domingo, 29 de enero de 2012

La complicidad de EE.UU. con la dictadura

Por Raúl Arcomano - http://sur.infonews.com/notas/la-complicidad-de-eeuu-con-la-dictadura 

La mejor música para sus oídos: eso escuchó el funcionario argentino, de boca del por entonces superinfluyente secretario de Estado norteamericano. “Si tienen que hacer ciertas cosas, háganlas rápido y vuelvan lo antes posible a la normalidad”, le espetó Henry Kissinger al interventor militar en la Cancillería argentina, el vicealmirante César Guzzetti. Era junio del ’76 y Estados Unidos daba vía libre para la represión que había empezado el 24 de marzo. Guzzetti volvió al país y dio la buena nueva a Jorge Rafael Videla. Cuatro meses después, el 7 de octubre, Kissinger y Guzzetti volvieron a encontrarse en el Hotel Waldor Astoria, en Nueva York.

–Nuestra lucha dio muy buenos resultados en los últimos cuatro meses. Las organizaciones terroristas han sido desmanteladas. Si continuamos en esa dirección, a fin de año, el peligro habrá sido puesto a un lado. Siempre habrá incidentes aislados –dijo Guzzetti.

–Nuestra actitud básica es que queremos que ustedes tengan éxito. Yo tengo un punto de vista, pasado de moda, que es apoyar a los amigos. Lo que no se entiende en los EE.UU. es que ustedes estén en una guerra civil. Leemos sobre los problemas con los derechos humanos, pero no vemos el contexto.

Cuando más rápido ustedes tengan éxito, mejor. El problema de los derechos humanos está creciendo. Su embajador puede informarlo. Queremos una situación estable. No queremos causarles dificultades innecesarias. Si ustedes pueden terminar antes de que el Congreso reanude sus sesiones, mejor. Todas las libertades que restituyan ayudaría –contestó Kissinger. El funcionario no estaba preocupado por las violaciones a los derechos humanos, sino que quería que los militares “apuraran” el aniquilamiento.

Temía que lo complicara el Congreso de su país, que empezaría a sesionar en enero de 1977.

Este dialogo, desclasificado en 2002, es un ejemplo de la actitud que tuvieron los Estados Unidos con las dictaduras latinoamericanas de los ’60 y ’70. Podría decirse que, al menos en la Argentina, el gran país del norte no participó activamente en el armado del golpe. Sí estaba al tanto de que ocurriría. Y apoyó y complotó en silencio. Es decir: no fue un actor principal como sí lo fue, por ejemplo, en el derrocamiento de Salvador Allende en Chile. Es que no querían repetir la experiencia chilena. “Los norteamericanos se mantendrían en una tensión entre la colaboración y la prudencia; los argentinos en un cínico desdoblamiento de su estrategia pública y clandestina”, analiza un texto del Proyecto de Documentación del Cono Sur del National Security Archive (NSA), realizado a 30 años del golpe de 1976.

Los cables secretos. El NSA analizó unos 4.500 documentos secretos desclasificados por el Departamento de Estado. Algunos de esos memos ya habían sido publicados antes en Argentina. En 1998, por ejemplo, el suplemento Zona del diario Clarín reveló que los funcionarios de Estados Unidos tenían conocimiento de que se llevaría a cabo un golpe de Estado. Unos diez días antes del 24 de marzo de 1976, el embajador estadounidense Robert Hill le envió a William Rogers, encargado de América latina, un cable secreto. Le contaba que el almirante Emilio Massera le había pedido a la sede diplomática los nombres de “dos reconocidas empresas de relaciones públicas para manejar el problema de la imagen del futuro gobierno militar”. Massera, según el cable, prometía que los militares argentinos “no seguirán el ejemplo de Pinochet” y que “tratarán de proceder dentro de la ley y con pleno respeto de los derechos humanos”. Los colaboradores de Kissinger le informaron que los militares realizarían una dura represión una vez en el poder. El funcionario de Richard Nixon contestó: “Quiero apoyarlos. No quiero dar la impresión de que están siendo hostigados por los Estados Unidos.”

Con este contexto, se entienden los dichos que hizo esta semana el ex subsecretario de Estado norteamericano, Elliot Abrams. Por videoconferencia, declaró en el juicio que el TOF 6 porteño sigue por la causa sobre el plan sistemático de apropiación de bebés. Funcionario de Ronald Reagan entre el ’82 y el ’85, Abrams dijo que el robo de chicos de desaparecidos respondía a un plan orquestado por los militares argentinos. Y que tenía conocimiento de que existía la decisión de entregar los bebés nacidos en cautiverio a “familias leales” al régimen. Afirmó: “No se trataba de uno o dos casos, ni de uno o dos oficiales involucrados, sino de muchos, por lo que había un patrón, un plan para separar a esos bebés de sus familias biológicas.” Abrams también confirmó una reunión que tuvo en 1982 en Washington con el embajador argentino en EE.UU., Lucio García del Solar. Esa charla fue documentada en otro cable secreto, dado a conocer en 2002 por Página/12. El memo que Abrams escribió para sus superiores dice: “Toqué con el embajador el tema de los niños, como los chicos nacidos en prisión o los chicos sacados a sus familias durante la guerra sucia. Mientras los desaparecidos estaban muertos, estos niños estaban vivos y esto era, en un sentido, el más grave problema humanitario”.
“La fórmula de la colaboración entre los militares argentinos que protagonizaron el golpe de 1976 y la diplomacia conducida por Kissinger parece haber sido la siguiente: ‘Nosotros (la Junta militar) simulamos moderación mientras secretamente aplicamos el terrorismo de Estado. Ustedes (el gobierno norteamericano) otorgan un genérico apoyo sin verse obligados a emitir opinión respecto de lo que pueden decir no tener conocimiento”, razona el informe del NSA. Un analista de ese organismo, Carlos Osorio, dice que algo queda claro: “Para Kissinger, la Argentina tenía que pagar con sangre para lograr la estabilidad en la región”.

miércoles, 25 de enero de 2012

La sociedad civil intenta salvar la cumbre de Río+20

Mario Osava (Río de Janeiro) - http://periodismohumano.com/sociedad/la-sociedad-civil-intenta-salvar-la-cumbre-de-rio20.html 

Una amplia movilización social, con expresiones callejeras y actividades paralelas, es el único factor que puede evitar una nueva frustración en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible (Río+20), advierten activistas y analistas.

 

Parece inevitable la repetición del fracaso que pautó las últimas citas anuales en las que se negoció un acuerdo mundial para mitigar el cambio climático, dijo a Tierramérica el director general del Instituto Brasileño de Análisis Sociales y Económicos (Ibase), Cândido Grzybowski, uno de los fundadores del Foro Social Mundial, el mayor encuentro mundial de la sociedad civil.

Grzybowski fundamentó su postura negativa en la crisis económico-financiera del mundo rico, en que este es un año de muchas elecciones, incluso en Francia y Estados Unidos, lo cual aleja a los gobernantes influyentes de los compromisos internacionales, y al débil poder de convocatoria de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, en especial en cuestiones ambientales.

Solo una fuerte presión de la sociedad civil, como “una expresión unitaria” en los eventos paralelos de Río+20, podrá “arrancar compromisos más claros” de los gobiernos contra los desequilibrios globales, que empiezan por la “hegemonía financiera”, acotó. El Foro Social Temático, que reunirá del 24 al 29 de este mes a representantes de movimientos y organizaciones sociales en la meridional ciudad brasileña de Porto Alegre, preparará la participación de sus activistas en la conferencia mundial climática que tendrá lugar del 20 al 22 de junio en Río de Janeiro.

La cita de Porto Alegre es uno de los muchos encuentros locales o sobre temas específicos que tienen lugar en los años pares, vinculados al Foro Social Mundial (FSM), que ahora tiene su edición global cada dos años.

Pero los referentes del FSM “perdieron fuerza” y no lograrían convocar una marcha tan masiva como la que se necesita para hacer que Río+20 no sea solo “un megaencuentro declarativo” y tenga “un impacto importante en Brasil” en términos de conciencia ambiental, opinó Eduardo Viola, profesor de la Universidad de Brasilia que analiza las consecuencias del cambio climático en las relaciones internacionales.

Juntar “un millón de manifestantes en las calles”, una hazaña “poco probable pero no imposible”, renovaría los efectos de la Cumbre de la Tierra de 1992 (Río 92), la primera reunión que hizo que la sociedad brasileña tuviera un alto nivel de adhesión a los asuntos ambientales, dijo Viola a Tierramérica.

Este catedrático descartó que la cumbre de Río vaya a tener un impacto mundial relevante. Será una conferencia “reiterativa”, de objetivos “difusos”, en un momento de “gigantescos impases internacionales”, apuntó.

Pero los actos populares no deben limitarse a Río de Janeiro. El Foro Brasileño de ONG (organizaciones no gubernamentales) y Movimientos Sociales para el Medio Ambiente y el Desarrollo (FBOMS) piensa impulsar manifestaciones en muchas otras ciudades del mundo, utilizando para ello Internet y las redes sociales.

“Río tiene un significado global” y ya se acumuló experiencia exitosa en movilizaciones vía redes sociales, sostuvo Rubens Born, del FBOMS.

El Foro Social Temático de Porto Alegre ayudará a articular esas iniciativas, con la presencia de representantes de movimientos civiles como los indignados de España y los Ocupa estadounidenses, acotó a Tierramérica.

La presencia de la sociedad civil en Río+20 debe beneficiarse de las facilidades que el gobierno brasileño pretende ofrecer, interesado en contar por lo menos con una fuerte participación popular ante la probable ausencia de jefes de gobierno y de Estado en las actividades oficiales de la conferencia.

La Cumbre de los Pueblos, como se denomina el encuentro paralelo que se realizará del 15 al 23 de junio, convocará al triple de participantes de la conferencia intergubernamental, estiman observadores. La consigna es “Justicia social y ambiental”, la misma del Foro Social Temático de este mes.

“Proponer una nueva forma de vivir, en solidaridad, contra la mercantilización de la naturaleza y en defensa de los bienes comunes” es el objetivo, según el Comité Facilitador de la Sociedad Civil Brasileña para Río+20, que organiza ese gran encuentro.

El encuentro, que tendrá como foro central una Asamblea Permanente de los Pueblos, busca “reinventar el mundo” como convergencia de diversificadas luchas contra el capitalismo, la división de clases, el racismo, el ‘patriarcalismo’ y la homofobia. Por ello, considera “insatisfactoria” la agenda de la conferencia oficial, concentrada en la economía verde y en la institucionalidad global.

Pero ese discurso no es consensual. Born, fundador de Vitae Civilis, una organización no gubernamental activa en el tema climático, se queja de divisiones ideológicas con los que consideran “soluciones falsas” a las acciones ambientales que no contemplen primero el derrocamiento del capitalismo.

Grzybowski identifica enfoques divergentes entre los que priorizan la justicia ambiental o la social, ubicando a su organización Ibase entre los segundos.

Chico Whitaker, otro fundador del Foro Social Mundial y un radical defensor de sus principios igualitarios y participativos, se molesta con el nombre. “Cumbre de los Pueblos” mantiene la visión jerarquizada tradicional, negando la horizontalidad defendida desde sus inicios por el FSM, criticó.

Pero todos coinciden en rechazar el orden mundial actual, que es el “modelo industrial de gran producción” para Whitaker, que es el capitalismo para los miembros del Comité Facilitador, y que es la hegemonía financiera para Grzybowski, quien le suma “desórdenes” acumulados como transportar millones de toneladas de mineral de hierro brasileño a Asia y traerlos de vuelta en forma de acero.

Todos están de acuerdo también en criticar a la conferencia Río+20 oficial y a su “borrador cero”, divulgado recientemente como punto de partida para el documento final, porque entienden que elude los verdaderos desafíos.

El formato de las grandes cumbres de la Organización de las Naciones Unidas “está agotado”, sentenció Viola. Es imposible que más de 190 países que tienen “distintas percepciones de la vulnerabilidad” e intereses diversos lleguen a un consenso en relación al tema climático, explicó.

