
2.000 millones no tienen acceso a medicamentos (www.fic.nih.gov)
884 millones no tienen acceso a agua potable (OMS/UNICEF 2008)
924 millones “sin techo” o en viviendas precarias (UN Habitat 2003)
1.600 millones no tienen electricidad (UN Habitat, “Urban Energy”)
2.500 millones sin sistemas de dreanajes o cloacas (OMS/UNICEF 2008)
774 millones de adultos son analfabetos (www.uis.unesco.org)
18 millones de muertes por año debido a la pobreza, la mayoría de niños menores de 5 años. (OMS)

218 millones de niños, entre 5 y 17 años, trabajan a menudo en condiciones de esclavitud y en tareas peligrosas o humillantes como soldados, prostitutas, sirvientes, en la agricultura, la construcción o en la industria textil (OIT: La eliminación del trabajo infantil: un objetivo a nuestro alcance, 2006)
Entre 1988 y 2002, el 25% más pobre de la población mundial redujo su participación en el ingreso mundial desde el 1,16% al 0,92%, mientras que el opulento 10% más rico acrecentó sus fortunas pasando de disponer del 64,7 al 71,1% de la riqueza mundial . El enriquecimiento de unos pocos tiene como su reverso el empobrecimiento de muchos.
 
Sólo ese 6,4 % de aumento de la riqueza de los más ricos sería suficiente para duplicar los ingresos del 70% de la población mundial, salvando innumerables vidas y reduciendo las penurias y sufrimientos de los más pobres. Entiéndase bien: tal cosa se lograría si tan sólo se pudiera redistribuir el enriquecimiento adicional producido entre 1988 y 2002 del 10% más rico de la población mundial, dejando intactas sus exorbitantes fortunas. Pero ni siquiera algo tan elemental como esto es aceptable para las clases dominantes del capitalismo mundial.

Conclusión: si no se combate la pobreza (¡ni se hable de erradicarla bajo el capitalismo!) es porque el sistema obedece a una lógica implacable centrada en la obtención del lucro, lo que concentra la riqueza y aumenta incesantemente la pobreza y la desigualdad económico-social.

Después de cinco siglos de existencia esto es lo que el capitalismo tiene para ofrecer. ¿Qué esperamos para cambiar al sistema? Si la humanidad tiene futuro, será claramente socialista. Con el capitalismo, en cambio, no habrá futuro para nadie. Ni para los ricos ni para los pobres. La sentencia de Friedrich Engels, y también de Rosa Luxemburgo: "socialismo o barbarie", es hoy más actual y vigente que nunca. Ninguna sociedad sobrevive cuando su impulso vital reside en la búsqueda incesante del lucro, y su motor es la ganancia. Más temprano que tarde provoca la desintegración de la vida social, la destrucción del medio ambiente, la decadencia política y una crisis moral. Todavía estamos a tiempo, pero ya no queda demasiado.

sábado, 15 de mayo de 2010

De perseguidos, de mitos y de taxistas, y la rebelión “matona” de los huevecillos.

Por Orlando Barone  - http://www.revistadebate.com.ar//2009/02/06/1576.php


De Rodolfo Walsh a Nelson Castro, la evolución heroica y ética del periodismo argentino.

Por eso nuestra libérrima corporación no duda: los periodistas desplazados de los medios públicos o presuntamente del Gobierno padecen persecución y censura; los innumerables periodistas sin cartel, cachet ni cómplices, desplazados de medios privados,  lo son por causas laborales o por ajustes en la programación y nadie los defiende con el escándalo del Yo acuso, de Émile Zola. A Nelson Castro no le faltarán tribunas y la prensa libre no será acallada por ningún totalitarismo. Prueba de ello es cómo, por más perseguido que fuese el involucrado, zafó del cautiverio y pudo hablar en cadena por varios medios con más éxito aun que cuando había sido libre.

Al periodismo argentino le hace falta otorgar un premio de jerarquía. Premiar al periodista más opositor al Gobierno. A este Gobierno. Al más rotundamente opositor. El premiado, aparte de sus dones opositores, debería estar refrendado por el nivel de su hinchada. Plateas colmadas que lo aclamen, sea con milongas sureñas, con tango de salón o con cantos gregorianos. Va a ser un premio difícil de otorgar por lo disputado; hay tanta competencia y de tanta envergadura que el jurado debería ser muy sagaz para darse cuenta cuál de ellos es el ganador. ¿Cómo medir una diferencia de oposición cuantificable entre periodistas colmados de oposición? ¿A quién consagrar? ¿Al que publica más páginas en contra, más noticias opositoras en los informativos, más columnas de opinión destituyentes, o al que hace más anuncios opositores con más énfasis, o al que cada vez que se refiere al Gobierno se limpia la boca ostensiblemente como si de solo nombrarlo se ensuciara? La persona encargada de entregar ese premio -una rama de soja sin glifosato- debería ser más bien una estrella del espectáculo. Popular pero fina. Nacha Guevara, no. Está demasiado asociada a Evita y sería contraproducente. Para mí el gran premio al periodista opositor debería entregarlo Mirha Legrand, vestida con look gaucho.

Y prosigo. Está también nuestra evolución histórica: del 17 de Octubre del 45 al “caceroleo” de teflón de 2008. Una metáfora de cómo la tendencia de muchedumbres desarrapadas culmina en una actualidad casi musical y exclusiva. O como creo que dijo el diputado Héctor Recalde: “Los de la Mesa de Enlace no son el grito de Alcorta sino el del Paseo Alcorta”.  Pero la evolución social es aún más sorprendente, y lamento usar como ejemplo, otra vez, a un taxista. Sin que yo lo alentara, el tipo empieza la cantinela de que los políticos son todos una porquería. Y que al lado de su casa, en Ramos Mejía, vive un “puntero” que se compró ya tres colectivos. “Y no sabe ni leer ni escribir -dice-. Y el voto de él vale igual que el mío”. Me la daba servida y le dije: “No se preocupe: también el voto de Einstein  valdría igual que el suyo”. A partir de ahí, se dedicó a manejar exclusivamente. Y yo a escribir.

