lunes, 22 de octubre de 2012

Argentina: Empresarios militantes del horror genocida

Agustín Sur - http://la5tapatanet.blogspot.com.ar/2012/10/empresarios-militantes-del-horror_21.html 
Según los obispos católicos latinoamericanos (y curas del tercer mundo) reunidos en Puebla, México, en 1979, el capitalismo "es una doctrina condenable porque consiste en la exaltación incondicionada del orden y de la seguridad como valores absolutos (…) sin cambios, incluso con resistencia al cambio. El orden y la seguridad incambiados de una sociedad plagada por la injusticia, las desigualdades, las discriminaciones, los privilegios, la violación sistemática de los derechos fundamentales de las personas; la opresión, el analfabetismo y la desculturización. Una sociedad con todas sus carencias, pero que al mismo tiempo sobrevalora el tener sobre el ser de las personas, a las que se empuja para que encuentren su identidad en la adquisición de bienes que no pueden comprar. Una sociedad dominada por la angustia tantálica de masas acuciadas y a la vez frustradas por el ilimitado espejismo consumista".

Las políticas de la dictadura genocida, un orden y una seguridad que solamente alteró la cuantificación de las injusticias y las desigualdades y necesitó de la represión para estratificarse. Pero esta ideología no es estrictamente militar. Se ha dirigido a la formulación y a la estructuración de un estado jerárquico, autocrático, autoritario que ha utilizado el terror, la represión, para garantizar la realización de sus objetivos. Considera a los seres humanos como meros objetos alienados de la propia realidad, partícipes de un juego en el que los únicos que conocen el destino final son quienes se consideran informados por esta ideología.

Es entonces que se comprueba, como factores primeros de una historia de represión y muerte, como lo fue la Argentina de los ‘70, a los sectores civiles, el del poder real, como lo son los que ostentaban - y ostentan - el poder económico y financiero.

En Mendoza, gran parte del estamento empresarial estuvo a tono de sus pares del resto del país en cuanto a su complicidad y participación concreta en el terrorismo de estado. Los agrupados en la Unión Comercial e Industrial de Mendoza, aprobaron, apenas producido el golpe, un mensaje de la entidad haciendo público su apoyo y exhortaba a sus afiliados y a todo el empresariado mendocino en general a "cumplir fielmente las disposiciones impartidas en los comunicados dados a conocer por la junta de comandantes de las fuerzas armadas, que han asumido todo los poderes de la nación. En cumplimiento de sus funciones específicas es un deber ir acompañando de auténtico sentido y carácter patriótico, afirmando nuestra fe en el gobierno argentino, procediendo con real vocación de servicio..."

Estas apoyaturas a la dictadura dejaron su saldo de excluidos, torturados, asesinados, desaparecidos, exiliados. En las grandes empresas se confeccionaron "listas negras" y los nominados fueron despedidos, amenazados, y si eran cuadros gremiales, dirigentes de base, "marcados" y denunciados por "subversivos", convirtiéndolos en víctimas, tan solo por representar la lucha de las reivindicaciones legítimas de sus representados, los trabajadores. En el sector público las exclusiones - víctimas de todo nivel - se ensañaron especialmente en la docencia. En la empresa estatal Giol, las medidas fueron drásticas y en octubre del ‘76 fueron encontrados asesinados los dirigentes obreros de SOEVA (Sindicato de Obreros y Empladaos Vitivinícolas) Antonio García y Héctor Brizuela, que pertenecían al plantel de obreros de dicha empresa. Empleados y obreros de un frigorífico que se declararon en huelga fueron detenidos de inmediato en Pescarmona (hoy Industrias Metalúrgicas Pescarmona SA –IMPSA). En las fábricas de portland Minetti y Corcemar, las persecuciones y despidos estuvieron a tono con la intensidad de la represión de los primeros momentos. Hubo empresarios que solventaron financieramente a los llamados "grupos de tareas" o paramilitares. Algunas víctimas aventuraban que los hornos de las cementeras se habrían utilizado como crematorios de cadáveres de personas que aún hoy están desaparecidas. Esos empresarios financiaban medios de movilidad, armamentos y municiones, viáticos y centros de entrenamiento. Uno de estos campamentos fue visualizado en una zona cercana a la ciudad de General Alvear, mencionando algunos vecinos el nombre de un conocido médico de la zona, de apellido Bruni, como uno de los principales líderes de esos paramilitares. Y claro, este siguió siendo, en su vida pública, una honrada persona. En la fábrica Modenfold, trabajaban los ciudadanos chilenos Juan Humberto Hernández Zaspe y Manuel Jesús Amaya Martínez, que fueron secuestrados y siguen aún desparecidos. Estaban en la "lista negra" de la empresa.

El terrorismo de estado fue la herramienta básica para que el poder económico-financiero de la Argentina fuera parte de la estrategia del imperialismo yanqui de imponer universalmente (la globalización) el neoliberalismo. Mascarones procesistas de esa entrega, como expresiones máximas, fueron Domingo Cavallo y Martínez de Hoz con otras apoyaturas no menos fundamentales, como lo fue el político, en la figura de Carlos Menem. Analizados a fondo sus costados ideológicos, son también una alta expresión de la traición a la patria, una figura que también cabe a los sectores militares de la dictadura, la que, lamentablemente, no ha sido encuadrada como categoría de crimen de lesa humanidad.

viernes, 19 de octubre de 2012

La SIP y las amenazas

Por Pablo Bilsky - http://www.redaccionrosario.com/nuevo/2012/10/19/la-sip-y-las-amenazas/ 

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) es un agrupamiento patronal fundado en 1950 por dos agentes de la CIA y un agente del Departamento de Estado de EE.UU.

Brindó siempre un apoyo irrestricto a las dictaduras genocidas del continente. Por eso considera la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual como una “amenaza”.

Efectivamente, la norma “amenaza” el poder acumulado por los oligopolios y los grupos concentrados que privan a la ciudadanía del derecho a la información veraz.

“Cuando se habla de ‘opiniones independientes’ de los ‘grandes diarios’ con insistencia sospechosa en numerosos órganos de distintos países, puede individualizarse perfectamente la organización del monopolio que abarca el ‘trust’ de publicidad dirigido por las grandes centrales de los países. Los congresos internacionales de editores no son otra cosa que reuniones ‘sui generis’ de directorio o de empleados que van a esas centrales a recibir instrucciones. El Pueblo les ha llamado con propiedad ‘la voz del amo’ o ‘los diarios encadenados’”. El párrafo pertenece a Juan Domingo Perón. En su libro Los vendepatrias. Pruebas de una traición, que escribió poco después del golpe de estado de septiembre de 1955, Perón retrató el papel jugado por la SIP en el golpe.

La SIP ha sido siempre coherente en su colaboración con las oligarquías del continente. Ayudó a la desestabilización de gobiernos democráticos de América latina y estuvo siempre al servicio de los intereses de los EE.UU. y el capitalismo mundial. Y lo sigue haciendo. Lo mismo ocurrió en los recientes golpes de Estado en Honduras y Paraguay. La SIP, que agrupa a los propietarios de los diarios que colaboraron en la desestabilización, hizo oídos sordos a las denuncias de los periodistas amenazados, asesinados y desaparecidos en Honduras, como así también a los atropellos, despidos y listas negras que son moneda corriente en Paraguay.

La SIP se fundó en 1950, en Nueva York. Jules Dubois y Joshua Powers, ambos agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) junto a Tom Wallace, agente del Departamento de Estado, son los fundadores de la SIP, que nace con una clara impronta macartista, antipopular, y antigremial, servil a los intereses imperiales.

Por este motivo, que la SIP abomine de la ley de medios argentina significa la más clara reafirmación de las bondades de esa norma a la hora de limitar el poder acumulado por las grandes empresas periodísticas oligopólicas.

Contrastando con esta mirada empresarial, patronal, de la SIP sobre la ley de medios argentina, muy distinta es la opinión de Naciones Unidas. El relator especial de Naciones Unidas para la Libertad de Opinión y de Expresión, Frank La Rue, afirmó esta semana durante su visita al país que la Argentina “es un modelo para el continente y otras regiones del mundo” en la materia, además de remarcar que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual “es una de las más avanzadas del continente”.

Y no es la única voz que llega desde el exterior apoyando la ley. En todo el mundo la norma argentina es considerada la más avanzada. En Brasil, Ecuador y Uruguay también se intentó democratizar el sistema de medios y ponerles límites a los oligopolios, tomando como modelo la ley argentina, pero no se logró todavía.

El 7 de diciembre, una misión de la SIP vendrá a la Argentina, en ayuda del Grupo Clarín, que se niega a cumplir la ley. El grupo empresarial de rescate será encabezado por el flamante presidente de la SIP, el empresario de medios ecuatoriano Jaime Mantilla Anderson, que además es presidente del diario ecuatoriano Hoy, uno de los medios que acosa la gestión del presidente de Ecuador, Rafael Correa.

Mantilla Anderson sucederá al frente de la SIP a Milton Coleman, del periódico estadounidense The Washington Post. En tanto, Bartolomé Mitre, del matutino de Buenos Aires La Nación, será secretario de la nueva junta directiva de SIP.

El diario Hoy, que dirige el nuevo presidente de la SIP pertenece al Grupo Egas, cuyo dueño es el empresario Fidel Egas Grijalva. El holding también maneja la cadena de televisión Teleamazonas, Radio Bolívar y las revistas Cosas, Caras, Soho, Diners, Fucsia y Gestión. Asimismo, posee la Imprenta Mariscal, la productora Public Promueve y la agencia de publicidad Delta, entre otros emprendimientos en el continente.

Con gran coherencia la SIP, que apoyó a todas las dictaduras genocidas, hoy es el sostén de los medios de comunicación oligopólicos que intentan desestabilizar los gobiernos democráticos de Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Uruguay y Venezuela, por sólo tomar algunos ejemplos notables. Con flagrantes mentiras, simulacros y operaciones de prensa, estos medios intentan desgastar y deslegitimar los procesos de cambio en marcha en América latina.

No en vano, en países de América latina se suelen denominar medios “sipianos” a aquellos medios de derecha que defienden los intereses de las oligarquías y los poderes fácticos y atacan con violencia, racismo y odio de clase a los gobiernos nacionales y populares.