En otra vertiente, los indígenas se proponen expresar su identidad cultural y ética en Río+20 con la convocatoria de representantes de todo el mundo, en lo que llaman una Aldea Carioca a instalarse en Río de Janeiro.

En la Aldea Carioca se concentrarán unos 350 aborígenes procedentes de distintas zonas de Brasil y 700 del exterior en cuatro “ocas” (casas típicas), una de las cuales servirá para reuniones plenarias y otra con equipos electrónicos que permitirán videoconferencias con indígenas ubicados en otros países o continentes, adelantó a Tierramérica Marcos Terena, uno de los organizadores de la participación indígena de Río+20, repitiendo el papel de 20 años atrás en Río 92.

lunes, 23 de enero de 2012

La izquierda posmoderna (ninista) y su "primavera árabe"

x Fernando Casares - http://www.lahaine.org/index.php?p=58560 

Llegaron a decir que la OTAN había bombardeado poco, que era necesario que Occidente armara a los “rebeldes”, que aquello era una Revolución democrática.

Es la nueva izquierda del siglo XXI. En realidad nacida tras la caída del Muro de Berlín y la disolución de la Unión Soviética. Hija del Fin de la Historia, bebe de intelectuales posmodernos como Derrida, Deluxe, Lipovestsky, Lyotard, Baudrillard, Vattimo… con el fin de superar los anteriores esquemas de interpretación y análisis. Encuentran a la vaca sagrada de los huevos de oro en las Organizaciones No Gubernamentales (ONG’s), alterglobales, y los discursos sobre Derechos Humanos, su nuevo Dios, un absoluto y un fin en sí mismo.

Para esta izquierda que posee medios alternativos, escribe en medios progresistas, tiene referentes intelectuales en todo el mundo y no pocos recursos, parece que los DD.HH. son solo de carácter político y deben imponerse en todos los pueblos del mundo a cómo de lugar, así amplios sectores del mismo estén famélicos o neocolonizados, o por el contrario gocen de un índice de desarrollo humano envidiable. Para esta izquierda que mayoritariamente habita en el llamado “primer mundo” y está profundamente atravesada por un profundo pensamiento neocolonial y eurocéntrico, los gobiernos del llamado “tercer mundo” son en muchos casos “regímenes”, sus gobernantes son “dictadores” y en ciertos casos crueles y sanguinarios. No importa tanto si esos dictadores nunca agredieron a ningún otro pueblo, como los gobernantes de sus países de origen, que curiosamente en este caso les llaman “mandatarios, presidentes o primeros ministros” sin los adjetivos que suelen utilizar para los otros. Nunca verán a esta izquierda primer mundista criticar con tanto ahínco y repletos de adjetivos a sus propios mandatarios. ¿Llamar a Sarkozy dictador y genocida? ¿Llamar a Obama sanguinario y criminal? Nunca. Eso está reservado a los “excéntricos” dictadores del Tercer Mundo, siempre bárbaros y que apenas saben lo que son los DD.HH. o la violencia de género.

Esta nueva izquierda ya no habla de proletariado, trabajadores, clases sociales o justicia social, para ellos eso está desfasado, fuera de lugar, no está de moda y es poco electoralista… ahora hablan de “99%”, “sectores sociales”, “lucha social” y la niña bonita: sociedad civil (hábilmente instalada por el discurso neoliberal de los célebres miembros de la Sociedad Mont Pellerin). En España y Europa es el movimiento de Izquierda Anticapitalista el mejor exponente de esta nueva izquierda, entre muchísimos otros.

Son la nueva vanguardia imperial de la progresía. Apoyaron a los rebeldes pro occidentales en Libia nivelando a la OTAN con los gobernantes incómodos de forma insólita, aún después de ver todo lo que se ha visto en todo este año sobre el genocidio de la OTAN en contubernio con sus admirados “rebeldes”.

Llegaron a decir que la OTAN había bombardeado poco, que era necesario que Occidente armara a los “rebeldes”, que aquello era una Revolución democrática y popular y que Gadafi era un tirano sanguinario que tenía a su pueblo en la peor de las Dictaduras (sin importar realidades sociales y económicas de las que gozaban los libios). Sus energías dialécticas puestas en Libia (antes en Costa de Marfil) generaron una división sin precedente en la izquierda mundial, de tal forma que provocaron una desmovilización contra la OTAN que resultaba sumamente vital, llegando a ser así, con sus discursos, ética e intelectualmente cómplices de la organización criminal atlantista por inacción y pasividad, por nivelación y equidistancia… o simplemente por no denunciar con el mismo ahínco y fuerza a la OTAN que a Gadafi.

Ven en cada esquina una Revolución si alguien se queja en la Plaza… pero sobre todo si es fuera de Europa, porque como suele pensar el eurocentrismo en general… fuera de Europa es difícil encontrar Democracias.

Ahora repiten el mismo patrón en Siria y admiran el neo otamanismo pendular de Erdogan (así sea un fiel aliado de la OTAN, niegue que haya existido un genocidio armenio, masacre al pueblo kurdo y tenga estrechos vínculos con Israel) y el islamismo llamado “moderado” de la Hermandad Musulmana (que llegó a ser moderado porque ayer era violento pero sigue hablando de la sharia y reconoce a Israel hasta el 67 como los HH.MM. de Siria).

Algunos, como Santiago Alba Rico (referente patológico de esta nueva izquierda) han llegado a decir que el neocalifato e islamismo que se impone desde Marruecos hasta Turquía (y ahora se pretende por las armas y el terrorismo en Siria) es la mejor solución para los pueblos árabes y un camino soberano hacia el Socialismo. Pero mejor leerlo en sus propias palabras:

“… no cabe descartar la configuración en los próximos años de una especie de nuevo califato, guiado por una Turquía semi-independiente (y no por Arabia Saudí), de corte democrático, moderno y contrahegemónico. La situación es demasiado incierta para hacer predicciones, pero nada tiene de provocativa la afirmación de que en esta zona del mundo es el neocalifato el camino más probable -si lo hay- hacia el soberanismo y el socialismo”.

Desde la Turquía contra hegemónica hasta el neo califato como camino hacia el soberanismo y socialismo… ambas no solo falsas sino absolutamente erradas, sobre todo si tenemos en cuenta la realidad de la Turquía actual y la historia del Norte de África en sus guerras de liberación colonial en los años de posguerra. El islamismo, no puede sino verse como una manifestación política actual de los pueblos árabes, una más y probablemente dominante hoy día, pero de ninguna manera soberanista o cercana siquiera al socialismo. Sus claros vínculos con Occidente y el liberalismo económico la alejan definitivamente, desde Marruecos hasta Turquía.

Y esta izquierda de apariencia tolerante, a todos los que no comulgamos con sus ruedas de molino nos cataloga con una ligereza escalofriante de estalinistas o sectarios, defensores de Dictaduras o tiranos sanguinarios y autócratas. Nos relega al vetusto y viejo debate previo a la caída del Muro de Berlín, como si el Imperio a partir de ese acontecimiento histórico se haya humanizado.

No importa si probamos cómo el Partido de la Justicia y el Desarrollo en Marruecos apoya al Rey de Marruecos y su política de alianza con EEUU. No importa si probamos cómo el Partido Nahda en Túnez se reúne en el Washington Institute (creación del poderoso lobby judío sionista AIPAC) y su presidente tiene claros vínculos con la NED y el FIDH. No importa que el CNT en Libia tenga relaciones estrechas con Sarkozy y su Ministro de Relaciones Exteriores “real” Bernard Henri-Levy. No importa si los HH.MM. en Egipto tienen claros vínculos con la Turquía otanista de Erdogan, están dispuestos a reconocer a Israel y hablar de la solución de los 2 Estados hasta el 67, al igual que sus socios en el futuro gobierno, el Partido Al Nour. No importa si probamos cómo actúan la Turquía de Erdogan en contubernio con EEUU, la OTAN y discretamente con Israel. No importa si probamos que el CNS está vinculado con todos los anteriores y los HH.MM. sirios aparecen en los canales israelíes diciendo que si ellos llegan al poder en Siria habrá paz con el Estado Hebreo, reconociendo al Estado de Israel, defendiendo la solución de los 2 Estados separados a partir del 67 y se olvidan de hablar del derecho inalienable al retorno de los refugiados palestinos.

Todo esto no existe para ellos. La cacareada complejidad de la que tanto se vanaglorian conocer… es un discurso desprovisto de datos, información, imágenes y solo provisto de retórica posmoderna sin asidero en la realidad. Quien no lo entienda, simplemente es porque no comprende la complejidad del mundo árabe.

Así comenzamos el año 2012, mientras en Siria repiten el mismo guión.

Coordinadora Antifascista Extremadura

viernes, 20 de enero de 2012

¿CÓMO CAMBIAR EL MUNDO?


¿Cómo cambiar el mundo? Ésta es la pregunta que se formulan miles de personas empeñadas en cambiar las cosas, la pregunta que se repite a menudo en encuentros sociales alternativos... una pregunta que como bien decía el filósofo francés Daniel Bensaïd no tiene respuesta porqué "No nos engañemos, nadie sabe cómo cambiar el mundo". No tenemos un manual de instrucciones pero sí que tenemos algunas pistas de cómo hacerlo y algunas hipótesis de trabajo.


