viernes, 30 de diciembre de 2011

Patos sin cabeza

Por:   Serge Halimi . http://www.monde-diplomatique.fr/2012/01/HALIMI/47161

Las cumbres de dirigentes europeos se suceden y se estrellan; la Casa Blanca y el Congreso luchan en vano. «Los mercados» lo han comprendido y tratan a los dirigentes como si fueran patos sin cabeza, simples juguetes de las fuerzas que ellos mismos parieron y ya no saben gestionar. Sin embargo al mismo tiempo –en Francia, Rusia, Estados Unidos y otros lugares- se organizan elecciones presidenciales que saturan el espacio cívico y mediático creando una sensación irreal de desconexión entre el dicho y el hecho. Porque aunque no esperemos mucho de los candidatos, o incluso nada en absoluto, al menos conocemos sus trayectorias, sus defectos, sus alianzas, su entorno, sus redes. Así, el interés de la población se dirige más fácilmente hacia Barack Obama y Newton Gingrich, Nicolás Sarkozy y Francois Hollande, que hacia los fondos especulativos y las instituciones crediticias. Pero, ¿a quiénes sirven los políticos?

Sarkozy, cuya política monetaria está a la sombra de los intereses de BNP Paribas (1), reprocha al Primer Ministro británico David Cameron que quiere convertir la City de Londres «una zona offshore en el corazón de Europa». Igual de indignado, el Ministro de Economía alemán Wolfgang Schäuble critica «la codicia sin límites, la búsqueda constante de beneficios cada vez más elevados en los mercados de capitales que tienen mucho que ver en la crisis bancaria y económica, y después en la de países enteros, a la cual nos enfrentamos desde 2008 (2)». Pero eso no impide en absoluto que Schäuble entregue a esa «codicia sin límites» a media docena de naciones europeas arruinadas y exangües. «Resultaría fatal suprimir totalmente los efectos disciplinarios del incremento de las tasas de interés –explicaba por otra parte Jens Weidman, presidente del Bundesbank, el Banco Central alemán-, cuando el crédito es más caro para los Estados, la tentación de pedir prestado disminuye fuertemente» (3). Y si los países más endeudados no aprenden a reprimir sus «tentaciones», si la recesión les impide recuperar el equilibrio financiero, si los «beneficios cada vez más elevados» de sus acreedores los estrangulan, la Unión Europea les echará una mano... infligiéndoles una multa. En cambio los bancos privados seguirán disponiendo de todos los créditos que pidan a cambio de casi nada. Así, podrán prestar a los Estados endeudados sacando un bonito beneficio. ¡Culpables a manos llenas!

Las dulzuras que se reservan para el capital no impiden su vituperio. Es incluso esa paradoja la que en adelante hará reconocible un período preelectoral. Así, el pasado 6 de diciembre en Kansas, el Presidente Obama advirtió a sus conciudadanos de que la movilidad social y la democracia están amenazadas en su país: «La desigualdad deforma nuestra democracia, concede un voto desproporcionado a los que pueden pagarse grupos de presión (…) Las ventajas fiscales benefician a los más ricos. Algunos multimillonarios disfrutan de una tasa tributaria ¡Del 1%!». Por otra parte, Obama señala que «el mercado nunca ha tenido licencia para tomar todo lo que pueda o todo lo que quiera», y que es necesario «reconstruir la clase media de este país».

Nadie cree que vaya a cumplir ese objetivo, ni que vaya a reducir la influencia del dinero en el sistema político ni que reforme el sistema tributario. No ha hecho nada en tres años y no tiene ninguna posibilidad de hacerlo en el caso de que resulte reelegido. En ese sentido Obama representa perfectamente en qué se ha convertido el sistema actual: una cáscara de nuez a la deriva sobre la que vocifera un capitán venido a menos mientras arrecia el temporal. Si en este año electoral no aparecen la voluntad política y los medios apropiados para arrebatar al mundo financiero el poder que posee, las próximas elecciones no servirán de nada.

Notas:
(1) Michel Pébereau, que acaba de ceder la dirección de BNP Paribas, ha intervenido varias veces en los últimos años para que la ayuda del gobierno francés al sector bancario y las propuestas de París relativas a la deuda soberana favorecieran a su banco, ampliamente expuesto en Grecia e Italia. Léase: «Michel Pébereau, le banquier dans les coulisses de l’Elysée», Le Monde, 2 de diciembre de 2011.

(2) Citado por Les Echos, París, 16-17 de diciembre de 2011.

(3) Citado por The New York Times, 14 de diciembre de 2011.

Traducido para Rebelión por Caty R.

martes, 27 de diciembre de 2011

La mujer y el sexo en la cultura occidental

EDUARDO PÉRSICO.* - http://www.surysur.net/?q=node/18657 

Desde el matriarcado en la historia primitiva, cuando la mujer fuera centro del clan y alrededor de ellas se formara cierta primaria organización social, al siguiente paso de predominio sexista y violento del hombre —esa instancia de dogmática cultura sagrada en que la mujer pierde casi todo derecho— ellas fueron erigidas en origen del pecado.

Y de ahí a los cánones modernizadores de la cultura occidental que confiriera a las mujeres derechos y equivalencias jurídicas similares al hombre, a veces muy retaceadas, pasó mucho tiempo. Y este siglo veintiuno no solamente exhibe multitudes con mujeres de rostros más o menos velados postergadas como personas, según acontece en regiones no muy exóticas del planeta, se suma el crecimiento del femicidio como crimen sexista y cotidiano.

Ese retorno tribal o réplica de la dominación machista sobre las hembras expresado con violencia, hoy por la acción de los grupos feministas recién conocemos más sobre los alarmantes crímenes de género en el mundo.

Con su documentado trabajo James O. Pellicer nos ilustra desde la Era Común, con la Venus Achelense —una deidad femenina adorada varios cientos de miles de años antes de la sociedad patriarcal  y dato inicial de la abstracción y el lenguaje primario de la especie humana— se demuestra una fértil tarea de investigación sobre épocas donde la mujer como expresión del poder cultural y religioso, no fuera considerada sierva del varón, señor y dueño de su cuerpo.

Ya en el Antiguo Testamento el concepto de ‘esposo’ sería Baal, dueño, propietario, y ese Dios semítico, Baal, se manifestaba entre varones y nunca en mujeres. Tan así que algunos vigentes axiomas hebreos mencionarían la bajeza del hombre es preferible a la virtud de la mujer; y cuando al recuperar Sodoma los hombres quisieron abusar de los huéspedes de Lot, este le ofrece a sus hijas que todavía no han estado con ningún hombre, pero no hagan nada a estos hombres que son mis invitados. Una frase que según Pellicer no evitó que Lot continuara siendo un respetable personaje bíblico, como igual nadie desaprobara al rey David, autor de los Salmos, por adueñarse de tantas mujeres y concubinas de Jerusalén al retornar de Hebrón.

La descalificación en la religión católica hacia la mujer en general no pareció preocupar a la feligresía femenina por ese papel secundario durante siglos, y recién en el Nuevo Testamento Jesucristo violó algunas reglas que especificaban la desigualdad de los sexos fijados por los esenios y los fariseos, y se mostró enseñando a las mujeres que lo seguían en una actitud inusual para la época.

Y si al incluir a María Magdalena, Susana y Juana en su círculo íntimo se erigió en un defensor de los derechos de la mujer, al prohibir al varón despedir sin causa a su esposa evitaría que una mujer pudiera ser condenada sin juicio previo. Pero claro, él era Jesucristo y el autor lo distingue de otros que hoy asombrarían a cualquier practicante del catolicismo:

La mujer debe portarse como Sara, obediente a su marido Abraham, a quien llama su Señor (San Pedro: I 3: 1-6).

Las casadas estén sujetas a sus maridos en todo porque el marido es la cabeza de la mujer (San Pablo, Efesios, 5:23-24), y luego el mismo Pablo dice:

La mujer aprenda en silencio con toda sumisión porque no le permito a la mujer enseñar ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Adán fue formado primero y después Eva, que se salvará engendrando hijos si permanece con modestia. (I Tim. 2:11-15).

Y siguen las firmas emitiendo opiniones tan machistas y descarriadas que casi sugieren una sonrisa los dichos de personalidades notorias de esa congregación religiosa, como la expresada por San Clemente de Alejandría, (150-215, Egipto):  La mujer debe llenarse de vergüenza por sólo pensar que es mujer, similar en intención con lo dicho por San Agustín, el más grande escritor y Padre de la Iglesia, cuando asegurara

La mujer no está creada a la imagen de Dios. Es siempre Eva, la tentadora, de la que debemos estar siempre prevenidos. No veo de qué utilidad puede ser la mujer para el varón si excluimos la función de tener hijos.

En cuanto el libro de Jaime Pellicer prosigue con muchísimas referencias similares, elegimos un renglón antológico dicho por San Pedro Damián, año 1007 al 1072: las mujeres, trampas de Satanás, basura del paraíso, veneno del espíritu, espada de las almas, fuentes de pecado, ocasión de corrupción, prostitutas, cortesanas, cerdos, una definición que acaso por tratarse de un hombre tan Santo al Damián no le fuera bien con las mujeres. Pero claro, tal vez por esas cosas…

El mismo Pellicer que considera igualmente respetable a toda religión y un asunto de absoluta incumbencia personal, entiende que algunas definiciones ‘sagradas’ en todas ellas no dejan de ser el mejor testigo de sus ideas en todo trabajo de investigación didáctica.

En síntesis, otro estudio más, consustanciado y fundamental, de un escritor que nos sorprende con sus aportes documentales y la amenidad inusual para desarrollarlas. Y nos incita a debatir sobre la mujer en la historia, esa cuestión que los sectores del Poder ocultaran durante siglos. Sencillamente dicho, hablamos de un libro magnífico y oportuno.

La mujer… cuenta con prólogo de María José Binetti. James O. Pellicer con varios doctorados obtenidos en Estados Unidos, publicó en Argentina en 1990 El Facundo, Significante y Significado, un texto sobre las ideas de Domingo F. Sarmiento.

* Escritor.

viernes, 23 de diciembre de 2011

La oligarquía financiera contra la democracia social europea

Michael Hudson - http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4638 

La mejor manera de entender la crisis financiera de Europa consiste en observar las distintas propuestas de soluciones. Éstas parecen el sueño de cualquier banquero, una bolsa de regalos que pocos votantes estarían dispuestos a aprobar en un referéndum democrático. Los estrategas bancarios han aprendido a no arriesgarse a someter sus planes a voto democrático, después de que los islandeses rechazaran dos veces en 2010-11 aprobar la capitulación de su gobierno a pagar al Reino Unido y a Holanda a causa de las pérdidas propiciadas por los bancos islandeses deficientemente regulados que operaban en el extranjero. A falta de tal referéndum, las manifestaciones masivas se convirtieron en la única forma que los votantes griegos encontraron para hacer constar su oposición a los 50.000 millones de euros en privatizaciones demandadas por el Banco Central Europeo (BCE) en agosto de 2011.

