lunes, 15 de mayo de 2017

Carlos Rosenkrantz, el “cocinero” de Macri en la Corte Suprema




Jamás un fallo de la Corte Suprema despertó la protesta de cientos de miles de personas en Plaza de Mayo. Y otros cientos de miles se manifestaron en todas las plazas del país. El Presidente, miembro cabal de una elite que ni se anima a pronunciar las palabras “terrorismo de Estado”, fue el que garantizó las históricas marchas del miércoles 10. Lo hizo cuando consiguió que el abogado corporativo Carlos Rosenkrantz fuera ministro de la Corte. Rosenkrantz juró el 22 de agosto de 2016. Este diario puede probar que el 28 de septiembre ya estaba trabajando para aplicar el dos por uno a secuestradores, torturadores y asesinos.
El fallo del dos por uno fue firmado el 3 de mayo por Rosenkrantz y el otro cortesano propuesto por Macri, Horacio Rosatti. Se agregó Elena Highton de Nolasco. Votaron en disidencia Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda.
Rosenkrantz parece entusiasmado con su papel revisionista en materia de derechos humanos. Hasta dejó estampada su huella en el trámite interno de la Corte antes del fallo que confirmó la reducción de condena para Luis Muiña, miembro de un comando que operó en el Hospital Posadas de Haedo en marzo de 1976.
La huella de Rosenkrantz se llama Federico Morgenstern, un integrante de su equipo de letrados. Los letrados se encargan de investigar la jurisprudencia y redactar los borradores del voto que luego corrige y firma el ministro.
Morgenstern es un abogado que trabajó como prosecretario de la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal junto con Martín Irurzun. Cuando Rosenkrantz fue ungido ministro de la Corte se lo llevó con él. Es uno de sus prosecretarios letrados.
Proyectista
Desde 2011 en la Corte Suprema los expedientes internos previos a un fallo recorren un circuito que va quedando registrado en el sistema informático.
El sistema tiene una cara accesible al público y otra restringida. Página12 tuvo acceso a la parte restringida. El 28 de septiembre de 2016 se produjo una novedad que aparece registrada con la palabra “información”. Y al lado puede leerse: “Asignar proyectista: Corte Suprema de Justicia de la Nación. Vocalía número 4: 20288020648. Morgenstern Federico”.
El proyectista es el secretario o prosecretario letrado que se encarga de darle forma al voto.
Funcionarios del Poder Judicial que pidieron reserva de su nombre explicaron a Página12 que habitualmente la identidad del proyectista es conocida en la Corte pero no queda inscripta. Dijeron estar muy asombrados por el caso de Morgenstern, que además aparece con su número de CUIL completo.
“O alguien que no simpatiza con Rosenkrantz ni con Morgenstern lo quiso dejar estampado para embromarlo, o alguien que sí los quiere lo dejó asentado para que el prosecretario se gane el bronce”, fue la especulación de uno de esos funcionarios. Una tercera chance es que el propio Morgenstern haya querido pasar a la historia.
El nombre completo de la causa Muiña es “Bignone, Reynaldo Benito Antonio y otro s/a determinar”. Bignone ocupó todos los peldaños de la estructura militar y llegó a la Presidencia después de la derrota de Malvinas, en 1982. El “otro” es el torturador Muiña.
Rosenkrantz tuvo el expediente en su vocalía hasta el 29 de diciembre. Ese día, antes de la feria judicial de verano, lo pasó a la secretaría tercera de la Corte. El 16 de enero lo recibió otra vez. Volvió a empollarlo otros tres meses, hasta el 17 de abril.
Montevideo
Morgenstern se hizo famoso entre los abogados cuando publicó en 2014 su libro “Cosa juzgada fraudulenta”, una teoría útil para reabrir causas sobre presuntos actos de corrupción que hubieran sido cerradas por la Justicia.
El prólogo es de Rosenkrantz. Escribió que para Morgenstern la doctrina de la cosa juzgada írrita, como se llama en la jerga, debería ser usada cuando la investigación judicial no hubiese buscado la verdad sino directamente el sobreseimiento del procesado. Otra condición sería la inexistencia de riesgo de condena.
Un párrafo que Rosenkrantz rescata es el que sostiene que “en las últimas décadas” el verdadero peligro no es el Estado. “Es bastante mayor el peligro de la impunidad que (el peligro de) la sujeción a la tiranía estatal”, dice el actual proyectista del fallo sobre el dos por uno a un torturador. Lo más parecido en la historia argentina a una “tiranía estatal” fue la dictadura que gobernó entre el 24 de marzo de 1976 y el 10 de diciembre de 1983. Con el dos por uno dejarían de cumplir su condena original autores de crímenes de lesa humanidad. La situación se parece mucho a la noción sobre “el peligro de impunidad”.
Recibido como una herramienta de combate por el antikirchnerismo duro, el libro fue promovido por los defensores del establishment económico y político nucleados en el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, donde se hizo una de las presentaciones. No se trata del Colegio Público de Abogados sino de la organización que apoyó con entusiasmo la dictadura, cuestionó los juicios por delitos de lesa humanidad y representa a los abogados de los grandes estudios. La revista de la entidad está dirigida por José Alfredo Martínez de Hoz hijo. En vida su padre fue directivo del CACBA. También fue presidente del “colegito de la calle Montevideo”, como es conocido entre los abogados, Roberto Durrieu, fiscal de Estado de la provincia de Buenos Aires cuando Ramón Camps era jefe de Policía y subsecretario de Justicia a nivel nacional con Jorge Rafael Videla de presidente de facto.
El colegito fue uno de los 2629 avalistas de Rosenkrantz, hasta ese momento miembro de un estudio que representaba, entre otras empresas y entidades, al Grupo Clarín en juicios contra el Estado, y a YPF, Musimundo, América TV, Cablevisión, La Nación, La Rural Predio Ferial de Palermo, Carbap, McDonald’s, Quilmes e IRSAE.
Entre los 1428 críticos de la postulación de Rosenkrantz figuraron los organismos de derechos humanos. La Asociación de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, que encabeza Lita Boitano, dijo que Rosenkrantz había cuestionado los fallos “Simón” y “Mazzeo” que habilitaron el  juzgamiento por delitos de lesa humanidad. Según el CELS, tanto Rosenkrantz como Rosatti eran cuestionables por sus “posturas regresivas en temas vinculados a la protección de derechos y la aplicación de derecho internacional de los derechos humanos, así como por sus posiciones respecto de la relación entre el derecho, la política, el mercado y el Estado”.
En febrero último la Corte Suprema, con sus dos nuevos integrantes a la cabeza, puso en duda la jurisdicción de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
En cuanto a los fallos “Simón” y “Mazzeo”, la web Crimen y razón, que dirige Rafael Saralegui, recuerda que en 2007 Rosenkrantz y su actual secretario letrado José Elías polemizaron con el actual fiscal Leonardo Filippini. Para ellos hay que tener cuidado con tomar en préstamo fallos internacionales en delitos de lesa humanidad. Incluso hay que cuidarse del repudio hacia las amnistías. “Ciertas amnistías pueden ser legítimas”, escribió el actual ministro de la Corte. “Los Estados no tienen una obligación de acusar penalmente y sancionar estos crímenes sino sólo una obligación de ‘responsabilizar’”, algo que no requiere necesariamente de penas.
Como académico Rosenkrantz sostenía que derechos económicos y sociales como salud, vivienda, educación, no son exigibles ante los tribunales porque los jueces no tienen equipamiento ni están preparados para decidir este tipo de casos.
Rosatti, ex intendente de Santa Fe, tuvo entre otros avalistas al arzobispado de su ciudad. El arzobispo Antonio Arancedo es el mismo que llamó a la “reconciliación de los argentinos” justo días antes del fallo en favor del dos por uno.
Cifras
Los argentinos dieron su opinión sobre el fallo de la Corte en favor de los represores con sus pies, marchando, y con sus manos al enarbolar miles de pañuelos blancos. Una encuesta del consultor Sergio Berenzstein reveló que el 85 por ciento de los consultados está en contra del dos por uno para asesinos, torturadores y ladrones de bebés. Entre quienes votaron a Daniel Scioli el porcentaje trepa al 98 por ciento. Entre los votantes de Mauricio Macri baja a 75 por ciento. El 18 por ciento de los que votó a Macri está de acuerdo con el fallo. Primera conclusión: el núcleo duro del macrismo está a contramano de la mayoría. Segunda conclusión: el núcleo duro no alcanza para ganar un ballottage, obviamente, pero tampoco para sustentar políticas que ataquen valores democráticos tan arraigados en la población. El rechazo a la impunidad de los terroristas de Estado es uno de esos valores.
O por convicción o por necesidad, según los casos, una buena parte del oficialismo terminó formando parte de los 211 diputados y los 57 senadores que el miércoles 10 sancionaron la ley contra el dos por uno a los represores.
Rosenkrantz y Morgenstern serían el núcleo duro del núcleo duro. Nada menos que su representación en la Corte Suprema.
Uno de sus promotores de siempre es el abogado Alejandro Carrió, socio número 5725 del colegito. Carrió compartió clientes con Rosenkrantz, entre ellos el Grupo Clarín. Hace dos años, durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, dijo que “enfrentamos una situación límite en la lucha por el Estado de Derecho”. Para Carrió “existe una porción de la sociedad, quizás no mayoritaria, desanimada y a la espera de líderes capaces de encabezar movimientos de resistencia civil que, hay que admitirlo, podrán derivar en sanciones inmediatas, pues el Gobierno ha dado muestras de que no le tiembla la mano para ejercer el poder”.
Nada de eso ocurrió. Ni la resistencia civil ni las sanciones. En cambio sí es un hecho que Carrió, primo de la diputada, quedó convertido en el primer defensor público del fallo del dos por uno. “Una sentencia que reafirma la vigencia del Estado de Derecho”, fue el título de su columna en La Nación el 4 de mayo, al día siguiente del fallo. “Lo resuelto adquiere mayor trascendencia si se repara en que estaban de por medio derechos de personas condenadas por delitos llamados de lesa humanidad, lo que motivó que en el pasado se flexibilizaran peligrosamente principios como el de legalidad e inmutabilidad de la cosa juzgada”, escribió el simpatizante de Morgenstern y su idea de la cosa juzgada pero no tanto.
Tormentos
Luis Muiña cometió delitos “llamados de lesa humanidad”, como diría Alejandro Carrió, como parte del autodenominado grupo paramilitar Swat que actuó a comienzos del golpe en el Hospital Posadas, ubicado en la calle Martínez de Hoz. Fue encontrado culpable de haber intervenido en la privación ilegal de la libertad y en los tormentos aplicados contra la enfermera Gladys Cuervo, Jorge Roitman, Jacqueline Romano, Jacobo Chester y Marta Graiff.
“¿Por qué tenés vos esto, sos judía?”, le gritaron los torturadores a Cuervo mientras le arrancaban una cadenita de oro y la encadenaban a una superficie metálica para aplicarle picana eléctrica. Le rompieron varias costillas y el esternón.
Le preguntaron si sabía que Jacobo Chester “era judío y flojito”, porque no había aguantado la tortura.
Chester era auxiliar de farmacia del Posadas. La Justicia dio por probado que el cuerpo “presentaba politraumatismos con fractura de vértebras dorsales, rotura de la médula, fracturas de todas las costillas de ambos lados y del esternón, lo que ocasionó su muerte por asfixia por sumersión”. El cadáver “presentaba los pies atados con una tira de tela y otra arrollada alrededor del cuello”.
La hija de Chester, Zulema, contó que cuando la patota cayó en su casa, después de encontrar libros escritos en hebreo “hubo un giro total en cuanto a la violencia con la que se manejaban; rompieron una percha y con un pedazo de madera que tenía un clavo la golpearon y le preguntaban por las amistades de su padre”.
Dice el expediente judicial en otra parte del testimonio brindado por la enfermera Cuervo: “Relató que un día pidió a uno de los captores, Oscar Tévez, que la deje ver a Roitman, a quien escuchaba quejarse continuamente. Que aquél accedió y ella vio que Roitman estaba desvariando en un charco de sangre y orina, y Tevez le dijo que le habían metido un palo en el culo. Que en determinado momento no lo escuchó más quejarse a Roitman, sintió que hubo corridas por las escaleras, subían y bajaban, frenadas bruscas de autos”. Tévez le dijo a Cuervo: “Murió Roitman, vinieron los milicos a llevárselo”.