La lucha en la calle y en los movimientos sociales es la primera premisa, ya que no habrá cambios espontáneos desde arriba. Aquellos que hoy ostentan el poder no renunciarán sin más a sus privilegios. Cualquier proceso de cambio será fruto de la toma de conciencia de los de abajo y del combate por recuperar nuestros derechos desafiando desde la calle a los que mandan. Así lo demuestra la historia.
Pero también es necesario construir alternativas políticas que vayan más allá de la movilización social, ya que no podemos limitarnos a ser un lobby de aquellos que mandan. Es necesario ser capaces de plantear opciones políticas alternativas antagónicas a las hoy dominantes y que tengan su centro de gravedad en las luchas sociales. Siendo muy conscientes de que el sistema no se cambia desde dentro de las instituciones sino desde la calle, pero que no podemos renunciar a unos espacios que también nos pertenecen.
Hoy las instituciones están secuestradas por los intereses privados y del capital. Una minoría social, que es la que tiene el poder económico, está totalmente sobre representada en las mismas y cuenta con el apoyo incondicional de la mayor parte de quienes ostentan cargos electos. La dinámica de 'puertas giratorias': aquellos que en la actualidad están en las instituciones y mañana en los consejos asesores de las principales empresas del país es una constante y una realidad. Nos presentan la ideología neoliberal como socialmente dominante... y esto es falso. Y por eso pensamos que voces anticapitalistas y antisistema serían útiles en las instituciones rompiendo con el discurso político hegemónico. Demostrando que "otros mundos" son viables y que "otra práctica política" es tan posible como necesaria.
Hay que avanzar en ambas direcciones y supeditar esta última a la primera, creando mecanismos de control de abajo a arriba y aprendiendo de los errores del pasado tanto de la izquierda política como social. Partiendo de que nadie tiene verdades absolutas, de que el proceso de cambio será colectivo o no será, de que hay que aprender los unos de los otros, de que es necesario trabajar sin sectarismos ni seguidismos y que a menudo las etiquetas separan más que unen. Sin por ello caer en relativismos ni en renuncias ideológicas. Seguramente éstas sean las lecciones más difíciles: romper con el dominio moral e ideológico del sistema capitalista y patriarcal.
Y como cambiar el mundo no es cosa de dos días... sino que es una tarea de largo recorrido, que requiere de constancia, perseverancia y de una "lenta impaciencia", como señalaba de nuevo Daniel Bensaïd, es necesario ir avanzando en nuestras utopías desde lo cotidiano en paralelo a la movilización social contra las políticas actuales y en defensa de otras medidas. Modificando el mundo en nuestro día a día. Demostrando con nuestra práctica que "otra manera de vivir" es tan posible como deseable. Alternativas desde la economía cooperativa y autogestionaria, el consumo crítico y agroecológico, las finanzas éticas, los medios de comunicación alternativos... son iniciativas imprescindibles para caminar hacia otro modelo de sociedad.
Siendo conscientes de que éstas no son un fin en sí mismo sino un medio para avanzar sin perder de vista un horizonte de sociedad más justa y equitativa para todas y todos. Apostar por una economía solidaria en el día a día y reivindicar a la vez una economía fiscal progresiva, que los que más tienen más paguen, que se eliminen las SICAV, se persiga el fraude fiscal; construir proyectos agroecológicos y trabajar también para que se prohíban los transgénicos, a favor de un banco público de tierras; tener nuestros ahorros en una cooperativa de crédito pero reivindicar una banca pública al servicio de los de abajo. El camino se demuestra andando y no podemos esperar a mañana.
Aunque no hay que olvidar que un cambio de modelo social requiere de la movilización consciente de la mayoría de la población y una proceso de ruptura con el actual marco institucional y económico. La irrupción de la "revolución" en el panorama político, a raíz de las revoluciones de Túnez y Egipto, a pesar de sus debilidades y límites, es por ello una magnífica e inesperada noticia que nos ha deparado este 2011.
Asimismo tenemos que situar nuestro papel en el mundo y el impacto de nuestras prácticas en el ecosistema. Vivimos en un planeta finito, aunque el sistema capitalista se encargue de que nos olvidemos a menudo de ello. Nuestro consumo tiene un impacto directo allí donde vivimos y si todo el mundo consumiera como aquí lo hacemos un solo planeta no bastaría. Pero igualmente nos instan a un consumismo desenfrenado y compulsivo, prometiéndonos que a más consumo más felicidad, aunque la promesa después nunca se cumple. Hay que empezar a plantearnos que tal vez podamos "vivir mejor con menos".
De todos modos, nos quieren hacer culpables de unas prácticas que nos imponen. Nos dicen que vivimos en una sociedad consumista porqué a la gente le gusta comprar, que hay agricultura industrial y transgénica porqué así lo queremos... mentira. Nuestro modelo de consumo se basa en la lógica de un sistema capitalista que produce mercancías a gran escala y que necesita que alguien las compre para que el modelo siga funcionando. Nos quieren hacer cómplices de unas políticas que sólo a ellos benefician. Afortunadamente el mito del más mejor ha empezado a resquebrajarse. La crisis ecológica que vivimos ha encendido las luces de alarma. Y sabemos que esta crisis climática tiene sus raíces en un sistema productivista y cortoplacista.
Hoy una ola de indignación recorre Europa y el mundo... rompiendo el escepticismo y la resignación, que durante años ha prevalecido en nuestra sociedad, y recuperando la confianza en que la acción colectiva sirve y es útil para cambiar el actual orden de cosas. Aprendemos de la Primavera árabe, del "no pagaremos su deuda" del pueblo islandés, del levantamiento popular, huelga general tras huelga general, en Grecia y ahora del latido de Occupy Wall Street en el "corazón de la bestia" que señala que frente al 1% que manda somos el 99%. Los tiempos se comprimen y se aceleran. Sabemos que podemos.

jueves, 12 de enero de 2012

"EN AMÉRICA LATINA SE ESTÁ DANDO UNA REACCIÓN DE LOS PUEBLOS CONTRA LA CONCENTRACIÓN Y MANIPULACIÓN MEDIÁTICAS"

ENTREVISTA CON EL COMUNICÓLOGO BRASILEÑO DÊNIS DE MORAES - POR FERNANDO ARELLANO ORTIZ - http://www.cronicon.net/paginas/edicanter/Ediciones67/nota4.htm 

Los desafíos de la democratización de la comunicación pública en América Latina pasan porque en los países de la región se viabilice una legislación que garantice en forma efectiva una distribución equitativa en tres instancias: "El Estado (para asegurar un servicio público de calidad y diversificado); el sector privado (con fines de lucro y responsabilidades sociales bastante definidas); y la sociedad civil (movimientos sociales, comunitarios y étnicos, universidades, asociaciones profesionales, productores independientes, etc.)". Esa es una de las conclusiones del libro La cruzada de los medios en América Latina. Gobiernos progresistas y políticas de comunicación (Paidós 2011), del investigador brasileño, Dênis de Moraes.

En esta investigación bibliográfica De Moraes analiza los puntos comunes de los procesos políticos en la lucha por democratizar el acceso a la comunicación que han impulsado varios gobiernos en la región.

Examina los contenidos y alcances de las leyes antimonopolio aprobadas en los últimos años que restringen la concentración especialmente de emisoras de radio y canales de televisión y abren la puerta a la participación de medios alternativos y comunitarios.

Al mismo tiempo, el libro del investigador brasileño muestra cómo han sido las innumerables presiones de los conglomerados mediáticos en defensa de sus privilegiados intereses para evitar la aprobación de estas leyes antimonopolio, aludiendo en forma descarada a que las mismas coartan la libertad de prensa.

La lectura de este libro permite conocer cómo han sido los procesos en varios países latinoamericanos cuyos gobiernos de izquierda le han puesto freno al abuso de las empresas de la denominada "gran prensa" que pretende seguir embaucando a las sociedades con su discurso ultraconservador mediante la perpetuación de sus lucrativos "latifundios mediáticos".

Aprovechando la presentación que recientemente se hizo en Buenos Aires de este interesante trabajo investigativo en el Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, el Observatorio Sociopolítico Latinoamericano, entrevistó a su autor, Dênis de Moraes, quien destacó el avance que han logrado países como Argentina, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Uruguay en sus respectivas legislaciones para obtener mayor ecuanimidad en el acceso y manejo comunicacional.

Mientras "La comunicación en la ley argentina es considerada derecho humano", en otros países como Brasil y Colombia el sistema de acceso a medios de comunicación es de lo más anacrónico de la región porque estos países están sometidos a un esquema monopólico, señala De Moraes.

Respecto del uso de las denominadas nuevas tecnologías como Internet, este científico social opina que si bien existe la posibilidad de que los sectores populares accedan a ellas, lo cierto es que "son las clases privilegiadas y el capital dominante quienes absorben las mayores ventajas de la cultura digital". En ese sentido aboga por la implantación de otras lógicas de comunicación no comerciales e insiste en el papel predominante que debe jugar el Estado en la información pública.

MONOPOLIOS MEDIÁTICOS CONFUNDEN LIBERTAD DE PRENSA CON LIBERTAD DE EMPRESA

- Usted ha señalado que los grandes monopolios mediáticos en América Latina no tienen autoridad moral para hablar de libertad de prensa. ¿Por qué?

- Porque la mayoría de los grandes grupos mediáticos actúan de una manera tal que está dirigida a controlar tanto los contenidos como la opinión con criterios de políticas editoriales que excluyen al contradictor, invisibilizan las posturas críticas y las visiones alternativas, entonces con qué autoridad se presentan en la escena pública para defender la libertad de expresión que no practican en sus propios medios. Lo que ocurre es que las grandes corporaciones confunden libertad de prensa con libertad de empresa. Además, hay un exceso de crítica de los gobiernos progresistas porque están dando una batalla contra esos grupos y sus intereses corporativos, en defensa de la diversidad informativa y cultural con diferentes grados en cada país latinoamericano.

- Sin embargo en varios países de América Latina las grandes audiencias populares ya no les creen a esos monopolios de la desinformación y por eso en buena medida se han consolidado gobiernos progresistas en la región. ¿Cómo analiza ese fenómeno?

- Creo que esto es una cuestión crucial y se trata de entender de una vez por todas que los medios no tienen el poder de definir las opciones y preferencias todo el tiempo y en toda parte. Esta es una mistificación, es una especie de pretensión neurótica de que un sector que expresa los intereses particulares y privados tiene poder para determinar las aspiraciones de toda la sociedad. Creo que hay efectivamente una reacción de los pueblos latinoamericanos no solamente contra los grandes medios y su manipulación sino también contra el modelo neoliberal y sus nefastas consecuencias sociales. Me parece que este momento es muy importante para la democratización de la comunicación que es la libre manifestación del pensamiento. En varios países latinoamericanos pudimos comprobar que el control de la opinión pública que los medios intentan mantener y profundizar no se sostiene de la misma forma como en décadas pasadas. Hay un cuestionamiento más claro, más acentuado de sectores de la sociedad civil con respecto a las "verdades" entre comillas que son transmitidas por los medios. Si bien hay un monopolio cerrado de medios, una concentración dramática de tecnologías, de plataformas y de soportes comunicacionales, también hay una desconcentración de opinión, hay más conflictos que se expresan en la sociedad fuera de los controles y las tentativas de control de los grupos mediáticos.

- ¿Se les cayo el discurso a los oligopolios mediáticos de la falsa independencia y neutralidad que nunca han tenido?

- Sí, porque los medios siempre intentaron convencer a la sociedad de que eran productores de la voluntad general; que eran neutrales y que tienen como misión reflexionar sobre los intereses colectivos. Todo ello contradice la verdad porque los medios son de origen empresarial, privados y, casi todos, pertenecientes a grupos económicos muy poderosos. La construcción del consenso en torno a valores, mentalidades y visiones de mundo, siempre se asoció a todo lo que aparecía en los diarios, en las pantallas de televisión y demás. Y para la opinión pública esto no merecía la más mínima discusión.

- En su último libro "La Cruzada de los medios en América Latina", usted hace un análisis sobre la lucha de los gobiernos progresistas para democratizar la comunicación pública. ¿Qué destacaría como elementos en común de esta lucha en la región?

- La disputa por el tema de la comunicación en América Latina no surgió de manera espontánea. En las dos últimas décadas en varios países de la región hubo reacciones, protestas y marchas contra la herencia nefasta del neoliberalismo por su impacto negativo para la sociedad. En Argentina, Venezuela, México, Ecuador, Bolivia, los movimientos sociales y comunitarios se organizaron para enfrentar este modelo económico. En este contexto, los movimientos del área de la comunicación se agregaron a ese clamor colectivo e incluyeron en las agendas de las luchas sociales el derecho a la comunicación y la necesidad crucial de la democratización de la información y de la difusión cultural. En consecuencia, la inclusión de la democratización de la comunicación en los planes políticos de los gobiernos progresistas ha sido una consecuencia de las movilizaciones, de las reivindicaciones y de las presiones. Actualmente, la mayor novedad es la adhesión de los gobiernos a la causa de la democratización de los medios, que pasa en primer lugar por cambios en las leyes del marco regulatorio que disciplinan los campos de la comunicación ya que tradicionalmente las leyes de las dictaduras militares latinoamericanas favorecían a los grupos empresariales de medios, los cuales constituyen avances relevantes en las perspectivas de los Estados.

- ¿Qué avances se ha logrado, por ejemplo, con la nueva legislación que han optado varios países latinoamericanos?

- Ante todo hay que señalar que gracias a la nueva legislación impulsada por los gobiernos progresistas de Latinoamérica la comunicación ingresó en las agendas públicas de una manera mucho más protagónica. Por ejemplo, la Ley de Medios en Argentina y la Ley de Radiodifusión Comunitaria en Uruguay son consideradas por el Comité Mundial para la Libertad de Expresión de la Unesco, como las dos legislaciones más importantes del mundo. Uruguay en el plano de la radiodifusión comunitaria y la ley de Medios de Argentina como un marco regulatorio avanzado, democrático, rompe con la cadena de sumisión del campo de la comunicación a los intereses privados, que son por definición intereses particulares y, por lo tanto, excluyentes.

- ¿Cuál es su opinión de Internet? ¿Es una herramienta de democratización comunicacional o no?