El problema radica en que Grecia no dispone de líquido para cancelar sus deudas y pagar los cargos por interés. El BCE exige que se vendan los activos públicos (la tierra, el agua y los sistemas de alcantarillado, los puertos y otros activos de dominio público), y también que se realicen recortes en las pensiones y en otros pagos a la población. Es comprensible que el “99% más pobre” esté furioso al ser informado de que el estrato más rico de la población es el gran responsable de los recortes de presupuesto por su ambición acumulativa (sólo en fondos atesorados en bancos suizos se han registrado 45.000 millones de euros). La sola idea de que un asalariado común tenga que financiar las pensiones para compensar las evasiones de impuestos de los ricos (y la ausencia general de impuestos a la riqueza desde el régimen de la junta de coroneles) enfurece comprensiblemente a la población. Que la “troika” del BCE, UE y FMI dicte que no importa cuánto acumulen roben o evadan los ricos, el pago ha de cubrirlo la población en conjunto, no es un posicionamiento político neutro.

Llevar a cabo una política de impuestos democrática restablecería un sistema progresista de impuestos sobre ingresos y propiedades y fomentaría su recaudación, estableciendo penas para los evasores. Desde el siglo XIX, los reformistas demócratas han buscado liberar las economías del derroche, la corrupción y los “ingresos por rentas”. Pero la “troika” del BCE está imponiendo un impuesto regresivo (que sólo puede imponerse cediendo las decisiones políticas del gobierno a un grupo de “tecnócratas” no electos).

Llamar a los gestores de una política tan anti-democrática “tecnócratas” parece un eufemismo cínico con aires científicos con el que designar a los grupos de presión financieros o a los burócratas, a quienes se considera que poseen una visión lo suficientemente estrecha para actuar como necios útiles en nombre de sus espónsores. Su ideología es la misma filosofía de austeridad que impuso el FMI a los deudores del Tercer Mundo desde los años sesenta hasta los ochenta. Reivindicaban la estabilización del balance de pagos mientras introducían mercados libres; estos directivos vendieron sectores de exportación e infraestructuras básicas a los acreedores de crédito nacional. El efecto fue conducir economías regidas por la austeridad a cotas mayores de deuda (de la que se beneficiarían los banqueros y sus oligarquías nacionales).

Ésta es la rutina la que se somete en estos momentos las democracias sociales de la Eurozona. Bajo el pretexto político de la emergencia financiera, los salarios y estándares de vida se pretenden reducir considerablemente y el poder político transvasarse de gobiernos electos a tecnócratas que gobernarán en nombre de grandes bancos e instituciones financieras. Se pretende también privatizar el trabajo en el sector público (y eliminar los sindicatos, mientras la seguridad social, los planes de pensiones y la sanidad pública sufren graves detrimentos).

Este es el guión básico que siguen los ladrones empresarios cuando saquean los planes de pensiones de las empresas para pagar a sus patrocinadores financieros con compra apalancada con financiación ajena. También es la manera en que se privatizó la economía de la antigua Unión Soviética tras 1991, poniendo los activos públicos en manos de cleptócratas, los cuales trabajaron con los banqueros de inversión de occidente para convertir a Rusia y a otros valores de bolsa las queridas de los mercados financieros internacionales. Los impuestos sobre la propiedad disminuyeron cuantiosamente al tiempo que los impuestos fijos se gravaron sobre los salarios (un acumulativo del 59 por ciento en Letonia). La industria fue desmantelada al tiempo que el derecho sobre la tierra y los minerales fue transferido a extranjeros, las economías conducidas a la deuda mientras los trabajadores cualificados y no cualificados se veían obligados a emigrar para encontrar trabajo.

Mientras hacían creer que estaban comprometidos con la estabilidad de los precios y los mercados libres, los banqueros inflaron la burbuja inmobiliaria con créditos. Los ingresos por alquileres fueron capitalizados en préstamos bancarios y rentabilizados con intereses. Esto resultó enormemente beneficioso para los banqueros, pero dejó a los Balcanes y gran parte de Europa Central con una grandísima deuda y un capital social con números negativos en el 2008. Los neoliberales aplaudieron la caída vertiginosa de sus niveles salariales y la mengua de de su PIB como si de la historia de un éxito se tratase, puesto que estos países traspasaron la carga de los impuestos al empleo en vez de a la propiedad o las finanzas. Los gobiernos rescataron a los bancos a expensas del contribuidor.

Es un axioma que la solución a cualquier problema social serio tiende a crear problemas incluso mayores (¡no siempre intencionados!). Vista desde el posicionamiento estratégico del sector financiero, la “solución” a la crisis de la Eurozona consiste en revertir los objetivos de la Era Progresista de hace un siglo (lo que John Maynard Keynes generosamente acuñó como “eutanasia del rentista” en 1936). La idea era subordinar el sistema bancario al servicio de la economía y no al revés. En vez de ello, las finanzas se han convertido en la nueva forma bélica (menos ostensiblemente sangrienta, pero con los mismos objetivos que las invasiones vikingas hace miles de años y que las subsiguientes conquistas coloniales de Europa: apropiación de las tierras y sus recursos naturales, infraestructuras y cualquier otro activo que pueda proporcionar una vía de ingresos. Había que capitalizar y apreciar tales valores, por ejemplo, los que Guillermo I de Inglaterra recogió en su libro Domesday tras 1066, un modelo actual de cálculos al estilo BCE y FMI.

Esta apropiación del superávit económico para pagar a los banqueros se está poniendo los valores tradicionales de los europeos patas arriba. La imposición de austeridad económica, el desmantelamiento de los gastos sociales, la venta de activos públicos, la extinción de los sindicatos, la caída de los niveles de los salarios, los planes de pensiones y sanidad pública en detrimento en países sujetos a reglas democráticas, requiere convencer a los votantes de que no hay otra alternativa. Se reivindica que sin un sector bancario próspero (da igual cuán predador) la economía quebrará mientras las pérdidas bancarias por malos préstamos y especulaciones deterioran el sistema de pagos. Ninguna agencia reguladora puede ayudar, ninguna política de impuestos mejorada, nada excepto la cesión del control a los grupos de presión para que rescaten a los bancos que han perdido las demandas financieras que ellos mismos construyeron.

Lo que quieren los bancos es que se pague el superávit económico en forma de intereses, no que se emplee en la mejora de los estándares de vida, en gastos sociales o incluso en una inversión nueva del capital. La investigación y el desarrollo requieren demasiado tiempo. Las finanzas viven al día. Esta tendencia al corto plazo es contraproducente, y aun así se presenta como una ciencia. La alternativa, se dice a los votantes, es el camino a la servidumbre: interferir en el “mercado libre” mediante la regulación financiera e incluso unos impuestos progresistas

Hay una alternativa, por supuesto. Es lo que buscaron los escolásticos de la civilización europea del siglo XIII a través de la Ilustración y del florecimiento de la economía política clásica: una economía libre de ingresos por rentas, libre de intereses creados empleando privilegios especiales para la “extracción de renta”. En manos de los neoliberales, al contrario, un mercado libre es libre para que una clase rentista favorecida por los impuestos pueda extraer interés, renta económica y precios de monopolio.

Los intereses rentistas presentan su actividad como una “creación de riqueza” eficiente. Las escuelas de negocios enseñan a los privatizadores cómo disponer los préstamos bancarios y la financiación por bonos, prometiendo todo lo que puedan para que los servicios de infraestructura pública sean vendidos por los gobiernos. La idea es pagar estas rentas a los nacos y proveedores de bonos con interés, y después obtener una ganancia capital subiendo las cuotas de acceso a las carreteras o puertos, al agua y al uso del alcantarillado y a otros servicios básicos. Se dice a los gobiernos que las economías pueden dirigirse de forma más eficiente si se desmantelan los programas públicos y se venden los activos.

La diferencia entre el objetivo pretendido y los resultados reales nunca se ha escondido de forma tan hipócrita. Hacer pagos con interés libres de impuestos priva a los gobiernos de los ingresos por las cuotas de acceso a los usuarios, incrementando sus déficits presupuestarios. Además, en vez de promover la estabilidad de los precios (la ostensible prioridad del BCE), la privatización aumenta los precios por infraestructura, vivienda y otros costes vitales, y hacen así negocio creando pagos de intereses y otras inversiones financieras (y sueldos mucho mayores para los gestores). Por tanto no es más que una demanda ideológica refleja el que esta política sea más eficiente simplemente porque los privatizadores son los que otorgan los préstamos y no el gobierno.

No hay ninguna necesidad económica o tecnológica para que los gestores financieros de Europa impongan la depresión sobre la mayor parte de su población. Pero hay una gran oportunidad de ganancia para los bancos que han tomado el control de la política económica del BCE. Desde los años sesenta, la crisis de balance de pagos ha proporcionado oportunidades a los banqueros e inversores para tomar el control de las políticas fiscales (para traspasar la carga de los impuestos al sector laboral y desmantelar los gastos sociales en favor de la subvención a inversores extranjeros y del sector financiero. Obtienen ganancias de las políticas de austeridad que disminuyen los estándares de vida y constriñen los gastos sociales. Una crisis de deudas permite a la élite financiera nacional y a los bancos extranjeros endeudar al resto de la sociedad, utilizando su privilegio de crédito (o ahorros creados como resultado de políticas de impuestos menos progresistas) como palanca para hacerse con los activos y obligar a los ciudadanos a un estado de dependencia por sus deudas.

El tipo de guerra que está engullendo Europa va por tanto más allá de lo meramente económico. Está amenazando con convertirse en una línea divisoria histórica entre la época de esperanza y potencial tecnológico del pasado medio siglo y la nueva era de polarización al tiempo que una oligarquía financiera reemplaza a los gobiernos democráticos y convierte a los ciudadanos en esclavos de la deuda.

Para que una baza tan atrevida y una toma de poder tal tengan éxito, se necesita una crisis que suprima los procesos legislativos democráticos y políticos que normalmente se opondrían. El pánico político y el caos crean un vacío en el que los ladrones se mueven con soltura, utilizando la retórica del engaño financiero y de las economías basura que racionan soluciones interesadas mediante una falsa visión de la historia de la economía (y en el caso del BCE, de la historia alemana en particular).

Con un banco central bloqueado por su éxito, los gobiernos no necesitan pedir préstamos a banqueros comerciales u otro tipo de prestamistas. Desde que el Banco de Inglaterra fuera fundado en 1694, los bancos centrales han estado imprimiendo billetes para financiar los gastos públicos. Los banqueros también crean crédito de forma libre (como cuando hacen un préstamo a crédito de las cuentas de sus clientes, a cambio de un interés prometedor).

Hoy, estos banqueros pueden tomar préstamos de las reservas del banco central gubernamental a intereses anuales verdaderamente bajos (0.25% en los E.E.U.U.) y prestarlo con intereses mucho más altos. Así los bancos se congratulan de ver que los bancos centrales gubernamentales crean crédito para prestarles. Pero cuando les toca el turno a los gobiernos a la hora de crear dinero para financiar sus propios déficits presupuestarios y emplearlo en el resto de la economía, los bancos prefieren que se reserve tal mercado y sus intereses para ellos mismos.