Fiel al ideario oligárquico, antidemocrático, elitista e imperialista que le dio origen, la SIP llegará a la Argentina para intentar deslegitimar la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Pero esta norma es una paciente construcción social, una construcción colectiva de cientos de organizaciones militantes. Los rechazos, las maldiciones, las mentiras y los bufidos del aparato mediático al servicio del statu quo es proporcional a la importancia del cambio que produce la ley. El rechazo de la SIP es una suerte de premio. Y reafirma la necesidad de profundizar la militancia en favor de la democracia informativa.

miércoles, 17 de octubre de 2012

Aluvión zoológico

 


La creencia generalizada es que aluvión zoológico fue la forma despectiva con que la oligarquía calificó a las masas populares que se volcaron a Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1945. La realidad es más patética: el intolerante dicho salió de boca del diputado radical Ernesto Sanmartino, el 23 de mayo de 1946, quien usó la imagen para referirse al nuevo bloque de legisladores peronistas, donde había muchísimos obreros que irrumpieron imprevistamente en la escena política, como parte de la nueva mayoría popular en la Cámara de Diputados, históricamente habitada por la élite y la oligarquía, con escasas excepciones. http://www.elortiba.org/171045.html

Sin galera y sin bastón
Por Osvaldo Vergara Bertiche -                www.culturaynacion.blogspot.com
“Sin galera y sin bastón… los muchachos de Perón” era el grito de miles y miles de trabajadores que desde la media mañana del 17 de Octubre de 1945 recorren las calles de Buenos Aires en marcha hacia la Plaza de Mayo y también en muchísimas otras ciudades del interior.
Un acontecimiento novedoso que abriría un ciclo histórico distinto.
Diría Don Arturo Jauretche: “El 17 de octubre, más que representar la victoria de una clase, es la presencia del nuevo país con su vanguardia más combatiente y que más pronto tomó contacto con la realidad propia”.
Y como contrapartida, Emilio Hardoy, dirigente conservador, manifestaba: “Había dos países en octubre de 1945: el país elegante y simpático con sus intelectuales y su sociedad distinguida sustentada en su clientela “romana” y el país de “la corte de los milagros” que mostró entonces toda su rabia y toda su fuerza. … ¡… Días que sacudieron al país! ¡… Días en que la verdad se desnudó! ¡… Días que cierran una época e inauguran otra!”.
El 17 de Octubre de 1945 no fue una simple manifestación protestataria, fue una Gran Rebelión Popular mediante la masiva participación y movilización de los trabajadores y con verdaderas características insurreccionales.
Es por ello que John Wiliam Cooke señala: “El peronismo fue el más alto nivel de conciencia al que llegó la clase trabajadora argentina”.
El 17 de octubre de 1945 marca el fin de una Argentina y el comienzo de otra. Fue un hecho tan contundente, que aún hoy, y a pesar de las conquistas perdidas, del patrimonio entregado, de las infamias cometidas, ha quedado no sólo como recuerdo y evocación, sino como Bandera para las luchas por la Dignidad Nacional.
Juan Jose Hernández Arregui (1913-1974) enseña que "El proceso de industrialización que venía de la Primera Guerra Mundial y acrecentado rápidamente en el transcurso de la Segunda, había dado origen a un proletariado industrial destinado a una decisiva experiencia histórica en medio del pánico de los partidos directa o indirectamente complicados con el pasado. Esas masas, decepcionadas del socialismo, ajeno a la realidad nacional, del radicalismo en plena descomposición histórica después de la muerte de su gran caudillo Hipólito Yrigoyen, y del comunismo, cuyas consignas nunca entroncaron con demandas populares del país, carecían de compromisos. El 17 de octubre no sólo fue una lección histórica para las fuerzas del antiguo orden sino la gigantesca voluntad política de la clase obrera. Su adhesión a un jefe no se fundó en artes demagógicas sino en las condiciones históricas maduras que rompían con las antiguas relaciones económicas del régimen de la producción agropecuaria, que superaban los programas de los partidos pequeño burgueses de centro izquierda. La revolución política exigía la reforma social. La recuperación de la economía, enajenada al extranjero y la elevación del nivel de vida del hombre argentino explotado, son la doble faz de un mismo fenómeno: la toma de conciencia histórica de las masas.
Agregando para nuestros tiempos que: “Todo el problema político de la Argentina actual se reduce a esta irrupción consciente de los trabajadores en la historia nacional”.
El 17 de Octubre de 1945, el Pueblo argentino junto al entonces Coronel Juan Domingo Perón pusieron en vigencia la fuente ígnea de un sentimiento vital: La Patria
El Pueblo junto a su Líder terminaron con el caos existente y conformaron un nuevo perfil de Nación, de Nación Justa Libre y Soberana como realidad sustantiva y enaltecedora.


La Patria obtuvo su Grandeza y el Pueblo su Bienestar. - Leopoldo Marechal nos ha dejado plasmada esta Epopeya en su Soneto:
Era el pueblo de Mayo quien sufría,
no ya el rigor de un odio forastero,
sino la vergonzosa tiranía
del olvido, la incuria y el dinero. El mismo pueblo que ganara un día
su libertad al filo del acero
tanteaba el porvenir, y en su agonía
le hablaban sólo el Río y el Pampero.
De pronto alzó la frente y se hizo rayo
(¡era en Octubre y parecía Mayo!),
y conquistó sus nuevas primaveras.
El mismo pueblo fue y otra victoria.
Y, como ayer, enamoró a la Gloria,
¡y Juan y Eva Perón fueron banderas!
Osvaldo Vergara Bertiche, Rosario, Provincia de Santa Fe.







lunes, 15 de octubre de 2012

Argentina: Cómo Inteligencia armó la represión ilegal antes de la dictadura militar

Norberto G. Asquini - http://www.laarena.com.ar/opinion-como_inteligencia_armo_la_represion_ilegal_antes_de_la_dictadura_militar-83487-111.html
El obispo Adolfo Arana, junto a Ramón Camps, el capellán castrense y Luis Baraldini en un acto del ejército.
La Cámara de Bahía Blanca estableció cómo (el represor extraditado desde Bolivia) Luis Baraldini preparó la represión ilegal y las "listas" de personas a detener antes del golpe como jefe de Inteligencia del Ejército y se encargó de ejecutarlas como jefe de Policía en la dictadura.
La Cámara Federal de Apelaciones de Bahía Blanca aportó nuevos elementos en su último fallo sobre el terrorismo de Estado en La Pampa para establecer que las "listas" que armó el Ejército de personas a secuestras y torturas fueron confeccionadas antes del golpe de Estado de 1976 y se instrumentaron después del 24 de marzo de ese año. De hecho, los jueces dieron cuenta de cómo el principal "engranaje" de la estructura represiva montada en la Subzona 14, la jurisdicción militar de la "lucha contra la subversión", el mayor Luis Enrique Baraldini, preparó como jefe de Inteligencia del Ejército la represión ilegal y con su asunción como jefe de Policía se encargó de ponerla en práctica y llevarla adelante.
El "trabajo" del mayor.
Los jueces Pablo A. Candisano Mera y Angel Alberto Argañaráz en el expediente número 67.286 rechazaron en septiembre la apelación al procesamiento por secuestros y torturas del represor Baraldini y en sus considerandos expusieron el mecanismo de cómo operaron los servicios de inteligencia del Ejército antes y después del golpe de Estado. Y confirmaron el lugar central que tuvo en el engranaje represivo el ex jefe de Policía de La Pampa.
Baraldini, en su presentación de defensa, quiso distinguir entre el período en el que fue oficial de Inteligencia (identificado como S-2) del Estado Mayor General del Destacamento de Exploración de Caballería Blindada 101 en Toay, de aquel en que se desempeñó como jefe de la Policía de la Provincia, entre 1976 y 1979, como si hubiera sido un cargo burocrático más.
La Cámara determinó que Baraldini en el Estado Mayor del Destacamento de Toay -que integran las cuatro áreas: personal, inteligencia, operaciones, logística y era coordinado por el segundo comandante de la unidad- tenía responsabilidad primaria sobre la Inteligencia militar. No sólo desde que el Ejército comenzó a actuar en la represión política interna en noviembre de 1975 después de ser autorizado por el gobierno de la presidenta Isabel Perón a "aniquilar" a la llamada "subversión". Sino desde que llegó al Destacamento de Toay en La Pampa con el grado de capitán en diciembre de 1974 tras finalizar el Curso Básico de Comando. Si bien se considera que la fecha oficial en la que pasó a desempeñarse como oficial de Inteligencia fue el 28 de octubre de 1975 -días antes de que se desatase la primera razia contra docentes universitarios y médicos-. Luego ascendió al grado de mayor el 26 de diciembre de 1975, y a partir del golpe de Estado pasó en comisión al gobierno de la provincia de La Pampa como jefe de la Policía, comisión que cumplió hasta el 5 de noviembre de 1979.
El plan criminal.
Los camaristas indicaron que "(no) exagera el Juez de grado (el pampeano Pedro Zabala) respecto de la magnitud o importancia del cargo ejercido por Luis Enrique Baraldini durante este período. En efecto, el imputado como S-2 u Oficial de Inteligencia, formaba parte del Estado Mayor General de la unidad militar a cargo del Comando de la Subzona 14 y, como ya fue dicho, era el principal responsable en todos los aspectos correspondientes a la especialidad de Inteligencia pues representaba el órgano de dirección de inteligencia militar en el ámbito de la Subzona 14, lo que no es poco, pues era una de las áreas más sensibles en la ejecución del plan criminal que se investiga".
Los jueces citaron el reglamento militar RC-9-1 "Operaciones contra elementos subversivos". La actividad de Inteligencia era "la base fundamental en que se apoya la lucha contra la subversión. Su importancia es tal que puede ser destacada como la única forma de acción militar posible en las primeras etapas del proceso, y su ejecución eficiente puede ayudar (...) a producir medidas tendientes a eliminar la agitación social y controlar a los activistas, con lo que podría resultar neutralizada la subversión en sus primeras manifestaciones".
Los blancos.
En otro reglamento, el RC-3-30, "Organización y Funcionamiento de los Estados Mayores", se establecen las principales funciones que corresponden al jefe de Inteligencia y al órgano que encabeza, entre las que se encuentra la dirección, planeamiento, supervisión y ejecución de todas las actividades relativas al "ciclo de inteligencia" "permitiendo la evaluación de blancos, el análisis de blancos y la resolución para ejecutar el blanco antes de que la densidad del mismo haya declinado".
O sea, Baraldini fue el encargado de confeccionar la lista de personas a detener por el grupo de Tareas de la Subzona 14 desde finales de 1975 hasta 1979.
Toda la planificación correspondiente al área de inteligencia elaborada por el G-2 del Primer Cuerpo del Ejército para la Zona de Defensa 1, como Gran Unidad de Batalla, era desarrollada y puesta en práctica en la parte correspondiente a la Subzona 14 por Baraldini en su calidad de S-2 (correspondiente a Unidades de apoyo como era el Destacamento de Toay).
Interrogatorios.
El mismo reglamento establece qué asuntos pueden abarcar los procedimientos operativos normales (PON) en lo referente a Inteligencia, y enumera, entre otros, los siguientes: "exploración y vigilancia de combate; prisioneros de guerra, detenidos, etc. (pudiendo regular lo relativo al registro, la clasificación, los prisioneros seleccionados, el interrogatorio inicial, el 'interrogatorio por personal especializado', etc.); documentos y material enemigo capturado; y contrainteligencia (que incluye medidas de seguridad, empleo de claves, control y vigilancia de civiles)".
Existía a su vez un procedimiento reglamentario para el "Manejo del Enemigo Capturado" (Reglamento RT-16-101 Examen de Personal y Documentación) donde se establecía que "luego de la captura, desarme y registro, se debía separar a los detenidos y se procedería a un primer interrogatorio o primera fase del interrogatorio llevado a cabo en y por la unidad capturante, a diferencia del segundo o segunda fase del interrogatorio que se debe hacer más adelante y por personal de inteligencia".
Asimismo, el área de Inteligencia, además de los interrogatorios, también tenía participación en la primera de las etapas: la detención o secuestro, según expresa el Reglamento RC-9-1, "Operaciones contra elementos subversivos".
La orden de Camps.
En tal sentido, los camaristas bahienses indicaron que Baraldini, después del golpe de 1976, fue comisionado al cargo de jefe de Policía "precisamente con el fin de asegurar de manera eficiente ese control operacional" sobre la represión ilegal.
Afirman: "En efecto, en la Orden de Operaciones N° 12/75 (Lucha contra la subversión), emitida por el Comandante de la Subzona 14, Coronel Ramón Juan Alberto Camps, luego de establecerse el control operacional sobre la policía pampeana (1975), se expone que la misión del Ejército en la Subzona 14, es operar ofensivamente contra la subversión en el ámbito de su jurisdicción, para detectar y aniquilar las organizaciones subversivas, y además, conducir con responsabilidad primaria el esfuerzo de inteligencia de la comunidad informativa contra la subversión, a fin de lograr una acción coordinada e integrada de todos los medios a su disposición (punto 2); en cuanto a la ejecución de la misión, se define primero la operación, señalando que la misma consistirá en desarrollar operaciones ofensivas, para someter a las organizaciones subversivas a una constante presión de combate e inseguridad en toda la jurisdicción de la Subzona 14 (ámbito urbano y rural) (punto 3.a.1)".
Las dos fases.
Luego se establecen dos fases de ejecución: la primera, corresponde al año 1975 y se señala que se operará con elementos específicos de Ejército, específicos de las Fuerzas de seguridad y/o policiales o conjuntos; la segunda, en cambio, corresponde a 1976/1977 y su finalidad es "Reducir a un problema de naturaleza policial el accionar subversivo en la jurisdicción y aniquilar por extensión total a las organizaciones subversivas (punto 3.b)", indica la Orden.
En otras palabras, las "fases de ejecución" establecidas en la orden de operaciones por el comandante de la Subzona 14 "se correlacionan a la perfección con la carrera del imputado, que siendo el S-2 de la principal Unidad Militar de la Subzona 14, a partir del golpe de Estado, fue designado jefe de la Policía de la Provincia de La Pampa con la finalidad de seguir ejecutando, desde la fuerza policial, la misión de la Subzona 14 en lo que a la 'lucha contra la subversión' se refiere, poniendo en marcha la fase 2 de tal operación, lo que se manifiesta claramente en la Resolución n° 14/76 J inserta en el Orden del Día Interna 129 de la Policía de La Pampa, del 19/4/1976, de autoría del imputado, donde se reorganizan y actualizan las 'Actividades de esta Policía en el Comando de Subzona 14'".
En otras palabras, conformó el grupo de tareas pampeano para terminar con su plan de "lucha contra la subversión", "recibiendo órdenes del Comando de la Subzona 14 como emitiéndolas él mismo a sus subordinados", dice la resolución.