Hoy no parece ser mi mejor día. Porque lo mejor que me pasó no debería decirlo, fue lo que me dijo un amigo, admirado de la destreza con que se cometen tantos robos. Me dijo, como si fuera un aforista griego como Séneca: “La naturaleza reparte los dones: a unos les da el talento de ganar plata y a otros, de robársela”. Le faltó decir que hay casos como el del superestafador global Bernard Madoff, en quien los dos talentos van unidos. Decía que hoy no es mi día provechoso. Me asaltan ideas incorrectas, imperdonables, como desear que desaparezca el campo y, en su lugar, solamente se edifiquen ciudades. Y que todos los lácteos, cárnicos e hidratos que ingiero se produzcan en un laboratorio y sean totalmente antinaturales. Y que, finalmente, el gaucho recupere su verdadera identidad de estereotipo ficcional creado por la literatura y vuelva a ser quien zapatea el malambo y el del “che amigazo” desinteresado, seguramente también una leyenda.

Se me pasa por la cabeza, además, la idea de institucionalizar el premio al periodista más opositor de todos. Cuántos aspirantes en condiciones de obtenerlo que habría. Se consagraría al periodista más opositor entre todos los periodistas opositores juntos. Son cada día más y, a medida que se acerca la elección, se reproducen como una plantación de soja inyectada a full con transgénicos. Aunque, para aspirar a ese premio, habría un requisito insoslayable: debería tratarse de un periodista opositor al Gobierno pero que, a la vez, no fuese oficialista del campo ni de la Mesa Rural. Y que en sus diferentes soportes de trabajo no tuviera auspicios relacionados con los negocios agrícola-industriales. Requisito incumplible si los hay.

Es que es lindo oponerse. Fijate que hasta Julio Cobos oponiéndose, da atrevido e inteligente. Nunca lo hubiera soñado. Cuando era oficialista, para darnos cuenta de que había un vicepresidente, tenían que ponerlo en primera fila en el palco y señalarlo cada tanto para que el público lo reconociera. Me queda la duda de, si al ponerlo en la lista, la Presidenta sabía quién era o lo que importaba era que a Cobos nadie lo amaba ni lo odiaba y era como un candidato neutro. Como uno de esos pollos de criadero que no son machos ni hembras porque llegan hermafroditas y sin definirse al matadero. Ya no. Ahora en la contra, Cobos sugiere un misterioso poder indescifrable, como aquel del jardinero de Jerzy Kosinski. Los periodistas opositores al Gobierno, pero oficialistas de Cobos, lo entrevistan con la melosidad de quienes se sienten creadores y propietarios de un súbito challenger. El candidato feliz del partido mediático opositor. Una coalición de envergadura sustentada por la elite más “renombrada de la población”. Como temen que el challenger en la balanza no dé el peso de la categoría máxima, lo nutren y sobrealimentan con alabanzas a ver si logra pasar el pesaje. Pero les cuesta. Como le costaría a un carnicero conseguir que un trozo de carnaza pase por lomo. La oposición, en política, confiere el beneficio de que no tiene caja, no tiene tesorero; no tiene distribuidor financiero. No hace el mal ni el bien. Baila mientras el oficialismo lidia con la partitura, la orquesta, los instrumentos y con el público de la platea y del gallinero. Bizarramente, no fue del gallinero ni del corral, como parecía haber sido, desde donde le arrojaron huevos y bosta al diputado Agustín Rossi. Fue desde el pozo ciego. Por el contrario, adherir o consentir a un Gobierno no tiene gracia. Es como en el amor: ser oficialista es menos atractivo que ser adúltero.

Lo que no es nada atractivo es meter baza en la discusión nacional sobre lo proisraelí y contra israelí y lo contra Hamas y propalestino, etcétera. La Argentina en estos días ha sido propensa a tensiones sobreactuadas en uno y otro sentido. Hasta pensadores argentinos judíos se han visto objetados por otros pensadores igualmente argentinos judíos. Y otros no judíos argentinos menos pensadores han apelado a consignas impensables en ciudadanos cuerdos. Hay quienes dicen que hay casos donde, sin saberlo, se es portador sano de antisemitismo o antijudaísmo. Por eso solo en Debate uno puede permitirse lo que yo voy a permitirme ahora: incluir un sorprendente, provocador y temerario (y acaso agresivo) fragmento escrito por Javier Marías. Notable escritor, periodista y académico español, quien el domingo 1ª de febrero publica esto: “Israel una vez más ha hecho pagar, desoyendo el viejo mandato, a justos y pecadores, y además con plena conciencia, crueldad, exhaustividad y encarnizamiento. Ha sacado la pistola ante una bofetada y ha hecho uso de ella. Hoy por hoy es un Estado incivilizado, un venado, una mala bestia, un matón, un chulo...”. 

No me lavo las manos como Pilatos. Lo de Javier Marías me plantea el interrogante de por qué allá alguien muy considerado se atreve a decir públicamente algo tan brutal y políticamente incorrecto siendo que un tema, tan trágico desde cualquier posición, insta a emplear una hipérbole reduccionista. O a aplicar con cuidado dosis de hipocresía o anestesia. Pero la tarea de un intelectual como en el caso de este español famoso, no es la de un pastor de almas ni la de un aspirante al Premio Nobel de la Paz. Es la de lanzarse de corazón y cabeza a las entrañas del litigio. Sin ignorar que no será juzgado exclusivamente por la razón sino que aún más por el fanatismo.

La Unión Europea rescata el proyecto neoliberal

Por: Alejandro Nadal - http://www.jornada.unam.mx/2010/05/12/index.php?section=opinion&article=028a1eco

Hace tres semanas, la Unión Europea decidió «rescatar» a Grecia, que estaba ahogándose en el mar de la deuda. Se autorizó un paquete por 110 mil millones de euros (80 de la UE y el resto del Fondo Monetario Internacional) para enfrentar los vencimientos más urgentes de su deuda soberana. El precio para el pueblo griego será una recesión profunda y larga por haber caído en la trampa de una prosperidad que nunca existió.

Con tanto jaleo, el barco de la Unión Europea se ladeó y comenzó a hacer agua. Los tripulantes vieron el peligro del efecto cascada que podría arrastrar a Portugal y España. Los arrecifes no estaban lejos: el desplome del euro se había convertido en una posibilidad real. Había que tomar medidas para evitar el hundimiento.

El 9 de mayo los dieciséis países de la eurozona se comprometieron a proteger al euro con un paquete de más de 500 mil millones de euros (mmde). Junto con otros 220 mmde provenientes del FMI, el blindaje alcanza la portentosa suma de 720 mmde. Por supuesto, esto significa que la condicionalidad de los paquetes del Fondo será el precio a pagar para los países «rescatados».