Los bancos comerciales europeos son inflexibles en cuanto a que el Banco Central Europeo no debería financiar los déficits presupuestarios de los gobiernos. Pero la creación de crédito privado no es necesariamente menos inflacionaria que el hecho de que los gobiernos conviertan sus déficits en moneda (simplemente imprimiendo el dinero que necesitan). La mayoría de los créditos de los bancos comerciales se hacen en contra de los bienes inmuebles, las reservas y los bonos (proporcionando crédito que se emplea en subir los precios de las casas, y los precios de las seguridades financieras, como en los créditos para las compras apalancadas con financiación ajena).

Principalmente es el gobierno quien gasta crédito en la economía “real”, hasta el punto que los déficits presupuestarios públicos se destinan al empleo o a bienes y servicios. Si los gobiernos evitan pagar intereses haciendo que sus bancos centrales impriman dinero con sus propios ordenadores en vez de pedir prestado a los bancos que hacen exactamente lo mismo con sus ordenadores (Abraham Lincoln simplemente imprimió dinero cuando financió la Guerra Civil estadounidense con “billetes verdes”).

A los bancos les gustaría emplear su privilegio de crear crédito para obtener interés de sus préstamos a los gobiernos para que financien sus déficits presupuestarios públicos. Por tanto les interesa limitar la “opción pública” de los gobiernos de monetizar sus déficits presupuestarios. Para asegurarse un monopolio con este privilegio, han organizado una amplia difamación de los gastos gubernamentales y, de hecho, de la autoridad gubernamental en general (la cual resulta que es la única autoridad con poder suficiente para controlar su poder o proporcionar una opción financiera pública alternativa, como hacen las oficinas de correos en Japón, Rusia y otros países). Esta competición entre bancos y gobiernos explica las falsas acusaciones acerca de que la creación de crédito gubernamental es más inflacionaria que si la asumen los bancos comerciales.

La realidad es clara si se comparan las formas en que los E.E.U.U., el reino Unido y Europa manejan sus finanzas públicas. La tesorería de los Estados Unidos es de lejos el mayor deudor del mundo y sus bancos más importantes parece que están en números rojos, sujeto a sus inversores y a otras instituciones financieras por sumas mayores de lo que puede cubrir su carpeta de préstamos, inversiones y sus distintos juegos financieros. Así, mientras la confusión financiera aumenta, los inversores institucionales depositan su dinero en los bonos del tesoro estadounidense (tanto que estos bonos ahora rinden menos del 1%). Por otro lado, un cuarto de los bienes inmobiliarios de los E.E.U.U. sufren un balance negativo, y los estados norteamericanos y sus ciudades se enfrentan a la insolvencia, obligados a reducir sus gastos. Las grandes empresas están dirigiéndose a la bancarrota, los planes de pensiones están cayendo cada vez más en impagos, y aun así la economía estadounidense sigue siendo un imán para los ahorros de todo el mundo.

La economía del reino Unido también parece asombrosa y su gobierno paga tan solo un 2% de interés. Los gobiernos europeos están pagando más de un 7%. El motivo de esta disparidad es que no disponen de una “opción pública” a la hora de crear dinero. Lo que hace a los Estados Unidos y al Reino Unido diferentes de Europa es que tienen un Banco de Reserva Federal o un Banco de Inglaterra que pueden imprimir dinero para pagar los intereses o reinvertir las deudas existentes. Nadie espera de estas dos naciones que se vean forzadas a vender sus terrenos públicos y otros activos para incrementar el dinero con que pagar (aunque lo puedan hacer como opción política). Dado que la Tesorería de los E.E.U.U. y la Reserva Federal pueden crear dinero, se sigue que mientras que las deudas de los gobiernos se designan en dólares, pueden imprimir los suficientes pagarés en sus ordenadores para que el único riesgo que asuman los poseedores de bonos del tesoro sea la tasa de cambio de dólar con otras modernas.

Al contrario, la Eurozona tiene un banco central, pero el artículo 123 del tratado de Lisboa prohíbe que el BCE haga aquello para lo que los bancos centrales fueron creados: crear dinero para financiar los déficits presupuestarios o satisfacer sus deudas venciéndolas. Los historiadores del futuro sin duda alguna encontrarán notable el hecho de que verdaderamente tras esta política hay algo de razón (o por lo menos la pretensión de un tema de primera plana). Es tan endeble que cualquier estudiante de historia podría adivinar la distorsión que sufre. La reivindicación consiste en que si un banco central crea crédito, amenaza la estabilidad de los precios. Sólo el gasto gubernamental se juzga inflacionario, ¡no el crédito privado!

La administración Clinton equilibró el presupuesto estadounidense a finales de los años noventa, cuando la economía de burbuja estaba aún explotando. Por otro lado, la Reserva Federal y la Tesorería anegaron la economía con 13 billones de dólares en crédito para el crédito del sistema bancario después de septiembre de 2008, y 0,8 billones más el pasado verano bajo el programa Flexibilización Cuantitativa de la Reserva Federal (QE2). Aun así los precios al consumidor y de las materias primas no han subido. Ni siquiera los precios del sector inmobiliario y del mercado bursátil están pujando más alto. Por tanto la idea de que inyectar más dinero incrementará los precios (MV=PT) no es operativa hoy en día.

Los bancos comerciales crean la deuda. Ése es su producto. Este apalancamiento de deuda fue utilizado durante más de una década para incrementar los precios (haciendo de los inmuebles y el consumo una pensión de jubilación más cara para los norteamericanos), pero la economía de hoy está sufriendo una deflación de la deuda en forma de ingresos personales, el comercio y las rentas de los impuestos se desvían para pagar la deuda de los servicios en vez de gastarlos en bienes o en puestos de trabajo o incluso invertirlos.

Mucho más impactante es la farsa sobre la historia de Alemania que se repite una y otra vez, como si la repetición evitara que los ciudadanos recordaran lo que realmente pasó en el siglo XX. Escuchar a los directivos del BCE contar la historia, sería muy irresponsable por parte de un banco central prestar al gobierno, a causa del peligro de hiperinflación. La memoria evoca la inflación de Weimar en la Alemania de los años veinte. Pero si uno se detiene a examinarlo, ocurre lo que los psiquiatras denominan un recuerdo implantado (condición en que el paciente está convencido de que ha sufrido un trauma, pero éste no ha ocurrido en la realidad).

Lo que ocurrió en 1921 no fue un caso de gobiernos que reciben préstamos de los bancos centrales para financiar gastos domésticos tales como programas sociales, pensiones o sanidad pública, como ocurre hoy. Más bien, la obligación de Alemania de pagar las indemnizaciones condujo al Reichsbank a inundar los mercados bursátiles extranjeros con marcos alemanes para obtener líquido con que comprar libras esterlinas, marcos franceses y otras monedas para pagar a los aliados (quienes utilizaron el dinero para pagar las deudas por compra de armas a sus inter-aliados de los Estados Unidos). La hiperinflación nacional contuvo su obligación de pagar indemnizaciones con moneda extranjera. Ninguna cantidad fijada en impuestos domésticos habría sido capaz de cubrir la cantidad en moneda extranjera que debían pagar.

En los años 30 esto era un fenómeno que se entendía bien, explicado por Keynes y otros economistas que analizaban los límites estructurales de la capacidad de pagar la deuda extranjera impuesta sin tener en cuenta la capacidad de pagar los presupuestos en moneda nacional. Desde el estudio de Salomon Flink El Reichsbank y la Economía en Alemania (1931) hasta otros estudios sobre las hiperinflaciones chilena y de otras partes del Tercer Mundo, los economistas han encontrado una causalidad común operante, basada en el balance de pagos. Primero aparece una caída en el tipo de cambio. Esto incrementa el precio de las importaciones, y consecuentemente el nivel de los precios nacionales. La secuencia estadística y la línea de causalidades llevan de los déficits en balance de pagos hasta la amortización de los costes de importaciones cada vez más altos, y de estos incrementos en los precios hasta la inyección de dinero, y no al revés.

Los partidarios del mercado libre que escriben en la tradición monetarista de Chicago (básicamente, la de David Ricardo) deja las dimensiones de las deudas nacionales y extranjeras fuera de cuenta. Parece como si el “dinero” y el “crédito” fueran activos a trocar por bienes. Pero poseer una cuenta bancaria o cualquier otra forma de crédito significa deuda al otro lado del balance general. La deuda de unos es el ahorro de otros (y la mayoría de los ahorros de hoy se prestan con intereses, absorbiendo el dinero de los sectores no financieros de la economía). La discusión se reduce de forma simplista a una relación entre el suministro de dinero y el nivel de precios (y de hecho, sólo los precios a los consumidores, no los precios de los activos). En su codicia por oponerse al gasto gubernamental (y por desmantelar los gobiernos y reemplazarlos con estrategas financieros) los monetaristas neoliberales ignoran la deuda impuesta desde Letonia e Islandia hasta Irlanda y Grecia, Italia, España y Portugal.

Si el euro quiebra, será a causa de la obligación de los gobiernos de pagar a los banqueros con un dinero que deben pedir prestado primero, en vez de crear el suyo propio a través de sus bancos centrales. A diferencia de los Estados Unidos y Gran Bretaña, quienes pueden crear crédito del banco central con sus propios ordenadores para evitar que la economía se agoste o se vuelva insolvente, la constitución alemana y el tratado de Lisboa no se lo permiten a su banco central.

El efecto consiste en obligar a los gobiernos a tomar dinero prestado de los bancos comerciales con intereses. Esto proporciona a los banqueros la capacidad de crear crisis (amenazando con llevar las economías fuera de la Eurozona si no se someten a sus “condiciones”, impuestas en lo que se está volviendo una nueva guerra de clases entre las finanzas y el trabajo.

Incapacitar al Banco Central de Europa para privar a los Estados del poder de crear dinero

Una de las tres características definitorias de un estado-nación es su capacidad para crear dinero. Una segunda característica es el poder de recaudar impuestos. Ambos poderes están siendo transferidos fuera del alcance de los representantes electos del sector financiero, como resultado de esta inmovilización del gobierno.

La tercera característica de un estado-nación es el poder de declarar la guerra. Lo que está ocurriendo hoy es el equivalente de la guerra (¡pero contra el poder del gobierno!). Está por encima de cualquier forma de guerra financiera (y los objetivos de esta apropiación financiera son los mismos que los de las conquistas militares): primero, las riquezas de la tierra y el subsuelo sobre las que recaudar rentas como tributo; segundo, infraestructura pública para extraer rentas en forma de cuotas de acceso; y tercero, cualquier otra empresa o activo en el dominio público.

En esta nueva guerra financiera, los gobiernos están siendo llevados a actuar como agentes del orden que actúan en nombre de los conquistadores financieros en contra de sus propios ciudadanos. Esto no es nada nuevo. Ya hemos visto cómo el FMI y el Banco Mundial imponían austeridad en las dictaduras latinoamericanas, en los cacicazgos militares africanos y en otras oligarquías desde los años sesenta hasta los ochenta. Irlanda y Grecia, España y Portugal están siendo llevados a las mismas políticas públicas de liquidación de activos, y todo en manos de agencias financieras supra-gubernamentales que actúan en nombre de los banqueros (y por tanto en nombre del 1% de la población).