lunes, 8 de octubre de 2012

Chávez, el niño que vendía papaya

http://www.publico.es/443523/chavez-el-nino-que-vendia-papaya 

En los peores momentos de su cáncer ha leído a Fritjof Capra (un físico de la Universidad de Viena que estudia la interrelación de la física con el misticismo oriental), pero a Hugo Chávez lo que le gusta leer es historia. Dicen los que le conocen que es una de esas personas que se llevan prestados libros de las casas de sus amigos y nunca los devuelven. Su curiosidad por la historia le viene de pequeño, de cuando se sentaba en la primera fila de la escuela de su pueblo presidida por dos retratos: el del general Zamora, alias cara de cuchillo y el de Simón Bolívar.

La escuela de Sabaneta (estado de Barinas), el pueblo en el que nació en 1954, no era mucho mejor que el resto de las casas de la aldea, desperdigadas en tres calles polvorientas, con techos de palma y suelo de tierra. Allí vivió durante toda su infancia, en la casa de su abuela Rosa Inés, junto con su hermano mayor Adán. Sus padres, maestros de primaria, vivían en otra casa cercana. Los 300 bolívares que ganaban al mes no eran suficientes para alimentar a sus hijos. Llegaron a tener seis y Hugo fue el segundo; su madre tenía 19 años cuando nació y recuerda que ese parto no fue difícil en aquella madrugada del 28 de julio.

Pobre de solemnidad, vendía en los recreos de la escuela y en el pueblo "arañas de lechosa", un dulce hecho con papaya que preparaba su abuela. Chávez es mestizo, como la mayoría de la gente de Venezuela; su padre es negro, su madre blanca y su abuela Rosa Inés descendiente de los indios del llano.

Los genes blancos le vienen de su bisabuelo Pedro Pérez Delgado, conocido por Maisanta, que tuvo una vida de película. A los 16 años mató a un coronel que había dejado embarazada a su hermana y se pasó media vida huyendo hasta que se reenganchó en la guerrilla. Le llamabanMaisanta porque cuando cargaba contra sus enemigos iba gritando "Madre santa... ¡Ayúdame!". El apellido Chávez lo heredó de su bisabuela, con la que Maisanta, que tuvo otros muchos hijos desconocidos, nunca se casó.

La enseñanza media la cursó en la ciudad de Barinas, gracias a que le acogió en su casa su tío Marcos, el único hermano de su padre. De allí salió para matricularse en la Academia Militar de Caracas. En la Venezuela de aquellos tiempos, a diferencia de lo que ocurría en Argentina o Chile, existía la posibilidad de que las familias pobres enviasen a sus hijos a hacer la carrera militar. Esa puerta había sido aprovechada por el Partido Comunista que infiltró en el Ejército a algunos cuadros que llegaron a ser oficiales de alta graduación.

El caracazo y su ingreso en prisión

En esa situación se desarrolló en los cuarteles un movimiento conspirativo clandestino que se denominó ARMA (Acción Revolucionaria de Militares Activos) al que pronto Chávez se enganchó con el nombre en clave de José Antonio. El caracazo, la rebelión popular contra la política neololiberal de Carlos Andrés Pérez (1989), con sus cientos de muertos, salpicó también a los cuarteles. Allí se aceleraron los preparativos de los militares progresistas para levantarse contra el Gobierno.

En 2002 la derecha venezolana perdió la paciencia y se atrevió a dar un golpe de estado contra Chávez

Finalmente, en febrero del 92, se levantaron. Chávez ya era comandante y estaba encargado de tomar el Palacio Presidencial en Caracas, mientras otros oficiales, algunos de mayor graduación, deberían de apoyar la acción desde diversas ciudades. Pero hubo filtraciones y el levantamiento terminó en un rotundo fracaso. Chávez apareció en televisión y comunicó a los suyos que los objetivos no se habían cumplido "por ahora" e ingresó en la cárcel. Ese "por ahora", muy celebrado en Venezuela, fue realmente el inicio de su campaña electoral. Cuando dos años después salió de prisión, indultado por el presidente Caldera, ya era un hombre notablemente popular.

Ese Chávez de finales de los noventa, buen jugador de beisbol -siempre en primera base-, mal bailador -un serio problema en Venezuela- hábil dibujante, simpático y cercano, recorrió el país de arriba abajo explicando su proyecto político y conectó con la gente. En 1998 encabezó una coalición de partidos, el Polo Patriótico, y ganó con comodidad las elecciones.

Después de aprobar una nueva constitución, ganar otras elecciones, promulgar una ley de reforma agraria y cambiar la ley de hidrocarburos, la derecha venezolana perdió la paciencia y se atrevió a dar un golpe de estado apoyada por un sector del ejército, los medios de comunicación privados, la cúpula de la Iglesia, la patronal y las embajadas de EEUU y España.

Inicialmente tuvo éxito, pero en pocas horas la gente de los barrios bajó en trompa sobre el centro de Caracas. Otra parte de los militares se pusieron de parte del Presidente y lo liberaron de su prisión en la isla de Orchilla. Mientras en aquella noche de abril del 2002 la multitud rugía, Chávez regresó al Palacio Presidencial y demostró que su abuela tenía razón cuando decía que su principal defecto era su excesiva propensión a perdonar: ordenó soltar a los detenidos. ("También liberó a ese fascista con cara de asesino que tuvo el coraje de leer en televisión aquel papel que dejó abolida la Asamblea Nacional", le recriminó su hermano Adán).

Los peores momentos de su vida política se concentraron en ese año. Semanas después del golpe un grupo de militares se sublevó y tomó la plaza caraqueña de Altamira. Se instalaron en el hotel Palace, de cinco estrellas, y allí permanecieron un año entero. No había terminado el 2002 cuando los empresarios organizaron un paro en las empresas petroleras, que terminó alcanzando a la estatal PDVSA y provocó el colapso del suministro en las gasolineras y en el transporte.

Después de dos meses de manifestaciones y contramanifestaciones, caceroladas y enfrentamientos sociales, la huelga se diluyó y el gobierno consiguió reactivar las petroleras recurriendo a los trabajadores fieles de PDVSA y a técnicos de las universidades y del ejército. El largo golpe de la derecha venezolana había fracasado. Y de esa derrota todavía no se ha recuperado.

Política social

A partir de entonces Chávez lanzó su política social: las llamadas misiones, que con apoyo de 20.000 médicos cubanos llevaron la sanidad pública a los barrios, acabaron con el analfabetismo, combatieron la drogadicción, redujeron la pobreza a la mitad, abrieron las universidades a las clases populares y atacaron con menor éxito dos problemas incrustados en la sociedad venezolana desde mediados del siglo pasado: la criminalidad y la falta de viviendas.

Las llamadas misiones acabaron con el analfabetismo, combatieron la drogadicción y redujeron la pobreza a la mitad

Las políticas sociales (43% del presupuesto) trajeron otros problemas domésticos. Por ejemplo, el tráfico en las grandes ciudades se volvió desesperante, debido a las subvenciones a la población para comprar coches y para llenarlos de carburante (llenar el depósito de un automóvil cuesta, en Venezuela, menos de tres dólares).

La actividad de Chávez se volvió frenética. Sus colaboradores se quejan de que su agenda está siempre sobrecargada y es poco realista. Muy poco inclinado a delegar es muy exigente en el trabajo y tiene "mal pronto", un aspecto poco conocido por la mayoría de los venezolanos.