Los medios bautizaron a la medida como un ejemplo del «shock y espanto» de la doctrina Powell al arrancar la triste guerra de Irak. La idea de esa doctrina era, recordarán los lectores, abrumar con un despliegue militar al enemigo para aniquilar rápidamente sus defensas y desmantelar sus centros de poder.

La metáfora es más que desafortunada. La guerra en Irak es un desastre, así que hay que preguntarse a quién está rescatando esta iniciativa. Para responder, hay que hacer un poco de historia.

El proyecto original de una Europa unida fue concebido como heredero del pacto social de la posguerra. Era el momento de la reconstrucción y la reconciliación, pero también el de la distribución mediante una política de ingresos que permitió una demanda agregada robusta. Ese era, a grandes trazos, el proyecto original de Jean Monnet para el Tratado de Roma de 1957.

Quince años más tarde, el derrumbe del sistema de Bretton Woods cambió las reglas de juego y al final, la Unión Europea alcanzó su plenitud en medio del frenesí neoliberal de los años noventa. Su creación más espectacular, la unión monetaria, nació al abrigo de la teología macroeconómica neoliberal cristalizada en el Tratado de Maastricht (1992): política monetaria obsesionada por la lucha contra la inflación, política fiscal comprometida con el dogma del presupuesto equilibrado y una política de contención salarial que llevaría a serios desequilibrios estructurales en toda Europa.

Aunque el esquema de Maastricht y del Pacto de estabilidad y crecimiento se descompuso antes de que estallara la crisis, los políticos y financieros jugaron a no darse cuenta. Y hoy que la crisis financiera y económica ha roto el paradigma de la economía neoliberal, los centros de poder político y financiero se resisten a abandonarlo.

Según Christine Lagarde, ministra de economía francesa, es sumamente útil tener al FMI participando en esta iniciativa de la UE debido a su «experiencia en aplicar programas de estabilización y ajuste». Para Lagarde, el análisis del Fondo en los casos de Lituania, Hungría y Grecia fueron «muy preciosos». Caray, qué bueno que a Sarkozy le da por reflexionar sobre las alternativas al capitalismo.

Al igual que la Reserva Federal, la Unión Europea sacó su maquinita de imprimir billetes. Ahora podrá comprar deuda soberana, pero la hipocresía del poder es ilimitada: esas operaciones sólo se llevarán a cabo en los mercados secundarios. Pero los países rescatados recibirán el trato que acostumbra otorgar el FMI. Ahora queda claro no sólo a quién van a «rescatar», sino también a quién van a destruir: esta maquinaria quiere desmantelar los últimos vestigios del proyecto original de la Europa solidaria y próspera en el espíritu del Tratado de Roma.

A dos años de haber explotado la crisis neoliberal no se ha prohibido ni una de las transacciones financieras que sirven para especular, incrementar riesgos e intensificar la volatilidad. En cambio, se inicia la última ofensiva en la guerra para desmantelar lo que queda de una etapa en la vida del capitalismo en la que la solidaridad social y una norma salarial que permitía hacer frente a la deficiencia de demanda agregada importaban un poco. ¡Arriba la flexibilidad laboral!

Hoy el pueblo griego se retuerce en un asador en el que los sueños de una generación morirán. Es la misma suerte de la generación que fue sacrificada en México desde 1982 para poder pagar una deuda interminable. Veinticinco años de no invertir en salud, educación, vivienda o medio ambiente. Tiene razón el pueblo griego en rebelarse.

No hay que ser ingenuos. La crisis no es una patología que esporádicamente afecta al capitalismo. En el capital, la crisis no es un episodio del que uno se recupera para regresar a la norma. La crisis es el estado normal del capitalismo. El capital disfruta, vive y se nutre en la crisis.

viernes, 14 de mayo de 2010

¿Quién quiere destruir Grecia?

Por Míkis Theodorákis.* - http://www.surysur.net/?q=node/13630

Como en otros tiempos —remotos— Grecia es motivo de preocupación y de ella se ocupa medio mundo: como a una empresa inviable y en la ruina es tratada. Lo curioso es que en términos objetivos su disolución será apenas un disparador de melancolías. Su crisis es tragedia —en el sentido clásico— ajena. Vale la pena interrogarse sobre el interrogante de Theodorákis.

El sentido común del que dispongo no me permite explicar ni mucho menos justificar la rapidez de la caída de nuestro país desde el año 2009, caída que lo lleva ahora a recurrir al FMI, privándolo así de parte de su soberanía nacional y poniéndolo bajo un régimen de tutela.

Es curioso que nadie se haya ocupado hasta ahora de lo más simple, o sea de explicar nuestra trayectoria económica con cifras y documentos, para que nosotros, los ignorantes, fuésemos capaces de entender las verdaderas causas de esta evolución vertiginosa y sin precedentes cuyo resultado es la pérdida de nuestra identidad nacional y la humillación internacional.

Oigo hablar de una deuda de 360.000 millones de dólares, pero veo al mismo tiempo que muchos países presentan esas mismas deudas, e incluso mayores.

Por lo tanto, no puede ser esa la causa esencial de la desgracia. Lo que también me intriga es la desmesurada importancia de los ataques internacionales de los que nuestro país está siendo objeto, y cuya coordinación es casi perfecta, a pesar de tratarse de un país cuya economía es insignificante, lo cual acaba por parecer sospechoso.

Todo eso me lleva a pensar que alguien nos está culpabilizando y que nos están metiendo miedo para que nos pongamos en manos del FMI, lo cual tiene una importancia esencial en la política expansionista de Estados Unidos, y que todo el asunto de la solidaridad europea nos es más que una cortina de humo, para que no se vea que se trata de una iniciativa puramente estadounidense, para llevarnos a una crisis económica artificial, para que nuestro pueblo tenga miedo, para que se someta, para que pierda importantísimas conquistas y, finalmente, para que se ponga de rodillas y acepte la dominación extranjera.

¿Pero por qué?
¿En aras de qué planes y de qué objetivos?

Aunque he sido y sigo siendo partidario de la amistad greco-turca, tengo que decir que el repentino fortalecimiento de las relaciones gubernamentales y los precipitados contactos entre ministros y otros actores, me inspiran temor, al igual que los recientes viajes a Chipre y la próxima visita de Erdogan.