Cuando no se puede pagar o vencer las deudas, llega el tiempo de ejecución hipotecaria. Para los gobiernos esto implica la privatización de las ventas para pagar a los acreedores. Además de ser una apropiación de la propiedad, la privatización tiene por objetivo reemplazar el trabajo en el sector público por una fuerza de trabajo sin sindicatos que la respalde con menos derechos de pensión, sanidad pública o voz sobre las condiciones de trabajo. La antigua guerra de clases vuelve a la carga (con un rizo financiero). Al agostar la economía, la deflación de la deuda ayuda a amputar el poder de resistencia de los trabajadores.

También otorga a los acreedores el control sobre la política fiscal. En ausencia de un Parlamento paneuropeo con poder para imponer las reglas del sistema de impuestos, la política fiscal pasa a manos del BCE. Al actuar en nombre de los bancos, el BCE parece favorecer la regresión del camino que llevaba el siglo XX hacia los impuestos progresistas. Además, como han dejado claro los grupos de presión financieros de los E.E.U.U., las demandas de los acreedores se dirigen a que los gobiernos re-clasifiquen las obligaciones públicas como “cuotas de usuario”, que se financien mediante retenciones sobre los salarios destinadas a ser administradas por los bancos. Traspasar la carga de impuestos de los bienes inmuebles y las finanzas al trabajo y la economía “real” significa una amenaza de volverse una apropiación fiscal por encima de la apropiación de la privatización.

Esta es una política de corto plazo autodestructiva. La ironía radica en que las déficits presupuestarios de los PIIGS provienen de las propiedades sin impuestos, y un cambio mayor en el sistema de impuestos puede empeorar la situación en vez de estabilizar los presupuestos gubernamentales. Aun así los banqueros buscan sólo aquello que pueden ganar a corto plazo. Saben que toda renta por recaudación de impuestos que se desvíe de los bienes inmuebles y los negocios es una promesa de interés para los bancos. Así a la economía griega, como a otras economías oligárquicas, se les aconseja pagar sus deudas recortando los gastos gubernamentales (pero no el gasto militar en armas provenientes de Alemania y Francia) y traspasando los impuestos al sector laboral y la industria, y a los consumidores en forma de mayores cuotas de acceso a los servicios públicos que aún no se han privatizado.

En Gran Bretaña, el primer ministro Cameron afirma que achicar aún más el gobierno bajo las directrices Thatcher-Blair otorgará más trabajo y recursos al servicio de las empresas privadas para crear puestos de trabajo. Los recortes fiscales aumentarán de hecho el desempleo, o por lo menos obligarán a aceptar trabajos peor pagados con menos derechos. Por otro lado, recortar los gastos sociales menguará el sector empresarial y agudizará por tanto los problemas fiscales y de deuda al empujar a las economías hacia la recesión.

Si los gobiernos recortan su gasto para reducir el tamaño de sus déficits presupuestarios (o si aumentan los impuestos, llevando a un superávit), entonces estos superávits absorberán el dinero de la economía, dejando menos para gastar en bienes y servicios. El resultado no puede ser otro que el desempleo, mayores deudas y bancarrotas. Debemos observar a Islandia y a Letonia como si fueran los canarios de esta mina financiera. Su reciente experiencia muestra que la deflación de la deuda lleva a la emigración, acortando las esperanzas de vida, tasas de nacimiento menores y menos matrimonios (pero proporciona grandes oportunidades para que los buitres de los fondos engullan el tuétano de la riqueza hasta los confines de la pirámide financiera).

La crisis económica de hoy es una cuestión de elección política, no una necesidad. Como dijo el jefe del equipo de la administración Obama Rahm Emanuel: “Una crisis es una oportunidad demasiado buena para dejarla pasar”. En tales casos la explicación más lógica es que alguien debe estar beneficiándose. Las depresiones aumentan el desempleo, ayudando a quebrar el poder de los empleos con o sin sindicatos que los respalden. Los E.E.U.U. se ven como un presupuesto estatal y local a exprimir (pues ya se anuncian las bancarrotas), y los primeros recortes serán en la esfera de las pensiones. Las altas finanzas sacan sus beneficios (al no beneficiar a la población trabajadora con los ahorros y las promesas hechas).

El pez grande se come al chico

Esta parece ser la idea que tiene el sector financiero de una buena planificación económica. En verdad es peor que un plan de suma-cero, en el que la ganancia de una parte es la pérdida de la otra. Las economías en conjunto menguarán (y cambiarán su forma, polarizándose entre acreedores y deudores). La democracia económica allanará el camino a las oligarquías financieras, revirtiendo la tendencia de los últimos siglos.

¿Está Europa preparada para dar este paso? ¿Reconocen sus votantes que privar a los gobiernos de su opción pública de crear dinero otorgará tal privilegio a los bancos en forma de monopolio? ¿Cuántos observadores han previsto el inevitable resultado: traspasar la planificación de la economía y la localización de los créditos a los bancos?

Aunque los gobiernos proporcionen una “opción pública”, la de crear su propio dinero para financiar sus déficits presupuestarios y proveer a la economía de crédito productivo para reconstruir las infraestructuras, sigue existiendo un problema: deshacerse de la inversión en deuda existente supone un lastre en la economía. Los banqueros y los políticos que respaldan se niegan a reducir las deudas y mostrar así la capacidad de pago. Los legisladores no han dispuesto una sociedad con un proceso legal para reducir las deudas (excepto la ley de acción pauliana de Nueva York, la cual permite anular las deudas si los prestamistas otorgan préstamos sin asegurarse primero que el deudor podrá pagarles).

Los banqueros no quieren asumir la responsabilidad de los malos préstamos. Esto plantea el problema financiero de qué deben hacer los que diseñan las políticas cuando los bancos han sido tan irresponsables al localizar sus créditos. Sin embargo alguien tiene que asumir la pérdida. ¿Debe ser la sociedad en su conjunto o los banqueros?

No es un problema que los banqueros puedan resolver. Ellos quieren pasar el problema a los gobiernos. Lo que llaman “solución” al problema de la mala deuda consiste en que los gobiernos les den bonos buenos para malos préstamos (“dinero por basura”), y que lo paguen los contribuyentes. Han diseñado un aumento desproporcionado de bienes para ellos mismos, y ahora quieren llevarse el dinero y salir corriendo. La deuda que los deudores no pueden pagar será esparcida por toda la economía en conjunto.

¿Por qué deben ellos resarcirse de los daños a costa de agostar el resto de la economía? Su respuesta es que las deudas se deben a los fondos de pensiones de los trabajadores, a los consumidores con depósitos en bancos, y que todo el sistema se vendrá abajo si los gobiernos no pagan sus bonos. Si se les presiona, los banqueros admiten que han sacado los seguros de riesgo (obligaciones de deuda colateralizadas y otras coberturas de riesgos). Sin embargo los aseguradores son bancos estadounidenses y el gobierno norteamericano está presionando a Europa para que no hiera su sistema bancario. Así que el embrollo de la deuda se ha politizado a nivel internacional

Para los banqueros, la línea de menor resistencia consiste en fomentar la ilusión de que no tienen la necesidad de aceptar moras para las deudas demasiado altas que ellos han propiciado. Los acreedores siempre insistirán en que puede mantenerse la inversión de deuda.

El motivo de que esto no funcione radica en que tratar de recaudar una deuda de la magnitud actual dañaría gravemente la economía “real” subyacente, haciendo incluso menos accesible su pago. Lo que empezó como un problema financiero (malas deudas) se convertirá ahora en un problema fiscal (malos impuestos). Los impuestos son el coste de hacer negocio, así como pagar el servicio de la deuda es también un coste. Ambos costes deben reflejarse en los precios de los productos. Cuando los contribuyentes están sobrecargados con impuestos y deudas, tienen menos capital disponible para gastar en consumo. Así los mercados menguan, poniendo más presión en la rentabilidad de las empresas nacionales. La combinación hace que cualquier país que siga tal política se convierta en un productor de coste y por tanto menos competitivo en el mercado global.

Este tipo de planificación financiera (y su traspaso paralelo de impuestos fiscales) conduce hacia la industrialización. La creación de dinero de curso legal intergubernamental por el BCE o el FMI deja las deudas listas, al tiempo que preserva el control de la riqueza y la economía de las manos del sector financiero. Los bancos pueden recibir pagos de deudas a través de las propiedades con hipotecas excesivas, sólo si reducen las obligaciones de las pensiones, de la sanidad y los salarios de sus empleados (o pagos de impuestos a los gobiernos). En la práctica, las “deudas honoríficas” significan nada más que deflación de deuda y mengua general de la economía.

Este el plan de mercado de los financieros. Sin embargo, dejar la política de impuestos en manos de los banqueros acaba siendo lo opuesto a la temática general de la economía de mercado libre de los últimos siglos. El objetivo clásico era minimizar la inversión de deuda, cobrar impuestos de las rentas por los recursos naturales y mantener los precios de monopolio en línea con los costes actuales de producción (“valor”). Los banqueros han prestado cada vez más en contra de los mismos ingresos que los economistas del mercado libre creían que debía ser la base impositiva natural.

Así que algo hay que ceder. ¿Será la filosofía de la economía liberal de mercado libre de los últimos siglos, renunciando a planificar el superávit económico para los banqueros? ¿O reafirmará la sociedad la filosofía económica clásica y los valores de la Era Progresista, y reafirmará el diseño social de los mercados financieros para fomentar un crecimiento a largo plazo reduciendo al mínimo los costes de vida?

Por lo menos en los países más endeudados, los votantes europeos están despertando al golpe de estado oligárquico en el que los impuestos y la planificación presupuestaria de los gobiernos y el control están siendo transferidos a las manos de ejecutivos designados por el cartel de los banqueros internacionales. Este resultado es el contrario de lo que han perseguido las economías de libre mercado de los últimos siglos.

Michael Hudson es ex economista de Wall Street especializado en balanza de pagos y bienes inmobiliarios en el Chase Manhattan Bank (ahora JPMorgan Chase & Co.), Arthur Anderson y después en el Hudson Institute. En 1990 colaboró en el establecimiento del primer fondo soberano de deuda del mundo para Scudder Stevens & Clark. El Dr. Hudson fue asesor económico en jefe de Dennis Kucinich en la reciente campaña primaria presidencial demócrata y ha asesorado a los gobiernos de los EEUU, Canadá, México y Letonia, así como al Instituto de Naciones Unidas para la Formación y la Investigación. Distinguido profesor investigador en la Universidad de Missouri de la ciudad de Kansas, es autor de numerosos libros, entre ellos Super Imperialism: The Economic Strategy of American Empire.

Traducción para www.sinpermiso.info: Vicente Abella

jueves, 22 de diciembre de 2011

Chiapa de Corzo, México: Pila, la fuente Mudéjar,

 

Chiapa de Corzo es una pequeña ciudad situada en el centro del estado mexicano de Chiapas, en el sureste del país. A 15 km de Tuxtla Gutiérrez. Originalmente poblada por la etnia Soctona, llamados por los Aztecas como Chiapas, lo que significa "agua que corre debajo del cerro".

Esta etnia fue la única que no se rindió durante la conquista española, resistiendo varias expediciones armadas, hasta que finalmente sucumbió y fue casi exterminada.