Todos los grandes medios de comunicación privados, sin excepción, son antichavistas y cada mañana atacan sin conmiseración al gobierno. A pesar de ellos, Chávez ha convocado 13 consultas electorales -con esta serán 14- y las ha ganado todas, con la excepción del referéndum constitucional del 2007.

En el verano del año pasado anunció que tenía un cáncer, cuando ya se vislumbraban en el horizonte las nuevas elecciones presidenciales. Genio y figura, decidió operarse en Cuba, descartando las ultraespecializadas clínicas de EEUU. Contra todo pronóstico, ha llegado a la campaña electoral en evidentes buenas condiciones físicas, para desesperación de sus opositores.

La figura de Chávez, el presidente mestizo que surgió de la miseria, tiene una particularidad difícil de batir: que con él se identifica la gente de las clases populares. Exactamente lo contrario de lo que le ocurre al millonario Capriles.

lunes, 1 de octubre de 2012

La clase media: la historia y sus repeticiones

Por: Ricardo Foster - http://www.infonews.com/2012/09/28/politica-40531-la-clase-media-la-historia-y-sus-repeticiones.php


Siempre es necesario tomar una cierta distancia de los acontecimientos como para poder abordarlos eludiendo la sobredeterminación que surge de las demandas del día a día. Ir un poco más allá del impacto supone aceptar el desafío del análisis menos exaltado por la potencia de los hechos y más inclinado por intentar pensar causas y posibles consecuencias. Hace unos pocos meses, y en este mismo espacio, intenté reflexionar sobre la primera de las movidas caceroleras –minoritaria en aquel momento– de un sector de las clases medias urbanas –principalmente porteña y de las zonas más pudientes de la Capital–, ahora quisiera retomar y reformular algunos de los planteos allí efectuados después de la más que significativa, cuantitativa y cualitativamente, protesta del jueves 21 que, y eso más allá o más acá de quién o quiénes la reivindiquen o defenestren, ha venido a redefinir, en una medida no menor, el clima político y cultural-simbólico cuya anterior inflexión hay que ir a buscarla a octubre del 2011 cuando el kirchnerismo hizo una elección histórica. Para decirlo sin medias tintas: ese clima ha variado y nos enfrentamos a nuevos desafíos que no pueden insistir con fórmulas que ya no representan esos cambios de sensibilidad. Lejos de aquellos que intentan “interpretar” el golpeteo insistente de las cacerolas como el punto de cierre de una etapa histórica –algo así como el fin anunciado de lo inaugurado en mayo de 2003–, más lejos de aquellos otros que desde los medios hegemónicos fogonean sin disimulos la emergencia de una retórica del odio, se vuelve indispensable recuperar el sentido de la memoria y de la comparación para no dejar que oscuras repeticiones sigan desplegándose en el interior de una vida social infectada por resentimientos autodestructivos y lógicas del olvido que suelen habitar los pasadizos laberínticos de las conciencias de una parte no menor de nuestra clase media que, en ocasiones que se reiteran, confunden lógica democrática con ímpetus destituyentes, como si su sola manifestación callejera y ruidosa pudiese compensar lo que no logran en las urnas.
Cuando la historia parece repetirse, cuando una suerte de déjà vu invade la escena del presente, regresan aquellas palabras célebres de Karl Marx estampadas, de una vez y para siempre siguiendo su antigua afición shakesperiana, en El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte: la historia se da dos veces, la primera como tragedia y la segunda como comedia. Si bien el autor de Das Kapital pensaba en el ilustre Napoleón y en su bizarro sobrino y afirmaba haber leído esa frase en Hegel, acabó siendo aplicada a diestra y siniestra ante la tozuda insistencia de las sociedades a efectuar extrañas piruetas repetitivas aunque bajo la implacable maquinaria de una realidad histórica que suele impedir que esas falsas copias alcancen la prosapia de sus antecesoras. La farsa que, por lo general, envuelve a la repetición del original nos recuerda, se lo recordaba a Marx, que los momentos “heroicos” no llevan, en su interior, la facultad de regresar, bajo otras condiciones y circunstancias, como si nada hubiera sucedido entre el acontecimiento decisivo y su intento de imitación. Entre la figura deslumbrante de Napoleón Bonaparte –aquel que cuando pasó montado a caballo bajo el balcón de la casa de Hegel en Jena, le hizo decir al filósofo alemán que “acababa de ver pasar al Espíritu de la historia”– y la de su sobrino, aquel del golpe de Estado de 1850, media, según la interpretación de Marx, la distancia que existe entre el drama y la comedia.
Una cosa era la burguesía de la Revolución Francesa y otra, muy distinta, aquella otra burguesía de la restauración monárquica de la época de los orleanistas. La primera había venido a conmover los cimientos del Antiguo Régimen y había logrado, jacobinismo de por medio y filosofía ilustrada, descabezar –literalmente– los restos de feudalismo monárquico inaugurando otra época de la historia que dejaría sus marcas en la vastedad de las geografías y, también, en una aldea lejana del fin del mundo donde llegaron las ideas fulgurantes de la emancipación humana. La segunda, oportunista y filistea, traicionando los ideales de la Revolución de 1848, la última en la que las barricadas parisinas devolvieron la imagen de un “pueblo” equivalente al Tercer Estado de los tiempos de la Gran Revolución, acabaría por rendirle culto y pleitesía a la copia del tío, ese esperpento de emperador que creyó representar el nuevo drama de la historia y terminó por darle letra a la comedia.
Lo cierto es que la reiteración cacerolera, la convocatoria –esta vez muchísimo más amplia que la anterior– de los vecinos de algunas esquinas emblemáticas de la opulencia porteña sumada al repiqueteo obsesivo de los medios de comunicación hegemónicos, expresó fundamentalmente, salvando quizás algunos imprecisos reclamos toscamente formulados, la persistencia del qualunquismo sobrante de sectores de la clase media que siguen comprendiendo el mundo desde las alturas de su ombliguismo. Pero también puso de manifiesto una debilidad no menor por parte del Gobierno a la hora de buscar interpelar a esos sectores. Sin sobredimensionar la protesta pero tampoco sin subestimarla, se vuelve imperioso tomar nota de ella para, como se hizo en anteriores circunstancias mucho más difíciles, implementar aquellas políticas que sigan desplegando el rumbo transformador sosteniéndose en la decisiva diferencia que existe entre el proyecto del kirchnerismo y las fuerzas regresivas que se entrelazan con el ruido de las cacerolas. No se trata de escuchar el canto de sirena de quienes, incluso desde el interior del oficialismo, sugieren la ya conocida lógica del repliegue y la política de las concesiones como camino seguro a la clausura del ímpetu profundamente renovador de la vida nacional que, de modo imprevisto, emergió en el 2003. Se trata, en todo caso, de tomar nota de la densidad de la protesta, de su movilización saturada de prejuicio y odio pero también de la confluencia problemática de diferentes actitudes y posicionamientos que van desde francas actitudes golpistas hasta el creciente temor frente a una vida cotidiana atravesada por la disolvente presencia de lo delincuencial. La clase media, en su diversidad, se suele alimentar con un poco de cada uno de los condimentos que se vieron el jueves 21, todos juntos la transforman en una abigarrada masa que busca embestir contra lo que identifica como causante principal de todos sus “males”. Entre el dólar, fetiche de los fetiches, la inseguridad –matriz de todos los miedos–, la inflación, el machaque permanente de los medios hegemónicos y la trama de prejuicios que mezclan el gorilismo con el racismo se cocinó el odio visceral hacia un gobierno que, aunque no lo puedan siquiera pensar ni decir, sacó al país de la catástrofe de los noventa. Y principalmente recompuso la estabilidad de la propia clase media.
No resisto, nuevamente, la tentación de citar largamente a Nicolás Casullo que, en un artículo memorable –“Qué clase mi clase sin clase”– publicado apenas unos días después del estallido de diciembre de 2001, dejó constancia, entre jocosa e irónica, del carácter tan “original” de nuestra bendita clase media. Un artículo que, más allá del tiempo transcurrido y del cambio esencial de la escena político-económica-cultural, nos permite, a través de la maestría analítica y el desparpajo de Casullo, capturar mejor el imaginario que sigue recorriendo a esos sectores que se lanzan al combate en defensa de su majestad el dólar y que se creen herederos de aquellos burgueses norteamericanos que se rebelaron contra la suba del impuesto al té en los albores de la independencia estadounidense.
“Así es –escribe Casullo–, se trata de auto-orientarnos en un presente tenebroso, teniendo claro únicamente que nuestra inspiración se agiganta cuando nos topamos, de tanto en tanto, con el protagonismo de los descuajeringados ‘segmentos’ de clase media. Representantes diversos de las clases medias sobre todo capitalinas, con su protesta y cacerolas en las calles del estío y diciendo al resto de la familia después de agarrar la champañera y un tenedor salgo y vuelvo voy a voltear a un presidente déjenme la cena arriba de la heladera. En esa estamos. Digo, de pronto encontrarse no ya con Walter Benjamin o Michel Foucault sino persiguiendo el arcano cultural de tía Matilde.
“Si uno hace historia de esta clase media, historia barata, que no cuesta mucho, gratis diría cuando tenemos el sueldo encanutado, podría argumentarse: una clase media que viene de un radiante y a la vez penumbroso viaje. Viene desde aquella su ingenua estación inaugural de los años 50, donde él se puso el sombrero y la corbata con alfiles, ella la permanente y la pollera tubo, y ambos salieron casi virginales pero envenenados a festejar en la Plaza de Mayo la caída de Perón al grito de ‘no venimos por decreto ni nos pagan el boleto’. Cancioncilla tan escueta como cierta, interrumpida por saltos en ronda a la Pirámide para entonar ‘ay, ay, ay, que lo aguante Paraguay’ sin ningún tipo de grosería ni mala palabra con las que hoy se luce cualquier animador de pantalla pero nunca mi padre.
“Después la clase volvió a meterse en casa para advertir, con menos recelo, que los morochos sobrevivían a todos los insecticidas ideológicos y censuras, y para dedicarse no sin cierto cansino asombro a departamentos en consorcios, fiats en cuotas, palmitos con salsa golf y vino rosado. Recién a fines de los 60, principios de los 70 el gran estamento medio recibió la primera monografía fuerte a componer, de la cual culturalmente no se repuso nunca jamás, para entrar en cambio en el jolgorio y la confusión liberadora de distintos eros. Fue cuando los hijos, ya grandulones, arruinaron cada cena o almuerzo dominguero con la ‘nacionalización de las clases medias’, al grito en el comedor en L de ‘duro, duro, vivan los montoneros que mataron a Aramburu’.
“Tamaña reivindicación de arrabaleros no estaba en los cálculos de la clase media blanca de abuelos migradores, pero nadie se arredró en la cabecera de las mesas –ni escurrió el cuerpo en la patriada hay que admitirlo– aunque apenas entendiesen la metamorfosis de la nena que además copulaba en serie con novios maoístas, peronistas y con dudosos nuevos cristianos (…). Tiempo y silencio le costó a la clase volver a salir otra vez a la Plaza después de esa canita al aire. Prefirió desde el 76 salir a Europa, a Miami, o a la frontera del norte misionero en largas columnas de autos compradores de TV a color, al grito desaforado en los embotellamientos de ‘Argentina, Argentina’ tal vez porque también en colores habían sido los goles de Kempes”. Y así siguió saliendo la clase media en otros días “memorables” de las crónicas argentinas (para vitorear a un general beodo que nos llevó a la guerra; para acompañar y desilusionarse en Semana Santa de 1987 y regresando en “orden” aunque confundida a su casa para no salir, para no “vérsela junta, sobre el asfalto, por quince larguísimos años”.
Y así sigue Casullo recorriendo la historia entre trágica y humorística de quien le ha dado a la Argentina una representación de sí misma que, como se ha dicho en diversas oportunidades, la mostraba como la Europa extraviada en medio de la barbarie de un continente incomprensible, intraducible a sus parámetros y poblado de “cabecitas negras”. Casullo no dejaría, mientras intentaba calibrar lo que sucedía en las calles de una Buenos Aires tórrida e insurrecta, de interrogarse por la deriva de una clase media que, bajo los sones del impulso y la inconciencia de quien siempre se siente fuera de toda responsabilidad, contribuía a hacer saltar por los aires a un gobierno impresentable y en nombre de una “república perdida” a la que ella, eso era seguro, no había hecho nada por encontrar. Nunca abandonó su raigal escepticismo ante los acontecimientos de ese diciembre histórico y se alejó de aquellos otros que los vieron, a esos mismos sucesos, bajo la fantasmagórica figura de la insurrección popular y el grito libertario. Le doy de nuevo la palabra a Casullo para que termine su pintura antológica: “La propia historia que relato –antojadiza, falsa, liviana, inoportuna– devela el interesante claroscuro de la clase analizada. Sus extrañas medias tintas. Sus románticas luces y sombras espirituales. Sus insondables claros de luna. Sus materialistas intra-contradicciones objetivas, diríamos allá por 1972 donde todo era salvable. Ahí está cenicienta y ramera con su fuerza y su talón de Aquiles. Llama a las revoluciones pero un plazo fijo la embota como una niña enamorada adentro de un granero. Ahora su lógica navega al compás de movileros descerebrados, cámaras amarillas de Crónica TV, al ritmo de su justa furia por dólares encarcelados, por su real hartazgo de una clase política que nada hizo cuando el país desapareció, sino que casi se fue con él. A lo mejor algún día pueda volver a contar su biografía. Igual que antes, allá por los 50, cuando no había salido del patio de magnolias”.
Por supuesto que, más allá de la ironía, el análisis de Nicolás Casullo, al que seguimos leyendo con apasionado interés, implica una intervención muy aguda y crítica respecto de las diferentes valorizaciones que se hicieron de la irrupción de la clase media porteña que, cacerolas en mano, salió a “voltear a un presidente” y, de paso, a exigir que le devolviesen sus mágicos y envenenados dólares y que, por esas extravagancias propias de la historia argentina, se encontró, por única e insólita vez, con esos mismos “cabecitas negras” de los suburbios tan temidos que también se derramaron sobre Buenos Aires para manifestar sus insoportables condiciones de vida. “Piquete y cacerola… la lucha es una sola”, eso se llegó a cantar en algunas esquinas emblemáticas de una ciudad incendiada que no sabía si estaba en medio de una fiesta libertaria o asistiendo al fin de los tiempos. Casullo nunca dejó de inquietarse ante los cambios de humor de la clase media del mismo modo que no se entusiasmó con los aires insurreccionalistas y asamblearios que tanto impacto causaron en algunos soñadores irredentos de revoluciones perdidas.
Si bien para él, diciembre de 2001 constituyó un acontecimiento parteaguas porque le puso un punto final al jolgorio menemista al mismo tiempo que hizo estallar por los aires las ilusiones liberal republicanas de la progresía, sus opacidades, sus zonas oscuras y regresivas se confundieron con los momentos de rebelión hasta ofrecer un escenario argentino que nadie atinaba a intuir hacia dónde acabaría yendo. La irrupción de Néstor Kirchner, que tanto le impactó, no estaba en el horizonte de nadie ni mucho menos el giro decisivo, en términos históricos, que vendría a desplegar en un país desorbitado y desorientado. A Casullo le siguió interesando el debate, de algún modo abortado, sobre esos meses del verano tórrido del 2001-2002 y, en diversas ocasiones (aparición del falso ingeniero Blumberg, cacerolas campestres, etc.), creyó descubrir una vez más la irredenta tendencia de la clase media a regresar sobre su fondo qualunquista nunca del todo extinguido.
Seguramente, y porque llegó a ser testigo de la rebelión gauchomediática de 2008, hubiera contemplado la “repetición” de esos fulgores como la evidencia de un resentimiento imposibilitado de reencontrarse con aquellas esperanzas de desbancar al tan odiado populismo. Pero también hubiera alertado sobre ciertas impericias gubernamentales a la hora de comunicar con inteligencia el sentido y el porqué de algunas medidas que tanto perturban y escandalizan a la clase media. Hubiera, con su escritura crítica y aguda, advertido contra la subestimación del poder de fuego de los grandes medios de comunicación señalando que el proceso de transformación seguía requiriendo una insistente intervención político-cultural capaz de seguir disputando sentido común. Seguramente, como atento lector de Marx y de otros autores de la tradición crítica, se habría detenido en el pasaje de la tragedia a la farsa destacando los peligros que la lógica del vodevil y del grotesco tienen a la hora de movilizar a determinados sectores sociales que guían su brújula existencial desde un profundo cuentapropismo moral. Casullo, en todo caso y luego de ironizar alrededor de los caceroleros nostálgicos de un país de propietarios, giraría su mirada hacia el propio kirchnerismo para decirle que no se duerma en los laureles del 54%. Jauretcheanamente no dejaría de recorrer, una tras otra, todas las zonceras del medio pelo al mismo tiempo que insistiría con seguir prestándoles la debida atención a los verdaderos artífices de la conspiración. Para él, cuya pluma inventó aquello de “clima destituyente”, la farsa, cuando no se la desarticula, puede convertirse en tragedia. Hasta ahora el Gobierno ha sabido encontrar los caminos adecuados en momentos de encrucijadas. Y lo ha hecho doblando la apuesta transformadora. Tal vez ahí radique su fuerza para seguir desactivando la lógica del resentimiento, esa misma que se vio en Callao y Santa Fe cuando una patota de “buenos vecinos” pasó de la violencia retórica a la violencia física en la primera y esperpéntica caceroleada de junio, y las últimas expresiones, ahora con un flujo más masivo de “ciudadanos alarmados ante tanto autoritarismo gubernamental”, de una extrema violencia retórica que desnuda lo que algunos “republicanos” sueñan con hacer si alcanzan, de nuevo, el poder en el país. Impedirlo es nuestra responsabilidad. Incluso en beneficio de la propia clase media que, aunque lo haya olvidado sistemáticamente, suele ser dolorosamente sacudida y perjudicada por los eternos cultores de la “República verdadera”.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Cacerolas en barrio norte: La iracundia de los egoístas