- Es una herramienta fundamental para descentralizar y exteriorizar la expresión, la creación y la difusión. Pero creo que no puede ser entendida como la única herramienta para democratizar los medios. Internet es un ecosistema descentralizado interactivo en virtud del cual las tecnologías de comunicación permiten que las personas se transformen en emisores y receptores al mismo tiempo, sin intermediaciones y controles de los medios. En ese sentido los movimientos sociales y comunitarios encuentran en Internet un vehículo muy propicio para transmitir sus reivindicaciones y aspiraciones.

Enero de 2012.

+ Dênis de Moraes es doctor en Comunicación y Cultura de la Universidad Federal de Río de Janeiro y cuenta con un posdoctorado obtenido en CLACSO Argentina, se desempeña como profesor de la Universidad Federal Fluminense e investigador del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico del Estado de Río de Janeiro. Autor de varios libros y ensayos, en 2009 obtuvo el Premio Científico otorgado por el Estado de Rio de Janeiro y en 2010 recibió el Premio Internacional de Ensayo "Pensar a contracorriente", concedido por el Ministerio de Cultura de Cuba.

domingo, 8 de enero de 2012

Escuadrones de la muerte, la escuela francesa

http://www.surysur.net/?q=node/18748


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Antes que se estableciera la tristemente famosa Escuela de las Américas estadounidense en Panamá, la torura llegó a Nuestramérica de la mano de los conquistadores. Ya en el siglo 20, fue la Escuela francesa de guerra la que impuso sus métodos (los que practicara en Argelia), y los paramiliatres llegaron de esa misma mano.| SURySUR.

Pruebas, diálogos insólitos con los genocidas latinoamericanos y "asesores" del resto del mundo que, creyendo ingenuamente hablar con una historiadora de derecha, se descargan y exponen en toda su magnitud, van diseñando un mapa del horror y la hipocresía, dejando también en claro que en lo que se refiere a los años de plomo todavía queda mucha tela por cortar.

Escuadrones de la muerte: la escuela francesa se titula la espectacular película de la realizadora Marie-Monique Robin acerca de las formas de tortura implementadas en Francia. Robin  presenta su documental en el que militares argentinos reconocen haber aplicado durante la Operación Cóndor, técnicas de tortura y desaparición importadas de Francia.

La Operación Cóndor fue creado por la CIA estadounidense en la era Nixon-Kissinger, con la colaboración de las dictaduras militares latinoamericanas para la eliminación física de toda la izquierda política.

El filme de Marie-Monique Robin tiene como antecedente el excelente fresco la batalla de Argel, de Gillo Pontecorvo en el que se mostró por primera vez en la historia que la civilizada Francia no respetaba los derechos humanos y torturó y martirizó a los patriotas argelinos que luchaban por su independencia.

Escuadrones de la muerte: la escuela francesa que ya fue presentado en septiembre de 2003 por la cadena de televisión francesa Canal Plus, sostiene mediante entrevistas, imágenes de archivo y documentos, que los franceses formaron a militares de América Latina y Estados Unidos en métodos utilizados Argelia e Indochina.

'Los militares franceses descubrieron que había que sacar información de la población. Esto demandaba la tortura. Luego, a los torturados los hacían desaparecer', dijo Robin. Según la cineasta estos métodos a los cuales se les bautizó como 'doctrina francesa', fueron exportados después y en Argentina hubo una misión permanente de militares franceses entre 1957 y 1981.

Un dato desconocido y que revela el consenso y la cooperación de las más grandes potencias del mundo entre si, es el que asegura que expertos franceses enseñaron también las técnicas de la guerra contrarrevolucionaria a una generación de militares latinoamericanos en la Escuela de las Américas, en Panamá.

Esta inefable institución conocida como la escuela de los dictadores, le sirvió de 'universidad' a los aspirantes a torturadores estadounidenses que luego la aplicaron en Vietnam, Bolivia, Guatemala, Perú, Chile, Venezuela, Salvador, Nicaragua y Uruguay entre otros países. Resalta particularmente la Operación Phoenix, en la que murieron 20.000 civiles survietnamitas.

La periodista francesa entrevistó a los generales retirados argentinos Ramón Díaz Bessone —con cámara oculta—, Reynaldo Bignone y Albano Harguindeguy. Estos verdugos justificaron en el documental los crímenes cometidos durante el régimen militar, en el que, según organismos de derechos humanos, desaparecieron unas 30.000 personas.

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"La entrevista que más me impactó fue la de Díaz Bessone porque me habló fríamente de las desapariciones como los daños colaterales de la guerra antisubversiva. Cuando le agradecí la nota y el camarógrafo prendió la cámara oculta el tipo se transformó y me dio miedo", contó Robin.

Según la realizadora Díaz Bessone le dijo "que no se podía sacar información sin torturar y justificó la desaparición como arma de la guerra antisubversiva".

El documental demandó dos años de trabajo y 300.000 dólares de presupuesto. "Haciendo esta investigación entendí el peso de la ideología. Lo que tenían en común los militares argentinos, franceses, chilenos y estadounidenses era un anticomunismo feroz", señaló la cineasta.

Robin afirmó que en Francia dos partidos, los verdes y los socialistas, pidieron la creación de una comisión de investigación parlamentaria, pero fue rechazada. Algunos especialistas recomendaron exhibir el documental en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra.

En Argentina

Robin expuso ante el Tribunal Oral Federal Nº 1, donde se juzgaron en Mendoza a una decena de imputados en 18 causas por delitos de lesa humanidad durante la dictadura militar, como antes ya lo había hecho ante tribunales de las provincias de Chaco y Corrientes, entre otras.

En el caso de Mendoza proporcionó material fílmico y de su libro titulado "Escuadrones de la Muerte", y resaltó la enseñanza y preparación brindada por militares de Francia a sus pares de Argentina en la aplicación de métodos de torturas, la utilización de secuestros y desapariciones aplicada durante la dictadura militar.

En la extensa exposición reseñó fundamentalmente aspectos de las diversas metodologías y tácticas que utilizó el Ejército francés en Argelia, luego suministradas a militares de Argentina para aplicarlas durante la dictadura militar.

En la oportunidad, Robin presentó los reportajes realizados en la Argentina a los ex generales Albano Harguindeguy, Martín Balza, Reynaldo Bignogne y Ramón Díaz Bessone, reconociendo detalles acerca de la enseñanza francesa para aplicar durante la última dictadura militar.

La especialista prestó declaración no sólo ante los magistrados a cargo, sino además frente a alguno de los imputados,  entre ellos el ex jefe de Inteligencia de Ejército, Paulino Furió, y los ex policías Celustiano Lucero, Alberto Rodríguez y Eduardo Smaha, todos detenidos en el penal mendocino, mientras que los restantes cumplen prisión domiciliaria.

jueves, 5 de enero de 2012

El Euro, fortaleza asediada

GENNARO CAROTENUTO - http://www.surysur.net/?q=node/18729 

Hace diez años Europa celebraba el nacimiento del euro. Ahora está al borde del abismo y ya no se descarta de plano la hipótesis de que la moneda única podría terminar su existencia en 2012. Lo que hasta hace poco resultaba impensado, ahora puede convertirse en la crónica de un desastre que muy pocos anunciaron.

 

El 1 de enero de 1999, hace 13 años, las históricas monedas europeas, algunas con siglos de vida, como el dracma griego, la lira italiana, la peseta española, el marco alemán y el franco francés, terminaron de fluctuar entre ellas, bloqueadas a cambios estables.

Era el real nacimiento del euro, que tres años más tarde dejó de ser una moneda virtual para entrar en el bolsillos de cientos de millones de personas. Esa "materialización" ocurrió hace diez años exactos, el 1 de enero de 2002. El italiano Romano Prodi, entonces presidente de la Comisión Europea, compró un ramo de rosas para su esposa pagando con la nueva moneda. Parecía el inicio del fin de la división de gran parte de Europa. Decenas de guerras, incluyendo las dos conflagraciones mundiales, se combatieron en pos de unificar el llamado viejo continente bajo un mismo mando, desde Julio César hasta Carlomagno, desde Napoleón hasta Adolph Hitler.

Al final del siglo xx, la que pareció lograr esa unidad fue la economía, la unión de los mercados, la moneda que se adelantaba –pero sólo un poco, se pensaba– a la unión política de un continente unido por más cosas de las que lo habían dividido hasta entonces.

Promesas del desastre

Diez años después, y casi veinte desde que se estrenó el mercado único continental, no sólo la unión política de Europa está más lejos, sino que la misma Europa del mercado común vive sus momentos más difíciles. Tanto que el mismo euro –según algunas Casandras, especialmente de habla inglesa– podría no sobrevivir a 2012. Para entender por qué pasó esto hay que citar algunos eventos lejanos. En 1963 y en 1967 por dos veces Charles de Gaulle, el mítico dirigente de la Francia libre en la Segunda Guerra Mundial, vetó la entrada de Gran Bretaña en las organizaciones comunitarias: sólo sin británicos –pensaba– Europa hubiese podido ser amiga y no subordinada a Estados Unidos. Finalmente Gran Bretaña logró ser aceptada en el club que entonces estaba limitado a los seis fundadores (Alemania, Francia, Italia, Holanda, Bélgica y Luxemburgo) en 1973.

En los 40 años siguientes la presencia de Londres siempre fue un obstáculo al proceso de unificación política europea. En la última década la entrada de antiguos países comunistas –hoy firmes aliados de Estados Unidos–, como Polonia y República Checa, fortaleció la posición británica. En 2003 la aventura bélica iraquí a la cual se opusieron Francia, Alemania y la mayoría de los más antiguos miembros de la Unión representó un quiebre importante: en los siguientes tratados el tinte neoliberal que domina la construcción comunitaria dejó en un segundo plano la postergada construcción política.

Antes de eso, mientras los flamantes euros salían de las bóvedas para empezar a ser distribuidos entre los ciudadanos, el 11 de diciembre de 2001 China entraba en la Organización Mundial del Comercio (omc). La retórica de entonces era que la globalización traía beneficios inmensos a los países ricos que dominaban el escenario.

Quizás las empresas lograron beneficios, aunque mínimos, al mudarse a China y otros países con condiciones laborales y sindicales no comparables con las existentes en Europa occidental, pero la gente común, los europeos de a pie, desde ese entonces empezaron a pagar el precio mientras las finanzas cobraban las rentas de la globalización. Europa, de hecho, agrandándose hacia su oriente tenía la oportunidad de utilizar las asimetrías (incluyendo las peores condiciones sindicales y los sueldos bajos de países como Rumania) para crear un área cohesionada y el mercado interno más grande y más rico del mundo, incluyendo Estados Unidos.

Sin embargo, tanto la enemistad hacia una Europa política de los aliados angloestadouniden­ses, como la adhesión ideológica al modelo neoliberal que imponía la total apertura de los mercados a China, vaciaron de contenido la ampliación al este. Sumando euro y política, la Unión Europea hubiese podido ser un centro propulsivo de un mundo multipolar. Aunque descartando por completo las críticas demagógicas contra el euro de los ambientes populistas de derechas, hasta ahora –simplemente– la incapacidad de Europa de progresar está dando la razón a quienes temían –con críticas prudentes y oportunas– que la Unión Europea terminara siendo una herramienta más para la economía especulativa y para el dominio de la especulación financiera sobre el mundo del trabajo.

El shok de 2008

En rubros distintos, tanto la moneda única como la ampliación hacia el este hacían percibir este proceso como un reto histórico. Sin embargo se dejaban en la sombra las dificultades, tanto las distancias sociales y económicas entre países tan distintos como Luxemburgo y Bulgaria, como los continuos golpes neoliberales que liberalización tras liberalización derretían la única fuerza cohesiva de las sociedades europeas: el costoso Estado de bienestar.

Las consecuencias de la globalización durante largos años quedaron bajo la alfombra, como un virus inoculado pero que aún no manifiesta la enfermedad. Durante por lo menos seis de sus diez años de vida el euro fue la moneda más estable del mundo, predestinada a sustituir al dólar estadou­nidense como referencia mundial. Hasta 2008, el área de la moneda común, la llamada "eurolandia" o "eurozona", mantuvo un crecimiento medio del 4 por ciento nominal (2 por ciento real con 2 por ciento de inflación), algo positivo para economías hiperdesarrolladas.