En la Plaza central o Plaza de Armas está emplazada la Fuente Mudéjar, conocida como La Pila: Edificada en el siglo XVI, reúne elementos del arte musulmán; su cúpula es de inspiración renacentista y elementos estructurales del gótico. Toda la fuente es de ladrillos, algunos cortados en punta de diamante. La utilización de este material es lo que le da una textura peculiar.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Ahu Nau Nau en Anakena, Isla de Pascua

Ahu Nau Nau en Isla de Pascua

Ubicado en la playa Anakena, Isla de Pascua, se encuentra el Ahu Nau Nau.

Este centro ceremonial alberga siete estatuas muy bien conservadas y con detalles que no logran visualizarse en otros moai, en particular los tatuajes, las vestimentas y el detalle delicado.

En su excavación se encontró, por primera vez, un ojo de moai, fabricado en coral con un disco de escoria roja a manera de pupila. Con ellos, los moai podían representar el "aringa ora", rostro vivo, de los ancestros y proyectar el "mana" (energía) sobre sus descendientes.

El buen estado de las esculturas se debe a que fueron restauradas a fines de los años 70 por un reconocido arqueólogo Rapa Nui.

El lugar está rodeado de flora nativa, de helechos y de aves terrestres, tales como el tiuque, gorrión, diuca y perdiz.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Santa Rosa de Calamuchita - Córdoba

Santa Rosa de Calamuchita se encuentra a 96 km de Córdoba Capital, transformándose en la mejor alternativa para descansar en cualquier época del año. Ubicada entre las Sierras Grandes y las Sierras Chicas, a orillas del río Santa Rosa y en pleno corazón del Valle de Calamuchita, este centro turístico atrae gran cantidad de visitantes para conocer sus playas bañadas con agua cristalina y su relieve serrano.

El clima en esta zona es del tipo mediterráneo y el centro de Calamuchita se halla a 615 msnm, teniendo un considerable reparo que genera temperaturas ideales para el disfrute al aire libre. Santa Rosa de Calamuchita es sin dudas un lugar con historia, y fiel reflejo de ello es su arquitectura, que se remonta a 1575 con la llegada de los Jesuitas.

Su cercanía con el cordón montañoso Champaquí, de 2884 metros, facilita la práctica de actividades como trekking o mountain bike, mientras que cada paseo desde Calamuchita es una excelente propuesta para realizar un safari fotográfico o para contemplar la naturaleza. La naciente del Río Santa Rosa es un lugar ideal para la práctica de la pesca deportiva o para descubrir remansos bordeados de arenas blancas que permiten regocijarse en momentos fuera de lo común. http://www.welcomeargentina.com/santarosadecalamuchita/

lunes, 12 de diciembre de 2011

Keynes y el euro

Fernando Esteve Mora - Econonuestra.org - http://www.matrizur.org/index.php?option=com_content&view=article&id=16972:keynes-y-el-euro&catid=56:economia-politica-alternativa 

La entera zona euro es hoy por hoy un desastre económico y lo seguirá siendo porque el sistema monetario europeo basado en el euro está, de entrada, mal diseñado. Esa es la opinión, creo, que hubiera tenido John Maynard Keynes de haber vivido en estos tiempos. Keynes murió en 1946, por lo que hablar de lo que hubiera opinando sobre un fenómeno actual como es la unión monetaria europea es más que arriesgado. Con seguridad ni se imaginó algo semejante a una Unión Europea ni una moneda común, ni menos aún, que fuese Alemania quien dirigiese los destinos de una y otra. Y, sin embargo, me voy a atrever a pensar y decir lo que Keynes, de haber vivido en estos tiempos,  pudiera haber pensado y dicho acerca de cómo se ha desarrollado el proceso de construcción de la unión monetaria europea a tenor de lo que dijo en Bretton Woods. Creo que Keynes hubiese hallado al euro y su zona un experimento fallido y potencialmente destructor. Veamos.

En 1944, en la Conferencia de Bretton Woods convocada para diseñar un sistema monetario internacional para después de la II Guerra Mundial que sortease los problemas a los que había conducido el sistema previo basado en el patrón oro en un contexto de depresión económica, Keynes se lanzó con una propuesta extraordinariamente novedosa y valiente que, sin embargo, fue rechazada en la medida que planteaba una suerte de “globalización” de tipo no imperialista (aunque en aquel tiempo el mero concepto de globalización no existía como tal) a diferencia de las globalizaciones anteriores en las que la internacionalización de los intercambios comerciales se había basado siempre en la existencia de algún poder imperial que le diese los necesarios fundamentos políticos, militares o de seguridad y monetarios o financieros. El imperio británico era para todos el ejemplo más inmediato y evidente del mecanismo a seguir para crear un orden monetario internacional. Pues bien, frente a esta posición, el Plan Keynes, como ha sido llamado, buscaba constituir un orden monetario que fundase un sistema de intercambios internacionales de tipo multipolar, no basado en un poder de tipo imperial. Como es bien conocido, su plan no fue apoyado en la medida que suponía una alternativa al Plan White, el propuesto por los EE.UU., cuya puesta en marcha dio origen a un orden monetario internacional cuasiimperial centrado en el dólar y en la capacidad hegemónica norteamericana en los campos económico, militar y político que el mundo ha vivido en los últimos setenta años.

En su plan, dicho de modo simplificado, Keynes proponía la creación de una nueva moneda internacional, el llamado “bancor”, moneda que sería usada para ajustar las transacciones financieras internacionales en el marco de una nueva institución supranacional, la International Clearing Union (ICU). La ICU emitiría el “bancor” que sería intercambiable por la moneda de cada país a un tipo de cambio fijo, aunque ajustable o revisable en determinadas circunstancias. El “bancor” por tanto serviría como medio de pago en las relaciones internacionales dentro de la ICU, que actuaría así como una cámara de compensación. Cada país tendría abierta una cuenta en la ICU en “bancores” para ajustar sus pagos internacionales, de modo que cada bien exportado añadiría “bancores” a esa cuenta por su valor, dado el tipo de cambio, y cada bien importado, restaría. A cada país, se le asignaría en su cuenta en la ICU una dotación inicial de “bancores”, es decir, una liquidez para llevar a cabo los ajustes requeridos en sus transacciones monetarias internacionales. Si, como consecuencia de sus relaciones económicas internacionales, la necesidad de “bancores” de un país superaba esa dotación -es decir, cuando ese país tenía un déficit en su balanza de pagos- se vería entonces obligado a solicitar de la ICU una financiación adicional para responder a sus obligaciones por la que debería pagar intereses. En consecuencia, los países en déficit tendrían un claro incentivo en reducirlo buscando los mecanismos para incrementar sus exportaciones. Pero estaba claro que los países deudores también podían reducir su déficit de otra manera nada aconsejable como era disminuyendo sus importaciones vía planes de ajuste internos que redujesen sus niveles de renta interior, su producción y sus niveles de empleo. Esto no era deseable pues reducía la demanda hacia otros países, y por tanto los niveles de producción y empleo de estos. Dicho con otras palabras, la persecución del equilibrio externo a través de una política contractiva en los países deudores era un auténtico absurdo pues llevaba el riesgo de deprimir la economía mundial. Y era aquí donde estaba la clave del plan de Keynes. Pues era el caso que Keynes incluía en el proceso de ajuste también a los países acreedores, a los países con excedentes comerciales (y que por tanto acumulaban “bancores” en su cuenta en la ICU). Proponía para ello que se cargara un interés a los países acreedores por los excedentes en “bancores” que superasen determinados niveles. En consecuencia, también los países con excedentes comerciales tenían así un incentivo en aumentar sus importaciones para eliminar sus excedentes en “bancores”.

La propuesta de Keynes partía del reconocimiento de un hecho evidente, absolutamente conocido y elemental: el de que a nivel global el sistema de intercambios es un sistema cerrado, es decir que el valor agregado de las importaciones de todos los países es igual al valor agregado de las exportaciones de todos los países, pues es obvio que las importaciones totales a nivel mundial son las exportaciones totales a ese mismo nivel. El corolario de este hecho, que es de estricto sentido común, pero que demasiado frecuentemente se olvida incluso por los economistas, es que tan desequilibrado estructuralmente -como se suele decir- está el país que continuadamente sufre o padece un déficit en su balanza comercial como el que permanentemente disfruta de un superávit ( y obsérvese los términos -sufrir, padecer, disfrutar- que uso y se usan habitualmente para describir la situación de unos u otros países). Y, más aún, la solución de esos desequilibrios externos estructurales sería consecuentemente, cosa (al menos) de dos países, pues tan problemático debería ser y es el superávit estructural de uno o unos como el déficit estructural de otro u otros. La persecución “mercantilista” de un excedente en las cuentas exteriores, que se suele proclamar como objetivo de la política comercial en todas partes es, por tanto, la persecución de un desequilibrio, un superávit, cuya consecución efectiva por parte de algunos países exige o implica necesariamente que otros países no lo logren, o sea, que entren ineludiblemente en un déficit exterior.

No es posible, a nivel global, que haya unos países con excedentes sin que haya obligadamente otros con déficit, ambas cosas son las dos caras de la misma moneda. Pero de esto se sigue que la exigencia, tan habitual por parte de los mandatarios de los países estructuralmente en superávit, de ajustes y contención por parte de los países en déficit (y estoy pensando en la señora Merkel, por ejemplo) para volver al equilibrio, exigencia económica que se suele revestir además de un tono o carácter moral, como si los países con superávit hubieran hecho bien las cosas, o sea, fueran buenos o se hubieran comportado correctamente, por lo que, por tanto, y simétricamente lo hubieran hecho mal los países con déficit. Esta forma de “razonar” que ahora nos resulta tan común dado que no para de caérseles de la boca a tantos políticos y economistas de los países con excedentes no sólo es absurda económicamente hablando sino que, incluso, podría calificarse como auténticamente “inmoral” pues esconde, acusando a los otros de su supuesto mal comportamiento, la propia responsabilidad en la gestación y mantenimiento de estos desequilibrios internacionales. Pero, como acaba de decirse, la exigencia de corrección económica unilateral (o sea, que sólo se ajusten los países “malos”, los deudores) también es económicamente absurda y lo es porque si sólo se exige a los países deudores unas políticas activas en pro del ajuste externo, para lograrlo junto con la obvia vía de aumentar sus exportaciones (bajando por ejemplo los salarios y precios o devaluando sus monedas) recurrirán sin duda también a disminuir sus importaciones (es el camino más directo, por cierto), contrayendo así los intercambios internacionales y la actividad económica a nivel global, obligando así a que los países con excedentes se ajusten pasivamente. Por ello, repito, era un punto clave en la propuesta de Keynes en Bretton Woods el que se incluyera en los procesos de ajuste también a los países con excedentes comerciales mediante la penalización ya señalada de cargar a los países acreedores o con superávit estructural unos intereses por los saldos excedentarios que tuviesen por encima de determinado valor. En consecuencia, de seguirse el plan de Keynes también los países con excedentes comerciales hubieran tenido incentivos en aumentar sus importaciones, estimulando en consecuencia el comercio mundial. En suma, la sensatísima propuesta de Keynes parte de un elemental sentido común cual es el de pensar que si en los intercambios comerciales el desequilibrio es siempre como mínimo cosa de dos, la búsqueda del equilibrio debería ser compartida activamente por las dos partes: la que tiene déficit y la que tiene superávit.