Sospecho que detrás de todo eso se esconde la política estadounidense con sus sospechosos proyectos, que tienen que ver con nuestro espacio geográfico, con la existencia de yacimientos petrolíferos, con el régimen de Chipre, con el mar Egeo, con nuestros vecinos del norte y con la actitud arrogante de Turquía, y que el único obstáculo para esos planes es la desconfianza y la oposición del pueblo griego.

En mayor o menor medida, todos los que nos rodean están atados al carro de Estados Unidos. La única diferencia es que nosotros, desde la dictadura de la junta y la pérdida del 40% de Chipre y hasta las incómodas polémicas con Skopje (la antigua república yugoslava de Macedonia) y con los ultranacionalistas albaneses, hemos venido recibiendo golpes sin tomar conciencia de ello.

Por eso tienen que eliminarnos como pueblo. Y eso es precisamente lo que está pasando en este momento. Yo invito a los economistas, los políticos y los analistas a que me desmientan.

Creo que no existe otra explicación lógica, a pesar del complot internacional, en el que han participado los europeos proestadounidenses como Merkel, el Banco Europeo, la prensa reaccionaria internacional, todos juntos han participado en el «gran golpe», que consiste en degradar a todo un pueblo de la categoría de pueblo libre a la de pueblo sometido.

Al menos yo no puedo encontrar otra explicación. Reconozco que no dispongo de conocimientos específicos. Pero lo que digo, lo digo utilizando mi sentido común. Puede que muchos estén pensando lo mismo que yo y quizás podamos comprobarlo en los próximos días.

En todo caso, yo quisiera alertar a la opinión pública y subrayar que si mi análisis resulta correcto, la crisis económica ­que, como ya dije anteriormente, nos ha sido impuesta­ no será entonces otra cosa que el primer trago amargo de una cena de Lúculo y que saldrán entonces a flote cuestiones cruciales de carácter nacional de las que no quiero ni pensar hacia dónde pueden llevarnos.

¡Ojalá me equivoque!

* Compositor y político griego.

jueves, 13 de mayo de 2010

Movimientos indígenas y sociales en el vértice político latinoamericano

Por Isabel Rauber. - http://redaccionrosario.com/noticias/?q=node/8327

Los movimientos sociales con los movimientos indígenas, desde Chiapas hasta Bolivia, articulados con los campesinos, los piqueteros y las piqueteras, los trabajadores y trabajadoras, los movimientos barriales, de niñez, juventud y tercera edad se han erigido en protagonistas medulares de las resistencias y las luchas sociales, políticas, ideológicas y culturales radicalmente cuestionadoras de la irracionalidad destructiva del capitalismo. Son las claves de una nueva civilización.

Lejos de viejas prácticas y creencias de las izquierdas partidarias que veían en lo social-reivindicativo un freno o impedimento para la acción política, identificando las raíces sociales de las problemáticas sectoriales, ellos las han rearticulado –conteniéndolas–, en una dimensión de cuestionamiento integral del sistema social, esto es, adentrándose en la dimensión política de la acción socio-reivindicativa, provocando con ello, un crecimiento de la conciencia colectiva.

Consiguientemente, con sus luchas han replanteado la acción política y sus actores, recolocando a la política en el eje articulador-vertebrador del quehacer socio-transformador de los actores sociopolíticos estructurados en movimientos. Esto evidencia, una vez más, sus condiciones, capacidades y potencialidades políticas revolucionarias, particularmente patentizadas en la “Cumbre” por la Tierra, recientemente celebrada en Cochabamba.

Sobresale la trascendencia estratégica revolucionaria de su accionar, de sus propuestas y sus miradas. De allí emergen rasgos que avanzan lo nuevo y –sobre esa base– van configurando nuevos paradigmas para la construcción de la nueva civilización, superadora de la actual marcada por el capitalismo y las exigencias decadentes de su mercado. La madurez alcanzada por los movimientos en años de resistencias, y luchas sociales, incrementada por aquellos que ahora están encabezando gobiernos, profundizando procesos populares colectivos de disputa con el poder del capital y de construcción de poder propio desde abajo. Todo ello ha ido configurando claves políticas indispensables de tener en cuanta a la hora de pensar-construir los proyectos alternativos en la actualidad.

Entre ellas:

- La claridad de colocar como eje articulador de las luchas y pensamientos, la lucha por la vida. Tienen en claro que, en su estado actual, la continuidad de la lógica de producción y acumulación del capital amenaza a toda la humanidad. Y esta amenaza se resume y expresa en la contradicción antagónica vida–muerte. Esta caracteriza el problema fundamental del tiempo actual, y resume y articula, además, nuevas contradicciones sociales.

- El llamado a adoptar-construir colectivamente una nueva cosmovisión, basada en la interrelación –armónica y equilibrada– entre humanidad y naturaleza, situación que supone, a la vez, una nueva comprensión de los modos de ser humanos.

La sobrevivencia humana es inseparable de la de la naturaleza. Es ella –y no la economía–, la que ocupa en esta concepción la órbita central articuladora de un nuevo modo de construcción y organización del metabolismo social, económico, político, cultural, conjugadamente con la práctica universal de una nueva ética de convivencia humana en su reencuentro con la naturaleza.

Esto remueve desde abajo, desde la raíz, la concepción del mundo predominante hasta la actualidad y, consiguientemente, el sentido, las características, las tareas y los caminos del cambio social, sus perspectivas y objetivos a alcanzar. No por casualidad los movimientos indígenas y sociales han organizado la Cumbre por la defensa de la madre tierra, buscando concertar voluntades para construir mundialmente soluciones inmediatas y alternativas sostenibles a los dramas de la devastación de la naturaleza y el consiguiente desequilibrio ecológico y la aceleración de los cambios climáticos.

- La convocatoria a avanzar hacia la construcción de una nueva civilización re-humanizada.

Las experiencias de resistencia y lucha de los movimientos sociales, de los movimientos indígenas originarios resultan cuestionadores-superadores de los paradigmas hasta hace poco vigentes en lo inherente a la transformación del mundo. Hoy está claro que los paradigmas predominantes de la cultura y los modos de vida nacidos y desarrollados bajo la hegemonía de la civilización capitalista (occidental) están en crisis de inviabilidad, y esto comprende también a los paradigmas emancipatorios socialistas del siglo XX, [en]marcados de un modo u otro por la lógica de ese capitalismo, compitiendo con él en aras –supuestamente– de superarlo, demostrando su superioridad.