Oscar Gonzalez - http://www.infonews.com/2012/09/27/politica-40381-la-iracundia-de-los-egoistas.php 

El país soporta una dictadura, las libertades individuales están siendo avasalladas, se obliga a callar a quienes piensan distinto, la vida privada de las personas ha sido invadida por el Estado y el régimen político vigente se parece cada vez más a una monarquía absoluta. Es increíble que todo esto tenga alguna verosimilitud para alguien. Pero si se presta atención al discurso que a diario construye la prensa de negocios y que reprodujeron algunos enojados que hace unos días batieron cacerolas, habría dos países: uno real, en el que se reprime y se confisca la propiedad privada, y otro, de mentiras, en el que vive una inmensa mayoría de incautos, víctimas del engaño y la manipulación, que han votado a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Alrededor de esta producción de sentido se está erigiendo un siniestro muro de odio e intolerancia que se emparienta más con el “viva la muerte” del falangista español José Millán Astray que con el debate democrático. Es probable que no todos los quejosos compartan esta y otras consignas igualmente abyectas; quizás entre quienes rechazaron la convocatoria haya algunos críticos del gobierno. Es que la sociedad argentina es más plural y múltiple que las simplificaciones de esa buscada polarización, y de lo que se trata es de que el disenso, por enconado que fuere, no lleve al desprecio y la desvalorización hacia las mayorías que se sienten contenidas y beneficiadas por las políticas de este gobierno.

En la cobertura periodística de las protestas se mostró una escena que se reiteró con varios manifestantes: preguntados cómo y con qué fuerza –policial, de gendarmería, etc.− el gobierno reprime, la respuesta fue que lo hace con… ¡¡la AFIP!! De modo que el ente estatal recaudador sería el instrumento de que se vale el gobierno para perseguir opositores. Por disparatada que suene, la interpretación fue instalada por los diarios de negocios, que imaginan el empeño oficial en detectar evasores –y no precisamente a los más pequeños− como una suerte de venganza contra los que critican al gobierno. La prensa insidiosa intenta así deslegitimar el cobro de impuestos a los que más tienen, una tarea que consideran persecutoria, del mismo modo que considera un ataque a las inversiones privadas la recuperación de YPF y, antes, la recuperación del sistema previsional.

Igualmente, se aduce que la regulación en la compra de dólares, implementada cuando la economía mundial se derrumba, es un abuso de poder, siendo que se trata del ejercicio de una atribución absolutamente legítima de cualquier país del mundo que protege sus reservas.

Otra declaración pública que registraron las cámaras fue la del manifestante que pedía ayuda exterior, “porque nosotros somos amigos de los EE UU y porque es un país líder en el mundo”. Mejor no conjeturar qué tipo de ayuda esperaba recibir el entrevistado que, de paso, parecía ignorar que aquel país, como todas las potencias capitalistas, considera la evasión impositiva un delito grave, que se castiga con prisión y al que persiguen tenazmente y escudriñando sin piedad las propiedades y negocios de los particulares.

Guillermo O'Donnell, que en sus últimos años fue opositor al gobierno, afirmaba que la mayor fuente de inestabilidad de la democracia en la Argentina era la mezquindad de sus clases dominantes para aceptar un mejor y más equitativo reparto de la renta nacional. Los recursos naturales y humanos que posee el país tornaban inexplicable a los ojos del mundo los golpes de Estado, las dictaduras militares y la inequidad y la pobreza. Pero la observación de O’Donnell no es para nada novedosa si se la refiere, también, al resto de América Latina: los golpes militares que han asolado la región tienen ese origen común. Y los gobiernos populares y reformistas surgidos en los últimos años sufren, de una manera u otra, el asedio de quienes se niegan a ceder un solo privilegio.