sábado, 6 de mayo de 2017

¿Indulto de hecho? Fallo de la Corte Suprema de Argentina favorece a genocidas encarcelados

Stella Calloni*
La Corte Suprema de Justicia de Argentina declaró por mayoría de tres jueces contra dos, que el beneficio del 2 por 1 que permite contar doble los días que se pasan sin sentencia firme a partir del segundo año de detención, es aplicable para la penas por delitos de lesa humanidad, lo que beneficia a los condenados por esos crímenes durante la dictadura militar (1976-1983).
La decisión, que provocó un fuerte impacto en los organismos de derechos humanos locales y del mundo, y en sectores políticos, fue firmada por Elena Highton de Nolasco, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti –ambos jueces nombrados por el presidente Mauricio Macri– y se abstuvieron Ricardo Lorenzetti, presidente de la Corte, y el juez Juan Carlos Maqueda, que consideran que esa reducción no es aplicable a los delitos de lesa humanidad.
Esto es abominable. El gobierno intenta borrarnos, advirtió Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, en su primera reacción, antes de una conferencia de prensa.
También estiman que no es una coincidencia que la cúpula de la Iglesia católica planteara la reconciliación entre las familias de las víctimas del terrorismo de Estado y la de los militares responsables de estos crímenes, condenados por juicios históricos.
Basurean la memoria de nuestros hijos. Es un día nefasto, sostuvo Taty Almeyda, de Madres Línea Fundadoras, que el pasado 30 de abril cumplieron 40 años de lucha contra la impunidad, la memoria, la verdad y la justicia.
En la conferencia de prensa señalaron que esa reducción no es aplicable a los delitos de lesa humanidad. Es una estafa a la moral social, nos están destruyendo no sólo en lo económico, sino en lo moral. Estoy indignada, sorprendida. Nos están destruyendo física y moralmente. Es un retroceso. Es una justicia impura, dijo De Carlotto, y expuso: estos delitos no prescriben hasta saber el destino de los desaparecidos y de los nietos apropiados.
La presidenta de Abuelas denunció que la resolución del máximo tribunal deja abierta la posibilidad de que los represores condenados por delitos de lesa humanidad queden en libertad.
Destacó que a los organismos les llama la atención que la juez Elena Highton de Nolasco haya cambiado la postura que mantuvo en años anteriores en causas por delitos de lesa humanidad. Votó en el sentido opuesto y en línea con los vientos de impunidad vigentes, dijo. También convocó a todo el pueblo a “defender los derechos conquistados que son la clave para garantizar el ‘nunca más’ en nuestra sociedad”.
Para Charly Pisoni, de la organización HIJOS, este fallo demostró que los organismos defensores de derechos humanos tenían razón cuando objetaron las designaciones de los jueces Rosatti y Rosenkrantz, porque no tenían la idoneidad moral para ocupar esos cargos. Esta decisión hace que nuevamente nos encontremos con los asesinos de nuestros padres en las calles, señaló.
Horacio Verbistky, presidente del Centro de Estudios Legales y Sociales dijo que se trata de “una ofensiva llevada adelante con notable hipocresía. No puede haber reconciliación porque ninguno de los genocidas admitió los crímenes ni pidió perdón ni buscó reparar el daño causado, añadió.
En el otro extremo, Cecilia Pando, defensora de la dictadura que considera a los detenidos por delitos de lesa humanidad, como presos políticos, tuiteó exultante: ¡Excelente fallo de la Corte!
También el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, defendió el fallo y dijo que siempre estuvo de acuerdo con que los derechos humanos son para todos y por sobre todos nosotros está el marco regulatorio de la ley.
*Corresponsal de La Jornada de México en Argentina