La crisis explotó para Estados Unidos en el verano boreal de 2008 con el petróleo que subió a 150 dólares por barril y la quiebra de Lehman Brothers.

Sin embargo fue la superestructura neoliberal que Europa construyó encima de su edificio la que se cayó a pedazos. Modelos económicos considerados de éxito, como los de España e Irlanda, se revelaron gigantes con pies de barro: bajar los impuestos para atraer inversiones y expandir el crédito con escasas o ninguna garantía no soluciona todo, o por lo menos no ofrece soluciones a largo plazo. El Estado, que debía desaparecer bajo el nuevo orden dictado por el mercado, volvía a ser indispensable como prestamista de última instancia para bancos que no habían controlado a quién y cómo prestaban dinero. Los sufrimientos bancarios eran tan grandes que los estados nacionales ya no alcanzaban para salvar a nadie.

En el momento de intervenir masivamente en defensa de la eurozona, el país más fuerte, la Alemania gobernada por la demócrata cristiana Angela Merkel, se espantó: la falta de una Europa política la obligaba a razonar todavía como gobernante alemana, y sin embargo las circunstancias históricas le pedían accionar como presidente de un continente.

Países menores como Grecia admiten hoy haber manipulado las cuentas para ser admitidos en la moneda única. ¿Por qué, se preguntaban los electores alemanes, deben salvarlos del default los impuestos pagados por gente de Hamburgo o Berlín?

Otros países del área euro, Portugal, Bélgica, Italia, y más allá Francia, no pueden con todo: respetar los parámetros que permitieron armonizar las economías para ser admitidos en la euro zona, seguir liberalizando y abriendo sus mercados, defender puestos de trabajo y Estado de bienestar y no caer por los golpes de la especulación bursátil. De los 17 países que adoptaron el euro, siete vieron caer sus gobiernos –tanto de centroderecha como de centroizquierda– por causa de la crisis: en Irlanda Brian Cowen, en Portugal José Socrates, en Eslovaquia Iveta Radicova, en Grecia Georgios Papandreou, en Italia Silvio Berlusconi, en Eslovenia Borut Pahor y en España José Luis Rodríguez Zapatero.

En varios de estos países, entre ellos Italia y Grecia, en lugar de gobiernos electos hay gobiernos técnicos, dirigidos por economistas, de impostación rigurosamente neoclásica. Así una crisis causada por las consecuencias del shock neoliberal en economías ricas, se cura con más neoliberalismo. Es una suspensión de la democracia, sostienen los críticos; no hay otra, les contestan en un debate francamente deprimente. La misma fortaleza del euro, especialmente en relación con el dólar, dificultó las exportaciones del continente agrandando las dificultades y el desempleo.

Afuera, especialmente en Londres y en Wall Street, el euro sigue teniendo enemigos listos a destapar las mejores botellas para celebrar su muerte. Sin embargo en las últimas semanas, con extremas dificultades debidas a la falta de instituciones políticas, se va acordando un fondo multimillonario que debería proteger la moneda única europea. No sabemos si sobrevivirá al difícil 2012 que la espera, sin embargo sabemos que sin política no hay democracia y que los mercados no pueden con todo.

Quién es quién

El euro fue adoptado inicialmente por 11 países: Alemania, Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos y Portugal. Antes de que empezara a circular materialmente se sumó Grecia. Sucesivamente se unieron Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia y Malta. También es la moneda oficial de Andorra, Ciudad del Vaticano, Kosovo, Montenegro, Mónaco y San Marino. Entre los países más importantes miembros de la Unión Europea que no adhirieron al euro están Reino Unido, Polonia y Suecia.

*Periodista y docente italiano

viernes, 30 de diciembre de 2011

Patos sin cabeza

Por:   Serge Halimi . http://www.monde-diplomatique.fr/2012/01/HALIMI/47161

Las cumbres de dirigentes europeos se suceden y se estrellan; la Casa Blanca y el Congreso luchan en vano. «Los mercados» lo han comprendido y tratan a los dirigentes como si fueran patos sin cabeza, simples juguetes de las fuerzas que ellos mismos parieron y ya no saben gestionar. Sin embargo al mismo tiempo –en Francia, Rusia, Estados Unidos y otros lugares- se organizan elecciones presidenciales que saturan el espacio cívico y mediático creando una sensación irreal de desconexión entre el dicho y el hecho. Porque aunque no esperemos mucho de los candidatos, o incluso nada en absoluto, al menos conocemos sus trayectorias, sus defectos, sus alianzas, su entorno, sus redes. Así, el interés de la población se dirige más fácilmente hacia Barack Obama y Newton Gingrich, Nicolás Sarkozy y Francois Hollande, que hacia los fondos especulativos y las instituciones crediticias. Pero, ¿a quiénes sirven los políticos?

Sarkozy, cuya política monetaria está a la sombra de los intereses de BNP Paribas (1), reprocha al Primer Ministro británico David Cameron que quiere convertir la City de Londres «una zona offshore en el corazón de Europa». Igual de indignado, el Ministro de Economía alemán Wolfgang Schäuble critica «la codicia sin límites, la búsqueda constante de beneficios cada vez más elevados en los mercados de capitales que tienen mucho que ver en la crisis bancaria y económica, y después en la de países enteros, a la cual nos enfrentamos desde 2008 (2)». Pero eso no impide en absoluto que Schäuble entregue a esa «codicia sin límites» a media docena de naciones europeas arruinadas y exangües. «Resultaría fatal suprimir totalmente los efectos disciplinarios del incremento de las tasas de interés –explicaba por otra parte Jens Weidman, presidente del Bundesbank, el Banco Central alemán-, cuando el crédito es más caro para los Estados, la tentación de pedir prestado disminuye fuertemente» (3). Y si los países más endeudados no aprenden a reprimir sus «tentaciones», si la recesión les impide recuperar el equilibrio financiero, si los «beneficios cada vez más elevados» de sus acreedores los estrangulan, la Unión Europea les echará una mano... infligiéndoles una multa. En cambio los bancos privados seguirán disponiendo de todos los créditos que pidan a cambio de casi nada. Así, podrán prestar a los Estados endeudados sacando un bonito beneficio. ¡Culpables a manos llenas!

Las dulzuras que se reservan para el capital no impiden su vituperio. Es incluso esa paradoja la que en adelante hará reconocible un período preelectoral. Así, el pasado 6 de diciembre en Kansas, el Presidente Obama advirtió a sus conciudadanos de que la movilidad social y la democracia están amenazadas en su país: «La desigualdad deforma nuestra democracia, concede un voto desproporcionado a los que pueden pagarse grupos de presión (…) Las ventajas fiscales benefician a los más ricos. Algunos multimillonarios disfrutan de una tasa tributaria ¡Del 1%!». Por otra parte, Obama señala que «el mercado nunca ha tenido licencia para tomar todo lo que pueda o todo lo que quiera», y que es necesario «reconstruir la clase media de este país».

Nadie cree que vaya a cumplir ese objetivo, ni que vaya a reducir la influencia del dinero en el sistema político ni que reforme el sistema tributario. No ha hecho nada en tres años y no tiene ninguna posibilidad de hacerlo en el caso de que resulte reelegido. En ese sentido Obama representa perfectamente en qué se ha convertido el sistema actual: una cáscara de nuez a la deriva sobre la que vocifera un capitán venido a menos mientras arrecia el temporal. Si en este año electoral no aparecen la voluntad política y los medios apropiados para arrebatar al mundo financiero el poder que posee, las próximas elecciones no servirán de nada.

Notas:
(1) Michel Pébereau, que acaba de ceder la dirección de BNP Paribas, ha intervenido varias veces en los últimos años para que la ayuda del gobierno francés al sector bancario y las propuestas de París relativas a la deuda soberana favorecieran a su banco, ampliamente expuesto en Grecia e Italia. Léase: «Michel Pébereau, le banquier dans les coulisses de l’Elysée», Le Monde, 2 de diciembre de 2011.

(2) Citado por Les Echos, París, 16-17 de diciembre de 2011.

(3) Citado por The New York Times, 14 de diciembre de 2011.

Traducido para Rebelión por Caty R.

martes, 27 de diciembre de 2011

La mujer y el sexo en la cultura occidental

EDUARDO PÉRSICO.* - http://www.surysur.net/?q=node/18657 

Desde el matriarcado en la historia primitiva, cuando la mujer fuera centro del clan y alrededor de ellas se formara cierta primaria organización social, al siguiente paso de predominio sexista y violento del hombre —esa instancia de dogmática cultura sagrada en que la mujer pierde casi todo derecho— ellas fueron erigidas en origen del pecado.

Y de ahí a los cánones modernizadores de la cultura occidental que confiriera a las mujeres derechos y equivalencias jurídicas similares al hombre, a veces muy retaceadas, pasó mucho tiempo. Y este siglo veintiuno no solamente exhibe multitudes con mujeres de rostros más o menos velados postergadas como personas, según acontece en regiones no muy exóticas del planeta, se suma el crecimiento del femicidio como crimen sexista y cotidiano.

Ese retorno tribal o réplica de la dominación machista sobre las hembras expresado con violencia, hoy por la acción de los grupos feministas recién conocemos más sobre los alarmantes crímenes de género en el mundo.

Con su documentado trabajo James O. Pellicer nos ilustra desde la Era Común, con la Venus Achelense —una deidad femenina adorada varios cientos de miles de años antes de la sociedad patriarcal  y dato inicial de la abstracción y el lenguaje primario de la especie humana— se demuestra una fértil tarea de investigación sobre épocas donde la mujer como expresión del poder cultural y religioso, no fuera considerada sierva del varón, señor y dueño de su cuerpo.

Ya en el Antiguo Testamento el concepto de ‘esposo’ sería Baal, dueño, propietario, y ese Dios semítico, Baal, se manifestaba entre varones y nunca en mujeres. Tan así que algunos vigentes axiomas hebreos mencionarían la bajeza del hombre es preferible a la virtud de la mujer; y cuando al recuperar Sodoma los hombres quisieron abusar de los huéspedes de Lot, este le ofrece a sus hijas que todavía no han estado con ningún hombre, pero no hagan nada a estos hombres que son mis invitados. Una frase que según Pellicer no evitó que Lot continuara siendo un respetable personaje bíblico, como igual nadie desaprobara al rey David, autor de los Salmos, por adueñarse de tantas mujeres y concubinas de Jerusalén al retornar de Hebrón.

La descalificación en la religión católica hacia la mujer en general no pareció preocupar a la feligresía femenina por ese papel secundario durante siglos, y recién en el Nuevo Testamento Jesucristo violó algunas reglas que especificaban la desigualdad de los sexos fijados por los esenios y los fariseos, y se mostró enseñando a las mujeres que lo seguían en una actitud inusual para la época.

Y si al incluir a María Magdalena, Susana y Juana en su círculo íntimo se erigió en un defensor de los derechos de la mujer, al prohibir al varón despedir sin causa a su esposa evitaría que una mujer pudiera ser condenada sin juicio previo. Pero claro, él era Jesucristo y el autor lo distingue de otros que hoy asombrarían a cualquier practicante del catolicismo:

La mujer debe portarse como Sara, obediente a su marido Abraham, a quien llama su Señor (San Pedro: I 3: 1-6).

Las casadas estén sujetas a sus maridos en todo porque el marido es la cabeza de la mujer (San Pablo, Efesios, 5:23-24), y luego el mismo Pablo dice:

La mujer aprenda en silencio con toda sumisión porque no le permito a la mujer enseñar ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Adán fue formado primero y después Eva, que se salvará engendrando hijos si permanece con modestia. (I Tim. 2:11-15).