La resistencia feroz a pagar impuestos muestra el elevado grado de egoísmo social de estos sectores y la arraigada convicción de que el Estado debe ser un instrumento a su servicio. Así ha sido durante muchos años, mientras que en la base de la pirámide social los impuestos al consumo son una obligación ineludible para la inmensa mayoría. De modo que el proyecto que subyace en quienes le quitan todo valor a las políticas redistributivas, incluso como palanca de la economía, es el de un Estado y un país empobrecidos con islas de riqueza antagónicas con las políticas de solidaridad e inclusión.

Algunos de los dirigentes opositores que se sienten interpelados por las protestas y que sueñan con encabezarlas son portadores, precisamente, de ese proyecto de país; otros, con tradiciones políticas diversas, tendrán que decidir si la caza del voto justifica la enajenación de principios o confrontan desde una programática propia. Para quienes defendemos el proyecto nacional en marcha y su profundización, hay una enorme tarea pedagógica y política que comienza por extender en la sociedad la convicción de que todos, y de manera equitativa, debemos contribuir a construir un país más igualitario, más humano, donde la libertad no esté coartada por la pobreza y la exclusión de los bienes materiales y simbólicos que hacen a la condición de ciudadanía.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Argentina: el secreto del odio

LUIGI LOVECCHIO.* - www.losbuenosvecinos.com.ar

El odio hacia la presidenta de la Argentina —o hacia Chávez o cualquier presidente que conduzca una  política de carácter nacional y popular— tiene un secreto cuando es publicado en los medios periodísticos:  es el comportamiento de quienes reciben las informaciones. Los editores saben de eso y lo guardan bajo siete llaves; aunque  ese  secreto no elimina los hechos, que conviven a la vista de quienes saben verlo.

Lo conocen bien los varios Magnetto, Mitre, Fontevecchia y demás directores a sueldo que pueblan las redacciones de todos los medios de comunicación del mundo sintonizados sobre la misma línea editorial.

Las columnas de Jorge Fontevecchia pueden ser un ejemplo: en sus escritos el CEO de editorial Perfil camina al borde de la verdad, pero desviando la mirada en el último tramo hacia la conveniencia de los intereses personales. Sus dos últimas columnas no han sido la excepción al ignorar que la mayoría de los caceroleros reclaman a la presidenta medidas absurdas y pocos claras —aparte de abundante insultos  groseros.

Reclaman por la inseguridad y se olvidan que la Argentina es uno de los tres países más seguros de la  región, incluyendo Estados Unidos. Tal vez sólo algunos saben que también es uno de los países con menor pobreza[1]; la segunda después de Canadá, y lleva la delantera en la relación entre sueldos y poder adquisitivo, comparando con los sueldos de todos los países de América Latina. 


Eliminando estos tres ejes de la protesta, sólo quedan, como tema de los caceroleros, la corrupción, el asunto dólar y el odio injustificado.

La corrupción se puede demostrar que no lo es. Este es el gobierno que más dinero público ha empleado en activar la economía, en acumular reservas, en satisfacer asistencia social, en pagar jubilaciones, en incluir más de dos millones de nuevos jubilados, en la asignación universal por hijos, en subsidiar las  tarifas de los servicio público como el gas, la electricidad, el transporte, en pagar las deuda externa tildada de incobrable por los anteriores gobiernos.

Al ver tantos logros acertados, viene uno a preguntarse dónde iba a parar tanto dinero que ahora alcanza  para pagar todas las obligaciones (sociales o no) que antes se descuidaban. Aumentó el PBI, aumentaron los recursos, es verdad, mismo así antes había crisis y el dinero apenas alcanzaba para hacer funcionar al  país de manera muy reducida, y el país ofrecía el triste espectáculo de la pobreza exagerada.

Pero… ¿por qué el odio?

Al descorrer el telón y mirar con ojo imparcial y crítico el escenario de los medios de comunicación argentinos se descubre gran parte de la verdad. El odio a Cristina, las mentiras sobre pobreza e inseguridad se fomentó desde el primer día de aparición en el escenario político de los Kirchner y se ha ido sedimentando sutilmente  y sin pausas en el ánimo de quienes no tienen capacidad de análisis o viven distraídos y toman un mundo prestado o tienen intereses bien marcados con una política neoliberal y no aprueban, por distintas razones, las medidas económicas del gobierno.

Los medios de comunicación de la región están planificados para hacer creer a sus seguidores que el pensamiento brotó de su cerebro y la idea subsiguiente es que este pensamiento hace parte de su misma personalidad, le pertenece, porque olvida con el tiempo la lectura anterior o en qué medio leyó la información. En la prensa de la región abundan los meta-mensajes, de apariencia ingenua, que luego surten el efecto de una germinación agigantada en el ánimo de las personas. Obedeciendo a esa manera de comunicar, un simple delito pasa a ser una tragedia que se repite y repite.

Esta comunicación veraz, pero mentirosa en la dimensión de la ética comunicacional crea en el espectador un transfondo psicológico que lo prepara para recibir la impresión que en su país cunde la inseguridad. En el diario la Nación, Santiago Kovadloff, titula su columna: “Lo que la gente puso en  marcha”, aludiendo como  “gente” a los caceroleros. Luego añade en cursiva: “Pidió ser gobernada y no sometida. Más aún: dejó bien claro que no se dejará someter”. ¿Quién quiere someter a quién?, estimado Kovadloff.

Nadie somete a quienes piensan diferente aún cuando, quienes baten cacerolas, usan métodos de prepotencia dictatorial para imponer criterios casi extravagantes. El mensaje de Kovadloff deja implícito que el gobierno somete a  quienes no piensan igual —y de ahí el meta-mensaje malicioso que descansará en el pensamiento de más de uno de una manera tranquila e inofensiva.

Sin embargo quien leyó este título de La Nación no sabe que cayó en una trampa, que está asimilando una información que se grabará en su subconsciente de manera involuntaria cargando una mochila que un día despertará como  una idea propia. A este tipo de recado, el mismo lector, unirá  otros meta-mensajes que recibirá en tiempos diferentes; estos se sedimentarán como herencias activas, como haciendo parte de una memoria propia. Se recordarán todos juntos cuando ya está maduro el momento de la protesta. Momento que los mismos medios deciden con sutilezas en la manera de comunicar.

Las conclusiones son que nadie recuerda (o si lo recuerda no importa) que la Argentina es uno de los tres países más seguros de la región, tampoco importa si la pobreza es la menor y menos aún, que los sueldos de los argentinos son los mejores en poder adquisitivo y que este gobierno no gerencia la corrupción. No importa nada, aún cuando un empresario, CEO de Techint (Paolo Rocca), dice que los  sueldos de los operarios locales duplican a los mexicanos y casi triplican a los brasileños y que la Argentina es récord en poder adquisitivo.

Se podría seguir con los meta-mensajes hasta al infinito, como el de Perfil.com que dice: “El riesgo de  Cristina: ganar o perder todo”; o “El Gobierno usó Fútbol para Todos para descalificar los cacerolazos”, de La Nación.

Cada día aparecen mensaje demoledores que se acumulan de manera silenciosa en el ánimo de la gente, y ahí quedan, en estado embrionario hasta el momento de actuar. Cuando llega ese momento, la gente salta como un resorte cuando de manera casi invisible recibe la orden. Parece un cuento imposible pero  este es el grado de sofisticación de las comunicaciones actuales. Crear una cultura de las mentiras al volverlas creíbles.
Si hubiese una necesidad real como lo manifiestan los mensajes comunicacionales, el gobierno habría caído desde hace tiempo.

Me enoja la estupidez, pero con ella tenemos que convivir. Estúpidos son los diarios que escriben imprecisiones y los noticieros que dan informaciones malintencionadas. No es posible que se llamen “periodistas” quienes con toda intención y deslealtad escriben patrañas para fomentar el odio y sacar  provecho de la situación.

Ayer en una plaza de San Telmo tuve la oportunidad de hablar con una  pareja de  venezolanos; él tenia aspecto de ser un empleado de alguna multinacional, ella su esposa. Me comentaba que había oído a Aníbal Fernández hablar con mucho desprecio de la protesta en la Plaza de Mayo. Suspiré y le dije:
“Es una lucha desigual, los medios de comunicación mienten y deforman las informaciones, fomentando el odio entre argentinos. La libertad de prensa no autoriza las mentiras”.

Y añadí:
“El problema de la región es que fuertes intereses empresariales foráneos les interesa mantener el predominio de una política global en vez de una regional que permita el desarrollo del mercado interno. Esos monstruos gigantescos de los negocios compran todos los medios de comunicación de manera tal que los dueños de las empresas son apenas gerentes administradores de sus voluntades”.

La pareja esperaba un auto que llegó. Partieron de la plaza felicitando el encuentro. Pero yo continué mentalmente:
“El verdadero enemigo no es Magnetto ni Mitre, ni Fontevecchia, el verdadero enemigo son los poderosos intereses que descansan al norte e inquietan a la región para intentar desestabilizar sus políticas nacionales y populares por medio de las comunicaciones obligadas en llevar adelante la tarea.
“La Vuelta  de Obligado siempre es actual en este lado del mundo”.
__
1] Estadísticas Banco Mundial: http://www.bancomundial.org/es/country/argentina

Notas relacionadas:
En diario Perfil

En mismo medio.
——
* Periodista.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Argentina: Álbum de fotos de la Marcha "espontanea" de odio y cacerola paqueta

Jorge P. Colmán / APCS - http://www.matrizur.org/index.php?option=com_content&view=article&id=23386:argentina-album-de-fotos-de-la-marcha-qespontaneaq-de-odio-y-cacerola-paqueta-&catid=39:argentina&Itemid=59 

La historia cuenta que el 17 de octubre de 1945 la Plaza de Mayo se llenó con enormes columnas de trabajadores que llegaban mayoritariamente desde los arrabales del sur. Cipriano Reyes relató que los trabajadores de los frigoríficos se movilizaron como pudieron y a pesar de los obstáculos que el poder les puso en el camino. Los comunistas veían en esos morochos rostros a los "Sans Culotte" criollos y los llamaron "descamisados", y la oligarquía se horrorizó cuando estos pusieron "las patas en la fuente". Se movilizaron por la defensa de sus derechos y el amor a Perón que se hallaba preso en la Isla Martín García. 