martes, 2 de mayo de 2017

NICHOS DE LA RESTAURACIÓN LIBERAL: LA CUESTIÓN DE LA TIERRA EN ARGENTINA Y BRASIL


Hoy la derecha avanza restaurando privilegios y mecanismos de desposesión hacia los pueblos allá donde la izquierda dejó flancos abiertos. En América Latina los gobiernos progresistas de países como Argentina y Brasil mostraron transformaciones importantes en sus políticas sociales garantizando mecanismos de re-distribución de riqueza que en mucho abonaron en la mejora de la calidad de vida de sus poblaciones. Sin embargo, las tareas pendientes de estos gobiernos hoy se transforman en el hoyo negro por donde podrían revertirse los avances obtenidos. El principal flanco abierto que dejaron los progresismos en estos países se observa en la vulnerabilidad jurídica e institucional para transformar estructuralmente los regímenes de propiedad y uso de la tierra, dejando márgenes de maniobra que los grandes propietarios saben aprovechar. Saben que es justamente en el control de la posesión de medios estratégicos de producción donde radican sus posibilidades de dominio político sobre las mayorías.
En específico, los gobiernos kirchneristas y petistas avanzaron en la promoción de derechos de estos grupos sociales subalternos vinculados a la tierra y en la convocatoria de sus organizaciones para participar en la gestión estatal de sus problemáticas. Sin embargo, ni el problema de la distribución de la tierra –altamente concentrada en ambos países- se tocó sustancialmente, ni se modificó la matriz productiva extractivista que afecta directamente la vida de estas poblaciones.
Lo que ha sucedido en los meses que han pasado desde que Macri y Temer llegaron al poder, es que se ha dinamitado el avance logrado en materia de limitación de la capacidad de dominio absoluto sobre la tierra y sus productos por parte del gran capital. El Estado se ha puesto exclusivamente a su favor. Este patrón en los modos de gobierno de la derecha en el continente no asombran cuando se entiende que la única manera de sostener un sistema económico tan desigual como el capitalismo es garantizando el control de un aparato político de tal envergadura como el Estado. La derecha emplea vías institucionales para desposeer o privatizar “legalmente” bienes públicos y comunes, colocando en riesgo las posibilidades de garantizar la vida de la población y colocando en cuestión el control territorial de la nación. Vale destacar que esto sólo se puede lograr, por un lado, operando en el campo de la hegemonía, convenciendo a la población que esto es lo mejor para todos y que esta clase posee la superioridad intelectual y moral para hacerlo y, por el otro, gestionando la conflictividad y procesos de resistencia social que esto genera por la vía de la violencia (represión). Este ha sido el patrón histórico de reproducción de sus mecanismos de poder, aún cuando sus programas u ofertas públicas para ganar elecciones jamás lo develen.
1.      Reveses jurídicos: Conservar los patrones históricos de concentración de la propiedad de la tierra
A seis meses de asumir la presidencia, Mauricio Macri modificó, por decreto, la Ley de Tierras Rurales sancionada por el gobierno anterior, con el que flexibilizó las restricciones a la compra de tierra por parte de extranjeros. Hasta entonces, la titularidad extranjera de tierras tenía el tope del 15%, se consideraba titular extranjero a quien poseyera un porcentaje superior al 25% del capital social de una persona jurídica y los titulares extranjeros así definidos no podían adquirir más de 1000 hectáreas cada uno –o equivalente- en la zona núcleo, la región pampeana. Con la nueva disposición -que llegó para contrarrestar la anterior ley que, según el gobierno “era una locura”- lo que se pretende es “destrabar las inversiones de afuera”; para ello, serán reconocidos como extranjeros aquellos que posean más del 51% del capital y las provincias deberán fijar dichas equivalencias y así establecer el límite de hectáreas que se pueden adquirir en cada distrito [1]. También se decretó que en las zonas industriales no habrá límite de compra de tierras por parte de extranjeros [2].
En Brasil existen propuestas similares en tratamiento legislativo: una es el proyecto de ley 4.059/2012, que propone la liberación casi irrestricta para la adquisición de inmuebles rurales por parte de extranjeros. Esta propuesta es una de las prioridades de la llamada bancada “ruralista” (lobby de los agronegocios) que fue presentada a Temer como interino, como parte de la negociación por apoyo de esta bancada al impeachment. Actualmente se encuentra en régimen de urgencia para su votación en la Cámara. La ley vigente data de 1971 e impone límites a la compra de tierras por extranjeros.
El campesinado también está siendo cercado por el gobierno Temer, en un país en el que el 1% de los establecimientos rurales concentra el 45% de toda el área rural [3]. Éste presentó el pasado año una medida provisoria (MP 759) en el Congreso para “facilitar la regularización fundiaria de tierras urbanas y rurales”, que los afecta directamente. Según el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), en la práctica “la medida da carta blanca al gobierno para vender tierras públicas, incluso aquellas donde ya existen campamentos o asentamientos enmarcados en la Reforma Agraria, incluso áreas ocupadas por familias de bajos ingresos en las ciudades”. El motivo es que la propuesta altera la forma en cómo se otorgan las tierras públicas: en vez de una concesión para que la tierra pueda ser usufructuada con vistas a su función social y de forma hereditaria, como ocurre ahora, el gobierno pasa a otorgar una titulación que, entre otros aspectos, reduce los compromisos que el poseedor debe asumir con la tierra y permite que el lote sea vendido a terceros. También municipaliza el proceso de división de tierras previsto por la Reforma Agraria, lo que en la práctica se torna inviable porque generalmente son los propios latifundistas los que ocupan los gobiernos locales [4].
En el mismo sentido opina el Frente Nacional Campesino (FNC) de Argentina respecto de la Ley de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar, Campesina e Indígena impulsada por el gobierno de Cristina Fernández y sancionada por el Legislativo en 2015. Esta Ley no fue reglamentada durante ese año y tampoco desde que asumió Mauricio Macri, pese a sus promesas de hacerlo cuando inició su gestión. Desde el FNC señalan que “sus políticas apuntan a hacer desaparecer a los pequeños productores, beneficiando únicamente a los pools de siembra, a los grandes establecimientos y a las corporaciones agroexportadoras. Es un modelo realmente injusto, que cada día genera mayores conflictos en relación a la tierra y al acceso al agua” [5]. Le faltó agregar que el gobierno argentino ha prometido impulsar nuevamente en el Congreso la llamada Ley de Semillas, que prevé el cobro de regalías por parte de empresas agroquímicas multinacionales que recientemente se han visto beneficiadas también con la aprobación reciente de seis nuevos transgénicos para la soja y el maíz (Syngenta, DowAgroSciences, Pioneer y Monsanto). El dato no sorprende habiendo al menos 30 funcionarios del gobierno Macri vinculados con la industria agroquímica transnacional [6].
1.       Burocratización para acentuar la desposesión
Actualmente existen en Brasil 300 pueblos indígenas que abarcan a 817 mil personas, y 462 tierras indígenas regularizadas que representan cerca del 12,2% del territorio. Sin embargo, quedan aún 127 tierras en proceso de demarcación. Éste es altamente burocrático y, hasta hace pocos días, sólo involucraba a la FUNAI (Fundación Nacional del Indio, que demarca la tierra) al Ministerio de Justicia (que declaraba delimitada la tierra), y al presidente de la República (quien firmaba el decreto con la homologación). Ahora se le quita peso a la FUNAI, quien se encargaba de todos los estudios previos pertinentes, dado que la misma integrará un Grupo de Trabajo Especializado con integrantes otras áreas de gobierno (consultoría Jurídica del Ministerio de Justicia, Secretaría de Derechos Humanos y Secretaría de Igualdad Racial [7]), lo que, en la práctica, implica relativizar el peso de las decisiones de la FUNAI [8]. No sólo eso: el embate contra las políticas de protección de los territorios indígenas ha sucedido también a través del vaciamiento de la FUNAI comenzado desde la llegada de Temer –mediante cese de personal, recortes de cargos y reducción presupuestaria- y el freno, desde abril del pasado año, de la homologación presidencial a los casos de demarcación ya aprobados por el Ministerio de Justicia. Además de burocrático, es un proceso también político en el que se ven involucradas negociaciones del presidente con legisladores de la llamada “bancada ruralista”, que se oponen a la demarcación por sus intereses en los agronegocios [9]. No está de más señalar que el Ministro de Justicia, Osmar Serraglio, era diputado miembro de esta bancada y director jurídico del Frente Parlamentario Agropecuario [10].
El Ministerio de Agroindustria argentino, comandado por el terrateniente Ricardo Buriayle, también ha comenzado el proceso de vaciamiento de la Secretaría de Agricultura Familiar. Este recorte motivó la renuncia, en octubre del pasado año, de 12 funcionarios de la cartera, incluyendo a su titular. Desde el Consejo Asesor de la Agricultura Familiar señalaron por entonces que “el presupuesto previsto por la Secretaría de Agricultura Familiar para 2017 es una sentencia de muerte porque en el mejor de los casos incorporaría 195 millones de pesos para un sector que desde 2015 reclama más de 1.500 millones para hacer realidad la reparación histórica que plantea la ley” [11].
La población quilombola [12] en Brasil también viene sufriendo los retrocesos del gobierno Temer: apenas asumido, quitó la atribución de la demarcación de tierras quilombolas al Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria para otorgársela al poco idóneo Ministerio de Educación y Cultura; ahora, ha suspendido por tiempo indeterminado toda legalización de estos territorios, lo que no sucedía desde 1995. El argumento es que el Supremo Tribunal Federal tiene en estudio una demanda de inconstitucionalidad del decreto presidencial que definió los procedimientos para la demarcación, presentada en 2004; entre otros aspectos, la demanda postula que debe ser el Congreso quien apruebe las demarcaciones –un Congreso en el que el lobby de los agronegocios es, como el evangélico y el militarista, muy poderoso [13].
·         La violencia para controlar la resistencia a la desposesión
Además de la pérdida de importancia a nivel institucional que habían conseguido las distintas agrupaciones sociales vinculadas a la tierra, tanto Brasil como en Argentina [14], la represión de las fuerzas de seguridad estatales y paraestatales no sólo continúa, sino que se ha incrementado.
En Argentina, sobre todo las regiones sur y norte del país han sido escenarios de violentas represiones por parte de las policías provinciales ante diversos reclamos campesinos e indígenas. A pesar de la promesa de campaña de Macri de “vamos a trabajar juntos para atender las necesidades de los pueblos originarios” [15], la situación de este colectivo dista mucho de lo prometido. Sin dudas uno de los casos más notorios fue la represión a la comunidad mapuche Pu Lof, en la provincia de Chubut, el pasado mes de enero por parte de la policía provincial –cuyo gobernador es afín a Macri- y la gendarmería nacional –dependiente del Ministerio de Seguridad de la Nación-. Como en otras oportunidades, los mapuche reclaman por la restitución de tierras apropiadas por grandes terratenientes, como Luciano Benetton, que posee un millón de hectáreas en la Patagonia [16]. En el último año también se han registrado casos de represión estatal y/o paraestatal hacia campesinos e indígenas en Formosa, Buenos Aires, Santiago del Estero, Salta y Neuquén, entre otras provincias.
En Brasil, la violencia en el campo también se ha recrudecido, tanto por el accionar de las fuerzas de seguridad de los Estados y por el de las fuerzas parapoliciales con que cuentan muchos latifundistas, como por el vaciamiento de los organismos fiscalizadores. En 2016, el año en que asumió Temer, fueron registrados 1295 casos de conflicto violento por la tierra en Brasil, resultando con 61 asesinatos –lo que representa un crecimiento del 22% respecto del año anterior-. Fueron registradas 74 tentativas de homicidio, 200 amenazas de muerte, 571 agresiones y 228 encarcelamientos. Estas cifras han llevado a afirmar que se trata de un récord en el número de violaciones en el campo, el número más elevado desde 1985 [17].