Reflexionar crítica y autocríticamente sobre aquellas experiencias emancipatorias resulta parte del quehacer actual del pensamiento y la práctica de los movimientos.

En la búsqueda de alternativas, se va esclareciendo que no basta con criticar al capitalismo, que no basta con reconocer los errores del socialismo, ni con ser crítico y autocrítico. Es indispensable, además de ello, superar las lógicas de funcionamiento del metabolismo social en uno y otro caso, construyendo lógicas superadoras, removedoras del caduco metabolismo social.

- En este sentido, un gran aporte de los movimientos –evidenciado en la reciente Cumbre de Cochabamba–, es identificar como parte de las nuevas lógicas estructuradoras de un nuevo metabolismo social, en primer lugar, la necesaria unidad y armonía del modo de producción y reproducción sociales con la supervivencia de la naturaleza.

Es vital construir un modo de producción y reproducción de la vida social que -a la vez- lo sea también para la vida de la naturaleza. Humanidad y planeta corremos la misma suerte, somos uno.

El modo de producción-reproducción-acumulación capitalista debe ser superado integral y radicalmente (desde la raíz, desde abajo). En el mismo sentido y con la misma lógica, simultáneamente, hay que ir construyendo una nueva racionalidad que se exprese en otro/s modo/s de producción, reproducción (sociedad-naturaleza), distribución, apropiación, acumulación e interrelaciones humanas colectivas e individuales fundamentado/s en la solidaridad, la justicia, equidad, articulación, cooperación y perdurable paz mundial

Comprender esto y buscar nuevos caminos para hacerlo realidad es parte de los fundamentos de la nueva civilización, capaz de ir más allá del capitalismo y construirse en código vida, es decir, respetando, promoviendo y cuidando la armonía sociedad-naturaleza. Y ello late en las propuestas y prácticas revolucionarias actuales embanderadas por los pueblos indígenas originarios, particularmente en Bolivia, con el liderazgo de Evo Morales Ayma.

Este planteamiento estratégico, articula los actuales procesos de luchas sociales con las propuestas de cambios radicales en las sociedades y –de conjunto– en el sistema–mundo, abriendo caminos para avanzar “más allá del capital” [Mészáros]. Esto implica asumir el desafío histórico de construir una nueva civilización, basada en una nueva cosmovisión que busque la armonía, intercambio y complementación entre los seres humanos, consigo mismos y con la naturaleza, como pilar de tránsito y búsqueda de un nuevo modo de producción, reproducción y acumulación sociales, en equilibro con la naturaleza.

Construir una nueva civilización, significa, por tanto, fundar y construir un nuevo modo de vida. Esta es la base para hacer realidad el anhelado (y posible) “otro mundo mejor”.

- Superar el insaciable afán consumista de bienestar y progreso del capitalismo por la concepción del Vivir Bien o Bien Vivir, síntesis del modo de vida al que se aspira.

Vivir bien significa “vivir bien entre nosotros”, en una convivencia comunitaria con interculturalidad y sin asimetrías de poder. “No se puede Vivir Bien si los demás viven mal”, sostiene Evo Morales en sus conversaciones con la población. Se trata de vivir como parte de la comunidad, con protección de ella, en armonía con la naturaleza, es decir, de “vivir en equilibrio con lo que nos rodea”. También entre los seres humanos.

- Articular, poner en sintonía, desarrollo y democracia: El Vivir Bien se corresponde con una concepción integral que articula desarrollo y democratización, donde el desarrollo y la democracia tienen la misma importancia. En esto se fundamentan las sabias propuestas civilizatorias contenidas en la revolución democrático-cultural que se lleva adelante en Bolivia hoy.

Sus logros constituyen un caudal cultural que alimenta la utopía y constituye, a la vez, un soporte ético e ideológico para los procesos de búsqueda y construcción de una civilización re-humanizada, basada en un sistema social raizalmente democrático, equitativo, humanista, liberador y superador de la destructiva hegemonía económica, social, cultural e ideológica del capital.

- Asumir la centralidad de la lucha cultural, como camino y medio para la construcción de ese otro mundo anhelado y posible, que supone la construcción del poder popular desde abajo.

Esto es así, en primer lugar, porque construir poder popular, superador del capitalismo y sus lógicas de funcionamiento, es, en primer lugar, construir conciencia y organización, para –sobre esa base–, los sujetos conscientes, puedan desplegar su creatividad socio-transformadora y fortalecer su voluntad para llevarla adelante.

- Abrir cauces a la interculturalidad. Pensar colectivamente las alternativas requiere nutrirse de diferentes saberes y cosmovisiones. Y esto hace imprescindible que todos y todas dejemos de lado viejos prejuicios discriminatorios y jerárquicos, también en lo cultural, para reconocer(nos) y aceptar(nos) en la diversidad, entendiéndola como fuente enriquecedora de capacidades colectivas para conocer, saber y poder actuar. Esto supone también, desterrar el pensamiento único de cualquier signo ideológico.

Se trata de buscar caminos y modalidades de reconocimiento y convivencias interculturales, nutriéndonos de todas las subjetividades y construyendo el pensamiento revolucionario indolatinoamericano actual, propio de cada pueblo, intercultural, descolonizado y abierto a la creación colectiva permanente de los pueblos.

- La interculturalidad liberadora supone la descolonización del modo de vida y de pensamiento, es decir, de la interrelación entre Estado, sociedad y ciudadanía, fundando (construyendo) un nuevo tipo de interrelación, es decir, un nuevo tipo de Estado, de sociedad, de ciudadanía. Y ello solo es posible construyendo relaciones horizontales (de equidad) entre todos los habitantes de un país, independientemente de la comunidad a la que pertenezcan.

Por ello, en nuestras tierras, la constitución de la Nación es parte inseparable del proceso de liberación/reparación de los daños de la conquista y colonización y su legado de exclusión social, política, jurídica, económica y cultural, junto a la lucha por la igualdad y la justicia.