Y siguen las firmas emitiendo opiniones tan machistas y descarriadas que casi sugieren una sonrisa los dichos de personalidades notorias de esa congregación religiosa, como la expresada por San Clemente de Alejandría, (150-215, Egipto):  La mujer debe llenarse de vergüenza por sólo pensar que es mujer, similar en intención con lo dicho por San Agustín, el más grande escritor y Padre de la Iglesia, cuando asegurara

La mujer no está creada a la imagen de Dios. Es siempre Eva, la tentadora, de la que debemos estar siempre prevenidos. No veo de qué utilidad puede ser la mujer para el varón si excluimos la función de tener hijos.

En cuanto el libro de Jaime Pellicer prosigue con muchísimas referencias similares, elegimos un renglón antológico dicho por San Pedro Damián, año 1007 al 1072: las mujeres, trampas de Satanás, basura del paraíso, veneno del espíritu, espada de las almas, fuentes de pecado, ocasión de corrupción, prostitutas, cortesanas, cerdos, una definición que acaso por tratarse de un hombre tan Santo al Damián no le fuera bien con las mujeres. Pero claro, tal vez por esas cosas…

El mismo Pellicer que considera igualmente respetable a toda religión y un asunto de absoluta incumbencia personal, entiende que algunas definiciones ‘sagradas’ en todas ellas no dejan de ser el mejor testigo de sus ideas en todo trabajo de investigación didáctica.

En síntesis, otro estudio más, consustanciado y fundamental, de un escritor que nos sorprende con sus aportes documentales y la amenidad inusual para desarrollarlas. Y nos incita a debatir sobre la mujer en la historia, esa cuestión que los sectores del Poder ocultaran durante siglos. Sencillamente dicho, hablamos de un libro magnífico y oportuno.

La mujer… cuenta con prólogo de María José Binetti. James O. Pellicer con varios doctorados obtenidos en Estados Unidos, publicó en Argentina en 1990 El Facundo, Significante y Significado, un texto sobre las ideas de Domingo F. Sarmiento.

* Escritor.

viernes, 23 de diciembre de 2011

La oligarquía financiera contra la democracia social europea

Michael Hudson - http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=4638 

La mejor manera de entender la crisis financiera de Europa consiste en observar las distintas propuestas de soluciones. Éstas parecen el sueño de cualquier banquero, una bolsa de regalos que pocos votantes estarían dispuestos a aprobar en un referéndum democrático. Los estrategas bancarios han aprendido a no arriesgarse a someter sus planes a voto democrático, después de que los islandeses rechazaran dos veces en 2010-11 aprobar la capitulación de su gobierno a pagar al Reino Unido y a Holanda a causa de las pérdidas propiciadas por los bancos islandeses deficientemente regulados que operaban en el extranjero. A falta de tal referéndum, las manifestaciones masivas se convirtieron en la única forma que los votantes griegos encontraron para hacer constar su oposición a los 50.000 millones de euros en privatizaciones demandadas por el Banco Central Europeo (BCE) en agosto de 2011.

El problema radica en que Grecia no dispone de líquido para cancelar sus deudas y pagar los cargos por interés. El BCE exige que se vendan los activos públicos (la tierra, el agua y los sistemas de alcantarillado, los puertos y otros activos de dominio público), y también que se realicen recortes en las pensiones y en otros pagos a la población. Es comprensible que el “99% más pobre” esté furioso al ser informado de que el estrato más rico de la población es el gran responsable de los recortes de presupuesto por su ambición acumulativa (sólo en fondos atesorados en bancos suizos se han registrado 45.000 millones de euros). La sola idea de que un asalariado común tenga que financiar las pensiones para compensar las evasiones de impuestos de los ricos (y la ausencia general de impuestos a la riqueza desde el régimen de la junta de coroneles) enfurece comprensiblemente a la población. Que la “troika” del BCE, UE y FMI dicte que no importa cuánto acumulen roben o evadan los ricos, el pago ha de cubrirlo la población en conjunto, no es un posicionamiento político neutro.

Llevar a cabo una política de impuestos democrática restablecería un sistema progresista de impuestos sobre ingresos y propiedades y fomentaría su recaudación, estableciendo penas para los evasores. Desde el siglo XIX, los reformistas demócratas han buscado liberar las economías del derroche, la corrupción y los “ingresos por rentas”. Pero la “troika” del BCE está imponiendo un impuesto regresivo (que sólo puede imponerse cediendo las decisiones políticas del gobierno a un grupo de “tecnócratas” no electos).

Llamar a los gestores de una política tan anti-democrática “tecnócratas” parece un eufemismo cínico con aires científicos con el que designar a los grupos de presión financieros o a los burócratas, a quienes se considera que poseen una visión lo suficientemente estrecha para actuar como necios útiles en nombre de sus espónsores. Su ideología es la misma filosofía de austeridad que impuso el FMI a los deudores del Tercer Mundo desde los años sesenta hasta los ochenta. Reivindicaban la estabilización del balance de pagos mientras introducían mercados libres; estos directivos vendieron sectores de exportación e infraestructuras básicas a los acreedores de crédito nacional. El efecto fue conducir economías regidas por la austeridad a cotas mayores de deuda (de la que se beneficiarían los banqueros y sus oligarquías nacionales).

Ésta es la rutina la que se somete en estos momentos las democracias sociales de la Eurozona. Bajo el pretexto político de la emergencia financiera, los salarios y estándares de vida se pretenden reducir considerablemente y el poder político transvasarse de gobiernos electos a tecnócratas que gobernarán en nombre de grandes bancos e instituciones financieras. Se pretende también privatizar el trabajo en el sector público (y eliminar los sindicatos, mientras la seguridad social, los planes de pensiones y la sanidad pública sufren graves detrimentos).

Este es el guión básico que siguen los ladrones empresarios cuando saquean los planes de pensiones de las empresas para pagar a sus patrocinadores financieros con compra apalancada con financiación ajena. También es la manera en que se privatizó la economía de la antigua Unión Soviética tras 1991, poniendo los activos públicos en manos de cleptócratas, los cuales trabajaron con los banqueros de inversión de occidente para convertir a Rusia y a otros valores de bolsa las queridas de los mercados financieros internacionales. Los impuestos sobre la propiedad disminuyeron cuantiosamente al tiempo que los impuestos fijos se gravaron sobre los salarios (un acumulativo del 59 por ciento en Letonia). La industria fue desmantelada al tiempo que el derecho sobre la tierra y los minerales fue transferido a extranjeros, las economías conducidas a la deuda mientras los trabajadores cualificados y no cualificados se veían obligados a emigrar para encontrar trabajo.

Mientras hacían creer que estaban comprometidos con la estabilidad de los precios y los mercados libres, los banqueros inflaron la burbuja inmobiliaria con créditos. Los ingresos por alquileres fueron capitalizados en préstamos bancarios y rentabilizados con intereses. Esto resultó enormemente beneficioso para los banqueros, pero dejó a los Balcanes y gran parte de Europa Central con una grandísima deuda y un capital social con números negativos en el 2008. Los neoliberales aplaudieron la caída vertiginosa de sus niveles salariales y la mengua de de su PIB como si de la historia de un éxito se tratase, puesto que estos países traspasaron la carga de los impuestos al empleo en vez de a la propiedad o las finanzas. Los gobiernos rescataron a los bancos a expensas del contribuidor.

Es un axioma que la solución a cualquier problema social serio tiende a crear problemas incluso mayores (¡no siempre intencionados!). Vista desde el posicionamiento estratégico del sector financiero, la “solución” a la crisis de la Eurozona consiste en revertir los objetivos de la Era Progresista de hace un siglo (lo que John Maynard Keynes generosamente acuñó como “eutanasia del rentista” en 1936). La idea era subordinar el sistema bancario al servicio de la economía y no al revés. En vez de ello, las finanzas se han convertido en la nueva forma bélica (menos ostensiblemente sangrienta, pero con los mismos objetivos que las invasiones vikingas hace miles de años y que las subsiguientes conquistas coloniales de Europa: apropiación de las tierras y sus recursos naturales, infraestructuras y cualquier otro activo que pueda proporcionar una vía de ingresos. Había que capitalizar y apreciar tales valores, por ejemplo, los que Guillermo I de Inglaterra recogió en su libro Domesday tras 1066, un modelo actual de cálculos al estilo BCE y FMI.

Esta apropiación del superávit económico para pagar a los banqueros se está poniendo los valores tradicionales de los europeos patas arriba. La imposición de austeridad económica, el desmantelamiento de los gastos sociales, la venta de activos públicos, la extinción de los sindicatos, la caída de los niveles de los salarios, los planes de pensiones y sanidad pública en detrimento en países sujetos a reglas democráticas, requiere convencer a los votantes de que no hay otra alternativa. Se reivindica que sin un sector bancario próspero (da igual cuán predador) la economía quebrará mientras las pérdidas bancarias por malos préstamos y especulaciones deterioran el sistema de pagos. Ninguna agencia reguladora puede ayudar, ninguna política de impuestos mejorada, nada excepto la cesión del control a los grupos de presión para que rescaten a los bancos que han perdido las demandas financieras que ellos mismos construyeron.

Lo que quieren los bancos es que se pague el superávit económico en forma de intereses, no que se emplee en la mejora de los estándares de vida, en gastos sociales o incluso en una inversión nueva del capital. La investigación y el desarrollo requieren demasiado tiempo. Las finanzas viven al día. Esta tendencia al corto plazo es contraproducente, y aun así se presenta como una ciencia. La alternativa, se dice a los votantes, es el camino a la servidumbre: interferir en el “mercado libre” mediante la regulación financiera e incluso unos impuestos progresistas

Hay una alternativa, por supuesto. Es lo que buscaron los escolásticos de la civilización europea del siglo XIII a través de la Ilustración y del florecimiento de la economía política clásica: una economía libre de ingresos por rentas, libre de intereses creados empleando privilegios especiales para la “extracción de renta”. En manos de los neoliberales, al contrario, un mercado libre es libre para que una clase rentista favorecida por los impuestos pueda extraer interés, renta económica y precios de monopolio.

Los intereses rentistas presentan su actividad como una “creación de riqueza” eficiente. Las escuelas de negocios enseñan a los privatizadores cómo disponer los préstamos bancarios y la financiación por bonos, prometiendo todo lo que puedan para que los servicios de infraestructura pública sean vendidos por los gobiernos. La idea es pagar estas rentas a los nacos y proveedores de bonos con interés, y después obtener una ganancia capital subiendo las cuotas de acceso a las carreteras o puertos, al agua y al uso del alcantarillado y a otros servicios básicos. Se dice a los gobiernos que las economías pueden dirigirse de forma más eficiente si se desmantelan los programas públicos y se venden los activos.

La diferencia entre el objetivo pretendido y los resultados reales nunca se ha escondido de forma tan hipócrita. Hacer pagos con interés libres de impuestos priva a los gobiernos de los ingresos por las cuotas de acceso a los usuarios, incrementando sus déficits presupuestarios. Además, en vez de promover la estabilidad de los precios (la ostensible prioridad del BCE), la privatización aumenta los precios por infraestructura, vivienda y otros costes vitales, y hacen así negocio creando pagos de intereses y otras inversiones financieras (y sueldos mucho mayores para los gestores). Por tanto no es más que una demanda ideológica refleja el que esta política sea más eficiente simplemente porque los privatizadores son los que otorgan los préstamos y no el gobierno.

No hay ninguna necesidad económica o tecnológica para que los gestores financieros de Europa impongan la depresión sobre la mayor parte de su población. Pero hay una gran oportunidad de ganancia para los bancos que han tomado el control de la política económica del BCE. Desde los años sesenta, la crisis de balance de pagos ha proporcionado oportunidades a los banqueros e inversores para tomar el control de las políticas fiscales (para traspasar la carga de los impuestos al sector laboral y desmantelar los gastos sociales en favor de la subvención a inversores extranjeros y del sector financiero. Obtienen ganancias de las políticas de austeridad que disminuyen los estándares de vida y constriñen los gastos sociales. Una crisis de deudas permite a la élite financiera nacional y a los bancos extranjeros endeudar al resto de la sociedad, utilizando su privilegio de crédito (o ahorros creados como resultado de políticas de impuestos menos progresistas) como palanca para hacerse con los activos y obligar a los ciudadanos a un estado de dependencia por sus deudas.