[1] http://www.cronista.com/economiapolitica/Macri-cambio-la-Ley-de-Tierras-y-facilita-la-compra-a-extranjeros-20160701-0041.html
[2] http://www.jus.gob.ar/tierras-rurales/normativa.aspx
[3] https://www.cartacapital.com.br/blogs/brasil-debate/por-que-a-reforma-agraria-continua-importante
[4] http://www.mst.org.br/2017/04/11/mp-759-o-que-e-e-como-altera-a-reforma-agraria.html
[5] http://www.diariocontexto.com.ar/2017/01/31/buryaile-avanza-con-la-destruccion-de-la-agricultura-familiar/
[6] http://www.elfederal.com.ar/ley-de-semillas-greenpeace-muestra-30-vinculos-entre-el-gobierno-y-empresas-agroquimicas/
[7] Estas dos últimas con rango de Ministerio hasta la llegada de Temer al poder.
[8] http://g1.globo.com/politica/noticia/ministerio-da-justica-muda-processo-de-demarcacao-de-terras-indigenas.ghtml
[9] https://noticias.uol.com.br/cotidiano/ultimas-noticias/2017/04/19/indios-sofrem-com-cortes-na-funai-e-sem-decreto-de-terras-ha-um-ano.htm
[10] http://outraspalavras.net/deolhonosruralistas/2017/02/23/bancada-ruralista-indica-e-emplaca-ministro-da-justica/
[11] http://www.cronista.com/economiapolitica/Renuncian-12-funcionarios-de-Agroindustria-por-el-recorte-en-el-presupuesto-20161013-0037.html
[12] Poblaciones descendientes de esclavos huidos de las plantaciones que tienen su propio ordenamiento político
[13] http://www.bbc.com/portuguese/brasil-39625624
[14] Durante el kirchnerismo, el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) y la Asamblea Campesina Indígena del Norte Argentino participaron de la gestión de la Secretaría de Agricultura Familiar. También existió buen nivel de diálogo con el Frente Nacional Campesino.
[15] http://www.lanacion.com.ar/1855018-mauricio-macri-recibio-a-felix-diaz-y-otros-lideres-de-pueblos-originarios
[16] Otros destacados terratenientes extranjeros son Douglas Tomkins (350 mil hectáreas en corrientes, Santa Cruz, Neuquén y Tierra del Fuego), Lewis con 18 mil hectáreas en Rio Negro y Ted Turner (5 mil hectáreas en Neuquén y Tierra del Fuego). En los últimos años se ha incrementado la presencia de empresarios chinos y saudíes en Neuquén y el Chaco, respectivamente. http://hojadenoticias.com/2017/el-conflicto-por-la-extranjerizacion-de-la-tierra-no-se-reduce-a-un-tema-de-etnia/
[17] http://www.cimi.org.br/site/pt-br/?system=news&conteudo_id=9214&action=read