El Plan Keynes, como ya se ha dicho, fue rechazado. EE.UU. siendo tras la guerra  la máxima superpotencia militar y económica  no podía admitir una intromisión descarada en su autonomía. Previendo que iba a disfrutar de grandes excedentes comerciales tras una guerra que había destrozado las bases industriales de sus posibles competidores, se negó a aceptar la penalización que se establecía en el plan de Keynes. En el diseño que se hizo del orden monetario internacional, la responsabilidad de los ajustes recayó así exclusivamente en los países con déficits, pues nada incentivaba a que los países acreedores aumentasen sus importaciones. Y de implementar esos procesos de ajuste se encargó como es de sobra conocido el FMI.

Pero, se dirá, ¿qué tiene que ver todo esto con el euro? Pues creo que mucho. Si se mira con cierta perspectiva, la unión monetaria europea puede considerarse a efectos de aplicar la argumentación precedente como si fuese un sistema cerrado en sí, como si fuese un entero mundo económico en pequeño. En efecto, dado que como es bien sabido la zona euro tiene respecto al exterior una posición de casi equilibrio en sus cuentas exteriores, se sigue que en ella el conjunto de las importaciones que se hacen entre sus miembros equivalen al conjunto de sus exportaciones entre ellos. Dicho de otra manera, se puede pensar en la zona euro como si fuese el resultado de una suerte de globalización “local” (valga el oxímoron) resultado de una política de desarme arancelario más la creación de un sistema monetario “internacional” para los países que la conforman. Y si se admite este punto de partida, cabe analizar el proceso de creación de ese orden monetario europeo, hoy en crisis total, desde la perspectiva de lo que se discutió en Bretton Woods. Anticipando las cosas, diré de salida que tampoco desgraciadamente el proceso de construcción monetaria europea ha seguido las líneas que recomendara Keynes en su día, sino que ha seguido un modelo semejante al del Plan White, sólo que aquí y ahora, el país hegemónico al servicio de cuyos intereses se diseñó y se está diseñando el marco institucional de la zona euro es evidentemente Alemania.

Y en efecto, si bien se mira, saltan a la vista las similitudes y las diferencias entre el proceso de constitución de ese sistema monetario internacional a escala europea, el que empezó siendo el Sistema Monetario Europeo (SME), y el sistema monetario internacional propuesto por Keynes en Bretton Woods. Por ejemplo, no es difícil asimilar al “bancor” de la propuesta keynesiana con el antecesor del euro, el ECU, que actuaba como una moneda de cuenta que podía usarse para realizar las compensaciones entre los países que formaban parte de la zona. Una moneda tipo “cesta” de activos respecto a la que, al igual que sucedía con el “bancor” de la propuesta keynesiana en 1944, cada moneda particular tenía un tipo de cambio fijo pero dentro de una banda de fluctuación que permitía a los países salvaguardar cierta autonomía monetaria para hacer frente a problemas de desequilibrios exteriores. Mientras se usó del SME y del ECU en el proceso de la constitución de la zona euro, la propuesta de Keynes en Bretton Woods guardó ciertas similitudes con el camino que se seguía en la “globalización” a escala europea. Salvo claro está por la importantísima y determinante ausencia de la propuesta keynesiana de penalizar también los saldos positivos en las cuentas exteriores de los países acreedores a la hora de corregir los desequilibrios dentro del sistema. Ello se tradujo en que cuando se dio un paso adelante y se llegó a a la plena unión monetaria con la creación del euro, el sistema creado en la zona euro careciera de un mecanismo interno de corrección de los desequilibrios financieros interiores que no supusiese la implementación de planes de ajuste recesivos en los países deudores.

Las semillas de los problemas de hoy estaban bien plantadas y abonadas. Y también la "solución" que hoy pretende dárseles. Pues al igual que la ausencia del mecanismo equilibrador keynesiano obligó a la creación de una institución como el FMI que asociaba a su labor de prestamista en última instancia de los países con problemas de deuda externa un otro “papel” de tipo policial y penal de los mismos mediante la imposición de planes de ajuste de tipo recesivo, lo mismo se pretende como solución hacer hoy en Europa. Se busca calcar ese esquema represor y contractivo con la creación de un Fondo Monetario a escala europea que se dedique a esas labores de vigilancia y castigo de los países “malos”: los PIGS. Pues es el caso que era obvio que los desequilibrios internos estallasen dentro de una unión monetaria como la europea sin un mecanismo como el propuesto por Keynes. Y la razón es muy simple y nada tiene que ver con shocks asimétricos ni nada semejante, sino con la relación entre los tipos de interés “naturales” (o wicksellianos) en los distintos países de la zona euro: los tipos de interés “propios” de las economías de cada país (o los tipos de beneficio o de remuneración del capital) dado el nivel de capitalización de sus economías. Y es que sucede una vez que se constituye una unión monetaria, que el tipo de interés común a la zona es inevitablemente más bajo que el tipo de interés “natural” (o wickselliano) de aquellos países menos desarrollados económicamente o menos capitalizados, lo que inevitablemente lleva -en el marco de una unión monetaria- a que afluya un continuo flujo de capital hacia estos países provenientes de los más capitalizados. La consecuencia de este aflujo de capital que acude a los países menos capitalizados de una unión monetaria es que estos países entran ineludiblemente en un déficit por su balanza por cuenta corriente, ya que los saldos de ambas balanzas (el de la de por cuenta corriente y el de la de capital) han de equilibrarse por definición. Dicho de otra manera, se tiene que los países menos capitalizados en el marco de una unión monetaria generarán por definición y obligadamente saldos negativos en las balanzas comerciales como consecuencia del hecho de que para todos los países de una unión monetaria el tipo de interés es común. Por supuesto que la habitual lectura estúpida y analfabeta de este fenómeno lo considera un fenómeno unilateral (o sea, resultado únicamente del mal comportamiento económico de los países deudores) y está además cargada de moralina. Así, los "economasoquista"s de los países deudores interpretan este resultado repitiendo letanías del tipo: “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, “hemos pecado”, “después de la borrachera llega la resaca”, “lo que nos pasa es el justo castigo de nuestros excesos”, etc., etc. De paso que aprovechan la situación para implementar políticas de ajuste que, como es natural, perjudican a determinados grupos sociales (los trabajadores) y benefician a otros (los grandes propietarios del capital). Del mismo modo, la lectura, igual de estúpida y analfabeta, de los "econosádicos" de los países acreedores es la simétrica: los países deudores son manirrotos, gastadores, vagos, poco fiables, etc.

Unos y otros olvidan la lección de Keynes en Bretton Woods, los desequilibrios externos son cosa de dos, y su corrección ha de ser cosa de dos. Y en esto estamos. La crisis de la deuda en la zona euro no es sino la otra cara de los desequilibrios comerciales externos de cada país pero internos a la zona. La respuesta a la misma desde las instituciones europeas y los ambientes académicos hubiera horrorizado a Keynes pues consiste en generalizar el malestar económico y social en los países deudores sin ganancia clara para los acreedores. En suma: un auténtico despropósito económico. Pero, ¿quién podría hacerles leer a los prepotentes economistas que asesoran a los gobiernos de la unión europea o el Banco Central Europea el plan de orden económico internacional pergeñado en 1944 de un economista ya fallecido y al que se han acostumbrado a mirar por encima del hombro con el atrevimiento propio de la ignorancia? ¿cómo podrían llegar a entender que otra solución distinta a la del sufrimiento es económicamente factible cuando parece que es su estructura psicológica profunda, su perversión sadomasoquista, la que les impide ver losevidente? ¿o es que, acaso, estamos asistiendo al desarrollo de un plan preconcebido para desmantelar el Estado del Bienestar en Europa y volver al siglo XIX?

viernes, 9 de diciembre de 2011

Punta Lara

 
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Punta Lara se halla en el sector costero de la Pampa Húmeda inmediato al Río de la Plata, recibiendo el nombre de punta por ser una saliente en la costa del gran estuario. Los biomas naturales han sido el pastizal pampeano (una pradera), y en la zona más cercana al Río de la Plata una zona de barrancas seguida de playas bajas en parte pantanosas en las cuales se ha desarrollado la selva marginal, con especies de carácter (pese a la latitud) subtropical, tal selva marginal continuación de la selva paranaense queda actualmente reducida a unas pocas hectáreas de gran valor ecológico y por ello declaradas Reserva Natural Integral Punta Lara (existe desde los1950s el proyecto de declarar a esta zona un Parque Nacional existiendo el proyecto Reserva Natural Hudson-Punta Lara), esta selva marginal de tipo subtropical es la más austral del planeta Tierra y, desde fines de siglo XX e inicios del presente siglo, se ve muy amenazada por la deforestación, la contaminación y la invasión de especies exóticas como el ligustro y la zarzaparrilla.
El clima de la zona es transicional entre el subtropical y el templado, predominan los días cálidos y húmedos aunque durante los inviernos la temperatura suele descender, en horarios nocturnos, bajo los 0 °C.
http://es.wikipedia.org/wiki/Punta_Lara

lunes, 5 de diciembre de 2011

Isla de Pascua – Volcán Rano Kau

Rano Kau es un volcán ubicado en el extremo suroeste de Isla de Pascua, el cual forma uno de los tres grandes conos que forman parte de la superficie de la isla. Tiene una altura de 324 msnm y de acuerdo con estimaciones geológicas su origen se remonta a un proceso eruptivo ocurrido hace unos 2,5 millones de años.

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La depresión interior de Rano Kau corresponde a una caldera volcánica de 1,5 km de diámetro y en su interior se encuentra una laguna, a unos 250 metros de profundidad terminando una pendiente bastante pronunciada. En la laguna existen pequeñas islas de totora y una abundante vegetación y microfauna. En la parte superior del cráter, en el extremo suroeste existe una fractura conocida como Kari-Kari.

http://es.wikipedia.org/wiki/Rano_Kau

domingo, 4 de diciembre de 2011

CELAC: Declaración de Caracas

"En el Bicentenario de la Lucha por la Independencia - Hacia el Camino de Nuestros Libertadores"

1. Las Jefas y los Jefes de Estado y de Gobierno de los países de América Latina y el Caribe, reunidos en Caracas, República Bolivariana de Venezuela, los días 2 y 3 de diciembre de 2011, en el marco de la III Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC) y la XXII Cumbre del Grupo de Río, y en el año de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia de Venezuela, y en memoria y homenaje a la trascendental obra histórica de El Libertador Simón Bolívar, acuerdan:

2. Reconocer la valiosa contribución del Mecanismo Permanente de Consulta y Concertación Política - Grupo de Río- creado en diciembre de 1986 en Río de Janeiro en los temas centrales de la agenda regional y global y en favor de las más altas aspiraciones de nuestros países, así como el impulso que ha otorgado a la cooperación, como a la integración y al desarrollo de la región, la CALC, creada en diciembre de 2008, en Salvador de Bahía, Brasil.