Los actuales procesos de liberación que se desarrollan en el continente, con protagonismo marcado y creciente de los movimientos indígenas y sociales demuestran que no solo es posible sino vital la construcción/constitución en cada país, de un Estado descolonizado, intercultural y plurinacional. Este resulta, en principio, un ideal/objetivo que, cual brújula sociopolítica, orienta y abona el camino hacia un socialismo renovado desde abajo, sin colonialismo interno ni externo. El proceso boliviano actual, heroicamente creado y construido por sus pueblos desde abajo, constituye la primer y más grande muestra de esto.

- Replantearse la unidad sobre nuevas bases: no como unicidad ni homogenización de todo pensamiento y opción, ni basada en la lógica del “ordeno y mando”. Se trata de una unidad formada en base a la complementariedad y la articulación de los y las diferentes para enriquecer lo colectivo, erigido en verdad histórica. Esto supone reconocer la incompletitud de cada uno, en lo individual y en lo sectorial, y consiguientemente, ver en las diferencias, en el otro y en la otra, la posibilidad de completitud, desarrollando variados procesos de articulación de diferencias basadas en el reconocimiento de las virtudes de lo diferente.

Esto es a la vez que parte de las nuevas prácticas, un llamado de alerta. Porque fortalecidos, o situados en posiciones de poder, como lo es por ejemplo, ser parte de los gobiernos o sus entornos, los movimientos mayoritarios pueden descuidar la importancia y trascendencia político-ideológica pedagógica que tiene la construcción (sostenida) de lo nuevo en sus prácticas internas cotidianas, y caer –por razones diversas, entre ellas la urgencia de resolver problemas–, en la reproducción de las viejas prácticas elitistas, sectarias, prepotentes y excluyentes, propias de la cultura vanguardista de la izquierda en el pasado cercano.

- Articulado a lo anterior, de los movimientos emerge la necesidad de abrir las puertas a los múltiples caminos de desarrollo de procesos de empoderamiento colectivo, promoviendo la apropiación protagónica creciente de todas y todos los actores sociales y políticos que dan vida a los procesos socio-transformadores que se desarrollan en cada realidad, fortaleciendo a la vez, en cada caso, sus procesos de (auto)constitución -desde abajo- de los actores aislados en actor colectivo, (sujeto plural) protagonista de su historia.

En tal sentido, los procesos revolucionarios actuales que tienen lugar en el continente, reclaman fortalecer los procesos colectivos de conciencia, organización y participación de los sectores populares (construcción de poder desde abajo). En virtud de ello, los movimientos sociales y políticos tal vez tengan que hacer mayores esfuerzos para evitar encerrarse en sus “círculos de confianza” a la hora de pensar y decidir las propuestas y orientar las tareas. Ello sería un serio retroceso en la impronta revolucionaria actual, caracterizada por su eje democrático-cultural y la conformación de una fuerza social de liberación (sujeto revolucionario) capaz de traccionar e impulsar los procesos hacia radicalizaciones crecientes.

Los nuevos paradigmas civilizatorios en construcción, escapan a las binarizaciones reduccionistas, antitéticas y excluyentes de los siglos XIX y XX. Se fundamentan y enriquecen en la pluralidad, diversidad e interculturalidad y –a través de ella–, se anclan en principios tales como: solidaridad, ética, diferencias, equilibrio, paridad, horizontalidad, espiritualidad, democracia intercultural, vivir bien, buen vivir, autogestión, vida comunitaria, redes sociales (reales y virtuales).

Construir una civilización superadora de lo construido hasta ahora no es tarea de pocos ni de elegidos, requiere de la participación de la humanidad toda, al menos de la mayoría absoluta, y esto reclama de la sucesión concatenada de procesos histórico-concretos que vayan abriendo canales para la participación en dimensiones diversas, creando y acuñando, a la vez, nuevas prácticas de inter-relacionamiento humano en lo social, político, económico y cultural.

En tal sentido, los actuales procesos de luchas sociales, y las experiencias de los gobiernos raizalmente transformadores, constituyen laboratorios del nuevo mundo que pueden ayudarnos a crecer colectivamente en saberes, si somos capaces de dar seguimiento y apropiarnos críticamente de las experiencias. Ellas constituyen, a la vez, por ello, fuentes de inspiración para la vida. Y la brújula está en el accionar-pensar constante de los movimientos.

Isabel Rauber es Doctora en Filosofía, investigadora social y pedagoga política.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Ahora los pulpos mediáticos y sus periodistas estrellas se ponen en víctimas

Por Emilio Marín - http://www.laarena.com.ar/opinion-ahora_pulpos_mediaticos_y_periodistas_estrellas_se_ponen_en_victimas-47276-111.html

Clarín se victimizó por la ley de medios. Sus periodistas se victimizan por un afiche anónimo y comisiones del Congreso deploran los "escraches" y  juicios éticos. No les cabe el papel de víctimas.

Los intereses monopólicos se habían puesto en víctimas mientras duró el debate parlamentario del proyecto de ley de servicios de comunicación audiovisuales. Convertida en ley Nº 26.522, acudieron a la justicia para suspenderla, auspiciando presentaciones directas o por medio de ONG y legisladores que se habían ausentado al momento de la votación. El diputado mendocino Enrique Thomas, que bascula entre el peronismo duhaldista y el cobismo, logró el fallo favorable de la jueza Olga Pura de Arrabal y la Cámara Federal.

La ley de medios está suspendida. Y esta circunstancia es central para tomar posición sobre el debate que vino a continuación y la masiva marcha del 15 de abril a favor de aquella norma. Se podría formular del siguiente modo: "Si no hay ley democrática de medios, hay escrache".
Así se parafrasea lo sucedido en derechos humanos, donde años atrás se bregaba por justicia ante tribunales paralizados por la impunidad. "Si no hay justicia, hay escrache", dijeron entonces desde HIJOS y otros organismos. Y ese movimiento desde la calle, más las luchas de siempre y la renovación legislativa y ejecutiva de 2003, hizo que recomenzaran los juicios. Ya hay 60 represores condenados. Los escraches cumplieron una buena función y en la actualidad son sólo excepcionales, porque los responsables del terrorismo de Estado están siendo enjuiciados.

Entonces, para analizar la situación política, el rol de los medios monopólicos y sus operadores de prensa, etc, hay que partir de qué pasa con la ley 26.522.

La postura de buena parte de la población, no de toda porque la derecha también existe, se pudo mensurar el 15 de abril con la marcha desde Congreso a Tribunales, exigiendo que aquella se ponga en práctica. Esa noche la muchedumbre votó con la cabeza y los pies, y escuchó a Hebe de Bonafini, Estela de Carlotto, Hugo Yasky y Julio Piumato.