jueves, 27 de abril de 2017

De los mártires de Chicago a los docentes argentinos

“He expuesto los que creía justos reclamos de la clase obrera, he defendido su derecho a la libertad y a disponer del trabajo y los frutos de su trabajo”, declaraba Albert Parsons minutos después de ser sentenciado a muerte. Junto a él, George Engel denunciaba: “Aquí he visto a seres humanos buscando algo con qué alimentarse en los montones de basura en las calles. Desprecio el poder de un gobierno injusto, sus policías y sus espías”. Samuel Fielden afirmaba: “La Constitución, cuando dice ‘el derecho a la libre emisión del pensamiento no puede ser negado’, da a cada ciudadano, reconoce a cada individuo, el derecho a expresar sus pensamientos. Yo he invocado los principios del socialismo y de la economía social y sólo por esta razón me hallo aquí y soy condenado”. Michael Schwab agregaba: “Un movimiento social no es una conspiración, y nosotros todo lo hemos hecho a la luz del día”. Parsons, Engel, Fielden, Schwab y otros dos condenados más a la horca son recordados hoy como “los mártires de Chicago”, y sus alegatos, que datan de 1886, cumplen este 1° de Mayo 131 años.
La injusticia de aquel día daría origen, en todo el mundo, al Día del Trabajador, cuyo significado ha ido cambiando con el tiempo. Al principio, los anarquistas se inclinaban hacia la conmemoración y los socialistas hacia la celebración. Según el historiador y experto en sindicalismo argentino, Santiago Senén González, el que movió la balanza en nuestro país fue Perón. “Durante su primer y segundo gobierno se hizo un festejo hasta con un himno y desfiles”, cuenta, y pone el acento en la dignidad reparada: “El trabajador, al ver cumplidos muchos de sus reclamos, vio en el 1º de Mayo un día más bien festivo”. Luego de este período, sostiene Senén González, “se volvió, hasta hoy, a la conmemoración como lucha”.
En 1890, cuatro años después de la condena a los mártires de Chicago, en Buenos Aires se distribuyó un manifiesto que decía: “¡Trabajadores! Compañeras, compañeros: ¡Salud! ¡Viva el 1º de Mayo: día de fiesta obrera universal!”. Se trató de la primera conmemoración de la fecha en la Argentina, que incluyó un acto en el Prado Español, ubicado por entonces en la actual avenida Quintana, pleno Recoleta, entre Ayacucho y Junín. Allí se reunieron anarquistas y socialistas para debatir acerca del programa a seguir y su proceder práctico e inmediato. Al día siguiente, el diario La Nación ninguneaba la manifestación: “El hecho no puede tener gran importancia porque aquí ni hay cuestión obrera, ni subsisten las causas principales que le han dado importancia en Europa y los Estados Unidos”. Y la crónica del mitin terminaba consignando: “Habló primero un señor alemán. Enseguida hizo uso de la palabra un francés, luego tres italianos y un español. Había, en la reunión, muy pocos argentinos, de lo cual nos alegramos mucho”.
El manifiesto distribuido en nuestro país fue el de la Segunda Internacional, que se reunió en París en 1889, y en el que se leía: “No se mueven nuestros hermanos para obtener pingües aumentos de salarios, casi siempre inútiles porque se elevan después los artículos de primera necesidad, sino en demanda de que las ocho horas de producción no sean más que ocho”. Senén González explica que, en el primer punto de su documento, el congreso obrero pide “crear leyes protectoras y efectivas sobre el trabajo para todos los países con producción moderna. Para lograr eso, considera la organización de la clase obrera por todos los medios que sean posibles y también la manera de verificar las pretensiones para su emancipación”.
Hoy, a días de la represión contra los trabajadores de la educación frente al Congreso de la Nación y a menos de un mes del contundente paro general contra el Gobierno de Mauricio Macri, parece que para algunos no ha cambiado nada desde aquella infame condena a los mártires de Chicago. El 6 de abril último, por ejemplo, el diario de los Mitre publicaba una nota con esta bajada: “En una recorrida por el microcentro, se ven locales abiertos, taxis circulando y estacionamientos casi completos; testimonios de quienes decidieron no parar”. Al día siguiente, en la edición impresa, un artículo de opinión se titulaba: “Un paro flaco y tristón empujado por zurditos”.
Con el conflicto docente, el ministro de Trabajo bonaerense Marcelo Villegas se apresuró a declarar que, ratificada la vigencia de la conciliación obligatoria, “las medidas de fuerza devienen entonces ilegales”. Ante la falta de respuestas, los maestros intentaron instalar la Escuela Itinerante frente al Congreso y allí  fueron reprimidos por las fuerzas policiales. “Nos llevaron esposados como si fuéramos unos terribles delincuentes”, relató Miguel Acuña, docente de la Escuela 19 del Bajo Flores. “Si no les gusta que nosotros nos manifestemos públicamente, que vayan y discutan con sus diputados en el Congreso y que se animen a modificar el artículo 14 bis que habla del derecho a la protesta y de nuestro derecho como trabajadores”, desafiaba Acuña en diálogo con ANCCOM.
“Los trabajadores saben que su rol es el del reclamo”, opina Senén González, “es parte integrante de la esencia del sindicalismo”. “Y deben seguir por la vía del reclamo en el Congreso -agrega-. Así el sistema se va erosionando y cambiando, por eso se obtienen las ocho horas, los convenios colectivos, y tantos otros beneficios”. Senén González es escéptico y realista: “El Palacio de Invierno ya cayó, la Bastilla no existe más, y la mejor arma es la que hizo famosa (Augusto Timoteo) Vandor: pega y negocia. “El contexto sociohistórico del país lleva a reclamar y seguir reclamando. Esas son las reglas de juego, y por eso la lucha continúa y debe continuar”, concluye.

viernes, 21 de abril de 2017

Ser de derecha

Gerardo Fernández  --  http://www.labatallacultural.org/2017/04/14/ser-de-derecha/
Amílcar Cuello dejó días atrás un comentario sobre cómo procede el macrismo, que me permito reflotar porque apunta a quizá el problema más importante que sufre en estos días la ancha avenida opositora. Hablando de los dichos de Macri, escribió Amílcar:
El tema no es devolver la pelota respecto de la inconsistencia de los dichos del presidente. Ganamos poco con regodearnos con eso. Señalar con el dedo no aporta. El tipo está construyendo sentido. ¿Se acuerdan del “yo lo voté” de Menem? Bueno, ahora, se dejó de lado esa vergüenza. Ahora, se asume la postura. Y más, se dobla la apuesta. Los negros tienen que morirse de hambre, a los docentes hay que molerlos a palos. El 30% cautivo del pensamiento conservador por fin se asume como tal y despliega todo su arsenal de construcción de sentido. ¿Creen que esto lo llevará a ruina? ¿Seguros? Miren en Chile lo fuerte que es la derecha, que se asume como tal. Miren en España. En ambos países hay un reconocimiento de dichas posturas con todas las letras. Te dicen, “somos de derecha”. Y eso los hace fuertes, o por lo menos no les baja la intención de voto. Esa batalla de construcción de sentido no la estamos viendo, nos burlamos, pero a ellos nos les hace mella. Como cuando Ruckauf dijo que había que meterles balas a los delincuentes y pensamos que la provincia de Buenos Aires iba a dejar de estar al gobierno del justicialismo.
Amílcar nos está anticipando muchas cosas que muy probablemente se nos están escapando a quienes venimos de apoyar a pie juntillas al gobierno anterior y no advertimos muchas de las transformaciones que se vienen operando en nuestra sociedad. Por eso insisto con salir del algoritmo. Con buscar nuevas formas de relacionamiento, con hallar nuevas instancias de debate, nuevos interlocutores. Coincido con Amílcar en que centralmente el macrismo está construyendo algo que siempre existió pero nunca fuerza alguna lo asumió como tal, se está modelando como una fuerza de derecha con todo lo que ello significa y está empezando a admitirlo sin culpas ni tapujos y si esto no es advertido a tiempo por las fuerzas del campo nacional y popular es muy probable que no se encuentren a tiempo los elementos para abortar el experimento, porque no es sólo una cuestión de definición en términos de cartelería política, es más profundo. Admitirse como una fuerza de derecha implica ir dejando de tolerar ciertas costumbres y prácticas que hasta ahora se fueron de una manera u otra aguantando. No es casual el ataque al choripán, en esa agresión a un símbolo de lo popular está agazapada toda una serie de miradas sobre la sociedad y cómo reorientarla.