El tipo de guerra que está engullendo Europa va por tanto más allá de lo meramente económico. Está amenazando con convertirse en una línea divisoria histórica entre la época de esperanza y potencial tecnológico del pasado medio siglo y la nueva era de polarización al tiempo que una oligarquía financiera reemplaza a los gobiernos democráticos y convierte a los ciudadanos en esclavos de la deuda.

Para que una baza tan atrevida y una toma de poder tal tengan éxito, se necesita una crisis que suprima los procesos legislativos democráticos y políticos que normalmente se opondrían. El pánico político y el caos crean un vacío en el que los ladrones se mueven con soltura, utilizando la retórica del engaño financiero y de las economías basura que racionan soluciones interesadas mediante una falsa visión de la historia de la economía (y en el caso del BCE, de la historia alemana en particular).

Con un banco central bloqueado por su éxito, los gobiernos no necesitan pedir préstamos a banqueros comerciales u otro tipo de prestamistas. Desde que el Banco de Inglaterra fuera fundado en 1694, los bancos centrales han estado imprimiendo billetes para financiar los gastos públicos. Los banqueros también crean crédito de forma libre (como cuando hacen un préstamo a crédito de las cuentas de sus clientes, a cambio de un interés prometedor).

Hoy, estos banqueros pueden tomar préstamos de las reservas del banco central gubernamental a intereses anuales verdaderamente bajos (0.25% en los E.E.U.U.) y prestarlo con intereses mucho más altos. Así los bancos se congratulan de ver que los bancos centrales gubernamentales crean crédito para prestarles. Pero cuando les toca el turno a los gobiernos a la hora de crear dinero para financiar sus propios déficits presupuestarios y emplearlo en el resto de la economía, los bancos prefieren que se reserve tal mercado y sus intereses para ellos mismos.

Los bancos comerciales europeos son inflexibles en cuanto a que el Banco Central Europeo no debería financiar los déficits presupuestarios de los gobiernos. Pero la creación de crédito privado no es necesariamente menos inflacionaria que el hecho de que los gobiernos conviertan sus déficits en moneda (simplemente imprimiendo el dinero que necesitan). La mayoría de los créditos de los bancos comerciales se hacen en contra de los bienes inmuebles, las reservas y los bonos (proporcionando crédito que se emplea en subir los precios de las casas, y los precios de las seguridades financieras, como en los créditos para las compras apalancadas con financiación ajena).

Principalmente es el gobierno quien gasta crédito en la economía “real”, hasta el punto que los déficits presupuestarios públicos se destinan al empleo o a bienes y servicios. Si los gobiernos evitan pagar intereses haciendo que sus bancos centrales impriman dinero con sus propios ordenadores en vez de pedir prestado a los bancos que hacen exactamente lo mismo con sus ordenadores (Abraham Lincoln simplemente imprimió dinero cuando financió la Guerra Civil estadounidense con “billetes verdes”).

A los bancos les gustaría emplear su privilegio de crear crédito para obtener interés de sus préstamos a los gobiernos para que financien sus déficits presupuestarios públicos. Por tanto les interesa limitar la “opción pública” de los gobiernos de monetizar sus déficits presupuestarios. Para asegurarse un monopolio con este privilegio, han organizado una amplia difamación de los gastos gubernamentales y, de hecho, de la autoridad gubernamental en general (la cual resulta que es la única autoridad con poder suficiente para controlar su poder o proporcionar una opción financiera pública alternativa, como hacen las oficinas de correos en Japón, Rusia y otros países). Esta competición entre bancos y gobiernos explica las falsas acusaciones acerca de que la creación de crédito gubernamental es más inflacionaria que si la asumen los bancos comerciales.

La realidad es clara si se comparan las formas en que los E.E.U.U., el reino Unido y Europa manejan sus finanzas públicas. La tesorería de los Estados Unidos es de lejos el mayor deudor del mundo y sus bancos más importantes parece que están en números rojos, sujeto a sus inversores y a otras instituciones financieras por sumas mayores de lo que puede cubrir su carpeta de préstamos, inversiones y sus distintos juegos financieros. Así, mientras la confusión financiera aumenta, los inversores institucionales depositan su dinero en los bonos del tesoro estadounidense (tanto que estos bonos ahora rinden menos del 1%). Por otro lado, un cuarto de los bienes inmobiliarios de los E.E.U.U. sufren un balance negativo, y los estados norteamericanos y sus ciudades se enfrentan a la insolvencia, obligados a reducir sus gastos. Las grandes empresas están dirigiéndose a la bancarrota, los planes de pensiones están cayendo cada vez más en impagos, y aun así la economía estadounidense sigue siendo un imán para los ahorros de todo el mundo.

La economía del reino Unido también parece asombrosa y su gobierno paga tan solo un 2% de interés. Los gobiernos europeos están pagando más de un 7%. El motivo de esta disparidad es que no disponen de una “opción pública” a la hora de crear dinero. Lo que hace a los Estados Unidos y al Reino Unido diferentes de Europa es que tienen un Banco de Reserva Federal o un Banco de Inglaterra que pueden imprimir dinero para pagar los intereses o reinvertir las deudas existentes. Nadie espera de estas dos naciones que se vean forzadas a vender sus terrenos públicos y otros activos para incrementar el dinero con que pagar (aunque lo puedan hacer como opción política). Dado que la Tesorería de los E.E.U.U. y la Reserva Federal pueden crear dinero, se sigue que mientras que las deudas de los gobiernos se designan en dólares, pueden imprimir los suficientes pagarés en sus ordenadores para que el único riesgo que asuman los poseedores de bonos del tesoro sea la tasa de cambio de dólar con otras modernas.

Al contrario, la Eurozona tiene un banco central, pero el artículo 123 del tratado de Lisboa prohíbe que el BCE haga aquello para lo que los bancos centrales fueron creados: crear dinero para financiar los déficits presupuestarios o satisfacer sus deudas venciéndolas. Los historiadores del futuro sin duda alguna encontrarán notable el hecho de que verdaderamente tras esta política hay algo de razón (o por lo menos la pretensión de un tema de primera plana). Es tan endeble que cualquier estudiante de historia podría adivinar la distorsión que sufre. La reivindicación consiste en que si un banco central crea crédito, amenaza la estabilidad de los precios. Sólo el gasto gubernamental se juzga inflacionario, ¡no el crédito privado!

La administración Clinton equilibró el presupuesto estadounidense a finales de los años noventa, cuando la economía de burbuja estaba aún explotando. Por otro lado, la Reserva Federal y la Tesorería anegaron la economía con 13 billones de dólares en crédito para el crédito del sistema bancario después de septiembre de 2008, y 0,8 billones más el pasado verano bajo el programa Flexibilización Cuantitativa de la Reserva Federal (QE2). Aun así los precios al consumidor y de las materias primas no han subido. Ni siquiera los precios del sector inmobiliario y del mercado bursátil están pujando más alto. Por tanto la idea de que inyectar más dinero incrementará los precios (MV=PT) no es operativa hoy en día.

Los bancos comerciales crean la deuda. Ése es su producto. Este apalancamiento de deuda fue utilizado durante más de una década para incrementar los precios (haciendo de los inmuebles y el consumo una pensión de jubilación más cara para los norteamericanos), pero la economía de hoy está sufriendo una deflación de la deuda en forma de ingresos personales, el comercio y las rentas de los impuestos se desvían para pagar la deuda de los servicios en vez de gastarlos en bienes o en puestos de trabajo o incluso invertirlos.

Mucho más impactante es la farsa sobre la historia de Alemania que se repite una y otra vez, como si la repetición evitara que los ciudadanos recordaran lo que realmente pasó en el siglo XX. Escuchar a los directivos del BCE contar la historia, sería muy irresponsable por parte de un banco central prestar al gobierno, a causa del peligro de hiperinflación. La memoria evoca la inflación de Weimar en la Alemania de los años veinte. Pero si uno se detiene a examinarlo, ocurre lo que los psiquiatras denominan un recuerdo implantado (condición en que el paciente está convencido de que ha sufrido un trauma, pero éste no ha ocurrido en la realidad).

Lo que ocurrió en 1921 no fue un caso de gobiernos que reciben préstamos de los bancos centrales para financiar gastos domésticos tales como programas sociales, pensiones o sanidad pública, como ocurre hoy. Más bien, la obligación de Alemania de pagar las indemnizaciones condujo al Reichsbank a inundar los mercados bursátiles extranjeros con marcos alemanes para obtener líquido con que comprar libras esterlinas, marcos franceses y otras monedas para pagar a los aliados (quienes utilizaron el dinero para pagar las deudas por compra de armas a sus inter-aliados de los Estados Unidos). La hiperinflación nacional contuvo su obligación de pagar indemnizaciones con moneda extranjera. Ninguna cantidad fijada en impuestos domésticos habría sido capaz de cubrir la cantidad en moneda extranjera que debían pagar.

En los años 30 esto era un fenómeno que se entendía bien, explicado por Keynes y otros economistas que analizaban los límites estructurales de la capacidad de pagar la deuda extranjera impuesta sin tener en cuenta la capacidad de pagar los presupuestos en moneda nacional. Desde el estudio de Salomon Flink El Reichsbank y la Economía en Alemania (1931) hasta otros estudios sobre las hiperinflaciones chilena y de otras partes del Tercer Mundo, los economistas han encontrado una causalidad común operante, basada en el balance de pagos. Primero aparece una caída en el tipo de cambio. Esto incrementa el precio de las importaciones, y consecuentemente el nivel de los precios nacionales. La secuencia estadística y la línea de causalidades llevan de los déficits en balance de pagos hasta la amortización de los costes de importaciones cada vez más altos, y de estos incrementos en los precios hasta la inyección de dinero, y no al revés.

Los partidarios del mercado libre que escriben en la tradición monetarista de Chicago (básicamente, la de David Ricardo) deja las dimensiones de las deudas nacionales y extranjeras fuera de cuenta. Parece como si el “dinero” y el “crédito” fueran activos a trocar por bienes. Pero poseer una cuenta bancaria o cualquier otra forma de crédito significa deuda al otro lado del balance general. La deuda de unos es el ahorro de otros (y la mayoría de los ahorros de hoy se prestan con intereses, absorbiendo el dinero de los sectores no financieros de la economía). La discusión se reduce de forma simplista a una relación entre el suministro de dinero y el nivel de precios (y de hecho, sólo los precios a los consumidores, no los precios de los activos). En su codicia por oponerse al gasto gubernamental (y por desmantelar los gobiernos y reemplazarlos con estrategas financieros) los monetaristas neoliberales ignoran la deuda impuesta desde Letonia e Islandia hasta Irlanda y Grecia, Italia, España y Portugal.

Si el euro quiebra, será a causa de la obligación de los gobiernos de pagar a los banqueros con un dinero que deben pedir prestado primero, en vez de crear el suyo propio a través de sus bancos centrales. A diferencia de los Estados Unidos y Gran Bretaña, quienes pueden crear crédito del banco central con sus propios ordenadores para evitar que la economía se agoste o se vuelva insolvente, la constitución alemana y el tratado de Lisboa no se lo permiten a su banco central.

El efecto consiste en obligar a los gobiernos a tomar dinero prestado de los bancos comerciales con intereses. Esto proporciona a los banqueros la capacidad de crear crisis (amenazando con llevar las economías fuera de la Eurozona si no se someten a sus “condiciones”, impuestas en lo que se está volviendo una nueva guerra de clases entre las finanzas y el trabajo.

Incapacitar al Banco Central de Europa para privar a los Estados del poder de crear dinero

Una de las tres características definitorias de un estado-nación es su capacidad para crear dinero. Una segunda característica es el poder de recaudar impuestos. Ambos poderes están siendo transferidos fuera del alcance de los representantes electos del sector financiero, como resultado de esta inmovilización del gobierno.