3. Reafirmar la declaración de la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe (Riviera Maya, México, 23 de febrero de 2010) y, en particular, la decisión de constituir la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que comprende a los 33 Estados soberanos de nuestra región.

4. Saludar la creación del Foro Unificado CALC y Grupo de Río de composición abierta, Co-Presidido por Chile y Venezuela que impulsó la excelente tarea de redactar el documento de procedimientos de la CELAC, dando cumplimiento efectivo a la Declaración Ministerial de Caracas del 3 de julio de 2010.

5. Reconocer los importantes logros y consensos alcanzados en las reuniones de las Ministras y los Ministros de Relaciones Exteriores realizadas en Caracas, durante julio de 2010 y abril de 2011, así como las reuniones ministeriales especializadas de lo social, ambiental, energético, financiero y comercial, en el marco de la Presidencia venezolana de la CALC.

6. Conscientes de los desafíos que la crisis económica y financiera internacional presentan al futuro de nuestra región y a nuestras legítimas aspiraciones de inclusión social, crecimiento con equidad, con desarrollo sustentable e integración.

7. Convencidos de que la unidad e integración política, económica, social y cultural de América Latina y el Caribe constituye, además de una aspiración fundamental de los pueblos aquí representados, una necesidad para enfrentar con éxito los desafíos que se nos presentan como región.

8. Conscientes de que la conmemoración del Bicentenario de los procesos de Independencia en América Latina y el Caribe, ofrece el marco propicio para la consolidación y puesta en marcha de nuestra Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

9. Decididos a promover y proyectar una voz concertada de América Latina y el Caribe en la discusión de los grandes temas y en el posicionamiento de la región ante acontecimientos relevantes en reuniones y conferencias internacionales de alcance global, así como en la interlocución con otras regiones y países.

10. Reconocer que nuestros países han avanzado en procesos de Integración regional y subregional y en la conformación de diversos mecanismos a lo largo de las últimas décadas, reflejo de su vocación de unidad y su naturaleza diversa y plural, que constituyen un sólido cimiento a partir del cual edificamos la Comunidad que agrupa a todos los Estados latinoamericanos y caribeños.

11. Conscientes de la aspiración común de construir sociedades justas, democráticas y libres y, convencidos de que cada uno de nuestros pueblos escogerá las vías y medios que, basados en el pleno respeto de los valores democráticos de la región, del Estado de derecho, sus instituciones y procedimientos y de los derechos humanos, les permita perseguir dichos ideales.

12. Ratificar nuestro apego a los Propósitos y Principios enunciados en la Carta de las Naciones Unidas, y el respeto al Derecho Internacional.

13. Destacando el camino trazado por los Libertadores de América Latina y el Caribe hace más de doscientos años, un camino iniciado de manera efectiva con la independencia de Haití en 1804, dirigida por Toussaint Louverture, constituyéndose de esta manera en la primera República Independiente de la región. De la misma manera recordamos que la República de Haití liderada por su Presidente Alexandre Pétion, con la ayuda prestada a Simón Bolívar para la Independencia de los territorios que en el presente conocemos como América Latina y el Caribe inició las bases para la solidaridad e integración entre los pueblos de la región.

14. Inspirados en la obra de los Libertadores, y asumiendo plenamente su legado como acervo fundacional de nuestra Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.

15. Conscientes de que han transcurrido 185 años desde que se ensayara el gran proyecto de los Libertadores, para que la región se encuentre hoy en condiciones de abordar, por la experiencia y la madurez adquirida, el desafío de la unidad e integración de América Latina y el Caribe.

16. Inspirados en el Congreso Anfictiónico de Panamá de 1826, acto fundamental de la doctrina de la unidad latinoamericana y caribeña, en el que nuestras jóvenes naciones soberanas plantearon la discusión de los destinos de la paz, el desarrollo y la transformación social del continente.

17. Destacando la participación de los pueblos indígenas y afrodescendientes en las luchas independentistas y reconociendo sus aportes morales, políticos, económicos, espirituales y culturales en la conformación de nuestras identidades y en la construcción de nuestras naciones y procesos democráticos.

18. Reconociendo el papel histórico de los países de la Comunidad Caribeña (CARICOM) en el proceso de liberación, desarrollo e integración en Latinoamérica y el Caribe, y enfatizando el compromiso permanente de CARICOM y los Pueblos Caribeños para contribuir con el desarrollo integral y sostenible de la región.

19. Exaltando la conmemoración del Bicentenario de Independencia, los países latinoamericanos y caribeños honramos la memoria de nuestras luchas independentistas y reafirmamos el pensamiento integracionista que enarbolaron nuestros héroes y heroínas.

Declaramos:

20. En el marco del Bicentenario de la independencia, nos hemos reunido los 33 países de América Latina y el Caribe, luego de los esfuerzos concretados en la Cumbre de América Latina y El Caribe (CALC) realizada el 17 de diciembre de 2008 en Salvador de Bahía y la Cumbre de la Unidad realizada en Cancún el 23 de febrero de 2010, para poner en marcha la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

21. Que conforme al mandato originario de nuestros libertadores, la CELAC avance en el proceso de integración política, económica, social y cultural haciendo un sabio equilibrio entre la unidad y la diversidad de nuestros pueblos, para que el mecanismo regional de integración sea el espacio idóneo para la expresión de nuestra rica diversidad cultural y a su vez sea el espacio adecuado para reafirmar la identidad de América Latina y El Caribe, su historia común y sus continuas luchas por la justicia y la libertad.

22. Que teniendo en cuenta la diversidad en los procesos de formación de la identidad latinoamericana y caribeña, la CELAC se convierta en un espacio que reivindique el derecho a la existencia, preservación y convivencia de todas las culturas, razas y etnias que habitan en los países de la región, así como el carácter multicultural de nuestros pueblos, y plurinacional de algunos de nuestros países en especial de las comunidades originarias que promueven y recreen la memoria histórica, los saberes y los conocimientos ancestrales.

23. Que reconociendo el derecho que tiene cada nación de construir en paz y libremente su propio sistema político y económico, así como en el marco de las instituciones correspondientes de acuerdo al mandato soberano de su pueblo, los procesos de diálogo, intercambio y negociación política que se activen desde la CELAC deben realizarse tomando en cuenta los siguientes valores y principios comunes: el respeto al Derecho Internacional, la solución pacífica de controversias, la prohibición del uso y de la amenaza del uso de la fuerza, el respeto a la autodeterminación, el respeto a la soberanía, el respeto a la integridad territorial, la no injerencia en los asuntos internos de cada país, la protección y promoción de todos los derechos humanos y de la democracia.

24. Con fundamento en los valores y principios del párrafo anterior y recogiendo la práctica del Grupo de Rio, la CELAC promoverá el desarrollo de instrumentos para garantizar el cumplimiento de los mismos.

25. Que es necesario continuar unificando esfuerzos y capacidades para impulsar el desarrollo sostenible de la región, concentrando los esfuerzos en el creciente proceso de cooperación e integración política, económica, social y cultural para así contribuir con la consolidación de un mundo pluripolar y democrático, justo y equilibrado, y en paz, despojado del flagelo del colonialismo y de la ocupación militar.

26. Que es necesario profundizar la cooperación y la implementación de políticas sociales para la reducción de las desigualdades sociales internas a fin de consolidar naciones capaces de cumplir y superar los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

27. La necesidad de avanzar sobre la base de nuestros principios en el fortalecimiento y consolidación de la cooperación latinoamericana y caribeña, en el desenvolvimiento de nuestras complementariedades económicas y la cooperación Sur-Sur, como eje integrador de nuestro espacio común y como instrumento de reducción de nuestras asimetrías.

28. Que la CELAC, único mecanismo de diálogo y concertación que agrupa a los 33 países de América Latina y El Caribe, es la más alta expresión de nuestra voluntad de unidad en la diversidad, donde en lo sucesivo se fortalecerán nuestros vínculos políticos, económicos, sociales y culturales sobre la base de una agenda común de bienestar, paz y seguridad para nuestros pueblos, a objeto de consolidarnos como una comunidad regional.

29. Que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), teniendo presente el acervo histórico del Grupo de Río y de la CALC, impulsará planes de acción para la implementación y el cumplimiento de los compromisos plasmados en las Declaraciones de Salvador de Bahía y de Cancún, en el Plan de Acción de Montego Bay y en el Programa de Trabajo de Caracas.
Enalteciendo el proceso histórico vivido, las Jefas y los Jefes de Estado y de Gobierno de los países de América Latina y el Caribe deciden:

30. Adoptar, con base en los principios de flexibilidad y de participación voluntaria en las iniciativas las declaraciones y documentos adoptados en las reuniones ministeriales especializadas sobre Desarrollo Social y Erradicación del Hambre y la Pobreza, celebrada en Caracas, 24 y 25 de marzo de 2011; reunión de seguimiento y evaluación de los avances del Foro de Ministros de Ambiente, Caracas, 28 y 29 de abril de 2011; reunión Ministerial sobre Energía, Caracas, 12 y 13 de mayo de 2011; reunión Ministerial sobre la Crisis Financiera Internacional y Comercio Exterior, Caracas 18 y 19 de mayo de 2011; reunión entre Mecanismos regionales y subregionales de integración en América Latina y el Caribe en el marco de la CALC, Caracas 25 y 26 de Octubre de 2010; reunión entre mecanismos regionales y subregionales de integración en América Latina y el Caribe en el área económico-comercial, Montevideo, 6 y 7 de abril 2010; Reunión entre mecanismos regionales y subregionales de integración en América Latina y el Caribe en el área productiva, Caracas 5 y 6 de mayo de 2011; reunión entre mecanismos regionales y subregionales de integración en América Latina y el Caribe en el área social e institucional, Caracas, 10 y 11 de junio de 2011; reunión de conclusiones entre mecanismos regionales y subregionales de integración en América Latina y el Caribe, Caracas, 11 de junio de 2011; reunión de coordinación de las iniciativas regionales en las áreas de infraestructura para la integración física de transporte y telecomunicaciones e integración fronteriza, realizada el 24 y 25 de marzo de 2011 en México; Reunión Regional de Mecanismos Latinoamericanos y Caribeños sobre Asistencia Humanitaria, realizada el 30 y 31 de mayo de 2011 en Panamá; reunión regional sobre protección a los migrantes, Perú, 26 y 27 de junio de 2011. Dando cumplimiento al Programa de Trabajo de Caracas para la implementación de los mandatos de la CALC plasmados en las Declaraciones de Salvador de Bahía y de Cancún, así como en el Plan de Acción de Montego Bay, en el período 2010-2011 acordado por los Cancilleres el 3 de julio de 2010.

31. Poner en marcha la CELAC, como mecanismo representativo de concertación política, cooperación e integración de los Estados latinoamericanos y caribeños y como un espacio común que garantice la unidad e integración de nuestra región.

32. Reafirmar que el propósito común de integración, unidad y cooperación dentro de la CELAC se sustenta en los acervos heredados por los principios compartidos y consensos adoptados en la Cumbre de América Latina y el Caribe sobre la Integración y Desarrollo (CALC) y el Mecanismo Permanente de Consulta y Concertación Política Grupo de Río, que luego de fructífera labor cesan formalmente en sus acciones y dan paso a la CELAC.