viernes, 14 de abril de 2017

LAS MÁQUINAS DE ROMPER CABEZAS

Fragmento del cuadernillo "Capacitación en comunicación popular", de Héctor Guillermo Sosa (*) - http://nos-comunicamos.com.ar/node/7204


"Los medios cumplen el rol de juez y parte. Sus dueños son empresarios que tienen inversiones en inmobiliarias, telefonía, petróleo, bancos, soja, medicina pre-paga y turismo, entre otras. También ponen ministros, senadores, jueces, diputados y en ocasiones presidentes.
Son los nuevos partidos políticos del poder. Tienen plataformas, línea ideológica y sus 'periodistas´ hacen las veces de militantes de mentiras.
"Todo lo que producen las 24 horas (incluyendo la publicidad) es política, es ideología en estado puro, pero te dicen que son neutros y objetivos. Esas cualidades no existen en ningún ser humano. Y te dicen ante cualquier reclamo que se realiza: ´están haciendo política´. Se adjudican a ellos mismos la potestad de colocar su ideología. Van por tú mente, el territorio más deseado y buscado, allí hoy se juega la batalla más grande de la humanidad. Por ello, el trabajo que desarrollan es desdibujar la capacidad de racionalizar temas, toda una enorme estrategia denominada CONSTRUCCIÓN DE LA MENTIRA.
Cuentan con ejércitos de sociólogos, antropólogos sociales, psiquiatras, encuestadores, politicólogos y economistas, que toman todo el tiempo la temperatura social de un pueblo. Esos equipos han estudiado en los Estados Unidos, y son hijos de las teorías conductistas, con las que repiquetean temas de agendas propias del poder real, Y son hermanos de las estéticas y contenidos de los medios como show de entretenimiento. Así, a la tarde, la mañana y la noche. No es poco. Por ello, analizarlos, estudiarlos y construir una contra/comunicación es estratégico. 
Tenemos una batalla en dos territorios: a) Las Redes Sociales b) Las calles. Allí la disputa real. Allí: ellos o nosotros".
(*) Docente en Comunicación, Análisis de mensajes y manipulación informativa, editor de Motor Económico y La Nave de la Comunicación.


martes, 28 de marzo de 2017

ANCLA: quien quiera oír, que oiga

Revista Cítrica - http://www.revistacitrica.com.ar/ancla-quien-quiera-oir-que-oiga.html#prettyPhoto