La tercera característica de un estado-nación es el poder de declarar la guerra. Lo que está ocurriendo hoy es el equivalente de la guerra (¡pero contra el poder del gobierno!). Está por encima de cualquier forma de guerra financiera (y los objetivos de esta apropiación financiera son los mismos que los de las conquistas militares): primero, las riquezas de la tierra y el subsuelo sobre las que recaudar rentas como tributo; segundo, infraestructura pública para extraer rentas en forma de cuotas de acceso; y tercero, cualquier otra empresa o activo en el dominio público.

En esta nueva guerra financiera, los gobiernos están siendo llevados a actuar como agentes del orden que actúan en nombre de los conquistadores financieros en contra de sus propios ciudadanos. Esto no es nada nuevo. Ya hemos visto cómo el FMI y el Banco Mundial imponían austeridad en las dictaduras latinoamericanas, en los cacicazgos militares africanos y en otras oligarquías desde los años sesenta hasta los ochenta. Irlanda y Grecia, España y Portugal están siendo llevados a las mismas políticas públicas de liquidación de activos, y todo en manos de agencias financieras supra-gubernamentales que actúan en nombre de los banqueros (y por tanto en nombre del 1% de la población).

Cuando no se puede pagar o vencer las deudas, llega el tiempo de ejecución hipotecaria. Para los gobiernos esto implica la privatización de las ventas para pagar a los acreedores. Además de ser una apropiación de la propiedad, la privatización tiene por objetivo reemplazar el trabajo en el sector público por una fuerza de trabajo sin sindicatos que la respalde con menos derechos de pensión, sanidad pública o voz sobre las condiciones de trabajo. La antigua guerra de clases vuelve a la carga (con un rizo financiero). Al agostar la economía, la deflación de la deuda ayuda a amputar el poder de resistencia de los trabajadores.

También otorga a los acreedores el control sobre la política fiscal. En ausencia de un Parlamento paneuropeo con poder para imponer las reglas del sistema de impuestos, la política fiscal pasa a manos del BCE. Al actuar en nombre de los bancos, el BCE parece favorecer la regresión del camino que llevaba el siglo XX hacia los impuestos progresistas. Además, como han dejado claro los grupos de presión financieros de los E.E.U.U., las demandas de los acreedores se dirigen a que los gobiernos re-clasifiquen las obligaciones públicas como “cuotas de usuario”, que se financien mediante retenciones sobre los salarios destinadas a ser administradas por los bancos. Traspasar la carga de impuestos de los bienes inmuebles y las finanzas al trabajo y la economía “real” significa una amenaza de volverse una apropiación fiscal por encima de la apropiación de la privatización.

Esta es una política de corto plazo autodestructiva. La ironía radica en que las déficits presupuestarios de los PIIGS provienen de las propiedades sin impuestos, y un cambio mayor en el sistema de impuestos puede empeorar la situación en vez de estabilizar los presupuestos gubernamentales. Aun así los banqueros buscan sólo aquello que pueden ganar a corto plazo. Saben que toda renta por recaudación de impuestos que se desvíe de los bienes inmuebles y los negocios es una promesa de interés para los bancos. Así a la economía griega, como a otras economías oligárquicas, se les aconseja pagar sus deudas recortando los gastos gubernamentales (pero no el gasto militar en armas provenientes de Alemania y Francia) y traspasando los impuestos al sector laboral y la industria, y a los consumidores en forma de mayores cuotas de acceso a los servicios públicos que aún no se han privatizado.

En Gran Bretaña, el primer ministro Cameron afirma que achicar aún más el gobierno bajo las directrices Thatcher-Blair otorgará más trabajo y recursos al servicio de las empresas privadas para crear puestos de trabajo. Los recortes fiscales aumentarán de hecho el desempleo, o por lo menos obligarán a aceptar trabajos peor pagados con menos derechos. Por otro lado, recortar los gastos sociales menguará el sector empresarial y agudizará por tanto los problemas fiscales y de deuda al empujar a las economías hacia la recesión.

Si los gobiernos recortan su gasto para reducir el tamaño de sus déficits presupuestarios (o si aumentan los impuestos, llevando a un superávit), entonces estos superávits absorberán el dinero de la economía, dejando menos para gastar en bienes y servicios. El resultado no puede ser otro que el desempleo, mayores deudas y bancarrotas. Debemos observar a Islandia y a Letonia como si fueran los canarios de esta mina financiera. Su reciente experiencia muestra que la deflación de la deuda lleva a la emigración, acortando las esperanzas de vida, tasas de nacimiento menores y menos matrimonios (pero proporciona grandes oportunidades para que los buitres de los fondos engullan el tuétano de la riqueza hasta los confines de la pirámide financiera).

La crisis económica de hoy es una cuestión de elección política, no una necesidad. Como dijo el jefe del equipo de la administración Obama Rahm Emanuel: “Una crisis es una oportunidad demasiado buena para dejarla pasar”. En tales casos la explicación más lógica es que alguien debe estar beneficiándose. Las depresiones aumentan el desempleo, ayudando a quebrar el poder de los empleos con o sin sindicatos que los respalden. Los E.E.U.U. se ven como un presupuesto estatal y local a exprimir (pues ya se anuncian las bancarrotas), y los primeros recortes serán en la esfera de las pensiones. Las altas finanzas sacan sus beneficios (al no beneficiar a la población trabajadora con los ahorros y las promesas hechas).

El pez grande se come al chico

Esta parece ser la idea que tiene el sector financiero de una buena planificación económica. En verdad es peor que un plan de suma-cero, en el que la ganancia de una parte es la pérdida de la otra. Las economías en conjunto menguarán (y cambiarán su forma, polarizándose entre acreedores y deudores). La democracia económica allanará el camino a las oligarquías financieras, revirtiendo la tendencia de los últimos siglos.

¿Está Europa preparada para dar este paso? ¿Reconocen sus votantes que privar a los gobiernos de su opción pública de crear dinero otorgará tal privilegio a los bancos en forma de monopolio? ¿Cuántos observadores han previsto el inevitable resultado: traspasar la planificación de la economía y la localización de los créditos a los bancos?

Aunque los gobiernos proporcionen una “opción pública”, la de crear su propio dinero para financiar sus déficits presupuestarios y proveer a la economía de crédito productivo para reconstruir las infraestructuras, sigue existiendo un problema: deshacerse de la inversión en deuda existente supone un lastre en la economía. Los banqueros y los políticos que respaldan se niegan a reducir las deudas y mostrar así la capacidad de pago. Los legisladores no han dispuesto una sociedad con un proceso legal para reducir las deudas (excepto la ley de acción pauliana de Nueva York, la cual permite anular las deudas si los prestamistas otorgan préstamos sin asegurarse primero que el deudor podrá pagarles).

Los banqueros no quieren asumir la responsabilidad de los malos préstamos. Esto plantea el problema financiero de qué deben hacer los que diseñan las políticas cuando los bancos han sido tan irresponsables al localizar sus créditos. Sin embargo alguien tiene que asumir la pérdida. ¿Debe ser la sociedad en su conjunto o los banqueros?

No es un problema que los banqueros puedan resolver. Ellos quieren pasar el problema a los gobiernos. Lo que llaman “solución” al problema de la mala deuda consiste en que los gobiernos les den bonos buenos para malos préstamos (“dinero por basura”), y que lo paguen los contribuyentes. Han diseñado un aumento desproporcionado de bienes para ellos mismos, y ahora quieren llevarse el dinero y salir corriendo. La deuda que los deudores no pueden pagar será esparcida por toda la economía en conjunto.

¿Por qué deben ellos resarcirse de los daños a costa de agostar el resto de la economía? Su respuesta es que las deudas se deben a los fondos de pensiones de los trabajadores, a los consumidores con depósitos en bancos, y que todo el sistema se vendrá abajo si los gobiernos no pagan sus bonos. Si se les presiona, los banqueros admiten que han sacado los seguros de riesgo (obligaciones de deuda colateralizadas y otras coberturas de riesgos). Sin embargo los aseguradores son bancos estadounidenses y el gobierno norteamericano está presionando a Europa para que no hiera su sistema bancario. Así que el embrollo de la deuda se ha politizado a nivel internacional

Para los banqueros, la línea de menor resistencia consiste en fomentar la ilusión de que no tienen la necesidad de aceptar moras para las deudas demasiado altas que ellos han propiciado. Los acreedores siempre insistirán en que puede mantenerse la inversión de deuda.

El motivo de que esto no funcione radica en que tratar de recaudar una deuda de la magnitud actual dañaría gravemente la economía “real” subyacente, haciendo incluso menos accesible su pago. Lo que empezó como un problema financiero (malas deudas) se convertirá ahora en un problema fiscal (malos impuestos). Los impuestos son el coste de hacer negocio, así como pagar el servicio de la deuda es también un coste. Ambos costes deben reflejarse en los precios de los productos. Cuando los contribuyentes están sobrecargados con impuestos y deudas, tienen menos capital disponible para gastar en consumo. Así los mercados menguan, poniendo más presión en la rentabilidad de las empresas nacionales. La combinación hace que cualquier país que siga tal política se convierta en un productor de coste y por tanto menos competitivo en el mercado global.

Este tipo de planificación financiera (y su traspaso paralelo de impuestos fiscales) conduce hacia la industrialización. La creación de dinero de curso legal intergubernamental por el BCE o el FMI deja las deudas listas, al tiempo que preserva el control de la riqueza y la economía de las manos del sector financiero. Los bancos pueden recibir pagos de deudas a través de las propiedades con hipotecas excesivas, sólo si reducen las obligaciones de las pensiones, de la sanidad y los salarios de sus empleados (o pagos de impuestos a los gobiernos). En la práctica, las “deudas honoríficas” significan nada más que deflación de deuda y mengua general de la economía.

Este el plan de mercado de los financieros. Sin embargo, dejar la política de impuestos en manos de los banqueros acaba siendo lo opuesto a la temática general de la economía de mercado libre de los últimos siglos. El objetivo clásico era minimizar la inversión de deuda, cobrar impuestos de las rentas por los recursos naturales y mantener los precios de monopolio en línea con los costes actuales de producción (“valor”). Los banqueros han prestado cada vez más en contra de los mismos ingresos que los economistas del mercado libre creían que debía ser la base impositiva natural.

Así que algo hay que ceder. ¿Será la filosofía de la economía liberal de mercado libre de los últimos siglos, renunciando a planificar el superávit económico para los banqueros? ¿O reafirmará la sociedad la filosofía económica clásica y los valores de la Era Progresista, y reafirmará el diseño social de los mercados financieros para fomentar un crecimiento a largo plazo reduciendo al mínimo los costes de vida?

Por lo menos en los países más endeudados, los votantes europeos están despertando al golpe de estado oligárquico en el que los impuestos y la planificación presupuestaria de los gobiernos y el control están siendo transferidos a las manos de ejecutivos designados por el cartel de los banqueros internacionales. Este resultado es el contrario de lo que han perseguido las economías de libre mercado de los últimos siglos.

Michael Hudson es ex economista de Wall Street especializado en balanza de pagos y bienes inmobiliarios en el Chase Manhattan Bank (ahora JPMorgan Chase & Co.), Arthur Anderson y después en el Hudson Institute. En 1990 colaboró en el establecimiento del primer fondo soberano de deuda del mundo para Scudder Stevens & Clark. El Dr. Hudson fue asesor económico en jefe de Dennis Kucinich en la reciente campaña primaria presidencial demócrata y ha asesorado a los gobiernos de los EEUU, Canadá, México y Letonia, así como al Instituto de Naciones Unidas para la Formación y la Investigación. Distinguido profesor investigador en la Universidad de Missouri de la ciudad de Kansas, es autor de numerosos libros, entre ellos Super Imperialism: The Economic Strategy of American Empire.

Traducción para www.sinpermiso.info: Vicente Abella