33. Incorporar el Plan de Acción de Caracas 2012 como parte integral de esta Declaración, con el objetivo de llevar a la realidad nuestro compromiso político de defensa de la unidad y la integración, la cooperación, la complementariedad y la solidaridad.

34. Aprobar el "Estatuto de Procedimientos de la CELAC", como parte integral de la presente Declaración, poniendo así definitivamente en marcha su organización y funcionamiento.

35. Invitan a la Presidencia Pro-Témpore de la CELAC a que en el ejercicio de su Presidencia implementen el Plan de Acción de Caracas 2012 en especial lo relativo a los ejes temáticos en las áreas social, ambiental, energético, económico, cultural y otras áreas prioritarias determinadas en el Plan de Acción de Caracas. Asimismo, encomendar a los Ministros de Relaciones Exteriores a que formulen propuestas para destinar los recursos materiales y financieros necesarios, sustentados en los criterios de máxima efectividad y austeridad establecidos en el documento de procedimientos de la CELAC.

36. Comprometer la voluntad de nuestros gobiernos para instruir a los mecanismos y organismos regionales, a que promuevan entre ellos la comunicación, cooperación, articulación, coordinación, complementariedad y sinergia, cuando corresponda y a través de sus respectivos órganos directivos, para contribuir a alcanzar los objetivos de integración planteados en esta Declaración, asegurando el óptimo uso de los recursos y la complementariedad de esfuerzos.

37. Reafirmar la invitación para celebrar la Cumbre de la CELAC en la República de Chile en el 2012.

38. Celebrar en la República de Cuba la Cumbre de la CELAC en 2013.

39. Acoger la realización de la Cumbre de la CELAC en el año 2014 en la República de Costa Rica.

40. Dado en Caracas, cuna de El Libertador Simón Bolívar, República Bolivariana de Venezuela, el 3 de diciembre de 2011.

viernes, 2 de diciembre de 2011

CELAC: ESTAMOS CONSTRUYENDO EL NUEVO MUNDO

POR ARAM AHARONIAN - http://www.cronicon.net/paginas/edicanter/Ediciones65/nota002.htm

Nota002

Hoy podemos estar orgullosos de nuestros avances. Hablo de nuestra América Latina y el Caribe, que surge con extraordinaria fortaleza para dar un pasito más -decisivo- en el camino de la integración y la unidad, de la naciente soberanía regional, conscientes que seguramente Estados Unidos quiera sabotear también esta experiencia, como lo hiciera con el Congreso Anfictiónico de Panamá.


Hablar de una Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe significa comenzar a asumir la soberanía regional, dejando de lado el "proteccionismo" de Estados Unidos y Canadá, conscientes que las viejas recetas que nos impusieron desde hace 500 años solamente significaron dolor y penas para las grandes mayorías: exclusión social, pobreza, mientras los países centrales se quedaban con nuestros recursos naturales.

Bienvenida la CELAC, esta decisión de unirnos y buscar salidas conjuntas, aún cuando no todos los gobiernos de la región tienen el mismo signo ideológico y hay algunos que quieren seguir apostando a la dependencia imperial.

El establecimiento de un esquema de integración política, social, cultural y económica implica la fijación de mecanismos soberanos de autodeterminación en el uso de materias primas y recursos naturales (el mayor reservorio de agua), que incidiría directamente en la reversión del ejercicio de control y dominio que EEUU ejerce aún en nuestros territorios.

Comenzamos a vernos con nuestros propios ojos y no, como lo hiciéramos durante cinco siglos y pico, con ojos de extranjeros. Vernos con nuestros propios ojos significa recuperar nuestra memoria y buscar cómo satisfacer las necesidades de nuestros compatriotas antes que las exigencias de los organismos internacionales. Pueblo que no sabe de dónde viene no puede saber a dónde va y, entonces, el destino siempre se lo imponían desde afuera.

Es un largo camino éste, el de entender que integración no significa solo intercambio comercial o negociación de aranceles. Y quizá el puntapié inicial se dio en Mar del Plata en 2005, cuando los latinoamericanos le dijimos NO al ALCA. Claro, que antes los movimientos sociales lograron llevar al gobierno (y algunos incluso al poder) a gobernantes comprometidos con sus pueblos y no con los bancos acreedores ni las recetas -tantas veces causantes de hemorragias- de los organismos internacionales.

Es un largo camino que comienza asumiendo un cambio histórico: pasamos de la etapa de la resistencia a la etapa de la construcción. Ya tenemos posgrados en "denunciología" y lamentos, ahora tenemos que crear, inventar, buscar los caminos para nuevas teorías, programas, planes, y nuevos caminos que redunden en sociedades más justas, más equitativas. Hace más de 500 años que pagamos los platos rotos del desastre capitalista.

Pero para eso debemos primero lograr la liberación. Y hablo de la liberación de los mil 400 centímetros cúbicos de nuestros cerebro, conscientes en que tantos paradigmas que nos impusieron como verdades absolutas no son más que disparates para mantenernos divididos, sometidos. Comencemos por formatear nuestro propio disco duro.

Escribe el brillante académico francés Remy Herrera: La gravedad extrema de la crisis que golpea actualmente a Europa, especialmente a la zona euro, ante la elusión de las deudas llamadas "soberanas" de Grecia e Italia, entre otras, lleva a plantearnos la pregunta: ¿no tienen acaso los pueblos europeos lecciones que obtener de las experiencias vividas por ciertos países del Sur, provenientes de las estrategias anticrisis que han sido allí adoptadas?

Y es que, hasta ahora, son las recetas del Norte, supuestamente de validez universal, las que fueron administradas habitualmente en las economías del Sur - aun cuando les haya convenido sólo muy raramente -. Pero esos tiempos ya cambiaron, señala.

Las soluciones neoliberales de austeridad generalizada y de desmantelamiento de los servicios públicos hoy propuestas (o más bien impuestas) para intentar salvar al capitalismo en crisis y reactivar el crecimiento, son absurdas; constituyen el medio más seguro para agravar aún más esta crisis y para precipitar con mayor rapidez al sistema hacia el precipicio.

Sin ningún tapujo lo dijeron las presidentas sudamericanas: la argentina Cristina Fernández de Kirchner en el Grupo de los 20 y la brasileña Dilma Roussef cuando ejemplificó que "en Brasil tenemos empleo cuando en Europa crece el desempleo: no vamos a permitir que se exporten empleos a otros países", tras señalar que Brasil ya no recibe instrucciones sobre política económica de organismos internacionales.

Hoy nuestra región el único espacio en el mundo que ha resistido a la crisis económica mundial del capitalismo, que ha logrado el mayor activismo global anticapitalista y antiimperialista, con los "indignados" de más de 75 países, entre ellos Chile y Colombia, que aún siguen el libreto neoliberal e imperial.

Muchos alertan desde ya que la CELAC, es y será un objetivo militar de los Estados Unidos, considerando que Obama (en vísperas de su intento de reelección), no querrá ser apuntado como el Presidente que dejó perder su patio trasero.

No todos bailan al mismo ritmo, es cierto. Cinco de los 33 países - Panamá, México, Chile, Colombia y Costa Rica- tienen gobiernos que siguen atados umbilicalmente a Washington. Por eso, será también un foro para el debate de ideas, para la exposición de consensos y de discrepancias. Durante cinco siglos nos dividieron para dominarnos. Es hora de buscar el destino común.

Hay que comenzar por definir qué se quiere con la CELAC. El presidente ecuatoriano Rafael Correa tiró en la mesa sus barajas debe ser un foro para resolución de conflictos regionales que reemplace a la OEA, porque ya sabemos que no lo van a resolver ni el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y mucho menos otras instancias.

Los países de la CELAC hoy en día sumados, representan 6.3 billones de dólares en su Producto Interno Bruto (PIB), lo que la convertiría en la tercera potencia mundial económica, la principal reserva petrolera (aproximadamente 338 mil millones de barriles de petróleo), la tercera productora de energía eléctrica y la principal economía productora de alimentos, siendo las cuatro principales economías a lo interno de la CELAC las de Brasil, México, Argentina y Venezuela.

UNASUR AVANZA EN LA ARQUITECTURA FINANCIERA

El Consejo Suramericano de Economía y Finanzas de la Unasur delineó el documento contempla avanzar en los posibles mecanismos financieros para sustituir al dólar como moneda de pago (experiencia que ya se realiza entre Argentina y Brasil, y entre los países del ALBA con el Sucre) y un plan de infraestructura conjunto como herramientas para afrontar los efectos de la crisis financiera internacional.

Asimismo, se adelantaron propuestas concretas con el fin de fomentar el comercio intrarregional que incorporan valor agregado y consecuentemente empleo y bienestar para los pueblos de la región.

Se adelantaron 31 proyectos que demandarían una inversión de 16.000 millones de dólares. También forma parte del temario la coordinación en el uso de reservas y la puesta en funcionamiento del Banco del Sur, que podrá estar operativo una vez que el Parlamento uruguayo apruebe el documento constitutivo de la entidad, previsto para antes de fin de año según el presidente José Mujica.

"América Latina vive un renacimiento político, económico y cultural sin precedentes. Sudamérica se presenta hoy como un ejemplo al mundo", sostuvo la colombiana María Emma Mejía, secretaria general de la Unasur, quien reemplazo en ese cargo al expresidente argentino Néstor Kirchner.

La coordinación de políticas económicas entre los miembros de la Unasur forma parte de la estrategia regional para hacer frente a la crisis internacional -con epicentro ahora en Europa- y delinear instrumentos de acción conjuntos para evitar cualquier embate económico.

"Es una muy buena señal para enfrentar la crisis sistémica del capitalismo del Norte y construir fórmulas de desarrollo económicas para la región. En esta época bicentenaria, estamos hablando de una nueva independencia", dijo el canciller venezolano Nicolás Maduro.

Otro de los temas relevantes tiene que ver con la posibilidad de coordinar el uso de reservas a nivel regional, como fondo anticíclico, que alcanzarían la suma de 600.000 millones de dólares. El objetivo es contar con una herramienta que pueda dar auxilio a los países miembro en caso de "especulaciones financieras" en torno de sus monedas. "Existen tres posturas diferentes sobre la propuesta para coordinar el manejo de las reservas. Por lo tanto, este tema se mantendrá en el consejo técnico", sostuvo el ministro argentino Amado Boudou, quien agregó que "es importante mostrar que en la región hay consensos para afrontar una crisis que tendrá impacto global".

El otro instrumento del cual se habló es el Banco del Sur. Esta entidad ya fue aprobada por los Parlamentos de Argentina, Bolivia, Venezuela y Brasil. Uruguay es el país que está en pleno debate del proyecto. Una vez que sea aprobado, la entidad regional contará con más del 60 por ciento de su capital constitutivo, por lo que podrá entrar en funciones. La iniciativa contempla la integración de un capital total de 20.000 millones de dólares.

Y discúlpeme, pero con estas noticias, mirando al mundo desde el balcón del Sur, me siento muy orgulloso de ser latinoamericano, de estar haciendo realidad la consigna de que otro mundo es posible... si trabajamos todos juntos, desde abajo.

Revista Question, Caracas, noviembre 28 de 2011.