Ayer la derecha tuvo su Plaza de Mayo, la contracara del 17 de octubre obrero y peronista. Vinieron mayoritariamente desde la coqueta zona norte de la ciudad, llegaron en sus autos y se estacionaron cómodamente, para luego marchar. Vinieron con sus carteles, pero los organizadores repartieron banderas celestes y blancas. No pisaron los canteritos, ni el césped, como tampoco pusieron "los pies en la fuente". Los movía el odio hacia los pobres, su antiperonismo visceral (devenido en Kirchnerismo) y el miedo a la pérdida de sus privilegios.
Nazi

martes, 11 de septiembre de 2012

LA POBREZA COMO VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS

POR ROBERTO BISSIO - http://www.cronicon.net/paginas/edicanter/Ediciones76/nota08.htm

Pob
Antes de firmar tratados internacionales de comercio o de inversión o de diseñar políticas fiscales, los gobiernos deben asegurar la coherencia de estas políticas con sus obligaciones de derechos humanos y evitar medidas "que creen, mantengan o aumenten la pobreza, internamente o fuera del propio territorio". Esto es necesario para conciliar la normativa internacional de derechos humanos con la realidad de pobreza en que vive la mayor parte de la población mundial.

Aunque éste y otros puntos -como la reafirmación del derecho al agua- son potencialmente controvertidos, la abogada chilena Magdalena Sepúlveda Carmona, relatora especial sobre la extrema pobreza de las Naciones Unidas, estampó la palabra "final" sobre el proyecto que acaba de enviar a los gobiernos para establecer "principios rectores sobre la extrema pobreza y los derechos humanos". Sepúlveda cree que habrá consenso y que el Consejo de Derechos Humanos aprobará en setiembre este conciso documento de veinticinco páginas donde resume ocho principios y cuatro requisitos para garantizar catorce derechos específicos de las personas que viven en la pobreza.

El documento está concebido como orientador de las políticas públicas, y, por lo tanto, dirigido a los gobiernos nacionales que deciden sobre ellas, pero también contiene secciones sobre las obligaciones de las grandes empresas trasnacionales.

Culmina así un largo proceso, iniciado en 2001, cuando la entonces Comisión (hoy Consejo) de Derechos Humanos encomendó a la Subcomisión de Promoción y Protección de los Derechos Humanos que definiera cómo aplicar las normas de derechos a la lucha contra la pobreza, que las Naciones Unidas consideran prioridad universal.

El Banco Mundial tiene una definición monetaria de la pobreza y ha establecido la frontera en los ingresos inferiores a un dólar por día (ahora ajustados a un dólar y cuarto). Según el enfoque de derechos humanos, en cambio, la pobreza es "una condición humana que se caracteriza por la privación continua o crónica de los recursos, la capacidad, las opciones, la seguridad y el poder".

La pobreza, dice el preámbulo de los "principios" a los que Sepúlveda ha dado forma definitiva, es "a la vez causa y consecuencia de violaciones de los derechos humanos". Los pobres "sufren muchas privaciones que se relacionan entre sí y se refuerzan mutuamente -como las condiciones de trabajo peligrosas, la insalubridad de la vivienda, la falta de alimentos nutritivos, el acceso desigual a la justicia, la falta de poder político y el limitado acceso a la atención de salud-, que les impiden hacer realidad sus derechos y perpetúan su pobreza".

De ahí que el primer principio que se postula es el de la dignidad humana, junto a "la indivisibilidad, relación mutua e interdependencia de los derechos humanos". Los restantes principios son la igualdad contra toda discriminación, que "incluye el derecho de ser protegidos contra el estigma negativo asociado a la situación de pobreza", la igualdad entre hombres y mujeres, los derechos del niño, la capacidad de actuación y autonomía de las personas que viven en pobreza, la participación y empoderamiento, la trasparencia y acceso a la información y la rendición de cuentas.

Basados en estos principios, los Estados deben adoptar estrategias nacionales para reducir la pobreza y lograr la integración social, con puntos de referencia y plazos claros y planes de acción bien definidos. Las políticas públicas deben dar "debida prioridad" a los pobres y las "instalaciones, bienes y servicios necesarios para el disfrute de los derechos humanos" deben ser "accesibles, adaptables, asequibles y de buena calidad".

Si bien todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales se aplican a los pobres, el documento ofrece una lista de "algunos derechos específicos cuyo disfrute por quienes viven en la pobreza es particularmente limitado o está especialmente menoscabado, y respecto de los cuales los Estados tienen con frecuencia políticas inadecuadas o contraproducentes". Entre éstos se cuentan el derecho al agua y el saneamiento, la alimentación, la salud y la educación, la vivienda, al trabajo y la seguridad social, entre otros esenciales para la dignidad, como el derecho a tener documentos de identidad.

Los Estados tienen la obligación ya mencionada de ser coherentes, solicitar asistencia internacional cuando sus esfuerzos no sean suficientes y asistir si están en condiciones de hacerlo, rindiendo cuenta de sus intervenciones.

"En un mundo caracterizado por un nivel sin precedentes de desarrollo económico, medios tecnológicos y recursos financieros, es un escándalo moral que millones de personas vivan en la extrema pobreza", dice el prefacio del documento. Cuando se lo apruebe, erradicar la pobreza extrema ya no será solo un deber moral, sino también una obligación jurídica.


Red del Tercer Mundo, septiembre de 2012.

 

 

lunes, 10 de septiembre de 2012

El mito del modelo de la India

Por Suranjana Nabar-Bhaduri *- http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-203012-2012-09-10.html 

India es presentada como ejemplo de una estrategia alternativa de desarrollo donde el crecimiento económico en las primeras etapas está conducido por el sector de servicios antes que impulsado por la actividad manufacturera. La prensa internacional ha destacado el ejemplar desempeño económico, proyectando al país como una de las economías de mercado emergentes que se apoderarán de la economía mundial. Como es esperable en un proceso de desarrollo, el peso del sector agrícola en el PIB disminuyó a lo largo del tiempo. Sin embargo, el sector industrial no ha evidenciado un alza significativa en su participación. Por el contrario, los servicios emergieron como el factor que más contribuyó al crecimiento económico de India, especialmente desde los años ’90. La evidencia sugiere que, entre 1993 y 2007, más del 60 por ciento del crecimiento del PIB indio estuvo impulsado por el sector servicios. El creciente peso de esas actividades es parcialmente el resultado de un aumento meteórico de la exportación de servicios, fundamentalmente software y la tercerización de servicios de información y servicio técnico. Este desempeño estuvo directamente asociado con el proceso de relocalización productiva en el mundo desarrollado y la capacidad de India para suministrar trabajadores de habla inglesa a salarios relativamente bajos. La balanza comercial y la cuenta corriente india muestran déficit persistentes y depende de las divisas provenientes de las exportaciones de servicios, las remesas y el ingreso de capitales financieros para sostener esa situación.

Cuando se evalúa la capacidad de este modelo de crecimiento para generar un desarrollo sostenible e inclusivo, el escenario está lejos de ser prometedor. La contribución del sector de servicios tercerizados a la creación de empleo ha sido minúscula, dado el tamaño de la fuerza de trabajo india y el hecho de que la mayor parte de esos trabajadores permanecen en áreas rurales y con baja calificación. Mientras que el total de la fuerza de trabajo india llega a los 450 millones, el empleo total en el sector tercerizado de servicios se ubica alrededor de los dos millones de trabajadores. El resto del empleo en el sector servicios corresponde a actividades de autoempleo de baja productividad, sin organización. Sin esfuerzos concretos de política para acelerar el crecimiento y la expansión de la agricultura y la industria, India no puede aprovechar la ventaja demográfica que le otorga una población relativamente joven suministrando empleo productivo para el crecimiento de ambas actividades y lograr que el proceso de crecimiento sea más inclusivo. En igual nivel de importancia se ubica la pregunta sobre cobertura de las necesidades de alimentos, vestimenta, inversión y productos industriales que deben constituir gran parte del consumo antes de alcanzar un nivel de vida lo suficientemente elevado.

Algunos analistas sostienen que los déficit de cuenta corriente y financieros de la India pueden ser financiados y sostenidos con los ingresos de la exportación de servicios, remesas y flujos de capitales, fundamentalmente inversiones de portafolio. Aunque India no está cerca de experimentar una crisis de balanza de pagos, esa argumentación ignora la restricción impuesta por la demanda externa. No hay garantías de que la fortaleza de la exportación de servicios pueda ser sostenida indefinidamente y generar las divisas suficientes para financiar los déficit crecientes. El principal destino de las exportaciones de servicios indios y la principal fuente de remesas –desde mediados de los años ’90– han sido Estados Unidos y Europa. La lenta recuperación de Estados Unidos, la recesión en Europa en el escenario de la crisis del euro y la posibilidad de leyes de inmigración más duras en Europa tienen el potencial para afectar las exportaciones de servicios de India y las remesas que ingresan al país. Incluso el potencial para incrementar los ingresos provenientes del Medio Oriente, otra fuente importante de remesas indias, se ha reducido con la desaceleración del boom del petróleo en esos países y el amesetamiento de la diáspora india en esa región. Además, los flujos de capitales de corto plazo aprecian el tipo de cambio real y profundizan el déficit comercial y en cuenta corriente. La persistencia de los grandes déficit puede reducir la confianza de los inversores y resultar en una reversión de los flujos y ataques especulativos sobre la moneda local.

Lo que necesita la economía india son políticas activas que estén direccionadas a acelerar el crecimiento y la expansión de la industria y la agricultura. Para eso se requiere más inversión en programas de investigación y desarrollo (I+D) a través de alianzas público-privadas, políticas de crédito que faciliten la renovación de las viejas e ineficientes maquinarias, el establecimiento de más instituciones financieras para el desarrollo y subsidios a empresas por invertir en I+D. La inversión pública, las políticas educativas, los programas de ayuda vocacional deben estar direccionadas a incrementar la capacitación laboral y la cantidad de empleos bien pagados y de alta productividad que permitan reducir la necesidad de importaciones así como la dependencia en la exportación de servicios, remesas y los inestables flujos de capitales.

También se requieren iniciativas para la creación de empleos, más integrales a través del desarrollo de infraestructura y programas de desarrollo rural. La estrategia de desarrollo de India tiene que ser una que promueva el crecimiento del mercado doméstico con el objetivo de mejorar el estándar de vida de la población sin chocar con la restricción externa. La estrategia de desarrollo de India no debe buscar solamente integrarse con los mercados globales mediante la dependencia en la exportación de servicios con bajos salarios que explota a sus trabajadores para beneficiar a los consumidores globales.