Rodolfo Walsh llevó adelante la Agencia de Noticias Clandestina durante algo más de un año, con cuatro máquinas de escribir, su archivo personal, un mimeógrafo y numerosas fuentes. 
En los 70, los cuatro eran periodistas. Los cuatro, Montoneros. Los cuatro eran precisos, sintéticos, prolijos y muy rigurosos con la información. Las voces llegaban a sus oídos de las formas más inverosímiles, pero certeras, y chequeadas. Las fuentes generaban decodificaciones, y el cruce informativo, los cables que, desde la clandestinidad, saltaban el cerco de la dictadura más sangrienta que supo ver Argentina.
Lucila Pagliai, era una de los cuatro, junto a Lila Pastoriza, Carlos Aznarez, y -por supuesto- Rodolfo Walsh. "En el periodismo -como en cualquier cosa- lo que importa es la confiablidad de lo que decís. Además es fundamental la verificación, el lenguaje correcto, y el respeto por la inteligencia del destinatario. Al día de hoy, lo tratan como imbécil, en general. Es como lo que pasa en las redes sociales, que alguien desde su casa puede largar cualquier cosa. El caso de lo que pasó con Walsh, una vez que lo mataron, los únicos que lo supieron son los que estuvieron ahí, y no los otros, que son personas a las que le dijeron que no-sé-qué. Y sobre eso se empiezan a tejer historias, sobre si llevaba sobres o no, si logró repartirlos antes, si sobrevivió o no. Lo saben dos o tres personas, nada más. Sobre la agencia Ancla, quiénes participaban ahí, quiénes estaban dentro, se han tejido cualquier tipo de cosas".
-¿Cómo fue el momento en el Walsh les cuenta sobre la idea de crear ANCLA?
-Walsh diseñó Ancla, y nos la planteó a nosotros. Nos dijo: ¿qué les parece que hagamos eso? Y por supuesto, no había opciones. Era una orden, ¿no? (risas). Nosotros ya veníamos trabajando con él desde antes. Y es una pena que con este aniversario, Lidia esté muerta. Porque ella era como un factor de control en ese sentido. También lo es lo que decimos nosotros, estos tres sobrevivientes. Todo eso está chequeado y avalado por Lidia. Nosotros íbamos todos los días a una oficina, rutinariamente, y ahí trabajábamos. No me acuerdo a dónde quedaba la oficina, pero era en pleno centro. Hasta que ese lugar cayó. Logramos sacar las cosas. Ahí estaba el archivo de Noticias, que lo llevamos con Carlos (Aznarez) a un guardamueble. Y después nos fuimos a un departamento que era mío, que quedaba por Agüero, entre Santa Fe y Las Heras. Que esa fue la casa que cayó cuando buscaban Ancla.
-¿Qué pasó luego de la caída del departamento?
-Y ahí yo quedé prendida, porque estaba mi nombre. Y yo le agradezco por siempre al Negro Suárez, -al Negro lo agarraron, aguantó muchísimo- que nunca dijo que yo, que era la dueña de casa, trabajaba con ellos. Es decir, que podía ser que otro ponía un nombre, como solía ocurrir muchas veces. Durante mucho tiempo no supieron nuestros nombres. Ni sabían a dónde estábamos, o qué era lo que pasaba.
-¿Cómo recordás aquellos momentos?
-A fines del 76 la situación era insostenible. Al punto de que la conducción (de Montoneros) salió del país. A partir de ese momento, con Rodolfo no nos vimos más, sino que él se ve con Lila solamente. Ella, sin embargo,  lo vio una o dos veces nomás. Fue para diciembre. Porque cortamos todo el funcionamiento de rutina que teníamos. Tres meses después lo mataron a Rodolfo. Era imposible juntarse, más allá de las citas en que nos juntábamos, mediante un sistema de encuentro por teléfonos. No había teléfonos entonces, era carísimo tener uno. Una vez por día, llamábamos a una especie de centrales, y dejábamos mensajes, en un país que no había teléfonos. Y eso nos ayudaba a constatar que los demás seguían vivos. Porque el concepto de desaparecido es fácil pensarlo ahora, pero por entonces no existía. Y esa es una de las cosas que se descubrió en Ancla, me refiero al hecho de que había gente que no venía a las citas, entonces los llamaban desaparecidos. Fue Videla el que dijo en un momento que no estaban ni muertos ni vivos, estaban desaparecidos, y de ahí surgió la palabra.
-¿Cómo era el sistema de llamados?
-El jefe de cada grupo llamaba a ese lugar, a la noche, y preguntaba por mensajes ficticios. Por ejemplo de psicólogos, que preguntaban por pacientes, y por el uso del consultorio. Ese tipo de mensajes. Todo el mundo hacía eso. Y se le pagaba a quien atendía, se le mandaba un cheque por mes a esa persona. Al nuestro lo agarraron, le allanaron el lugar. Porque obviamente después salta que ese era el teléfono a donde nosotros llamábamos. Y cada uno tenía un nombre falso. Eran todos nombres de fantasía. El mío era Ana.
-¿Cómo construías tu personaje, ese que servía para el caso de que te agarrasen?
-Yo era egresada en Letras, como Eduardo Jozami. Logramos el título antes de la debacle. O antes de una militancia más comprometida. La realidad fue cambiando. Una cosa era una militancia universitaria, y otra fue cuando la gente tuvo que tomar opciones. Los que tomamos la opción de no quedarnos en la periferia de lo que estaba ocurriendo, empezamos a abandonar todo lo que teníamos en la vida pública. Y ahí sí armamos un verso. Cuando fuimos a trabajar, inventamos una cobertura, antes de lo de Ancla. Estábamos clandestinos, pero éramos legales. A Rodolfo le decíamos Basualdo; en la organización era "Esteban". Y si hay algo que tuvo este grupo toda la vida, es un sentido del humor tal que pasábamos del llanto a la risa enseguida, y creo que eso -en parte- nos salvó. El humor nos unió desde otro lado, desde el costado visceral. Todos teníamos un humor irónico. Siempre.
-¿Cómo era el día a día en la redacción?
-Teníamos un ambiente de redacción en una situación general muy tensa. Hablábamos de películas y otras cuestiones, y así nos distendíamos un rato. Pero después caía la noticia de un compañero desaparecido, y la cosa se ponía seria. El local a donde estábamos al principio, antes del Golpe, era usado por la conducción (de Montoneros), para hacer reuniones. Entonces teníamos una cercanía hacia la conducción, que otros no tenían; y además, por historias personales, no éramos para nada reverenciales. Si teníamos que decir algo, lo decíamos. Nada de chupar las medias. Y por eso tuvimos discusiones fuertes. Una vez, después del Golpe, ya estábamos en la casa de calle Agüero, y vino la conducción. Estaban en Córdoba y viajaron para Buenos Aires. Yo tenía puesto -al lado del baño- el poema de la fundación mítica de Buenos Aires, escrito por Borges.
"¿Y fue por este río de sueñera y de barro
que las proas vinieron a fundarme la patria?
Irían a los tumbos los barquitos pintados
entre los camalotes de la corriente zaina.
Pensando bien la cosa, supondremos que el río
era azulejo entonces como oriundo del cielo
con su estrellita roja para marcar el sitio
en que ayunó Juan Díaz y los indios comieron.
Lo cierto es que mil hombres y otros mil arribaron
por un mar que tenía cinco lunas de anchura
y aún estaba poblado de sirenas y endriagos
y de piedras imanes que enloquecen la brújula.
Prendieron unos ranchos trémulos en la costa,
durmieron extrañados. Dicen que en el Riachuelo,
pero son embelecos fraguados en la Boca.
Fue una manzana entera y en mi barrio: en Palermo.
Una manzana entera pero en mitá del campo
presenciada de auroras y lluvias y sudestadas.
La manzana pareja que persiste en mi barrio:
Guatemala, Serrano, Paraguay, Gurruchaga.
Un almacén rosado como revés de naipe
brilló y en la trastienda conversaron un truco;
el almacén rosado floreció en un compadre,
ya patrón de la esquina, ya resentido y duro.
El primer organito salvaba el horizonte
con su achacoso porte, su habanera y su gringo.
El corralón seguro ya opinaba Yrigoyen,
algún piano mandaba tangos de Saborido.
Una cigarrería sahumó como una rosa
el desierto. La tarde se había ahondado en ayeres,
los hombres compartieron un pasado ilusorio.
Sólo faltó una cosa: la vereda de enfrente.
A mí se me hace cuento que empezó Buenos Aires:
La juzgo tan eterna como el agua y el aire".
Y por ahí pasó Roque Yäger, uno de los tres de la conducción, junto a Firmenich y Roberto Perdía o Carlos Hobert, alguno de ellos dos. Y me empezó a decir que cómo iba a tener ese poema ahí, que Borges no-sé-qué, y todo un debate al respecto. Y terminamos hablando y discutiendo sobre el papel que debería tener la cultura en un estado revolucionario. Y Walsh estaba de acuerdo conmigo en que la gente debería poder participar de la más alta cultura, si así le daba la gana. Pero al mismo tiempo, a Rodolfo le caía "gordito" que yo dijera que Borges era el escritor nacional más importante. De nuestro amor por la literatura nació una de las relaciones más particulares que tuve con Rodolfo. Él amaba leer.
-¿Qué planes o lineamientos tenían si ANCLA llegara a caer?  
-Y en verdad, si llegábamos a caer, todos teníamos una historia ficticia. Porque nosotros estábamos en un local, era una oficina, con máquinas de escribir, se producían informes, estaban los famosos recortes de diario que Carlos traía todos los días. Entraba con todos los diarios, recortaba y nos daba a cada uno de nosotros. Lila se ocupaba de gremiales, Lilia de política, yo de fuerzas armadas, educación y cultura. Hacíamos informes internos. Y después, todo eso lo usábamos para la agencia. Además estaba el archivo de Noticias. Entonces, la cobertura que nosotros inventamos, teniendo en cuenta la historia de cada uno de nosotros, era que estábamos haciendo la "Enciclopedia Integral Argentina". Y supuestamente la hacíamos para una editorial del exterior. Entonces Rodolfo me indicó que yo armase el proyecto de esa enciclopedia, que tenía que cubrir los rubros del archivo. Registramos el proyecto en derechos de autor, como para hacerlo bien. Era una época en la que había mimeógrafo, nada de computadoras ni impresoras. Uno escribía a máquina en esas hojas, con letras grandes,  y lo máximo que podías hacer era ir a que te lo amplíen. Pero no había nada más. Y me acuerdo que habíamos escrito en un papel, con letras grandes: "Enciclopedia Integral Argentina". Y lo habíamos puesto en una mampara que teníamos, a la entrada del local. Y una vez llegó Paco Urondo, miró eso y dice: "Excepcional. Al ver esto, el enemigo, desconcertado, se rinde". Y nos matamos de la risa. Urondo también tenía un humor irónico genial. Y esa era nuestra cobertura, que, hasta ese entonces, éramos legales.