Si se tiene en cuenta que el primer fallo contra la norma fue dictado por el juez Eduardo Carbone, el 16 de diciembre de 2009, a instancias de Clarín, quiere decir que los sectores democráticos recién se movilizaron cuatro meses después. Ese lapso no había sido suficiente para que la justicia desandara tan injusta resolución. Peor aún, luego hubo otros tres fallos en primera instancia en la misma dirección que el de Carbone y uno de la cámara cuyana.

¿Era o no tiempo de respuesta en las calles, del grueso de la sociedad que había puesto tantas esperanzas en la democratización de los medios?

Clarinete, Grupo Uno (Vila-Manzano-De Narváez), Telefé, La Nación, Cadena 3 y otros pulpos, habían demonizado a la "ley K" y "ley mordaza". Ocultaban el amplio abanico social y político que apoyaba la anulación de la vieja ley de la dictadura, así como los amplios márgenes a favor con que eso se votó en el Parlamento.



Ayudita de la SIP.
Los dueños de los principales medios y la oposición conservadora no sólo acudieron a los estrados judiciales para defender lo indefendible. También pidieron ayuda a la Sociedad Interamericana de Prensa, un lobby patronal dependiente del Departamento de Estado norteamericano que en su directorio ha contado con muchos defensores de dictaduras (caso en 2000 del uruguayo Danilo Arbilla).

Así fue que en noviembre del año pasado sesionó en Buenos Aires la 65º Asamblea Anual, que pasó a estar presidida por Alejandro Aguirre, del Diario de las Américas, de Miami, uno de los que mejor interpreta la política de la cartera de Hillary Clinton.

Esa Asamblea incluyó charlas de periodistas de Clarín, La Nación, La Voz del Interior, Radio Continental, etc, cuestionándose la ley de la democracia. Con ese asesoramiento tan sesgado, la entidad informó: "fue el semestre más complejo en años para la situación de la libertad de prensa en el continente americano". En el caso de Argentina, la SIP solicitó al Parlamento la revisión del texto de la ley de Medios Audiovisuales "porque impone límites a la propiedad de los medios y tendrá consecuencias negativas para la libertad, la diversidad y la sustentabilidad de los medios".

Esa central empresaria está desacreditándose por lo que dicen y hacen los periódicos asociados, caso del Diario de las Américas de Miami, el Mercurio de Chile, El Nacional de Caracas, El Comercio de Perú, El Tiempo de Bogotá y Clarinete de Buenos Aires, entre varios otros.

La SIP falsifica la realidad y ataca a los gobiernos progresistas de la región. En marzo de este año se volvió a reunir en Aruba y opinó sobre la situación de Honduras: "en este período se ha desatado una campaña de desprestigio y persecución contra medios independientes, editores y periodistas, desplegada particularmente por los simpatizantes del ex presidente Manuel Zelaya".

La verdad es exactamente la opuesta. El golpista Roberto Micheletti persiguió a la prensa democrática desde el golpe de Estado de junio de 2009. Los perseguidos eran defensores del orden constitucional que expresaba Zelaya. Desde que asumió el continuista Porfirio Lobo en enero de 2010, han sido asesinados 6 periodistas en Honduras. ¡Y la SIP miente con que la persecución a la prensa sería obra de los seguidores del derrocado Zelaya!

Malas y buenas noticias.
Volviendo a Argentina, la mala noticia es que el Senado votó una resolución en solidaridad con los periodistas del grupo Clarín. Estos dijeron sentirse amenazados porque en un afiche anónimo se publicaban sus fotos y se preguntaba cómo podían desempeñarse en un medio cuya presidenta está sospechada de apropiación de menores.

Esa resolución senatorial fue impulsada por la derecha afín a los medios (Gerardo Morales, Adolfo Rodríguez Saá y María E. Estenssoro) y también votada por el bloque kirchnerista, destacándose José Pampero y Miguel Pichetto.

Por eso Rosendo Fraga, ex asesor de la dictadura, celebró en "La Nación" ese acople oficialista. El 29 de abril en "La demonización de los periodistas", comentó: "esta ofensiva del oficialismo, incluso lo está dividiendo políticamente. Figuras relevantes, como el gobernador de la provincia de Buenos Aires, el Presidente Provisional del Senado y el titular del bloque oficialista en dicha cámara se han pronunciado públicamente contra los ataques y escraches contra medios y periodistas".

Por su parte la Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara de Diputados, controlada por la oposición y presidida por la radical Silvana Gíudici, repudió el "juicio político y ético" realizado el jueves de esta semana por la Asociación de Madres de Plaza de Mayo. Gíudici fue una de las más acérrimas enemigas de la ley democrática y ahora se imposta como vestal de la libertad de prensa.

La asociación de Bonafini hizo un acto político en la Plaza, con unas 500 personas, para cuestionar a los diarios y editoriales que más colaboraron con el Proceso. La lupa se posó también sobre Morales Solá, Mariano Grondona, Chiche Gelblung, Vicente Massot, Magdalena Ruiz Guiñazú, Claudio Escribano y Máximo Gainza Paz.

Ninguno de los nombrados tuvo el coraje cívico de ir a ese acto y pedir la palabra para refutar los cargos. Prefirieron concurrir a la Comisión de Libertad de Expresión del Senado y ponerse otra vez el traje de víctimas para ganar el aplauso de los legisladores amigos del monopolio. Ruiz Guiñazú exageró, al decir que juicios como el patrocinado por Madres, "son actitudes que pueden generar hechos dramáticos". Morales Solá aseguró: "con este clima de persecución lo que se busca es eliminar la función del periodista". En realidad quien buscó eliminar esa función fue su amigo de 1976 en Tucumán, el genocida Antonio D. Bussi, hoy condenado a cadena perpetua.

La buena noticia es que la Cámara Federal de Mendoza tuvo que conceder el recurso extraordinario presentado por el Estado nacional contra el fallo de marzo pasado de esos mismos camaristas contra la ley de servicios audiovisuales.