* Doctora en Economía. Frederick S. Pardee Center for the Study of the Longer-Range Future.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Ampliación e inclusión - Votar a los 16

Daniel Gonzalez Almandoz - http://www.prensamercosur.com.ar/apm/nota_completa.php?idnota=5655 

16El impulso dado desde espacios del kirchnerismo, en especial por el senador nacional Aníbal Fernández -autor del proyecto- a la posibilidad que adolescentes de entre 16 y 18 años adquieran el derecho de emitir su voto, fue parte de la agenda pública de la última semana.
A favor y en contra de la iniciativa se sumaron voces en un debate que, por momentos, mezcló, como gustan decir los contadores, peras con manzanas.
Mientras quienes apoyan esta propuesta avanzaron en sostener la importancia cívica de esta medida, sus detractores la redujeron a un oportunismo del gobierno, como si una iniciativa tan compleja tuviese una linealidad directa con la emisión directa del voto. Este oportunismo, que con un amplio grado de posibilidad está presente, se constituye sin embargo como una insuficiencia analítica: pensar que porque impulsan una ley todos los jóvenes van a votar al oficialismo, es como suponer que por los avances del radicalismo yrigoyenista toda la clase media y las anti-oligarquías votan a la UCR; o que todas las mujeres votan al justicialismo porque en su gestión se aprobó el derecho al voto femenino.
Más allá de las motivaciones coyunturales, la posibilidad de que este segmento juvenil pueda elegir autoridades es un emergente inevitable del cambio de época que atraviesa el mundo, y de manera particular, América Latina.
Los cambios en las matrices socio culturales de la región implicaron un fuerte retorno a la participación de jóvenes. Esta situación aún dista de ser algo generalizado pero representa una sustancial transformación de la situación dominante a fines del siglo pasado y los inicios del nuevo milenio. Se evidencia en diferentes instancias que, con distinto grado de institucionalidad, la juventud pretende discutir la cosa pública, por lo general a través de dispositivos impulsados por los consejos juveniles, e incorporan cada vez más campos de presencia.
Resulta interesante para entender, sobre todo parte de las insuficiencias señaladas por lo detractores de la idea, cómo la mayoría de los partidos políticos se expresan, aunque no siempre materialicen, a favor de la renovación en las instituciones.
Un claro ejemplo de esto lo constituye la senadora nacional por Mendoza Laura Montero (UCR), que en el marco de su campaña de promoción a favor de la reforma política -previo a la puesta en primer plan de la posibilidad de voto juvenil-, afirmó, de acuerdo a lo que reprodujo el portal www.parlamentario.com que “lo que proponemos es el cupo de jóvenes, que haya una mayor representación de los jóvenes. Esto es sumamente importante, porque lamentablemente para muchos la política ha sido algo secundario y suelen ver al sistema político como algo extraño, ajeno a la vida cotidiana. Nosotros debemos despertar en los jóvenes el interés por la política, incorporarlos desde su visión y hacerlos parte del sistema de los partidos políticos y de la política en general. Esto permitirá incorporar a nuestros jóvenes a la vida política y traer aires nuevos a los partidos políticos”.
Pero Montero, una de las espadas del ex vicepresidente Julio Cobos, no es una expresión aislada. La senadora nacional por Salta, Sonia Escudero -Bloque justicialista 8 de octubre-, presentó un proyecto en un sentido similar. Como indicó el sitio web de Qué pasa Salta, la iniciativa “plantea una modificación en el artículo 60 del Código Nacional Electoral, estableciendo que ‘Las listas que se presenten para los cargos a Diputados Nacionales deberán estar integradas por jóvenes de ambos sexos de hasta cuarenta años de edad cumplidos a la fecha de la elección en una proporción no menor al 30 por ciento de los cargos a elegir y garantizando que al menos uno de cada tres candidatos pertenezcan a esa franja etaria".
Entre sus argumentos, la legisladora salteña sostiene que “mientras la edad promedio de los argentinos es de 32,5 años, la edad promedio de la actual composición de la Cámara de Diputados es de 52 años”.
De estos impulsos dados por las dos fuerzas políticas mayoritarias en cuanto a su representación parlamentaria surgen dos preguntas iniciales: ¿cómo construir jóvenes comprometidos de manera cívica para ocupar, desde los 25 años, diversos roles y responsabilidades estatales a las cuales lleguen como resultado de voluntades populares y no como imposiciones partidocráticas que garantizan la reproducción del sistema dominante y, por lo mismo, no son renovación? Y por otro lado, ¿qué mejor forma que lograr esto que, más allá de los esfuerzos educativos a los cuales no hay que renunciar, darle forma concreta en un sentido de derechos y obligaciones, a la toma de responsabilidad en elegir, de manera involucrada, a los responsables de debatir y decidir sobre la cosa pública?.
¿Hay diferencia de conciencia cívica entre un joven de 17 años y uno de 18, e incluso de 20? ¿El establecimiento de este derecho, no obliga acaso a la necesaria y tan mentada renovación de todos los partidos políticos? ¿No implica esto la asunción de una política de Estado seria y compartida para pensar las estructuras representativas a futuro en un marco de pluralismo y diversidad en serio?
Cuando las respuestas se ejecutan desde marcos de seriedad y responsabilidad transformadora, la tendencia conduce a afirmar que la baja de la edad para el ejercicio del derecho político del voto es positiva. Cuando las mismas se elucubran desde una resistencia por la resistencia misma, o por la negativa al cambio, aparecen objeciones con un liviano tono de solidez. Y abre disputas al interior de esos sectores, que en general representan a espacios anquilosados que incluso en sus propios partidos han practicado el ostracismo juvenil.
Para tomar un ejemplo, en un comunicado de prensa, difundido por Clarín, las autoridades nacionales de la UCR rechazaron la propuesta ya que “sólo es "el intento de una maniobra electoral" que procura utilizar a este segmento de la población. No se aprecia un estudio serio y profundo en esta propuesta, sólo se observa el intento de una maniobra electoral, que tiene como objetivo, la utilización de este segmento de posibles votantes".
Sin embargo, los segmentos juveniles del centenario partido no comparten esa mirada. Como difundió el diario UNO de Entre Ríos, Emiliano Wollenberg, secretario general de la agrupación Franja Morada -brazo universitario del radicalismo-, y miembro de la Juventud Radical de Paraná, se expresó de acuerdo con el voto optativo desde los 16 años y sostuvo: “Siempre proponemos la participación juvenil, incluso eso está contemplado en la carta orgánica del partido”. El dirigente señaló que “no es esta una cuestión de edad, pues entre los mayores de 18 años hay mucha gente que tampoco está preparada para saber qué significa un voto y cuál es la responsabilidad”.
En la misma línea se expresó la juventud del socialismo enterriano. La agencia APF publicó: “El responsable provincial de la juventud del Socialismo entrerriano, Juan Manuel Rossi, aseguró: `Estamos de acuerdo con todo lo que tiene que ver con la ampliación de derechos`, y `más allá del kirchnerismo, desde el 2003 hay una gran cantidad de jóvenes que se volcaron a participar en política. La participación forma parte de la política`”.
En esa publicación Rossi estableció que “no hay que esperar para aprender”, y echó por tierra el argumento contrario a la iniciativa que habla de la "desinformación” de los jóvenes.

sábado, 25 de agosto de 2012

El Eternauta

 

Presentado por Juan Sasturain, donde Solano López nos cuenta del origen del Eternauta. Un homenaje para él quien hoy se nos fue al Continuum 4 a seguir la búsqueda del Eternauta y Oesterheld.

jueves, 23 de agosto de 2012

La soberanía paraguaya a merced de las transnacionales

Adriano Muñoz Pérez - http://alainet.org/active/57409 

Hace tres días, el gobierno de facto de Federico Franco, a quien el pueblo democrático paraguayo no reconoce como presidente, firmó un decreto que habilita la liberación de semillas transgénicas para su entrada y siembra dentro del territorio paraguayo. Con este hecho se percibe claramente las razones del golpe de Estado Parlamentario, perpetrado el 22 de junio pasado, contra el Gobierno de Fernando Lugo, quien durante su gestión ha tenido políticas ambientales que había cuestionado y congelado la habilitación de semillas transgénicas, por su peligrosidad para la salud y para el ambiente.

Con este hecho, a solo dos meses de haber asumido el Gobierno, los golpistas han terminado de concretar la violación de la soberanía nacional, energética, territorial y alimentaria; desde una plataforma político-jurídica que favorece a las corporaciones multinacionales como Monsanto, Río Tinto, Alcan para su apropiación de los recursos naturales del país.

Organizaciones sociales, ambientalistas, ciudadanía consciente y científicos comprometidos con la vida, ven este hecho sumamente grave por poner en severos riesgos la vida y el equilibrio de los componentes naturales del ambiente.

La población paraguaya conoce sobre las graves consecuencias de los transgénicos y su paquete tecnológico, con pesticidas y herbicidas, al tener un niño mártir en Itapúa, quien falleció a consecuencia del envenenamiento por el Round up. Según un estudio reciente, 2 de cada 5 niños nacidos en zonas del Departamento de Itapúa, nacen con malformaciones; así como los innúmeros problemas de la piel, alergias, aumento del cáncer de todo tipo, enfermedades respiratorias y muchos otros problemas de salud que aumentan en sincronía y proporcionalmente con el aumento de la siembra de semillas transgénicas en el país.

Para el colmo de males, el gobierno de facto y sus secuaces golpistas, se llenan la boca en discursos sobre la soberanía, ¿A qué soberanía se refieren? Porque no solamente están vendiendo territorio, sino además,  con el ingreso de las semillas OGM, se están eliminando las semillas criollas y nativas. Entonces, ahora el campesino paraguayo debe comprar a Monsanto las semillas para producir, convirtiendo a este sector dependiente de un mercado excluyente y monopólico, como son las transnacionales: Como se sabe solo cinco empresas controlan a nivel mundial la elaboración y venta de productos químicos,  por su parte Monsanto controla el 100% de las semillas transgénicas.

El Paraguay soberano de los golpistas, ya tiene a gran parte de las tierras de los Departamentos de Canindeyú (63%), Alto Paraná (63%), Caaguazú (62%), Amambay (41%), Itapúa (44%) y  Alto Paraguay (34%) en manos extranjeras. Con la liberación de las semillas transgénicas, la expulsión de la población campesina que alcanzó 10 % en los últimos 10 años, se acelerará aún más; además de las consecuencias nefastas e irrecuperables para el medio ambiente.

Esta política es implementada, maquinada y defendida por el gobierno de facto, los grupos de poder económico y los medios masivos de comunicación. Ellos defienden un modelo de producción destructivo tanto para la salud humana como para todo ser vivo, además de multiplicar la miseria y el hambre, favoreciendo a unos pocos capitalistas, quienes negocian y lucran con la vida, mercantilizando la naturaleza sin importar las consecuencias. Queda claro que este grupo económico es el responsable del cambio climático y sus consecuencias que ponen en peligro de desaparición a la especie humana.

Frente a esta arremetida,  los movimientos sociales y la comunidad campesina organizada se mantendrán en pie de lucha en la defensa del territorio y la biodiversidad.

¡La soberanía no se negocia, se defiende!

Adriano Muñoz Pérez

adriano.agroecologia@gmail.com