-Y el resto de los compañeros?
-El Negro para ese entonces seguía trabajando en El Cronista Comercial y Rodolfo estaba de acuerdo en que siguiese ahí, porque desde ese lugar él tenía toda una serie de conexiones e informaciones en la secretaría de redacción. Incluso cuando lo secuestran, él seguía trabajando ahí.
-¿Cuándo se enteran de La Carta?
-La carta está fechada el 24 de marzo, pero él la fue haciendo antes, y tuvo un periplo dentro de la organización. No es que la redactó y la sacó porque le dio la gana. Y ahí está el mito contra el que yo trato de luchar porque es imposible. Se ha instalado en la sociedad, algo así como que a Rodolfo lo secuestran por la carta. Primero y principal, se produciría un anacronismo que se va a descubrir a la larga. Porque en realidad, Rodolfo, en el momento en que va a la cita y lo matan, Lilia estaba distribuyendo la carta. La carta -entonces- aún no había llegado a ningún lado. A las redacciones de los diarios tardaba un día, por el correo. Y de ahí, suponte que alguien se la filtrara a los servicios de inteligencia. O sea, por lo menos, otro día más de demora. Y él la mandó ese día. Tenía que tener el sello del 24 de marzo. ¡¿Cómo la iba a mandar antes?! No te olvides que era todo por correo. Con cartero. Con sello. Entonces, lo que importaba era el sello del correo. La mandó el 25 temprano, que es cuando a él lo matan. Porque está fechada el 24. Entonces, él la fecha el 24 y la manda el 25. Así fue. Pero lo tuvo todo planeado. Entonces Lila, unos días antes, se encontró con Rodolfo, y él le dice -muy contento- que está escribiendo de nuevo. Y creo que le da un borrador de la carta para que la lea, en el momento. Nadie podía llevarse a su casa cosas así. Esas son cosas que por ahí la gente de hoy no entiende. Te pescaban teniendo eso en la cartera, y era como tener una bomba.
-¿Cómo vivía Rodolfo esos días? ¿Estaba escondido?
-Él estaba escondido pero por otra cosa. Siempre fue enormemente cuidadoso de la seguridad. Enormemente, remarco. Cosa que no era habitual. Y nos transmitió eso a nosotros. Cuando -con Carlos (Aznarez)- nos vamos del país, Lila se queda porque Eduardo Jozami estaba preso, y quería dejar algo armado aquí e irse. Pensamos en que se podía continuar la agencia en el exterior pero era muy difícil porque te quedabas sin los informantes, y nadie iba a recoger la información si no estábamos nosotros. Y el Perro, que retoma la agencia cuando cae Lila también, llega de Perú, y se queda toda la dictadura. Pero estaba en un lugar muy guardado. Si no, no se podía haber quedado. Él quedó, al igual que Rodolfo, fichado con una imagen como de periodista combativo.
-¿Rodolfo pensaba que a partir del momento de la publicación de la carta cambiaría todo radicalmente por la repercusión?
-No. No iba a tener ninguna repercusión, ni acá ni afuera. No idealicemos. Afuera fue publicada por algún que otro diario, gracias a que en esos medios estaban Juan Gelman y alguna otra gente que estaba allá, y que tenía contactos, como para poder fogonear al texto. Si no, no te creas que hubiese repercutido, ¿eh? Acá, además, ¡¿quién la iba a publicar?! Tener en tu casa esa carta, era peor que tener una bomba. Por ejemplo, ¿por qué se perdieron tantos cables de Ancla? Porque los que están publicados son solamente los que pudimos recuperar. Hay muchos más. Lo que pasa es que no están.
-¿Cómo pensás la imagen de Walsh en estos tiempos?
-Al día de hoy, se sigue hablando de Walsh. Todo el mundo habla de él. Es citado hasta en TN. Y eso pasa por la carta. Es decir, por las circunstancias que rodearon a la carta. Lo matan el mismo día que él la reparte. Y pasó a integrar el imaginario colectivo de "bárbaros, las ideas no se matan".  Es decir,  a él lo matan por sus ideas. No lo matan porque era un revolucionario, militante, combatiente, que es lo que quedó en la sociedad. Queda como Urondo. A él realmente lo matan en un operativo de militancia concreta, donde él trata de defenderse.
-¿En qué lugar ubicas a Walsh, como periodista, militante, de aquellos años?
-Nadie lo puede discutir a Walsh, por supuesto, es un gran escritor. Lo que le adjudican a Truman Capote, lo inventó Sarmiento. Me refiero al género denominado No Ficción Periodística, de la escritura de ambos. Y acá lo retoma Walsh, cien años después. Y Walsh escribe Operación Masacre, diez años antes que Truman Capote escribiera A Sangre Fría. Y en el mundo, nadie se acuerda de Walsh, y se lo atribuyen a Capote. Por el prestigio, el nivel cultural, los países, etc. Walsh, en ese género, es extraordinario. Y no sólo en ese género, sino también en el de los cuentos. Y con respecto a la carta en sí, yo la publiqué en un librito de Colihue apenas volvió la democracia. Fue la primera vez que se publicó. Era un libro sobre ensayos latinoamericanos. Y yo incluí esa carta como una de las piezas más importantes de la literatura política argentina. La aparición de la carta, para mí no fue una sorpresa. Para nada. Ni me acuerdo la primera vez que la leí. Creo que él la hizo girar unos días antes, a nosotros, a su gente más cercana. Porque esa carta no se difundió en aquel entonces. Quiero decir, no se publicó.
-¿Cuál es el grado de influencia que le adjudicás a Walsh en tu vida personal?
-Walsh fue mi papá político. Yo venía de la militancia universitaria, era muy inocente. Y él me enseñó todo, en el sentido de cómo se debía funcionar, qué había que hacer, me puso mi nombre. Y yo era muy ingenua. Él siempre tuvo esa cuestión de "lo secreto". Y de la seguridad, en épocas en que eso no se usaba mucho, y no hacía verdaderamente falta. Además, él seguía funcionando públicamente. Lo recuerdo como un gran jefe. Era el tipo que peleaba por su gente y la protegía. Era muy severo cuando no hacíamos algo bien. Y muy duro en las críticas, no era un tipo complaciente, para nada. Pero era el jefe que conducía, y que los aciertos y errores que ocurrían eran colectivos. Él conducía, y por eso él era el responsable. Nunca iba a decir que fulano o fulana habían metido la pata. Era realmente una cosa colectiva. Teníamos una muy buena relación, dentro de esta situación en la que él era mayor, era distante en términos de, por ejemplo: entre el resto de nosotros nos contábamos los dramas diarios, peleas con nuestros amores, si teníamos líos. Es decir, nos contábamos todo. Nos conteníamos afectivamente también.  Y si bien Walsh no nos venía a contar si se había peleado con Lidia o cosas así, personales, sí había un compromiso personal muy fuerte. Y la otra cosa que a él lo recortó del resto, y que fue un privilegio para nosotros, fue que todas las semanas hacíamos discusión política. Llegaba, planteaba la situación, nos contaba lo que pensaba, y con total libertad podías decir lo que se te cantaba. Habilitaba a la crítica, las desmontaba, no era ningún estúpido. Era muy buen argumentador al mismo tiempo. En general desmontaba las críticas en buena forma, o las asumía con vos.
Los papeles de Walsh los recuperó Lila, de la Marina. Porque nadie los conocía. Los conocíamos nosotros, porque él nos los pasó a nosotros cuando los escribió. Ese que empieza diciendo: "está visto que la guerra está perdida". Eso nos lo presentó a nosotros. Y a sus otros ámbitos, que eran el de policiales y fuerzas armadas. Cuando lo mataron a Sergio Puiggrós, recuerdo que Rodolfo me agarró y me acompañó porque sabía que para mí, Sergio era especial. Y para él también. Y me acuerdo que íbamos caminando por la calle, y él era un tipo que no dejaba pasar las cosas. Y siento que también necesitó en ese momento, hablar de Sergio. Porque fue muy brutal.
Cuando reventaron mi casa, él tuvo un gesto extraordinario conmigo. Me dijo: "si no tenés a dónde ir, vení a mi casa". Cosa que era imposible, porque su casa era algo inexpugnable. Vivía en un ambiente, con todas las cosas de las escuchas que tenía ahí.
Una de las cosas que me acuerdo es que le enseñé a manejar, porque él no sabía. En esa época todavía estábamos legales. Nos juntábamos los sábados en una galería que había en Santa Fe y Scalabrini Ortiz. Todavía está la galería. Adentro había un bar. Allí nos reuníamos, y después íbamos a que le enseñe a manejar. Y ahí me comentaba cosas como que había que tener el pasaporte siempre al día. Porque si había algún viaje en que él me tenía que mandar al exterior, tenía que tener todo listo.  Y una vez me dijo: "no se puede salir al exterior a hacer turismo. Pero al único lugar a donde se puede ir, es a Cuba". Hablábamos mucho de literatura en general. Y una cosa que me impresionó una vez fue que, una tarde, pasamos frente a una casaquinta hermosa. Y él no era de decirte cosas como "ustedes son mi gente", o "ustedes son mi familia", o "quiero que estemos juntos". Pero sí decía cosas como: "cuando triunfe la revolución, vamos a venir a vivir todos juntos a una casa como esta, para los tiempos de paz". En el fondo, lo que él quería, era escribir. Él era básicamente un escritor. Como Urondo. Ambos hicieron el renunciamiento más extraordinario que pudieron haber hecho: entregar lo que más querían a un proyecto revolucionario, y relegar la tarea de escribir como una prioridad.