Quiere decir que con mucha lentitud, podría empezar a remontarse en Tribunales la escalada de fallos adversos. Pero mal que les pese al grupo Clarín, la derecha declarada y también a los kirchneristas Pampuro, Pichetto, Daniel Scioli y Aníbal Fernández, muchos argentinos que aprendieron de HIJOS y la lucha de derechos humanos, mantienen su idea. "Si no hay ley democrática de medios, hay escrache".


martes, 11 de mayo de 2010

La crisis europea en el espejo de la experiencia latinoamericana

Raúl Zibechi - http://alainet.org/active/38011

Sigo de cerca la crisis europea y muy en particular lo que viene sucediendo en el Estado español, quizá porque no puedo ni quiero renunciar a esas casi dos décadas en las que viví en la península, cuando en estas tierras campeaba el autoritarismo militar. Porque me interesa y me duele, quisiera reflexionar brevemente sobre el último ciclo de luchas sociales en América Latina y lo que creo puede aportar a las reflexiones de quienes hoy luchan en Europa contra la brutal ofensiva del capital financiero contra los trabajadores.

Leo declaraciones del secretario general de Izquierda Unida, Cayo Lara, en el periódico Diagonal (30 de abril, No. 125), donde se lamenta del miedo que está paralizando a los trabajadores. “Soy de los que piensa que hay una parte muy importante de miedo en la propia clase trabajadora a salir a hacer protestas incluso en la calle, porque la situación en estos momentos es de un cierto deterioro social”, dice Lara. Creo que refleja lo que está sucediendo en toda Europa incluyendo, parcialmente por ahora, a Grecia.

Lo primero que quisiera decir, y que a menudo se olvida en los momentos de éxito, es que en América Latina las reacciones fuertes llegaron cuando la crisis era ya muy evidente, o sea cuando la mierda nos llegaba a la nariz, o más arriba. Antes de eso, las multinacionales con el respaldo de los gobiernos elegidos por el pueblo, habían robado todo lo que se podía robar. En los países donde no lo hicieron completamente, no fue por levantamientos populares sino porque una parte de las elites sintió que también ellas serían desestabilizadas si se aplicaban a fondo las recetas del Consenso de Washington. El ataque a las economías populares fue atroz. Implacable. Un par de datos del Latinobarómetro para ilustrar la catástrofe. En 1995 el 76% de las familias tenían vivienda con alcantarillado; en 2006 sólo el 62%. En 1995 el 57% tenían agua caliente por cañería; en 2006 sólo el 32%. En 1995 el 33% tenía coche; en 2006 el 22%. Lo mismo sucedió con al posesión de lavarropas, refrigeradores y demás electrodomésticos. En suma, entre el 20 y el 45% de los bienes que tenían los latinoamericanos, incluyendo servicios esenciales, les fueron arrebatados por la especulación financiera, ¡¡sin que reaccionáramos!!

Lo segundo, es que quienes se echaron a la calle no fueron los trabajadores con empleo fijo y derechos sociales sino los desocupados, los que habían perdido todo, los llamados marginados. No me estoy refiriendo a los pobres de siempre sino a los nuevos pobres, aquellos para los cuales la crisis fue un verdadero terremoto social y cultural en sus vidas. Familias que de un día para otro se quedaron sin nada, sobre todo sin sueños, sin esperanzas. Familias obreras y de clases medias acostumbradas a enviar a sus hijos a la universidad y a que cada generación llegara algún peldaño más arriba que la anterior, fueron las que comenzaron las rebeliones. No lo hicieron por ideología, sino por necesidad, porque la sobrevivencia estaba amenazada.

En tercer lugar, la protesta no la canalizaron ni la dirigieron los sindicatos. La protesta surgió por fuera de las estructuras sindicales y las grandes centrales se plegaron tarde y en muy pocas ocasiones. Diría más, y a explicar esto he dedicado varios libros y decenas de artículos: la protesta y la rebelión se abrió paso contra lo instituido o, por lo menos, pasándole por un costado o directamente por arriba. No creo en términos como “traidores” o “vendidos” para explicar esta situación. Cada ciclo de protesta nace en los márgenes y a contrapelo de lo existente. Y las organizaciones creadas al calor de cada ciclo suelen convertirse en peso muerto para el siguiente. Por más radicales que sean los dirigentes de los grandes sindicatos, sus bases no tienen ni la necesidad ni el hábito del tipo de protesta que es necesaria para revertir las cosas en una situación como la que se vive actualmente.

En cuarto lugar, el papel de las mujeres fue y es decisivo. No es cuestión de feminismo, aunque apoyo el feminismo. Es algo diferente. Cuando la crisis es tan profunda que desestructura el mundo popular, las mujeres son -digamos- algo así como un principio de orden, ya sea por su papel de madres y las obligaciones que conlleva para con sus hijos; o porque son las que muestran capacidad para sobreponerse a la debacle del mundo formal del trabajo asalariado, quizá por su fuerte imbricación en la economía de lo doméstico, lo informal, lo local y lo afectivo. Por lo menos en América Latina sucede algo de esto.

En quinto término, no alcanza con manifestaciones y huelgas. El Caracazo de 1989 fue una insurrección que sólo pudo aplastar el ejército con un saldo de no menos de 500 muertos. Las guerras bolivianas (dos del gas y una del agua) derrotaron a los aparatos represivos, aún al costo de más de cien muertos. La media docena de levantamientos ecuatorianos o los argentinazos, fueron procesos lo suficientemente intensos como para destruir, completa o parcialmente, el sistema de partidos existente. Pero también a los movimientos sociales que habían nacido décadas atrás. Todos estos hechos, y otros que omito para no alargarme, tuvieron tal magnitud, que los de arriba no podían mantenerse ya más tiempo allí. Más de una decena de presidentes debieron renunciar ante multitudes en las calles.

Creo que en Europa las cosas no tienen porqué transcurrir por los mismos carriles. Sólo pretendo recordar hechos, no se me pasa por la cabeza decir qué deberían hacer otros. Un solo punto más. En Europa tienen la experiencia, más o menos reciente, de haber transitado por grandes rebeliones o importantes movilizaciones sin que las elites hayan recurrido a la masacre. Me refiero a mayo del 68 en Francia y al más reciente 13 de marzo de 2004 en el Estado español. No es mérito de esas elites. Aunque en Europa hay más institucionalización que en América latina, lo que complica por cierto la acción directa, también es verdad que hay mucho más espacios para la disidencia de todo tipo.

- Raúl Zibechi, periodista uruguayo, es docente e investigador en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor de varios colectivos sociales